Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Control de Lectura - Seccion 1
Control de Lectura - Seccion 1
El presente informe pretende esquematizar las ideas principales de dos (s) autores: i-
Alexander, Jeffrey. 1990 La centralidad de los clásicos, y ii- Gergen, Kenneth. 1996 (1994)
Realidades y relaciones. Aproximaciones a la construcción social. Con el propósito de tener
herramientas de comprensión y discernimiento en la ciencia social, el conocimiento y el giro
posmoderno en el campo de la administración que se ha generado en los últimos dos siglos.
El autor muestra como una visión post positivista de las ciencias naturales han rehabilitados
los aspectos teóricos en estas:
“1) Los datos empíricos de la ciencia están inspirados por la teoría. La distinción
teoría/hechos no es epistemológica ni ontológica, es decir, no es una distinción entre
naturaleza y pensamiento. Es una distinción analítica. Como escribió Lakatos (por
ejemplo, 1969, p. 156 ), describir ciertas proposiciones como observaciones es una
forma de hablar, no una referencia ontológica. La distinción analítica se refiere a
observaciones inspiradas por aquellas teorías que consideramos que poseen mayor
certeza.
2) Los compromisos científicos no se basan únicamente en la evidencia empírica.
Como demuestra de forma convincente Polanyi (p. ej., 1958, p. 92), el rechazar por
principio la evidencia es el fundamento en el que descansa la continuidad de la
ciencia.
3) La elaboración general, teórica, es normalmente horizontal y dogmática y no
escéptica y progresiva. Cuanto más general es la proposición menos se cumple el
teorema de la falsación popperiano. La formulación teórica no sigue, como pretende
Popper, la ley de la «más encarnizada lucha por la supervivencia» {1959, p. 42). Al
contrario: cuando una posición teórica general se confronta con pruebas empíricas
contradictorias que no pueden ignorarse, procede a desarrollar hipótesis ad hoc y
categorías residuales (Lakatos: 1969, pp. 168-76). De esta manera, es posible
«explicar» nuevos fenómenos sin renunciar a las formulaciones generales.
4) Sólo se dan cambios fundamentales en las creencias científicas cuando los
cambios empíricos van acompañados de la disponibilidad de alternativas teóricas
convincentes. Como estos cambios teóricos con frecuencia son cambios de fondo,
no son tan visibles para quienes están inmersos en el trabajo científico. Esto explica
por qué parece que los datos empíricos se obtienen por inducción, en vez de ser
construidos analíticamente. Pero como observa Holton, el enfrentamiento entre
compromisos teóricos generales «es uno de los más poderosos catalizadores de la
investigación empírica», y debe considerarse que este es uno de los «componentes
esenciales de las transformaciones fundamentales de las ciencias naturales» {1973,
pp. 26, 190)” (págs. 6-7).
Esto con el fin de demostrar que los postulados de Merton, habían cambiado en el desarrollo
del conocimiento en ambas categorías, naturales y sociales.
El autor, después de esta explicación relacional entre ciencia natural y social, y realizando
una critica a Merton, trata de dar respuesta a una pregunta, ¿por qué las ciencias naturales
no tienen clásicos?, a la cual el autor justifica el desarrollo científico de esta ciencia por
medio de modelamientos que fueron construidos por un postulado clásico, “pues
denominamos científica a una información si y solo si puede obtenerse un consenso
espontáneo y permanente respecto a su validez” (pág. 8)
Jeffrey continua su argumentación de la centralidad de los clásicos, defendiendo a los
clásicos en el desarrollo científico social post positivista,
“Según creo, es posible obtener auténtico conocimiento acumulativo acerca del mundo
desde el interior de puntos de vista diferentes y rivales, e incluso sostener leyes de
subsunción relativamente predictivas desde el interior de orientaciones generales que
difieren en aspectos sustanciales. Lo que estoy sugiriendo, sin embargo, es que las
condiciones de la ciencia social hacen altamente improbable el acuerdo consistente
acerca de la naturaleza exacta del conocimiento, y, con mayor motivo, el acuerdo sobre
leyes subsuntivas explicativas. En la ciencia social, por consiguiente, los debates sobre
la verdad científica no se refieren únicamente al nivel empírico. Estos debates están
presentes en toda la gama de compromisos no empíricos que mantienen puntos de vista
rivales” (pág. 9).
