SERIE NEW WORLD 08

C.L. SCHOLEY
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Índice
Argumento ........................................................................................................................ 3
Capítulo 1 ......................................................................................................................... 4
Capítulo 2 ....................................................................................................................... 14
Capítulo 3 ....................................................................................................................... 24
Capítulo 4 ....................................................................................................................... 33
Capítulo 5 ....................................................................................................................... 46
Capítulo 6 ....................................................................................................................... 58
Capítulo 7 ....................................................................................................................... 68
Capítulo 8 ....................................................................................................................... 72
Capítulo 9 ....................................................................................................................... 79
Capítulo 10 ..................................................................................................................... 86
Capítulo 11 ..................................................................................................................... 95
Capítulo 12 ..................................................................................................................... 98
Capítulo 13 ................................................................................................................... 108
Capítulo 14 ................................................................................................................... 113
Capítulo 15 ................................................................................................................... 119
Sobre la autora ............................................................................................................. 125

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Argumento
“¡Mía!”
Una de las palabras más poderosas en el lenguaje humano, la posesión. La desesperada
necesidad de aferrarte a lo que amas con cada fibra de tu ser. Hasta Huck es consciente de
que para aferrarse a lo que más ama, tendrá que dejarse llevar no sólo por Becky, sino
también por una parte de quién es, de lo qué es, quizás la mejor parte.
Para Becky, no importa a dónde haya llegado en el Universo, no importa en cuántos
planetas haya puesto sus pies errantes, el hogar no es un lugar, es un quién. Hasta que su
padre y salvavidas murió. Cuando un alienígena medio malvado se presenta exigiendo amor
y aceptación, Becky está decidida a luchar la batalla más dura de su vida. El hogar se
convertirá en un poderoso macho, si Huck puede llegar a ser salvado. No hay guerra más
grande a veces, que la que se libra interiormente.

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Capítulo 1
Te huelo en alguna parte, pequeña hembra humana.
Con el escudo gris levantado y resuelto, Huck estaba en un frenesí, corriendo de árbol en
árbol. Unas largas garras y zarpas se clavaban en la corteza, y luego eran enterradas a
medida que avanzaba más rápido. Su movimiento era tan vertiginosamente salvaje que las
puntas de sus afiladas armas atrapaban más aire que materia. ¿Dónde estás, mujer? Muy,
muy cerca. El olor se filtraba en sus fosas nasales riéndose de él, burlándose, redoblando
su esfuerzo. La tierra del planeta era devorada bajo su movimiento hostil. El ramaje volaba
a su paso, ya que a su dominante presencia no se le negaba el botín de la victoria. Olerla
era tenerla. La muerte vendría rápidamente a cualquiera que se interpusiera en su camino.
Más cerca, más cerca.
Podía saborearla en la brisa. La fragancia femenina bailaba a través de su lengua colmando
su boca. La excitación retumbaba en su pecho. Su búsqueda pronto terminaría, por fin. No
más trasbordador solitario, no más días vacíos que se convierten en noches. Un nuevo
hogar, un nuevo planeta y un nuevo comienzo estaban casi a su alcance. Sus garras se
crispaban por tocar la suave piel. La fuerte superficie bajo de él, simplemente conectando
con la tierra era una bendición. El duro suelo del trasbordador bajo sus pies sería un
recuerdo lejano una vez que se asegurara de la hembra y se dirigiera a Bagron. Cada
centímetro de él se sentía vivo.
La búsqueda de la hembra se detuvo bruscamente. Sus garras patinaron en el terreno,
haciendo volar partículas de tierra marrón. Huck frunció el ceño al tiempo que se detenía.
Gruñendo, atravesó sus garras en el tronco de un árbol para evitar matar a la interferencia.
Había seis machos humanos alrededor de un transbordador maltrecho. Pensó que había
olido a una hembra. Sé que lo hice, maldición. El olor había desaparecido, la testosterona
llenaba el aire. Los seis hombres, de varios tamaños y colores, estaban bromeando y riendo.
Huck no sintió ninguna amenaza -miserables trozos de pelo-, se apoyó en el tronco del árbol
y dejó caer su escudo. Ninguno de ellos se fijó en él. La idea le hizo negar con la cabeza, si
hubiera querido, ya estarían muertos.
"Deberías haber visto al viejo Tom volando anoche. Que se joda si puede volar. Casi abolla
la pared".
Un hombre, caucásico, alto, pelirrojo, se reía tanto que le salían lágrimas por la cara. Otro
hombre, más bajo, de constitución más robusta, bronceado y calvo, le empujó y se puso de
color rojo remolacha.
"Vete a la mierda".
Otro, el más grande de todos, le dio una palmada en los muslos y rugió de risa. "Nos vamos
a joder todos antes de que esa perra abra las piernas".
Perra, una perra de mujer o término despectivo de la jerga humana para una mujer humana.
Huck escuchó el murmullo de su escudo dentro de sus pensamientos como lo hacía a
menudo. Estaba acostumbrado a sus murmullos; a veces ignoraba sus divagaciones, otras

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veces estaba de acuerdo. Los hombres humanos no tenían imaginación. Tormenta, gato
infernal, torbellino, se podía interpretar como algo tierno en lo que a Huck respecta. Las
hembras, en su opinión, se asemejaban a bestias peludas de cuatro patas sin motivo. Huck
había descubierto que los humanos empleaban términos extraños la mayoría de las veces.
Pero si se trataba de un discurso metafórico, los hombres podrían ser considerados como
idiotas, esfínteres fruncidos que vomitan mierda.
Idiotas.
"¿Quién diablos le enseña a una mujer a pelear como Karate Kid?" El pelirrojo movió los
brazos como un pájaro moribundo y Huck supuso que intentaba parecer peligroso. Huck
resopló. No. Sus bromas eran graciosas, pero se estaba impacientando.
"He oído que su padre era un SEAL de la Marina"
"No, hombre, era un Boina Verde"
"Su padre era un SEAL, y su madre una Boina Verde, y dieron a luz a una intocable"
Huck había oído suficiente. Por sus bromas, estaba convencido de que había una mujer por
ahí, en alguna parte. Él la quería, y la paciencia nunca fue su punto fuerte. Huck salió a la
luz. Los seis hombres dejaron de reírse y le miraron fijamente. El olor del miedo llegó a las
fosas nasales de Huck y le hizo arrugar la nariz.
¿Quiénes son los perros ahora? Huck sonrió ante el sentido del humor de su escudo. Todos
los hombres llevaban vello facial. En dónde sus camisas estaban desgarradas, muchos de
ellos mostraban vello en el pecho y en las piernas en los lugares en que sus pantalones no
les cubrían. Su escudo tenía razón; Huck nunca había visto una hembra peluda.
El escudo gris que utilizaba cuando planeaba matar permanecía caído, pero no significaba
que el escudo no estuviera activo. El escudo era una extensión de sí mismo, su fuente de
protección durante más de mil años. El arma personal de Huck y a veces su confidente. En
ese momento, el escudo se contentaba con observar. Huck vestía unos pantalones grises
que se ajustaban a sus caderas hasta los tobillos. El resto de él estaba desnudo. Los seis
hombres centraron su mirada en él, los seis desconfiados.
"Eres un Tonan, ¿verdad?", dijo uno de los hombres.
"Sí", dijo Huck.
"Vas a matarnos, ¿verdad?"
"Tal vez más tarde, no lo he decidido. La idea es divertida. Por ahora, quiero a la hembra.
Sé que tenéis una, ahora es mía".
"El Tonan y el Titán. Colega, tengo un consejo para ti. Los seis no somos rivales para ti, lo
admito. Pero Becky te pateará el trasero".
Huck se sorprendió cuando el pelirrojo se rió. ¿Estaban mirando a la muerte a la cara y
haciendo bromas?
"¿Queréis morir? ¿Correcto?" Huck dijo.

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" Colega, dormimos con cuchillos, no con Becky. Una pequeña pesadilla cuando se estrelló
y, por todo lo sagrado, corre por tu vida cuando despierte. Es un tornado en movimiento".
"Y que el cielo te ayude si ve el gris. Odia el color con pasión, así que te sugeriría que te
cambies de ropa", dijo Tom.
"¿Dónde está la hembra?" Huck se estaba enojando, sus dedos se retorcían por estrangular
a alguien. Él ya sabía que algunas hembras se sentían aterrorizadas ante el gris; era un
color Tonan.
Recuerda tu misión. A veces su escudo era demasiado irritante.
Un hombre levantó las manos con aspecto de exasperado. "No tengo ni idea. Fuera,
destrozando a alguna desafortunada criatura que cague por donde ella camina, ¿quién
sabe? Mira, no queremos problemas. Nos detuvimos aquí por agua y nos iremos en cuanto
ella regrese".
"Tomen su agua y váyanse, pueden irse con sus vidas, pero también se irán sin la hembra",
dijo Huck.
"Bien, larguémonos de aquí", dijo el hombre más grande. "Hemos terminado"
"Vamos, Jack. Becky es una mierda, ¿pero puedes culparla? Los seis somos lo
suficientemente malos. No podemos dejarla aquí con él. Mira su tamaño y es un guerrero
Tonan. ¿De verdad crees que estará bien?"
"¿Quieres enfrentarte a un guerrero Tonan por Becky? No es como si fueras a recibir algo
de ella, ninguno de nosotros lo haría", dijo Jack. "Diablos, de todos nosotros, ella sería el
mejor hombre. Mira, Tonan, colega, si la quieres, encuéntrala. Y gracias por no destriparme"
Jack saltó a la lanzadera. Le siguieron otros cuatro. El único hombre que ofreció resistencia
se quedó; era el más pequeño. Dudó sólo un segundo antes de hablar.
"¿Vas a matarla?"
"Si digo que sí, ¿lucharás contra mí?"
"Sí"
"Me llevaría dos segundos matarte."
"Entonces sólo tendría que preocuparme por ella dos segundos más"
El hombrecito cerró los puños. La armadura de Huck subió. Su escudo gris se estrelló sobre
él desde dentro. El hombre se puso tan blanco como una estrella. Huck chasqueó sus largos
dedos de garra juntos, las chispas volaron. Sus pies con garras agarraron la tierra y dio un
paso para mostrarle al macho el daño que las garras podían hacer al simple terreno bajo
sus pies. Una larga cola gris chasqueó como un látigo, golpeando contra la corteza dejando
una marca de quemadura, haciendo que el hombre saltara. Huck era un gran guerrero para
empezar, incluso sin su escudo. Más alto que muchos guerreros Tonan, cuando Huck
hablaba todos escuchaban.
"¿Cambiaste de opinión, pequeño macho?" preguntó Huck.

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"No"
La palabra fue un chirrido. El hombre tenía agallas, no estaba mintiendo. El miedo del
macho era palpable, pero se mantuvo firme. Tragó con fuerza y levantó los puños. El
ratoncito tenía más bolas que los cinco que se apiñaban juntos, apostando a que lo iban a
cortar en rodajas o en dados.
Un digno oponente sólo de corazón. Matarle no tendría sentido, estaba desarmado.
"Ve con tus compañeros. La hembra estará bien. Tendrá miedo, sin duda, pero seré amable".
"Cuidado con que no se lo coma, amigo", gritó Jack cuando sacó la cabeza por la puerta.
Agarró un puñado de la camisa del hombrecito y lo arrastró hacia adentro. La puerta del
transbordador se cerró con el hombre pequeño gritando para que Huck no lastimara a la
hembra.
Huck frunció el ceño, el pequeño macho estaba desesperado, golpeando la puerta del
transbordador. La maldad no era la intención de Huck. Hubo un renegado Tonan que se
había unido a Cobra y el número iba en aumento. La única forma de unirse al equipo
ganador, el de Cobra, era tener una pareja. Huck no era estúpido. Los guerreros Zargonnii
y Castian se habían unido con los Tonans emparejados. Los Guerreros Oscuros también se
unieron a Cobra. Los Gorgano se unieron a los Tonans rebeldes, pero ninguno de los dos
bandos confiaba en el otro. Era la ventaja de un tonto como alianza y no conduciría a nada
bueno. Los pocos Tonans que quedaban eran malvados. Huck estaba avergonzado de su
raza. Sí, los Tonans eran temibles. Pero los idiotas estaban cayendo como moscas.
No había duda en la mente de Huck de que podía domar a una hembra humana. Todo lo
que tenía que hacer era encontrarla. Dando un paso, Huck se detuvo cuando se dio cuenta
de la gravedad de la situación. Había otra cosa que tenía que hacer. Cobra no permitía
mentirosos. Entre los Castians y los Tonans, era bien conocido que cuanto más larga era
la cola de un Tonan, más mentiroso era. Huck había dicho su parte de mentiras, no estaba
avergonzado, pero no había manera de evitar lo inevitable. Se detuvo ante un audible
temblor de su escudo por la tarea que tenía entre manos. Respiró hondo y se preparó. Huck
cogió su cola con un puño. Con un tirón gigante se arrancó la cola. Huck echó la cabeza
hacia atrás y gritó mientras la tiraba al suelo.
"Joooooder".
El dolor era insoportable. Los guerreros Tonans raramente sentían dolor, su escudo les
protegía, pero esto era un ataque directo a su escudo por parte de él. Un mal necesario, no
significaba que a su escudo le tuviera que gustar. Huck jadeó grandes cantidades de aire.
Una cola de mil doscientos años no se iba sin ningún coste. Por un segundo se tambaleó y
se arrodilló. Su brazo se levantó para proteger su cara cuando el transbordador aprovechó
ese momento para levantarse y volar, el combustible rancio fue filtrado por su escudo, el
humo negro se elevó.
"Ese pedazo de mierda está en su última etapa", murmuró Huck.
El ramaje a su alrededor se removió, unas pocas ramas bailaron salvajemente y luego se
asentaron cuando el transbordador se lanzó hacia delante. Si la nave sobreviviera a otra

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entrada de ozono, se sorprendería. La hembra tuvo suerte de que pusiera en camino a sus
compañeros sin ella.
Gimiendo, Huck se puso de pie, con las manos apoyadas en las rodillas. Su respiración se
equilibró y se enderezó. Se abstuvo de ponerse una mano en el culo. Una brisa le trajo el
aroma que deseaba y ladeó un poco la cabeza hacia la izquierda. El olor era sutil pero
suficiente. Cuando comenzó a moverse, se dio cuenta de que la hembra se dirigía hacia su
lanzadera. Significaba que estaba buscando cosas útiles. Esperaba que no fuera una
ladrona. Cobra era estricta cuando se trataba de integridad. Huck la golpearía si tuviera
que hacerlo, no toleraba los dedos largos.
La suerte estaba de su lado, había encontrado un olor humano después de que su consola
del transbordador detectara fuentes de calor erguido que emanaban de la superficie del
planeta. Los humanos eran difíciles de encontrar. Esperaba que la hembra fuera linda y
esperaba que estuviera en edad de tener hijos. Había tiempo para engendrar un hijo. A su
edad, la probabilidad de concepción durante la última etapa del celo era todavía alta. Si
apareciera en el planeta de Cobra, tendría una oportunidad mucho mejor si no sólo se
apareara, sino que su pareja llevara un pedazo de su escudo. Cobra tendría que aceptarle.
Dar a una descendencia un trozo de un escudo de guerrero mostraba integridad. La idea le
hizo gemir. Huck no había necesitado integridad en....bueno nunca.
Huck odiaba el deseo de la compañía, pero volar alrededor de la galaxia en una misión de
un solo hombre era irritante. Su escudo le estaba poniendo los nervios de punta.
"¿Por qué no nací sucio y malvado? La vida sería mucho más fácil".
Huck supuso que podría haber sido peor, nacer con capacidad de compasión nula. Pero de
nuevo, pensó que si hubiera sido así, no le importaría. Nunca pensó realmente en la
necesidad de otros hasta que todos se fueron. Odiaba estar en las naves Tonan cuando una
hembra humana era destruida. Cada muerte acercaba a los Tonans a la aniquilación.
Cuando el mal no se preocupa por nada, significa que no se preocupan por sí mismos. Esa
no era la forma en que Huck quería vivir. Para él era necesaria una colmena. Para que él
sintiera la pertenencia, había que hacer sacrificios.
Dejar que los humanos se fueran sin matar ni a uno solo era molesto. Hubiera sido
agradable aplastar la garganta del culo de Jack. El olor de ese macho era repulsivo, de
gusano; su carácter no tenía escrúpulos. Pero, no habría sido una batalla justa. Un humano
no puede luchar con tendencias repugnantes o aborrecibles utilizándolas como armas, muy
al contrario, el macho estaba desarmado. No habría forma de ir a Cobra alegando que los
machos le atacaron, su cola crecería. Cobra pensaba que los machos humanos eran
inofensivos. Si Huck masacraba a los inofensivos, su nueva integridad estaría en duda.
"Estúpida cola que crece", refunfuñó. "Estúpida integridad".
El dolor cerca de su trasero estaba disminuyendo. Huck cedió a su deseo y dejó caer su
escudo para frotar su trasero. Apretó los dientes y gruñó. Entonces, recordando que las
hembras humanas estaban aterrorizadas de absolutamente todo, trató de calmar sus
rasgos externos, y luego dejó de intentarlo.
"Nadie puede sonreír cuando le duele tanto el culo. Tendrá que aguantarse".

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Continuó hacia su trasbordador, gruñendo y refunfuñando al andar en zig-zag, lo que hacía

que se le doblaran las rodillas.

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Becky vio el transbordador en el claro. Las marcas de quemaduras en el suelo eran pocas,
a diferencia del rastro de devastación que su transbordador hacía durante el aterrizaje y el
despegue. Los propulsores de este transbordador en particular debían estar operativos y
bien mantenidos. Con la mano en el casco, caminó alrededor de la nave deslizando los dedos
sobre la suave y cálida superficie. Se parecía a una embarcación que los Tonans dieron a
los humanos para que se dirigieran a Ulsy, pero superior y en perfectas condiciones de
funcionamiento. Por supuesto que era gris.
Odio el color gris.
A los Tonans les gustaba el gris. Becky había visto a un guerrero Tonan protegido en su
último día en la Tierra. La transformación hizo que abriera los ojos de par en par. Era la
cosa más fea que había visto en su vida. Afortunadamente, vio al espeluznante
extraterrestre en el suelo agitando un puño con garras ante el transbordador mientras ella
y los demás se alejaban a toda velocidad. Becky se rió con la imagen.
Estaba ahí todo enojado y luego estaba ahí, jodidamente feo, furioso como un infierno
cabreado.
La lucha en el cielo fue menor puesto que la Tierra se consideraba inhabitable el día que
escapó. Ella y sus seis compañeros encontraron (robaron) el transbordador en el que
viajaban. Fue un encuentro casual con los otros cinco hombres. Becky había estado
vagando con Raymond durante unos meses. Un chico pequeño con un gran corazón, no
había atracción entre los dos, simple compañía. Trabajaron juntos durante meses para
encontrar comida y refugio, siempre en movimiento. A medida que pasaba el tiempo no se
podían negar sus circunstancias; era hora de abandonar la Tierra.
Había sido difícil acercarse a la lanzadera del Tonan. En el transcurso de unos años, Becky
y Raymond adquirieron sus propias percepciones sobre los alienígenas. Podían ver en la
oscuridad, así que el día o la noche no importaban. Su sentido del olfato era muy agudo,
por lo que el viento a favor era imprescindible. La mayor perdición de los alienígenas era su
arrogancia. Ningún Tonan esperaba que ningún humano intentara de forma audaz coger
su nave. Lo que los Tonan no sabían de los humanos era que su tenacidad superaba a su
seguridad. La idea es que, si vas a morir, era ir a por todas o irte a casa. Becky y Raymond
fueron a por todas, evidentemente, no tenían casa.
Jack y sus secuaces tuvieron la misma idea que ella y Raymond. Ambos grupos acecharon
la misma lanzadera al mismo tiempo. Cuando se dieron cuenta en su inevitable encuentro,
unieron fuerzas. Su robo fue épico. Distraer, maniobrar y unos cuantos cartuchos de
dinamita bien colocados y ya estaban fuera. El cielo se había iluminado en varias
direcciones casi ocultando su huida, excepto para el solitario y cabreado Tonan. Becky
adivinó que el transbordador había sido suyo. Todos decidieron permanecer juntos. Dejaron
la Tierra y no miraron atrás. Ella y sus compañeros fueron de planeta en planeta sabiendo
que los Tonans estaban cazando humanos. Los hombres serían asesinados, y Becky sabía

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lo que los Tonans querían de las hembras humanas. Ser un peón en un mundo alienígena
apestaba. Ser una nómada apestaba. La vida apestaba.
Ella estaba atrapada con seis hombres cachondos que convirtieron en su misión diaria el
informarle de por qué sería una buena idea acostarse con ellos. Bueno, cinco hombres
cachondos y un hombre que no tenía idea de dónde encajaba. Raymond intentó al principio
defenderla. Se burlaban de él sin piedad. No era gay, y Becky estaba molesta porque Jack
insinuaba la idea muchas veces. El desmoronamiento de la Tierra no hizo que todos los
varones humanos perdieran su sentido del honor o de la caballerosidad. De hecho, Becky
adivinó que muchos de los hombres en el transbordador eran decentes y temían que Jack
y Tom se burlaran de ellos.
Jack era bastante fácil de manejar para ella, y ella se hizo cargo de su situación. Después
de que Becky golpeara a los cinco en sus traseros, Raymond se rindió ante las bromas, no
necesariamente uniéndose a los demás, pero Raymond la dejó repartir su propio castigo.
Se rió de algunas bromas estúpidas, pero en su mayor parte se mantenía al margen. Y le
sonrió cuando hizo dar vueltas a Tom.
A Becky no le interesaba una orgía pandillera. Ninguno de ellos tenía su interés. Los otros
eran unos imbéciles, pero se pusieron firmes y todos ellos se le acercaron a la vez.
Fácilmente podía, y lo había hecho, patear sus traseros. Los cinco no habrían representado
un problema, pero se alegró de que nadie estuviera lo suficientemente interesado como para
lastimarla físicamente. Tenía que haber un hombre en algún lugar del universo que al
menos pudiera estar de acuerdo con ella. Su padre siempre le dijo que se casara con un
hombre que le cubriera las espaldas. La gente era cobarde y atacaba por detrás. El instinto
le decía que no sólo hablaba de pelear.
Pensar en su padre hizo que su imagen apareciera en sus pensamientos. Era una imagen
que empujó lejos. Él estaba señalando detrás de ella mientras moría. Queriendo que se
diera la vuelta para que no viera su último aliento. Lo que él pasó, ella también. Ahora
mismo necesitaba ser fuerte.
Mientras se deslizaba por el costado de la nave, Becky notó que la puerta del transbordador
estaba abierta. Podría significar una de dos cosas, había alguien dentro o quienquiera que
fuera el dueño de la embarcación estaba cerca, o pensaban que nadie sería tan estúpido
como para meterse en ella. Ninguno de los escenarios le atraía, pero en tiempos
desesperados y todo....
La luz del sol se filtró, iluminando el interior. Desde su posición ventajosa, pudo ver a un
replicador y su corazón saltó. El objeto era rectangular y del tamaño de un horno, a unos
dos pies del suelo. La caja gris tenía una luz negra que oscilaba de izquierda a derecha
indicando que estaba encendida y operativa. Si el dueño era humano, puede que no le
importara darles suministros. Si el dueño no era humano, ella y los otros podrían ser
capaces de dominar al ocupante, o a los ocupantes. La lanzadera parecía decididamente
menos dañada que la suya. Tomar lo que necesitabas era vida; eso también apestaba, pero
la muerte apestaba más.
“¿Hola?”

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Nadie respondió. Con el corazón martilleándole, Becky se metió dentro con recelo de que
alguien se le echara encima. Una mirada rápida y notó una consola brillantemente
iluminada cerca de una gran ventana cuadrada. Una extraña máquina se sentaba a su
derecha, algo que nunca antes había visto. El objeto era grande, rodeado de metal brillante
y un extraño cristal transparente amarillento, con algo parecido a un asiento en su interior.
El calor irradiaba de la extraña y enorme caja. Si Becky no lo supiera, asumiría que es una
extraña cama de rayos UVA.
El suelo bajo sus pies estaba liso y limpio, brillante, como recién pulido. Sus sucios zapatos
por correr, llenos de agujeros, parecían fuera de lugar en esa superficie. El aire dentro de
la lanzadera era puro, ni un solo olor la asaltaba y frunció el ceño. Su trasbordador apestaba
después de un rato con los siete, sin agua para lavarse cuando su suministro, como ahora,
estaba agotado, y un inodoro fastidioso. Peor fue cuando la comida que encontraron les
provocó indigestión. El gas humano nocivo en un espacio confinado era mortal, y seis
hombres malolientes -brutal.
Los dedos de Becky le hormigueaban para ver si el replicador tenía comida decente. Miró
hacia atrás y salió por la puerta, se mece en los talones de sus pies por un segundo y
enderezó sus hombros.
"De perdidos al río", murmuró en voz alta.
Se dirigió al replicador y cruzó los dedos. Si el ocupante fuera humano, habría alimentos
que le gustarían a los humanos, no las apestosas gachas sin sabor que los Tonans
programaban en su replicador el cual se había roto. Fue un día triste cuando ella y los
demás se dieron cuenta de que la mala comida era mejor que no comer nada. Pasó las
puntas de sus dedos por la parte superior de la elegante máquina. Si iba a desear comida,
iba a hacer que su primer intento contara.
"Helado de chocolate".
La máquina zumbó, el interior se iluminó y cobró vida. Un resplandor de una forma
solidificada. La respiración de Becky se inmovilizó. Un tazón de helado de chocolate se
materializó frente a ella y ella gimió; todo su cuerpo se estremeció de incredulidad. Había
pasado tanto tiempo que no tomaba chocolate. Levantó las manos, dándole alcance, y sujetó
el tazón, ahuecándolo entre las manos; sus dedos acariciaron el mango frío y gris de la
cuchara. Sus ojos se deleitaron con las dos divinas bolas perfectamente redondas que la
esperaban. Se le hizo agua la boca. Sus temblores hacían temblar el cuenco, la cuchara
resonó hasta que cogió un bocado gigante y se sumergió en él.
"Ah, congelación de cerebro"
Su murmullo fue alrededor de un baile con la boca abierta. La parte de atrás de sus dientes
delanteros tenía un hormigueo. En su afán no sabía si masticar o chupar, así que hizo
ambas cosas. Cucharada tras cucharada se las metió en la boca. Su lengua, dientes y labios
estaban congelados. El sabor celestial hacía cantar a sus papilas gustativas. Su vientre
retumbaba al tragar, como si estuviera anticipando el regalo. Becky lamió el tazón y lo
reemplazó. El tazón y la cuchara desaparecieron.
"Leche con chocolate, fría".

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Un gran vaso apareció y Becky envolvió su mano alrededor de la dura y fría sustancia.
Levantó el vaso, olfateó el contenido y se lo llevó a los labios. Perezosamente succionó los
primeros sorbos de la boca y luego engulló el contenido, deteniéndose sólo el tiempo
suficiente para respirar. Cuando terminó, volvió a colocar el vaso y puso su mano sobre su
corazón palpitante.
"Subidón de azúcar".
Por un segundo, se preguntó si la máquina reemplazaría su ropa raída. La idea era
tentadora, pero su necesidad de ver el resto de la nave sobrepasaba su deseo. Los
pantalones color canela rotos y la camiseta opaca y patéticamente manchada podían
esperar. Vagabundeó por el trasbordador notando que había tres habitaciones. Una era
decididamente para cautivos. La puerta tenía barras largas, espacios de dos pulgadas, la
habitación visible a las otras dos habitaciones. Un area estaba cerrada para el aseo, aunque
transparente. Un área abierta que contenía un inodoro situado en una esquina, visible. No
habría privacidad en esta habitación. El pensamiento hizo que se preguntara. El dueño
podría ser un guerrero Tonan después de todo. Si había un Tonan vagando por el planeta,
todos estaban en peligro. Estar en el transbordador era buscarse problemas.
¿Pero por qué el replicador tendría chocolate?
Los Tonans no eran conocidos por su amabilidad. No importaba. La supervivencia era la
prioridad número uno. Los seis hombres y ella fueron de planeta en planeta encontrando
lo que necesitaban para sobrevivir. Algunos planetas eran más hospitalarios que otros. Los
habitantes eran observados primero para detectar signos de hostilidad. La sensación de
nerviosismo intenso en sus tripas le dijo que saliera mientras pudiera. La habitación
siguiente solo la miró brevemente, y estaba, en su mayor parte, vacía. Un misterio. Becky
regresó al replicador dejando que sus manos descansaran sobre el objeto cuadrado. Decidió
que podía vigilar el trasbordador desde fuera. Sería fácil detectar a un guerrero Tonan. Los
Tonans llevaban pantalones grises que les quedaban bien, sin zapatos ni calcetines y, lo
que era más importante, sin camisa. No tenían pezones, una letal señal reveladora.
¿Quién demonios no tiene pezones?
Por un breve segundo se demoró, preguntándose si debía coger ropa útil mientras tenía la
oportunidad. Sus ropas estaban limpias pero desgarradas y desgastadas. Un ruido sordo
en el exterior de la lanzadera decidió por ella; el ruido estaba demasiado cerca de la puerta,
impidiendo su escape. Becky corrió a lo que parecía ser la habitación vacía y vio que había
pasado por alto una sola cama en su apresurada primera exploración. Se metió debajo y se
apretó contra la fría pared. Ella metió sus piernas lo más cerca posible de su pecho tratando
de hacerse más pequeña. Una mano presionó su boca para intentar cubrir el sonido de su
frenética respiración.
La nave se balanceó, supuso que cuando lo que sea que entrase saltó a bordo. Escuchó un
extraño siseo y luego un momento de silencio. El acolchado de los pies a medida que el
ocupante iba de habitación en habitación se podía escuchar. Los brazos se le pusieron de
piel de gallina, desde su posición no podía ver a nadie. Una fina gota de sudor le caía
perezosamente por la sien. No pasó mucho tiempo antes de que dos pies descalzos se

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detuvieran junto a la cama. Los pantalones grises ajustados abrazaban tobillos y

pantorrillas. Becky tragó saliva mientras su corazón latía con fuerza.
Un guerrero Tonan
Tum, tum, latía en sus oídos. Sabiendo que estaba muerta si no actuaba rápido, Becky bajó
a lo largo de la cama en el suelo. Tan pronto como llegó al final se puso de pie y salió
corriendo. A la vuelta de la esquina patinó, la goma desgastada de sus suelas rechinando
en señal de protesta. El Tonan, si la seguía, no tenía prisa. Becky descubrió por qué. Sus
ojos se abrieron de par en par con incredulidad cuando se detuvo en seco. Sin siquiera
sentir el movimiento de la lanzadera, el espacio la miraba desde la ventanilla. Ya no estaban
en el planeta. Estaba atrapada. Los brazos se le pusieron de más piel de gallina. Los
guerreros Tonan tenían garras largas en cada mano. Garras que podían clavarse en la carne
tierna, desgarrando órganos internos. Era sólo cuestión de tiempo.
Como en un sueño, se volvió; la respiración que contenía fue expulsada en un silbido. Su
mirada se posó sobre el pecho desnudo del guerrero, sin pezones, y se elevó. El alienígena
no estaba protegido. Era el hombre más grande que Becky había visto. El pelo corto y oscuro
de ébano le rozaba sus orejas y algunos mechones se rizaban en la parte superior y a los
lados. Ojos azules glaciales la taladraban. Su cara tenía el más mínimo indicio de sombra,
pero no tenía pelo. Oscuras y perfectas cejas adornaban sus esculpidos rasgos.
Le habían dicho que los Tonans y los guerreros Castians eran tan sexys como el pecado, y
que los Tonans eran letales. Los pantalones grises, que se ajustaban a la forma, eran un
deleite para los ojos, de color Tonan. La muerte la miraba a la cara, o algo peor. El bastardo
le sonreía con sus dientes blancos y perfectos rodeados de unos labios rosados. Sin duda
esperando que se acobardara, se estremeciera y rogara por su vida.
Esta chica no ruega por nada.
Ella frunció el ceño mientras entrecerraba los ojos. Sin pensarlo más, se acercó a él y le
clavó el dedo en el pecho duro como una roca, mirándole a la cara.
No me jodas, es un bastardo enorme.
"Vas a dar la vuelta a este cacharro y me llevarás de vuelta ahora mismo o te arrepentirás,
Tonan", dijo en su tono más amenazador. Ella quería que él entendiera que sabía
exactamente qué y quién era y que no tenía miedo.
"¿O qué, pequeña hembra humana en edad fértil?"
Sonaba divertido y Becky trató de no tragar duro, estremeciéndose. Años de procrear. El
guerrero tomó su mano en la suya y la acercó. Becky agarró su muñeca, respiró hondo y
gritó un grito de guerra y le dio la vuelta al aturdido bastardo sobre su trasero.
Es el maldito asqueroso más pesado del mundo.



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Capítulo 2
Huck yacía a sus pies, con los ojos bien abiertos, mientras la hembra se echaba hacia atrás.
¿Qué coño ha pasado? Saltó y movió la espalda y los hombros. No estaba herido, pero sí
aturdido como el demonio. Por un segundo pensó que debía haber otra persona a bordo
que en realidad lo había arrojado, pero no, estaban solos. La hembra lo miraba con grandes
ojos marrones y secos, sin llorar ni acobardarse como él suponía que lo haría. Se cogió una
muñeca en el pecho durante una fracción de segundo antes de adoptar una actitud. Era
tan pequeña como cada hembra humana que había visto, pero su postura era diferente.
Todas las hembras con las que Huck se encontró inclinaban la cabeza o la espalda en un
gesto de sumisión, con las manos extendidas. No se quedaban paradas erguidas de esa
manera, con la barbilla levantada en abierto desafío, un codo doblado cerca de su costado
luciendo un puño, el otro estirado y también con el puño. ¿Pensaba derribarle de nuevo?
Una hembra extraña, para sentirse seguro. Sus rasgos estaban llenos de indignación. Una
arrogante indignación. Se suponía que debía estar asustada de él. Que se encogería de
miedo. Era por su propio bien y haría que Huck se sintiera mejor. Él era un gran guerrero
después de todo y ella era, bueno, ella era una mujer. "Tu nombre, mujer"
"Becky la maldita pateadora de culos".
"Interesante y largo. Supongo que Becky es lo más creíble. Me tomaste por sorpresa, no
volverá a pasar. Deberías tener miedo"
"Sí, pastelito. Me pondré a ello". Ella tiró su largo y oscuro pelo hacia atrás con el puño
levantado.
Huck parpadeó. ¿Pastelito? ¿Una dulce y enclenque golosina? ¿Yo? Su comentario era
despreciativo. "No me llames pastelito".
La hembra respiraba pesadamente pero Huck olía a un mínimo miedo. Que se sintiera
estúpido tumbado de espaldas no había sido una foto perfecta. Sus puños ahora agitaban
en el aire frente a ella mientras bailaba un extraño baile de esquivar. La hembra ahora
asumía que podía vencerle. Ella se lo pensaría de nuevo. Huck llamó a su escudo.
"Santo cielo", gritó Becky y dio un paso atrás.
Así es, hembra humana, ten miedo, pequeña pateadora de culos, soy un pateador de culos
más grande.
"Oh, Dios mío, eres muy feo"
¿Eh?
"No sólo eres feo, eres H-O-R-R-I-B-L-E. Jodido culo feo, asqueroso malo feo. Mierda fea.
Apuesto a que cuando naciste el doctor abofeteó a tu madre".
"No tenemos doctores, ¿por qué me golpearía algo? El escudo del bebé no lo habría
permitido", respondió Huck confundido.

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"Apuesto a que tu madre dijo, 'qué tesoro', y tu padre dijo, 'entiérralo, joder'".
Huck gruñó, eso fue algo que entendió, la hembra estaba siendo insultante. ¿Grosería,
hacia un guerrero Tonan? No se tolerarían comentarios descarados, insolentes y abiertos,
especialmente porque se trataba de su hembra. Becky, la maldita pateadora de culos,
necesitaría un nuevo nombre. La agarró por la garganta y ella chilló aterrorizada cuando la
levantó sin esfuerzo sobre los dedos de los pies.
"Así son las hembras humanas, escóndete de mí, es-con-de-te"
"Por el amor de Dios, dame la vuelta. No quiero ver algo tan feo cuando muera, mi última
imagen contaminará el cielo". Sus palabras fueron ligeramente sofocadas pero
comprensibles.
"Exijo que me tengas miedo", gritó Huck y la empujó más alto.
"Sí, me pondré a ello, pastelito".
"No me llames pastelito", gruñó Huck. Por un momento ella se quedó completamente de pie
y cambió de color.
No se debe matar a una presunta pareja, las hembras humanas son difíciles de encontrar.
Su escudo tenía razón.
La hembra tenía sus manos juntas empujando hacia arriba bajo sus brazos de una manera
que la hacía fuerte. Huck la dejó caer y ella cayó en un montón a sus pies. Ella le sacó dos
piernas para envolverle los tobillos y tiró, luego gimió. Huck dejó caer su escudo y se puso
en cuclillas sobre los talones de sus pies. Se rascó la cabeza confundido.
"He visto perros hacerle esto a los humanos. ¿Es algún ritual de sumisión?"
"No me acuesto contigo, imbécil. Deberías estar sobre tu trasero ahora mismo. Maldición,
qué pesado eres", dijo y gimió.
"Nos aparearemos ahora. Quítate la ropa. Prepárate, soy enorme". dijo Huck.
"Vete a la mierda".
"No puedo aparearme". Huck parpadeó. "Qué suerte la mía, tengo una hembra estúpida.
Tienes suerte, eres guapa y estoy fuera de tiempo o buscaría a otra".
"Con tu encanto, estoy segura de que las mujeres se te caerán encima. Todas menos yo."
Becky le dio una patada en la espinilla, gimió cuando hizo contacto, y se puso de pie de un
salto y huyó a la habitación que se consideraba una habitación de cautiverio, ahora
cojeando de un pie. Huck se puso de pie y la siguió. Tal vez no debería haber mencionado
que era enorme, un pequeño descuido de su parte, ella lo descubriría muy pronto. Se detuvo
ante una pared, su aliento era frenético. Cuando ella se volvió, él estaba preparado para las
lágrimas. Su cara estaba retorcida en un gruñido de irritación.
Huck arrugó la nariz. "No te queda bien, mujer. Supongo que algo se te metió por el culo y
murió".
"Llévame-de-vuelta".

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"No."
Huck no estaba preparado para el desafío. Ella debería estar llorando y rogándole que fuera
gentil. Cobra sabría si se la llevó por la fuerza. Esta situación era un dilema. Él podía ser
gentil, pero ella no le pedía que lo fuera, sino que exigía que se la devolviera a los machos
humanos. Cinco de los cuales la entregaron en bandeja de plata.
"Dejaron el planeta sin ti", dijo. "Los machos humanos. Se han ido. Aunque volvieras, no
tendrías a nadie".
"Atrás". Dio un puñetazo y señaló detrás de él.
Huck se dirigió a los controles refunfuñando. Se suponía que esta aventura no iba a ser tan
difícil. Parte de su plan era que la hembra le permitiera aparearse inmediatamente. Cuanto
más tiempo se quedaba fuera vagando por las galaxias, más rápido era su oportunidad de
ser notado por los renegados Tonan. Si le atrapaban y no veían ninguna cola, se metería en
un lío. Si lo atrapaban con una hembra, significaría su muerte. El transbordador ya debería
estar en camino a casa de Cobra. No podía ir a Cobra a menos que se aparease con ella.
Huck pudo ver la imagen de ella reflejada a través de la ventana cuando miró hacia arriba.
Huck se movió un poco para mirarla. La insolente le devolvió la mirada. No podía forzarla,
no podía quedarse donde estaban. Se requerían medidas drásticas. Debemos aparearnos.
"No me dejas otra opción. Tengo prisa ahora que tengo una hembra humana"
Huck se giró, sus dedos volando sobre la consola. El transbordador había estado flotando
en el espacio y despegó. Becky fue arrojada hacia atrás y aterrizó contra una pared de golpe.
"¿Adónde diablos me llevas?", preguntó ella.
"Un lugar tan mortal que me gritarás para que te salve y te aparee conmigo. Suplicarás
hacer lo que te diga".
"No es muy probable, pastelito".
Huck gruñó. "No me llames pastelito."
Becky se desplomó en una posición sentada con las rodillas flexionadas. Huck fue y se
agachó ante ella.
"No te debo nada, mujer. No en este preciso momento", dijo. "Ni siquiera la vida. Como mi
compañera, estarás protegida. Confía en mí; la mayor protección de mí soy yo. No hay nada
más aterrador en el universo".
Parpadeó cuando ella le sacó la lengua y le cruzó los ojos. Huck no tenía ni idea de que los
humanos pudieran parecer tan extraños. Se puso de pie y se acercó a la ventana y cuando
ella le ignoró, sacó la lengua. Huck casi se ríe de su reflejo. La extraña cara no tenía ningún
propósito excepto molestar.
Lo que era una verdadera molestia era el latido de su polla. Estar cerca de una hembra
provocaba impulsos mientras estaba en celo. Pudo haberla tomado dos veces en el tiempo
que estuvieron en el aire. En vez de eso, estaba utilizando su lengua de manera inapropiada.

