Está en la página 1de 7

Mentir en la vida política

ANA MARÍA MARTÍNEZ DE LA ESCALERA


UNAM, México

RESUMEN. El texto «Mentir en política» ABSTRACT. In this paper the act of lying
aborda el papel que la mentira ha jugado is seen as a necessary component of the
en el lenguaje de la política y el lugar political discourse of the polis.Plato and
problemático que la Filosofía política le Arendt are examined as the representati-
ha otorgado. Se escogen dos autores, Pla- ves of a line of thought in which the
tón y Arendt, para mostrar la necesidad political realm needs the act of lying.
de incluir el discurso mentiroso como un The actual problematic of lying in poli-
componente esencial de la vida política tics is debated.
de la ciudad. En breve, se trata de anali~
zar los límites que la ciudad impone al
discurso de lo político y de la política.

Es de todos conocida, al menos en su sen- conducían al debilitamiento del tejido


tido general, la sentencia autoritaria plató- social y la consecuente inacción de los po-
nica que excluyó de la república (politeia) bladores antes que a la defensa de la socie~
ideal a los poetas l. Platón procuró que su dad. Vista así, la exclusión de los poetas
república no fuera viciada por la presencia indeseables fue para él un último recurso
de narradores profesionales o mitólogos en contra de la fascinación que desperta-
ambulantes; ciñó entonces el cerco de la ban los antiguos relatos en una población
censura sobre la poesía, y prohibió que se inexperta en asuntos políticos. Que la ex-
relataran o fabricaran cierto tipo de fábu- pulsión fuera por cierto concebida como un
las nefastas 2. El argumento legitimador auténtico último recurso no hizo mucho
fue que estas rigurosas medidas sólo iban para legitimarla. Ninguna expulsión po-
dirigidas a un propósito: evitar la fuerza dría ocultar su dimensión violenta ni tam-
disruptora del horror y del pánico míticos poco podría evitar ser considerada, pro-
sobre el frágil «patriotismo» de la pobla- bablemente, como una admisión de la
ción. Platón consideraba que en épocas de derrota del primer modelo autoritario y 10-
guerra contra el extranjero, el uso indiscri- gocéntrico del estado. El recurso a la vio-
minado de ciertos «nombres estremecedo- lencia es siempre prueba de la imposibili-
res» e «historias inquietantes y ambiguas» dad de llegar a la unanimidad requerida, es

