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Guérin, Daniel

La lucha de clases en el apogeo de la Revolución Francesa. -


1a ed. - Buenos Aires : RyR, 2011.
356 p. ; 17x12 cm. Nuestra verdadera herencia
Traducido por: Carlos Manzano
ISBN 978-987-1421-40-4
La importancia de un clásico
sobre la revolución burguesa
1. Revolución francesa. I. Carlos Manzano, trad. II. Título. Fabián Harari
CDD 940

Todo cuanto conocemos en nuestra sociedad tuvo un nacimien-


to. Nada viene desde el origen de los tiempos. Aquellas cosas que
nos aquejan cotidianamente no son inmemoriales, ni pertenecen al
mundo natural. Todo lo declamado como pilar de nuestra sociedad
tiene una historia: la propiedad privada, la explotación capitalista,
la industria, el trabajo asalariado, la condición obrera, la masa de
desposeídos abarrotados en las ciudades, el estado burgués, la de-
mocracia, el parlamento, las constituciones liberales y los llamados
“derechos humanos”. Es más, su vida es relativamente reciente: no
©CEICS-Ediciones ryr, 2011, Buenos Aires, Argentina tienen más de 200 años. Si pensamos que la servidumbre duró diez
Queda hecho el depósito que marca la ley 11723 siglos, y la esclavitud algo más de once, podemos hacernos una idea
Printed in Argentina- Impreso en Argentina de la poca “tradición” que tienen estas instituciones que se dicen
“fundamentales” para la vida humana, una vida que se las arregló
Se terminó de imprimir en Pavón 1625, C.P. 1870. para vivir sin todo esto.
Avellaneda, provincia de Buenos Aires, Argentina. El capitalismo y sus instituciones no solo tienen una historia
Primera edición: Ediciones ryr, Buenos Aires, Marzo de 2011 relativamente reciente: tampoco brotaron espontáneamente como
Responsable editorial: Gonzalo Sanz Cerbino crece un cuerpo vivo, sino que fueron creados. No sólo fueron crea-
Director de la colección: Mauro Cristeche dos: fueron impuestos por una revolución violenta, en la cual una
Diseño de tapa: Sebastián Cominiello
clase social (la burguesía) se hizo con el poder para desalojar, per-
Diseño de interior: Mauro Cristeche
www.razonyrevolucion.org.ar seguir y exterminar a los antiguos dueños del poder. Este proceso
editorial@razonyrevolucion.org.ar
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tuvo un lugar y un período de inicio: Francia, de 1789 a 1799. Este libro se consagró como un clásico porque intervino contra
Desde allí, la revolución burguesa comenzó a recorrer el mundo. todas estas reivindicaciones. Revolvió a todas las corrientes inte-
En algunos lugares, tuvo una radicalidad similar. En otros, se lectuales, las obligó a una seria revisión y produjo un vuelco en
trató de un proceso menos doloroso. En todos, la dinámica estu- la discusión sobre el verdadero legado que ofrecía la Revolución
vo condicionada por la de aquel primer gran paso: cada burguesía Francesa para una política revolucionaria. Todos los historiadores,
se sintió más fuerte, cada nobleza se encontró más débil y menos de derecha e izquierda, tomaron su guante. No hay libro sobre el
segura. Fue la primera vez en la historia de la humanidad que una tema que no lo nombre, aún cuando hayan pasado 65 años de su
transformación social se produjo en forma tan conciente y tan publicación. Es un libro de batalla. Una obra pensada para desa-
acelerada. cralizar las verdades que la tradición republicana, la democrática
La Revolución Francesa tuvo, además, otra singularidad: en sus y la de la izquierda reformista (hoy llamada “nacional y popular”)
diez años de duración, anunció las diferentes formas de la políti- juzgaban sagradas. Para ello, no necesita tomar todo el proceso re-
ca burguesa: la república, la constitución, la democracia, el fede- volucionario. Le basta con concentrarse en tres años, aquellos que
ralismo, el centralismo, la dictadura militar, el bonapartismo, la resultaron cruciales: los que describen el apogeo y el ocaso de la
economía “controlada”, el laissez faire, entre las más salientes. Su intervención de las clases explotadas en la revolución. Para ser más
alcance político y cultural es inconmensurable y no podría nunca exactos, desde 1793 a 1795.
relatarse en estas pocas páginas. Sin embargo, para una pequeña Esa lucha, de la que esta obra forma parte, es un aspecto del
muestra local, téngase en cuenta que hombres como Belgrano, San combate que Daniel Guérin dio en el seno de la izquierda france-
Martín y Mariano Moreno estuvieron fuertemente influenciados sa contra posiciones reformistas y stalinistas. Muestra, también, el
por ese fenómeno. Instituciones como la Asamblea Constituyente, momento de mayor madurez política del autor. Veamos, entonces,
el Triunvirato, el Directorio, la Guardia Cívica, el Código Civil, quién fue Daniel Guérin.
