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EL SABER DEL PSICOANALISIS Y LA INVESTIGACION

Una Maestría en Psicoanálisis

Amelia Haydée Imbriano

Considero que, en lo relativo a las relaciones del psicoanálisis con la investigación, hay
poco nuevo a decir, y más bien, mucho a recordar sobre lo ya expresado por el propio
Sigmund Freud. Propongo verificar el trabajo de esas relaciones, sobre su texto, así
como las consecuencias de las transferencias de sus resultados: la conformación de
grupos de investigadores, por un lado, y el análisis personal en su vertiente didáctica,
por otro.
El psicoanálisis lleva las marcas de su creador: la investigación, conjugando una
actividad que entrecruza la multiplicidad de pacientes en la antigua Salpetriere, la
particularidad del caso tomado uno por uno –como le enseñara Charcot-, con la soledad
del escritorio que permitía sus finas formalizaciones y el debate de sus ideas con sus
colegas. Esa fue la incesante labor freudiana. Es el mismo Sigmund Freud quien
formula dos hitos en el comienzo del psicoanálisis: 1.- Breuer y Freud en Estudios sobre
la histeria, 1985, y, 2.- Freud, La interpretación de los sueños en 1900, investigación
preparada como “su primer libro” para publicación, dedicada a Fliess, quien por
entonces era su interlocutor. Destaco el valor que tiene la transferencia de los
resultados y su debate. El trabajo de la ex – posición (mostrar y cambiar de
posición ) constituyó al psicoanálisis desde sus orígenes. En 1907 se inició la
colaboración de un grupo de psiquiatras suizos, de Zurich, dirigidos por E. Bleuler y C.
Jung. En 1908 tuvo lugar en Salzburgo la primera reunión de partidarios procedentes de
diversos países. En 1909, Freud y Jung fueron invitados a Estados Unidos por G.
Stanley Hall para dictar conferencias sobre psicoanálisis en la Clark University de
Worcester, Massachusetts. En tanto, en Europa, aumentaba rápidamente el interés, pero
también se manifestó una desautorización muy enérgica, a menudo acientífica. Esa
hostilidad estaba motivada, de parte de los médicos, por la insistencia del psicoanálisis
en el factor psíquico, y de parte de los filósofos, por la hipótesis fundamental del
concepto de una actividad anímica inconciente. Pero sobre todo, sin duda alguna, por la
general repulsa de los seres humanos a conceder a la vida sexual y a la pulsión de
muerte, la significatividad que el psicoanálisis le atribuyó. A pesar de esa oposición
general, el movimiento a favor del psicoanálisis no se detuvo. Sus partidarios se
organizaron en una Asociación Internacional que ha resistido la prueba de la Gran
Guerra.1
El psicoanalista en su investigación nunca está solo. Su propia experiencia
psicoanalítica, aquella en donde experimenta la existencia del inconsciente2, no es una
experiencia de soledad sino de transferencia, de intersubjetividad, de otredad. Esta es la
exigencia primera de investigación en psicoanálisis, en tanto, el psicoanalista debe
ocuparse de formalizarla. Este es un punto en la formación del psicoanalista,
acompañado de otros dos que componen el trípode fundamental: el estudio de los
conceptos y la supervisión3. Tal fundamental que Freud llega a manifestar: “coloco el

1
Freud, S. Psicoanálisis. (1926). Ob. cit. Vol. XX. Pág. 256
2
Freud, S. Análisis terminable e interminable (1937). Obras completas. Amorrortu. Bs.As. 1976.Vol.
XXIII, pág 250.
3
Freud, S. ¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?. (1926) Ob. cit. Vol XX. Pág.
213 y 219.
acento en la exigencia de que no pueda ejercer el análisis nadie que no haya adquirido
tíitulos para ello mediante una determinada formación4. “Determinada formación”
implica, entonces, análisis personal, supervisión y estudio de conceptos de la teoría
psicoanalítica. Y, en este último lugar se ubica una posible Maestría en Psicoanálisis.
Siguiendo la definición freudiana traducida por Luis López Ballesteros y de Torres:
“Psicoanálisis es el nombre: 1.- de un método que sirve para investigar procesos
anímicos difícilmente accesibles de otro modo, 2.- de un método terapéutico de las
perturbaciones neuróticas basado en tal investigación, y 3.- de una serie de
conocimientos psicológicos así adquiridos, que van constituyendo paulatinamente una
nueva disciplina científica5. En esta definición queda manifiesto el lugar que la
investigación y sus transferencias ocupan en la construcción del psicoanálisis.
“Investigación” es uno de los nombres del psicoanálisis.
El saber del psicoanálisis, soportado por Freud, siempre interpela a su propia causa: lo
inconsciente y las fuerzas que pulsionan al aparato psíquico a la actividad. Las pulsiones
y sus vicisitudes resultaron, desde el origen del psicoanálisis, el dato radical de la
experiencia psicoanalítica. El concepto de trieb devino necesario así como la
investigación rigurosa del mismo, él conlleva el saber del psicoanálisis.
Considero que las distintas formalizaciones del concepto de trieb construyen la
historia “propia” del psicoanálisis en donde coinciden investigación y tratamiento
analítico6. En palabras de Freud: “En el psicoanálisis existió desde el comienzo mismo
una unión entre curar e investigar. Esta perspectiva de ganancia científica fue el rasgo
más preclaro y promisorio del trabajo analítico” 7.
No podemos desconocer en el psicoanálisis su carácter científico, ni en su lógica
empírica ni en la abstracta, porque ambas se implican. “Lo mismo que la química o la
física, soporta que sus conceptos máximos no sean absolutamente claros, que sus
premisas sean provisionales, y espera del trabajo futuro su mejor precisión”8.
El psicoanálisis exige una prolongada y rigurosa disciplina de investigación9. Al
investigar los procesos psíquicos y las funciones mentales, el psicoanálisis se ajusta a un
método particular, cuya aplicación en modo alguno está limitada al campo de los
funciones psíquicas patológicas, sino que también concierne a la resolución de los
problemas artísticos, filosóficos o religiosos, suministrando en tal sentido múltiples
enfoques nuevos y revelaciones de importancia para la historia de la literatura, la
mitología, la historia de las culturas y la filosofía de las religiones10.
El saber del psicoanálisis es el saber sobre el trieb. Y en esta perspectiva cabe
preguntar: ¿qué se investiga en una Maestría en Psicoanálisis?