ISEGOR(A/32 (2005) pp. 227-234 227


NOTAS Y DISCUSIONES

decir, a la legitimidad indispensable para un mal necesario. Podríamos decir, por en"
un buen funcionamiento de lo colectivo. de, que Platón inaugura expresamente una
Comprendió luego, el filósofo, que la manera de pensar las dificultades de lo po-
autoridad persuasiva del modelo republi- lítico que ha corrido con suerte en Occiden-
cano no podía descansar únicamente en la te y, aunque la historia de tal éxito no nos
fuerza sagrada atribuida a lo divino; por el ocupa en este momento, sí lo hace su efec-
contrario, debía legitimarse de manera to: la generalización de la opinión de que el
humana en el poder totalizante de la ley y ejercicio y el mantenimiento del poder
en su poder instituidor y conservador requiere la mentira, y que ésta nO es sino
(inyunción) de la realidad social. Por cierto una forma de artificio necesario del poder.
que las leyes deben ir siempre acompaña- Hannah Arendt se pregunta a propósi-
das de la fuerza para imponer y reclamar to de este punto de conflicto en la historia
obediencia, de lo contrario se encontrarían de la política y del pensamiento político lo
en una posición de virtual impotencia e siguiente:
inoperancia. Así, en Las Leyes, Platón se
habría de preocupar por ese elemento sus- Siempre se vio a las mentiras como una
tancial de la ley, esa fuerza de institución herramienta necesaria y justificable no sólo
de la autoridad. Se trataba de una fuerza para la actividad de los políticos y los demago-
gos, sino también para la del hombre de Estado.
distinta de la prohibición y de la censura ¿Por qué? ¿Qué significa esto para la naturaleza
que había desarrollado, en su momento, en y la dignidad del campo político, por una parte,
La República. Ahora, Platón tenía en men- y para la naturaleza y la dignidad de la verdad y
te una fuerza que emanaba de una muy de la veracidad, por otra? 3.
determinada estrategia retórico-política: la
de la mentira. Con esto en mente, Platón Estas interrogantes proponen con se-
decidió que el viejo mito de autoctonía y guridad un espacio problemático transdis"
el poeta debían desaparecer para dar lugar ciplinario que vincula lo ético con lo polí-
a otro tipo de mito y otra figura alternativa tico Y lo epistemológico con lo retórico.
de maestro de verdad (o de mentira, como Así: ¿Podría haber dignidad en la menda-
veremos). Se trataba de un recurso con- cidad? ¿Qué o quiénes saldrían perjudica-
flictivo, como todo 10 que procede del dos? ¿Podemos estar seguros que la ver-
gobierno de la retoricidad de la lengua, dad política se opone absolutamente a la
pero inestimablemente útil. De hecho, así mentira como esta última,en términos
le llamó Platón: mentira útil o pharmakon epistemológicos, se opone al error o la fal-
khrésimon. sedad? A la luz de la conveniencia u opor-
Mentira útil, medicina o veneno útil, tunidad de la mendacidad política, ¿no
pero también mentira bella, puesto que será más bien necesaria la oposición dico-
sólo la más amable de las ideas, la belleza tómica verdad/mentira un factor de regula-
(Fedro) tiene garantizado un acceso inme- ción del discurso y la vida públicas?
diato al ánimo de los hombres y de ellos al Pese a la advertencia kantiana de que
bien absoluto. La belleza fue para Platón debemos tomar muy en serio cualquier
un acompañante de la persuasión. Que desliz de lo verdadero hacia lo mentiroso,
este bien absoluto pueda ser conseguido a puesto que por mínimo que sea encierra
base de una ingeniería de mentiras es algo un gran peligro ético-práctico, podría ser
que ni el pensador griego ni los de otros que «verdad y mentira» no fuesen valores
tiempos y latitudes han podido presentar mutuamente excluyentes, ni fuerzas com-
sin caer en una evidente paradoja, puesto plementarias, sino más bien que funciona-
que la mentira se ha considerado casi ran como una suerte de «inyunción» regu-
siempre un mal, incluso cuando se trata de ladora. La inyunción «verdad y mentira»