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Mojada y caliente, su lengua debería deslizarse sobre él. Una hembra le había chupado la
polla antes. Huck sabía lo que era el sexo.
Cuando se descubrieron las hembras humanas y Cobra movió cielo y tierra para liberarse
y encontrar pareja para sus guerreros, Huck supo inmediatamente quién ganaría la guerra.
Cobra, líder de los Castian, estaba en una misión. El plan de Huck tenía que ser perfecto.
Durante años, se tomó su tiempo para conocer estrategias, oponentes, aliados y enemigos.
Debilidad y fuerza. Todo apuntaba a que Cobra sería el vencedor. El caos se desató durante
la batalla unos meses antes y Huck se marchó en plena escaramuza. No era un traidor, los
Tonan no eran leales. Era ridículo que un capitán Tonan exigiera lealtad. Cobra exigiría
lealtad.
Estúpida lealtad
Eran necesarias demasiadas emociones para unirse a Cobra, y Huck aún no estaba seguro
de que pudiera encajar. Durante meses él y su escudo lucharon a favor y en contra. Peor
era que si se apareara, se quedaría con una estúpida hembra que sacaba a pasear su
lengua. Huck miró a Becky. Estaba mirando el techo. Huck levantó la vista, no había nada
allí. Él y su escudo no habían planeado que ella desobedeciera, ese punto nunca se había
planteado. Todas las hembras humanas con las que Huck se había encontrado habían
estado aterrorizadas y rogaban por hacer lo que se les había dicho. Concedido, fueron
golpeadas hasta la sumisión por otros guerreros. Huck nunca necesitó levantar la mano,
su tamaño por sí solo traía conformidad.
Miró a Becky-pateadora-de-culos. Las palabras le hicieron gemir. No había necesidad de
golpearla; algo molesto dentro de esa violencia física hacia las mujeres no sería tolerada por
Cobra. En cualquier caso, si la tocaba con ira, ella resultaría lastimada. Aparearse con una
hembra herida no produciría los mejores resultados.
Ella tenía que sentirse aterrorizada de él, o acudir a él cuando se sintiera aterrorizada por
otra cosa. Huck negó con la cabeza; no hay nada más aterrador que yo. Eso es lo que
pensaban las otras mujeres humanas. Cuando le temían a él o a otro guerrero, cumplían
inmediatamente con todas las exigencias. Huck nunca exigió sexo; las otras hembras fueron
heridas o lo suficientemente utilizadas. Después de que la última hembra a bordo de su
nave fuera asesinada, Huck se puso furioso. Ella era inocente, el olor era inconfundible.
Tan inconfundible que el capitán la mató por deporte antes de que Huck pudiera parpadear.
Fue entonces cuando Huck se dio cuenta de que no podía luchar contra una nave entera
de guerreros Tonan por una sola hembra. Mientras la inocente humana caía al suelo en
medio de la risa del guerrero, Huck sabía que era testigo de la muerte de una raza.
Los malvados guerreros Tonan estaban cerca de su muerte. La hembra humana que gruñía
en voz baja en su transbordador era la salvación de Huck, si podía controlar las tendencias
de su mitad malvada.
Rompieron la atmósfera del planeta, el transbordador se sacudió y se estabilizó. Durante
meses, Huck llegó a la misma conclusión: muere en el bando perdedor, quédate solo para
siempre o emparéjate y únete al equipo ganador y vive para pelear otro día. La sed de sangre
era ganar-ganar. Era un guerrero, tenía que luchar, incluso si lo hacía con Cobra en vez de
contra él, seguiría luchando. Morir nunca era una opción, así que durante mucho tiempo

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ninguno de los otros escenarios parecía aceptable. Se redujo a una cosa, las guerras no se
ganaban por una sola entidad, Huck era un guerrero fuerte y poderoso, pero si no tenía un
planeta por el que luchar, no tenía nada. La única forma de que Cobra se reconciliara era
con una pareja.
Estoy atrapado con la maldita Becky-pateadora-de-culos. Tendría que sacar lo mejor de la
situación.
"Mujer, ven a mí"
"Muérdeme".
"Eso no tiene sentido. ¿Quieres que te muerda pero no que te mate?"
"Por el amor de Dios. No sales mucho, ¿verdad?"
"Si te refieres a que no sé mucho sobre las hembras humanas, he aprendido algunas cosas.
Lloran cuando tienen miedo, y siempre lo tienen. Son fáciles de matar, y es una pena que
algunos Tonan no tengan compasión. A algunos guerreros Tonan les encanta oír a las
mujeres rogar por su vida. Las matan de todos modos. He salvado la vida de unas cuantas
mujeres"
"¿Antes o después de acostarte con ellas?"
Sus palabras eran tensas y por el ajuste de su mandíbula, podía ver que sus dientes estaban
apretados. Con una repentina perspicacia, Huck se acercó a ella. Ella se encogió cuando él
se arrodilló sobre una rodilla. Aún así, no sintió miedo, pero la furia era alta.
"Veo que sabes algo de lo que son los Tonan. Soy un tipo duro, pero nunca he violado a una
mujer en mi vida. Cualquier mujer. No empezaré contigo".
"Me secuestraste. ¿Qué se supone que debo pensar?"
"Lo que hago es lo mejor para nosotros, bueno, sobre todo para mí", agregó Huck antes de
que le creciera la cola.
Demonios esto está siendo más difícil de lo que pensaba.
Extendiendo la mano, Huck tomó a Becky por el brazo y la puso de pie. Como todas las
hembras humanas, no pesaba nada. A Huck le sorprendió que las hembras humanas no
volaran con una ráfaga de viento. Ella trató de morderle la mano con pequeños dientes
blancos y perfectos. Su escudo cubría su brazo desnudo y ella le maldijo cuando su boca
resonó contra la dura superficie. Ella dio un pisotazo y volvió a maldecir, inclinándose hacia
abajo para masajear la planta de su pie.
"Estás pareciendo menos pateadora de culos", dijo él.
Ella le resopló. De pie frente a él, de repente se acercó, saltó, levantó la mano y le clavó un
dedo en el ojo. Mierda, eso había sido desagradable. Cuando él le agarró la muñeca, ella le
pasó la mano por encima de la él y se liberó. Su puño fue directamente a su polla, pero su
escudo se anticipó a su próximo curso de acción y cuando ella trató de conectar con su
polla ella rompió sus dedos en material sólido e implacable.

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"Hijo de puta", aulló.

Huck no se ofendió; aprendió que los humanos tenían malas palabras y que esto no era de
ninguna manera un ataque a su madre. Puso su mano sobre el hombro de ella y ella le
agarró el dedo meñique, le retorció el brazo y le golpeó el puño contra el codo. Huck la
liberó. Estaban a un pie de distancia. La pequeña pateadora de culos respiraba con
dificultad. Tenía los labios separados y los dientes apretados.
Ella era muy pequeña comparada con él y sin embargo se las arreglaba para mantener sus
manos lejos de ella. La rebeldía prácticamente emanaba de sus poros. A menos que él
golpeara, para herirla, él continuaría siendo superado en maniobras. Vale, eso es un poco
impactante. En vez de estar enojado, estaba interesado, si no molesto. Su escudo estaba
disfrutando de la nueva exhibición táctica. Por el momento decidió mantener las manos
quietas.
La lanzadera flotaba sobre el suelo. El planeta era feo; el ramaje parecía muerto y poco
atractivo. El suelo era tierra negra. Encima de la cabeza, nubes no acogedoras se alzaban.
Incluso Huck encontraba este planeta poco atractivo, aburrido. Las mujeres lo odiarían y
se asustarían de los habitantes. Huck miró la cara de Becky por cualquier signo de miedo.
Tenía los brazos cruzados sobre el pecho. Sin miedo, sólo arrogancia.
Mujer testaruda.
Pulsó un botón y la puerta se abrió de golpe. Tan rápido como el rayo, la echó de la lanzadera
y esperó. Los Collii eran pequeñas criaturas. La mitad de la talla de la hembra. Pequeños
imbéciles malvados a los que les gustaba comer carne. Sus dientes eran pequeños pero
puntiagudos. Eran de color púrpura, con enormes orejas puntiagudas y narices redondas
y planas. Sabía que una hembra humana les encontrarían repulsivos y aterradores. Huck
no quería que la hirieran, sólo que tuviera miedo. Ella estaría llorando muy pronto. La
pequeña hembra bocazas rogaría por su ayuda. Huck la salvaría y eso sería el fin de sus
problemas.
Cuando ella empezó a gritar, se interrumpieron los pensamientos de Huck. Joder, se está
muriendo. No, no, no. Huck salió corriendo del transbordador y se detuvo con la boca
abierta. La hembra estaba rodeada de tres Collii. Una de las criaturas tenía la boca llena
de palos que intentaba desalojar, con las manos arañando su garganta y su boca. Otro
estaba agarrando su polla. El tercero se preparaba para atacar y Huck estaba a punto de
salvar a la hembra, pero ella atacó.
Con los ojos abiertos de par en par, Huck observó cómo la pequeña pateadora de culos se
ponía sobre sus manos, le pateaba las piernas y le rompía la boca al Collii con los dos pies,
enviando finos dientes de navaja en todas las direcciones. El ser fue pateado en el culo.
Becky se puso de pie con los puños en alto agitando el aire.
"¿Quién sigue?"
Huck se rascó la cabeza. Los tres collii se fueron, aullando a todo pulmón. No habría otra
de esas criaturas en kilómetros que se acercara a la hembra. Becky bajó los puños y se
volvió para sonreírle.
"¿Quién es el malo ahora, pastelito?" Tuvo la audacia de guiñarle el ojo.

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En su forma escudada, Huck se acercó a ella, soltó su escudo de sus manos y agarró su
garganta levantándola del suelo. Su otra mano se enrolló alrededor de la parte superior del
brazo para aliviar un poco la presión.
"¿Por qué no me gritas para que te salve?"
"Sí, pastelito". Su pequeña voz es un simple chillido. "Ahora mismo me pongo con eso"
Huck la dejó caer. "No me llames pastelito".
Si otros guerreros la oyeran llamarle así, nunca lo olvidaría. No de la forma en que quería
ser reconocido en una nueva colmena. Mira, ahí está el pastelito. Pastelito, ¿vas a matar hoy
o a cocinar? ¿Quieres unas espolvoreadas en tu glaseado, pastelito?
Huck gruñó y levantó el puño, así de enfadado estaba. Becky le miró con calma, con
aparente curiosidad.
"¿Así que quieres que me acobarde de terror? ¿Qué llore? ¿No crees que eso se volvería
molesto después de un tiempo?"
"No. Es lo que hacen las mujeres humanas".
Becky hizo un gesto extraño, se puso de pie y dio dos pasos apuntando al suelo y gritando.
Agitando los brazos, levantó los pies y cayó mientras sus rodillas se levantaban una sobre
la otra, como si estuviera corriendo en el sitio.
"¿Qué?", gritó él.
Señaló al suelo. "Un bicho, un bicho."
El grito que pasó a través de su boca hizo que se estremeciera. Aplastó al bicho. "Ya está,
estás a salvo."
Becky se rió. "Mira -pesado".
Huck se dio cuenta de que se estaba burlando de él. La agarró por los brazos, levantándola
de los pies hasta el nivel de los ojos.
"Me temerás. Hazlo ahora"
Ella le miró, una sonrisa en sus labios. "No me has hecho daño, así que dudo que lo hagas
o quieras hacerlo. ¿Por qué quieres que te tenga miedo?"
"Así puedo calmar tus miedos y cuando tienes miedo de algo, como yo, puedes acudir a mí"
"¿Qué dices?" Parpadeó ella.
"No hay nada más aterrador que yo. Témeme, te haré sentir segura y entonces estarás bien".
"Llevas el culo a un nuevo nivel".
"Mi compañera no me llamará más pastelito", gritó Huck.
"¿Compañera? ¿Por qué quieres que me empareje contigo? No me caes bien. Dudo que yo
te guste"

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"Necesito una compañera antes de unir fuerzas con el equipo ganador. El lado de Cobra".
"¿Por qué tengo la sensación de que Cobra no es un Tonan?"
"Es el líder de los Castians"
"He oído hablar de los Castians"
Su mirada se volvió pensativa. Huck dejó caer su escudo y la bajó; centró su mirada sobre
el hombro de ella. Un enfado se aproximaba. Huck se había olvidado de estas bestias. Podría
haber gruñido con la interferencia. Pensándolo bien, las bestias asustarían a una hembra.
Un Werevul se les acercaba por detrás de Becky. Huck la giró. Por fin ella se echó hacia
atrás y él sintió su preocupación. Miedo, el olor inundó sus fosas nasales, ella tenía miedo.
Por fin
Gotas de sudor de ella se deslizaban por la piel de él y por un instante Huck tuvo un
cosquilleo. Su escudo subió y la sensación se detuvo.
"Mierda, pensaba que eras feo como una puta mierda", susurró ella.
El Werevul era masivamente musculoso y medía dos metros y medio. La criatura era ancha,
con un pecho bulboso. Los Tonans le dieron a la criatura su nombre. El planeta había sido
evaluado en un momento dado como terreno para un emplazamiento humano y como
campo de cultivo. Un lugar para cosechar hembras humanas en el futuro. El planeta no
era lo suficientemente seguro. El ser que se acercaba era una de las razones por las que el
planeta era considerado inseguro. El Werevul se parecía a la versión humana de un hombre
lobo y un buitre, pero no tenía plumas. Un largo pico sobresalía de su cara para formar una
nariz y una boca con dientes de daga plateados. Comía carne y le gustaba comer la carne
de un ser que gritaba en agonía. Estas criaturas tenían orgasmos cuando sus víctimas se
sacudían. Cuanto más fuerte gritaba la víctima, más fuerte era el orgasmo.
"Bueno, pastelito, terminemos con esto", susurró Becky.
Huck estaba asombrado. Le hablaba a la criatura, no a él. El hombre lobo la olfateó desde
dos metros de distancia. Becky levantó los puños. ¿En serio? ¿No hay nada que no quieras
combatir, pequeña pateadora de culos? Huck dejó caer las garras de una mano y golpeó su
mano desnuda sobre su boca. Le gustaba gritar cuando peleaba. Sin duda fue su grito el
que llamó la atención de la criatura. Si ella gritaba tan cerca, el hombre lobo tendría un
orgasmo. Su órgano sobresaldría. No habría penetración, pero tenían pollas de un tamaño
desagradable que apestaban.
"Ni un sonido, mujer", dijo Huck.
Él quería su miedo; sabía que ella podía sentir miedo. Era un comienzo. Huck estaba listo
para enviarla a la lanzadera cuando fue golpeado por detrás. Becky salió volando hacia
adelante aullando. El Werevul frente ella tuvo un orgasmo. Huck se giró y sacó un trozo de
carne del vientre del otro hombre lobo. Becky aulló de nuevo y Huck la vio aplastar su pie
contra la polla del Werevul. El hombre rugió y la bestia que Huck había rebanado tuvo un
orgasmo. La espuma húmeda de su pene colgante de dos pies de largo se derramó en el
suelo haciendo que Becky tuviera náuseas. Ella gritó cuando otro hombre apareció.

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"Por el amor de Dios, cállate, maldita sea, o toda el área se llenará de estas malditas cosas",
gritó Huck.
El hombre-lobo más cercano a Becky la atrapó. Huck saltó hacia ella, pero la pequeña
pateadora de culos era tan rápida como el rayo. Ella cogió el brazo de la bestia y lo tiró al
suelo con todas sus fuerzas. Huck tuvo que admitir que la jugada era impresionante, nunca
había visto un combate cuerpo a cuerpo como ella lo había hecho. Huck normalmente
cortaba a sus oponentes por la mitad con mucho poder. Ella hizo que el peso de su oponente
trabajara en su contra.
Fascinante y efectivo. Huck estuvo de acuerdo con su escudo.
Otro aullido salió de su boca y la criatura tuvo un orgasmo mientras yacía, con las piernas
extendidas, boca arriba. La espuma salió como una manguera de su polla hacia la hembra
de Huck, Becky escupió. Huck hizo una mueca de dolor, su pequeña pateadora de culos se
había metido con el chocolate del replicador, la sustancia marrón mezclada con espuma. El
olor del semen de la criatura era nauseabundo e hizo que ella vomitara. Otro rasgo que un
Werevul amaba. Huck mató al Werevul que cortó. Corrió hacia Becky y se la llevó por encima
del hombro y corrió hacia el transbordador.
Huck saltó dentro y cerró la puerta. Becky se retorció en sus manos. Ella mantenía sus
manos sobre su boca y su nariz. Estaba empapada de fétida espuma y vómito. Tropezando
se quitó su ropa impregnada, arrancándosela. El escudo filtraba el olor pero Huck sabía
que era nocivo. Agarró su ropa y la tiró en el replicador haciéndola desaparecer. Becky se
sentó desnuda haciéndose una bola.
Manteniendo su escudo levantado, Huck fue a por ella. Ella trató de retroceder, pero su
trasero se quejó contra el duro suelo y tuvo que soltar una mano para poder moverse. Con
su mano abajo, más de ella apareció ante la vista. Sus pechos eran hermosos. Ella captó
que él la miraba fijamente y dejó de moverse para cubrirse sus temblorosos senos.
"Estate quieta, mujer", dijo Huck. "La violación está lejos de mis pensamientos. Para
tomarte, tendría que dejar caer mi escudo y con la forma en que sé que hueles, eso no va a
pasar".
"Estoy pútrida"
"Me lo imaginaba. Su semen apesta".
"Necesito lavar esta mierda". Tuvo arcadas de nuevo con el pelo pegado a la cara, a la
garganta y a los hombros.
"Diseñé mi transbordador para ayudar a aliviar a una hembra humana. Si eres una buena
chica, una vez que estés limpia y tu estómago se tranquilice, puedes comer chocolate. He
oído que las hembras humanas hacen lo que sea por el chocolate".
"No me gusta el chocolate"
"Eso es mentira. Tu camisa estaba manchada con él."

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Huck quería reírse. Se veía mucho más linda desnuda y desdichada. Y sin llamarle pastelito.
La agarró del brazo y la arrastró pataleando y gritando hacia al cuarto de cautiverio. La
metió en un cubículo y cerró la puerta de golpe.
Presionó contra la dura y clara superficie, sus tetas aplastadas, cuando una ráfaga de agua
disparó desde todas las direcciones. Becky aulló que hacía demasiado frío.
"Más caliente", dijo Huck. El agua comenzó a humear. "Suficiente".
Becky se desplomó en una pelota mientras el agua seguía arrastrándose sobre ella. Huck
apretó un botón y la espuma la empapó. La ducha fue diseñada para escucharle. El agua y
el jabón no paraban hasta que él lo ordenaba.
"Lo siento, mujer, pero estarás ahí por un tiempo. El jabón no te picará los ojos. Cuando te
suelte, tendré ropa para ti y podremos hablar".
Huck tuvo que alejarse de ella. Desnuda y vulnerable, era demasiado tentadora. Su escudo
le recordaba que ella sentía miedo. Por un segundo, sus fluidos se mezclaron antes del
ataque. Huck había salvado las vidas de mujeres humanas en el pasado, y no las había
violado. Sus lágrimas y sudor eran el olor del terror, nada más. El hormigueo de horror no
era excitante para su especie Tonan, al menos tres cuartas partes de su especie cuando
tenían en cuenta a su escudo. El miedo era por los malvados Tonans rebeldes. Para el
absoluto mal sangriento, el olor era emocionante.
La idea de que Becky le temiera era para que su escudo creara los fluidos que necesitaba
para calmarla. La había calmado en el instante en que ella le tocó, incluso aunque no era
a él a quien le tenía miedo. Había algo más en su humedad. Fuerza, carácter y voluntad.
Esos rasgos hicieron que su escudo tomara nota.
Huck introdujo nuevas coordenadas. Había un lugar al que podía llevar a Becky antes de
llegar a Cobra. Ver a sus padres juntos no había preparado a Huck para las hembras
humanas. Sus padres eran Tonan. Debido a su lado malvado nadie asumió que se aparearía
o querría hacerlo. Se había equivocado con las mujeres. Nada de lo que aprendió sobre las
hembras humanas en los últimos años le preparó para aparearse. Se suponía que su pareja
no debía esconderse de él para que la calmara. Las hembras humanas que se encontraban
en la última nave con él no eran en absoluto como se suponía que debía comportarse una
compañera. Eran prisioneras, simple y llanamente. Una compañera era diferente; una
compañera era, bueno, una compañera.
Bueno, ¿cómo diablos iba a saberlo?



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Capítulo 3
Becky levantó la vista cuando el Tonan entró en la habitación, su escudo estaba caído. No
había disminuido nada desde su último encuentro. Para un ser grande, se movía con el
paso fácil de un depredador. Ella suspiró; estaba mojada, pero ya no apestaba al hedor
asqueroso. Esos asquerosos lobos pájaros harían que un zorrillo gritara aterrorizado. El
agua ya no fluía en el cubículo. Su mejilla descansaba en la clara pared de la ducha, estaba
exhausta. El tiempo no tenía sentido en el espacio, por lo que ella sabía que podría haber
estado sentada allí durante horas. Sus entrañas estaban tan alteradas por el jet lag, o tal
vez por el desfase del transbordador, que podría haber dormido durante días si no hubiera
estado tan preocupada.
Desnuda, estoy desnuda con un guerrero alienígena.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que el guerrero tenía tela en sus manos, y cuando
la puerta se abrió, él la dejó caer encima de ella.
“Cuando salgas comerás”
“¿Qué pasa si no quiero comer?”
“Entonces puede observarme comer”
Cuando se fue, se desenrolló de la pelota en la que estaba, salió del cubículo y se vistió. La
camisa que le había dado era un tubo. Cubría sus senos hasta el estómago, dejando los
hombros y el vientre al descubierto. Los pantalones cortos eran muy flexibles, el material
se movía con ella. Todo lo que llevaba era gris.
"Imagínate".
Becky tuvo mucho tiempo para pensar mientras estuvo a remojo, y ella se remojó. Su piel
se arrugó. Al menos ya no apestaba. Se acercó a una pared y se desplomó. Su captor no la
quería muerta. Se movía como un guepardo cuando lo necesitaba. Cuando las criaturas les
atacaron, pensó que él la abandonaría. Caballerosidad no se nombraba en la misma frase
que un Tonan. Ahora era evidente que quería hablar con ella. No tenía ni idea. No iba a
asustarla, -podría confundirla hasta la muerte.
Su razonamiento era extraño. Quería aparearse con ella para pertenecer a una raza contra
la que ella estaba segura que él combatía. Ella no tenía ni idea de que un Tonan se hubiera
emparejado, sexo sí, pero si lo que estaba diciendo era cierto, significaba que quería
quedarse con ella. Ningún hombre, varón, quería conservarla después de haberla conocido,
y mucho menos sacar a colación el tema del matrimonio o, en su caso, del emparejamiento.
Becky sabía que ella era una pesadilla con patas. El Tonan era un cabrón muy pesado; la
criatura había sido mucho más que pesada. Le dolía el brazo, y adivinó que se había
desgarrado un músculo. Había enrojecimiento e hinchazón cerca del codo, y la zona estaba
caliente al tacto. Un movimiento tonto de su parte. Los Tonans eran mucho más fuertes de
lo que ella creía. Por otro lado, esta era el primero con el que había tenido trato cercano y
personal.

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Después de lastimarse el brazo, Becky sintió preocupación, especialmente cuando

aparecieron los refuerzos de la bestia. Si el Tonan no la hubiera arrojado por encima del
hombro, estaría muerta. Él también era la razón por la que ella estaba allí en ese planeta.
Ellos iban a tener un problema; ella no tenía miedo de él. Y debería tenérselo, en realidad,
él era un monstruo.
“¿Y bien?”
Becky se sobresaltó cuando el Tonan apareció.
“Estoy pensando”
“Comer y pensar. He oído que las mujeres humanas son profesionales en la multitarea".
"No te tengo miedo"
"Bien".
¿Eh?
Él se fue. Becky era demasiado curiosa; se puso de pie y corrió tras él hasta la habitación
donde estaba la cama. Se había sacado una mesa. La habitación no era impresionante; la
mesa no había estado allí antes, así que se preguntó si se podía guardar cuando no se
usaba. Una buena idea, las maniobras evasivas del enemigo tendían a hacer que los objetos
que no eran seguros volaran y fueran mortales.
"Supongo que debería mencionar que mi nombre es Huck"
"Huck y Becky, lindo. Aun así, no es el destino".
Huck pateó una silla en su dirección. Era una silla grande, del tamaño de un guerrero y
sus pies colgaron cuando se sentó en ella. Se sintió tonta mientras sus dedos de los pies se
movían en el aire y resistió la tentación de mover los pies. Un plato de comida estaba
colocado frente a él. Otra cerca de ella estaba lleno de delicias que Becky no había probado
en años. Su estómago retumbo demasiado fuerte como para ignorarlo. Agarró una pata de
pavo del plato más cercano y, como le ocurrió con el helado de chocolate, se precipitó hacia
él. La carne estaba aún más deliciosa de lo que recordaba.
"Está muerto, ¿sabes?", dijo Huck. "Hay una buena posibilidad de que no se escape"
"Ha pasado mucho tiempo desde que comí pavo"
"¿Qué hay del replicador de vuestro transbordador?"
"Antes de que se rompiera, estaba programado para replicar sólo papilla y agua. Los Tonans
son muy considerados"
"Puedes apostar que fue mi gente la que permitió que la máquina funcionara y replicara"
"¿Tu gente? ¿No son todos los Tonans iguales? "¿Unos capullos?"
"No todos podemos ser pastelitos".

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Su tono goteaba sarcasmo. No le debía nada, pero una explicación no la mataría.

Técnicamente la salvó.
"Llamo a ciertas personas o cosas pastelito para recordarme que casi muero comiendo algo
que creía inocuo. Quiero decir, ¿qué tan peligroso puede ser un pastelito? No me di cuenta
de que tenía nueces. Entré en shock anafiláctico. Así que cuando llega alguien tan grande
como tú y siento todo, 'oh, puedo enfrentarme a él', me recuerdo a mí misma el no ser
arrogante. "Muerte por pastelito puede sonar raro, pero da mucho miedo".
"¿Así que crees que doy miedo?"
"Bueno, no tienes por qué sentirte tan feliz por ello"
"Me lo pregunté cuándo atacó el Werevul. Sentí miedo, el tuyo. Nada me asusta".
"¿Es eso lo que era esa cosa? Dios, era feo. Su polla apestaba y la mierda que le salió.
Prefiero dormir con una mofeta".
"Te salvé la vida."
"Tú me llevaste allí"
“Tengo mis razones” Él la estaba mirando. "Los Tonans descubrieron que los humanos
tenían reacciones alérgicas severas a muchos de los alimentos que ellos generaban,
alimentos humanos. Extraño. No hay nada en mi planeta que pueda causarme daño. Me
sorprende la Tierra, pero es lógico que los humanos no sean originarios del planeta.
Estabais en colonización y las alergias son la única prueba que necesito. Un planeta hogar
no debe llevar nada peligroso para sus habitantes".
"¿Pero cómo puede ser eso? Hay animales que se comen a otros animales. Algo debe haber
existido en la Tierra, haber sido creado en la Tierra".
"Ah, sí. Los humanos se consideran animales, no extraterrestres. La Tierra no es más que
un zoológico. Una nuez es un arma en algunos casos; en un tiempo sólo se encontraban en
ciertas áreas por una razón. A esos humanos se les dio la herramienta para combatir a los
invasores, humanos no como ellos, pero similares. Los cretinos de la Tierra distribuyeron
el arma aparentemente inocua, como tú la llamas, en el extranjero. Las armas pueden ser
ciertas plantas para diferentes humanos. En un momento en que los humanos de antaño
estaban recolectando riquezas de la Tierra, otras se volvían inofensivas. La incapacidad de
respirar o ver a través de ojos llorosos, ¿cómo capturar a la presa? ¿Recoger alimentos? Un
arma primitiva que no se ha desgastado con el paso del tiempo y que se ha ido extendiendo
a medida que los humanos comenzaron a viajar.
"Tu especie se adaptó, pero eres diferente en la forma en que te ves, hablas, comes. Marte
estuvo alguna vez habitado. Los planetas mueren cuando ya no hay armonía".
"Los Tonans mataron a la Tierra", contestó Becky.
"La Tierra ya estaba muriendo. La atmósfera estaba madura para la destrucción. Tu planeta
estaba sobrepoblado, los humanos estaban hambrientos, enfermos. Las viejas
enfermedades comenzaron a reaparecer y a mutar. Era hora de recolonizar, pero no teníais
los medios. Como las tribus en guerra, luchabais entre vosotros en vez de trabajar juntos.

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La Tierra y sus habitantes no habrían caído en brazos del enemigo si hubieran trabajado
juntos".
“Tu gente está en guerra contra los Castian” declaró Becky.
"No por mucho tiempo. El mal será destruido, y nos volveremos a unir a nuestros primos.
Al menos los que se aparean".
Y ... vuelta al emparejamiento.
Becky terminó la pierna de pavo y masticó una rebanada de pizza. Se sentó en su silla para
mirar a Huck. Era más fácil ojearle cuando no exigía que ella le temiera.
"¿Por qué ha cambiado tu actitud? ¿Por qué no eres todo... 'las hembras humanas son
miedosas, se acobardan, se acobar...dan'?"
"Se supone que soy lo que los humanos más temen. Un poderoso guerrero Tonan, no hay
nada tan mortal. Todos los humanos que he conocido estaban saturados de sudor y olor a
terror. Si me tuvieras miedo y yo te calmara, entonces ya no tendrías miedo".
"Te das cuenta de lo estúpido que suenas, ¿verdad?"
"Desde mi punto de vista, no soy estúpido. Estaba siendo considerado"
Becky podía ver que iban a tener que estar de acuerdo en no estar de acuerdo. "No voy a
emparejarme contigo"
"Hay seguridad con Cobra".
"Entonces llévame con él"
"No" Huck saltó y su silla se derrumbó, sorprendiéndola. "Te entregaría a uno de sus
guerreros para que se apareara"
"Cálmate, pastelito, no me estoy apareando con nadie"
Huck enderezó su silla y estrelló su trasero contra ella. "No me llames pastelito."
Su penetrante mirada azul se estrechó sobre ella. El pelo corto, oscuro y negro azabache
que tenía de punta, le hacía parecer un SEAL en reconocimiento. Sin su escudo, era tan
bello como el pecado. Cogió un trozo de zanahoria cruda y se lo partió por la mitad entre
los dientes. Becky bebió de una taza grande de leche con chocolate. Por la propagación
antes que ella, ella sabía que la intención de Huck era encontrar una mujer y satisfacer
todos sus deseos.
"Creí que los de tu especie y los Castians estaban en guerra. ¿Por qué tratar de unirse? dijo
ella después de dejar su bebida.
"La guerra se está extinguiendo, hasta cierto punto. Que nadie se equivoque, habrá una
última batalla para terminar la guerra. No planeo estar en el lado perdedor. Necesito una
compañera antes de poder ir a Cobra. Sólo permite que los guerreros Tonan que se han
emparejado se le unan. Las hembras humanas son pocas y distantes. No sólo mi tipo de
Tonan quiere a las hembras, también los guerreros Zargonnii. Me han dicho que las quieren

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los Guerreros de Alas Oscuras. Un guerrero del agua ha encontrado una hembra humana
si los rumores son ciertos".
"Bueeeno," declaró Becky. "Parece que soy una mercancía caliente y puedo elegir entre la
basura. De nuevo, no contigo"
"Estás más segura conmigo, especialmente aquí afuera. Soy el mejor de la camada porque
no hay más compañeros que yo. Hay otros renegados malvados Tonan que te quieren
muerta. También están los Gorgano. Los Gorgano explota, literalmente, en una mente
humana. Lo he visto, muy complicado. Los Tonans te arrancarán los intestinos y se reirán
mientras lo hacen. Repito, lo he visto hacer"
Culo engreído.
"Fascinante. ¿Así que quieres que me empareje con un asesino a sangre fría? Hay dos
posibilidades de eso, apenas y ninguna, y apenas acaba de salir del edificio".
"Si yo fuera un asesino a sangre fría...joder..." El escudo de Huck se levantó y saltó de su
silla y giró en un círculo cerrado. Becky parpadeó. Un cabo sobresalía de su trasero,
gritando como si hablara con alguien. "No me dejaste terminar, condescendiente masa gris
de mierda."
"Hay como una polla gigante en tu culo"
"Es una cola, no una polla. Cuando miento, me crece una cola, pero no terminé mi frase.
Estúpido escudo. ¿Qué pasa con esta mierda?"
"¿Tienes una cola que crece cuando mientes? Impresionante. Miente de nuevo, Pinocho".
Huck agarró el talón y tiró. Su bramido hizo que Becky se tapara las orejas.
“Que me jodan, esto duele. Iba a decir que te dejé vivir, y tus compañeros viven. Eso no fue
un acto a sangre fría. Mierda, ahora tengo que cambiar mi manera de hablar".
"Quieres aparearte conmigo. Así que supongo que dejar que me dejes vivir es más de tu
parte que de la mía. En cuanto a mis compañeros, sólo uno tuvo la amabilidad de no
acosarme por sexo cada segundo".
"¿El pequeño?" Becky asintió. "Sí, me rogó que no te hiciera daño. El otro, Jack, era un
idiota. Le diré que el transbordador en el que estaba está en sus últimas. "La próxima
atmósfera y los machos morirán, supongo que morirán".
El escudo se cayó, no hay nueva cola. Becky pensó que el "supongo" fue lanzado
apresuradamente para evitar que se repitiera el hecho. Sus pensamientos se centraron en
lo que él dijo.
"Entonces estoy sola"
"No, mujer, me tienes a mí." Huck volvió a caer en su silla, se encogió mientras se movía,
sin duda le dolía el culo, y Becky se maravilló de que la silla estuviera hecha de una
sustancia dura. Una silla normal y Ricitos de Oro la habrían roto.
"Al menos podrías llamarme Becky. Y quiero decir que ya no quedan humanos"

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Huck se sentó más derecho. "Cobra tiene humanos allí. Mujeres, niños, hombres".
"Buen intento".
"Serás mi compañera, Becky. Iremos a Cobra, nos concederá un hogar. Entonces podré ser
el Tonan para el que nací. Un guerrero. Lucharé con mis compañeros Tonan contra los
enemigos. Me gusta tratar con la muerte. Nací para derramar sangre. Me gusta matar"
"Espeluznante, pastelito". La imagen mental por sí sola estaba invadiendo sus
pensamientos.
"Uhg. No me llames pastelito".
La silla de Huck voló de nuevo, al igual que la mesa hasta que se paró frente a ella. La
levantó, la cogió por debajo de los brazos como si fuera una niña pequeña, con las piernas
dobladas a la altura de la rodilla, la dejó caer sobre la cama y salió a zancadas.
Becky se sentó un momento aturdida. Por un segundo, pensó que le iba a romper el cráneo.
Presionó su espalda contra la pared y levantó las rodillas. Por un momento, ella había
estado asustada. Becky no había tenido miedo de ningún hombre desde que ella tenía once
años y su padre le enseñó todos los movimientos que conocía hasta que ella pudo lanzar a
un luchador sobre su trasero sin ningún problema. Normalmente, sus instintos se le
habrían hecho patearle. En lugar de atacar, se había puesto las manos en los pechos. Las
manos de él estaban sudorosas. No de una manera asquerosa. Húmedas y cálidas, y
enormes como la mierda. La confusión embrolló su cerebro.
¿Por qué no le puse una pezuña en la cara?


Huck permanecía en pie con el hombro contra el marco de la puerta de la habitación en la
que dormía Becky. Se había acostado de lado, con las rodillas extendidas y los tobillos
cruzados. Era una humana con muchas emociones. Llegó como una especie de revelación.
Huck sólo había sentido el terror o el dolor en una hembra humana. Su área de cautiverio
olía a miedo, un horror sin fin. Era el único olor que conocía, en realidad. Había oído que
los humanos tenían muchas emociones, pero no estaba al tanto de todas ellas. Esta, ella,
era muy confusa y nueva para él.
Una hembra Tonan podía ser tan fría como un macho; Huck sólo había estado con hembras
Tonan frías que no querían aparearse y no querían tener un hijo. Huck sabía que su madre
era como él, o como una parte de él, su padre había sido como los renegados Tonans,
malvados. Cuando Huck nació, tenía un escudo de bebé. No era de su padre biológico. Su
madre pensó que su padre se aparearía con ella, él mintió. Se encontró embarazada y sola
y en peligro de los guerreros. Una mujer embarazada llevaba un aroma tan embriagador
que era difícil resistirse a él. Fue por eso que en su pasado se formó un escudo, para salvar
a las hembras. El acto era de autopreservación o la raza se extinguiría. La naturaleza en su
máxima expresión.
Aterrorizada, la madre de Huck se dirigió al guerrero más fuerte y más viejo que conocía
para pedir protección. El guerrero no sólo la protegió, sino que se apareó con ella. Para

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sorpresa de ambos, su celo era tan alto que pudo darle a Huck el escudo de bebé que
necesitaba. Un escudo que el guerrero le habría dado a su propio hijo.
La relación que Huck tenía con su escudo era más extraña que la de la mayoría. Huck
debería haber nacido malvado, pero sin un escudo, habría muerto. Cuando su escudo se
materializó por primera vez en la protección gris que llevaba, tanto Huck como la mente del
escudo se defendieron. En cualquier momento Huck podía renunciar al escudo y volverse
vulnerable. El escudo estaba destinado a ser creado con amor. El escudo era para otro.
Hubo veces en que Huck llegó a odiar a su escudo. Si el escudo fuera un regalo de su
verdadero padre, ni a Huck ni al escudo le importaría lo que Huck hiciera. Por así decirlo,
su extraño escudo le templaba. Huck entró en conflicto con una venganza, era un guerrero
Tonan después de todo, pero la crueldad era difícil de soportar cuando se le regañaba por
las emociones de su escudo. El escudo le hacía sentir emociones que de otra manera no
tendría, por eso era receptivo a una compañera. Tal vez eso, su edad y la necesidad de
seguir viviendo. Excepto que su hembra poseía más emociones de las que Huck esperaba o
había experimentado.
El Tonan que lo crió siempre le observaba de cerca. Su madre le amaba a él y a su pareja.
Ninguno de los dos era abiertamente expresivo el uno hacia el otro en público, pero Huck
sintió la extraña emoción. Ella sabía que Huck luchaba contra sus emociones. Su madre
consideraba que ninguna expresión demasiado abierta de amor era más fácil para Huck
debido a quién era su padre biológico. Sus padres asumieron que las emociones serían
demasiado confusas. Nadie podía saber que los Tonan matarían mujeres.
Durante ochocientos años, trató de seguir los pasos de su padrastro. Cuando todas las
hembras murieron en su planeta y en otros cercanos, su madre y su padrastro murieron.
El padre biológico de Huck vino a él y le dijo que era un guerrero del que debía estar
orgulloso. Huck le mató; su escudo no pestañeó, por así decirlo.
Demasiados años de furia manifiesta. El escudo de Huck se encargó de él, pero en los
momentos que le llevó a Huck matar al guerrero, Huck se dio cuenta de que su escudo tenía
sus propios problemas de ira. El escudo era para otro, Huck debería haber nacido para
escuchar y cohabitar incondicionalmente con el escudo. Estaban atrapados el uno con el
otro; sobrevivirían el uno gracias al otro. En vez de estar enojado, Huck mató a su padre;
los otros Tonans se rieron pensando que él lo hizo porque era tan malvado como su padre.
Huck lo mató porque le había mentido a su madre y no le importaba si Huck moría.
No había pensado en su padre ni en su madre en cientos de años. Cuando Becky le
enfureció, la agarró. Su escudo controlaba su agarre y calmaba sus latidos. También le hizo
sentir lo que ella sentía. Por un instante Becky tuvo miedo. Tu pareja nunca debería
temerte. Instantáneamente, su escudo envió un mensaje a sus secreciones diciéndole lo
que ella necesitaba. Al calmarla, él se calmó.
Mientras ella yacía ahí, Huck se dio cuenta de que si se apareaba con ella podría haber un
problema. La urgencia de hacer la guerra y matar todos los días era vaga, con ella bajo su
cuidado durante tan poco tiempo. Un guerrero luchaba. En ese mismo momento, no quería
hacer la guerra. La idea le sorprendió y le confundió. Su escudo lo acercó mentalmente a la
hembra. Si la mataba, no habría Cobra; no habría colmena ni hogar. Si se apareaba con

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ella, ¿perdería quién y qué era o debería ser? ¿Quién era el que necesitaba una compañera?
¿Él o el escudo? ¿Ambos?
Becky rodó hacia el borde del colchón y en un instante evitó que se cayera de la cama. No
se necesitó mucho para volver a colocarla en el medio. Los otros hombres humanos
mencionaron que tenía pesadillas. Con la mano encima del estómago de ella, se tomó un
respiro. Bajando la mano, sus dedos acariciaron la parte plana de su vientre. Estaba
soñando. Huck sabía que si se aparearan, podría ir con ella en sus sueños. Lo que podía
hacer era calmarla.
Gotitas de humedad goteaban de su mano rodando por su dedo hacia abajo. Una pequeña
gota de sudor salpicó su piel y luego se deslizó dentro de ella. Ella gimió y se relajó
visiblemente. Una marca roja de enojo que no había notado en el brazo de ella llamó su
atención. Más secreciones se filtraron a su interior apagando el enrojecimiento. Si se
apareaban, él podría curarla, no sólo aliviar su sufrimiento. Huck se levantó y fue a la
habitación de al lado donde replicó una manta caliente. Cuando regresó, la cubrió con la
manta y la puso alrededor para que no se moviera. Cuando salió de la habitación, fue a
pararse en la consola. Sus pensamientos estaban en conflicto.
No puedo aparearme con ella. No puedo tener un hogar. Hay demasiado de mi padre en mí y
Cobra lo verá.
Su escudo no estaba de acuerdo. Huck no había mentido. Le gustaba matar; era un
guerrero y matar era parte de lo que cada Tonan era, bueno o malo. La batalla continuaba
en sus pensamientos. Su escudo lo cubrió y Huck se asustó. Un gemido arrancó de su
garganta. Conocía el terco juego de su escudo. El escudo reclamaba a la hembra. Huck lo
sintió. No había forma de que pudiera matarla ahora.
"Más vale que sepas lo que haces", gruñó Huck. "No me importa si vienes del escudo de un
guerrero de seis mil años. Es tu culpa que necesite un hogar. Y mientras estoy en ello,
adviérteme con un pitido o algo antes de que me rompas tu digna cola en mi culo. Se supone
que los Tonans mienten".
Gruñendo Huck puso el transbordador en piloto automático. Fue a su generador de escudos
y entró. Necesitaba pensar, necesitaba entender si sus sentimientos eran los de él, los de
ella o los del escudo. No pasaría mucho tiempo antes de que entre su herencia del mal y su
destino como Tonan necesitara establecer una delgada línea. Había maldad dentro de él,
había compasión, había odio y ganas de tirar a la hembra del trasbordador.
Huck imaginó a Becky rondando entre la puerta del transbordador y el espacio abierto. Un
simple empujón y su destino se cumpliría. No tendría más remedio que volver con los demás
rebeldes Tonan. Moriría. Un pensamiento entró en su mente, su escudo le protegía, y su
escudo controlaba ciertos aspectos. Cuando se enfrentaba a hembras humanas
aterrorizadas, Huck siempre dejaba que su escudo le guiara. Huck empujó mentalmente a
Becky desde la lanzadera. Vio cómo se tambaleaba y moría en el espacio. El pensamiento
no hizo que su corazón se acelerara, pero oyó que su escudo daba un pequeño chillido.
Si Huck se rindiera y matara a Becky, su escudo sería sólo suyo, libre de cargas. Podría
matar su conciencia, hacer que se apague y abandonar sus pensamientos. El escudo de su
padrastro no podía funcionar con la maldad pura. Él mantendría el escudo, pero la esencia

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sería destruida. Después de mil doscientos años sería extraño controlar su escudo. Estaría
solo consigo mismo. La idea era inquietante.
"No mataré a la hembra", dijo en voz alta.
Si lo hacía, Huck sintió que mataría la mejor parte de su escudo, la parte que le importaba
si vivía o moría. Su escudo le protegería a pesar de todo, pero lo haría por su propio bien.
No es de extrañar que sus homólogos fueran crueles. Nada se preocupaba por ellos, ni
siquiera sus escudos. Era la primera vez en la vida de Huck que se dio cuenta de lo que su
padrastro le dio. Un regalo para su verdadero hijo. Su padrastro estaba en celo cuando se
apareó con su madre porque Huck no era suyo, le regaló un trozo para que se convirtiera
en parte de él.
No era mi padrastro, sino mi medio padre.
"Huh, todo este tiempo y nunca me di cuenta," murmuró Huck. "No es de extrañar que los
Castians sean tan feroces luchadores. Quieren que su escudo sobreviva, no sólo para
protegerlos. Mi escudo me ama. Mierda. Eso es demasiado intenso".
Si Huck no lo hubiera sabido mejor, habría pensado que su escudo se echó a reír.