Sin embargo, el autor es consiente que en la ciencia social, los clásicos son visto como
verdades absolutas e irrefutables afirmando que: “Así, lamentando que «una parte excesiva
de la teoría social consiste en historia de las ideas y en el culto generalizado a figuras como
en el culto generalizado a figuras como las de Marx, Weber [y] Durkheim», Turner defiende
la idea de «trabajar en la teoría en tanto que actividad opuesta al... ofrecer un análisis
metateórico más de los maestros teóricos anteriores»” (pág. 12), entonces bien Alexander,
hace un recorrido en una serie de teorías clásicas que han perdido su claridad en el
desarrollo empírico pero que son aceptados como realidades absolutas. cuestionando la
perdida de análisis en la aplicación de estas.
El autor entonces, se basa en Dilthey para afirmar que el desarrollo de la ciencia social no
puede ser mediante la imitación, como una forma de resolver los problemas empíricos sino
que se debe tener en cuenta que el estudio social tiene como punto de partida la vida
humana y como rasgo estructural básico de los estudios humanísticos, la experiencia,
comprensión y conocimiento de la vida (pág. 17). El científico debe tener la capacidad para
experimentar, comprender y conocer, y para ello el autor sugiere tres (3) características 1.
La interpretación de estados mentales 2. La recostrucción del mundo empírico y 3. La
formulación de valoraciones morales e ideológicas.
El autor describe la paradoja que generan los científicos sociales por pensar que existe una
ruptura entre la argumentación teórica histórica y sistemática, esta la llama la “ingenuidad
fenomenológica” (pág. 20). Y concluye que
“los científicos sociales tienen, por definición, que adoptar respecto a sus clásicos lo
que Husser (p. ej., 1977) denominaba «actitud ingenua». Inmersos en fórmulas clásicas
y disciplinados por lo que ellos consideran su herencia intelectual, los científicos
sociales no pueden entender que son ellos mismos, a través de sus intereses e
intenciones teóricos, quienes convierten los textos en clásicos y otorgan a cada texto
clásico su significado contemporáneo. Al lamentar que el «concepto de historia de la
teoría» que impregna la ciencia social «no es, de hecho, ni historia ni sistemática, sino
un híbrido escasamente elaborado» , Merton, él mismo empirista, no ha sido -una vez
más- lo suficientemente empírico. Este híbrido, que durante tanto tiempo le ha resultado
esencial a la ciencia social, tiene por fuerza que estar escasamente elaborado”. (pág.
22)
Por ultimo, Jeffrey concluye explicando la relación del humanismo y los clásicos, pero
bajo el postulado de que es errónea la crítica historicista de Merton
Para esto toma como referencia a Skinner y hace un análisis de la retorica en la socio -
disciplina, argumentando de que el conocimiento se forma desde el contexto, entre
tensiones a. singular o infinito, b. Transparente u opaca c. Explícitos vs multivalentes. (págs.
34-37)
De manera concluyente del capitulo, Gergen enmarca las características para un modo
construccionista (pág. 88), que los denomina la innovación: a. La “desconstrucción”, en la
que todas las suposiciones y presupuesto acerca de la verdad, quede bajo sospecha; b.
La democratización, en la que la gama de voces que participan en los diálogos resultantes
de la ciencia se amplifique y c. La reconstrucción, en la que nuevas realidades prácticas
son modeladas para la transformación cultural.
Bibliografía
Alexander, J. (1990). La centralidad de los clásicos. La teoría social hoy, 22-80. (A.
Guiddens, & J. Tuner, Recopiladores) México: CNCA-Alianza.
Gergen, K. (1996). Realidades y relaciones. Aprocimaciones a la construcción social. 21 -
88. Barcelona, España: Paidos.