228 ISEGOR(A/32 (2005)


NOTAS Y DISCUSIONES

es compromiso y promesa, que funciona ~<Un hombre que debe responder por tan-
performativamente (Austin), y cuya fuerza tos crímenes, no podía ser más que un
originaria produce el sentido. La memoria "tomador de decisiones", cuyo último in"
colectiva no conserva, sin embargo, ese sulto a la humanidad consistió en escudar-
instante inaugural como sise tratara de un se tras la falaz justificación de la obedien-
contenido, sólo recuerda la fuerza enun- cia a las órdenes» 4. La Corte, al igual que
ciativa o performativa de la que depende la fiscalía, poseían una idea simple de la
su valor y su éxito. Por ello se vuelve mentira; para ellos mentir era un acto in-
urgente considerar que la relación «verdad tencional que demuestra hostilidad contra
y mentira» posee también un contenido, otros S, jamás cOntra uno mismo, es decir,
aunque sea éste contingente. Habría que ellos suponían que no es posible mentirse
pensar entonces que si bien la mentira sue" a sí mismo, ni individual ni colectivamen-
le definirse como simulacro, falso testimo" te. Si el caso Eichmann continúa suscitan"
nio, incluso virtualidad y, por lo tanto, lo do fuertes controversias no es porque exis-
otro de la verdad, en un sentido estricta- tan dudas acerca de su culpabilidad en la
mente formal o estructural; es sabido que instrumentación de la «solución final» que
no decir lo verdadero puede, en ciertas condujo al exterminio de gitanos, judíos,
circunstancias, no envolver una mentira. polacos y eslovenos. El problema que
Es posible (ilocutiva y perlocutivamente) plantea este moderno oficial de policía en
estar en el error, engañarse sin tratar de relación con la naturaleza y el estatuto de
engañar y, por consiguiente, sin mentir. sus actividades criminales, es decir, si aca-
Puede de igual manera decirse lo verdade- so era un monstruo, un asesino en serie
ro y estar mintiendo a los demás e incluso como intentó mostrarlo el fiscal, o si más
a uno mismo; podemos mentir con el ges- bien se trataba de un «engranaje», como él
to, el tono, la oportunidad o inoportunidad mismo se consideró durante el juicio, es
al decir; en fin, es posible engañar a otro de naturaleza político-retórica antes que
aun diciendo la verdad. La performativi- moral. O si se quiere es un problema de
dad de la pareja verdad y mentira es la raíz «política de la mentira». Me refiero a que
de muchos conflictos interpretativos en es posible compartir una mentira, obede-
política y en historia. cer a una consigna por miedo o prudencia,
Durante el juicio de A. Eichmann en la o por ambas razones 6. Este tipo de menti-
ciudad de Jerusalén, el fiscal trató de pro- ra no es menos falaz que la mendacidad
bar que el teniente coronel SS del III moral o jurídica, es simplemente diferente.
Reich mentía. Que mentía a la Corte, a los Cuando los votantes uruguayos votaron a
sobrevivientes que se habían dado cita en favor de la adopción de la ley de «Caduci-
el lugar del juicio, a la historia universal y dad de la pretensión punitiva del Estado»
a los judíos agredidos en particular; pero para olvidar los crímenes políticos y la
no se podía mentir a sí mismo. Y que ello violación de los derechos humanos reali-
podía ser demostrado. El fiscal trató de zados por los militares durante la dictadu-
hacerlo confesar; la Corte hizo 10 propio: ra (1973-1985), lo hicieron amenazados y
Eichmann no sólo no llegó a confesar su por miedo 7, pero también porque campar"
culpabilidad (para el caso tampoco su ino- tían una misma «gran mentira» o ~<verdad
cencia) respecto a la acusación de «críme- particular». El gobierno republicano de
nes contra la humanidad» sino que demos- Sanguinetti les había prometido el regreso
tró no comprender exactamente a qué se del Estado de bienestar que el país había
referían los jueces con la noción de «res- vivido desde principios del siglo xx hasta
ponsabilidad individual». El juicio parecía el año de 1962. La mayoría que votó en el
tener como finalidad el comprobar que: referéndum por la adopción de la Ley de