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Capítulo 4
Por un momento, Becky entró en pánico cuando tuvo dificultades para moverse. Estaba
atrapada en una cama. Su mirada se dirigió a la habitación y respiró hondo. Estaba en la
nave Tonan en la habitación con la cama, sola. Sus brazos luchaban contra un edredón
metido en el colchón que la mantenía semi inmóvil. No se había ido a dormir con nada sobre
ella. Huck debía haberla envuelto en él después de que se durmiera.
"Santo cielo, Huck."
Si aprendió a hacer esto de su madre, debe haber sido un durmiente inquieto cuando era
joven. La idea la asustó. ¿Su madre? Bueno, debe haber tenido una madre en algún
momento. Imaginarlo como un niño mientras ella atacaba su sujeción era extraño. En un
tiempo ese guerrero gigante tuvo que haber sido un bebé. Cuando sus pies finalmente
cayeron al suelo, respiró aliviada. Atrapada con sus pensamientos mientras estaba
atrapada en una cama era desconcertante. Ahora no era el momento de pensar en su
capturador como algo más que en el enemigo.
Becky miró hacia la otra habitación y pudo ver la forma de Huck. Ella caminó alrededor de
la cámara con precaución. Un cálido resplandor rodeaba el dispositivo. Estaba protegido y
sentado cómodamente en una silla de respaldo redondeada hecha de una sustancia
extraña, una mezcla entre metal y piel. Parecía estar durmiendo. Era difícil de decir con los
bulbos que sobresalían donde debían estar sus ojos. El tatuaje negro en sus mejillas latía
y brillaba. Las intrincadas marcas parecían ser algún tipo de escritura antigua. Dos
colmillos perfectamente blancos estaban junto a sus labios cerca de su barbilla y ella se
estremeció.
Las largas garras de sus manos brillaron cuando él se movió y ella se congeló. Él permaneció
callado. Por lo que ella sabía, él podía estar observándola en silencio mientras ella le
observaba a él. El latido de su corazón martilleaba en sus oídos. Incluso cuando no se
movía, ella vio lo mortífero que era cada centímetro de él. No es de extrañar que los humanos
en la Tierra estuvieran aterrorizados por estos extraterrestres. Los humanos nunca tuvieron
una oportunidad. Los destellos de la consola atrajeron su atención y Becky se movió
arrastrando los pies, observando a Huck mientras ella se movía.
La noche anterior la había asustado y Becky estaba aturdida. Hacía mucho tiempo que no
sentía verdadero miedo. Después de la muerte de su padre, ella estaba segura de que la
emoción había desaparecido. Su peor pesadilla ya se había hecho realidad, ¿a qué había
que temerle? El riesgo de estar siempre a las puertas de la muerte la condicionaba a esperar
la muerte. Con el tiempo se desarrolló una actitud arrogante. ¿Y qué si ella moría? Todos
morirían al final. No era como que ella quisiera vivir.
El monitor encima de la consola estaba lleno de planetas. Un mapa que ella adivinó, siempre
girando. Huck la estaba llevando a alguna parte. Pulsó unos cuantos botones pero nada
cambió. El panel de control estaba bloqueado. Por supuesto que lo estaría. Estaba atrapada.
Por un momento se preguntó cómo les iba a los hombres. A Raymond en particular. Era un
buen hombre, dulce, amable. Él no merecía morir; ella esperaba que Huck se equivocara al

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decir que el transbordador estaba en las últimas. El tiempo que pasaron solos en la Tierra,
se rieron, lloraron unas cuantas lágrimas y se quedaron juntos. Era más hombre que el
resto del grupo.
"Maldición", susurró ella.
"Necesitamos tiempo para conocernos. Al menos eso dice mi escudo".
Se giró para ver a Huck, sin su escudo vigilándola a unos pasos de distancia.
"¿Por qué no le dices a Cobra que quieres unirte a él?"
"No funcionará. No sería engañoso, pero una hembra humana añade algo a un guerrero
que él necesita".
“¿Cómo qué?”
“No lo sé. Nunca me he emparejado con una hembra humana antes. Simplemente sé que
es parte del trato. Tal vez tenga que ver con una emoción más profunda".
"Genial", murmuró en voz baja.
Huck se acercó y puso sus manos sobre sus hombros desnudos. La piel le hormigueaba. El
impulso de alejarse se encontrado con resistencia y en su lugar, ella se movió hacia él.
"¿Qué demonios es eso?", preguntó ella. La sensación era curiosa, queriendo sentirlo pero
luchando contra el impulso.
"Mi escudo está empezando a conocerte. Ha sentido que somos buenos el uno para el otro"
"¿Tu escudo? Lo dices como si fuera una entidad viviente".
"Lo es".
"Eso es una locura"
"¿Por qué? ¿Porque no tienes uno así como debería ser? Mi escudo es de mi padrastro.
Tengo imágenes de mi padre biológico y de mi padrastro".
“¿Cómo es que procede tu escudo de tu padrastro? "¿Cómo puede ser tu escudo de un
padrastro? Sale de ti; al menos eso parece".
"Mi padrastro era muy viejo, un guerrero increíblemente poderoso. Los humanos se
enferman con la edad, los Tonan no. Amaba a mi madre, y su escudo sabía que la mejor
manera de protegerla era dándole un pedazo. El escudo es un regalo de amor, no hay mayor.
Me dio un pedazo de él"
Huck sonaba asombrado y humilde. Este era un lado diferente de él. "¿Adónde vamos?"
"Un lugar tranquilo. Necesito pensar. Estaremos a salvo"
"¿Nosotros o tú?"
Huck se rió. "Nosotros. Estoy a salvo porque, bueno, yo soy yo. Estarás a salvo porque,
bueno, de nuevo se trata de mí."

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"¿Más criaturas apestosas para asombrarme?"

"No. Nada que te haga daño".
Ella miró a su alrededor, pero su cola no creció. La escena en el monitor cambió, y Becky
miró el planeta; era blanco y negro en las sombras. Frunció el ceño, concentrada.
Espeluznante. Fantasmal. Por un momento, Huck tiró de ella hacia atrás y más de sus
hombros descansaron contra su pecho desnudo. Sensaciones de emociones se
arremolinaban a través de ella. Algo le dijo que había algo más de la complejidad de lo que
él quería de ella.
"No me voy a emparejar contigo"
Se puso rígido y luego se relajó. "Si estuviéramos en mi planeta, no tendrías elección"
"No estamos en tu planeta".
"Mi planeta está tan perdido para mí como la Tierra lo está para ti. Todo lo que conozco está
desapareciendo. Cobra y sus guerreros y otros viven en un hermoso planeta, he visto
imágenes. Pero hay guerra. Soy egoísta y arrogante, pero sé que puedo ayudar a proteger
su forma de vida porque será mi forma de vida. Tengo que intentarlo"
Había una pizca de desesperación en su tono. Se preguntaba cuánto tiempo había estado
solo deambulando por el universo. Por un momento, ella entendió su dolor. El espacio era
un gran vacío que llenar. Demasiados pensamientos en demasiados kilómetros. La
oscuridad no era el glamour de la frontera final cuando la eternidad era lo que estaba al
final y era infinita.
"Tal vez todavía hay tiempo para que encuentres a otra mujer." Sus palabras eran
silenciosas pero no crueles.
"Llevo meses aquí afuera. Eres la primera hembra humana viva con la que me he cruzado.
Supongo que serás la último. La última. No tienes ni idea de la devastación que ha sufrido
tu gente.
Sí, a manos de los Tonan. Entiendo por qué no me aceptas. No entiendes por qué te necesito.
Mi escudo no es cruel, pero siento que desea que llores. Puede absorber emociones para
ayudar a sentirte mejor".
"No lloro a menudo, y por supuesto que no cuando me lo ordenan. Estoy rota, Huck.
También soy feroz como el infierno. Lo que vi en la Tierra hirió mi alma. Un sexo
determinado no hace a un guerrero. El deseo de que alguien me cuidara la espalda fue
reemplazado por el deseo de que sólo yo cuidara de mí. Me hace bien"
"Entonces hacemos una gran pareja. Te necesito a ti. Nunca he dicho que te quiera. Me
necesitas; tampoco tienes que quererme"
El planeta entró en su campo de visión, más cerca. Flotaban cerca de la atmósfera. Huck
la giró en sus brazos. Su calidez era intrusiva. Su olor la inundó.
"No creo que pueda amar a una mujer por mi padre biológico; era malvado hasta la médula.
Eso también hace que una parte de mí sea malvada", dijo Huck. "Mi naturaleza es tan

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confusa para mí ahora como lo era cuando era pequeño. Mi escudo me cubre la espalda;
no quiero que tú lo veas. Sólo necesito que pertenezcas a una colmena, nada más. Puede
que pienses que no me necesitas, pero puedo sentir que estás herida. Si lo percibo, también
lo hará un guerrero Castian. Te enfrentas a una guerra dentro de ti misma. Hay una
acumulación de rabia, una furia tan intensa que lucharías contra cualquier cosa para hacer
que el dolor desaparezca. El olor es sospechoso. Engañoso y combativo. No es desagradable
para un Tonan, es más que convincente. Cobra, un Castian, te olerá y te pondrá en algún
lugar hasta que pueda lidiar contigo. Disecciona tus emociones para asegurarse de que eres
inofensiva cuando hay una guerra dentro de ti. Eso llevará tiempo. Si aparecemos en su
puerta como estamos, los dos podemos ser rechazados".
"¿Y qué?", retó. "Me da igual lo que piense Cobra o cualquiera".
"El vagabundeo sin fin está la otra cara de una moneda manchada. El universo está vacío
como el infierno o puede estarlo. Cuando patees traseros, asegúrate de patear el trasero
correcto por la razón correcta".
El transbordador se instaló en el planeta con un pequeño golpe. Él se alejó de ella y por un
segundo, ella perdió su contacto. El replicador cobró vida cuando Huck programó carne,
queso y pan para ser servidos en una mochila para viajar. Huck empujó la bolsa de cuero
marrón en sus manos y se dirigió a la puerta del transbordador. Su cabeza inclinada.
Becky se puso de costado a su lado. Su vida se había desmoronado tantas veces, ¿qué era
una vez más? "Tal vez ambos necesitamos tiempo para pensar" Metió el dedo en la pesada
bolsa, el contenido hizo que el estómago le rugiera. Si no había nada más, él se ocuparía de
ella.
"Este es un buen lugar para empezar" Con un gran gesto abrió la puerta y agitó la mano;
ella tenía que salir. El primer paso fue el más difícil, pero se aventuró a salir a la luz del
día.
Sus pies descalzos golpearon el suelo semiduro. La tierra oscura estaba fría bajo su piel. El
aire era puro y cálido, dulce. Cada nuevo planeta era un regalo de existencia en un mundo
y una vida que se había ido al infierno. La Tierra estaba muerta y otros planetas estaban
llenos de abundancia. Becky miró a su alrededor con asombro. Los colores eran vibrantes
y profundos, con tonos verdes, morados y azules. La vida vegetal era espléndida. Por un
momento se quedó inmóvil y resistió el impulso de presionarse contra Huck, que tenía el
alcance de una mano a su lado. Las criaturas misteriosas que aparecían a la vista eran
sombras oscuras que se movían dentro y alrededor y a través del follaje. Todo parecía estar
sin sustancia.
¿Qué demonios?
Su mirada era intensa. Los animales eran niebla. Criaturas una neblina. Cuando tocó a un
animal, su mano lo atravesó, esparciendo partículas de plata para que danzaran a la luz
del sol. Perlas de niebla girando en círculos en un pequeño y lento tornado de movimiento
para recrear la forma. La planta que alcanzó a continuación era suave y cálida, real. Volvió
a tocar la neblina animal, sus dedos la atravesaron, y una vez más se dispersaron. Las
cuentas de plata flotaron, se arremolinaron y volvieron a reposar como un todo. Huck

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estaba de pie, mirándola, con el escudo bajado, permanecía al alcance de la mano. Sus ojos
azules se centraban en ella.
"¿Qué es este lugar?" La voz de Becky estaba apenas por encima del susurro, estaba
fascinada.
"Los humanos lo llamarían purgatorio"
"¿Purgatorio? ¿Sabes lo que eso significa para un humano?"
"No es el infierno. No en lo que se convirtió la Tierra. No soy tan cruel como para llevarte a
un lugar que sufre lo mismo por lo que ha pasado la Tierra. Lo que me sorprende. Este es
más bien un lugar de rendimiento de cuentas y ponerles fin, y un comienzo y un intermedio.
¿Ves a los seres?"
"Sí."
"No tengas miedo. No estaba seguro de que pudieras ver estas cosas".
"No tengo miedo"
Huck suspiró. "Sí, lo sé. Pero siento una pequeña vacilación"
Asustada, Becky retrocedió cuando unas criaturas alienígenas, obviamente un hombre y
una hembra alienígena aparecieron ante su vista. Estaban discutiendo pero no se
escuchaba ningún sonido. La hembra estaba furiosa, sus movimientos erráticos. Becky se
acercó. Huck fue a ponerse a su lado. Ella movió su mano entre los dos. Ninguno de los
extraterrestres se dio cuenta de ella y continuó su acalorado movimiento. El macho era de
su altura, la hembra una cabeza más pequeña. Sus cuerpos eran delgados, elfos. Sus ropas
eran de un material suave y ondulante que exponía varias partes del cuerpo de una manera
que una representación teatral consideraría encantadora, seductora y provocativa.
"¿Qué son?" preguntó Becky.
" LoCanns. Son de una galaxia demasiado lejana para que mi transbordador llegue. Unos
seres extraños, pero inofensivos. Si los Tonans invadieran su planeta, todos los pequeños
alienígenas morirían".
"¿Por qué puedo ver sus imágenes?"
"Están muertos en su planeta. Hay criaturas que vienen aquí después de que su vida expira
y esperan para unirse con sus contrapartes en mundos diferentes. Una vez que todas las
contrapartes están muertas, se reabsorben en el universo y algunas son recreadas".
Becky le miró. "Genial, estoy viendo gente muerta. ¿Todo aquí está muerto?"
"No todo. No hay nada en este planeta de lo que no pueda protegerte. Necesito tiempo para
pensar. Creo que ya lo hemos aclarado. Mira la muerte, Becky. Está justo delante de tu
cara. Grítale, no importa lo que hagas, no te verá. No existes en la muerte porque no puedes
ver la vida. La soledad, el olvido. Es como me siento y odio ese sentimiento. Existo y nadie
me ve a menos que me quiera muerto. Así es como he vivido mi vida durante los últimos
cuatrocientos años".

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Hubo un cambio en Huck cuando se despertó; era más que evidente ahora. No mencionaba
nada sobre el apareamiento. Becky se preguntaba si la trajo aquí para matarla o para
aparearse con ella. Tampoco era un pensamiento feliz. Dijo que la necesitaba, pero que
podía cambiar de opinión. Huck caminó unos metros y Becky vio a dos animalitos jugando.
Eran sombras, muertos. Parecían felices, pero un vistazo más de cerca dejaba ver que no
había nada más con ellos. Ni juguetes, ni vida vegetal. Sus pequeñas piernas no hacían
contacto con el suelo; no había suelo para ellos, ni sustancia. Por un momento, el corazón
de Becky se aceleró.
"Si me matas aquí, ¿me veré como estas cosas en forma de fantasma?"
"No lo sé. Nunca he visto un humano en este planeta. Realmente no hay nada aquí para un
guerrero Tonan. No ha habido necesidad de volver después de nuestra exploración inicial.
"Muerto es muerto, no puedo matar a estas cosas por todas partes".
"¿Por qué matas?"
"Soy un guerrero"
"No todos los guerreros matan"
"¿No hay guerreros de donde vienes a los que les gusta matar?"
"Supongo, pero la Tierra está muerta, es un punto discutible"
"No te queda nada. No tienes adónde ir. No planeo matarte".
"¿Me estás diciendo que me aparee contigo otra vez?"
"No. Un apareamiento forzado no es un apareamiento en absoluto. Cobra no nos aceptaría
a ninguno de los dos. A mí porque él pensaría que soy malvado y a tí porque si me mata,
significaría tu muerte".
Huck se giró y caminó hacia el bosque.
"¿Qué? ¿Mi muerte?"
Becky dudó por un momento antes de seguirle. Odiaba la idea de seguir a alguien como un
cachorro. Él creía que no había nada en el planeta más peligroso que él y su cola no crecía.
O estaba lleno de sí mismo o tenía razón. No estaría de más seguirle desde lejos. También
había cerrado la puerta del transbordador y ella no tenía otra opción que internarse con él.
La comida que le dio llamó su atención, y ella rebuscó en la mochila. Sus dedos se cerraron
sobre un trozo de algo. Mordisqueó el queso que sacó. Él no le pidió nada, y ella no se lo
ofreció.
Huck mantenía su escudo bajado. Su ancha espalda se ondulaba con músculos mientras
se movía. Ni una sola cicatriz o tatuaje o marca de nacimiento era visible que manchara su
perfección. Su culo esculpido era firme y sin duda duro como una roca. Los pantalones
grises ajustados no eran poco atractivos aunque fueran del color que ella odiaba; había algo
que decir sobre su clásico buen aspecto. Sus brazos se movían un poco al dar cada paso.
Sus enormes manos apartaban oscilantes helechos cerca de su cara. Dejaba que volvieran

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a su lugar sin una segunda mirada detrás de él; no importaba que los helechos estuvieran
sobre su cabeza.
Un chorrito de agua llamó su atención y Becky se acercó a la orilla de un río que fluía
suavemente. Él no le había dado nada de beber, y ella asumió que eso significaba que el
agua era segura. Podía ver en el agua y sonreía cuando veía peces sombra. Unos pocos
bailaron sobre el agua moviendo sus colas, pero el agua no hizo ondulaciones. Estaban allí,
pero no lo estaban. Una enorme sombra de un pez de cinco pies de largo nadó hacia
adelante mientras Huck se retiraba. Becky no pudo evitarlo, gritó en señal de protesta.
Huck atravesó el pez, se giró y le sonrió a Becky. El pez siguió nadando a través de él, su
cuerpo abriéndose y volviéndose a unir.
Mientras miraba, el enorme pez desapareció repentinamente. Becky saltó al agua,
curioseando las pequeñas olas ondulantes. El pez se había ido. Ella envió una mirada
interrogativa a Huck, quien sonrió.
"Ha encontrado su nueva dimensión y ha renacido. Mira"
Huck señaló a un banco de peces. Desaparecieron uno por uno. Escuchando atentamente,
Becky juró que escuchó sonidos chasqueantes.
"¿A ellos también?", preguntó.
"Sí. Los peces van más rápido. Todos los anfibios lo hacen. Los de su clase son atrapados
más rápido. Supongo que cuando la Tierra murió, este arroyo estaba lleno hasta reventar.
Así como los océanos. A veces una especie aleatoria nace normalmente ajena al planeta,
esto sucede cuando este planeta tiene una multitud de exceso de criaturas. Los humanos
simplemente pensaron que ya habían descubierto nuevas especies en su planeta cuando
en realidad la especie nunca había estado allí antes".
"¿Cómo lo sabes?"
"Como dije, no hay nada en mi planeta que pueda hacerme daño. Nuestros científicos tienen
la mente abierta sobre lo que puede suceder y lo que sucederá. Hace mucho tiempo
tomamos el enfoque de hacer que ciertas especies diferentes no aparecieran repentinamente
en nuestro planeta. Nada ha intentado invadir nuestro planeta durante siglos. Cuando la
sobreabundancia ocurre en el universo, se encuentran nuevos planetas, o viejos y se
introduce nueva vida acuática. Quién sabe, los humanos podrían haber sido hechos de la
misma manera. De repente aparecía en su planeta debido al exceso de muerte en otro como
este planeta".
"¿Adán y Eva?" Becky meditó. "¿Almacenados aquí y olvidados? La posibilidad es infinita".
"Tu especie podría haberse deslizado desde las aguas"
"Ciertamente"
Huck tomó un puñado de agua, bebió y salpicó más en su pecho. Becky se acercó más
despacio. El agua estaba fresca, pero su mirada se dirigía continuamente a los peces.
Mientras Becky observaba, los peces aparecían y desaparecían. Una cadena de montaje de
la muerte transformada en vida. La tristeza se deslizó por su ser. Ninguno de estos peces

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regresaría a la Tierra. No por mucho tiempo, si es que alguna vez lo hacían. Cuando ella
levantó la vista para preguntarle a Huck qué pensaba que le pasaría a la Tierra, ella notó
que él se había ido. No se asustó, simplemente se encogió de hombros y eligió una dirección.
Sus grandes piernas y su cuerpo dejaban un rastro notable a través de un ramaje inclinado.
El cielo comenzó a oscurecerse. Becky no tenía ni idea de en qué dirección estaba el
transbordador; había estado demasiado preocupada por lo que la rodeaba. Encima de la
cabeza, nubes negras grisáceas y ondulantes se acercaban. Se quedó quieta cuando el
movimiento de las nubes llamó su atención. Las nubes oscuras eran criaturas voladoras,
criaturas aladas largas que se deslizaban por el aire, sumergiéndose y trenzándose. Aves
más pequeñas que pudo identificar se elevaban en las corrientes ascendentes mientras el
viento refrescaba su cara. Comenzó a llover ligeramente. Cuando las gotas llegaron a sus
labios, frunció el ceño. La lluvia sabía rara y desagradable.
Tal vez debería encontrar refugio.
Sus pasos eran cautelosos, sus movimientos lentos. El camino que Huck estaba dejando
terminó y ella frunció el ceño. Un relámpago se deslizó por encima de la cabeza y un trueno
estalló. Las nubes hicieron embudos gigantes a su izquierda y derecha. La vida vegetal se
agitaba con la brisa creada, y ella se dio cuenta de que la tormenta era real si el clima movía
las cosas. Dos figuras de sombras saltaron a través de su cuerpo cogidas de la mano. Los
seres no eran más altos que su cintura, evidentemente muertos y llevaban tres cuernos.
Con ojos como cuencas negras vacía que miraban en su dirección sin verla.
El pelo de la nuca se le erizó. La lluvia golpeó su camisa y luego sus brazos. Pronto el cielo
entero se abriría, y su ritmo cardíaco se aceleró. Becky gritó cuando la atraparon y la
llevaron a una cueva oscura. Se giró para dar a su agresor dos veces en el pecho. Huck
gimió pero se quedó quieto. Capturó sus muñecas con una mano.
"Cálmate, Becky pateadora de culos. No querrás estar fuera con esta lluvia. Cuando llegan
los pájaros, muchos han sido derribados en una fuerte tormenta. La muerte de la lluvia
viene con ellos, llevándolos aquí. Una entrega especial con contaminantes, la Tierra no era
el único planeta con un zoológico de calidad. Otros extraterrestres en diferentes planetas
evolucionaron, aunque no humanoides. Esos seres crean toxinas para destruir criaturas
molestas. Cuando un animal es tomado por la tormenta, la tormenta lo entrega a este
planeta con un mensaje. Una tormenta de esta magnitud significa que muchas dimensiones
se han abierto, lo que significa que muchas copias de la misma criatura murieron al mismo
tiempo y han llegado a combinarse. Mira"
Becky miró a su alrededor por la boca de la cueva. Una enorme criatura alada cayó en una
salvaje masa de viento, granizo y ahora aguanieve. La criatura desapareció. Luego
reapareció. Luego desapareció. Todo explotó tanto dentro como fuera del cielo. Las alas
agitándose, negras masas girando, cayendo.
"¿Qué demonios...?" Becky susurró. Había una guerra sobre su cabeza.
"La criatura se ha encontrado con varias dimensiones. Son asesinados, chocan y se unen.
La última muerte de cualquier ser es la más fuerte y volátil. A veces las criaturas mueren
poco después de nacer, su recreación es muy agotadora".

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"¿Cómo lo sabes?"
"Puedo llamar a las imágenes de mis antepasados, hasta cierto punto; es la forma de vida.
Se remonta a mis inicios. Así es como supimos que este planeta existía; mis antepasados
ya estuvieron aquí hace mucho tiempo. Sólo volvimos para ver si las hembras humanas
podían ser mantenidas, pero no todas las hembras pueden ser pateadoras de culos. Algunas
morirían de miedo aquí. Mira esto"
La criatura reapareció. Sus alas aleteaban, sus garras puntiagudas se enroscaban como si
estuviese luchando contra la tormenta. La bestia y la naturaleza lucharon en el aire. La
bestia se volvió sólida mientras se rompía, plegando sus alas primero en una nube sólida.
Tanto la nube como la bestia se hicieron pedazos y desaparecieron.
"¿Ha muerto?" Becky susurró.
"No. Ha renacido. También lo ha hecho la tormenta. Al menos eso es lo que dicen algunos
Tonans. Personalmente, no tengo ni idea. Hay un recuerdo que me molesta del lado de mi
padrastro, que tenía curiosidad y era propenso a adquirir nuevos conocimientos. A mi padre
biológico no le importaba. Los recuerdos están distorsionados, están y se van. Y los Tonan
mienten, incluso los unos a los otros"
"Creo que los humanos lo llamarían un cuento de hadas, o mitología. Pero me gustaría
creerlo. Desaparecer simplemente después de la muerte suena muy triste. Como si vivir no
tuviera sentido. Aprender, ganar sabiduría toda tu vida sólo para que todo lo que conoces
muera contigo. Sería bueno tener en mente el conocimiento de mis antepasados. Supongo
que los humanos salen, se van y salen de nuevo, su huella en la historia permanece a través
de artefactos y pinturas, no importa dónde terminemos. Por otra parte, parte del aspecto
de ser humano es la intrigante maravilla de juntar las cosas. Supongo que es por eso que
muchos disfrutan de los rompecabezas. Excepto yo. Los rompecabezas son un dolor en el
culo y si falta una pieza, se jode todo.
"A mi papá le gustaban los rompecabezas. Podía resolver cualquier tipo de dilema. Cuando
el mundo se desmoronó, no entró en pánico, dijo que la vida era una aventura. Tuvo
aventura de más".
Sus palabras se quedaron en un susurro. La batalla en el cielo se calmó. La lluvia seguía
cayendo, pero el olor era diferente. Tragó con fuerza. El olor de la lluvia era un recordatorio
de cuando su padre luchó su última batalla, y perdió. El color gris trajo muchos recuerdos
a la superficie. Por un momento, la humedad en la mano de Huck se calentó y ella se relajó.
Recordar a su padre le causaba mucho dolor, y eso la ponía furiosa. Quería recordar la
diversión, la felicidad.
"Tal vez hay algo de verdad en el mito, creo. Pero no estoy seguro," Huck tropezó con las
palabras. Ella se dio cuenta de que era una extraña forma de tratar de hacerla sentir mejor.
Sus intentos por alcanzar la verdad eran admirables; ella sintió que no era por la
preocupación de una cola. La idea era extraña, pero su toque lo hacía parecer pensativo.
Cada vez que la tocaba, extrañas emociones se arremolinaban en su interior, y ella se
preguntaba si la piel del Tonan era una droga.

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Huck la llevó más hacia el interior de la cueva. Becky miró a su alrededor. Todo el interior
era de un amarillo suave. Las estalagmitas y estalactitas cerca de la abertura parecían
colmillos; las puntas puntiagudas eran de color rojo sangre. Estaban en una cueva que
conducía a cavernas y huecos, algunos túneles conducían a la izquierda y otros a la
derecha. Dentro de las cavernas había intrincados dibujos cuando se movía para
inspeccionar las paredes. Había algo fascinante en aquellas marcas.
Becky fue a ponerse de pie cerca de un brillante diseño negro que llamó su atención. La
imagen se removía en un movimiento circular y moldeaba formas. Por un momento, pensó
que parecerían letras, pero las líneas cambiaban de color y se hacían más grandes rodeadas
de una neblina opaca. Estaba intrigada cuando la niebla se asentó cerca del suelo. Pronto
se desató la historia de una pareja de amantes que se encontraban, riéndose con las manos
atrás, bajo un enorme montículo de viñas. Las viñas se esparcieron con una floritura
invitándola a entrar y ser testigo de las metáforas. Encantada, Becky la siguió en su mente.
Parpadeó con asombro cuando la escena se desarrolló como si fuera real. Los seres estaban
delante de ella, no eran reales. El dulce olor de la habitación donde las flores se sentaban
le hacía cosquillas en la nariz. El agradable calor que la rodeaba secó los pocos puntos de
lluvia en su camisa.
Esto es muy real. ¿Cómo es posible?
La pareja era de color verde, un hermoso y vívido verde cazador mientras sus ojos brillaban
como fluorescentes. Sus partes íntimas delatadoras estaban bañadas en suaves reflejos
verdes y cuando la criatura masculina pasó su mano sobre el montículo de la hembra,
chispas brillantes danzaban sobre su carne. Cuanto mayor era el contacto, más vivo era el
espectáculo de luces.
Becky sintió arder su cara cuando la pareja se unió en un abrazo caliente, iluminado,
expuesto y muy impresionante. Sus labios chisporroteaban de rojo mientras se apretaban,
su calor el uno por el otro muy intenso. Se quedó sin respiración cuando por un segundo
sus rostros se iluminaron, ardiendo por el deseo. Una exhibición de pasión mientras sus
acciones contaban su historia. Quería aclararse la garganta para hacerles saber que no
estaban solos, pero se dio cuenta que no había sonidos. Becky estaba allí y aún así no.
Estaba hechizada e incapaz de moverse para salir del trance. No tenía miedo, simplemente
estaba intrigada.
La pareja flotaba mientras se amaban, elevándose más alto, girando mientras se apoyaban
el uno contra el otro. Con las lenguas entrelazadas, ambos seres no tenían pelo, delgados,
pero con el corazón parado por la forma en que se daban a sí mismos. Se amaban, sus
miradas radiantes bañaban el rostro de cada amante, resplandeciendo sus esperanzas y
sueños. Pudo ver la pregunta de la hembra sobre los niños flotando en el aire, y el macho
se rió con el rostro, todo sonrisas y asintió. Su felicidad hizo que Becky sonriera de alegría.
Su corazón se llenó por ellos, amor joven, tan dulce e inocente.
La belleza bailaba ante sus ojos como si amaran. Se llenó de alegría, escuchando en su
mente sus risas, su adoración. Magia, ella fue testigo de la magia de convertirse en uno con
el otro. La hembra miró repentinamente a Becky, aterrorizada, y la pareja se estrelló contra
el suelo, separándose. El macho levantó las manos en súplica, como suplicando por la vida
de la hembra, pero ella se agarró del estómago y se retorció por un momento antes de caer

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y asentarse; ella se quedó quieta. Todos sus hermosos colores se desvanecieron. Gris, se
convirtió en el odiado gris que Becky odiaba, lo que le hizo quedarse sin respiración. El
fantasma de la pequeña criatura elfa se apartó de su cuerpo y fue a sentarse en un rincón
lejano, flotando sobre el suelo. Perdida y sola, lloraba en silencio.
El macho corrió hacia su cuerpo tendido, sin ver el fantasma en el que se había convertido,
y él la acercó. Lágrimas de color verde fluorescente caían por sus mejillas. Becky conocía a
su amante, su vida estaba muerta. El peso de una pesada piedra se asentó en su vientre.
La tragedia la consumió.
La ira envolvió al macho; se puso de pie de un salto para enfrentarse a cinco machos. El
más grande parecía arrogante hasta que el enfadado y doliente macho ató una cinta a su
muñeca y tiró. El hombre afligido y la banda golpearon el suelo al mismo tiempo mientras
un hombre mayor gritaba de dolor. Becky sabía que estaba angustiado por su expresión
con la boca abierta. El macho mayor corrió hacia el lado del macho joven y le tocó su turno
de recoger a un ser querido en su pecho. La emoción de la pérdida desgarradora del corazón
asaltó a Becky. El dolor en su pecho disparaba dagas en los costados. Quería gritar con
indignada incredulidad. El joven macho estaba muerto, había cogido la mano de la hembra
al caer, y al morir se tocaron por última vez.
Becky se quedó de pie esperando a que su fantasma se levantara, y cuando lo hizo su
corazón dio un salto. Cuando se levantó de su cuerpo, no fue a la hembra. En vez de eso,
se fue al otro lado de la habitación, se desplomó y él también sollozó. No se vieron el uno al
otro. ¿Por qué no pueden verse? Becky quería gritarles para que se giraran y se enfrentaran
al otro. Se llevó una mano a la boca y sollozó incontrolablemente ante la imagen. El amor y
la muerte le habían golpeado en la cara y en el corazón cuando no se lo esperaba. El golpe
fue un martillazo.
"¿Becky?"
Un fuerte apretón en su brazo y Becky fue arrastrada al pecho de Huck. La escena ante ella
se desvaneció hasta que miró una pared en blanco. Con un movimiento torpe, la mano de
él se deslizaba hacia arriba y hacia abajo sobre la cabeza y el cabello de ella. Ella se aferró
a él mientras sollozaba.
"¿Por qué otras personas no pueden permitir el amor cuando llega?", susurró ella, logrando
el control. "Estaban muy felices"
"Hombres y mujeres de esa especie no pueden estar juntos. Es tabú. Hombres con hombres
y mujeres con mujeres. Siempre ha sido así. Los machos dan a luz a los machos y las
hembras a las hembras. El padre eligió a la pareja de su hijo; él se hizo a un lado mientras
su padre corría por su hijo".
"¿Te refieres a la mierda que sonreía?"
"Sí. Preferiría que su supuesta pareja muriera por la vergüenza y el estigma de aparearse
con un macho que había ido en contra de la creencia y la tradición. Es inconcebible que él
quisiera a una mujer. Sus descendientes serían considerados abominaciones"
"El universo está pervertido"

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Huck la llevó a un lugar más oscuro y la sentó a su lado, manteniéndola a su lado.

"¿Prefieres las mujeres antes que los hombres?" preguntó Huck.
"No he estado con otras mujeres en mucho tiempo." Sus palabras fueron reflexivas. Ella se
estremeció ante las lágrimas en sus ojos sorprendiéndose de cuántas habían caído; vio
brillar su pecho donde su mejilla había presionado contra él. Se echó hacia atrás y le pasó
las manos por la cara. Ella resistió el impulso de limpiarle el pecho, de hacer desaparecer
su debilidad. Becky respiró hondo luchando por la compostura mientras esperaba su
respuesta.
"Me gustan las mujeres, pero no de una manera sexual. Las mujeres pueden entender mejor
a otras mujeres a veces en ciertas cosas. Pero Ray era fácil de hablar con él y prefería a las
mujeres antes que a los hombres. Hablamos mucho hasta que nos encontramos con los
demás. Cambió, como si tuviera que ser viril. Lo curioso fue que antes de conocer a los
otros, él era varonil. Era fuerte y divertido, cariñoso. Refugio, Ray buscaba estar a salvo.
Sintió la necesidad de ser grosero y rudo en la lanzadera para encajar. Nunca encajará con
los demás. Ray era demasiado hombre".
"¿Crees que un hombre debería ser cariñoso y no rudo?"
"Depende de la situación".
"Soy un guerrero"
Becky suspiró. "Creo que ya lo has mencionado, como un millón de veces"
Huck dibujó la humedad en su pecho, sus rasgos intensos. "Sabes cómo llorar"
"Por supuesto que sé cómo. No me gusta hacerlo" Ella estaba molesta.
"Mi escudo dice que te obligaron a llorar. La tristeza es real, pero no fue justa. Tendrás que
ser fuerte y mantenerte alejada de las imágenes".
Los dedos de Huck comenzaron a acariciarle los hombros y brazos, y él la apartó de la pared
mientras ésta se burlaba y se arremolinaba a seis pies de distancia. Ella miró hacia él y él
parecía estar profundamente concentrado. Él no la estaba lastimando, y ella no pensaba
que él estuviera tratando de provocar una respuesta sexual. Su caricia era gentil, incluso
dulce. Después de un rato se detuvo y sonrió.
"¿Es un toque masculino? ¿El toque de un hombre?", preguntó.
"Sí, Huck. Ese es el toque de un hombre".
"Creo que puedo hacerlo".
"¿Has estado con una mujer, una mujer antes?"
"Por supuesto" Parecía ofendido.
"¿No querían el toque de un hombre?"
"No. Eran mujeres Tonan que querían sexo, un guerrero masculino, nada más. Querían
fuerza, poder para envolverlas".

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"Yo no".
Huck frunció el ceño. Becky se acurrucó de lado, lejos de él. Por un segundo, otra imagen
en espiral en la pared llamó su atención. Antes de que pudiera ser succionada por la
tragedia, Becky se dio vuelta y enterró su cara en el pecho de Huck mientras él se tumbaba
a su lado.
Con movimientos incómodos, la acercó más. "Duérmete, Becky. No me di cuenta de lo
susceptible que eres a las imágenes. No me importa que los de la pared murieran o cómo
murieron. En ti, encuentran una audiencia emocional. No te preocupes por los otros de
afuera. Esta caverna mantiene a las otras sombras fuera, las que vagan por el planeta. Si
entran, sus historias quedarán grabadas en las paredes para siempre. No quieren seguir
adelante. Aquí, en la muerte, no pueden conectarse. La tragedia llama a los de afuera, a los
que murieron en la furia de la traición. Hasta que el traidor pueda expiar, la imagen es
grabada para que todos la vean como una lección de vida. No estoy seguro a qué otras
imágenes podrías ser susceptible. Tu gente tiene historias y libros que deberían haber vivido
para siempre. Estos seres no tenían tal liberación. Sus historias están escritas en las
paredes"
"Odio estar aquí".
"Yo también".
Huck parecía confundido. Miró durante un momento la mano que la tocaba. Cerró el puño,
luego abrió los dedos y los movió. Por un momento pasó su pulgar por el hombro de ella y
suspiró. Su piel tocó la última humedad de sus lágrimas contra su pecho.
"Ahora sé por qué odio estar aquí", murmuró. "Nos iremos mañana, Becky. Debe haber
algún lugar ahí fuera que no odies. Por otra parte, al menos odias a este lugar más que a
mí".
Él tenía razón. Y en este mismo momento, ella no lo odiaba en absoluto y no tenía ni idea
de por qué.



