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Morris ha buscado durante toda su vida llegar a la observación más objetiva posible y, a raíz
de las observaciones, desarrollar conclusiones sobre el comportamiento animal y humano.
Entrando en el aspecto más personal el padre de Morris murió muy joven, había sido
muy mal herido durante la Primera Guerra Mundial, en las trincheras. Los recuerdos de la
muerte de su padre lo marcaron y género en él una concepción de la humanidad de esa época.
Un primate, un animal que un día se irguió y comenzó a caminar sobre dos patas y
a desarrollar su cerebro convirtiéndose en el ser más extraordinario de este planeta. Es un
animal que, casi siempre, prefiere considerarse un ángel caído y no un primate erguido
Requerimos una mirada atenta hacia el hombre normal. Hemos estudiado mucho las
anomalías y ha llegado el momento de mirarnos a nosotros mismos con mucha atención y
desde una perspectiva global.
Desde entonces, Morris consiguió mayor popularidad gracias a la publicación de “El mono
desnudo”, el cual se publicó por primera vez en 1969. La intención de Morris con este libro,
como declaró a su publicación, era la de popularizar y de mistificar la ciencia, pero sus
conclusiones fueron bastante controversiales. Morris afirmó en su libro que de todas las
especies de primates, el ser humano es el único sin pelo corporal. Basaba su interpretación
del comportamiento humano en la teoría de que eran reminiscencias de nuestros ancestros
simiescos, lo que apoyaba en los instintos de caza, de agresividad o de territorialidad que
poseen los seres humanos y que él veía como patrones de conducta heredados de los simios.
Morris analiza las posibles causas de esta carencia de pelo.
Capítulo 8
En este capítulo Morris se centra en la relación del mono desnudo con los animales, para la
cual Morris lo denomina INTERESPECIFICA.
La naturaleza de por si clasifico a los animales en cinco aspectos: como presas, como
asociados de otras especies, como competidores, como parásitos o como enemigos rapaces.
En el caso de nuestra propia especie, estas cinco categorías pueden agruparse en la
consideración económica de los animales, a la que podemos añadir las consideraciones
científicas, estéticas y simbólicas.
Otra categoría, la de los parásitos Y esto supone una nueva amenaza para todas las otras
especies, pues al extinguirse los parásitos y mejorar nuestra salud, aumenta enormemente la
velocidad de crecimiento de nuestra población y se acentúa la necesidad de eliminar a todos
los competidores de importancia secundaria.
Pero nosotros tenemos, además, otros campos especiales y propios: el científico, el estético
y el simbólico.
La actitud estética está como base a la explotación. Aquí, la enorme variedad de las formas
animales, de sus colores, hábitos y movimientos, se estudian como objeto de belleza más
que como sistemas para el análisis.
En la actitud simbólica para con los animales fue denominada, «antropomórfica». Amamos
y odiamos a los animales y estos sentimientos no pueden explicarse únicamente sobre la
base de consideraciones económicas y de exploración. Es evidente que cierta clase de
reacción básica e insospechada es provocada en nuestro interior por las señales específicas
que recibimos.
Para explicar se tiene que tener una idea de que animales amamos y odiamos en nuestra
civilización. En el caso de una mayor preferencia es para los mamíferos. Cada una de las
especies posee cierto estímulo clave, evocador de propiedades peculiares de nuestra propia
especie, y esto es lo que nos hace reaccionar automáticamente, sin comprender exactamente
lo que nos atrae. Los rasgos antropomórficos de cada uno de ellos podría explicar la elección,
como las expresiones faciales que tendrían importancia como formas visuales básicas de
comunicación otra característica es la posición vertical, tan característica de nuestra especie.
Los niños pequeños prefieren los animales grandes, y los niños mayores prefieren los
animales pequeños. Esta explicación se basa en dos leyes, la primera ley de simpatía animal
declara que: «La popularidad de un animal está en relación directa con el número de rasgos
antropomórficos que posee.», como ya se explicó anteriormente. La segunda establece que:
«La edad del niño es inversamente proporcional al tamaño del animal que aquél prefiere.».
Esta preferencia se basa en una educación simbólica, la explicación más sencilla es que los
niños pequeños ven en los animales a unos sustitutos de los padres, mientras que los niños
mayores ven en ellos a unos sustitutos de los hijos. Pero además nos debe recordar una
categoría especial dentro de la especie. Cuando el niño es muy pequeño, sus padres son
figuras protectoras de la máxima importancia. Dominan la conciencia del niño. A medida
que crece, el niño empieza a afirmarse y a competir con sus padres. El niño, por un fenómeno
de extraña precocidad, se convierte en padre. Y el animal se convierte en el símbolo de su
hijo.
Hay una singular excepción a la segunda ley de simpatía animal que describe Morris, y es la
referente al caballo. La reacción provocada por este animal es extraña en dos sentidos, su
máxima popularidad coincide con la pubertad. Se da la conclusión de que la reacción ante el
caballo tiene que involucrar un poderoso elemento sexual. La representación simbólica entre
el hecho de montar un caballo y el acto sexual, puede parecer sorprendente que el animal
tenga un mayor atractivo para las niñas.
En el caso de los odios a ciertos animales predomina la serpiente y la araña se puede explicar
que estos animales tienen una acentuada significación simbólica de alguna clase, o bien que
existe en nosotros una poderosa tendencia innata a huir a estos animales. Para comprobarlo,
los monos cuando tienen unos pocos años de edad y han llegado a la fase en que empiezan
a abandonar el refugio del cuerpo de la madre presentan ahí el miedo a estos animales, según
explica Morris, además explica la reacción contra la serpiente no es innata, sino,
simplemente, un fenómeno cultural derivado del aprendizaje individual
Al hacer hincapié en los rasgos biológicos, Morris trata de darnos a conocerlo y que de
alguna manera nos sometemos a ellas y que eso nos ayuda a brindarnos más probabilidades
de supervivencia. Esto no implica un ingenuo «retorno a la Naturaleza». Significa,
únicamente, que deberíamos adaptar nuestros inteligentes adelantos oportunistas a nuestras
existencias básicas de comportamiento. Debemos mejorar en calidad, más que en simple
cantidad.
Comentario personal
Al interpretar lo descrito por Morris nos da a entender la fuerte relación que existe entre los
seres humanos y los animales, pues expone que de alguna manera los animales ayudaron en
la sobrevivencia de nuestra especie, al utilizarlos como fuente de alimento, como animales
guardianes, etc. Analizan lo descrito por Morris, se puede interpretar que muy aparte que los
animales ayudaron en la parte alimentaria al mono desnudo, es también la ayuda a la
sobrevivencia de la especie en sí, porque al tener de compañero al perro por ejemplo, brinda
la protección frente a otros animales que trataron de atacar a los primates de ese tiempo,
dándole así una seguridad y una prevalencia de la especie.
Otro ejemplo claro de esto es la gran importancia de los perros, que desde épocas primitivas
hasta la actualidad son de gran utilidad como los perros de caza, sabuesos, de pastor, de
guardia, etc. Además al explicar por qué nos gusta o no ciertos animales, se tiene mucho
coincidencia en la mayoría de caso de los seres humanos, puesto que en la actualidad si nos
figamos en las preferencia a la elección de la mascota, vemos que el primer puesto lo ocupa
los mamíferos (perros, gatos, etc.), por otro lado la mayoría rechaza a los reptiles y los
insectos, demostrando que los rasgos antropomórficos de estos animales predominan de
alguna en la elección de los animales.