ISEGORIAl32 (2005) 229


NOTAS Y DISCUSIONES

caducidad compartían con su gobierno esa te obedece llevando a cabo su tarea meti-
promesa imposible de realizar de regreso culosamente hasta la destrucción de un
de condiciones ya irrepetibles de la histo- «otro». Como le llamó Arendt, el caso del
ria del país, pero además compartían con teniente coronel es un ejemplo de la
las nuevas autoridades un mismo deseo moderna «banalidad del mal». Este tipo de
ecmnético: el olvido de la «verdad históri- hombre dice lo verdadero cuando recapi-
ca». Las nuevas autoridades, como el in- tula su papel de experto en transportes; no
forme del Servicio paz y Justicia de 1989 puede negarse que obedecía órdenes. Pero
confIrmó, no querían ni justicia sanciona- a la vez miente cuando expresa a la Corte
dora ni establecimiento de una «verdad» que su conflicto de valores -sabía el fin
histórica oficial: se conformaron con una que aguardaba a los transportados más allá
ingeniería de mentiras o «verdades par- de su escritorio- es algo íntimo, que 10
ticulares». A diferencia de la Argentina, exime de responsabilidad personal. Su res-
de Chile e incluso de Sudáfrica, los uru- ponsabilidad no la decide él como indivi-
guayos, o si se quiere la gran mayoría de duo, sino la historia, las generaciones futu-
la población de electores, había resuelto ras que ven en él un ejemplo de moderno
aprobar la amnistía a los crímenes de las «asesino de escritorio». Miente no con lo
fuerzas armadas en nombre de una falaz que dice -pues lo que relata lo prueba
«garantía a la estabilidad de las institucio- con documentos-, sino cómo lo dice, a
nes democráticas». La estrategia «ni justi- quién se dirige, de quién espera si no ab-
cia, ni verdad ni reparaciones» es un caso solución al menos comprensión. Y la Cor~
paradigmático de cómo la mentira puede te por ello mismo no lo comprende. No
llegar a adquirir proporciones históricas son dos regímenes de verdad los que se
(historia oficial). En su momento Adolf enfrentan en ese entonces, son dos prácti-
Eichmann daría cuenta de una situación cas, dos estrategias para decir lo verdadero
muy parecida en el III Reich: «emigración y dos formas de entender lo público:
planificada», «evacuación hacia el Este», «patria» en un caso, reclamo de «verdad»
«reinstalación» y «solución final» del en otro. En efecto, en Uruguay los grupos
«material biológico» enroscaron el voca- de madres de desaparecidos durante la dic-
bulario de la «verdad particular» nazi so- tadura ya no reclaman justicia, sólo verdad:
bre el cuerpo de la lengua alemana, sofo- exigen los cadáveres de sus familiares ase-
cándola. Por la fuerza de las palabras el sinados. Uno de los efectos devastadores
genocidio se transformaría en la única for- de los estados de excepción o de represión
ma satisfactoria de solucionar la «cuestión es que la verdad queda reducida al cuerpo
judía». Pero, por cierto, ¿en qué consistía vacío, a la máscara de la muerte.
esta «cuestión» si no en las mismas estra- En general, las filosofías del siglo xx
tegias de puesta en muerte, de «emigra- (salvo excepciones) han creído que la ver-
ción» de la población considerada inde- dad es un asunto de proposiciones 8 o de
seable, «reinstalación» en campos de enunciados constatativos, puesto que el
exterminio y «solución final» en los hor- análisis privilegiaba la literalidad o lo que
nos crematorios, implementadas para su Austin llamó la dimensión locutiva del
«control»? ¿Acaso las verdades particula- acto verbal. A este respecto la verdad se
res no comparten significados con la men- les aparecía como lo «dicho», enunciado
dacidad política? igual a sí mismo y sin ninguna relación
Frente a la historia de la humanidad, el con el «acto de decir» o el «acto en el cual
crimen de Eichmann es terrible porque se se dice» que se vincula a la ocasión y
trata de un crimen de un hombre común, oportunidad (kairós) de la enunciación.
desprovisto de hostilidad, que simplemen- Como Baltasar Gracián argumentara en

230 ISEGORfAl32 (2005)


NOTAS Y DISCUSIONES

una época de crisis y oscuridad, sometida o un uso realizativo. En ambos usos es el