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Capítulo 5
Cuando la luz entró por la abertura de la cueva, Becky protegió sus ojos de los tatuajes
deprimentes de la pared. Durante la noche, ella se había girado en los brazos de Huck y su
trasero estaba presionado incómodamente contra su erección, una erección muy dura y
grande. A través de sus apretados dedos, podía ver los movimientos de personas palo
moldeando formas para definir a seres extraterrestres que recreaban su injusticia.
Tirando de los hilos de su renuente corazón para hacer el duelo de esos seres, Becky trató
de mirar hacia otro lado, quería retirar la mirada. La tristeza la llamaba a través de las
imágenes. Algunos pequeños escenarios comenzaron y se detuvieron, incapaces de captar
su atención. Su mente estaba abierta y nublada por restos de sueño y la única pesadilla
que plagaba sus sueños. La interminable y desolada desazón luchaba en sus pensamientos
de la Tierra muriendo. Una nueva figura tomó forma, sin importar cuánto tratara de ocultar
su dolor. Un hombre solo luchaba contra una tormenta, rodeado de grises; cielos grises
tocaron el suelo bañando sus rasgos con el color odioso. Becky se quedó sin respiración,
un lodo resbaladizo salía a borbotones alrededor de sus tobillos. La resolución asentada en
sus rasgos mientras miraba tristemente en su dirección. Él hizo un gesto para que ella se
alejase mientras una dulce última sonrisa iluminaba sus rasgos y él se fue. Envuelto en
tragedia.
Becky sabía que la historia era cierta, pero su padre no estaba atrapado aquí. Su amoroso
recuerdo era de ella, no de este lugar olvidado por Dios. El alud de lodo fluyó por la
superficie lisa de la roca sin querer liberar su mente. Becky se alejó de Huck; enojada y
callada, su furia alimentó su movimiento. Atacando a la pared, limpió su mano sobre la
imagen, dispersando la escena. Las partículas negras cedieron y ante ella había una pared
gris vacía. Minúsculos puntos oscuros flotaban cerca del techo a la espera de una nueva
tragedia que escribir. Por un momento se quedó aturdida. Sus pensamientos se habían
manifestado en palabras para formar la imagen de los últimos momentos de su padre. Como
si su mano fuera un pincel de pizarra que limpiaba las marcas de tiza, había borrado las
imágenes.
Concentrada, Becky miró fijamente a la pared superada por la sed de venganza. Escribe
esta historia, imbécil. La felicidad, tiempos en los que su vida estuvo llena de amor, colapsó
en sus pensamientos. Las partículas negras se arremolinaron, un tornado giró y explotó, y
luego con actitud desafiante se detuvo. No hubo tragedias que siguieran a los recuerdos de
los picnics, abrazos amorosos, después de los cuales ella se quedó dormida en dulces
sueños. Con la mano en la pared caliente, Becky sintió ira en un objeto inanimado. Un
hormigueo le pasó a través de la palma de la mano.
La caverna estaba maldita. Becky no lo estaba. Sacudió la cabeza y dio un paso atrás.
Cuando los puntos se arremolinaron, ella estrechó la mirada. El remolino se detuvo. Nunca
más se vería forzada a mirar cara a cara a la adversidad. Ella escribía su propia historia y
no terminaba en estas paredes. Empoderada, sintió que las comisuras de sus labios se
tensaban. Cuando giró en un círculo lento, ni una sola imagen la asaltó.

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Afuera el sol brillaba a través de la neblina. Seres de sombra aparecían y desaparecían. Fue
a buscar un momento de tranquilidad esperando que Huck siguiera durmiendo. El área de
prisioneros en su trasbordador tenía un lugar para aliviar las necesidades, pero esto estaba
abierto y era vergonzoso. Después de su inquieto sueño, un momento de tranquilidad
estaba en su agenda.
Becky ignoró a las sombras de seres que discutían, los que transmitían su historia,
dirigiéndose más cerca de la cueva donde se alojarían. Por el rabillo del ojo captó el
movimiento, pero no dejó que la triste historia la alterara. Terminó cuando cada uno agarró
un objeto afilado y se sumergió repetidamente en el otro hasta que las sombras de los seres
colapsaron. Cuando murieron, fue entonces cuando se dieron cuenta de su amor. Los seres
fueron absorbidos por la abertura de la cueva. Después de su experiencia en la caverna, los
ocupantes, o quizás los no ocupantes muertos, dejaran de molestarla.
"Hablando sobre los reyes del drama", murmuró Becky en voz baja. "Shakespeare tendría
un día de campo aquí."
Un enorme arbusto con suaves y exuberantes ramas apareció a la vista. Becky separó las
ramas y agarró un puñado como una idea de último momento. El pie verde menta
aterciopelado, con una hoja larga y húmeda en la mano, haría que la compañía de pañuelos
de baño favorita se encogiera de envidia, si aún existiera"
Más vale que no sea una hiedra venenosa o roble, o mi trasero se incendiará".
Terminando su ritual matutino, refrescada y agradecida, Becky salió del arbusto y decidió
deambular. Huck la encontraría, de eso no tenía ninguna duda. Imaginó que sus
habilidades de rastreo reemplazarían a las de Terminator. El suelo bajo sus pies descalzos
era suave con su tranquilo paseo. Huck le informó que el replicador no sabría cómo hacer
sus zapatos, y ella no protestó. Mientras su ropa cubriera sus áreas vulnerables, podría
vivir con los pies desnudos.
Los árboles en el planeta no medían más de ocho pies de altura con hojas masivas de todas
las formas. Los arbustos son ligeramente más grandes y redondeados. Rayos de sol bailaban
de un arbusto a otro haciendo que los arbustos y las hojas se estremecieran y revolotearan
por unos momentos. El verdor era la única vida en el planeta, la única vida real, y ella
estaba agradecida de oler olores reales. Se sobresaltó un par de veces cuando atravesó
criaturas sombra. Aparecieron de la nada como si estuvieran buscando una audiencia.
Becky no estaba de humor y las rodeaba. Los animales de varios tipos eran más
interesantes pero estaban muertos. El concepto era alucinante.
Un extraño ruido a la izquierda llamó su atención, y Becky se quedó quieta preguntándose
si Huck la había encontrado. El sonido se acercaba cada vez más. Tenía que ser Huck; él le
había explicado que no había vida en el planeta.
"¿Huck?" Llamó; no hubo respuesta. Huck no quería jugar, no era su modus operandi.
El corazón de Becky martilleó en su pecho y todos los sentidos que poseía una mujer
comenzaron a emitir señales de neón, campanas y silbidos. El ruido se hacía más fuerte,
más cerca. La muerte sombra no debería hacer ruido. Becky no era una debilucha, pero el
planeta era lo suficientemente espeluznante como para preguntarse qué otras gemas o

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temas diabólicos tenía guardados para los desprevenidos. Sus puños se levantaron el estilo
boxeador profesional. Se centró en sí misma, lista para la batalla. Después de la pelea
mental que ya había tenido antes, estaba arruinando el atacar a algo sin sentido.
Cuando Raymond salió del arbusto, Becky gritó aliviada. Sus brazos y manos se relajaron.
No más Huck, podría escapar. No más amenazas de emparejamiento, no más amenazas de
desemparejamiento. No más planetas estúpidos, bueno, probablemente más, pero al menos
Ray había vuelto. Su lanzadera debe haber sobrevivido a la entrada a la atmósfera. Podría
alejarse de Sybil1 y los cambios de humor del Tonan.
"Raymond", llamó.
Raymond parecía aturdido, luego raro, parpadeando, hasta que sonrió. Cuando se acercó,
Becky dio un paso atrás inconsciente. Un anillo oscuro se aferraba a su contorno
semipermeable. Su cara estaba pálida y demacrada. Profundos ojeras hacían que sus ojos
huecos parecieran cuencas. Parecía un fantasma andante. Pero cuando su mano se levantó
para empujar una rama, él hizo contacto y ella se relajó, no podía estar muerto.
“Raymond ¿estás bien?”
“Tengo hambre. Siempre tengo hambre. ¿Por qué siempre tengo hambre?”
“¿Qué quieres decir?” Becky tembló. Raymond era la última persona en el mundo que la
asustaría. La piel de Becky se arrugó mientras él se acercaba.
“Hola, Becky”
Ella se giró enfrentándose a Jack y a los demás. Los otros se veían diferentes a Raymond,
más huecos, más asustadizos, muertos, pero vivos. Se quedó sin aliento cuando se
movieron, revoloteando sobre el suelo sin contacto. Pronto fue rodeada. Becky miró a cada
hombre a su vez. Todos estaban exhaustos y desconfiados, asustados, parecían
aterrorizados. Raymond ladeó la cabeza hacia ella de una manera interrogativa. Se acercó
más, con el brazo extendido. Cada instinto gritaba correr, pero Raymond era su amigo.
"¿Raymond? ¿Qué ha pasado?" preguntó Becky.
"Tengo hambre, Becky. Ayúdame, por favor"
Se acercaron más, mientras Raymond murmuraba necesitando comida. Sus pies crujían
sobre el ramaje que tenía debajo de él, pero los demás no hacían ruido. Raymond levantó
los brazos y Becky se sintió tentada a abrazarlo, a tranquilizarlo, pero algo la mantuvo
inmóvil. Algo no estaba bien. Más ruido a su derecha detuvo el avance de los hombres. El
sonido era como si un elefante de toro estuviera corriendo como loco. Huck salió disparado
de la densa maleza y atrajo a Becky a su pecho escudado. Becky se sorprendió de su intenso
apretón. Su corazón dio un vuelco cuando se dio cuenta de que el control que él tenía sobre
ella no se rompería a pesar de su movimiento; él hablaba en serio. Eso solo le dio una
pausa.

1 Sybil es una película dramática de 1976 que originalmente fue presentada como una miniserie

para televisión. La protagonista, Sybil, tenía periodos cada vez más recurrentes de pérdida de
conciencia.

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"Los humanos se estrellaron aquí y están muertos y son peligrosos. Becky, están muertos,
no vivos. Si te chupan en su dimensión en este planeta, estarás viviendo la muerte". Sus
palabras eran frenéticas. Becky se calmó. Ella no lo sintió tenso, no había cola. Miró a
Raymond.
"No estoy muerto", dijo Raymond, su confusión era evidente. "Los muertos no tienen hambre
ni tocan las plantas. Siento el suelo bajo mis pies."
"Mira, hombrecito y mira a tus amigos varones", exigió Huck.
Raymond miró fijamente a Jack y a los demás como si los viera por primera vez. Se fijó en
sus pies, flotando, y envió una mirada interrogativa a Becky. Ella observó su confusión
cuando él tocó una rama. Una mano tímida se extendió y se puso en contacto con Jack
brevemente. Becky saltó cuando los dedos de Raymond rozaron a Jack, Jack pareció
solidificarse, sus pies agitaron el polvo bajo sus pies. Raymond sonrió, pareciendo menos
preocupado.
"Mira, puedo tocar a Jack".
"Queremos tu nave", dijo Jack.
En el segundo que Raymond liberó a Jack, él volvió a flotar sobre el suelo. Pero era la voz
de Jack, el tono que hacía que los pelos finos de la nuca se le erizaran. Espeluznantes
palabras huecas zumbaban. Jack era una sombra, pero extrañamente diferente de los
muertos que habitaban este mundo. Él la veía y ella le veía y la oía.
"No puedes irte de aquí. Si lo haces, tu cáscara externa puede desaparecer, pero tus
fantasmas o tu esencia perdurarán. Condenado a vagar por las galaxias en una lanzadera
embrujada. Nunca se puede aterrizar", dijo Huck.
"¿Cómo sabes esto?" preguntó Raymond.
No lo sabía, Becky sintió a Huck tenso y supo que su cola crecía, pero la reacción fue de
corta duración. Había más en la explicación.
"No estoy seguro. Cuando llegó mi gente, capturamos accidentalmente a las criaturas
muertas cuando aparecieron en nuestro transbordador. No humano, pero muy similares.
Una vez que dejaron el planeta, desaparecieron. Pensamos que se habían ido, pero no lo
habían hecho. Todavía estaban allí, podíamos sentir su presencia. El Gorgano se deshizo
del residuo. No permitiré que aceches mi nave. Cobra nunca me permitiría aterrizar, ni
siquiera con una compañera"
Y, ahora, volvemos a lo del aparearse.
"¿Quién dice que estás invitado?" dijo Jack. Él miró fijamente a Becky. "Ella debe estar con
nosotros, Tonan"
Jack se dirigió a zancadas hacia ella, pero Huck la lanzó detrás de él. La sonrisa en la cara
de Jack era espeluznante. Becky estaba molesta; por supuesto que Jack desarrollaría
pelotas cuando muriera. No era como si Huck pudiera matarle. Jack puso una mano en el
pecho de Huck, no pasó nada. No hubo contacto real. La sonrisa comenzó a desvanecerse.
Sus rasgos se enfurecieron.

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"Morirás, Tonan", aulló Jack. Intentó tocarlo de nuevo. "Maldito seas, ¿por qué no te está
afectando mi contacto? Sólo se necesitó la punta de un dedo cuando toqué a Ray".
"Tú me hiciste esto", le dijo Raymond a Jack. Desconcertantemente, flotó de lado con la
suciedad bajo sus pies dejando un rastro de polvo inestable. "Me tocaste en el transbordador
y algo malo pasó"
Becky observó la expresión de incredulidad de su rostro. Raymond parecía herido, dolido,
traicionado. Como si el entendimiento iluminara sus pensamientos.
Jack se giró y le miró fijamente. "Te estabas muriendo"
"Estabas muerto, Jack. Recuerdo que estaba tendido allí. Yo no estaba muerto. No es de
extrañar que siempre tenga hambre. No puedo comer porque no puedo comer comida.
Puedo llevar algo a mis labios pero me ahogo cuando intento masticar. Como si mi boca no
existiera. Mi cuerpo es un caparazón que se mueve sin su interior. Me arrastraste a esta
dimensión antes de que fuera mi momento. Soy un maldito cadáver andante", dijo Raymond
con una mirada a Becky. "Él me mató. Me convirtió en un zombi".
"No", gritó Becky, su corazón sufrió por él. "Un zombi no tiene sentido. Estás hablando; hay
sustancia en ti. Tiene que haber algo que podamos hacer".
"Estás muerto, pequeño macho," dijo Huck, Becky estaba asombrada con la compasión que
escuchó en el tono de Huck, y Becky susurró el nombre de Raymond. "Pero estás en dos
dimensiones diferentes: Raymond. El lugar donde los humanos heridos van en la Tierra y
este planeta. Ninguno de vosotros puede seguir adelante. Los otros están relacionados con
Raymond de alguna manera. Raymond sigue conectado al planeta. No estoy seguro de si
podrías subirte a la lanzadera, Raymond. Si no puedes, significa que ninguno de vosotros
puede. Jack os condenó a todos".
"No, esto es culpa de Ray, no mía", aulló Jack de una manera fantasmal.
Jack le dio una vuelta a Raymond. Los cinco hombres avanzaron. Becky observó con horror
cómo Jack golpeaba al hombre más pequeño y le estampaba contra su espalda.
Hizo contacto. No había estado viendo cosas.
"No", gritó ella y corrió hacia adelante.
Huck tiró de ella hacia atrás y de nuevo la envió detrás de él. "Mi escudo me protege. Serás
arrastrada y sufrirás el mismo destino que Raymond".
"Lo están matando", gritó ella.
"Ya está muerto", argumentó Huck.
"¿Entonces por qué llora de dolor?"
"No lo sé. Está conectado de alguna manera, puede tocar cosas que lo hacen sólido aquí y,
sin embargo, también está en su dimensión".
Raymond estaba haciendo todo lo posible para defenderse de sus atacantes.
"Haz algo o lo haré yo".

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"Mi escudo me protege, pero están en una dimensión diferente", gritó Huck. "Jack no podía
tocarme".
"Raymond es sólido, algo así", gritó Becky. "Jack puede hacer contacto, y los demás
también"
Huck agarró a Raymond por el brazo y lo puso de pie. Con la mano de Huck envuelta
alrededor de Raymond, Jack dio un puñetazo y se conectó con el escudo de Huck. El hombre
bramó de dolor. Huck soltó a Raymond y se giró. Sus garras atravesaron a Tom mientras
se acercaba.
"Es Ray quien es la conexión", gritó Becky.
Huck agarró el brazo de Raymond de nuevo y se abalanzó sobre Jack, buscando su
abdomen. La rebanada era verdad y Jack se dobló. Cayó al suelo sorprendido. Becky tenía
razón, Raymond era la conexión con ambas dimensiones; mientras Huck tocara a Raymond,
podría conectarse con los otros. Becky hizo un gesto de dolor cuando Huck agarró a
Raymond al pecho, le metió un pie con garras en la barriga a Tom y lo retorció. Ella se tapó
la boca con la mano mientras Tom caía. Huck no tardó mucho en hacer trizas a los demás.
Sólo Raymond se quedó llorando en el suelo cuando Huck lo liberó. Cuando levantó la vista,
su expresión se clavó en Becky.
"No pueden morir. Ya están muertos", sollozó Raymond echando una mirada hacia los
demás. "Vendrán a por mí"
"No pueden matarte. Los muertos no pueden matar a los muertos", dijo Huck.
"No, pero pueden torturarme sin parar. "¿Qué hago?"
"Oh, Dios", susurró Becky. Tuvo un pensamiento horrible. "Huck, ¿puede la cueva
reclamarlos? ¿Su desesperación se escribirá en las paredes para siempre? Van en esa
dirección".
"¿Algo te atrae, Ray?" preguntó Huck.
Raymond parecía confundido, pero asintió. "Casa, estaba buscando casa"
"¿Huck?" preguntó Becky.
Huck asintió. "Si deambulan, pueden ser atraídos a la cueva, pero en parte son sólidos. Si
atraen a otros en sus acciones, como lo que te pasó a ti con la pareja en la recreación de
sus eventos traumáticos, podrían atraer a un humano o tal vez a otra entidad con ellos,
para siempre".
"No puedes ir a la cueva, Raymond. Nunca jamás. Pasarías la eternidad allí, en las paredes
contando la historia de tu muerte a cualquier criatura viva que aterrice. Te conozco, Ray.
Te preocupas demasiado por los demás para hacer eso, esto, a cualquiera", dijo Becky. Ella
quería ponerse de rodillas, angustiada por la mirada de él.
"¿Qué hago?" preguntó Raymond. "Siento la atracción mientras hablamos"
"Puedo matarte", dijo Huck. "Una parte de ti permanece unida a este planeta. O algo
permanece en alguna parte. Puedo conectarme contigo; puedo matarte de verdad"

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"No, por favor, ¿no podemos llevarlo con nosotros y dejar a los demás?" Gritó Becky.
"Becky", dijo Huck. "Sé que te he dicho que me gusta matar, pero este pequeño macho tiene
espíritu, sólo que ahora un poco más literalmente. Puedo matar sin hacerle daño. Es
demasiado peligroso en el estado en que se encuentra".
"¿Qué me va a pasar?" preguntó Raymond.
"No se sabe que este planeta acepte espíritus humanos. Algo debe haber ocurrido en la
entrada. Piensa, Ray, ¿tu lanzadera se estrelló aquí?" Huck dijo.
"El transbordador fue destruido cuando chocamos contra la atmósfera. Me apretujé en un
pequeño almacén donde los otros no cabían. Cuando me desperté y salí arrastrándome, los
otros estaban muertos".
"Así que el planeta los aceptó como una ofrenda de muerte. Estabas vivo. Pero los espíritus
humanos deben ser diferentes porque el planeta no puede controlar a estos hombres. No
deberían poder vernos, pero lo hacen, a menos que sea porque también se conectaron
contigo, Ray".
"Apenas podía moverme. Me estaba desangrando. Los otros estaban a mi alrededor. Eran
de color blanco puro y se estaban desvaneciendo. Jack estaba asustado, entró en pánico,
me agarró la mano y sentí como si me hubieran partido en dos. Me quedé allí un rato. Lo
hice durante mucho tiempo, pero no podía moverme. Finalmente pude levantarme y seguir
a los demás".
"Ahí está la conexión. Se habrían ido, pero Jack tenía demasiado miedo de dejarlo ir. Te
agarró y como estaba ligado a los otros, fueron retirados para quedarse aquí. Moriste más
tarde. ¿Qué pasó con los otros cuerpos?"
"Quemados o desaparecidos"
"El planeta se los llevó". Huck suspiró.
"No podemos matarle", dijo Becky, muy cerca de rogar por su vida.
"Jack lo mató y lo atrapó. Jack hará lo mismo contigo. Hizo contacto con Ray; es lógico que
pueda hacer lo mismo con otro humano. Si te toca, serás arrastrada a la dimensión de la
muerte hasta que tu cuerpo muera. Entonces se separarán y estarán en dos dimensiones
como lo está Ray. ¿Es esto lo que quieres, Becky?" preguntó Huck.
"Lo siento mucho, Raymond. Lo siento mucho." Raymond, su amigo, era ahora uno de los
lugares más aterradores que jamás había visto.
"Está bien, Becky. Los otros van a despertar pronto. No puedo hacer esto por una eternidad.
¿Y si aterrizan más humanos? Jack se habrá vuelto loco de rabia. Creo que ya lo ha hecho".
Raymond se volvió hacia Huck. "¿Adónde iré cuando muera de verdad?"
"No lo sé; dondequiera que los humanos vayan en la otra vida. Los otros están pegados
aquí, a ti, porque el planeta no ha descubierto si estás vivo o muerto o qué hacer contigo.
Reciben el espíritu muerto; nada muere en este planeta, llega muerto".

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"¿Qué hago?" preguntó Raymond. "Jack y los otros no pueden matarme. Tienes razón, los
muertos no pueden matar a los muertos".
"Oh, Dios." Becky se giró cuando los hombres comenzaron a moverse. Gemidos llenaron
sus oídos mientras sus cuerpos se volvían a encajar. Tom se sacudió y estaba de rodillas.
Jack gruñó y miró a Becky mientras el corazón de ella latía en su pecho. Brazos empezaron
a llegar en su dirección.
"No estoy muerto", dijo Huck. Sus palabras fueron significativas y Becky sólo podía abrir y
cerrar la boca sin que saliera ningún sonido.
Raymond miró a Jack cuando la aparición se puso en pie. "Entonces mátame" Raymond
abrió de par en par los brazos.
Becky gritó cuando Huck se abalanzó. Nunca llegó a decir adiós. Huck le cortó la cabeza a
Raymond de los hombros en un movimiento tan rápido que fue borroso. Becky se rindió y
cayó al suelo. Una gran ráfaga de viento le erizó el pelo y supo que Raymond se había ido.
Cuando miró no había ningún cuerpo.
"No estaba seguro, pero me lo imaginaba", dijo Huck.
"¿Qué?" Becky susurró.
"El enlace de Raymond se llevó a los otros con él. Mira, se han ido todos. No te preocupes,
irán juntos como espíritus y Raymond estará bien. Si algún humano aterriza aquí, estarán
a salvo sin Jack y los demás".
Becky no obtuvo consuelo de sus palabras. Se derrumbó y agachó la cabeza. Becky podía
luchar físicamente, pero los demonios emocionales eran más difíciles de matar. No protestó
cuando Huck la recogió después de deshacerse de su escudo. Su cara enterrada en su
garganta. Ella permitió que sus secreciones calmantes fluyeran a través de ella mientras
dejaba caer unas cuantas lágrimas. Raymond había sido un amigo. Era un buen hombre.
Lo había sido. Lo último de su antigua vida se había ido de verdad.


Huck se estaba volviendo loco; su escudo se estaba volviendo loco. Las lágrimas de Becky
empapaban su piel que aullaba ante la invasión, queriendo tirarla mientras que su
obstinado escudo le hacía acercarse a ella. En la caverna, su primer ataque de lágrimas
había sido un shock para su sistema. Las emociones invadieron su cuerpo cuando sus ojos
derramaron verdaderos ríos, pero su escudo estaba en calma, explicándole que el dolor que
sentía era por la pérdida de otro. Todo lo que necesitaba era compasión y una mano amable.
El dolor de cada vez menos lágrimas era más intenso. El dolor era de ella, era real. Cada
gota le daba una patada en las tripas. Una tristeza desgarradora y total sobrecargaba a un
guerrero Tonan que era medio malvado. A una pequeña parte no le importaba que ella
sufriera, pero la mayor parte alimentada por su escudo le hacía querer aullar frustrado.
Pronto, el transbordador estaba frente a su vista y un pequeño salto lo llevó adentro. Se
dirigió a la consola y marcó una coordenada para llevarlos al espacio. Una vez que el
transbordador estaba en movimiento, los trasladó al dormitorio donde se sentó con Becky.

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"No pude despedirme de nuevo. Debería haberme despedido", dijo llorando; una sola
lágrima bajó por su mejilla dejando un rastro de tristeza a su paso. La mancha de emoción
era cruda y visible. Huck había tratado con lágrimas de terror y miedo en otras hembras
humanas, pero la lágrima que goteaba de su barbilla para caer sobre su brazo fue
arrastrada a sus venas donde rugió a su corazón.
Huck gimió al darse cuenta de que ella le consideraba cruel, su acto un error de indecencia.
"Necesitaba moverme rápido. Los otros estaban volviendo en sí. Sentí su miedo. Le prometí
que no le dolería. Si se hubiera quedado ahí parado contigo llorando y él llorando, los otros
te habrían agarrado. Fue por tu bien también. No sintió ningún dolor. Fue una amabilidad
que ofrecí, no una crueldad, lo juro".
Las emociones de Huck aullaban por dentro, era su maldito escudo chupando sus
secreciones, queriendo analizarlas y modificarlas. Preparando a Huck para su nueva
compañera y lo que ella necesitaba. Demasiadas emociones latían en su cabeza y Huck la
llevó al cuarto de cautiverio. Los encerró en la cabina de ducha y ordenó que echaran agua.
Podía sentir el gruñido de su escudo con la intrusión.
El escudo se esforzó más, pero el golpeteo del agua se intensificó por orden de Huck y Becky
empezó a luchar.
"Me estás ahogando", gritó ella.
"Me estoy salvando"
Huck la apretó más fuerte y ella enterró su cara en el cuello de él con su mano ahuecada
sobre el costado de su nariz y boca. Su cálida respiración se deslizó sobre él, llegando a su
nariz. Muchísima tristeza. Desesperación, soledad, pérdida. No pudo escapar de ella.
Maldición
"Ducha fuera", exigió Huck.
Salió del establo y, goteando, se dirigió al dormitorio donde la dejó caer sobre la cama. Ella
no lo miraba. El olor del miedo mezclado con la pérdida, y para confundir la desesperanza.
Las emociones que Huck nunca sintió lo rodeaban, envolviendo sus sentidos mientras el
mal luchaba contra la compasión. Su cuerpo era una explosión de frustración. Ella debería
morir; ellos deberían aparearse. Si se apareaban, él podría controlar las emociones de ella,
y así controlar las suyas. Ella no quería aparearse con él; él sabía que no lo haría, no ahora.
Compromiso. Retumbó.
"¿Dónde está tu lucha?", exigió.
"Nunca te entenderé"
"Podrías hacerlo y puedes si estás dispuesta a intentarlo. Si no quieres aparearte conmigo,
dame la oportunidad de mostrarte lo que podemos sentir juntos".
"Sexo".
"Un vínculo. Si nos unimos, al final nos aparearemos. Pero en tus términos. Soy un
guerrero, Becky. Si llego a un acuerdo, mato por menos. Déjame mostrarte que no estás

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sola. Si nos unimos, podemos acercarnos a Cobra. Puede que intente tomarte para sus
guerreros, pero exigiré que te quedes. Cobra lo entenderá, así que tendrá dos opciones:
matarme rápido o darte el tiempo que necesites para tomar tu decisión".
Becky levantó la mirada hacia él. Un toque a las mejillas de ella con el dorso de los dedos y
supo que ella estaba considerando su oferta. Percibió que su lucha se estaba
desvaneciendo. La lenta comprensión le venció. Las hembras humanas no eran todas
débiles. Cuando todo es tomado, incluyendo la esperanza, no hay nada más que miedo y
tristeza. No es de extrañar que no sintiera ninguna otra emoción mientras estaba en la nave
Tonan.
"¿Cobra realmente te mataría?" preguntó Becky.
"En un abrir y cerrar de ojos si lo creyera necesario. Yo no se lo pondría fácil".
"¿Por qué te arriesgarías? Soy una mala persona, pero no puedo impedir que hagas lo que
quieras".
"Mi guerra interior, mi guerra de olores, mis guerras de escudos. Permíteme ganar esta
batalla por el bien de un compromiso. Una tregua. Y al final, pase lo que pase, veremos
quién gana la guerra".
"Eres demasiado grande"
"Soy un guerrero. Estoy hecho para el poder, el control. Pero no te he dominado. Te estoy
ofreciendo el control. Y no voy a arrancar la mitad de esa parte de mi anatomía por nadie".
"Durante toda la escuela, los niños me tenían miedo", dijo Becky. "Algunos eran imbéciles
y pensaron que si podían atraparme, yo era de ellos, como una especie de premio.
Aprendieron muy rápido que no soy un premio y que no me controlarán".
"¿Por qué peleas? Eres una mujer; no necesitas ser una guerrera"
"Las mujeres necesitan ser las mejores guerreras"
"¿Por qué?"
"Perdí a mi madre a temprana edad, mi padre nunca me dijo cómo murió, pero creo que fue
asesinada. Mi padre me enseñó a pelear. Todo el mundo bromeaba con que era un comando
o algo así, pero él sólo quería que su hija estuviera a salvo. No recuerdo una época en la
que no entrenara. Era como si supiera que algo malo iba a pasar. Mi padre era mayor que
mi madre. Tenía cuarenta años cuando yo nací. Un oso de hombre, incluso hasta su muerte
hace unos años. Nos cuidábamos las espaldas el uno al otro. Estuvimos en una tormenta,
un alud de lodo, y murió. Estaba sola hasta que conocí a Raymond".
"¿Es por tu padre que tienes pesadillas?"
"Veo su cara cuando muere. No puedo salvarlo".
Huck se posó en la cama. "Mis padres murieron hace cuatrocientos años. Estaba con ellos.
Vi sus caras, también, y no pude ayudarles"
"¿Tu gente se aflige?"

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"En cierto modo. Maté al hombre que era mi padre biológico y me sentí mejor. No me di
cuenta de lo satisfactorio que sería arrancarle la garganta".
"Imagen mental. Gracias. Pastelito lo tengo en la punta de la lengua"
Huck suspiró. No intentaba asustarla. "Si te unes a mí, te prometo que la necesidad de
llamarme pastelito desaparecerá" Eso espero, demonios. Se metió en sus pensamientos
antes de que le creciera la cola. Gruñó después de ese pensamiento. Maldición, la cola ya
ha crecido antes, estúpidos fantasmas. Ya les había mentido a los machos humanos.
Huck se puso de pie y permitió que su escudo se levantara. Podía oír en su mente el
juramento del escudo. Huck le agarró el pequeño talón por el culo y tiró y luego bramó.
Becky se tapó los oídos. Maldita sea, eso duele. No fue tan malo como antes y tanto él como
su escudo estaban agradecidos. Dejó caer su escudo y se puso al lado de Becky otra vez.
Su mirada era menos que brillante y ella se alejó de él. Sintió su preocupación. En
retrospectiva, suponía que se había robado un pedazo de sí mismo, incluso una cola sería
interpretada como espeluznante. Si pudiera hacerse eso a sí mismo, ¿qué le haría a ella?
"Haré lo mejor que pueda para tener cuidado contigo", dijo Huck en serio.
"Huck, mi papá me mantuvo cerca. refugiándome lo mejor que pudo".
Huck se encogió de hombros. "¿Y qué?"
Becky parecía incómoda. Casi resopló; él era el que tenía el trasero dolorido. Ella se movió,
su mirada escapando por la habitación, sus manos metidas en su regazo. Huck tomó una
de sus manos, la presionó entre las dos e inmediatamente las secreciones se deslizaron en
su piel para calmarla. Ella se negó a mirarle. Huck se vio obligado a concentrarse, más de
lo que nunca lo había hecho. La terca mujer no renunciaría a lo que había sugerido. El olor
intentaba eludirlo, pero su escudo no tenía nada de eso.
Inocencia.
Los ojos de Huck se abrieron de par en par con asombro. "Tenía la impresión de que las
hembras y los machos humanos eran sexualmente activos. Cada hembra humana que he
encontrado ha estado con un macho" Un pensamiento lo asaltó, no estaba mintiendo, sólo
que no lo había recordado.
Hubo una, antes de que el capitán la matara.
"¿Tu elección?"
Sus ojos destellaron de ira durante un instante hasta que él la calmó. "Nunca pregunté.
Nunca las toqué. Cuando los otros Tonans mataron a la última hembra humana de nuestra
nave, me di cuenta de que mi esperanza de encontrar una pareja en esa nave era inútil. Las
hembras eran observadas, los machos eran observados. Debido a que mi padre tiene sangre
rebelde pero mi madre no, muchos me vigilaban de cerca, especialmente cuando mostraba
misericordia. Mi padre nunca lo haría, se reiría del miedo de otro. Mi padrastro mostraría
amabilidad. Creo que fue una de las razones por las que su tipo de Tonan fue eliminado, o
por lo que los otros Tonan lo intentaron. Tengo la sangre de mi padre pero el escudo de mi
padrastro. El escudo es más fuerte".

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"Estás demasiado confundido. ¿Adivinaste que soy virgen o no?"

"Sí"
"Eres demasiado grande para ser la primera vez"
"Bueno, discúlpame, pero no tengo tiempo para encontrar una polla más pequeña. Además,
me gusta la idea de que yo sea el primero". Y único.
"Esta no es la forma en que imaginé mi vida."
Huck resopló. "Tú y yo, los dos"
"Entonces, ¿hacemos esto y vamos a Cobra y yo decido?"
"Nos unimos, no hacemos esto, y sí, vamos a Cobra"
"¿Y si Cobra intenta matarme porque nos unimos?"
Huck sintió que la ira calentaba su cara y Becky le devolvió la mirada. "Le arrancaría las
tripas del culo y lo estrangularía con sus intestinos"
Cuando los ojos de Becky se abrieron de par en par, Huck se dio cuenta de que su respuesta
podría haber sido un poco dura. Salió de la habitación, pero no antes de que pudiera oírla
murmurar la inevitable palabra: pastelito.



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Capítulo 6
Becky estaba nerviosa. Después de la última declaración acalorada de Huck, salió furioso
de la habitación.
"Santo cielo, pastelito", susurró ella.
Yo no soy mariquita, pero mierda, él puede ser intenso.
Becky fue a la puerta y miró a la vuelta de la esquina. Escuchó que la ducha corría, lo que
debería haberla sorprendido; todavía estaba húmeda por su reciente inmersión. Apuesto a
que el agua bajo la que estaba fría como el hielo. De pie en el replicador, Becky pidió un
trago de whisky. Un vaso se materializó y ella alcanzó con una mano temblorosa, colocó
sus dedos alrededor del vaso y se lo llevó a los labios. Con un rápido movimiento sorbió el
contenido y dejó el vaso en su sitio. Exhaló con un whoosh, era por lo menos cien por cien
puro. No estaba interesada en emborracharse. Hacía mucho tiempo que no tomaba alcohol
y la sustancia calentaba cada parte de ella en el momento en que le llegó al vientre.
La ventana, de ébano oscuro más allá, con repentinos chorros de luz brillante y fulgurante,
la atrajo hacia la belleza. Todo lo que ella vio fue esta escena familiar. En los pocos planetas
en los que ella y los hombres se habían detenido, nunca echaron raíces, demasiado
temerosos de los Tonans. Siempre en movimiento, sus pies extrañaban el terreno. Sus
dedos desnudos se aplastaron bajo sus pies contra el duro y frío suelo de la lanzadera.
Odiaba el espacio.
"Pero aquí estoy", murmuró ella.
Huck estaba allí de pie detrás de ella después que expresara sus pensamientos. Sus ojos
se encontraron hasta que su mirada se dirigió hacia su cuerpo. Todo él estaba desnudo,
con poder, magnífico. La mano que puso sobre su hombro era cálida y firme. Piel con piel,
supuraba calor a lo largo de todo su ser. Becky se volvió para mirarle. No había emoción en
su rostro impasible.
"No te quiero", susurró ella.
"Pero puedes amar, huelo que ya sabes cómo. Puedo, pero ha pasado mucho tiempo y mi
escudo me dice que la emoción será diferente. Sólo he amado a mi madre; he respetado a
mi padrastro. Fue un buen padre, así que sé lo que mi hijo necesitará".
¿Hijo? Debió haber oído mal y desestimó la idea. La idea de aterrizar en un planeta y
permanecer en él fue en lo que se centró. Huck no le había hecho daño. Cobra podría. Algo
le decía que si se unía a Huck, nada la tocaría. La imagen mental de los intestinos envueltos
alrededor de la garganta de un tipo se le metió en la cabeza hasta que se la sacó. Durante
años oyó lo horribles que eran los Tonan. Huck no era horrible. Había oído que los Castians
eran honorables pero querían mujeres humanas. ¿Y si no fueran honorables? Todo lo que
Becky tenía era el aquí y el ahora de pie ante ella.
"¿La unión hará que te ame?"

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"La unión te hará receptiva a amarme, pero sólo tu corazón puede decirte a quién amas"
"Durante un año, no permití que ninguno de esos hombres me tocara"
Huck bajó sus dedos por su brazo desnudo haciéndola temblar. "Necesitas un compañero
poderoso. Necesitas un hogar. Necesitas a alguien que te cuide la espalda mientras pateas
traseros. Ninguno de esos hombres podría haber ofrecido lo que yo puedo. Estaban
dispuestos a compartirte. ¡Si te apareas conmigo serás mía!"
"¿No puedes llevarme a Cobra a menos que nos unamos?"
"Podría, pero no sé si Cobra se arriesgaría a que mataran a sus guerreros por una sola
mujer. Se me consideraría volátil. Podrían arriesgarse a invadir mi transbordador para
capturarte. Podrías acabar herida. Con la guerra a punto de estallar, todos los intrusos
serán analizados, algunos hasta la muerte. Los Castians se esfuerzan por no tener daños
colaterales, pero incluso ellos no están exentos de defectos. La unión es más segura para
los dos".
Becky esperó, pero su escudo no se levantó, no le creció la cola. Utilizando ambas manos,
le cogió por la parte superior de los brazos y la acercó. Cuando él inclinó la cabeza, Becky
sabía que iba a besarla. Sus bocas chocaron. Labios llenos, calientes y húmedos apretados
contra los suyos; su lengua exigía entrar. Vacilante al principio, se relajó contra él. La
invasión fue reemplazada por un sondeo suave.
Huck soltó los brazos para tirar de la camisa hasta la cintura. Les interrumpió el beso.
"No te muevas demasiado rápido"
"Piel con piel ayudará a nuestra unión. Tu saliva fluye por mis venas, y puedo decir que
has aceptado mi compromiso"
Bajó la cabeza y la besó. Una embriagadora sensación de seguridad la invadió, rodando en
su lengua y se quedó asombrada. Huck le hizo probar la emoción; la idea era sorprendente.
Levantó sus manos para acunar rostro de ella, sus pulgares frotando sus mejillas. El calor
y la humedad la calmaron. No una droga como ella se preguntaba, una dulce cuestión de
aceptación. Inconscientemente, asintió.
La atrajo hacia él. Sus pechos estaban aplastados contra su pecho. Sus manos la sujetaban
por la espalda, sus brazos la rodeaban como bandas de acero. La presión era suficiente
para mantenerla inmóvil pero sin sentirse atrapada. Huck apartó la boca y pidió un edredón
al replicador. Una inmensa sábana negra acolchada de material cuadrado era sujetada por
su puño. Con una mano sacudió el edredón y lo dejó en el suelo.
Con sus manos presionadas contra su pecho, Becky empujó con los dedos separados, pero
él era demasiado sólido y su brazo dolorido le dolía. El enrojecimiento había disminuido,
pero ella pensó que tenía que ver con el hecho de que no había tirado a nadie sobre su culo
en unas pocas horas. Se dio cuenta de que él debía pesar cientos de libras más de lo que
ella era consciente. Si le arrancaba los pantalones, ella se sentiría aterrorizada. El
pensamiento la hirió. Huck levantó más de su peso hasta que rodó a su lado manteniéndola
con él. Sus manos vagaban por su espalda y cuello. Con un puñado de su pelo deslizó su
rostro al hueco de su garganta.

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El latido del corazón de él resonó contra el pecho de ella. Sus codos colapsaron y sus brazos
se apoyaron contra él. Él besó su piel, pasando sus labios desde la garganta de ella para
detenerse en la parte superior de sus senos.
"Huck", susurró ella con inquietud.
Un susurro de silencio llegó a sus oídos, templado con un delicado beso en el pecho. Levantó
su mano para pasar la yema de su pulgar por encima de la mejilla de ella, mientras que la
otra mano le acunaba el rostro por completo. Huck bajó, su lengua se deslizó sobre un
tenso pezón y se necesitó cada gramo de ella para no chillar. Sus manos se enterraron en
su pelo. Gruñendo, Huck succionó un pecho en la boca. Becky no podía controlar su
respiración irregular. Ella quería meterle la rodilla en la ingle, quería arrancarle el pelo,
quería que su boca hiciera lo mismo con el otro seno. Ella jadeó cuando su boca la soltó
para amamantar su otro pecho. Como si conociera sus pensamientos, sus deseos.
Esto iba más lejos de lo que ella había conocido con cualquier hombre. Huck la liberó para
elevarse sobre ella, presionándola hacia atrás. Sus dedos agarraron la parte superior de
sus pantalones a la vez que se apretujaban con el tejido de su camisa. Pulgada a pulgada,
le quitó la ropa. Becky ardía, su mirada se dio un festín con ella, sintiendo el calor
arrastrarse sobre su garganta y cara cuando la miró fijamente. Él respiró hondo y se
estremeció. Su mirada se volvió depredadora.
“Mía”
Había poder en esa simple palabra. Posesión, una intensa y exigente emoción. Los ojos de
Becky se abrieron de par en par, aturdida cuando él bajó la cabeza para sumergirse y
asentarse entre los muslos de ella. Cuando sus labios separaron sus pliegues, ella se
sobresaltó. Ella quería retorcerse, pero la mano de él sujetaba ambas muñecas a su cadera.
Gritó cuando sus dientes rozaron su centro. Líquido caliente rezumaba sobre ella
haciéndola parpadear. La secreción era calmante, relajante. Cuando se levantó sobre ella
para cubrirla, ella vio sus colmillos. Ella estaba confundida; él sólo usaba sus colmillos
cuando estaba protegido.
Más alto se levantó cubriéndola. "No habrá dolor", susurró.
La punta de su polla presionó contra ella y Becky esperó una embestida demoledora. Su
penetración fue centímetro a centímetro. Sus entrañas se tensaron contra la invasión, pero
no sintió dolor. Un suave balanceo lo llevó más profundo, su resbaladiza suavidad se elevó
hasta que ella estaba jadeando en cortos jadeos. Ella envolvió sus piernas alrededor de él,
sus muslos rozando su sólido calor. Con los ojos bien abiertos, sus manos apretadas contra
sus poderosos antebrazos. Ella deseaba que él se acercara más a ella. Lo hizo,
instantáneamente.
Había un pensamiento en la mente de Becky. Ella deseaba que él se retirara y volviera a
empezar. Huck lo hizo. Ella pensó que él tenía el control. En un instante, la necesidad de
que la besara parpadeó y Huck bajó para reclamar sus labios. Cuando el beso terminó, él
le sonrió. De alguna manera él sabía a dónde la llevaban sus pensamientos y luego él lo
hacía. Becky se quedó sin aliento cuando empujó hacia arriba; todo su gruesa longitud la
empaló.

