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El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas

según las diferentes ideologías y puntos de vista (artístico, científico, filosófico, religioso). De
manera habitual, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento
relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de actitudes,
emociones y experiencias. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa todo el
afecto, la bondad y la compasión del ser humano. También puede describirse como acciones
dirigidas hacia otros y basadas en la compasión, o bien como acciones dirigidas hacia otros (o
hacia uno mismo) y basadas en el afecto.1

En español, la palabra amor (del latín, amor, -ōris) abarca una gran cantidad de sentimientos
diferentes, desde el deseo pasional y de intimidad del amor romántico hasta la proximidad
emocional asexual del amor familiar y el amor platónico,2 y hasta la profunda devoción o unidad
del amor religioso.3 En este último terreno, trasciende del sentimiento y pasa a considerarse la
manifestación de un estado del alma o de la mente, identificada en algunas religiones con Dios
mismo o con la fuerza que mantiene unido el universo.

Las emociones asociadas al amor pueden ser extremadamente poderosas, llegando con
frecuencia a ser irresistibles. El amor en sus diversas formas actúa como importante facilitador
de las relaciones interpersonales y, debido a su importancia psicológica central, es uno de los
temas más frecuentes en las artes creativas (cine, literatura, música).

Desde el punto de vista de la ciencia, lo que conocemos como amor parece ser un estado
evolucionado del primitivo instinto de supervivencia, que mantenía a los seres humanos unidos
y heroicos ante las amenazas y facilitaba la continuación de la especie mediante la
reproducción.4

La diversidad de usos y significados y la complejidad de los sentimientos que abarca hacen que el
amor sea especialmente difícil de definir de un modo consistente, aunque, básicamente, el amor
es interpretado de dos formas: bajo una concepción altruista, basada en la compasión y la
colaboración, y bajo otra egoísta, basada en el interés individual y la rivalidad. El egoísmo suele
estar relacionado con el cuerpo y el mundo material; el altruismo, con el alma y el mundo
espiritual. Ambos son, según la ciencia actual, expresiones de procesos cerebrales que la
evolución proporcionó al ser humano; la idea del alma, o de algo parecido al alma,
probablemente apareció hace entre un millón y varios cientos de miles de años.5
A menudo, sucede que individuos, grupos humanos o empresas disfrazan su comportamiento
egoísta de altruismo; es lo que conocemos como hipocresía, y encontramos numerosos
ejemplos de dicho comportamiento en la publicidad. Recíprocamente, también puede ocurrir
que, en un ambiente egoísta, un comportamiento altruista se disfrace de egoísmo: Oskar
Schindler proporcionó un buen ejemplo.

A lo largo de la historia se han expresado, incluso en culturas sin ningún contacto conocido entre
ellas, conceptos que, con algunas variaciones, incluyen la dualidad esencial del ser humano: lo
femenino y lo masculino, el bien y el mal, el yin y el yang, el ápeiron de Anaximandro.

Índice

1 Dos formas de entender el amor

1.1 Enfoque científico del egoísmo y el altruismo

1.2 Concepción altruista

1.2.1 El amor compasivo desde el punto de vista científico

1.3 Concepción egoísta

1.3.1 El amor en la sociedad capitalista

2 Manifestaciones del amor

3 Simbología

3.1 Cupido

3.2 Corazón

4 Superstición

5 Perspectivas sobre el amor

5.1 Perspectiva popular

5.2 Perspectiva mística y esotérica

5.3 Perspectiva espiritual

5.3.1 Judaísmo
5.3.2 Cristianismo

5.3.3 El Islam y otras creencias árabes

5.3.3.1 El quinto círculo: el amor hacia el no musulmán

5.3.4 Budismo

5.3.5 Hinduismo

5.3.6 Apego y deseo en las religiones orientales

5.3.7 La religión frente al amor homosexual

5.3.7.1 Cristianismo, judaísmo y homosexualidad

5.3.7.2 Islam y homosexualidad

5.4 Perspectiva filosófica

5.5 Perspectiva científica

5.5.1 Aspectos biológicos

5.5.1.1 Modelo tripartito del amor romántico

5.5.2 Aspectos antropológicos

5.5.3 Aspectos psicológicos

6 Diferentes visiones histórico-culturales

6.1 Cultura persa

6.2 Cultura china y otras culturas sínicas

6.2.1 Qì xi: el «San Valentín» chino

6.3 Cultura japonesa

6.4 Cultura griega

6.4.1 Reseña mitológica sobre el amor: el mito del andrógino

6.5 Cultura árabe

6.6 Cultura turca (chamánica e islámica)

6.7 Antigua Roma (latín)


6.8 Cultura anglosajona

7 Véase también

8 Notas y referencias

9 Bibliografía relacionada

10 Enlaces externos

Dos formas de entender el amor

Los seres humanos podemos desarrollar en esencia dos tipos de actitudes: bajo una de ellas
somos altruistas y colaboradores, y bajo la otra somos egoístas y competidores. Existen personas
totalmente polarizadas hacia una de las dos actitudes por voluntad propia; por ejemplo, los
monjes budistas están totalmente volcados hacia el altruismo, y los practicantes del objetivismo,
hacia el egoísmo. Y también existen personas que combinan ambas formas de ser,
comportándose, unas veces, de forma altruista y colaboradora, otras, de forma egoísta y
competitiva, y otras, de forma parcialmente altruista y competitiva. En algunas partes del mundo
predomina el altruismo (Tíbet), de modo que el egoísmo se ve en general como algo negativo. Y
existen grupos humanos donde sucede lo contrario. Todas las guerras de la historia nacieron del
egoísmo por parte de, al menos, uno de los dos bandos; todas las situaciones conflictivas del ser
humano proceden del egoísmo.