a la autoridad y al autoritarismo, ese acto carácter regulador de la relación estratégi-
es lo que hace que la verdad se parezca a ca entre verdad y mentira lo que puede
sí misma y a algo muy diferente de sí. entenderse como elemento central de la
Podemos desconocer la intuición barroca «política de la verdad». Esta política es
de Gracián sobre la «autoridad del decir», kairológica y precisa siempre, por tanto,
pero entonces la verdad quedará reducida de sus intérpretes. Cualquier intervención
a su mínima expresión formal, considera- lingüística estará regida por las circunstan-
da simplemente lo otro de lo falso, brillan- cias que, en el pleno sentido del término,
te pero completamente vacía (de historia). ~on condensaciones temporales de acción
La mentira mientras tanto, como lo había y lugar. Así, quien miente políticamente,
presentido Platón al introducir la noción mientras defiende su propia causa, habla
de mentira útil o bella mentira, aparece además en nombre del momento del mun-
siempre más enriquecida, si se quiere, que do que está siendo interpretado por esa
su contraparte. El mentir es una acción circunstancia determinada. Se trata de un
pública, es una acción que tiene lugar en momento patéticamente teatral, puesto que
la ciudad y es la suma de los recursos (ma- esta oportunidad o eventualidad suprime
niobras y estrategias) intersubjetivos pro· la subjetividad sentimental del orador y la
ducidos o también introducidos por-y-en transforma en evento. El evento que allí
las maneras de decir. Hoy en día, una tiene lugar contiene un momento político,
«acción política» no remite al carácter estético y otro marcadamente cognocitivo,
voluntario individual del hacer, sino al ya que la mentira no puede escapar del
carácter performativo de la relación entre significado epistemológico, aunque ella
verdad y mentira, carácter que no está misma no competa al conocimiento.
dado solamente por la «voluntad o inten- Probablemente el momento político es
ción «de mentir (puesto que se puede el más interesante. Benjamin nos hizo
mentir sin querer). Luego la mentira estará saber que todo momento histórico esencial
estrechamente vinculada con el uso del es también un «momento de peligro». En
lenguaje en circunstancias determinadas. la mentira «habla» el momento de peligro
Uso que debe entenderse como un «hacer tanto como lo hace en el acto de la verdad,
de la lengua», una operación retórico-sig- cuando ésta aparece teatralizada, es decir,
nificante irreductible a las acciones indivi- exhibida en ciertas circunstancias. La ver-
duales, a las intenciones de los hablantes y dad en política no es lo absolutamente an-
a los contenidos proposicionales. tagónico de la mentira en política, sino su
Un lector incauto podría entonces con- necesaria otra, su «exterior constitutivo»,
siderar la suposición errónea de que el algo propio y a la vez distinto de sí (como
«acto de mentir», en el ejemplo de Eich- dijera Baltasar Gracián). La mentira en
mann y el caso uruguayo, serían ejemplos política es así una instancia en la relación
del «objeto analítico» de la retórica, con- tensional y contradictoria entre la verdad y
cebida como saber de lo contingente por ella misma, su materialidad y su efectivi-
oposición al saber necesario de la episte- dad. En fin, la mentira es el «aconteci-
mología. Ese mismo lector llegaría luego a miento del mentir» según la ocasión y la
la imprudente conclusión de que mentir es oportunidad, según quién habla y quién
lo opuesto (moral y epistemológicamente) escucha; dependiente, por lo tanto, de la
a la verdad. Lejos de ello, es necesario en- posición de quien miente y las expectativas
fatizar que la condición retórica de las len- de los receptores inmediatos y mediatos.
guas atraviesa todo acto de lengua sin dis- Mientras la definición clásica de mentira la
tinción, ya se trate de un uso constatativo hacía aparecer como una acción que com-

ISEGORfAl32 (2005) 231


NOTAS y DISCUSIONES

portaría el uso de la lengua en ciertas con- Existe una vieja figura retórica que se
diciones, uso intencional y destinado a llama catacresis. El punto central de toda
otros, a hacerles creer o no Creer, en suma catacresis es justamente el olvido. En sen-
a engañarlos, mentir se acercaba a la defi- tido estricto la catacresis es una pura
nición de prejuicio 9. Sin embargo, hemos maquinaria de olvido que entra en acción
visto que puede llegar a faltar esa intención «haciendo olvidar», borrando la génesis
hostil, sin que la mentira pierda violencia, pragmática del sentido original de una
es decir, que el efecto de una mentira pue- expresión y volviéndola, en efecto, un di"
de no recaer sobre el receptor o interlocu- ché; integrándola y conformándolaa la
tor, sino quedar en cierto sentido pospuesto tradición de lo «ya dicho» y «lo que se
a una recepción ulterior de quienes ni dice». Actúa para producir el refrán, la
siquiera han sido sus primeros testigos frase hecha, la sabiduría popular, los «con-
pero sí sus víctimas. En el caso de los crí- sejos de viejas amas», el sentido común y
menes contra la humanidad es la idea de lo en especial las mentiras políticas.
humano la que resulta violentada !o. De ahí La máquina de olvido que actúa en
la importancia de pensar la mentira como estos casos puede, sin embargo, ser des-
acontecimiento histórico y no mero ejem- montada, y para eso está la retórica. No
plo de subjetividad o moralidad errónea. hay un buen ejercicio de lectura retórica
Con el Platón de La República y Las que no sepa cómo mostrar lo que se ocul-
Leyes, el uso de la lengua para mentir se ta detrás de ese mecanismo refinado cuya
entendió de dos maneras: como dicción y fuerza estriba en borrar que se trata de un
énfasis primero, y luego como circulación efecto de borramiento. Mostrar, sin em-
performativa del rumor. En el siglo XXI bargo, no significa evitar, la catacresis re-
hemos aprendido a examinar la mentira a gresa siempre. Por cierto, su acción ma-
partir del grado de hostilidad contra el otro quinal no es sino la de reaparecer, de
o contra la humanidad que ella pone en reiterarse de tal forma que uno no tiene
juego. Ello implica que hemos aprendido a más remedio que creer que ha estado allí
fijarnos en algo más que el contenido; desde siempre, con la certeza que carac-
hemos aprendido a interrogar las técnicas teriza cualquier hecho natural. La cata-
de ese decir y en los efectos de la mentira cresis es nuestra segunda naturaleza y es
a corto y a largo plazo. La mentira en este de ella de donde la mentira política extrae
sentido, en cuanto mentira política, afecta su fuerza encubridora y hostil. Su arte
al receptor tanto como a las formas de la es el de hacer olvidar, un arte de regre-
memoria colectiva, a la cual modifica, des- sar sin haberse ido, de estar ahí y no
truye u oculta. dejarse ver....