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Eso lo ha hecho por su cuenta.

Manteniendo la mayor parte de su peso lejos de ella, pero asentándose más cerca, ella fue
inmovilizada hasta que no pudo moverse. Las provocaciones de Huck habían terminado.
Sus caderas duras como rocas se estrellaron contra ella haciéndola gritar. Por un instante
ella se sintió asustada, él era un guerrero con la fuerza de un guerrero, hasta que Huck
susurró que no. No hay miedo en los lazos afectivos. Su esencia le hablaba a ella, buscando
sólo su liberación. El sudor de sus cuerpos se mezclaba, su piel temblaba. Había algo en
sus secreciones que llevaba un mensaje a sus venas, a su corazón y a su mente. Becky
sabía que se estaban enlazando, uniéndose. No tenía idea de que el acto sería tan poderoso.
Ella jadeó mientras una ola de deseo la bañaba y Huck gimió.
"Corremos el uno por las venas del otro", dijo Huck. "Tu cuerpo me ha aceptado"
Cada envite la golpeó más profundamente en su abrazo hasta que su rostro se enterró en
el pecho de él. Su mejilla presionaba su piel, sus rodillas se deslizaban sobre sus caderas.
No había habido dolor hasta que sus entrañas se esforzaron para aceptar más de él, y ella
no podía.
¿Cómo puede haber más?
“Huck”, gimió ella cuando su confusión se intensificó.
“Estoy en mi período de necesidad, de celo, Becky. Estando en celo, una polla Tonan se
agrandará con mi semilla para mezclarse con un trozo de mi escudo. No puedo parar"
"Me estás lastimando"
"Becky, necesito darte parte de mi escudo. Si hay la más mínima posibilidad de tener un
bebé, ambos deben estar protegidos a toda costa".
"¿O Cobra se enfadará?" Becky susurró.
"No. El imbécil de mi padre nunca me dio un pedazo de su escudo, mi madre y yo no éramos
lo suficientemente importantes. Tú y mi hijo lo sois. No tiene nada que ver con Cobra. Si mi
padrastro no se hubiera enamorado de mi madre, estaríamos en peligro, sin duda muertos,
asesinados por un bastardo Tonan de la misma manera que mi padre. Una mujer
embarazada huele tan receptiva que es demasiado difícil de rechazar y ¿por qué un bastardo
Tonan se negaría? Mi padrastro nos salvó la vida. No arriesgaré la tuya".
"Sácame tu carga de encima"
"No puedo, tenemos que unirnos. Mi esencia necesita mezclarse con la tuya. Mi escudo me
está llevando a hacer lo correcto. Una parte de mi semilla ya ha entrado en ti, si ha
encontrado su marca puede que ya hayas concebido. No arriesgaré vuestras vidas. Una
hembra sin escudo pasa su embarazo en peligro y riesgo de muerte. Las hembras con las
que me aparearon no estaban en celo, no estaba en peligro. Te dije que sería un buen padre
para mi hijo. Comienza con mi primer acto desinteresado hacia él"
Ella no se había equivocado, él había mencionado un hijo. "Huck, ¿un bebé? No, no aquí
afuera"

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"¿Por favor?"
Becky estaba tan sorprendida que jadeó. Él había pedido. Había... rogado. Oh, Dios mío.
Estaba siendo sincero. La presión entre sus muslos estaba creciendo demasiado.
"Huck, duele"
"Puedo hacer que el dolor se detenga"
"Haz que pare".
Becky jadeó y sofocó un grito cuando le crecieron los colmillos. Dos puntos brillantes que
goteaban descendieron hacia su vulnerable garganta. Antes de que ella pudiera protestar,
él enterró esos dos dientes puntiagudos en ella. Becky se detuvo al instante. Estaba
completamente inundada de sentimientos de sumisión. El dolor había desaparecido. Huck
se movía más despacio. La tibia humedad la llenó; su necesidad de golpear cuando llegó
fue sofocada. No podía moverse. Huck se calmó y puso la cabeza a un lado, más de su peso
la inmovilizó.
Cuando Huck rodó a su derecha, Becky yacía mirando el techo. Por un momento, no hubo
ninguna parte de ella tocándolo. Estaba separada de su línea de vida. El miedo se apoderó
de ella. Estaba indefensa, preguntándose si él había hecho algo para paralizarla de por vida.
"¿Huck?" Su palabra fue un mero susurro.
En segundos, él la atrajo a su pecho. "Lo siento, Becky. No tengas miedo. La sensación
desaparecerá. Soy un guerrero muy poderoso, y soy mayor. Mi escudo está decidido a hacer
sólo la mejor parte de él y de mí para un niño. Nunca he tratado de regalar un pedazo de él
antes. Estoy agotado, dame un segundo para recuperarme y te ayudaré".
¿Estás agotado?
Huck se rió. "Nos hemos unido. Tu molestia es divertida y linda. Sigo siendo el guerrero que
estoy destinado a ser, pero no contigo. ¿Puedes sentirme?"
Becky se preguntó a qué se refería hasta que sus dedos se movieron, las puntas le tocaron.
Huck estaba derramando secreciones en ella, ayudándola. Ella jadeó cuando se vio envuelta
en la necesidad de abrazarle y nunca dejarle ir. Fue arrastrada a sus brazos.
"Duerme", dijo él. "Estás cansada. Estás a salvo"
La sensación era extraña, pero ella sabía que estaba a salvo. No había ningún lugar más
seguro... ni más confuso.


Huck estaba de nuevo mirando a Becky pateadora de culos desde su posición bocabajo.
Solo que esta vez, sonreía. La convenció para que le enseñara algunos de sus movimientos
de patear culos. Por alguna razón, después de que se unieron, sintió una loca sensación de
juego. Huck no había querido jugar desde que era un niño. La noche anterior, durmió bien,
excepto por una pesadilla. La frustración que experimentó por no poder acudir a ella en sus
sueños fue molesta.

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Huck se levantó de un salto y en un movimiento puso a Becky sobre su espalda con ganas
de demostrar su dominio. Sus caderas se levantaron intentando separar las rodillas de ella,
pero sus manos se dispararon a cada hombro de él y ella clavó los codos. Ella estaba
sonriendo.
"Por cierto, gracias por arreglarme el brazo, apenas me duele", dijo.
Huck no podía curarla completamente a menos que se apareasen, pero la unión le dio la
habilidad de ayudar a las pequeñas heridas mejor que antes. Él estaba feliz de que ella no
tuviera dolor.
Luego ella se retorció, subiendo su pie izquierdo por el muslo de él, cogió sus codos y empujó
su otro pie sobre el otro muslo. Él retrocedió un poco confundido y más rápido de lo que
creía posible, sus dos palmas se dispararon conectando con su barbilla. Huck volvió a volar.
Becky se sentó. "Oops, lo siento, eso fue un poco demasiado, ¿te lastimé?"
“No, pero me sorprendiste muchísimo, pequeña pateadora de culos. ¿Funcionarán estos
movimientos en alguien?"
"No estoy segura si los movimientos toman en cuenta tu peso; sé que estabas siendo
cuidadoso. Un atacante se mueve rápido, por lo que debes moverte más rápido. Mucho tiene
que ver con el elemento sorpresa. La primera vez que envié a mi padre a volar tenía ocho
años. De nuevo, estaba siendo cuidadoso. El siempre lo fue. Así que cuando tenía once
años, fui en busca de problemas".
Huck fue a sentarse a su lado. Ella levantó la mano para quitarse unos mechones de pelo
de la cara. Unos expresivos ojos de color marrón oscuro la miraron.
"¿Qué hiciste?", Preguntó Huck.
"Sabía de un tipejo que estaba en una esquina de la calle. Tenía 16 años y era un matón.
Estaba intimidando a otra chica. En su mayor parte, dejaba en paz a los niños como yo.
Quiero decir, nos saltaba encima o gritaba 'bu', pero sin contacto. Esta chica tenía unos
diecisiete años y era pequeña y linda. Él la estaba tocando y ella estaba asustada. Ya estaba
enojada.
"Sentía mucha autoconfianza, engreída. Le dije que la dejara en paz y lo que pasó después
fue un poco borroso. Digamos que había una ambulancia involucrada con paramédicos
muy aturdidos. Los policías no podían acusarme; yo era demasiado joven y uno de ellos me
guiñó un ojo. La policía conocía al chico, así que supongo que pensaron que se lo merecía,
y una niña pequeña no tenía precio. Mi padre estaba enfadado conmigo. Dijo que hice lo
correcto por las razones equivocadas y le hice mucho daño al chico. No tenía idea de que
era tan peligrosa. Ese día aprendí que está bien protegerse a uno mismo y a los demás, pero
tú necesitabas, bueno, yo necesitaba, tener el control. Le rompí algunos huesos. Su familia
se mudó poco después, porque fue acosado por haber sido golpeado por un niño, una niña
nada menos.
"Un mes después del incidente es cuando casi me mata el pastelito. El karma tal vez. No
me gusta lastimar a nadie, pero sé cómo. Me hice un nombre por mí misma lo que era
bueno y malo"

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"Becky, la maldita pateadora de culos", bromeó.

"Bueno, yo le agregué la palabra maldita"
Huck se rió. Él deslizó un dedo por el dorso de su mano. Ella era dulce y suave y Huck
detectó una extraña emoción.
"¿Por qué siento miedo? Tú lo tienes y aun así no me tienes miedo"
"No tengo miedo de que me hagas daño, físicamente. Desde que nos unimos, mis emociones
se mezclan"
"Lo sé porque mi escudo está tratando de analizar lo que necesitas. Francamente, hay
tantas emociones que si pudiera, creo que mi escudo levantaría las manos y diría, 'amigo,
no tengo nada'".
Becky se rió y le gustó el sonido. "Y es por eso que el chocolate es un salvavidas"
Huck saltó y fue al replicador, sintiendo la indirecta cuando ella le guiñó el ojo. Le trajo un
vaso frío de leche chocolatada. Mientras ella bebía, él centraba sus pensamientos en todos
los diferentes movimientos que ella le enseñaba. Los guerreros luchaban, pero creía que
algunas acciones eran beneficiosas. El elemento sorpresa no tenía precio. Becky fue a
devolver el vaso cuando terminó. Huck la empujó a su regazo cuando ella regresó. El último
movimiento que le enseñó fue desde una posición en la que había visto a otras hembras
humanas, hembras involuntarias. La idea le hizo pensar.
"¿Alguna vez utilizaste ese movimiento con alguno de los hombres de tu transbordador?"
"Jack. Una vez él y los demás aprendieron una valiosa lección. Noqueé a Jack, y cuando
volvió en sí les advertí que bromear era una cosa, pero si alguna vez se atrevían a hacerlo
de verdad, les mataría. Lo dije en serio"
"Debe haber sido duro vivir con esos hombres día tras día, siempre en guardia"
"Eran aburridos sobre todo cuando se burlaban. No todo fue malo".
Huck los puso de nuevo en el edredón grueso. Acarició un mechón de pelo de sus ojos. Ser
gentil no era algo a lo que estaba acostumbrado. Ella levantó la mirada hacia él.
"Gracias por enseñarme movimientos de batalla", dijo Huck. "Tengo que admitir que es una
frase que nunca pensé que le diría a ninguna mujer"
"Creo que me gustas"
Huck sonrió, porque pudo sentir que ella le tenía más cariño de lo que ella pensaba. Era
por el vínculo. Con el tiempo, el sentimiento se haría más fuerte.
"Cada vez que nos unamos, nos acercaremos más", dijo Huck.
"¿Es eso una pista?"
"Sólo si quieres que lo sea. Nos unimos, hiciste lo que te pedí. Ya sabes qué esperar. Estoy
en la necesidad y desde que nos unimos, mi cuerpo está loco por tenerte de nuevo. Eres
una droga"

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Ella resopló. "Deberías hablar"

"Mis colmillos crean una sustancia para calmar y relajar. Puedo inmovilizar a un enemigo
en un segundo si entro en contacto con la carne expuesta".
"Una palabra sobre destripar y me voy de aquí"
"Ni una palabra", prometió. "Mientras esté en medio de un orgasmo, me molestaría que
gritaras: 'Oh, pastelito, te sientes tan bien'".
Becky se rió y él también. "¿Por qué me siento tan cerca de ti?"
"Creo que tiene que ver con que seas humana. Tus emociones. Las hembras Tonan tienen
emociones, pero no a tu medida. Mi escudo descubre una emoción y luego es atacado por
otra. Soy lo suficientemente cruel como para decir que encuentro graciosas las frustraciones
perplejas de mi escudo".
"¿Es tu escudo una entidad separada?"
"Sí y no. Es parte de mí y no. Dejé de tratar de entender lo que significamos el uno para el
otro hace mucho tiempo. Mi escudo me cuida, me protege. Te protegerá cuando nos
apareemos... si nos apareamos"
"Dijiste antes que moriría si nos aparejábamos, si tú morías"
"Me temo que eso es parte del trato. Nos interconectamos. Si perdieras la mitad de ti,
morirías. Mi escudo puede protegerte si nos apareamos. Puede cerrarse a tu alrededor para
mantenerte a salvo, para mantenerme a mí a salvo. Estaríamos tan cerca que podría entrar
en tus sueños. Yo sabría dónde estás en todo momento. Sentir lo que estás sintiendo"
"Intenso".
"Me gusta esa palabra mucho más que pastelito"
Un dedo vacilante se levantó y ella trazó sus labios. Huck capturó el dedo entre los dientes.
Su sentido del juego regresó. Ella se retiró, pero él se negó a liberarla.
"Huck, suéltame"
"Un-uh." Le hizo un guiño a ella.
"Si acepto besarte, ¿me dejarás ir?"
Huck, la dejó ir. Se inclinó y presionó su boca sobre la de ella. La emoción de la anticipación
que emanaba de ella le animaba. Ella le deseaba; él sentía que ella lo hacía, lo que le hacía
sentirse emocionado de tenerla. Huck la inmovilizó debajo de él.
"¿Alguna vez has querido un guerrero?", preguntó él.
"Lo hice. Lo hago"
"Sin miedo"
Su aliento fue expulsado en un silbido. "Sin miedo"

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Huck agarró su camisa en un puño y mirándola, la arrancó lentamente. Ella continuó

observándolo. Él podía ver su pulso en la garganta. Deslizó un dedo en sus pantalones
cortos y escudándose en una sola garra deslizándola hacia arriba, desgarro el tejido. Ella
dejó de respirar mientras miraba la afilada garra.

Escudado, él la apretó y la cogió de la cintura, tirando de ella hacia él. Ella le rodeó la
cintura con las piernas. Casi todo su escudo se incendió. Se echó hacia atrás mientras ella
se sentaba a horcajadas sobre él y aunque su deseo de girarla y enterrarse dentro de ella
era fuerte, quería que ella le viera. Pasaba muchas horas al día protegido. Esto era parte de
quién y qué era. Sabía que ella pensaba que el escudo era feo, pero cuando se aparearan,
este escudo feo se convertiría en uno de sus mejores amigos.
"Si nos unimos así, ¿Me tomas tú o tu escudo?", susurró.
Huck sabía que no podía verlo sonreír. "Mi polla es mía. Mi escudo puede mezclarse con mi
esencia sólo si se lo permito. Si estuviéramos apareados, podría meterte en mi escudo
mientras nos unimos".
"Umm"
"Si me llamas pastelito, te juro que desprogramaré el chocolate del replicador".
"Quieres que lo conozca todo de tí".
"No debes temer nada de mi"
Becky puso ambas manos sobre su pecho gris y duro. Ella miró sus garras descansando
sobre sus caderas. Se inclinó hacia delante y mirando su expresión, besó su escudo. A toda
marcha no empezaba a describir la reacción del escudo. La aceptación era algo que un
Tonan raramente experimentaba. Se temía a un escudo. En ese único beso estaba la
aceptación y ni un rastro de miedo.
No había escudo entre sus caderas y las de él y ella jadeó cuando él la elevó y entró en ella.
Esta vez no usó líquido calmante. Sus manos de garra la mantuvieron firme en su lugar
mientras la miraba.
"¿Qué ves, Becky?"
"Te veo a tí"
Huck dejó caer su escudo y le dio la vuelta. Ella gritó cuando él la penetró tan
profundamente como pudo.
"Déjame ser tu guerrero"
Ella le cogió del cuello y le inclinó hacia abajo. Ella levantó sus piernas para rodearle la
cintura y comenzó a moverse para encontrarse con sus embestida. El poder de Huck se
construye con cada toque. Su humedad fluía por sus venas y como ella le dio permiso la
última vez, él hundió sus colmillos en su garganta cuando creció su tamaño.

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Dentro, su escudo estaba zumbando para crear todo lo fuerte, todo lo amoroso y perfecto
que su hijo necesitaría. A su hijo se le daría lo mejor de Huck y lo mejor de su escudo. El
niño y el escudo no tendrían los mismos problemas que Huck al principio. Quería amar a
su hijo, y esta vez el escudo iba hacia el hijo correcto, el hijo deseado.
La felicidad bañó a Huck cuando Becky llegó, su calidez y aceptación se filtró en su ser.
Ella yacía inerte en sus brazos.



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Capítulo 7
"¿Qué es ese ruido extraño que haces?"
Huck observa a Becky duchándose en el cubículo. Había palabras que salían de su boca,
pero sonaban unidas. El tono no era desagradable, sino extraño.
"Tarareando y cantando", contestó ella. Ella se volvió para mirarle. "¿No cantan los Tonans?"
"Nunca he oído a nadie cantar o tararear"
"¿Ni siquiera tu madre?"
Huck lo pensó mucho. "No. En ninguna parte de mi historia recuerdo sonidos como esos.
Hazlos de nuevo"
Huck se cruzó de brazos y se apoyó en el cubículo, con la cabeza ladeada y el oído afinado
para escuchar. Becky comenzó con las palabras, palabras que conocía, pero encadenadas
juntas para hacer una historia con una melodía. Había líneas que ella repetía y pronto Huck
las repitió con ella. Becky le sonreía.
"Deberías cantar más a menudo" Salió de la ducha cuando la puerta se abrió a su orden,
tal como Huck la programó recientemente.
Una gran toalla caliente estaba colgada de una silla y él se la dio. La toalla la envolvió, la
secó y pronto se estaba vistiendo. Cuando terminó, se acercó a él y le abrazó por la mitad;
su barbilla descansaba sobre su pecho, le miró fijamente. Suficiente de su carne desnuda
estaba contra su piel, diciéndole que estaba hambrienta y cansada. No necesitaba palabras.
Desde la unión de la pareja, su escudo y Huck llegaron a un acuerdo. Se le permitió ser un
mal guerrero y matar, o querer matar, pero siempre tenía que ser amable con Becky. Podría
vivir con eso. Ella se movió para presionar su mejilla contra él y su estómago rugió. Con un
suave empujón, Huck la apartó de él y fue a replicar algo de comida. En los últimos tres
días, había llegado a comprender su pasión por el chocolate.
Puso el plato humeante de comida en sus manos, junto con una taza de chocolate caliente.
Con las manos sobre los hombros, la giró.
"Ve a comer y luego acuéstate. Sé que estás cansada, lo percibo"
"Por supuesto que lo haces", murmuró mientras se alejaba.
Huck sabía que ellos tenían un vínculo fuerte; teniendo él más de mil años de edad, pensó
que podría serlo. Su inocencia ayudaba a la conexión al entregar la máxima confianza.
Muchos guerreros de la clase de su padre sintieron la necesidad de aparearse después de
cumplir mil años. La mayoría luchó contra el impulso. Una compañera les hacía
vulnerables; si Becky moría después de haberse apareado con ella, él moriría. El tipo de
Tonan de su padre era reacio a ceder un trozo de escudo; el egoísmo estaba matando a su
raza.

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Huck fue a comprobar la configuración de la consola. Quería dormir con Becky en unos
edredones, la cama era demasiado estrecha. Sus pesadillas podían ser aliviadas con un
toque, pero él deseaba poder entrar en sus sueños y ver lo que implicaban. Su compañera
de vínculo había sido testigo de una horrible experiencia que cambió su vida. Sabía que
tenía que ver con la muerte de su padre.
Girando, Huck se detuvo en seco cuando captó un movimiento por el rabillo del ojo. Sus
sentidos fueron invadidos después. Maldita sea. Con el corazón palpitando, miró hacia la
consola. Una nave nodriza Tonan se interponía en su camino. Si intentaba huir, volaría por
los aires, Becky moriría. Los Tonans decidirían entonces si lo llevaban o no a bordo mientras
quedaba suspendido en el espacio. Si elegían dejarlo, flotaría durante un mes antes de que
su escudo se agotara. Tendría un mes para agonizar por la muerte de su compañera de
vínculo. La idea era exasperante y, por primera vez en su vida, odiaba a otros Tonans
además de a su padre biológico.
"Becky, no te muevas. No salgas, tenemos compañía, mala compañía", gritó Huck.
La nave Tonan envió una pequeña explosión para que Huck supiera que era mejor que
abriera las comunicaciones. Respirando hondo, apretó el botón. No estaba protegido,
cuando vieran que no había ninguna cola....
Su comandante tenía los brazos cruzados y los pies cruzados, mirándole con ira. "Parece
que estás perdido"
"He estado por toda la galaxia, ni una sola vez me he perdido", contestó Huck.
"Te estás acercando a territorio Castian"
"En serio"
"¿Has estado buscando pareja?"
"He estado buscando muchas cosas" Su escudo se movió y luego decidió que la verdad a
medias estaba bien, su escudo permaneció abajo.
"Sube tu nave a bordo".
El 'o de lo contrario' queda claramente implícito. "He terminado contigo. Los de tu clase, los
de mi padre, nos mataron. No quiero tener nada que ver con una raza maldita. Habéis
matado a los de tu especie".
Su comandante frunció el ceño.
"Entonces muere como la especia de tu madre. A menos que seas el hijo de tu padre. De tu
verdadero padre. No hay juego de palabras. Explica tus acciones. La maldad no iría en
búsqueda de Cobra sin una razón".
Huck no sabía qué hacer. Su capitán se preguntaba si Huck tenía un plan, pero no del tipo
que el capitán estaba pensando. Por supuesto que a Huck se le consideraba malvado. Si él
mintió y jugó su juego de mentiras, eso afectaría a su pareja. Pero si estuviera muerta, no
importaría. La vida de Becky estaba en sus manos.
"Maldita sea, espera", gritó Huck.

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Antes de que pudiera hacer nada más, la nave Tonan lanzó una rápida serie de explosiones
rojas. Becky gritó desde la otra habitación lo suficientemente fuerte como para ser
escuchada. Su comandante golpeó su consola con el puño.
"Una hembra está contigo. Traidor".
La idea hizo que Huck parpadeara. Estos Tonans no tenían lealtad, era imposible ser un
traidor cuando el atributo nunca existió. Otra nave apareció en su línea de visión. Huck no
sabía si estaba aliviado o ansioso. Un pitido en su consola y Huck supo que era el momento
de la verdad. Huck apretó el interruptor abriendo una nueva línea de comunicación.
"Soy Cobra, líder de los Castian. Identifíquese a sí mismo como lanzadera".
"Cobra, me llamo Huck. Soy un guerrero Tonan y pido asilo. Sea lo que sea que elijas,
espero que lo pienses rápido, porque estamos a punto de ser aniquilados. Tengo una
hembra humana a bordo. No es mi prisionera, pero si mi nave es destruida no tengo forma
de salvarle la vida".
Mientras hablaba, gimió cuando un inmenso destello blanco se dirigió hacia ellos desde la
nave Tonan. La explosión terminaría con el transbordador. Becky estaba muerta. En el
último momento, Becky gritó y salió corriendo de la habitación siendo seguida por un
Gorgano.
"Huck, ¿qué coño es esta cosa tan fea?"
El Gorgano la volaría primero, Huck sintió que su pánico se elevaba; debería haber sabido
que habría un Gorgano en la nave Tonan.
"Becky no lo dejes entrar en tus pensamientos"
Ella se quedó allí mirando a la criatura mientras el Gorgano apretaba los puños. La
desgarbada y calva criatura ladeó la cabeza.
"Jódete horrible colega, pareces como si estuvieras tratando de pellizcar una pizca de pan",
dijo Becky.
Huck no sabía qué hacer primero, su escudo lo cubrió y observó cómo el Gorgano era
recogido y arrojado contra una pared. Huck se movió sin pensarlo. Mátale. Los
pensamientos de su escudo se estrellaron contra su mente. Las garras levantadas, cortó al
Gorgano por la mitad, y luego lo descuartizó, su escudo estaba así de enojado. Huck se
impuso a su sorpresa; nunca supo que su escudo podía ser tan depredador. Protegiendo a
mi compañera... a mí, a mi bebé, santo cielo. Becky vomitó. Ella le miró con ira.
"Ew, deja de hacer eso. Está el exceso y luego estás tú".
Por un segundo Huck se detuvo. El transbordador no había volado en pedazos. Cobra había
extendido su escudo. Huck dejó caer su escudo y reunió a Becky en su pecho. La acompañó
a la consola. Cobra se quedó mirándolos desde el monitor. La nave Tonan huyó.
"Manejaste bien al Gorgano, mujer", dijo Cobra.
"No tengo ni idea de lo que quieres decir", dijo Becky.

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"Ella está diciendo la verdad, Cobra", dijo Huck sonriendo. En ese instante lo sintió, el
parpadeo de la vida. "Mi hijo le pateó el trasero al Gorgano".
"¿Te has apareado con la hembra?" Cobra preguntó, su confusión era aparente, Huck había
dicho que no podía protegerla.
"Nos unimos. Ella no quería aparearse, y una compañera tiene un cierto olor cuando es
forzada. Quiero unirme a ti. Nunca he forzado a una mujer en mis doce mil años".
"¿El bebé? ¿Querías el niño, mujer?" Preguntó Cobra.
"Huck me dijo que podría concebir", dijo Becky. "Me dio la opción. No tengo ni idea de lo
que es un escudo de bebé, pero algo me dice que me va a gustar".
Cobra respiró hondo. "Puedes entrar en mi hangar, pero antes de ser bienvenido serás
interrogado"
Huck sonrió, la mitad de la batalla estaba ganada.

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Capítulo 8
Becky se quedó pasmada cuando abordaron la nave. Desde la ventana de la lanzadera
parecía grande, pero dentro era otra historia. Era enorme, sin escaleras; cada piso tenía
una repisa y lo que parecían ser pasillos. Los niveles se extendían hacia arriba hasta que
quedaban ocultos a la vista. Algunas partes permanecían en la oscuridad y recordaba que
tanto los Tonans como los Castians podían ver en la oscuridad. Esta era una nave de guerra.
Todos los guerreros que ella observaba estaban protegidos. Ninguno era tan grande como
Huck, pero sólo el número era asombroso. La ansiedad pesaba mucho en su pecho.
El hombre que se acercó era enorme, tan grande como Huck o un poco menos. Su escudo
cayó pulgada a pulgada a medida que se acercaba. Absorbiéndose en su poderoso cuerpo.
Sólo llevaba pantalones ajustados de ébano hasta los tobillos. Sus pies descalzos golpearon
el suave y frío suelo; ningún otro sonido llegó a sus oídos excepto el latido de su corazón.
Su presencia dominante le hizo más grande que la vida. Este hombre, varón, era un líder.
Cobra, Becky sabía que se trataba de Cobra. Se detuvo a un pie de ellos.
Cobra olfateó el aire. "Es verdad, está embarazada"
"¿Cómo puedes saberlo?" Becky no se sentía diferente. Ella se sorprendió de que su
embarazo fuera la primera cosa en captar su interés mientras Huck se erguía a su lado.
"Tu olor es embriagador para un guerrero en necesidad. Con el tiempo, tu bebé conocerá
mi olor y sabrá que soy el líder, pero por ahora mantendré las distancias". Cobra se volvió
hacia Huck. "Tú, por otro lado, llegaré a conocerte muy bien."
Becky oyó la amenaza implícita. Huck parecía serio, excepto por el brillo en sus ojos. Becky
sabía que estaba contento. Emocionado incluso.
"Tu desconfianza es comprensible", dijo Huck. "No me he apareado, pero esperaba que el
vínculo fuera suficiente, por ahora. Becky no es mi compañera, pero soy responsable de ella
y de mi hijo. Le pediría que no la encerraran. Se la robé a sus compañeros, pero al hacerlo
le salvé la vida. Sus compañeros están muertos. Está sola, salvo por mí".
Cobra no se molestó en preguntarle a Becky si Huck decía la verdad. Su escudo permaneció
abajo y no creció la cola. Becky miró de un guerrero a otro. Ella notó que muchos otros
guerreros se estaban acercando, algunos escudos habían caído, otros no. Todos eran
enormes, pero no tan formidables como Huck. Ella estaba sintiendo cautela. No quería que
la encerraran. Su mano se metió en la de Huck y por un momento se sorprendió de la suave
fuerza con la que él le apretaba la mano.
Por un momento, una sensación llenó su vientre, alivio. Curiosamente, miró a Huck. No
estaba asustada, ni preocupada. Era otra cosa...
Huck le puso un brazo alrededor de los hombros. "Nuestro hijo puede sentir la tensión. Se
siente más seguro con su padre cerca"

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"Hay algo más en ti", dijo Cobra mientras miraba a Huck de cerca. Becky se sorprendió
cuando Cobra gruñó. "Por el amor de Dios, tienes valor para venir aquí. Eres un Tonan
mestizo" Cobra casi gruñe las palabras.
"No exactamente", dijo Huck rápidamente. "Mi madre era una buena madre. Mi padre nos
abandonó para que muriésemos. Mi padrastro, que no era un Tonan malvado como mi
padre biológico, se enamoró de mi madre y pudo darme un trozo de su escudo. Tanto él
como mi madre y mi padre biológico están muertos".
"Todavía un mestizo", se murmuró entre la multitud de guerreros.
"No tenemos mestizos aquí", dijo Cobra, su tono firme. Hizo un movimiento para alejarse,
desechándoles.
"Espera un minuto", dijo Becky. "Bájate de tu maldito caballo. Huck sólo ha hablado de
unirse a Cobra; el bando ganador es el bando de Cobra. Ahora lo descartas como basura.
No es mi pareja, pero sigue siendo el padre de mi bebé".
"Se pueden hacer otros arreglos para ti", dijo Cobra.
Becky se acercó y apuñaló su dedo en su pecho desnudo, Cobra pareció sorprendido. "Dale
el beneficio de la duda. Huck vino a ti con regalos, yo. Si lo echas, yo también me voy. No
seré gobernada por un líder que no tiene tiempo para mí o para mi hijo".
"Tu hijo será un mestizo", gruñó Cobra.
"Será medio humano. ¿Te has apareado? ¿Tu compañera es humana? ¿No hace eso que tus
hijos sean mestizos?"
"No es lo mismo", dijo Cobra en un gruñido.
"¿Por qué? ¿Porque el poderoso Cobra lo dice? Eres una muy buena persona. Un culo
poderoso"
Cobra fue empujada hacia atrás y Becky supuso que su pequeño hijo guerrero estaba
cansado de su proximidad. Antes de abordar la nave de Cobra, Huck había explicado
rápidamente que ningún guerrero podría acercarse a ella si se activaba el escudo del bebé.
Becky oyó una aguda inspiración de aire. A ella le importaba un comino. Estaba cansada y
hambrienta. Se fue y se presionó contra Huck y levantó la mirada cuya expresión era de
asombro.
"No me quedaré donde no me quieren y los demás serán crueles con mi hijo. Dijiste que
Cobra era un líder con honor. Cualquier hombre que sea cruel con un bebé nonato no es
un líder en absoluto. ¿Podemos irnos ya?"
"Nunca dije que mi gente sería cruel con tu hijo", tronó Cobra. "Estás tergiversando mis
palabras. Estoy tratando de explicarte que hay dos tipos de Tonans y que tu compañero de
vínculo es de ambos tipos. Es jodidamente volátil".
"¿Y tú no lo eres?" Los ojos de Becky se abrieron de par en par, el sarcasmo era
inconfundible.

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Cobra parpadeó. La miró con el ceño fruncido. Luego miró a Huck. "Tienes tres días para
impresionarme. Más vale que creas que serás puesto a prueba". Se volvió hacia Becky. "Tú
también lo harás". Su estruendoso gruñido ocultaba cualquier engreimiento que ella sentía.
"Adelante, pastelito".
Los ojos de Cobra se abrieron de par en par, sorprendido. Se volvió hacia Huck cuando
Becky notó que una mujer humana le hacía señas. Empezó a caminar hacia la sonriente
mujer.
"¿Tu compañera de vínculo me acaba de llamar pastelito?" Rugió Cobra.
Becky oyó a Huck reírse.


El pequeño apartamento en el primer piso de Cobra preparado para Becky y Huck estaba
limpio y tranquilo y lejos de la colmena principal. Una vez que la nave aterrizó en Bagron,
fueron transportados a su nuevo hogar y se les dio instrucciones explícitas de esperar.
Becky fue directamente al replicador y pidió comida. Ella se sentó en una cama enorme con
las piernas dobladas debajo de ella, comiendo helado. Observando a Huck mientras
caminaba de un lado a otro.
"¿Todo ese helado es bueno para mi hijo?" preguntó Huck.
"No le estoy congelando, si eso es lo que te preocupa"
"Esa sería la menor de mis preocupaciones"
"¿Nos mantendrán encerrados para siempre?", preguntó. La pequeña sonrisa desapareció
de su cara.
"No estamos encerrados", respondió Huck. "Cuando un guerrero está encerrado, lo
sabemos. Una jaula, sin luz solar, solo, escudo agotado. Podemos ir y venir cuando
queramos, siempre y cuando nos mantengamos alejados de la colmena principal y no nos
alejemos demasiado. Cuando Cobra nos quiera, lo sabremos. Sé que crees que está siendo
un imbécil, pero tu conocimiento de los guerreros Tonan es limitado. Podemos ser unos
bastardos desagradables. Cobra lo sabe. No te apareaste conmigo, lo que me hace parecer
sospechoso. Pero te di un trozo de mi escudo. Está determinando si un acto es más
importante que otro".
" La compañera de Cobra fue amable conmigo. Su nombre es Leah. Ella tiene hijos. Dos
hijas humanas completas que vinieron con ella de la Tierra, un hijo que fue convertido en
medio Castian por Cobra que también vino de la Tierra. Una hija mitad Castian y un hijo
mitad Castian"
"Me alegro de que haya sido amable contigo. Sé que necesitas compañía femenina. Desde
que nos unimos, mi escudo entiende muchas de tus necesidades. No siempre entiendo por
qué lo entiendo. Tengo que aprender a confiar en mi escudo para saber qué es lo mejor para
ti".
"¿Te das cuenta de lo raro que suena eso?"

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"Sí".
"Así que si no estamos atrapados, ¿podemos deambular? Me muero por sentir el verdadero
terreno bajo mis pies".
Huck pensó en eso. Cobra no le había prohibido mirar a su alrededor, sólo entrar en la
colmena. Muchas hembras estaban preñadas, el olor era alto y él estaba en período de celo
o necesidad, excepto que la necesidad de crear había terminado. Esperaba un hijo varón.
Huck sabía que si entraba en la colmena principal, ninguna otra hembra llamaría su
atención. Su lado de guerrero malvado se fue cuando pensó en mantener a su hijo pequeño
contra su pecho. Gruñó antes de permitir que una dulce sonrisa bobalicona, que acababa
de saber que estaba en sus labios, se curvara.
"Nunca he estado en Bagron", admitió Huck. "Se dice que los árboles y el terreno son los
mismos que el planeta de donde vengo. Eso tendría sentido considerando que los Castians
y Tonans son primos lejanos. Hay un planeta hermano llamado Dargon que dirige el hijo
de Cobra, Rask; es un guerrero Castian completo y se apareó, creo que el nombre de su
hembra es Grace. Ella fue la primera hembra humana encontrada cuando un
transbordador en el que estaba se estrelló aterrizando en Dargon justo antes de que Cobra
escapara. Podríamos ser desterrados allí. Ya no es un lugar real de destierro, pero si Cobra
nos encierra allí, ya no podré ir a la guerra".
"¿Lamentas haber venido aquí?" preguntó Becky.
Huck fue a sentarse a su lado. Sumergió su dedo pequeño en su tazón de helado y se
aventuró a probar, hizo una mueca.
"Eso es asqueroso"
Becky parecía ofendida. "Sólo un villano psicópata malvado pensaría que el chocolate es
asqueroso. Nunca me vuelvas a hablar". Ella sacó la lengua y le sonrió pícara.
Huck frunció el ceño. "La leche materna del universo ha asaltado mis papilas gustativas de
una manera un tanto celestial con respecto al infierno"
Ella se tapó la nariz y lamió la cuchara. Sabía que ella estaba bromeando. Becky fue a
colocar el tazón en el replicador. Ella volvió a caminar hacia él y le agarró las manos. Era
una hembra en un nuevo ambiente que llevaba a su bebé rodeado de enemigos potenciales.
Su escudo no detectó nada más que curiosidad y esperanza.
Becky patea traseros, su compañera de vínculo. Estaba orgulloso de la forma en que ella se
enfrentó a Cobra. La sola expresión en la cara de Cobra cuando le llamó pastelito había
valido la pena el viaje. Huck podría haberse reído.
"¿Ahora podemos deambular?" ¿Cómo puedo decirle que no a una pateadora de culos?
"Supongo".
Huck abrió la puerta que daba a la salida. No esperaba que los espacios abiertos fueran tan
generalizados. Era una bofetada en pleno rostro cuando se enfrentaron a un espacio tan
vasto y desprotegido. Su escudo se estrelló sobre él y el impulso de tirar de Becky detrás de

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él fue demasiado abrumador como para ignorarlo. Ella gimió, se encogió de hombros y se
agachó frente a él.
"¿Qué te pasa?", preguntó ella.
"Fuimos transportados aquí. No sabía que Cobra tuviera tan poca estima por una futura
madre". A lo lejos podía ver imágenes de animales salvajes.
"Tenemos suerte de que no nos haya encerrado. ¿Qué esperabas?"
"Pensé, bueno, no me lo esperaba, ya que estábamos en la planta principal, significaba una
apertura directa al exterior. Este es un planeta extraño para ambos; Cobra debería haber
tenido más comprensión".
La expresión de Becky era curiosa. "Mi hogar en la Tierra tenía una puerta principal y una
puerta trasera que conducía al exterior. No estoy preocupada. En realidad, me alegra que
parezca dispuesto a permitirnos la belleza de su planeta".
Becky no tenía ni idea de que Huck se sentía insultado, no preocupado. Él y Becky
significaban tan poco para Cobra, que no se les dio la seguridad de un refugio antes de ser
confrontados con el espacio abierto. Huck creció en una colmena. Su padrastro era muy
respetado. Huck estaba fundido, protegido, a salvo. Su padrastro era muy respetado. Huck
estaba fusionado, protegido, a salvo. Las imágenes de su joven vida, de su madre sonriente
y feliz le asaltaron la mente. Cuando se formó su escudo, ella se sintió muy orgullosa, al
igual que su padrastro. El bebé que llevaba Becky era todo de Huck, incluso el escudo
porque era parte de él, sólo Huck podía darle un pedazo. Quería lo mismo para su hijo,
seguridad y felicidad. Las emociones eran demasiado intensas como para ignorarlas. Su
escudo se cayó. Huck agarró a Becky por los brazos, volviéndola a mirar hacia él, su agarre
fuerte.
"Aparéate conmigo. Dale a mi hijo la seguridad que se merece. Ahora"
Huck fue arrojado de espaldas al lado de la casa. Becky se quedó ahí parada parpadeando.
Huck gimió mientras yacía en un montón, se dio cuenta de que la había asustado con su
excesivo entusiasmo. Se puso en pie con dificultad. Los brazos abiertos, se acercó a ella.
Su hijo no le despreciaba como padre. El escudo reaccionó a la frecuencia cardíaca y a las
emociones de la madre. Sin duda su hijo se durmió, sin darse cuenta de que acababa de
tirar a papá de culo.
"No quería asustarte", dijo Huck.
"No te tengo miedo. Me has asustado"
"Tienes suerte de no tener una cola que pueda crecer"
"Bien. Estaba un poco preocupada por tu intensidad".
"Nunca te haría daño. No puedo de todas formas, como acabas de presenciar"
"No creí que tu bebé pudiera usar su escudo contra ti"
Huck fue a ponerse más cerca. Con una mano tímida, acarició la mejilla de ella con el dorso
de sus dedos. Su mano se movió hacia abajo para frotar su vientre.