Enfoque científico del egoísmo y el altruismo

Representación simplificada de la teoría de Dawkins acerca del «egoísmo» de la información


genética. Todos los genes, como unidades de supervivencia, son en sí mismos «egoístas»,
compitiendo entre sí y con los de otros individuos. Una vez alcanzado cierto grado de
organización durante el proceso evolutivo de las especies, la información genética que produzca
un fenotipo egoísta será a la larga autodestructiva a nivel del grupo humano, mientras que la que
produzca un fenotipo altruista (de egoísmo altruista a nivel de gen) facilitará la supervivencia de
dicha información. Con los genes actuando irracionalmente, y bajo la «ley natural del más
fuerte», se producirá inevitablemente una supremacía del «gen de egoísmo altruista». El
intercambio de la reproducción sexual a su vez repartirá dicha información genética entre toda la
población.6

Richard Dawkins interpreta ambas actitudes como las expresiones del instinto de conservación
del individuo (egoísmo) y de la especie (altruismo). Explica que, según una teoría aceptada por
algunos biólogos, heredamos los genes responsables de tales actitudes de especies antecesoras,
y que, antes de nuestra llegada, la evolución biológica estuvo probablemente controlada por un
mecanismo denominado «selección de grupos»; en virtud de este mecanismo, los grupos de
individuos en los que hubiese más miembros dispuestos a sacrificar su vida por el resto tendrían
mayor probabilidad de sobrevivir que los que estaban compuestos por individuos egoístas; esto
daría como resultado que el mundo terminase poblado por individuos altruistas. Es una teoría
que, aunque proporciona una explicación para el hecho de que actualmente el altruismo
predomine en el mundo, genera gran controversia en el mundo científico por contradecir
directamente la teoría darwinista; por ello, la explicación personal del autor acerca de la
supervivencia del altruismo en el marco darwinista del egoísmo individual es que la unidad de
supervivencia no es el individuo, sino el gen; es decir, bajo este punto de vista, los seres
humanos y los grupos de seres humanos somos «máquinas de supervivencia» «creadas» por los
genes en su propio beneficio.6

En cualquier caso, argumenta Dawkins, por el hecho de ser la primera especie racional, también
somos la primera especie en la historia de la evolución capaz de elegir entre ambos tipos de
comportamiento de forma voluntaria, actuando por lo tanto de forma «independiente» a
nuestra propia programación genética.6

La evolución parece producirse mediante procesos solapados entre sí y progresivamente


refinados. A un nivel inmediato, funciona mediante un simple, gigantesco e irracional proceso de
ensayo y error; los éxitos de determinado estado de organización facilitan su continuación. No
obstante, a medida que la organización se va desarrollando cada vez más, aparecen de forma
espontánea métodos de predicción estratégica, que eligen caminos indirectos que, a corto plazo,
incluso pueden parecer un error, pero que, considerados en conjunto, constituyen un acierto;
este tipo de «conductas» han podido observarse en modelos virtuales de evolución
programados en una computadora; la conducta agresiva y egoísta constituye un primer nivel de
superorganización, en virtud de la cual el individuo «comprende» que para su supervivencia
debe «atacar» a sus rivales antes de acudir directamente a la recompensa, y la conducta altruista
es un segundo nivel que surge en el momento en que los individuos desarrollan la capacidad de
comunicarse entre sí; en modelos computacionales se ha observado el desarrollo
completamente espontáneo de combinaciones de ambos mecanismos, de tal modo que un
individuo se comunica con otros varios y «miente» al resto en beneficio del grupo. El egoísmo,
de este modo, aparece desde la perspectiva del grupo como un comportamiento táctico, y el
altruismo como un comportamiento estratégico.

La inteligencia se constituye como un nivel adicional de superorganización que permite el


análisis de la situación global y la predicción del mejor camino a seguir mediante la sustitución
en buena medida del método físico del ensayo y error por un proceso paralelo y «virtual»,
también sujeto a evolución, que se desarrolla íntegramente en el cerebro de los individuos y que
se transmite de forma igualmente «virtual» a las generaciones siguientes mediante la educación.
Según la teoría de la singularidad tecnológica en conjunción con el concepto de
Transhumanismo, se sugiere que pronto tendremos la posibilidad de programar de forma
«artificial» nuestra propia evolución de la forma más beneficiosa para todos,7 aunque, no
obstante, existen críticas al respecto.8910

Concepción altruista

Trabajadora humanitaria medicando a un niño en Léogâne (Haití), tras el terremoto.

El altruismo puede entenderse como altruismo puro, donde no existen apego ni deseo, como e

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