NOTAS

I Es cierto que al respecto de este pasaje de la el uso de la mentira. En estos vínculos vemos dibujar-
República se han escrito demasiadas páginas para que se el periplo de nuestra propia concepción del Estado
una más sea necesaria o al menos aceptable. Empero, moderno, sus excesos y sus peligros, hoy en día tan
en la matriz discursiva que cobija la sentencia de claros para todos nosotros. Véase Platón, República,
expulsión, pocas veces tomada en consideración, se Madrid, Gredos, 1998 (1986, l. a).
destaca el vínculo entre una política de la memoria, 2 Tampoco la filosofía después de Platón ha sido
necesaria para la formación del individuo en tanto tolerante con la fuerza plástica del mito o con la figu-
ciudadano, el carácter eminentemente técnico o si se ra del viejo maestro de verdad que antecediera al filó-
prefiere «burocrático» de la misma y su relación con sofo en la conquista del ánimo de la polis (Vemant).

232 ISEGORfAl32 (2005)


NOTAS Y DISCUSIONES

La intolerancia de Platón fue peculiar, sin embargo. 7 Los militares amenazaban a la población con el
En la República ni el poeta ni el mito fueron erradica- espectro de la batida ideológica, es decir, la repartición
dos por completo: fueron más bien sustituidos por dos de la población según categorías de «peligrosidad»
figuras menos nocivas desde la perspectiva platónica. con arreglo al carácter «subversivo» de cada persona.
Así serán aprovechadas dos fuerzas del relato o fábula , El que por 10 general se crea que la verdad tiene
míticas: la mímesis y la pronunciatio o énfasis, ambas que ver con enunciados constatativos antes que per-
dirigidas por tipos o modelos ideados por los filóso- formativos no garantiza, sin embargo, que los límites
fos. El mito y el narrador de historias son parte funda" entre lo constatativo y lo performativo sean, siempre,
mental de la estructura administrativa de la ciudad claros. Austin se encargó de señalar la imposibilidad
ideada por Platón, a la que le compete distinguir entre de distinguir claramente ambas dimensiones del
el rumor conveniente y el inconveniente, así como habla. J. L. Austin, Cómo hacer cosas con palabras,
debe distinguir entre el buen o mal poeta. Los crite- Barcelona, Paidós, 1990.
rios sobre los que habrá de reflexionar el filósofo son, 9 Al igual que la mentira, el prejuicio es sobre todo
ante todo, técnicos. Recordemos que el valor central hostil. Como Arendt señaló, el prejuicio representa
de lo técnico se halla inmanentemente en la noción de algo político en el sentido más amplio de la palabra.
utilidad, de lo khrésimon (lo útil, lo provechoso, lo Si el hombre no puede vivir en sociedad sin la menti-
ventajoso). Véase J. P. Vemant, Los maestros de ver- ra tampoco lo hará sin prejuicios. Como el rumor pla-
dad en la Grecia arcaica, Madrid, Taurus, 1981, Y tónico, los prejuicios apelan al «se dice», «se opina»
Platón, op.cit., y Las Leyes, Madrid, Gredos, 1999. que hoy literalmente plaga los medios masivos de
J Arendt Hannah, <<Verdad y política», en Entre el
comunicación. No son, como la mentira, fruto de la
pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión experiencia. A través de ellos la gente se reconoce, es
política, Barcelona, Península, 1996. decir, son interpelados. Ocupan un lugar fundamental
4 R. Brauman y E. Sivan, Elogio de la desobedien-
en espacios sociales, donde no se mueven a partir de
cia, Buenos Aires, FCE, 2000, p. 15. juicios, puesto que ni hay criterios ni reglas a partir de