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"El escudo del bebé está diseñado de tal manera que la sospecha de huida se encuentra
con la lucha. Si una nave espacial aterrizara en tu cabeza, te irías sin decir palabra"
Becky parecía aturdida. "¿Hablas en serio?" Ella le miró el culo, sin cola. "Hablas en serio."
Huck sonrió y la puso bajo el mentón. "Podríamos también mirar a nuestro alrededor. Puedo
ver a los Castians por ahí. Sin duda están aquí para vigilarme. Mientras no nos envíen de
vuelta, no veo por qué no deberíamos acostumbrarnos a nuestro entorno".
Los colores vibrantes brillaban bajo la luz del sol. Huck sintió que su escudo absorbía los
rayos haciéndolo más fuerte. Un verdadero rayo de sol era un regalo. El sol replicado estaba
bien, pero después de meses de viajar en un transbordador, Huck no pudo evitar apreciar
el calor que le rodeaba. Becky parecía feliz, su cara inclinada hacia el cielo. El calor era
bueno para el bebé. Después de ese pensamiento, su escudo tembló cuando vio a un
guerrero Castian, más cerca que los demás.
Los rápidos pasos del guerrero hicieron que las entrañas de Huck se estremecieran, su
escudo se elevó y Becky fue arrastrada detrás de él. Ella eligió quedarse donde estaba esta
vez y el gesto complació a Huck.
"Hay un perímetro establecido", dijo Cobra mientras se acercaba. Se detuvo frente a Huck.
Su escudo bajó y él estaba deslumbrante. "Hay una señal en nuestra consola interna que
indica la llegada de los guerreros Tonan. ¿Tus amigos?"
"No son amigos míos", dijo Huck con sinceridad. "No tengo amigos".
Cobra asintió y miró a Becky. "El enemigo no aterrizará aquí. Originalmente vine a decirte
que tenemos hologramas instalados en nuestro planeta. Los mamuts, los tigres y demás no
son reales. Los caballos lo son y hay algunos perros y gatos replicados. No hay nada en mi
planeta que pueda hacerte daño, incluso si no lo esperabas".
"Huck tampoco me hará daño".
"Dudo que lo haga. Cualquier guerrero que le dé a su hijo un pedazo de su escudo tiene
honor, o una misión. No es raro que un bastardo Tonan dé su escudo a regañadientes a un
hijo para ayudar en una toma de poder".
Huck se puso tenso. Ni siquiera había pensado en eso. No me extraña que Cobra no confiara
en él. Peor fue el hecho de que Becky le estuviera mirando. Huck puso sus manos sobre los
hombros de ella aliviado de que no lo arrojaran hacia atrás.
"Esa nunca fue mi intención. Juro por mi vida que sólo quería ser aceptado. Quiero a mi
hijo. No lo utilizaré. Nunca querría que mi hijo estuviera del lado de los perdedores".
Becky respiró hondo y sonrió. Se volvió hacia Cobra. "Me gustaría que Huck me llevara de
paseo. Tu planeta es hermoso, al menos por lo que puedo ver. Ya sea que se nos permita
quedarnos o no, he estado encerrada demasiado tiempo. Necesito un poco de aire y me
siento más segura con Huck."
Por un momento, Huck sintió que una sensación le llenaba las tripas. Orgullo, sentía
orgullo. La emoción fue abrumadora. La sensación se deslizó a través de sus manos desde
sus hombros hasta sus venas y él se estremeció. Ella no estaba mintiendo; se sentía más

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segura con él. Becky confiaba en él más de lo que ella confiaba en Cobra. Cobra, líder de
los nobles guerreros Castian, y quería quedarse con Huck, donde se sentía segura.
"Por supuesto que puedes pasear", dijo Cobra, pero sus ojos estaban puestos en Huck.
Huck quería retorcerse de emoción. "Creo que te gustará este planeta y después, Huck
puede dejarte para que duermas una siesta. He descubierto que muchas de las mujeres
embarazadas sucumben al sueño durante unas horas de la tarde. Estarás a salvo"
Becky no se opuso cuando Huck envolvió un brazo posesivo alrededor de sus hombros y se
dirigió hacia los enormes árboles en la distancia.

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Capítulo 9
Enormes flores voladoras en el aire llamaron la atención de Becky. Sensacionales colores
flotaban en salvaje abandono, subiendo, elevándose, sumergiéndose entre enormes árboles
que se extendían hacia los cielos azules. Revoloteando suavemente, algunas de las flores
eran del tamaño de un bote inflado que una vez usaron en la piscina de su patio trasero.
Otros eran significativamente más grandes. El aroma era puro éxtasis y las ráfagas de
dulzura se desviaban mientras las flores giraban en bucles perezosos.
Girando en un círculo cerrado, Becky pudo sentir el tirón de una sonrisa en sus labios. El
impulso era demasiado difícil de resistir. Cuando una flor flotante se acercó, ella dio un
saltito. Los pétalos eran de raso mientras sus dedos bailaban sobre el profundo color
púrpura. Se quedó sin aliento al ser alzada rápidamente. Por un segundo, sintió
preocupación cuando abrió los pétalos y miró por encima del borde hacia el suelo, muy por
debajo, hasta que captó un movimiento a su derecha. Huck estaba cerca, colgando en lo
alto de un árbol al revés, escudado.
"¿Vienes aquí a menudo?" Bromeó Becky.
No había forma de ver lo que estaba pensando cuando el gris cubría su cara y sólo los
tatuajes negros latían en sus mejillas. Saltó hacia ella y antes de aterrizar, dejó caer su
escudo. Tal como estaba, la flor se hundió sustancialmente. Huck cayó a su lado.
"¿Estas flores van a algún lado?" preguntó Becky.
"No sé, no me importa. Mientras tú estés en una, dondequiera que vayas, yo voy".
"¿Estás cansado de mí ahora que llevo a tu hijo?"
"¿Cansado cómo?"
"Estamos con Cobra, estoy esperando tu bebé. Tienes todo lo que querías".
"Sólo me he unido a ti. Hasta que nos apareemos, no tengo lo que realmente importa".
"Admito que me importas", dijo Becky. "He estado, bueno, he estado, uh. Asustada, vale.
Estaría asustada si no estuvieras aquí"
Huck recorrió su mandíbula con un solo dedo. "Sé que estás preocupada. Cobra es intenso,
pero está protegiendo a todos en el planeta".
"¿Por qué? El planeta está lleno de guerreros"
"Cuando las hembras murieron, Cobra fue responsable de muchos guerreros de cuatro
años. Todos extrañaban a sus padres, todos eran vulnerables. Nunca me había preocupado
por él antes, pero al mirar atrás recuerdo a mi padrastro diciendo que antes de morir el
grado de responsabilidad era astronómico. Cobra se llevó a esos niños, les dio de comer y
les enseñó a pelear".
"¿Cuántos niños?"

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"Cientos tal vez, más o menos."

Becky estaba sorprendida. Ella permitió que Huck la acercara y apoyó su cabeza contra su
pecho mientras él le acariciaba el cabello.
"Esa es mucha responsabilidad"
"Todo el tiempo, los Tonans conspiraron para matarle, a sus pocos guerreros mayores y a
los niños"
"Dios mío, eso es enfermizo"
Becky se puso rígida cuando Huck la acercó. Ella controlaba el latido de su corazón, sin
querer que el bebé le hiciera caer al suelo.
"Becky, nunca mataría a un niño", dijo Huck. "Mi padre lo habría hecho, pero yo tengo más
de mi madre y del escudo de mi padrastro en mí. No me interesaban las redadas en los
primeros años. Como tú dices, luchar contra los bebés es enfermizo. Mientras los guerreros
Castian crecían, yo luchaba. Eran jóvenes, en sus primeros cientos de años, pero un
guerrero puede luchar a la edad de doce años, y más vale que creas que Cobra hizo que sus
guerreros se emparejasen con sus compañeros en la batalla lo antes posible".
"¿Guerreros emparejados?"
Los Castians encuentran un compañero de guerra alrededor de los doce años. Hombres que
se vigilan la espalda el uno al otro por el resto de sus vidas. Los Tonans no confían en nadie,
así que no es posible aparearse con un guerrero".
"¿Quieres decir que aunque nos apareáramos, nunca confiarías en mí?"
Huck se echó hacia atrás, sus ojos nublados por la confusión. "No lo sé. Mi madre confiaba
en mi padre y le mintió. Ella confiaba en mi padrastro, supongo"
"Si me aparease contigo, tendría que confiar en ti"
"Amaba a mi madre y respetaba a mi padrastro. ¿Es eso confianza, Becky?"
Becky le miró. Ella se puso alerta. "Eso es confianza, Huck"
Antes de que Huck pudiera decir una palabra, Becky saltó sobre el lado de la flor. Oyó a
Huck gritar como un loco. El aire corrió por su piel mientras caía. Sus ojos se cerraron. Un
silbido de viento y Becky fue capturada en un poderoso abrazo. Ella abrió los ojos y se
acurrucó en los brazos de Huck mientras éste chocaba contra un enorme tronco de árbol.
"Santo cielo, Becky", gritó. "Tu escudo no vuela"
"Cuando nos unimos, vinculados como tú lo llamas, confié en ti. Confío en que no me hagas
daño. Confío en que me cuides porque fue idea tuya. Y necesito confiar en ti para que cuides
a nuestro hijo".
El escudo que cubría la cara de Huck cayó, pero sus garras y zarpas permanecieron
incrustadas en el árbol. Becky pudo ver que no había caído muy lejos. Su brazo estaba
envuelto casualmente alrededor de su cuello.

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"Juro que puedes confiar en mí", dijo Huck. "Juro que nuestro hijo puede confiar en mí. Lo
entiendo, Becky. Si hubieras aterrizado sin mi ayuda, habrías estado bien con el escudo de
bebé, pero lo entiendo. Me duele el corazón al pensar en ti cayendo, mi corazón nunca me
ha dolido. Por favor, no vuelvas a hacer eso".
Becky sonrió y deslizó sus dedos por un lado de su cara. "Nunca lo necesitaré"
"¿Quieres volver a nuestro domicilio?"
"No, me gusta la flor. Muéstrame que puedo confiar en ti en la flor"
"¿Eh?"
Becky se rió. Ella se inclinó para besarle y vio como sus ojos se abrían de par en par en
comprensión. Su escudo lo cubría todo y con un salto gigante saltó a una flor flotante,
cambiando en el último momento para aterrizar, cayendo de rodillas con ella en los brazos.
Los pétalos giraron alocadamente durante unos momentos hasta que Becky se sintió sin
aire. Ella se reclinó, cerró los ojos y se rió. Cuando la flor estaba en movimiento, la fragancia
era embriagadora. Cuando sus ojos se abrieron, el azul puro del cielo se vio ensombrecido
por la intensa mirada de Huck. Él pasó un suave dedo desde la frente hasta la nariz,
pasando por los labios y bajando por la barbilla hasta que ella capturó su mano sabiendo
que él le haría cosquillas en la barbilla.
"¿Te aparearás conmigo ahora?" preguntó Huck.
"No. Aún no. Yo también lo entiendo, Huck. Quieres una compañera. Pero quiero que me
quieras" Me merezco al menos eso.
"Eso no tiene sentido. Por supuesto que te quiero como compañera"
"Exactamente"
"Hablas con acertijos"
"Creo que ambos lo sabremos en el momento en que adivines mi acertijo"
Becky podía sentir su frustración. Huck sólo quería una pareja de palabra. Becky le daba
todo, una oportunidad en este planeta, un hijo. Ella pensó que no era mucho pedir que él
la quisiera sólo por ella. Todo lo que ella conocía había desaparecido. Huck le prometió un
hogar, pero no se daba cuenta de que su padre y ella habían estado vagando por la Tierra
moribunda durante años. El hogar no era un lugar. El hogar era alguien. Las cosas no
importaban. Una estructura era algo vacío, incluso llena de objetos, estaba vacía. La
emoción ocupaba mucho espacio y, gracias a Dios, siempre había espacio para más. ¿No
se merecía más su hijo?
Los lados de los pétalos eran altos y a menos que alguien estuviera por encima de ellos, no
podían ser vistos. Una rápida mirada y Becky no pudo ver a nadie. El deseo, el entusiasmo
y la frustración brillaban en los ojos de Huck. Becky sabía que le gustaba intimar con ella.
Después de todo, era un hombre. Ella tomó su mano y pasó sus dedos por encima de su
vientre expuesto. La suave curva de una sonrisa de los labios de ella le hizo sonreír. El azul
cristalino de sus ojos era de lo que estaban hechos los sueños, vacíos de nubes y
turbulencias nubladas. El ébano profundo de su cabello era un diamante de carbón en

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bruto. Su tacto era tierno, dulce, hasta que se volvió exigente. Sus labios se unieron en un
baile acalorado. Sus pechos quedaron al descubierto cuando le cogió la camisa para
bajársela a las caderas.
Todo en la vida de Becky había cambiado hacía mucho tiempo. La muerte de su madre
pareció ser la tragedia que puso las cosas en marcha. Después vino la destrucción sin fin,
seguida de la muerte de su padre y la pérdida de su planeta, luego su amigo. Ahora estaba
en un extraño planeta escondida en una flor nada menos que con un extraterrestre que la
había dejado embarazada y que decía que debían aparearse, pero que nunca hablaba sobre
el deseo de que ambos lo hicieran.
Huck rompió su beso. "Estás triste. ¿Por qué? ¿Te estoy lastimando de alguna manera?"
"No", su respiración era un susurro corto.
"En cierto modo, entiendo lo que quieres. Necesitas que te quiera por ti. Pero Becky, Cobra
tiene razón en cierto sentido. Parte de mí es un malvado Tonan. La mitad de mi madre y mi
escudo controlan muchas de mis emociones, pero hay una parte de mí a la que le gusta
matar. No sé si esa parte decide si puedo amar. ¿No puede ser suficiente con que te desee?"
"¿No puede ser suficiente estar vinculados para que quizás algún día haya alguien que me
ame?"
Huck parecía enfadado. "No"
Becky suspiró; no se dio cuenta de que ella se refería a él. "No importa".
Sus manos se deslizaban por sus hombros mientras sus músculos se endurecían debajo de
ella. Se aferró a un bíceps que abultaba con su peso. Su poder estaba a salvo; él no la
amaba, pero ella sabía que quería hacerlo. Tal vez se estaba esforzando demasiado. Becky
se preguntaba si estaba frustrado buscando una emoción que llegara de buena gana, no de
una manera deseable. Podría estar intentándolo demasiado. Intentar hacerte amar a
alguien nunca funcionaba. O la emoción estaba ahí o no estaba.
Becky jadeó ante su revelación. Huck nunca había amado a una mujer de la forma en que
lo intentaba. Tenía que dejar de intentarlo o se rendiría, fracasaría. Tendría que
comprometerse. Se formó una idea.
"¿Huck?"
Él estaba frunciendo el ceño mientras se posicionaba encima de ella. Sus manos habían
dejado de vagar; parecía perdido en sus pensamientos, obviamente tratando de obligarse a
sí mismo a amarla.
"¿Hmm?"
"Dame dos semanas. Después de dos semanas, me aparearé".
"¿Dos semanas?"
"Sí, en dos semanas, podemos impresionar a Cobra; puedo sentirme más cómoda sabiendo
que ésta será mi casa y que tengo un bebé en camino. Sin presión de apareamiento, porque
sabes que lo haremos".

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Huck estaba sonriendo. "¿En serio? ¿Dos semanas y prometes aparearte conmigo?"
"Sí."
Huck la agarró a él hasta que ella chilló por la presión. "Huck, tu hijo puede mandarte a
volar si intentas quebrarme"
Su fuerte agarre se aflojó y la abrazó. "Tendré una compañera. Tendré un hijo y un hogar".
El alivio brotaba de él y las sensaciones de Becky se agolpaban mientras liberaba sus
secreciones de felicidad en ella. No había amor, pero la satisfacción y la emoción
abrumadoras tendrían que bastar. Por ahora.


La emoción de Huck bullía por sus venas mientras acercaba a Becky. Ella se aparearía con
él. Cobra vería que era lo suficientemente confiable como para seguir siendo un guerrero, y
su hijo sería aceptado. Sí, parte de su hijo -una parte muy minúscula- pertenecería al padre
biológico de Huck, pero con la ayuda de Huck y Cobra, nunca sería expulsado. Su hijo sería
digno de confianza y honorable. No lucharía como Huck por esas emociones; a su hijo le
vendrían de forma natural.
Becky le estaba observando. Ella yacía inmóvil debajo de él. Un ligero temblor le bañó
mientras presionaba más de su peso contra ella. Sumergiendo su cabeza, acarició con su
nariz su suave cuello. Su suave piel era cálida, inundada de los rayos del sol, bañada por
el aroma más dulce. Había una emoción que buscaba, algo escurridizo. ¿Querer, necesitar,
tristeza? Decidida. Ella estaba decidida. Por un momento, se sintió preocupado. Ella había
decidido aparearse con él, como si no tuviera elección. Huck era el único que conocía en
este planeta. Él era consciente de que Cobra la asustaba. Huck estaba a salvo. Él estaba a
salvo.
Ella es mía, y estará a salvo
Una vez apareados, ella vería lo cariñoso que podía ser. Incluso después de matar al
enemigo, volvería a casa con ella y ella no sentiría miedo. Ya no había miedo. Con ternura,
le ahuecó la barbilla e le dio una serie de besos a lo largo de su garganta hasta la mejilla,
hasta los labios. El aliento de ella era dulce cuando susurró su nombre.
Se preguntaba por qué ella le llamaría en silencio cuando él ya estaba allí. Ninguna hembra
le llamó nunca cuando tenía sexo... no, sexo no, ellos se unían. Se convirtieron en uno con
el otro. Nunca hubo otra mujer con la que quisiera pasar la eternidad. Ella volvió a susurrar
su nombre y eso enraizó en su escudo; dondequiera que ella estuviera, él podría oírla.
Estaban más cerca de aparearse cada vez que se unían; cada vez que sus recuerdos
encontraban más información necesaria para una compañera.
Bajó la mano para deslizar las puntas de los dedos sobre el pecho de ella. Su espalda se
arqueó en un leve gesto, una bienvenida a su toque. La yema de su pulgar le sacó el pezón
hasta que se endureció y se preguntó por qué lo hacía. ¿Se trataba de él o lo haría el toque
de cualquiera? La idea le hizo entrecerrar los ojos.

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Cuando la miró, ella respiraba irregularmente. Bajó hasta que sus labios presionaron
contra el tenso pezón. Estaba muy cerca cuando su respiración salió de sus pulmones para
bailar a lo largo de la piel de ella arrastrándose de vuelta a sus mejillas. Su aliento y sólo el
suyo debería deslizarse sobre ella. Un regaño de su escudo le dijo que la posesión no era
amor. Huck lo sabía, porque sabía lo que era la posesión. La posesión en el mundo de Huck
podía significar la vida o la muerte si se trata de la propiedad de un ser humano. No era el
dueño de Becky. Era el amor el elemento elusivo.
La punta de su lengua golpeó su capullo, endureciéndolo aún más. Con cuidado, la
amamantó en su boca y la succionó profundamente. Los dedos de Becky estaban en su pelo
tirando de él para acercarle. Su cuerpo temblaba, pero toda secreción que su escudo
buscaba y encontraba era el deseo. El sol caliente le golpeó en la espalda absorbiéndose en
su interior para alimentar su poder. Cada centímetro de él estaba cargado de deseo. El soltó
su pezón para arrastrar sus labios por las costillas hasta su tenso vientre. Le sacudió las
caderas, mordiendo cada lado, haciendo que gritara y luego se calmara.
Más abajo, se quedó atrás hasta que su aliento pasó a través de sus pulmones. Por un
momento, pasó sus dedos a través de los pelos oscuros de su montículo. Los murmullos le
dijeron que una vez que una mujer entrara en las aguas curativas, se quedaría sin pelo en
todas partes, excepto en la cabeza, las cejas y las pestañas. Huck se preguntaba qué se
sentiría mejor. Excepto que él sabía que no quería nada que escondiera sus exuberantes
pliegues.
Otra vez ella jadeó su nombre cuando él le tiró de los labios inferiores con sus dientes, su
lengua buscó la entrada. Huck empujó sus piernas hacia arriba y las alzó. La cogió más
fuerte mientras ella se retorcía. Su calidez y dulce sabor llenaron cada centímetro de él.
Ella tenía a su bebé que tenía una parte de su escudo, ahora todo lo que necesitaba era a
él. No habría más deseos de protegerla mientras se unían, él ya lo había hecho. Podían
unirse porque querían. Se habían vinculado. La única razón por la que quería enterrarse
en ella era porque se sentía muy bien.
No había mucho que su lengua pudiera profundizar, pero él quería algo más alto. Sus
jadeantes súplicas lo volvieron loco queriendo sumergirse en el interior donde la había
mojado. Huck se deslizó de vuelta hacia arriba por su tembloroso cuerpo y encontró su
marca. Con un solo envite se enterró profundamente, tan profundamente como pudo. Ella
se quedó sin respiración, con los ojos muy abiertos mientras sus entrañas se cerraban sobre
él.
Una pequeña gota de sudor se deslizaba para seguir un camino de ocio por su sien y Huck
recogió la humedad con la punta de su dedo. Vio como el líquido se absorbía en su carne.
Su cuerpo se estremeció cuando el deseo de ella le invadió. Huck se retiró y empujó hacia
adelante palmeando sus caderas hacia ella en una fuerte zambullida, haciendo que los
pájaros gorjearan y volaran.
El poder de sus martilleos empujando se vio sólo ligeramente atenuado por su escudo.
Becky quería liberarse, y Huck sabía que podía dárselo si confiaba en él. Se acordó que ella
lo había hecho. Ella nunca habría arriesgado a su hijo; él sabía muy bien que ella tenía la
certeza que iría tras ella.

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Pequeña descarada.
Becky no tenía dudas de que saltaría tras ella. Ella tenía razón y en ese instante, Huck
sintió la emoción de la confianza, la confianza real. Becky le dio eso. Él podía confiar, porque
ella le mostró la emoción.
Si ella puede amarme, puede mostrarme cómo amar.
La revelación le dejó atónito. Ella debía amarle. ¿Pero cómo? Huck no tenía ni idea de cómo
hacer que ella le amara. ¿Puedes hacer que alguien te ame? Su escudo le decía que era
posible a través de la acción, la acción era más confiable que las palabras. Huck sonrió
mientras la atraía más cerca. Ella le enseñó a confiar, le dio los patrones para el amor.
Sus brazos pequeños se envolvieron alrededor de su espalda lo mejor que pudo para
agarrarse. Él sabía que ella estaba sintiendo emociones mientras en su cabeza giraban
muchas ideas a la vez. Huck le metió una mano en el pelo y la mantuvo inmóvil. Sus caderas
se elevaron y cayeron hasta que ella sollozó su nombre. Su extenuación giraba sobre ella
con cada orgasmo.
Las secreciones corporales de ambos le contaban la historia de su satisfacción. Ella yacía
inmóvil, sin querer estar en ningún otro lugar; él lo sabía. El calor húmedo y resbaladizo
impregnaba su pene y quería absorberlo todo.
Un ligero golpe hizo que Huck se pusiera tenso y miró por encima del lecho de flores.
Estaban en el suelo. Huck recostó su cabeza contra los pétalos por un breve momento antes
de abrazar a Becky. Protegido, saltó de la flor al suelo y corrió hacia su nuevo hogar. Estaba
decepcionado por no poder protegerla, pero juró que un día lo haría. Había un baño con
aguas curativas en su lugar para lavar. Quería sentir lo suave que sería.



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Capítulo 10
Becky se miraba desnuda ante un espejo. Ella frunció el ceño. Con la cabeza inclinada
hacia un lado, giró a la izquierda y luego a la derecha. El baño en el que Huck la había
bañado se arremolinó a su alrededor y la mareó hasta que se calmó. Cuando Huck deslizó
sus dedos sobre el montículo de ella, se puso tensa. Sin pensarlo, sumergió la mano y sintió
una fina suavidad acogiendo su tacto.
Permaneciendo ahí y mirando su montículo ausente de pelo, no estaba segura de qué
pensar. Huck no tenía pelos gruesos en ninguna parte de su cuerpo. A Becky nunca le
pareció extraño. Al verse desnuda y sin vello corporal, se sentía más expuesta. No había
nada escondido. Finalmente, se encogió de hombros.
"Lo último en cera alienígena", murmuró. Huck mencionó que el pelo nunca volvería a
crecer.
En la cama estaba su pequeño montón de ropa. Una camisa y unos pantalones cortos. El
material estaba bien cuando deslizó el tuvo por encima de la cabeza. Los pantalones cortos
se amoldaban a su cuerpo pero eran flexibles, grises. Su trasero estaba bien definido y puso
una mano sobre su barriga preguntándose cuándo aparecería. Ella sonrió imaginando que
acariciaba el pequeño trasero de su bebé.
Huck estaba con Cobra. Un guardia de ocho guerreros vino a recogerle. Becky había
fruncido el ceño, sin querer que Huck se fuera, pero le aseguró de que no se lastimaría. Con
suficientes guerreros para someterle si es necesario, no habría necesidad de luchar. Huck
tomó sus manos y le dijo que no importaba lo que fuera seguro; Cobra nunca le haría daño
a ella o a un niño una vez que su hijo naciera. Un guerrero que se hacía llamar Jago le
aseguró que Huck volvería. Su declaración fue respaldada por otro guerrero llamado
Raiden.
El interior de su casa era espacioso, ni pequeño ni grande, pero ella estaba aburrida. Quería
ir con Huck, pero no se le permitía. Llamaron a su puerta y Becky voló para abrirla. La
compañera de Cobra, Leah estaba allí con otra mujer.
"Becky, ella es Jinx. Pasaba por aquí un momento".
Becky sonrió a la hermosa mujer. "Encantada de conocerte."
Las mujeres entraron en la casa y permanecieron de pie.
"No podemos quedarnos", dijo Leah. "Pero pensé que te gustaría conocer a Jinx por una
razón"
"Habría venido con mi hermana o Macey, pero ambas tienen las manos ocupadas" Gruñó
Jinx. "El pequeño mono se ha vuelto a ir".
"¿Qué?" Becky preguntó cuándo Leah se rió.
"Lo siento, Becky, pero mi hijo, Ryker, y el hijo de un guerrero Zargonnii parecen haber
desarrollado una amistad. Zell es el hijo de Titus; Titus es el líder de los Zargonnii del sur.

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Su compañera Zabbie y yo hemos dado a luz a dos hijos varones muy testarudos que
desaparecen a voluntad".
"¿Ellos qué? Santo cielo, ¿todos los bebés Castian hacen eso?" Becky estaba segura de que
su corazón le dio un vuelco.
"No. Por suerte para mí, parece que soy la única", dijo Jinx. "Me temo que tengo que irme.
Zabbie aparecerá para traerlo de vuelta pronto. Mi compañero, Roam, estará frenético.
Quería decirte que mi vida en la Tierra era dura. Como tú, mi padre murió. Espero que no
te importe que Leah me lo haya dicho. Mi hermana fue secuestrada por un guerrero Castian
la noche que papá fue asesinado por un guerrero Tonan"
"Ya veo", Becky no estaba segura de querer escuchar el resto de esta conversación.
"No, aún no lo ves"
El tono de Jinx era amable y por la forma en que la miraba, Becky sabía que esperaba que
le dijeran lo peor y que se preparase a sí misma cuando Huck nunca regresara.
"Becky", dijo Jinx. "Me encontró un guerrero Tonan que nos ocultó su identidad a mí y a
algunas otras durante años. No era para ser cruel, sino amable. Taz es un guerrero Tonan
que es el compañero guerrero de mi pareja. Taz es uno de los hombres más cariñosos que
he tenido el honor de conocer. Un día estoy segura de que Taz y Macey te sentarán y te
contarán su historia. Es un hermoso cuento y merece la pena escucharlo. Es duro, el estar
emparejada con un Tonan, pero no eres la única"
"Cobra dice que Huck es el único mestizo aquí. Con eso se refiere a ambos tipos de Tonan",
dijo Becky.
"Cobra solucionará esto", dijo Leah, pero por su tono se veía claramente que no estaba
segura, y Huck tenía razón, era algo bueno que a los humanos no les crecieran las colas
cuando mentían.
Jinx intentó apretar la mano de Becky. "Taz me dijo que es extremadamente raro que un
Tonan le dé un pedazo de su escudo a un niño y casi inaudito que uno de los tipos de Huck
quiera que su hijo esté a salvo. Has ganado la mayor parte de la batalla. Será mejor que me
vaya. Puedo sentir la molestia de Roam, lo que significa que supongo que hay un bebé
Zargonnii entre nosotros. Esto va a ser muy interesante. Que el cielo nos ayude cuando
esos dos pequeños machos sean adultos".
Becky cerró la puerta silenciosamente detrás de las mujeres cuando se fueron. Cobra tenía
las manos ocupadas. Ella esperaba que él tuviera tiempo para Huck.


Huck fue conducido a una habitación tranquila. Cobra estaba sola e hizo señas a todos
menos a Huck para que se fueran. La tensión era espesa.
"Los Zagonnii han decidido que una nave Tonan deambulando es una nave de más. Estoy
de acuerdo. Tengo poco tiempo para ti y tu pareja. Todo lo que quiero de ti son respuestas.
No importa lo que respondas, puedes volver con tu compañera de vínculo hasta que yo
decida qué hacer contigo. Espero la verdad."

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"Por supuesto"
"¿Conoces la nave que se cierne?"
"Sí, es mi antiguo capitán"
Respuestas simples de sí o no. Huck sabía que Cobra hacía esto por una razón. Un Tonan
podría estirar la verdad sin que le crezca la cola. Cobra no quería nada de eso.
"¿Piensas reunirte con tu capitán?"
"No"
"Hasta que te aparees, no te aceptaré a ti ni ningún juramento de lealtad. Si la guerra
cambiara, irías con el bando que consideraras ganador".
Huck tragó con fuerza. Cobra tenía razón. Todo lo que tenía era a Becky y a su hijo; su
seguridad era lo único que importaba. La idea era esclarecedora; Cobra conocía a Huck
mejor que él mismo.
"Quiero lo mejor para mi..."
"Quieres lo mejor para ti", tronó Cobra. "Fuiste criado por bastardos que no tienen lealtad
a nada. Una hembra humana atempera a un Tonan a través de su emoción. El tipo de
Tonan que he permitido puede sentir esa emoción. Tú nunca podrás"
Huck estaba angustiado. "Pero mi escudo es de mi padrastro"
"No puedo arriesgarme a que te conviertas en un traidor con tantas vidas en peligro"
"Becky ha accedido a aparearse conmigo a tiempo".
"¿Con el tiempo? ¿Fuiste tú o tus secreciones las que la coaccionaron?"
"Eso no es justo. Dime que un Castian nunca ha ayudado a domar a una hembra con su
habilidad. Becky confía en mí".
"Te arriesgas a poner en peligro a tu compañera de vínculo y a tu hijo cuando no puedes
decidirte por un bando. El lado ganador no es suficiente. No puedes comprometerte, no es
de extrañar que no se aparee contigo"
Un sentimiento de devastación invadió a Huck. Cobra le daría a Becky a otro. Cuando ella
saltó de la flor, le había dolido el corazón, esto era mucho peor. Todo lo que Huck quería
era un hogar y pertenecer. Ahora no pertenecía a ninguna parte. Pero Becky y su hijo
podrían pertenecer, si les dejara. Él tenía razón; su tipo de Tonan no podía manejar
demasiadas emociones. Una parte de él estaba orientada sólo a odiar y matar, nada más.
La habilidad de convertirse en una máquina de odiar ya no estaba a su alcance. El
vincularse le había dado demasiadas emociones de Becky. Emociones que enfatizan lo que
es mejor para su pareja y su hijo. Sus movimientos eran rígidos, Huck se giró.
"Le diré a Becky que me voy. Pero no iré a ver a mi antiguo capitán. El tuyo sigue siendo el
lado ganador, pero si pierdo a mi hijo y a Becky, ya he perdido".

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Cobra le agarró el brazo y le dio la vuelta. Los guerreros quedaron cara a cara. Cobra miró
hacia atrás, detrás de Huck; no había ninguna cola mentirosa, ningún engaño. Cobra sonrió
un poco.
"El sacrificio incondicional es imposible para un malvado Tonan", dijo Cobra. "Tu
compañera de vínculo debe ser muy especial"
"Ella lo es"
"Dile que aún estoy pensando qué acción tomar. Por ahora, ve con ella. Tengo asuntos más
urgentes de los que tengo que ocuparme. Un Tonan solitario y semi volátil puede esperar".
Todavía había esperanza. Cobra le había estado probando, para ver su reacción. Sí, quería
que su compañera de vínculo estuviera a salvo por cualquier medio, incluso si eso
significaba dejarla. Cobra era un gran líder. Un líder que hacía pensar a un guerrero.
Cuando se fue, Huck descubrió que había cosas que nunca supo de sí mismo.
Imagínate eso.
El escudo estaba siendo arrogante, pero Huck sólo podía sonreír. Los ocho guerreros que
originalmente lo escoltaron sólo le siguieron hasta que se alejó de la colmena principal.
Becky estaba esperando, su expresión de preocupación se dividió en una sonrisa completa.
Ella caminó hacia sus brazos, y Huck la abrazó. Su piel era cálida, olía dulce. Sus emociones
estaban por todas partes y eran demasiadas para centrarse en una sola. Huck las dejó
entrar a todas.
"Bueno, ¿qué dijo Cobra?", preguntó.
"Tenemos tiempo. Tiempo para pasar juntos, para conocernos sin complicaciones. Los
Tonans no se quedarán mucho tiempo. Supongo que mi partida ha sacudido a algunos. El
hecho de que yo sea medio malvado ha puesto un enigma en la situación. Si un Tonan
volátil puede aparearse y pertenecer, tal vez otros puedan. No creo que sea tan sencillo.
Creo que tener el escudo de mi padrastro marca la diferencia. Soy único"
Becky resopló. "Podría habértelo dicho yo"
"Cuando empecé a buscar pareja, todo era sobre mí. El pertenecer yo, el preocuparme por
mí. Ya no es tan sencillo. La unión fue más de lo que pensé que sería. Cuando te toco siento
a mi hijo, una parte de mí ya está dentro de ti"
Becky lo miró fijamente. "Está oscureciendo afuera"
Huck frunció el ceño. "Los Castians controlan el clima aquí. No debería oscurecer".
"¿Los niños ven en la oscuridad?" preguntó Becky.
"Podría, pero soy un Tonan de pura raza. ¿Por qué lo preguntas?"
"Cuando era niña, necesitaba que estuviera oscuro afuera para poder dormir"
Huck pensó en eso. Y él también. Se había olvidado de eso. La colmena estaba llena de
niños y, según las palabras de los guerreros, algunos eran niños humanos de pura sangre.

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Cobra literalmente atenuó las luces del planeta para la hora de acostarse. La idea era
bonita.
"Vamos", dijo Becky y tomó su mano.
Ella lo llevó afuera y señaló hacia el cielo. "Estrellita, estrellita", cantaba.
"¿Qué estás haciendo?"
"Una canción que se enseña a todos los niños. Hemos adorado los cielos durante mucho
tiempo. Canta conmigo."
"No conozco la canción."
"Te la enseñaré".
Becky empezó a cantar de nuevo. Mientras Huck la escuchaba, se dio cuenta de que
aparearse con una humana le abriría mucho a su hijo. La canción era corta y Huck pronto
estaba cantando con ella. La letra le hacía sonreír. Sabía lo que era una estrella. Un
diamante era un mero mineral, pero las palabras eran apropiadas. Cuando Becky se quedó
mirando en silencio, Huck la giró para presionar su cara contra su pecho.
"Tú eres la pequeña estrella, Becky, el diamante centelleante. En cierto modo, todavía no
sé lo que eres. Pero tu emoción arde lo suficientemente brillante como para afectarme".
"Huck, eso es lo más dulce que un hombre me ha dicho"
"Soy un guerrero"
"No puedo ver en la oscuridad, guerrero. ¿Hay alguien por aquí?"
"No. La colmena está escondida. No puedo ver la nave Tonan ni sentir ninguna amenaza.
Mi escudo ha estado monitoreando todo"
"Es tan hermoso aquí afuera. Ha pasado tanto tiempo desde que vi estrellas en el cielo sin
estar rodeadas de meteoritos, o bloqueadas por cenizas volcánicas. Se parecen a las
estrellas que yo vería en la Tierra. Antes de que todo se fuera al infierno"
La melancolía en su tono preocupó a Huck. "¿Estás triste por estar aquí?"
"No. El pasado se ha ido. Este es nuestro regalo. Las estrellas son regalos. El pequeño
dentro de mí es un regalo. Hace más de una semana, me subí a un transbordador y comí
chocolate por primera vez en años. Si no me hubieras capturado como rehén, estaría
atrapada en ese planeta olvidado de Dios y no sería yo. Los otros no tendrían paz. La idea
es aterradora".
Huck se dio cuenta de que tenía razón. Él la había salvado. La idea de que su compañera
sufriera por toda la eternidad hizo que su corazón se volviera loco.
"¿Es por eso que accediste a unirte?" preguntó Huck.
"Estaba sola. Pero no atrapada. Cuando me diste a elegir, supe que quería elegirte a ti. Tú
eres la vida. Has estado todo el tiempo"

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Becky le acunó el mentón. Huck sumergió su cabeza para encontrarse con sus labios en
un suave beso. Una ligera brisa le alborotó el pelo; el aroma de la lluvia estaba en el aire.
Una inclinación de su cabeza y pudo escuchar el baile del hojarasca no muy lejos de ellos.
Los Castian controlaban dónde, cuándo y cuánta lluvia caería. El diluvio era a menudo muy
fuerte.
"Va a llover pronto", le advirtió.
Ella sonrió. "¿En serio? ¿Lluvia de verdad? ¿No lluvia gris o lluvia contaminada o lluvia
ácida?"
"Lluvia de verdad".
Becky le cogió del cuello y lo bajó para reclamar sus labios cuando cayeron las primeras
salpicaduras.


El alivio que Becky sintió cuando Huck apareció a la vista fue el doble de dulce, sin que
ningún guerrero le siguiera. Esperar la decisión de Cobra la volvió loca. Ahora él estaba
aquí. Parece ser que habría más espera, pero no importaba. Dondequiera que fuera Huck,
ella iría. Si Cobra no aceptaba a Huck, no había esperanza para ningún hijo que llevara.
Su padre significaba mucho para ella; no había manera de que ella le quitara una
oportunidad, ni a él ni a Huck. Para un Tonan medio malvado, había integridad en el
guerrero. Perderlo sería la pérdida de Cobra, no la de ella.
Huck la atrajo hacia él y la llevó hacia una flor que luchaba con la lluvia que lo saturaba
todo. Huck le dio la vuelta a la flor y la tiró debajo de un arbusto donde se quedó,
protegiéndoles. Ella cayó de rodillas tirando de él hacia abajo y le rodeó con la mano la
nuca, acercándolo para darle un beso. El cuerpo de él estaba resbaladizo y fresco.
Becky no estaba segura de que volvería. Ahora que él lo había hecho, ella se dio cuenta de
que había mucho más de lo que ellos tenían o podían tener. Huck se deslizó la camisa sobre
su cabeza y le dio un masaje en los pechos desnudos. Becky besó sus hombros, su pecho
duro como una roca, bajando. Desde que concibió, él ya no crecía tanto; ya no necesitaba
crear un pedazo de su escudo. La idea la hizo preguntarse.
"¿Huck?"
"¿Hmm?"
"El escudo del bebé nos protege a mí y a tu hijo. Cuando llegue a cierta edad, ¿el escudo
sólo lo protegerá a él?"
"Sí"
"¿Por qué un guerrero no da a una mujer parte de su escudo?"
"Le damos a una hembra un escudo de bebé, pero desaparece. Crecemos demasiado en el
período de necesidad. Aunque te mordiera, tu boca, aunque a veces ruidosa, no se
acomodaría a mi tamaño".
Becky le dio un puñetazo. "No soy ruidosa"

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"Te dirigías a algún lugar antes de interrumpirte bruscamente"

Huck la puso bocarriba y se puso a horcajadas sobre sus hombros. Sujetándole las manos,
guió su duro pene hacia su boca. Becky pensó que tenía razón. Era lo suficientemente
grande sin dilatarse. Pensó que era una pena que tuviera que ser así. Las mujeres eran
muy vulnerables.
"Puedo sentir tus emociones." Huck gimió y se meció de una manera cuidadosa. "Una
hembra puede ser protegida hasta la edad de veintiún años por cualquier Tonan o Castian
y sanada. Eso las hace receptivas al apareamiento. Puedo protegerte cuando nos
apareemos. Las hembras deben ser siempre nuestras para proteger, pequeña pateadora de
culos"
Becky no lo creía, pero la sensación de satén de él montando su boca era demasiado
agradable para discutir. Él soltó las manos y ella lo asió, trabajando su dureza hasta que
se movió demasiado rápido para que ella pudiera recuperar el aliento. En el momento en
que su preocupación se intensificó, se retiró, bajó y la empaló.
"Tienes el poder de hacerme volar", dijo Huck.
"Ya lo hice antes", dijo arrastrando las palabras mientras jadeaba.
Huck les dio la vuelta y Becky quedó tumbada presionada contra él. Él la golpeó y ella se
retorció; ella inclinó el rostro hasta arquear su cuello. Ella vislumbró como su largo cabello
por detrás tocaba los muslos de él. Mientras se corría, gritó cuando la flor de arriba cedió y
el agua la empapó, saturándola en menos de un segundo. Becky jadeó, con la boca abierta
mientras Huck le sonreía.
"Sabías que eso iba a pasar", gritó Becky.
"Bueno, evidente. Soy malvado, ¿recuerdas?"
Becky le dio un puñetazo en las tripas. Huck se rió. Los hizo levantar del suelo mientras
estaban protegidos y corrió hacia su casa. Al menos Becky esperaba con todo su corazón
que fuera a la de ellos.


