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Estudiante: Edwin Arango Espinal

Curso: Pensamiento administrativo contemporáneo


Docente: Rogelio Mendoza Molina
Fecha:22 de abril de 2019

Control de Lectura Sección 1

El presente informe pretende esquematizar las ideas principales de dos (s) autores: i-
Alexander, Jeffrey. 1990 La centralidad de los clásicos, y ii- Gergen, Kenneth. 1996 (1994)
Realidades y relaciones. Aproximaciones a la construcción social. Con el propósito de tener
herramientas de comprensión y discernimiento en la ciencia social, el conocimiento y el giro
posmoderno en el campo de la administración que se ha generado en los últimos dos siglos.

A. IDEAS DE ALEXANDER, JEFFREY

El sociólogo y pensador Jeffrey C. Alexander de origen norteamericana, en el texto


“Centralidad de los clásicos”, sostiene la idea que los clásicos “ocupan un lugar central en
la ciencia social contemporánea” (Alexander, 1990, pág. 1), y para esto hace una
comparación interesante, tomando como referencia una aparente diferencia, casi
dogmática, entre las ciencias naturales y las ciencias sociales de construir conocimiento,
en donde la primera se ha caracterizado por el aparente empirismo y la segunda por el
reconocimiento histórico de clásicos. Pero ¿qué es un clásico?, el autor los define “…
productos de la investigación a los que se les concede un rango privilegiado fente a las
investigaciones contemporáneas del mismo campo.” (pág. 1), es decir que es un
reconocimiento social, sin que esto conlleve a que la teoría u aporte científico haya sido
demostrado.

Luego de explicar el concepto de clásicos, continua con la critica empirista a la centralidad


de estos, tomando como referencia la explicación que realiza Merton quien describe bajo
dos (2) hipótesis la relación entre ciencia natural y ciencia social “El primero es que la
ausencia de textos clásicos en la ciencia natural indica el status puramente empírico de
estas; el segundo es que la ciencia natural y la ciencia social son básicamente idénticas”
(Alexander, 1990, pág. 2). , esta base la toma para sostener que ninguno de estos
supuestos son ciertos.

Exponiendo cuatro (4) postulados en las ciencias sociales:


“El primero es que existe una ruptura epistemológica radical entre las observaciones
empíricas, que se consideran específicas y concretas, y las proposiciones no
empíricas, que se consideran generales y abstractas. El segundo postulado puede
sostenerse solo porque se da por sentado que existe esta ruptura: las cuestiones
más generales y abstractas -filosóficas o metafísicas- no tienen una importancia
fundamental para la práctica de una disciplina de orientación empírica. En tercer
lugar, las cuestiones de índole general, abstracta y teorética solo pueden ser
evaluadas en relación con observaciones empíricas. Esto indica que, siempre que
sea posible, la teoría ha de ser formulada de forma proposicional y que, además, los
conflictos teóricos se deciden a través de contrastaciones empíricas y experimentos
cruciales. Finalmente, como estos tres primeros postulados no constituyen una base
para el debate científico estructurado, el cuarto señala que el desarrollo científico es
«progresivo», es decir, lineal y acumulativo. Se supone, por tanto, que la
diferenciación de un campo científico es el producto de la especialización en
diferentes dominios científicos y no el resultado de un debate no empírico
generalizado acerca de cómo explicar el mismo dominio empírico.” (pág. 5)

El autor muestra como una visión post positivista de las ciencias naturales han rehabilitados
los aspectos teóricos en estas:
“1) Los datos empíricos de la ciencia están inspirados por la teoría. La distinción
teoría/hechos no es epistemológica ni ontológica, es decir, no es una distinción entre
naturaleza y pensamiento. Es una distinción analítica. Como escribió Lakatos (por
ejemplo, 1969, p. 156 ), describir ciertas proposiciones como observaciones es una
forma de hablar, no una referencia ontológica. La distinción analítica se refiere a
observaciones inspiradas por aquellas teorías que consideramos que poseen mayor
certeza.
2) Los compromisos científicos no se basan únicamente en la evidencia empírica.
Como demuestra de forma convincente Polanyi (p. ej., 1958, p. 92), el rechazar por
principio la evidencia es el fundamento en el que descansa la continuidad de la
ciencia.
3) La elaboración general, teórica, es normalmente horizontal y dogmática y no
escéptica y progresiva. Cuanto más general es la proposición menos se cumple el
teorema de la falsación popperiano. La formulación teórica no sigue, como pretende
Popper, la ley de la «más encarnizada lucha por la supervivencia» {1959, p. 42). Al
contrario: cuando una posición teórica general se confronta con pruebas empíricas
contradictorias que no pueden ignorarse, procede a desarrollar hipótesis ad hoc y
categorías residuales (Lakatos: 1969, pp. 168-76). De esta manera, es posible
«explicar» nuevos fenómenos sin renunciar a las formulaciones generales.
4) Sólo se dan cambios fundamentales en las creencias científicas cuando los
cambios empíricos van acompañados de la disponibilidad de alternativas teóricas
convincentes. Como estos cambios teóricos con frecuencia son cambios de fondo,
no son tan visibles para quienes están inmersos en el trabajo científico. Esto explica
por qué parece que los datos empíricos se obtienen por inducción, en vez de ser
construidos analíticamente. Pero como observa Holton, el enfrentamiento entre
compromisos teóricos generales «es uno de los más poderosos catalizadores de la
investigación empírica», y debe considerarse que este es uno de los «componentes
esenciales de las transformaciones fundamentales de las ciencias naturales» {1973,
pp. 26, 190)” (págs. 6-7).