5 El fiscal no dejó de insistir durante el juicio en
las cuales tomar decisiones. La libertad coexiste con
que la apelación a la obediencia por parte de Eich-
los prejuicios y las mentiras. El prejuicio suele ocultar
mann era únicamente una táctica de defensa falaz.
un «pedazo del pasado»: antes juicio que en su día
Esta visión fue puesta en cuestión por Hannah Arendl.
tuvo un fundamento legítimo hoy está vacío. Imposi-
Brauman y Sivan, realizadores del documental Un
bilitan una verdadera experiencia del presente. Mien-
especialista sobre material de vídeo inédito del juicio,
tras, la mentira oculta la memoria. Los hombres que
escriben que «Eichmann va más lejos que una simple
pueden juzgar sin criterios dependen entonces de la
posición táctica de defensa. Pone de manifiesto las
mentira y el prejuicio, de ahí su peligrosidad. Véase,
modalidades prácticas, las formas retóricas primordia-
Arendt, «Introducción a la política 1», en ¿Qué es la
les del discurso de la obediencia y de la lealtad: su
tarea era técnica». Él no podía decir nada contra las política?, Barcelona, Paidós, 1990, pp. 52-59.
10 Compete al examen de la mentira saber quién ha
directivas tomadas desde arriba. Él que no experimen-
taba ningún odio particular a los judíos, hubiera prefe- sido víctima de la mentira, puesto que no siempre es
rido que la IlUltanza no tuviera lugar. Y considera transparente a quién se miente ni quién resulta en-
haberlo demostrado sin ninguna duda trabajando con gañado. En su libro Eichmann en Jerusalén, Hannah
ardor en la «emigración acelerada» antes de la imple- Arendt se pregunta precisamente eso: ¿intentaba
mentación de la «solución final». En este caso su Eichmann engañar a la Corte cuando declaraba que
eventual sinceridad no tiene ninguna importancia. De durante su gestión administrativa sus funciones eran
buen o mal grado, él organizó el saqueo de los emi- meramente «técnicas»? Con seguridad no nos engaña
grantes como después organizaría la evacuación, la a los que leemos la transcripción de Arendl. Pero
reinstalación y fmalmente el propio genocidio. En entonces, ¿a quién se engañaba? Y durante la era del
este contexto político la mentira no puede ser tratada III Reich, ¿a quién engañó la «mentira burocrática»?
simplemente como un asunto de conciencia sin aten- ¿Quién vivió la separación entre la ocupación técnica
der a su dimensión táctica: la instrumentación de una- (obediencia) y la interpretación política (desobedien-
nimidad o patriotismo. R. Brauman y E. Sivan, cia)? ¿Quién fue responsable del crimen contra la
op. cit., p. 16. humanidad? Ni sólo los altos mandos ni tampoco
6 En este sentido piénsese en el uso de expresiones todos los alemanes; como Arendt señaló, la justicia
como «justicia infinita», «guerra santa», «terrorismo» pierde sentido ante la generalización de la culpa. Exi-
y «bioterrorismo» para organizar el sentido de los gir justicia comienza por hacer visible esa justicia, en
hechos en esa campaña «destinada a puerilizar los este caso comienza por analizar el acontecimiento de
hechos» (Susan Sontag) de la administración Bush una comunidad que aprendió a «mentirse a sí misma»
tras el 11 de septiembre. Buena parte del público nor- en política. Véase H. Arendt, Eichmann en Jerusalén.
teamericano creyó y, como confirma la última reelec- Estudio sobre la banalidad del mal, Barcelona,
ción, sigue creyendo en ella. Lumen, 1999.

ISEGORfAl32 (2005) 233

También podría gustarte