Becky estaba sujetando al bebé Zargonnii. Era pesado para su edad y enorme. Hermosos
ojos verdes brillaban ante ella y un cálido resplandor bañaba su rostro. Su madre, Zabbie,
le sonreía. El chico era increíble. Mitad humano, mitad Zargonnii con grueso cabello de
ébano hasta la cintura y cuatro líneas horizontales de pelo blanco en los brazos. Algún día
sería una potencia.
Con un ligero movimiento, su única mano libre presionó contra su vientre. Podía imaginar
a su hijo con las manos extendidas contra el interior de su vientre asomándose desde el
ombligo. Zell, el bebé Zargonnii se rió, y se sorprendió al ver una boca llena de dientes
humanos.
"Apuesto a que esos dientes hicieron que la lactancia fuera interesante", dijo Becky.

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Zell desapareció de repente y Becky jadeó y giró en un círculo cerrado. Zabbie puso los ojos
en blanco.
"Sin duda fue a buscar a Ryker. Juro que esos dos están pegados a la cadera", dijo Zabbie.
"Lo están", dijo una voz.
Jinx entró, con Zell en una cadera. Ryker en la otra. Zabbie suspiró y se llevó a su hijo.
"¿Dónde estabas?" Zabbie le preguntó a Jinx.
"Leah quería hablar con Cobra. Cinco niños pueden ser un gran trabajo a veces. Necesitaba
un descanso. Dijo que vendría más tarde"
"Cobra se reunirá con Huck. Su última reunión fue rápida", dijo Becky.
Zabbie puso a Zell en el suelo, a quien pronto se le unió Ryker. Becky vio a ambos niños
mientras los juguetes que sus madres traían flotaban entre ellos. Los dos pequeños machos
estaban extrañamente callados, pero Becky podía ver como se encontraban sus ojos, sus
cabezas asintiendo. Becky fue a replicar el té y las tres mujeres se sentaron a hablar.
"Taz dijo que conoció a Huck", dijo Jinx.
"Lo sé", dijo Becky.
Zabbie parecía incómoda. "¿Puedo hacer una pregunta que no es de mi incumbencia?"
"Quieres saber por qué no me he apareado con Huck", dijo Becky y con un pequeño
asentimiento por parte de Zabbie y Jinx, Becky explicó. "Le dije a Huck que me aparearía
con él. Quiere asegurarse de ser aceptado".
"Pero si se casa contigo, será aceptado", dijo Jinx.
"Tiene miedo de que si se une a mí y es expulsado, su hijo y yo nos veamos obligados a
viajar por la galaxia con él solos. Si él se va, yo me voy con él. Si Cobra no puede aceptar a
Huck, temería toda mi vida que también echaran a mi hijo".
"Oh no. Tienes que decírselo a Cobra", dijo Zabbie.
"Creo que tal vez Cobra fue quien le dio la idea; me refiero a que Huck nos deje. Pero por
culpa de Cobra, los tres tendremos que irnos. Lo siento si sueno dura, pero estoy
preocupada", dijo Becky y no pudo ocultar el enojo de su tono. "Estoy tan cansada de los
transbordadores espaciales y de vivir con miedo. He perdido mucho, y también Huck".
"Uh oh," dijo Jinx.
"¿Qué?" preguntó Becky.
"Si estás enojada con Cobra, puede que Huck lo perciba".
"Creo que Huck sabe que estoy enfadada. No puedo evitarlo"
Un juguete se estrelló contra la taza de Becky derramando su té. Todos los ojos se dirigieron
a los dos chicos que la miraban fijamente. Zell frunció el ceño, tomó la mano de Ryker. Las

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tres mujeres observaron cómo los niños se acercaban a Becky. Becky tuvo un momento de
preocupación.
"Si se dan cuenta de que estoy enfadada con Cobra, ¿qué hará mi escudo si están
enfadados?"
"Ninguno de los dos te haría daño", dijo Jinx. Fue a pararse frente a los chicos.
"Mi barriga se siente rara", dijo Becky. "No lastimarían a mi bebé porque es Tonan,
¿verdad?"
"No lo creo", Jinx se tiró al suelo para poner su mano sobre el hombro de su hijo. "Ryker
adora a Taz, al igual que nuestra hija. Sin embargo, él y Roam son compañeros de guerra".
Zabbie fue a Zell. Le pasó los dedos por el brazo. Zell levantó la mano para colocarla en la
barriga de Becky y luego levantó la vista, al igual que Ryker.
"¿Jinx?" dijo Zabbie. "Los Tonans pueden sentirlos, ¿verdad?"
"Creo que Taz mencionó que podían"
Zabbie miró a Becky. "Zell puede sentir a tu pequeño que está transmitiendo un mensaje"
"¿Qué?" Becky estaba aturdida.
"Necesitamos encontrar a Cobra", dijo Zabbie. "Algo está pasando, algo que los chicos están
sintiendo"
"¿Crees que los Tonans han vuelto?" Jinx dijo.
"Tal vez", dijo Zabbie.
Cuando las mujeres se fueron con sus hijos, Becky le puso una mano en el vientre. Su hijo
no era malvado, pero estaba conectado al mal como su padre. Si era una bendición o una
maldición, no tenía ni idea.



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Capítulo 11
El Zargonnii era enorme. A Huck le dijeron que Cobra le vería pronto; mientras tanto,
algunas naves sobrevolaban con la llegada de aliados. Titus, líder de los Zargonnii del sur,
era uno de los aliados. Numerosos Zargonnii y Castians entraban y salian de la sala de
reuniones a la que Huck había sido llevado. Le informaron que el hijo de Titus, Zell, y su
compañera, Zabbie, habían ido a visitar a Becky con Jinx, la compañera de Roam y su hijo.
Huck sabía por qué, en caso de que Cobra le matara, Becky haría amigas y su transición
sería más fácil. La idea le irritaba. Becky es mía. Ningún otro podría tenerla. La idea era
exasperante. Emparejado, no emparejado. Quería que ella y su hijo estuvieran a salvo. Solos
en un transbordador no era seguro. Todo dependía de esta reunión.
"¿Por qué demonios Cobra tarda tanto?" Huck gruñó.
"Su compañera necesitaba verle", dijo Titus.
Hueles como el trasero de un niño.
Huck aclaró su garganta. "Estoy ansioso"
"Yo también lo estaría si fuera tú", dijo Titus. "Cualquier enemigo de Cobra es un enemigo
para mí y para mis guerreros"
"Si quisiera hacer enemigos, no estaría aquí"
"¿Por qué estás aquí?"
Huck estaba a punto de gruñirle cuando se dio cuenta de que si lo aceptaban, él también
tendría que hacer algo de aceptación.
"Empecé queriendo estar en el equipo ganador. Ahora quiero que mi hijo y mi pareja sean
felices y están a salvo. Eso es todo lo que quiero".
Titus pareció sorprendido y luego sonrió. "Dices la verdad, bien hecho. Creo que acabas de
ganar tres cuartos de tu batalla"
"Es el último cuarto en la recta final el que me preocupa"
Titus le dio en la espalda. "Ya que mi hijo y el tuyo sin duda se están uniendo, Cobra puede
que no tenga elección"
"¿Qué diablos significa eso? He oído que su hijo es poderoso, pero, ¿qué tan fuerte puede
ser un bebé?"
Titus se rió. "No tienes ni idea"


La habitación estaba en silencio, oscurecida. Cobra estaba sentado solo, era evidente que
estaba pensando profundamente.

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"¿Dónde está Huck?"

Cobra miró sorprendido cuando Leah le hizo la pregunta.
"He estado pensando", contestó Cobra. "Sé lo que dice que cree, pero es un Tonan mestizo.
He pasado tiempo hablando con Taz y lo siento, Leah, pero la indecisión de Taz al aceptar
a Huck hace que mi decisión sea mucho más difícil. El mentor de Taz, Krish, era pura
maldad. Taz me ha contado cómo era Krish".
"Huck no es pura maldad. Si lo fuera, nunca le habría dado a su bebé un pedazo de su
escudo".
"No tienes idea de lo peligroso que puede ser para todos nosotros dejar entrar una víbora.
Podría estar aquí para infiltrarse en nuestras filas. Su hembra no se apareará con él, lo que
lo dice todo. He avisado a Rask, mi hijo enviará a Doss aquí. Tal vez un híbrido mitad
Castian mitad Tonan como Doss pueda ayudarme a entender esta situación".
"Tal vez Becky quiera conocer a Huck primero. No todas las mujeres humanas caen
indefensas en los brazos de un extraterrestre antes de la creencia popular. Y tú y yo hemos
tenido nuestros duros golpes"
Cobra puso una mueca de dolor. "Te amo, Leah. Pero yo soy el líder. Tengo demasiadas
responsabilidades".
Leah se enfadó.
"Cobra, pasaste mucho tiempo siendo el padre de todos tus guerreros; es hora de que seas
el padre de tus hijos. Tus guerreros son hombres adultos. Necesitan un líder, no un padre.
Pero tus hijos necesitan un padre. Ser su padre. He sido comprensiva, me he sentido herida
y enfadada, y sin embargo sé por qué haces las cosas que haces. Te quiero por lo que eres.
Tu persona no tiene límites. Pero yo sí. Es hora para nosotros, tu familia".
"Un guerrero Tonan entre nosotros es peligroso"
"Nuestra vida es peligrosa. ¿Cómo sabes que tener a Huck aquí no puede ser la ventaja que
necesitas? ¿Y si lo que dice es cierto, y ahora tienes una idea de cómo piensa un malvado
Tonan sin el mal involucrado? Todo lo que pido es que le des el beneficio de la duda. Y
mientras lo haces, asegúrate de hacerlo como líder, no como padre de tus guerreros, que
son, por cierto, papás ellos mismos"
Cobra exhaló ruidosamente. "Hablaré con Huck y me aseguraré de que un centinela esté
cerca hasta que podamos estar seguros de sus intenciones. Mientras tanto, aléjate de él".
Leah lo rodeó con sus brazos. "Tengo un escudo de bebé. Puedo decir que tu hijo tiene
hambre. También puedo decirte que hay tres niñas en casa a las que les gustaría pasar
más tiempo contigo. A tu hijo mayor y compañero de guerra les gustaría un entrenamiento
individual contigo".
Cobra la acercó. Un golpe en la puerta sonó y Huck fue seguido por ocho guerreros. Leah
le sonrió al gran guerrero. Era muy atractivo. Ella estaba a punto de darle la bienvenida,
cuando un agujero oscuro se abrió y la rodeó a ella y a Cobra. Leah gritó mientras los
guerreros corrían hacia ella y Cobra. Todo se volvió negro...

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"¿Dónde coño están?" Gritó un guerrero.

Las alarmas estaban sonando. Un escalofrío pasó por Huck, se estableció una conexión.
"Tu planeta está siendo atacado", dijo Huck.
"Bastardo, estuviste involucrado todo el tiempo." Un guerrero se volvió contra Huck.
Antes de que Huck pudiera responder, apareció un alienígena masivo, del tipo que nunca
había visto. Una enorme criatura alada con una relación obvia con el Gorgano. Corriendo
hacia una ventana, Huck se asomó. El planeta estaba bajo ataque. Castians, Tonans,
Gorgano, Zargonnii y Angano luchaban por sus vidas. Un fuerte dolor le atravesó el corazón.
Becky y su hijo estaban en grave peligro. Él lo sabía. Huck estaba en movimiento.



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Capítulo 12
Pasó el tiempo y no había mucho que Becky pudiera mirar dentro. Más allá de la extraña
ventana, podía ver una manada de caballos. Un enorme semental negro encabritado, cuyo
nombre ella había averiguado que era Caveat, y los caballos estaban en movimiento. Becky
frunció el ceño preguntándose qué les asustaba. El enorme semental parecía enojado. La
yegua principal reunió a los demás y el polvo voló a su paso. Becky corrió hacia la puerta.
Los ruidos extraños venían de arriba.
Ella abrió la puerta y salió. Una masa oscura flotaba sobre su cabeza y Becky vio la nave
espacial a 30 metros de altura. Se deslizaba sobre el territorio. De hecho, dondequiera que
miraba volaban enormes naves. Giró en un círculo cerrado mientras examinaba lo más
cerca posible. No se trataba de Tonan o Castian. Se preguntó si quizás esta era la nave de
Titus, una nave nodriza Zargonnii. Un ligero sonido detuvo sus pasos y se volvió con lenta
deliberación. Ella sabía instintivamente que su escudo de bebé estaba levantado.
La criatura era alta, diez pies o más, y alada. Las piernas y los brazos largos eran
transparentes, con apariencia de papel delgado, sangre verde corría por las venas. Becky
podía ver sus órganos internos funcionando. La boca colgaba abierta; más allá de sus labios
estaba la oscuridad y el espacio vacío.
Hembra humana.
Becky escuchó las palabras en inglés en su mente. La criatura se movió de forma
desgarbada dando un paso hacia ella y luego retrocediendo como si le hubiesen dado un
empujón.
Campo de fuerza. Interesante.
Furiosa, Becky se adelantó en un rápido movimiento, la criatura hizo un medio grito dentro
de su mente y fue arrojada de nuevo sobre su trasero. El escudo del bebé estaba en plena
vigencia. Sea lo que sea que fuera esta criatura, era peligrosa. Un extraño grito desde dentro
la hizo estremecerse. El sonido volvió a sonar, más fuerte y una inmensa sensación de
nostalgia la envolvió. Se dio cuenta de que su pequeño guerrero estaba llamando a su padre.
"Oh, pobre bebé, no tengas miedo; mami está aquí"
La criatura se levantó y avanzó tratando de entrar en sus pensamientos. Becky puso una
mano en su sien. Necesitaba luchar contra esta cosa con su mente. La rabia la abrumó
cuando se dio cuenta de que su bebé estaba llorando. Los gritos llegaban a sus oídos,
procedían de la colmena principal. El planeta estaba bajo ataque. Los guerreros empezaron
a desparramarse por la entrada, haciendo que se quedara sin respiración. La amenaza que
tenía ante sí intentaba entrar en sus pensamientos. Becky tenía otras ideas. El escudo del
bebé impedía que la cosa se acercara lo suficiente para que ella pudiera luchar. Empezó a
avanzar lentamente hacia ella. Subiendo más alto, ella retrocedió despacio.
Cada vez que la criatura intentaba invadir el escudo, saltaban chispas afiladas, y el ser era
tirado violentamente y se retorcía dolorosamente pero seguía adelante. Los guerreros
Castian luchaban espalda contra espalda. Un Zargonnii dividió a otro de los seres

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desgarbados no muy lejos a su derecha. Los guerreros chocaban entre sí. Becky era la única
mujer a la vista. Tenía miedo y estaba furiosa. ¿Ella y su hijo significaban tan poco para
estos guerreros? Sólo uno se preocupaba por ella. Había uno al que amaba, al que amaba
lo suficiente como para llamarle hogar. Sus pensamientos se centraron en él.
Huck, ¿dónde estás?
Una ráfaga rápida de viento y Becky cayó al suelo. Huck estaba en lo alto en el aire; su
brazo se lanzó y clavó cinco agudos cuchillos en la criatura. El jadeo dentro de su pecho
fue profundo, y ella supo que su hijo estaba aliviado de ver a su padre.
"Muere Angano". Huck estaba haciendo pedazos al ser. La sangre verde empapó el suelo.
Sentada en el suelo, Becky observó con horror cómo el cielo cobraba vida a medida que más
alienígenas luchaban con guerreros. Becky pudo ver a otros guerreros Tonan, muchos
luchando con los Castians - algunos no. Huck le cortó al ser la cabeza separándola del
cuello, y una sustancia verde y pegajosa le cubrió.
"Huck", gritó Becky cuando tres guerreros Tonan se le acercaron. Los tres guerreros fueron
arrojados en espiral antes de acercarse a ella.
Los guerreros se levantaron, uno gruñó que ella estaba de encargo y necesitaban un portal
para atraparla. A ella era a la que necesitaban. Becky sabía que la querían por Huck.
Aparentemente, también lo sabía Huck. Era un torbellino de acción. Un grito de guerra y
dos de los tres Tonans fueron aplastados contra el suelo cuando Huck atacó.
Dos guerreros Castian estaban de repente al lado de Huck. Los tres se enfrentaron hasta
que Becky saltó y corrió hacia Huck.
"Dejadle en paz", gritó ella.
¿Quién era el enemigo? ¿Huck tenía que pelear con ambos bandos? ¿Por qué, qué había
pasado?
"Becky, quédate detrás de mí", gritó Huck.
"Pero vinimos a unirnos a los Castians; ¿por qué querrían pelear contigo?" Becky gritó.
"Cobra y su compañera han sido secuestrados", gritó un guerrero. "Tu Tonan tiene algo que
ver con esto."
"No", gritó Becky. "Huck nunca pondría a su hijo en peligro".
"¿Parece que su hijo está en peligro?", dijo el guerrero a gritos.
Dondequiera que mirara era anarquía. Más enormes bestias de pelo blanco aparecieron en
el suelo y Becky sabía que eran guerreros Zargonnii, el parecido con Zell era innegable.
Gritó Huck, sonando frustrado. Era un guerrero que quería luchar, pero Becky podía ver
que no sabía qué hacer. No quería luchar contra los Castians; no quería hacer la guerra
contra los Zargonnii. Becky estaba furiosa con Cobra. Si hubiera aceptado a Huck, esto no
estaría pasando.
Maldita Cobra del infierno.

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Un agujero oscuro se abrió y Becky aulló mientras era absorbida hacia adentro junto con
Huck. Escuchó el bramido de traidor procedente de los Castians. Estaban furiosos con
Huck. Estaban seguros de que era malvado. Becky sabía que no lo era. Se habían vinculado,
ella le conocía. Huck nunca permitiría que su hijo se criara con guerreros Tonan que eran
pura maldad. Una vez que su escudo de bebé cayera, la matarían, y Becky sabía que Huck
nunca permitiría que eso pasara.
Becky cayó cuando sus pies golpearon el suelo frío y duro. Se sentó sola en un montón.
Huck no estaba con ella. Estaba en una habitación oscura rodeada de rejas. Sabes cuando
eres una prisionera. Se levantó de un salto y agarró la sustancia similar al acero,
sacudiéndola; el metal de la jaula fría no se movió. Suficiente luz de una esquina lejana le
dijo que estaba sola en un enorme hangar. Se sentó en el suelo y se rodeó las piernas con
los brazos. El escudo del bebé la mantendría viva durante cuatro o cinco años. Los Tonans
eran lo suficientemente crueles como para dejarla pudrirse. Una vez que el escudo del bebé
desapareciera, la matarían. Su hijo no sería capaz de luchar contra guerreros de cientos, si
no de miles de años.
"¿Huck?"
Su susurro fue desolador para sus propios oídos. Su barriga tembló y sintió al bebé y su
miedo. A estas alturas podrían estar en cualquier parte del universo. Si la devolvieran a la
Tierra, moriría. Una imagen de su padre atrapado en el alud de lodo invadió sus
pensamientos. Habían estado separados por una inundación durante dos días. Cada día se
llamaban el uno al otro, caminaban por las orillas de los lados opuestos riendo y contando
historias. Hasta el último día, cuando el barro cayó de la ladera y se llevó a su padre con
él.
En sus pensamientos, vio a su padre mientras el lodo le llegaba a sus tobillos y luego a sus
pantorrillas. Él le sonreía mientras moría, diciéndole que ella estaría bien. El barro se elevó
hasta sus caderas mientras él se movía, y todo lo que ella podía hacer era gritar, caminar,
mirar y gritar. La impotencia, las sensaciones que nunca había sentido la envolvieron
mientras veía al hombre que amaba más que a nada en el mundo arrancado de ella de
pulgada a pulgada de forma agonizante. Él ya estaba muerto, ambos lo sabían, ya que
murió frente a ella llamándola por su nombre y diciéndole que la amaba y lo orgulloso que
estaba de ella. Él le rogó que se diera la vuelta y no le viera morir, pero ella no pudo. "Mira
tras de ti" Él gritaba una y otra vez que todo estaría bien, pero no lo estaba, y ella no podía
soportar mirar hacia otro lado. El lodo se le metió en la garganta y borboteó su nombre, el
líquido se derramó de su boca en un intento de calmarla, mientras sus manos ondeaban
por encima y él fue envuelto hasta las yemas de sus dedos. Entonces sus dedos dejaron de
menearse y se hundieron. Su padre se había ido. La vida se volvió negra. Tan negra como
lo era ahora.
Mirando a diestro y siniestro, las tenues luces se apagaron y ella se quedó sola en la
oscuridad. Un pequeño gemido llenó sus orejas y sus brazos rodearon su vientre. No estaba
sola, y Huck vendría. Quería a su bebé, y quería una compañera. Becky sólo necesitaba
esperar su momento, hasta que estuviera en casa en los brazos de Huck.



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Huck pudo ver a Cobra en otra jaula, paseando de un lado a otro impotente. Cobra esta
gruñendo y rugiendo.
"Tienen a Leah", exclamó Cobra.
"También tienen a Becky".
"¿Nos has hecho esto?" Bramó Cobra.
"No, quiero a mi hijo, y Becky prometió aparearse conmigo. Quería más tiempo. Tiempo
para que nos conocieras mejor. Quería asegurarme de que me aceptaras primero".
"Leah está aterrorizada. Sus llamadas me están volviendo loco por la necesidad de
consolarla". Cobra se detuvo para agarrar las barras de la jaula. No tenía fuerzas. Tanto los
Tonans como los Castians dependían de la luz para alimentar sus escudos. Ambos lados
podían agotar la energía de un escudo. El escudo de Huck estaba con él, podía levantarlo,
pero no podría mantenerlo por mucho tiempo. El escudo estaba agotado.
"Ella tiene su escudo de bebé", dijo Huck. "Ambas lo tienen".
Cobra le miró con ira. "Leah tiene su escudo, pero mi hijo no tiene madre que le alimente"
Cobra se desplomó mientras se agarraba a las barras. "Salvé a todos. Ahora no puedo salvar
a mi pareja. A la que es lo más importante para mí, a la que siempre ha sido el más
importante para mí. Le fallé. Siempre ha respetado cada decisión que he tomado, sabiendo
que hago lo que hago por mis guerreros, y nunca le dije que ella es importante. Qué imbécil
soy".
"¿Qué?" Huck estaba tan aturdido que se quedó boquiabierto. Cobra nunca cometía ningún
error. "Un líder fuerte siempre se culpa a sí mismo, incluso cuando no está equivocado"
Cobra levantó la cabeza, su mirada intensa. "¿Qué pasa si tengo razón, si estoy
equivocado?"
De sus ojos llenos de dolor, Huck se dio cuenta de que no quería decir que Huck fuera
malvado, sino que algo en su pasado le dolía.
"Mientras podamos sentirlas, incluso su miedo, están vivas", dijo Huck, es a lo que él se
aferraba.
"Cuando salga de esto, con mi pareja, y lo haré, ella no se irá de mi lado por mucho tiempo."
La determinación de Cobra le dio esperanzas a Huck.
Un sonido hizo que Huck mirara por el pasillo. Su capitán se acercaba. La mirada engreída
que tenía cuando estuvo al lado de Huck le enfureció.
"Tu hembra está embarazada. Durará años en cautiverio, sola. Tu hijo desarrollará su
propio escudo en unos años más o menos y luego morirá, si así lo deseo. Estoy sorprendido,
Huck. Tu verdadero padre se pondría furioso contigo. Tienes su sangre, eres malvado. Sin
embargo, elegiste darle a la mocosa un pedazo de tu escudo. ¿Por qué?"
"Tenía mis razones."
El capitán se rió. "Evasivo. Bonito. Eres malvado, ¿verdad? Conozco a los de nuestra clase".

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Huck asintió. Se formó una idea. "No me aparee. De nuevo, tenía mis razones" Si su capitán
pensaba que Becky era inútil, podría enviarla de vuelta.
Su capitán se rió. "Sin mentiras. Bien. En este caso. Todo fue una actuación, ¿no? El niño
iba a ayudar a infiltrarse. Sólo que deberías haberme informado cuando estabas en el
transbordador. Pero supongo que el que no me lo digas también es estratégico. A menos
que fuera tu idea todo el tiempo tomar mi posición. Podrías hacerlo una vez que tu hijo
creciera. Tendrás mucho tiempo para explicarme en qué estabas pensando. Ahora mismo
denuncia a la perra. La quiero fuera de mi nave".
"¿Denunciar?" Huck tragó con fuerza.
El capitán se acercó más. "Irás y le dirás que todo lo que le dijiste era mentira. Dile que sólo
querías que el mocoso te ayudara en tu aventura. No puedes amar; sé que no puedes. Tenías
un buen plan. Quiero que todos los Tonan del planeta de Cobra sepan que están viviendo
una mentira. Puede que se hayan roto la cola; puede que hayan convencido a Cobra de que
están diciendo la verdad. Les demostrarás que han perpetrado la mayor mentira de la
historia de los Tonan".
El capitán retrocedió y pasó cerca de Cobra riéndose. Cobra tenía la boca abierta cuando
centró su mirada en Huck.
"Si voy a ver a Becky y le miento, la matarán cuando me crezca la cola. Cobra, no hay
verdad en lo que dijo el capitán. Cree lo que dice, pero se equivoca. Soy malvado, pero amo.
Cada segundo que paso con Becky me hace mejor. Él nunca podría entenderlo; la maldad
pura no tiene entendimiento".
“Si estás diciendo la verdad justo ahora, y creo que lo haces, estás en serios problemas.
Serás apartado de ella al denunciarla. Te matarán cuando tu cola crezca. Puede que no te
hayas apareado con Becky, pero si ellos te matan, la matarán a ella y a tu hijo. Sólo sería
cuestión de años”
Huck estaba devastado, Cobra tenía razón. Para salvar a Becky y a su hijo tendría que
mentir. Si mentía, su escudo surgiría y ella lo sabría, todo el mundo lo sabría. Tenía que
convencer a todos de que estaba diciendo la verdad… ¿pero cómo? Sus paseos se volvieron
erráticos, el escudo del bebé era impenetrable. Hasta que cayera. Becky sería asesinada.
Su hijo lucharía, pero un niño de cuatro o cinco años no tenía la fuerza de un guerrero
experimentado. Su escudo conocía las maniobras evasivas, pero llevaba tiempo al escudo y
al guerrero convertirse en uno. No siempre eran uno, tenían que aprender juntos.
La idea paró en seco a Huck. En una época luchó contra su escudo, era demasiado extraño.
Su escudo era parte de su padrastro, no su padre biológico. A Huck le llevó más tiempo que
a cualquier otro guerrero conectarse, aprender a moverse, a cooperar, a confiar. Con una
mano en el corazón, Huck casi cae de rodillas ante la revelación, él confió. Confió en su
padrastro, se preocupó por él y fue por él y por su madre que aprendió a aceptar su escudo
y a no rechazarlo.
En esos años críticos, pudo haber dejado a un lado su escudo, no era suyo, tuvo que hacerlo
suyo. Hasta el día de hoy había resistencia en su escudo con algunas de sus acciones. Su
escudo que lo atemperó, le obligaba a controlarse. Si su escudo hubiera desaparecido,

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¿Huck se parecería más a su malvado padre sin la interferencia? Había un riesgo, pero
había una oportunidad, su única oportunidad de salvar a su familia.
Huck se dio la vuelta. Se enfrentó a Cobra. "Sin mi escudo, puedo salvar sus vidas"
"Sin tu escudo serías vulnerable al ataque y susceptible al cambio. No sé si te puede
recuperar si planeas hacer lo que creo que planeas".
"Deben vivir. A mi padre no le importaba si yo vivía o moría. Me importa si Becky y mi hijo
mueren. Tiene que haber algo de mi padrastro en mí además de este escudo. Mi madre está
en mí"
"No hay garantía de que si te deshaces de tu escudo vayas a decir lo que necesitas"
"Puedo decir lo que tenga que se dicho. Tengo miedo de que si pierdo mi escudo, sea en
serio lo que digo. Por favor, Cobra, cuando esto termine, dile a Becky que lo hice por ella y
por nuestro hijo. Ahora mismo, en este momento, les amo tanto que me duele. Puedo amar,
lo siento"
Cobra se enfrentó a él desde la otra celda. "Ellos sabrán. Yo también, y si es posible, te
traeré de vuelta".
"Si no lo es, entonces mátame"
Cobra asintió de acuerdo.
Huck se sentó en el suelo de espaldas a la fría y dura superficie. Su escudo era más que su
protección; era su seguridad, su valor, de quién formaba parte, la mejor parte. Su escudo
era su amigo, su mejor mitad. Su escudo fue la parte que le fue dada. Pero el escudo
también tenía límites. Cada mentira fue recibida con una consecuencia demasiado vieja
para detenerse. Incluso para salvarse a sí mismo, el escudo no podía negar su naturaleza.
"No hay otra manera", susurró Huck.
Por primera vez en su vida Huck no sintió que su escudo discutiera, no tenía comentarios.
Un pensamiento susurró dentro de su mente; su escudo era parte de su hijo. Huck le había
dado a su hijo un pedazo de él, la mejor parte que tenía. Su amor para mantenerle a salvo,
su amor para guiarle. La mejor parte de su escudo estaba segura dentro de su hijo.
Lo hiciste bien.
Huck aspiraba su aliento; era la voz de su padrastro en su mente. El sonido de la
aprobación. Al recordar, se dio cuenta de la primera vez que le dijeron que lo había hecho
bien. Un niño de doce años. Un animal herido en sus manos para matar o curar. La urgencia
de destruir era grande. La criatura no era nada, era ligera. Estaba sufriendo. Las cosas
sufrían. Las cosas morían. La lucha dentro de él era fuerte. Al final, llevó a la criatura a su
madre, quien pasó un tiempo curándola mientras Huck miraba, fingiendo estar distanciado.
Todo el tiempo su padrastro supo que sentía compasión. Fue entonces cuando apartó a
Huck y le dijo que la compasión era para los fuertes de corazón. Matar era acabar con algo,
no requería esfuerzo, mantener algo vivo requería paciencia y coraje, sabiendo que de todos
modos podrías perderlo. Huck había perdido a la criatura el día que se marchó al bosque;

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se había enfadado. Hasta la mañana siguiente, allí estaba Micco, la robusta, peluda y
curada ninfa que esperaba ser alimentada.
"Tuvimos algunos momentos interesantes", susurró Huck.
Una leve risa llenó sus pensamientos. Discusiones, también, guerrero testarudo. Momentos
espontáneos y reflexivos. El día que Huck cumplió diez años pensando que era el dueño del
mundo desde lo alto de un árbol enorme. Su escudo había bajado y Huck se deslizó por el
árbol a un ritmo furioso, aullando. Huck recordó que estaba enojado, pero en retrospectiva
su escudo también era joven. La primera batalla en la que entró y no había duda de que su
escudo le cubría la espalda.
"Te echaré de menos. Siempre serás mi mejor amigo".
Adiós, amigo mío.
"Te amo."
Yo también te quiero.
Huck respiró hondo. "No te quiero, pedazo de mierda gris. Vete. Márchate. No te necesito a
ti. Nunca te he necesitado; no eres de mi verdadero padre. Te denuncio y te expulso"
La furia que se necesitaba para denunciar su escudo dolía cuando no era su intención, su
mentira falsa y su cuerpo entero temblaban con fuerza. Desechar algo no deseado no era
nada, pero perder lo que amas se llevaba una parte de tu alma. Al hacerlo, denunció a su
padrastro, el único padre que significaba algo para él. La acción le destrozó. El dolor era
insoportable. Huck se dobló pensando que moriría. Su bramido tronó. Su escudo era una
entidad y había una conexión, pero como el escudo no provenía de su padre, la separación
era más fácil, pero no menos dolorosa. Después de todo, el escudo fue dado por amor. El
chillido fue agonizante cuando el escudo se deslizó de él, se desgarró de él. La sombra gris
flotaba, tocándole por última vez antes de convertirse en polvo y antes de que el polvo
pudiera asentarse, fue arrastrado por una pequeña brisa sin dejar rastro alguno de su
existencia.
A Huck le dolía por dentro. El vacío le estaba matando. La soledad invadió cada centímetro
de él. La mitad de él se había ido. Sin embargo, él sobrevivió. Huck se acercó con la mano
a la cara y cuando apartó los dedos, estaban mojados. Miró a Cobra confundido.
"¿Lloramos?"
Cobra le miraba fijamente, sus tristes rasgos lo decían todo. "No por un milenio"
"Lo siento, Cobra. Ya ha empezado, la ira, pero no les fallaré".
"Manten quien eres el mayor tiempo posible", instó Cobra. "Ve hacia ellos ahora, Huck.
Hazlo antes de que sea demasiado tarde".
Huck se puso de pie usando las barras y gritó. "Llamad al capitán".
Apareció un Tonan. "¿Ya has entrado en razón?"
"Sí"

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El guerrero sonrió cuando vio que no aparecía ninguna cola. "¿Vas a pelear conmigo?"
"No" El tono de Huck era parejo. No tenía ganas de luchar; tenía que llegar a Becky antes
de que se descubriera su acto.
El capitán le esperaba en un gran hangar; Becky había sido movida de una jaula. "Denuncie
a su mocoso y a la perra, y no me servirán de nada. Necesitan ir al planeta de Cobra y
mostrarles a otras mujeres lo que pasará. Tu acto mostrará a todos los demás Tonan que
pueden volver a nuestro redil cuando hagan lo correcto".
Becky corrió hacia él. El escudo del bebé parpadeó, un rápido golpe a sus sentidos, pero
nada más. Huck sintió temblar su propio corazón. El bebé lo sabía. El bebé sabía que su
padre no era una amenaza. Su hijo estaba extrañamente callado. El silencio fue un shock
para Huck. No había nada que sentir y, por un segundo, sintió que su pánico aumentaba,
pero su hijo debía estar vivo. Rápidamente controló sus rasgos. No sintió nada de Becky,
su compañera de vínculo, un completo vacío. No había conexión, ya no estaban unidos.
Me siento tan solo. El pensamiento era suyo y sólo suyo.
"¿Estás herido? Te ves horrible", dijo Becky.
Huck la empujó lejos. Su acción era en parte para mostrar, en parte porque sus entrañas
se llenaban de miedo, de miedo real. No siento nada.
"Tienes que irte, mujer"
"No, no pueden acercarse a mí. El escudo del bebé no se lo permitirá"
"No te quiero aquí. No perteneces aquí".
"¿Huck?"
Becky le estudió, sin duda esperando que su escudo lo golpeara. No pasó nada. Huck se
estaba muriendo por dentro. Sentía la influencia de su padre; podía ser malo, horrible si
tenía que serlo. Pero la compasión de su madre le hacía sufrir.
"Ve, Becky. No quiero aparearme contigo. Nunca lo hice. Sólo quería estar del lado de los
ganadores. Este es el lado ganador".
"No lo dices en serio"
"Por supuesto que lo hago. Coge al mocoso y vete. No quiero a la cosa. Nunca lo hice." Dagas
atravesaban su alma. No fue suficiente; tenía una cosa más hiriente y odiosa que hacer.
"Ve, perra, y llévate al engendro contigo" Huck la empujó. El escudo del bebé se levantó y
envió a Huck volando.
El muro con el que chocó era implacable. Un dolor como el que nunca había sentido se le
disparó por la columna vertebral e hizo que los dientes le temblaran. Huck agitó la cabeza
mientras los otros guerreros se reían. Becky se arrugó en una bola sollozando. Puede que
algunos de los guerreros se preguntaran por qué su escudo no se levantaba, Huck suponía
que se reían demasiado como para que les importara. Cuando se descubrió que no tenía
protección, los guerreros harían lo peor. La suya iba a ser una muerte brutal.

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"Sáquenlos de mi vista. Las lágrimas son para los débiles". Huck se puso en pie
tambaleándose. Fingiendo que estaba disgustado, no sufriendo. Dirigió una mirada
condescendiente a Becky antes de apartarse.
Se necesitó cada gramo de su fuerza para no agarrar el marco de la puerta saliendo del
hangar, y no presionar su cabeza palpitante contra la frescura. Los pequeños gemidos que
escuchó de Becky le siguieron desde la habitación. Deseaba que ella le gritara, que le
lanzara obscenidades. Todo lo que hizo fue gritar que lo amaba. Ella le estaba matando.
El capitán se rió mientras caminaba al lado de Huck. El subnivel en el que estaba hizo latir
el corazón de Huck, no pudo controlarlo. Las luces estaban bajas. Huck no podía ver, estaba
demasiado oscuro.
Ya no puedo ver en la oscuridad.
Su respiración aumentó, no tenía forma de controlar su corazón palpitante. El sudor le
salpicaba la frente. Trató de recordar el diseño cuando se lo llevaron. A su izquierda había
una fila de jaulas y Huck se acercó. Sus dedos tocaron las frías barras mientras caminaba.
Su capitán no cuestionaría por qué su escudo permanecía abajo, pero lo haría si se
tropezaba. La concentración hacía latir su cabeza, Huck tenía dolor de cabeza. Tenía frío;
hacía frío en el pasillo.
Se requirió un esfuerzo para evitar que sus dientes se apretaran juntos. Con alivio vio una
pequeña luz cerca de Cobra que le observaba.
"Bien hecho." El capitán arrojó de nuevo a Huck a su jaula. "Una vez que este pedazo de
basura sea devuelto con la hembra, serás liberado para enviar tu mensaje" Se volvió hacia
Cobra. "Permitirás que Huck hable con mis rebeldes guerreros Tonan, Cobra. Entonces, y
sólo entonces, liberaré a tu compañera".
"Podrá hablar" Cobra echó un vistazo a Huck, que estaba de pie con la baqueta recta,
agarrando las barras de su jaula.
Fue sutil, pero Huck notó la gratitud de Cobra. Si nada más, Becky y su hijo estarían bajo
la protección de Cobra para siempre. De manera indirecta, Huck cumplió su deseo.
Consiguió una familia para su hijo. Se decía a sí mismo repetidamente que mientras los
Tonans le hacían papilla el cerebro, él salvó a su hijo. Su hijo está en el lado ganador con
una madre que le amaría sin importar la mierda que ella pensara que era su padre. Pero
Cobra le diría a Becky que Huck también lo hizo por ella. Ella estaba a salvo y gracias a
ella, Huck sabía que él podía amar.
"¿Una última palabra?" El capitán era arrogante mientras se llevaba a Cobra. Cobra se
detuvo y miró a Huck.
"Más vale que creas que todos sabrán lo que has hecho, guerrero" Las palabras de Cobra
eran acaloradas, pero el capitán pensó que estaban envueltas en malicia, se notaba en su
sonrisa, mientras que Huck sabía que estaban cubiertas de orgullo.
Cuando todos se fueron, Huck fue a la parte trasera de la jaula y se desplomó por la fría
pared. La luz se apagó. Daba miedo la oscuridad. Huck no había sentido miedo desde que
era joven. Enterró su cara en sus manos. Estaba solo. Nunca en su vida había estado solo.

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"¿Hola?", susurró.
No hubo nada...



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Capítulo 13
Becky estaba escuchando las palabras de Cobra pero su voz dramática era irritante. Ella
ya sabía que algo malo había pasado en la nave. Huck quería a su hijo más que a nada y
sabía positivamente que él la quería. Él la amaba. Sólo que Cobra estaba transmitiendo el
mensaje cuando debería ser Huck. Había empezado a enseñarle a Huck el amor, y él lo
descubrió por su cuenta. Sacrificio incondicional, y ahora estaba en peligro.
"Así que no tiene escudo ni posibilidad de defenderse. Lo que no estás diciendo es que
piensas que está muerto o a punto de morir," Becky no pudo evitar el gruñido de sus
palabras.
"Hizo esto para mantenerte a salvo", dijo Cobra.
"Hizo esto para liberarte a ti y a tu pareja también. Lo que no sabía era que el hijo de Jinx
y Roam ya había liberado a Leah. Ryker nunca ha conocido a Huck, así que no había
conexión. Si se hubieran ido el tiempo suficiente, él y Zell nos habrían liberado a ti y a mí.
Huck nunca tuvo que hacer esto, pero pensó que era la única oportunidad que teníamos.
Auto sacrificarse por el amor y la confianza. ¿Querías pruebas de que no era malvado?
Bueno, si esto no es un letrero de neón cayendo sobre tu cabeza condescendiente, no sé lo
que es. Es un guerrero del que deberías estar orgulloso. La siguiente pregunta es, ¿qué vas
a hacer para salvarle?"
"Becky, he lanzado un rescate, pero su escudo ha desaparecido. No tengo ni idea de con
qué tipo de Tonan estamos tratando ahora. Bueno, malo, roto. He defendido a mis guerreros
durante mucho tiempo. Me doy cuenta de que las cosas están cambiando. Pero ahora, Huck
puede no tener un escudo, y podría ser peligroso"
"Traelo a casa. Voy a aparearme con él y tú vas a buscarle un guerrero Castian o un Tonan
que se empareje con él".
"¿Un guerrero que se empareje con él?" Cobra se detuvo un poco. "Esa es una idea.
Demonios, tengo un compañero guerrero, pero puedo tener otro. Mi hijo todavía es joven y
su madre no le permite luchar. Tengo que acceder a mis recuerdos"
Cobra se quedó callado pensando. "¿Y bien?" Becky gritó.
"No creo que pueda emparejar a un guerrero con otro Tonan, no tienen el concepto. Pero
Roam y Taz demostraron que un Tonan y un Castian pueden ser compañeros. Sería
complicado. Roam dijo que se enteró de la herencia de los Tonan y que tuvo problemas para
recuperarse después del emparejamiento. Huck tiene un lado malo. Maldición, Taz no tenía
la misma herencia que Huck, sería diferente. Demasiado diferente"
Cobra se derrumbó. Becky le cogió del brazo con ira. Ella luchó contra las secreciones que
su escudo producía automáticamente para calmarla y se sorprendió de que su escudo de
bebé no le arrojara.
"¿Qué estás diciendo?"