así como el gorro frigio en nuestro escudo y la escarapela, son una
herencia de la Francia revolucionaria. Del marxismo al anarquismo
No es extraño que, de allí en adelante, todas las tradiciones po-
líticas se referenciasen en torno a la “Gran Revolución”, ya sea para Daniel Guérin nació en 1904 en el seno de una familia burgue-
repudiarla o para reivindicarla. En este último campo, se situaron sa liberal parisina. Su familia fue fundadora de la casa Hachette,
la burguesía republicana, la pequeña burguesía y el proletariado. famosa librería y editorial. De muy joven comenzó a escribir poe-
Todos se proclamaron sus herederos. Los republicanos pretendían mas. Ya en el liceo editaba una revista, La gavilla del barrio latino,
emular la Constitución de 1791 y la Declaración de los Derechos con otros jóvenes comunistas. A los 17 años, entró sin entusiasmo
del Hombre. Los demócratas más avanzados, la Constitución de a la facultad de Derecho, donde se interesó en el curso de Historia
1793. La socialdemocracia, en Europa, antes de la llegada de “La del Socialismo de Elie Halévy. Un año más tarde, presentó sus tesis
Internacional”, cantaba “La Marsellesa” en sus actos y los militantes sobre la evolución política de Lamartine. También publicó una re-
solían ponerse el gorro frigio. Lenin, en el poder, mandó a levantar copilación de sus poemas bajo el título El libro del decimoctavo año.
una estatua en honor a Robespierre.
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En 1925 publicó su primera novela El encantamiento del viernes En 1935, el SFIO asistió a una crisis. Los trotskistas fueron
santo. expulsados de la fracción leninista. Pivert creó una nueva fracción
En 1927 viajó al Líbano (en ese entonces, junto a Siria, bajo izquierdista a la que se sumó Guérin. Al año siguiente, el Frente
mandato francés) como gerente de la sucursal de Hachette. Allí Popular se hizo con el gobierno y Pivert asumió como asesor de
pasó dos años en los que tuvo contacto con intelectuales de la iz- Blum. En este período, si bien compartía la caracterización de
quierda anticolonialista. Se volvió partidario de la causa naciona- Trotsky del agotamiento del PC y de la socialdemocracia, Guérin
lista árabe y estuvo a cargo del periódico La guía azul, del partido mantenía la posición centrista de Pivert, por la cual creía necesario
pro-sirio. En 1929, publicó La vida según la carne. Ese mismo año el trabajo político en aquellos partidos que tuvieran predicamento
partió hacia el extremo oriente. En el viaje se familiarizó con las lec- de masas. Por lo tanto, se negaba a fundar una nueva organización.
turas marxistas y sindicalistas. En Yen Bay se encontró con el líder Publicó, en ese tiempo Fascismo y gran capital (1936) y formó parte
de la rebelión anticolonialista y decidió dejar su vocación literaria de las comisiones que investigaron las calumnias de los procesos de
para escribir denuncias políticas. Sus primeros artículos fueron es- Moscú. En 1937, la fracción de izquierda fue disuelta por la direc-
critos en el periódico de Henri Barbusse y denunciaban la situación ción del SFIO y Guérin aconsejó la secesión. Pivert se resistió, pero
en Indochina. finalmente debió crear el Partido Socialista Obrero y Campesino
A su vuelta a Francia, osciló entre el sindicalismo y el socia- (PSOP), que mantuvo su centrismo, mientras Guérin lideraba una
lismo. Luego de rechazar una propuesta de León Blum, decidió fracción cercana al trotskismo. En 1939, pugnó, por consejo de
afiliarse al Partido Socialista Unificado (SFIO, en francés), en la Trotsky, por una fusión con el PSI trotskista y durante la guerra
fracción de Alexander Luquet, izquierdista y sindicalista revolucio- civil española colaboró personalmente en la ayuda al POUM. En
nario. También entró en contacto con Jean Zyromski y Marceau los inicios de la guerra, conformó la dirección del Frente Obrero
Pivert. Sin embargo, un año después decidió su salida del partido Internacional, una organización antibélica. En 1940 partió a Oslo
con críticas al electoralismo y al anticomunismo del SFIO. Afiliado para organizar el trabajo político clandestino. Allí fue apresado por
a la CGT (central sindical) en el sindicato de correctores, denunció el régimen nazi y enviado a Alemania en calidad de prisionero.
en el congreso de mineros del norte la duplicidad de los dirigentes A pesar de juzgar precipitada su fundación, Guérin adhirió a la
sindicales. Se convirtió en el nervio del Comité por la Amnistía de IVº Internacional. A su vuelta a Francia, en 1942, bajo la dictadura
los Presos Políticos de Indochina. También mantuvo reuniones con de Vichy, organizó en su casa las reuniones con el fin de crear la
los líderes nacionalistas marroquíes. sección francesa de la IVº Internacional y participó de la redacción
En 1932 y 1933 visitó dos veces Alemania, donde escribió en del periódico La verdad clandestina. Durante la guerra, realizó una
varios periódicos revolucionarios. Sus observaciones lo llevaron a intensa tarea de investigación y escritura de lo que iba a ser su libro
publicar La peste parda (1932). En Francia, mantuvo reuniones con más trascendente.