Esto con el fin de demostrar que los postulados de Merton, habían cambiado en el desarrollo
del conocimiento en ambas categorías, naturales y sociales.

El autor, después de esta explicación relacional entre ciencia natural y social, y realizando
una critica a Merton, trata de dar respuesta a una pregunta, ¿por qué las ciencias naturales
no tienen clásicos?, a la cual el autor justifica el desarrollo científico de esta ciencia por
medio de modelamientos que fueron construidos por un postulado clásico, “pues
denominamos científica a una información si y solo si puede obtenerse un consenso
espontáneo y permanente respecto a su validez” (pág. 8)
Jeffrey continua su argumentación de la centralidad de los clásicos, defendiendo a los
clásicos en el desarrollo científico social post positivista,
“Según creo, es posible obtener auténtico conocimiento acumulativo acerca del mundo
desde el interior de puntos de vista diferentes y rivales, e incluso sostener leyes de
subsunción relativamente predictivas desde el interior de orientaciones generales que
difieren en aspectos sustanciales. Lo que estoy sugiriendo, sin embargo, es que las
condiciones de la ciencia social hacen altamente improbable el acuerdo consistente
acerca de la naturaleza exacta del conocimiento, y, con mayor motivo, el acuerdo sobre
leyes subsuntivas explicativas. En la ciencia social, por consiguiente, los debates sobre
la verdad científica no se refieren únicamente al nivel empírico. Estos debates están
presentes en toda la gama de compromisos no empíricos que mantienen puntos de vista
rivales” (pág. 9).

Sin embargo, el autor es consiente que en la ciencia social, los clásicos son visto como
verdades absolutas e irrefutables afirmando que: “Así, lamentando que «una parte excesiva
de la teoría social consiste en historia de las ideas y en el culto generalizado a figuras como
en el culto generalizado a figuras como las de Marx, Weber [y] Durkheim», Turner defiende
la idea de «trabajar en la teoría en tanto que actividad opuesta al... ofrecer un análisis
metateórico más de los maestros teóricos anteriores»” (pág. 12), entonces bien Alexander,
hace un recorrido en una serie de teorías clásicas que han perdido su claridad en el
desarrollo empírico pero que son aceptados como realidades absolutas. cuestionando la
perdida de análisis en la aplicación de estas.

El autor entonces, se basa en Dilthey para afirmar que el desarrollo de la ciencia social no
puede ser mediante la imitación, como una forma de resolver los problemas empíricos sino
que se debe tener en cuenta que el estudio social tiene como punto de partida la vida
humana y como rasgo estructural básico de los estudios humanísticos, la experiencia,
comprensión y conocimiento de la vida (pág. 17). El científico debe tener la capacidad para
experimentar, comprender y conocer, y para ello el autor sugiere tres (3) características 1.
La interpretación de estados mentales 2. La recostrucción del mundo empírico y 3. La
formulación de valoraciones morales e ideológicas.

El autor describe la paradoja que generan los científicos sociales por pensar que existe una
ruptura entre la argumentación teórica histórica y sistemática, esta la llama la “ingenuidad
fenomenológica” (pág. 20). Y concluye que
“los científicos sociales tienen, por definición, que adoptar respecto a sus clásicos lo
que Husser (p. ej., 1977) denominaba «actitud ingenua». Inmersos en fórmulas clásicas
y disciplinados por lo que ellos consideran su herencia intelectual, los científicos
sociales no pueden entender que son ellos mismos, a través de sus intereses e
intenciones teóricos, quienes convierten los textos en clásicos y otorgan a cada texto
clásico su significado contemporáneo. Al lamentar que el «concepto de historia de la
teoría» que impregna la ciencia social «no es, de hecho, ni historia ni sistemática, sino
un híbrido escasamente elaborado» , Merton, él mismo empirista, no ha sido -una vez
más- lo suficientemente empírico. Este híbrido, que durante tanto tiempo le ha resultado
esencial a la ciencia social, tiene por fuerza que estar escasamente elaborado”. (pág.
22)
Por ultimo, Jeffrey concluye explicando la relación del humanismo y los clásicos, pero
bajo el postulado de que es errónea la crítica historicista de Merton

“Defender enérgicamente la centralidad de los clásicos supone mantener que existe


una relación inextricable entre los intereses teóricos contemporáneos y las
investigaciones sobre el significado de los textos históricos. En la primera parte de
este ensayo he defendido esta posición en la esfera de la teoría sociológica. En la
sección precedente he intentado justificar esa afirmación examinando cómo se
desarrollan realmente las discusiones sociológicas sobre los clásicos. Concluyendo,
intentaré justificar esta afirmación frente las críticas a la centralidad de los clásicos
surgidas desde las propias disciplinas humanísticas” (pág. 33).