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"No creo que pueda emparejarlo con un guerrero. Algo dentro de mí me dice que es
imposible. La mitad de él es malvado. Mi escudo no me deja pasar eso. Su padre biológico
era Tonan, necesitaría un compañero de guerra Tonan, pero ellos no saben cómo hacerlo.
Y el riesgo de que hereden la parte mala de Huck sería demasiado grande. Huck ha tenido
años para moderar sus acciones. Otro podría ser arrojado el mal demasiado rápido".
"¿Entonces no hay esperanza para él? ¿Incluso si lo recuperamos?" Becky estaba
destrozada.
Cobra puso sus manos sobre sus hombros. "Lo traeré vivo, lo juro. Pero envejecerá y morirá
sin su escudo".
Becky dio un paso atrás y se llenó de alivio. Pensó que Cobra quería decir que Huck
simplemente moriría. Ella sonrió. "No lo ves, no nos apareamos, pero podemos casarnos.
Yo también puedo envejecer con él".
"Morirás."
"No. Viviré. Me encantará"
"Cobra, un mensaje desde la nave Tonan", gritó Taz.
Cobra envolvió a Becky con un brazo y se inclinó para susurrarle al oído. "Recuerda, él hizo
esto por ti y por tu hijo. También me salvó la vida. Cualquier cosa que diga, no dejes que te
afecte. Tiene que seguir con su farsa o morir. No puede verte"
Becky tembló pero se mantuvo derecha. "Sabe que estoy mirando. Será mejor que te
asegures de que estás listo para ir a buscarle".
Los rasgos de Huck brillaban en la pantalla frente a ella y en una habitación llena de
guerreros Castians y Zargonnii. Por un momento Huck se quedó quieto, y luego, con un
malvado ceño fruncido, se volvió para mirar hacia atrás.
"¿Estás seguro de que la hembra y Cobra están viendo esto en el planeta?"
Becky se quedó sin respiración y escuchó una respuesta. "El líder Castian que pronto estará
muerto está mirando, sin duda con la perra sonriente en sus brazos, llorando a mares.
Diles, Huck, diles que todos mis guerreros Tonan pueden volver al rebaño y todos serán
perdonados. Queremos a nuestros guerreros de vuelta".
"Es un truco, no puedo verle, al capitán, pero puedo rastrearle a través de la postura de
Huck", dijo Taz. "Exigirá que traigamos a nuestras compañeras con nosotros y os
masacremos. Sólo permanecerá el mal".
"Entonces la suya es la mentira definitiva", dijo Cobra.
Becky no tenía idea de lo que querían decir, pero adivinó que Huck había sido traicionado.
El capitán tenía la intención de matarle todo el tiempo. Huck miró la pantalla. Sus oscuros
rasgos parecían mirarla fijamente. Se inclinó hacia la consola y Becky sintió que su corazón
se tambaleaba.
"Oh no, Huck", susurró ella. Ella conocía esa mirada.

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"Escuchen, dolor en mi trasero, guerreros renegados. Tenéis en medio de vosotros a una

hembra que era mía. Ella lleva a mi hijo. Mientras pensáis en mantener a vuestras
compañeras a salvo por la noche, recordad una cosa, pequeños bastardos..."
La habitación quedó mortalmente silenciosa, al igual que detrás de Huck en la nave. Becky
intentó no desmayarse. Ella cogió la mano de Cobra y la apretó. Huck puso en su cara la
máscara más mortífera que jamás había visto.
"Sólo diré esto una vez, una vez, así que escuchad o estáis muertos. Becky es mía y voy a
volver por ella, así que mantened vuestras jodidas manos fuera de ella".
"No, oh Dios, no, se ha suicidado", gritó Becky.
La conmoción detrás de Huck se desató y Becky corrió más cerca de la consola. Un guerrero
intentó aplastar sus garras contra Huck pero se balanceó y usando el movimiento que Becky
utilizó con él, arrojó al guerrero hacia otro. Otro le agarró del brazo y lo arrojó sobre su
trasero. Huck miró la pantalla mientras Becky sentía que su corazón se calmaba en su
pecho, él le guiñó un ojo.
"¿Quién es el malo ahora?" La pantalla se volvió negra.
"No tiene escudo, morirá", gritó Becky. "Haz algo".
Un chillido agudo y Becky giró alrededor. Había mujeres en la habitación, varias de ellas.
Habían venido a estar con sus compañeros. Uno a uno sus compañeros fueron
desapareciendo. Cobra fue el primero en desaparecer.
"Oh, Dios mío, los están robando", gritó una mujer.
"No, mira, mira", otro gritó.
Los guerreros se habían ido, pero la consola se encendió y una batalla que Becky nunca
había visto estaba en marcha. Los guerreros estaban a bordo, luchando contra los Tonan;
los pocos Angano fueron los primeros en ser derribados, sangre verde y viscosa empapaba
el suelo. Un Gorgano fue partido por la mitad.
"¿Cómo?" Gritó Becky.
"Creo que lo sé", el sarcasmo de Jinx se destilaba mientras sujetaba a su sonriente hijo
contra su pecho.
"Yo también", dijo Zabbie con un pequeño suspiro. Zell estaba agarrado en sus brazos,
agitando los puños como si estuviera luchando. Y tal vez lo estaba.
La concentración en la cara del pequeño Zargonnii era inconfundible. Una bomba de puño
y Huck lanzó a un guerrero blindado chocando contra una pared. La sorpresa en la cara de
Huck era igual a muchas. Becky miró fijamente al niño alienígena de tamaño pequeño y se
dio cuenta de que estaba ayudando a Huck. Cómo, ella no tenía ni idea. Había oído lo
poderoso que era Zabbie, pero este pequeño y poderoso luchador de ojos verdes se agitaba.
Cada vez que Huck se acercaba a Titus, el padre de Zell, su lucha se multiplicaba por diez
y su habilidad para maniobrar con garras y zarpas letales era nada menos que fenomenal.

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Tres guerreros Tonan rodearon a Huck. Con un chillido del hijo de Jinx, un tubo de metal
golpeó contra una cabeza haciendo volar a un canalla Tonan. Zell se rió y cada niño hacía
lo que podía para superar al otro.
Becky gritó cuando un Angano apareció frente a la consola. Zell aulló y agitó los puños. El
ser explotó, llevándose la consola consigo. Todo se volvió negro, pero no antes de que ella
viera a Huck caer por causa de una garra afilada a través de su pecho.


La batalla rodeó a Huck. Un minuto estaba luchando por su vida solo, y al siguiente estaba
rodeado de guerreros de Castian y Zargonnii tratando de protegerle. Huck estaba seguro de
que iba a morir, pero sabía que Becky estaba mirando, sabía que todo el mundo estaba
mirando y quería que cualquier guerrero que tomara a Becky como suya supiera que valía
la pena morir por ella. Se merecía lo mejor. La acción valió la pena, cuando escuchó a su
capitán rugir de furia.
Cuando su capitán atacó, Huck lanzó al sorprendido guerrero sobre su hombro. Becky tenía
razón, los guerreros Tonan eran muy pesados. Cuando su capitán aterrizó y vio que Huck
no había levantado su escudo, entendió. El idiota no se lo podía creer, Huck había
renunciado a su escudo por una mujer. También lo harían muchos de los otros guerreros.
Muchos guerreros que, como Huck, no estaban hechos de pura maldad y tenían dudas.
Cobra apareció, materializándose de la nada y Huck se quedó allí, con la boca abierta.
Cobra sonrió y su escudo se levantó. Huck estaba seguro de haber gritado un
agradecimiento a Zell y Ryker, los pequeños niños guerreros con poderes. Se hizo evidente
que los niños eran responsables cuando aparecieron más guerreros, incluyendo al gigante
Zargonnii, Titus, el padre de Zell.
Los Angano fueron masacrados por los Castians. Los Zargonnii no podían luchar
mentalmente, pero los Angano no podían penetrar los escudos de los Castian. Huck apenas
esquivó garras y zarpas. Se encontró en medio del puente del capitán con Cobra a su
izquierda y Titus a su derecha. Espalda tras espalda, los dos poderosos guerreros lucharon
como si fueran compañeros de guerra.
El capitán llegó hasta Huck moviendo sus garras. Huck se agachó y cayó. Las puntas de
las garras cortaron cuatro surcos a través de la carne desnuda de su pecho. Apareció sangre
roja brillante en líneas perfectas. Huck estaba sorprendido, pero había poco o ningún dolor.
Las heridas no eran lo suficientemente profundas. Años de batalla lo hicieron rápido con o
sin su escudo, pero seguro que extrañaba a su amigo en la batalla.
Cobra estaba al lado de Huck, poniéndolo de pie, empujándolo detrás de él. Huck quería
gritar de frustración. Quería unirse a Cobra para luchar, pero estaba tan indefenso como
una hembra. Era fuerte, pero el escudo le proporcionaba mucho más.
"Déjame morir en batalla", dijo Huck con rabia. Si nada más, podría darle eso a su hijo.
"Vive, maldito tonto", fue la respuesta de Cobra.
"Soy débil y tengo el valor de morir como un guerrero"

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"Vive con el corazón de un guerrero, porque déjame decirte que eso requerirá más coraje",
argumentó Cobra.
¿Podría hacerlo Huck? ¿Era posible ser tan egoísta como para vivir y ver a Becky irse con
otro que pudiera protegerla? Las entrañas de Huck lucharon y se lanzó hacia su capitán.
Lo había perdido todo por culpa del bastardo Tonan. No tenía escudo, no podía conservar
a Becky; ya no era un guerrero. Su hijo merecía algo mejor, Cobra le enseñaría a pelear.
Pronto su hijo le miraría con compasión. Huck era débil.
Al gritar su último grito de guerra, Huck se lanzó contra su capitán. El dolor le explotó en
el pecho. Huck fue golpeado con pedazos de escudo cuando el capitán explotó. Cuando
Huck cayó de rodillas, vio a Zell en los brazos de su padre. Los ojos verdes del niño eran
como lasers mientras desarmaba el escudo del capitán.
Huck nunca había visto nada igual. Trozos grises de escudo volaron en diferentes
direcciones diseccionando al Tonan que había debajo. En cámara lenta, Huck se arrodilló
y luego se puso de lado. Se dio cuenta cuando Titus lo agarró bajo sus brazos y le oyó decirle
urgentemente a Zell que necesitaban llegar a Finn.
La sensación de nadar a través del aire denso hizo que Huck recuperara el aliento. Vio la
oscuridad del espacio. Le dolía el cuerpo, pero oyó hablar a Titus. Zell todavía estaba
aprendiendo su fuerza y estaba cansado; era poco más que un bebé. Pero Finn era su
curandero, podía ayudar a Huck. La tristeza cerró los ojos de Huck. Si su curandero podía
curarle, estaba condenado a pasar el resto de su corta vida débil. ¿Qué clase de guerrero
era frágil? Ningún guerrero en absoluto.
"Lo siento, Becky", susurró Huck. Esperaba morir en batalla para evitarle la vergüenza. No
se había apareado con ella; ella era libre. Era su único consuelo.



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Capítulo 14
"Huck".
Becky se lanzó a sus brazos cuando la nave Zargonnii le envió a las cámaras de Cobra.
Huck enterró su cara en su pelo, pero el agarre alrededor de los hombros no estaba cerca
de la intensidad a la que ella estaba acostumbrada. Había algo diferente, ninguna secreción
calentó sus manos. Sus rasgos estaban muy marcados. La sostuvo con más fuerza durante
un momento y luego la empujó a un brazo de distancia.
"Mi escudo ha desaparecido. No soy un guerrero, no puedo protegerte a ti ni a nuestro hijo.
La guerra se ha calmado, los Tonans se han retirado. Los Guerreros Oscuros continuarán
la lucha contra los Angano en un planeta diferente, pero los Guerreros ganarán".
"No me importa la guerra, estoy muy feliz de tenerte de vuelta"
"No podemos aparearnos".
"No, pero podemos casarnos. Es por eso que los humanos dicen hasta que la muerte nos
separe," dijo Becky y le acunó el lado de la cara con su mano. Fue entonces cuando ella vio
su tristeza. Estaba tan acostumbrada a sentir lo que él sentía primero, que olvidó que las
expresiones faciales también eran útiles.
"No sé adónde iré cuando esté muerto"
"No tenemos que preocuparnos por eso en mucho tiempo"
"Los malvados de mi especie no van a ninguna parte. No hay nada para ellos en la muerte
porque no había nada para ellos en la vida".
Becky sonrió. "Entonces vendrás conmigo. Incluso en la muerte eres mío"
"Te mereces un guerrero"
"Eres mi guerrero. El único que quiero. Te amo"
"Tenemos una nueva casa para los dos en la colmena principal", dijo Cobra. "Huck, tu acto
desinteresado fue un acto de valentía que no había visto en mis tres mil años. Tienes una
casa en el piso principal al lado de Roam y Jinx y su hijo".
Huck se pasó una mano por la cara. "¿Ryker? Tienes a un bebé guerrero observándonos."
"Ese bebé guerrero será sin duda mi predecesor, y no tengo ningún problema con eso. Él y
mi hijo pequeño serán los mejores amigos. Ryker los vigilará a ti, a Becky y a tu hijo cuando
nazca".
"Fue Zell quien me protegió", dijo Huck.
"Zell le enseñó el truco a Ryker. Lo coge rápido. El pequeño macaco ha estado protegiendo
a los niños humanos, quieran o no, hasta ahora. Está practicando y no se ha hecho ningún
daño, pero sus padres están muy ocupados", dijo Cobra y se rió.

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"Ven conmigo, Huck; te llevaré a casa", dijo Becky y le cogió de la mano.

La cámara de Cobra estaba en el primer piso de la colmena; se trasladó allí cuando se
introdujeron a los humanos y no todos podían escalar o encontrar un guerrero que les
llevara a ellos y sus preocupaciones directamente a Cobra. La caminata fue corta y Becky
no sabía si Huck se dio cuenta de que también estaban cerca de Cobra, por si acaso
necesitaban su ayuda.
Becky podía darse cuenta de la forma en que los hombros de Huck se desplomaron cuando
entraron a su nueva casa y se dio cuenta de lo vulnerables que Cobra pensaba que eran.
Cuando los machos humanos alcanzaban la edad de doce años, podían aparearse con un
macho Castian. La transformación les daba escudos como los del padre de Huck. Sólo que
el escudo era más seguro.
Huck se acercó a la cama y se sentó. Su desolada mirada se posó sobre ella. "No tienes idea
de lo que implica que no tenga escudo. Todo lo que sabía es diferente de lo que puedo hacer
ahora. No te equivoques, Becky; lo dejaría todo para mantenerte a salvo. No hay culpa, sólo
vacío. ¿Cómo puedo unirme a ti si no tengo un escudo que me diga cuánto de mi peso tengo
que ejercer sin aplastarte? Todavía soy mucho más grande que tú".
"Y aún tengo voz. Un simple, 'quítame tu gordo trasero de encima', funcionará bien". Ella
se sentó a su lado.
"Nunca puedo entrar en tus sueños para calmarte. De hecho..." Huck levantó sus dedos
para acariciar su piel. "No siento ninguna esencia, no hay nada que me diga lo que
necesitas"
"Es simple, Huck. Todo lo que necesito es a ti. No necesito que tu esencia me invada para
buscar lo que necesito, porque ya sé lo que quiero".
"No puedo mantenerte a salvo"
"Ya lo has hecho, y me haces sentir segura. Me haces sentir como en casa. Eso es todo lo
que quiero o necesito".
"Todas mis conexiones con los Tonan han desaparecido. No puedo buscar quién era. La
única parte buena es que yo tampoco puedo sentir a mi padre biológico. No sé quién soy"
"Tú eres a quien amo. Tú eres importante para mí. Nuestro hijo te amará".
"Podrá darme una paliza cuando cumpla cinco años. Genial, tanto él como su madre
pateando traseros me enviarán a pasear por toda la colmena. Puedo oírlo ahora. Mira, ahí
va el pastelito volando otra vez"
Becky intentó no reírse. "Si él puede -que no podrá, yo tampoco podré hacerlo- es porque
su padre le ama lo suficiente y le dio un pedazo de su escudo. que nunca le será arrebatado"
"Ya no puedo sentirlo"
La devastación en su tono era desgarradora. Becky tomó su mano y la puso en su vientre.
Fue sutil, pero hubo un ligero revoloteo. El más breve indicio de una sonrisa curvó los labios
de Huck. Se inclinó y le besó la barriga.

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"Huck, en vez de concentrarte en lo que perdiste, piensa en lo que tienes y tendrás. Me

tienes para siempre, hasta que muramos. Nadie puede quitarte a tu hijo".
"¿Cómo nos unimos como humanos, porque ahora estoy más cerca de los humanos que de
los Tonan?"
"Nos besamos".
Huck le acunó la nuca con la palma de la mano y la acercó. Cuando sus labios se
encontraron con Becky podía notar la diferencia. No había ninguna mezcla de esencia. Huck
empezó a alejarse. Ella lo agarró de los brazos y lo sujetó con fuerza. La única forma en que
podría ver que existía era haciéndole sentir. Sólo que ahora era sólo Huck quien sentía, sólo
Huck podía la saboreaba. No había nada que la atrajera hacia él, excepto él.
“Huck, tu cuerpo ya me conoce”, susurró Becky cuando se separaron.
“Pero mi escudo…”
“Tu escudo te hacía sentir los mensajes de lo que yo necesitaba. Puedes llegar a saberlo por
ti mismo. Sé que puedes”
Huck presionó su frente contra la de ella. Su cálido aliento soplaba sobre el rostro de ella.
“Ámame, Huck”
Asintió con la cabeza. "Quiero hacerlo, pero recuerda que mi padrastro ya no está conmigo.
Todo lo que queda es mi madre y mi padre biológico, el ADN. Esto es lo que sería si hubiera
crecido sin un escudo."
"No. Nunca lo sabrás. Tuviste un escudo durante mil doscientos años. Eres mucho más de
lo que podrías haber sido. No hay comparación. Me tienes a mí y a un hijo. Nunca lo
hubieras tenido hace siglos".
"Tienes razón. Lo que soy ahora es lo que necesito ser y lo que quiero ser. Quien quiero ser.
Y quiero estar contigo. No estoy seguro de por dónde empezar."
Ella sonrió. "Bueno. Puedo darte una pista". Ella tiró de él con la mano. "Todo sigue yendo
donde se supone que debe ir"
Huck la acercó a su pecho y ella gimió, empujándolo hacia atrás. "Relaja, pateador de culos.
No soy una muñeca, pero puedes aflojar un poco el apretón"
Él gruñó y estaba a punto de apartarse cuando ella agitó la cabeza. Ella se movió por un
beso. Los ojos de Huck se abrieron de par en par, y se miraron fijamente hasta que Becky
se rió.
"¿Y ahora qué?"
"No puedo sentirte, pero mi polla tiene una erección"
"¿Creíste que te habías olvidado de cómo? Me dijiste que controlabas tu polla, ¿o mentiste?"
"Sabes que no mentí. Pensé, bueno, tal vez no podría" Su cojo intento de explicación la hizo
querer reírse, pero ella pudo ver que él hablaba en serio.

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"¿Crees que puedes averiguar qué hacer con ella?"

"Diablos, sí".
Becky se rió cuando cayeron al suelo. En un tiempo récord, ambos estaban desnudos. Ella
le acarició la mejilla.
"Veo que no has olvidado todos los movimientos correctos"
"Te quiero, Becky la maldita pateadora de culos".
"Yo también te amo."
"¿Qué, no hay pastelito?"
"Resulta que me gustan tus nueces"
Huck se rió; se rió hasta que sus labios se encontraron y para cuando él había saqueado
su boca, ella sabía que estarían bien. Tenían un hogar, un bebé en camino, y el uno con el
otro.


"He venido a ver cómo te estás adaptando"
Huck no necesitaba sentir la preocupación de Cobra. Huck estaba consternado, dándose
cuenta de que así sería su vida a partir de ahora. No podría ser un guerrero. Envejecería y
moriría y como perdió su escudo, Becky envejecería y también moriría. Su hijo no sería
considerado un guerrero adulto hasta que cumpliera cuatrocientos años. Sus padres
estarían muertos hacía mucho tiempo.
"Parecería que las tendencias malvadas de Tonan sólo existen si sigues siendo Tonan." Huck
estaba agradecido de poder controlar su tono, manteniendo la amargura de sus palabras.
"No has perdido lo que eres", dijo Cobra. "Tu hijo aprenderá mucho de ti"
"Le di la mejor parte de mí. Mi escudo y el amor de mi madre. Será un gran guerrero y leal".
"No tengo ninguna duda"
"¿Cobra?"
Becky se tropezó un poco mirando adormilada la habitación por una siesta. A medida que
su embarazo progresaba, se cansaba más a menudo. Huck no podía ayudar a calmarla con
un toque. De vez en cuando, iba a las aguas curativas. Decía que estaba bien, pero tenía
ojeras bajo los ojos. Era un misterio para Huck; el escudo de bebé debería haber mantenido
todo funcionando sin problemas.
"¿Cobra, no estabas fuera?" dijo Becky.
"Tuve que hacerlo. El líder de los Zargonnii del norte, Citun, ha desaparecido. Los Gorgano
están involucrados. También hay un Zargonnii rebelde ocupando mucho espacio. Cy era el
copiloto de Titus y su mejor amigo. Fue desterrado hasta que pudiera recuperar la

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compostura. Parece que está usando su mierda para aterrorizar a la galaxia", dijo Cobra y
sonó molesto.
"Suena divertido", dijo Huck con nostalgia, deseando poder ir a una misión.
"Leah pensó que sí", dijo Cobra sonriendo. "Esta vez me la llevé a ella y a todos los niños
conmigo. Los cielos no son tan volátiles. Sólo unos pocos Tonan bribones, Gorgano
dispersos y un Zargonnii caprichoso están causando problemas, pero nada serio. Aunque
he oído que los Guerreros de Alas Oscuras están ocupados con los Angano".
Becky se movió para apoyarse en los brazos de Huck. "Será agradable volver a ver a Leah",
dijo.
"En realidad, vine a verte a ti, Becky. Jinx me dice que Ryker se pone nervioso cuando viene.
Ella siente... algo".
Huck se puso rígido y apretó los brazos alrededor de Becky. "Mi hijo no es malvado"
"No es el mal lo que ella siente, sino la ira. Su hijo puede estar teniendo dificultades porque
no puede sentir a su padre, o quizás es porque su padre no puede sentirle. Puede que te
esté alcanzando y sienta que estás..."
"Cree que le estoy ignorando", Huck estaba devastado. "Ni siquiera ha nacido y ya le he
fallado."
"No, Huck no digas eso." Becky se volvió para presionar su cara contra su pecho.
"No sé qué hacer", dijo Huck. "Me quedo despierto en la noche con mi mano en tu vientre
deseando que sepa que estoy aquí. Hablo con él sin parar, deseando que me escuche. Si yo
tuviera mi escudo, él lo sabría con un toque; nos sentiríamos el uno al otro. Tengo más
comprensión sobre los humanos. Pensé que como no podían conectarse con sus hijos, el
vínculo se debilitó, pero me hace esforzarme más para que él sepa que estoy aquí".
Cobra dio una zancada hacia delante. "Tal vez pueda ayudar. Es hora de que aprenda que
soy el líder aquí, y que él puede confiar en mí".
Los pasos de Cobra eran seguros. Comenzó a extender su mano. Pero a apenas un metro
de distancia, fue disparado hacia atrás hasta ahora y con tanta fuerza que dejó una
impresión en forma de cuerpo en la pared. Cobra cayó sobre su trasero y parecía aturdido.
"Santo cielo, es un pequeño y fuerte ácaro"
Huck se quedó de pie con los ojos abiertos de par en par, con Becky todavía presionada
hacia él. "Cobra, el escudo debería haberme lanzado más hacia atrás"
Cobra se puso en pie con dificultad. Se rió. "Bueno, sé lo que le molesta. Parece que tu hijo
está enojado conmigo. Me culpa de que hayas perdido tu escudo. Supongo que Ryker siente
su ira y le molesta".
"Pero debería haberme dado una patada en el culo", dijo Huck con los ojos abiertos.

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Cobra colocó sus manos en las caderas y se acercó, se acercó; fue empujado un pie hacia
atrás cuando se acercó demasiado a la pareja. Cobra dejó caer su escudo y agitó la cabeza,
su expresión pensativa.
"Parece que por alguna razón tu hijo puede protegerte. Tenemos gemelas aquí que protegen
a otra niña a la que nunca se le dio un pedazo del escudo de su malvado padre Tonan. El
guerrero Castian que su madre apareó no era lo suficientemente mayor para darle al niño
una parte de su escudo como tu padrastro tenía contigo. Pero nunca en mi vida he oído
hablar del escudo de un niño protegiendo a un hombre. Un misterio, para estar seguros.
Tienes un hijo muy decidido. Y si lo piensas, eres el hombre más querido de la historia.
Primero, tienes un escudo de un hombre que no es de tu sangre y ahora tu hijo te ama
tanto que puede protegerte".
Por segunda vez en su vida, Huck sintió el ardor de las lágrimas detrás de sus ojos. Esta
vez la alegría abrumadora en su corazón explotó para llenar todo su ser. Su hijo no sólo
sentía su presencia, sino que le mostró que lo hacía. Huck se arrodilló y apretó los labios
contra la barriga de Becky.
"Yo también te quiero, hijo mío. Yo también te quiero".



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Capítulo 15
Huck sostenía suavemente a su hijo recién nacido en sus brazos. A ningún otro macho se
le permitió acercarse a Becky, estaban solos en su casa. El parto era una experiencia muy
privada la mayoría de las veces. Becky no necesitaba la ayuda de ningún otro. Huck no se
sorprendió cuando el escudo del bebé lo envolvió en lugar de empujarlo como era normal
en la mayoría de los nacimientos. Huck se movió para mostrarle a Becky su limpio y
serpenteante hijo. Ella sonrió de oreja a oreja.
"Estoy tan vivo por dentro, Huck. Tan feliz. Desde que nuestro hijo te protegió, todo ha ido
muy bien. Tal vez la conexión era todo lo que necesitaba".
También lo estaba Huck, aliviado de que todo hubiera ido bien en los últimos meses, excepto
que Cobra mantenía las distancias. Nadie necesitaba proteger a Huck mientras estuviera
con Becky. Estaba apesadumbrado, pero se pasaron el tiempo conociéndose de una manera
diferente. Huck enterró su cara en el dulce cuello de su hijo. La presión de dos punzantes
y afiladas picaduras le sorprendió. Huck se alejó y se puso la mano en la garganta. Había
sangre en las yemas de sus dedos. El efecto fue inmediato. Rápidamente puso al bebé en
los brazos de Becky y regresó volando de una fuerte ráfaga de energía.
"Huck", gritó Becky. "¿Qué ha pasado?"
Huck sintió que la sonrisa dividía sus rasgos. Se levantó y cerró los puños. Pulgada a
pulgada, el gris de un escudo se deslizó sobre su cuerpo cubriéndolo de pies a cabeza. El
poder lo envolvió. Era cada centímetro el guerrero que había sido.
Hola, amigo mío.
Era su escudo.
"Becky, es mi escudo. El polvo del escudo debe habernos seguido a casa y se ha instalado
en nuestro hijo. No estaba muerto después de todo, el escudo no murió. El escudo esperó
el momento oportuno. No me extraña que nuestro hijo pudiera protegerme. Todo este tiempo
mi escudo ha estado con nosotros, conmigo, con él".
"Esto es increíble."
Una mentira falsa sigue siendo una mentira.
Huck se rió. Mintió para deshacerse de su escudo. Cuando el escudo se separó, creció, nada
muerto podía crecer. Al igual que hacen las plantas, el escudo entró en hibernación
esperando a volver a crecer.
"¿Cómo lo llamamos?" preguntó Huck. Movió sus garras hacia su pequeño hijo desde unos
pocos metros de distancia. Después de un tiempo, el escudo del bebé le permitiría volver al
lado de Becky. Primero ella debía dormir. Huck dejó caer su escudo y se sentó cerca del
final de la cama en su habitación.
"Twain". Becky sonrió mientras decía esto. "Tal vez un día en un futuro lejano él y la próxima
generación tendrán su propia historia que contar"

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"Recuperé mi escudo, Becky, pero lo arrancaré de mí otra vez si no te apareas conmigo.

Prefiero envejecer y morir contigo que permanecer joven y perderte".
"De vuelta al apareamiento, ¿eh?"
"Tu elección. Siempre ha sido tu elección".
"Entonces, ¿podría amarte durante sesenta años o más o amarte por la eternidad?"
"Sí. Pero en mi defensa aprendí a cantar 'Twinkle, Twinkle Little Star'".
Becky se rió. "Tú también cantas una canción de cuna encantadora"
"¿Nos apareamos?"
"Sí, pero no veo cómo con nuestro pequeño mono manteniéndote a raya"
"Dale algo de tiempo. Pronto tendremos todo el tiempo del mundo".


La dulzura con la que sus labios se encontraban era la serenidad. No había necesidad de
urgencia. El amor estaba allí, era de ellos. Durante la noche, Twain permitió que el escudo
se cayera y Huck colocó las mantas a su alrededor, luego levantó a Becky en sus brazos,
los llevó a un montón de edredones en la habitación principal.
"Me siento bien, Huck, pero acabamos de tener un bebé", dijo Becky. Escuchó la leve
preocupación en su voz.
"El escudo del bebé debería haberlo curado todo; te prometo que no habrá dolor" Huck lo
dijo en serio. Su apareamiento iba a ser perfecto.
Con ternura la bajó y por un largo momento miró su hermoso rostro. Sus exquisitos rasgos
brillaron, y Huck tembló cuando su mano tocó su mejilla. Durante horas, él y su escudo se
reencontraron hasta que Huck no pudo contener su entusiasmo.
"Te extrañé, viejo amigo", había dicho Huck en voz alta en la oscuridad mientras Becky y
su hijo dormían. Su deseo de llorar había desaparecido, pero la alegría en su corazón era
abrumadora. Había habido amor todo el tiempo, Huck abrazó la emoción, y en ese momento
se unió con su escudo apropiadamente.
"Puedo sentirte, Becky. Cada centímetro de mí quiere reclamarte. La esencia de ti es tan
fuerte, pero será más fuerte".
Le besó la punta de la nariz, las mejillas, la mandíbula. Ella era tan cálida bajo su tacto,
tan suave. Sintió sus piernas separarse, y pudo haber aullado su deseo. Ella sabía lo
ansioso que estaba, pero era demasiado importante. Con el brazo doblado a la altura del
codo, soportó su peso. Utilizando su otra mano arrastró un dedo desde la garganta hasta
el vientre de ella. En ese segundo, sintió a su hijo en la otra habitación, la conexión estaría
allí entre madre e hijo hasta que el niño desarrollara su escudo gris.
"Te quiero, Huck"

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Él sabía que ella lo hacía y él sonrió, él sabía que ella lo hizo. Pudo oír el ruido de su escudo
entre un gemido y una risita. Su mano se deslizó a su montículo desnudo y se sumergió
entre sus piernas. Estaba húmeda por la necesidad, y el deseo encendía velas detrás de sus
ojos. En un momento, ella estaría tirando de sus brazos rogándole que la llenara. Ella no
necesitaba molestarse; no suplicaba por su futura pareja. Debería tener todo lo que
quisiera.
Huck se levantó para cubrirla. Pulgada a pulgada, presionó más de su peso sobre su
pequeño cuerpo. Por un segundo fueron nariz con nariz, y ella se rió, haciéndole reír. Era
raro que se riera. Metiendo la cabeza de ella en el brazo de él, se movió más alto hasta que
su duro y ansioso pene presionó contra su cálida humedad. Cuando Huck entró en ella, se
movieron juntos, sus caderas subiendo para encontrarse con él. Se unieron. La dulzura de
su acción dejó un suspiro en el aire.
Cada vez que retrocedía se retiraba completamente para besarle la frente. Ella susurró para
que él la hiciera suya.
"Mujer tonta", dijo con una pequeña risita. "Ya lo eres. Lo has sido desde el segundo en que
me tiraste de culo"
"Casi me gustas cuando vi la expresión de tu cara"
Huck la golpeó y ella chilló. "¿Nunca te domaré?"
"¿Quieres hacerlo?"
"No. Nunca"
Cuando Huck la giró sobre su vientre, sus manos recorrieron su cálida y satinada piel desde
las caderas hasta los hombros. Su piel chamuscó su carne cuando la tocó en el lugar
especial de apareamiento, ella llevaba su marca. Su perfección sería completa cuando el
universo supiera que ella era suya para siempre.
La esencia de su siguiente acción goteaba de sus colmillos a la piel de ella en lo alto de su
hombro derecho. La secreción adormecería cualquier dolor. Su boca se sumergió y lamió
su piel. Cuando sus colmillos penetraron, ella se estremeció y se quedó quieta. Huck sabía
que su esencia la preparaba para ser suya. Sus pensamientos se mezclaban y hacían el
amor en sus mentes, uniéndose, entrelazándose. Buscando y buscando sus recuerdos,
Huck finalmente vio la muerte de su padre. El dolor era casi insoportable.
El amor de ella envolvía a Huck, la cantidad que ella poseía nunca podía ser negada y Huck
sintió que los últimos rastros de su padre biológico caían de él. Su escudo explotó de
emoción, renació. La mortaja ya no era suya. Había demasiado amor en Huck. El amor de
su hijo, el de Becky, el de su madre y su padrastro, el de su escudo. La biología no tenía
nada que ver con la capacidad de Huck para preocuparse, la emoción estaba ahí todo el
tiempo. Sólo necesitaba que se le quitara la duda de su ser.
Cada marca hecha a la carne dulce y fina de Becky los trajo más cerca que cualquier otra
cosa en el universo. El sabor de ella era el doble de delicioso cuando sus sentimientos por
su hijo estaban grabados en su esencia. Huck era parte de Twain. Becky amaba cada
centímetro de su hijo.

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Cuando terminó, el negro y resplandeciente tatuaje brilló, un faro brillante de su valor.

Alguien le amó lo suficiente como para confiar en él con su vida. Su compañera. Su mundo.
Su mejor mitad.
Huck la giró entre sus brazos, su escudo cerrado sobre ellos, curándola. "Te amo, Becky".
"Estoy envuelta en amor"
Becky se durmió a la deriva. Huck sabía que el sueño vendría; había algo que necesitaba
hacer por ella. El lugar al que ella les llevó era deprimente. La lluvia caía de un cielo gris, y
Huck finalmente entendió por qué Becky odiaba el color. El grisáceo los rodeaba. Nunca fue
por un Tonan, otro misterio resuelto. Fue por sus recuerdos. Becky se paró en el banco que
se desmoronaba gritando, llorando a su padre. Sus pies resbalaron mientras el suelo se
movía bajo ella, pero el alud de lodo fue mucho peor al otro lado del agua que se movía
rápidamente.
Huck se quedó sin aliento y se alegró de que ella estuviera reviviendo un viejo recuerdo. Si
ella estuviera realmente en este tipo de peligro, él lo sentiría en todo su ser. Cada gramo de
él quería ir a ella, para salvarla, pero la pesadilla tenía que hacerse realidad para que él lo
supiera todo. Sólo entonces podría vencer la confusión de sus sueños. Esto tenía que
terminar con ella en sus brazos; ella debía tener su consuelo y saber que nunca estuvo sola,
en ningún lugar, nunca.
Mientras se desarrollaba la historia, Huck se quedó mirando desde el suelo, aunque la
agonía de su compañera le lastimaba el alma. Su dulce y pequeña crack había sido herida
este día. Un valiente macho humano la llamaba y le decía que estaría bien. Su padre era
muy apasionado con sus palabras. Cada pensamiento era para ella, no para él. Cada
segundo de su aliento estaba centrado en su hija amada, y Huck sabía que este era el
hombre que le enseñó a Becky el amor incondicional. Su pareja sería la mejor madre del
universo, y con todo su corazón deseaba que él pudiera alcanzar y decirle a esta maravillosa
alma que su hija estaría siempre a salvo, amada y deseada.
Becky no podía estar tranquila sin importar cuánto lo intentara su padre. Ella estaba,
después de todo, viéndolo morir delante de ella. Sus gritos se intensificaron cuando su
padre le dijo que se despidiera, di adiós, gatita dulce, papá te quiere; ahora mira....mira,
cariño. Sus brazos intentaban darle alcance, sus puños rebotaban y ella los golpeaba contra
sus rodillas con rabia y dolor. Su padre la llamaba, un grito de amor. Por un instante Huck
le vio, a su padre, mirándole justo a él. Huck se puso detrás de Becky -él me ve, su padre
me ve.
Huck sintió latir su corazón, dio un paso adelante. El hombre estaba casi envuelto en el
lodo, un líquido negro pardusco se deslizó por sus labios, pero Huck lo oyó, lo oyó llamarle
mientras se ahogaba.
"Date la vuelta, nena, y mira", le estaba gritando su padre. "Date la vuelta y mira, nena,
está justo ahí. Ten fe y confianza. Te amo"
Becky luchó duro para resistir la tentación de darse la vuelta. Huck podía sentirlo en sus
venas. El miedo a lo desconocido era demasiado grande dentro de ella. Ella buscó a su
padre, deseando que reapareciera, pero él se había ido y Huck aún estaba aturdido. Poco a

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poco Becky cayó de rodillas, su cabeza se inclinó y sintió su confusión. Date la vuelta, por
favor. Todo su ser llegó a ella en sus pensamientos. Su escudo latía dentro de sus venas.
Huck se quedó sin aliento cuando Becky giró la cara, girando el cuello para mirar hacia
atrás. Ella le miró fijamente de los pies a las caderas, al pecho, y se posó en sus rasgos.
Gritó y se puso en pie de un salto. Huck la aplastó contra su pecho en segundos.
"Me estaba diciendo que me diera la vuelta", dijo ella sollozando. "Pensé que mi padre no
quería que le viera morir. Pero quería que te viera para que no me asustara tanto. ¿Cómo
lo supo? Lo vi señalando con los dedos. ¿Cómo Huck?"
Huck tragó con fuerza. Había visto al hombre hacer lo mismo.
"No lo sé, Becky. No sé cómo me vio, pero lo hizo. El amor puede ir donde nada más puede.
Lo sentí. Podía sentir en mi corazón lo feliz que estaba de que no estuvieras sola. El destino
le dio un regalo. Una premonición".
Huck la tenía de pie, su puño enterrado en su pelo. Su brazo la apretó contra su pecho sin
querer soltarla.
"Fuiste mía todo el tiempo. ¡Mía!"
"Y tú eres mío."
Huck levantó a Becky más alto. Se giró, pero cuando empezó a dejar algo, algo le hizo mirar
hacia atrás. El padre de Becky estaba parado al otro lado de la inundación de lodo. Sólo
que él permanecía en el césped verde con un cielo azul puro sobre él. Con él era una visión
que Huck sabía que volvería a ver quizás dentro de miles de años. Sus padres le estaban
observando. Su padrastro le levantó la mano. El corazón de Huck dio un vuelco. Un malvado
Tonan no iba a ninguna parte tras la muerte.
Becky envolvió sus brazos alrededor de su cuello y enterró su cara en su garganta. Huck
inclinó la cabeza hacia su padre, su verdadero padre. Su escudo se cerró sobre ambos en
un abrazo.
Lo hiciste bien.
Huck oyó la voz en voz baja. Él sonrió.


" Los Tonan y los Gorgano se reagruparán. Pero para entonces, nuestros pequeños
guerreros serán una fuerza a tener en cuenta. Aniquilaremos a esos bastardos. Vuestro hijo
estará hombro con hombro con sus hermanos. Los Castians y nuestros hermanos Tonan
serán los protectores de la galaxia". Cobra estaba sonriendo. Huck sonreía con la mirada
en su cara; era intenso. Los rasgos de Becky fueron transformados en una expresión con
la que Huck estaba familiarizado.
"Mi hijo ni siquiera camina, y tú lo tienes como el guerrero del siglo," dijo Becky, su tono
chorreando sarcasmo. "Necesitas cambiar más pañales"
"Tu hijo será una fuente de poder, un icono. Todos nuestros guerreros lo serán" Cobra agitó
la mano hacia el cielo. "Seremos invencibles con nuestros aliados los Zargonnii. A

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continuación, pasaremos a ayudar a los Guerreros Oscuros que acabarán con el Angano.
No más mierda. Volaremos a los bastardos en pedazos pequeños para que los pequeños
roedores no encuentren una comida decente".
Becky parpadeó. El pecho de Cobra se agitaba, hinchado de orgullo, sus rasgos animados.
Becky se paró frente a Cobra por un segundo. Su mirada era ilegible hasta que habló.
"No te preocupes, pastelito".
Becky pasó por delante de Cobra, sonriendo; le guiñó un ojo a Huck.
Cobra se giró para mirar a Huck. "¿Tu compañera me acaba de llamar pastelito?" Cobra
tenía la boca abierta, los ojos muy abiertos.
Huck echó la cabeza hacia atrás y aulló de risa.

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Sobre la autora
C. L. SCHOLEY
¡Por favor, llamadme Connie! Ha sido fantástico trabajar con grandes editores y seguir mi
sueño de escribir. Cuando no estoy escribiendo, estoy ocupada cuidando de mis hijos, mi
esposo, mis nietos y la mascota de la familia, un mastín de 116 libras llamado Aramis, en
honor a los Tres Mosqueteros.
Actualmente estoy trabajando demasiado, como de costumbre, pero me encanta cada
segundo. Por favor, no dudéis en contactarme en clscholey@hotmail.com Buscadme en mi
página web www.clscholey.com o únete a mí en Twitter y Facebook. Espero tener noticias
vuestras.

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