4
Freud, S. Ibid, pag. 219.
5
Freud, S. Dos artículos de enciclopedia. (1922). Obras completas. Biblioteca Nueva. Madrid. 1948.
Volumen II, pag. 19
6
Freud, S. Consejos al médico sobre el tratamiento. Psicoanalítico (1912). Obras
completas. Amorrortu. Bs.As. 1976.Vol. XII, pag. 114
7
Freud, S. ¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?. (1926). Ob. cit. Vol. XX. Pag.
240
8
Freud, S. Dos artículos de enciclopedia (1922). Ob. cit. Vol. XVIII, pág. 249.
9
Freud. S. La interpretación de los sueños (1900) . Ob. cit. Vol. XIV. Pág 25, 35.
10
Freud, S. ¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la universidad? (1918). Ob. cit. Vol.
XVII, pág. 171
En la pregunta misma hay una afirmación respecto del trabajo de la Maestría: la
investigación de los conceptos del psicoanálisis, la puesta en interrogación de sus
hipótesis, la verificación de sus fundamentos, la validación de sus enunciados, con un
método – el método analítico freudiano -.
Entiendo por tal, no solamente, la regla fundamental analítica, en la cual consiste la
lógica de la dirección de la cura, sino también a ese “obrar” con orden, a ese
procedimiento que ha seguido para buscar “la verdad y enseñarla”11 en el armado de un
cuerpo teórico con principios transmisibles. En mi consideración, el método analítico
freudiano circula en una banda de Moebius en donde la intimidad pulsional de un
sujeto y la formalización del concepto de trieb constituyen sus bordes, la “escucha”
propuesta por Freud se ubica como el corte constitutivo de la banda y el estudio de los
modos lógicos de la transferencia como aquello que falta al nudo. El método analítico
freudiano, desde sus orígenes, implica la posibilidad de la producción de un saber no-
todo. Su método analítico, puesto de manifiesto en el Proyecto de una psicología
científica, tiene en cuenta el das-Ding, la cosa en tanto que perdida en el origen.
Una Maestría en Psicoanálisis se ocupa del trabajo de los conceptos siguiendo el
método analítico freudiano, por eso precedentemente he manifestado: “una posible
Maestría”. Su posibilidad está en la fidelidad al lugar que ocupa en la teoría freudiana el
objeto en tanto perdido.
Y, un Magister en psicoanálisis es aquél que ha atravesado la experiencia, según su
deseo, de sostener el trabajo de una hipótesis del psicoanálisis, soportando el método
analítico freudiano, es decir, soportando la tensión entre deseo y falta. Soportando la
tensión de saberse implicado en “su” investigación, de saber que no puede escapar a la
exposición cada vez que habla –presentación de su estado de investigación y debate-.
La construcción de una tesis de Maestría en psicoanálisis, más allá de las formalidades
operativas universitarias, implica la formalización de la lógica del inconsciente, o sea,
de aquella lógica de lo que falta al saber. Se trata de re-descubrir el psicoanálisis, que
“a partir de una pérdida se funda el inconsciente. A partir de dicha pérdida será desde
donde se formalicen los conceptos analíticos, los cuales se fueron modificando a través
de las investigaciones que la clínica exigía. Lo irreductible será dicha pérdida que funda
la estructura, la cual nos hace saber que lo indecible, lo implosible de decir, nos hace
hablar y que la inexistencia del todo nos confronta a la falta”12.
No es difícil iniciar una investigación en Psicoanálisis, lo difícil es soportar terminarla,
descubriendo que siempre estará cercenada de poder decirlo todo.
La construcción de una tesis de Maestría no ahorra la marca de pasar, una y otra vez,
por la experiencia de que no - todo es posible en el saber, así se pretenda con él tan solo
una relación, digamos, “conceptual”. No ahorra la posibilidad de experimentar que la
palabra revela el saber que existe en el lenguaje, en tanto que saber a medias,
agujereado.
La construcción de una tesis de Maestría en Psicoanálisis implica atravesar las
vicisitudes del deseo de saber con relación a la transferencia de trabajo en psicoanálisis.
Está en manos de cada investigador construir su modo de tomar la herramienta –el
método analítico freudiano – con el cual poder formalizar una experiencia: la del
inconsciente.

11
Diccionario de la Real Academia Española. Acepción de “método”. Madrid. 1925
12
Piciana, H. Comentarios sobre la invención de una praxis. Actas de las Jornadas de Praxis Freudiana 10
de Enero 2004. Publicadas en www.praxisfreudiana.com.ar

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