Para esto toma como referencia a Skinner y hace un análisis de la retorica en la socio -
disciplina, argumentando de que el conocimiento se forma desde el contexto, entre
tensiones a. singular o infinito, b. Transparente u opaca c. Explícitos vs multivalentes. (págs.
34-37)

B. IDEAS DE GERGEN, KENNETH

El psicólogo estadounidense Kenneth J. Gergen, en el texto “Realidades y relaciones.


Aproximaciones a la construcción social” de 1996, en su obra pretende realizar una
descripción de la manera en que se construye el conocimiento, desde el sujeto individual
a la construcción comunitaria.

En el capitulo I, describe que si bien, se tiene la percepción que el conocimiento se forma


de manera individual, el autor inicia con el supuesto de que esto no necesariamente es
así, de hecho lo describe como el punto muerto del conocimiento individual (Gergen,
1996, pág. 22). Y realiza una critica argumentando la construcción de conocimiento desde
dos vertientes occidentales – el empirismo y el racionalismo – y desde dos vertientes
orientales – el budista y el sintoísta – que son similares en su filosofía, pero que en los
posibles contrastes anacrónicos, nunca se encontrara un puramente empirista - budista, o
un puramente racionalista – sintoísta por el contrario, tienen un punto de encuentro y es
que piensan que el conocimiento se produce desde el individuo, cuando la sociedad
determina el proceso (págs. 27 -28)

Ahora bien, el conocimiento socialmente construido tiene inmerso al científico, el cual


debe de lograr una observancia fuera del estadio social, ¿cómo el científico puede
observar diferente?, el autor describe que es gracias a tres elementos: 1. Teoría. conjunto
de conocimientos o concepto –2. Creencias. según naturaleza o conocimiento. supuestos
y creencias. 3. Procedimientos prácticos - Supuestos prácticos y metodológicos. Lo cual
denomino el “núcleo de intengibilidad” (pág. 31)

Para Gergen, el científico tiene unas etapas de transformación de intengibilidad que lo


representa así:
Fase
Integibilidad A Fase Critica Transformacional Integibilidad B
Fuente. (Gergen, 1996, pág. 31)

Para ampliar el concepto de transformación, el autor hace referencia a las etapas de


avance del conocimiento cientifico y aprendizaje conductista

Fuente. (Gergen, 1996, pág. 37)

El autor afirma entonces que se ha producido una importante transformación en la


sustitución de la teoría conductista (individuo), por la teoría cognitiva (entorno) (págs. 48-
49)

El autor continúa describiendo la crisis de la representación y la emergencia de la


construcción social (pág. 51), realizando tres (3) criticas, 1. Critica Ideología, donde se
describe lo perjudicial o poco objetividad que puede generar elementos morales en el
construcción de un conocimiento (págs. 56-57) 2. Critica Literario - Retorica, analiza como
el científico observa desde el lenguaje o la metáfora, y se describe las afectaciones de
percepción que puede generarse desde el reflejo del mundo por el lenguaje literal o por a
alteración artística d de la metáfora que tiene un reconocimiento social (pág. 63); Y 3.
Critica Social, los debates teóricos son siempre fomentados por personas, es decir que
debemos remontarnos en términos sociales (págs. 64-65)
Continuando en el capitulo 2, el autor expone el conocimiento como posesión comunitaria
(pág. 67). Y describe cinco (5) supuestos para una ciencia del construccionismo social
(pág. 72)
1. Los conceptos no salen de las cosas
2. Los conceptos resultan de la interacción de las personas
3. El concepto Se mantiene en el tiempo por accidente sociales que lo mantienen
vigente, se institucionaliza
4. Los conceptos no tienen significados, resultan de los distintos interrelación social
5. Estimar las formas existentes de discurso consiste en evaluar las pautas de vida
cultural; tal evaluación se hace eco de otros enclaves culturales (compararnos con otras
culturas)

De manera concluyente del capitulo, Gergen enmarca las características para un modo
construccionista (pág. 88), que los denomina la innovación: a. La “desconstrucción”, en la
que todas las suposiciones y presupuesto acerca de la verdad, quede bajo sospecha; b.
La democratización, en la que la gama de voces que participan en los diálogos resultantes
de la ciencia se amplifique y c. La reconstrucción, en la que nuevas realidades prácticas
son modeladas para la transformación cultural.

Bibliografía
Alexander, J. (1990). La centralidad de los clásicos. La teoría social hoy, 22-80. (A.
Guiddens, & J. Tuner, Recopiladores) México: CNCA-Alianza.
Gergen, K. (1996). Realidades y relaciones. Aprocimaciones a la construcción social. 21 -
88. Barcelona, España: Paidos.

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