Trotsky, exiliado, con quien coincidió en muchas de sus propues- Luego de la liberación, recibió el cargo de Secretario General
tas. Participó también muy activamente en la organización de las de la Oficina del Libro. Allí se dedicó a denunciar a los escritores
huelgas que asolaron Francia. que colaboraron con la ocupación nazi y exigió públicamente que
se levantaran las restricciones legales a la prensa trotskista. Como
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consecuencia, en 1947 su oficina fue disuelta. En 1946, publicó su del Frente Popular en España, en su trabajo ¿Frente Popular, revolu-
obra más importante: La lucha de clases en durante la primera repú- ción frustrada? (1963).
blica, con la que intentó probar la pertinencia histórica del con- Fue invitado de honor en La Habana por la revolución cubana.
cepto de revolución permanente. Si bien tuvo una fuerte influencia En 1968, dictó numerosas conferencias sobre la “autogestión” en la
trotskista, en términos historiográficos, su antecedente más cercano Sorbona tomada. No era para menos: esa experiencia con dirección
en cuanto al abordaje es un gran libro, algo olvidado: La gran revo- autonomista, aunque destinada al fracaso, despertó en Guérin un
lución, de Piotr Kropotkin. vivo entusiasmo. En un nuevo intento de fusionar el marxismo
De 1946 a 1949 viajó por los Estados Unidos. Se entrevistó allí y el anarquismo, en 1971 escribió Rosa Luxemburgo y la esponta-
con los partidos y grupos trotskistas y considerándolos aún mino- neidad revolucionaria. En 1969 fundó el Movimiento Comunista
ritarios y fascinado por otras tendencias mayoritarias, decidió su Libertario. Luego de una fusión con grupos anarquistas, Guérin
alejamiento. De esa experiencia es su libro ¿A dónde va el pueblo renunció en 1976, criticando su autonomismo y su poca vocación
americano? (1951). Más adelante, publicó El movimiento obrero de vincularse a las masas. Durante los ’70 intentó dar una batalla
en los Estados Unidos (1968) y Del Tío Tom a las Panteras Negras en la conciencia popular sobre el legado de la Revolución Francesa
(1973). Ponía grandes esperanzas en la cuestión negra como eje publicando, en 1973, un resumen de su gran obra de 1946, que es
para la transformación social. el libro que el lector tiene en sus manos y La Revolución Francesa y
En la década de 1950, comenzó a dedicarse a la lucha a favor nosotros (1976).
de los movimientos nacionalistas anticolonialistas. Escribió Al ser- Puede decirse que su militancia marca una línea ascendente
vicio de los colonizados (1954), Las Antillas descolonizadas (1956), hasta el fin de la segunda guerra mundial y, luego, cierta desorien-
La Argelia que se busca (1964). También comenzó su trabajo so- tación. Es evidente que la derrota de la revolución, la guerra y la
bre la condición homosexual y su lugar en la sociedad capitalis- vitalidad del capitalismo de posguerra produjo un notable impacto
ta. Kinsey y la sexualidad (1955), Ellos y él (1962), Ensayos sobre sobre sus convicciones. La desilusión provocó un viraje. Sin embar-
la sexualidad después de Reich y Kinsey (1963) y Homosexualidad y go, a diferencia de varios de su generación, nuestro autor, con todos
Revolución (1982) fueron sus trabajos más importantes. A ellos se sus errores, no se pasó al enemigo, como sí lo hizo, por ejemplo,
agrega Un joven hombre excéntrico (1965, reeditada, en 1972, bajo Pivert.
el nombre De una disidencia sexual al socialismo), de características En 1981, cometió lo que podríamos considerar su mayor error
autobiográficas. y su único paso en falso: hizo pública su firma de apoyo a la can-
En 1959, decidió poner por escrito su nueva orientación, un didatura de Miterrand para la segunda vuelta, contra el candidato
eclecticismo entre el marxismo y el anarquismo, bajo el nombre de de la derecha. Publicó también una autobiografía La fe de la sangre
“socialismo libertario”: Juventud del socialismo libertario. Siguiendo (1979). En 1984 se editó su último libro Africanos del nuevo mun-
los derroteros de esa orientación, cada vez más alejada del marxis- do, sobre el movimiento negro norteamericano. Murió el 14 de
mo, publicó, en 1965, El anarquismo y Ni Dios ni Amo: antología abril de 1988, en Suresnes, un pueblo en los Altos del Sena.
del anarquismo. También tuvo oportunidad para revisar la política
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El libro de la discordia las masas vieron una mejora, fue cuando ellas mismas tomaron el
problema y se ocuparon del control de precios. Esto se retrata muy
Durante el siglo XIX, la burguesía se debatió entre el rechazo bien cuando se aborda la cuestión del asignado. El asignado fue una
y la aceptación a regañadientes de su propia revolución. Poco a moneda emitida tras la crisis financiera de 1790. Ese papel moneda
poco, fue cayendo en la cuenta de lo peligroso de la persistencia de estaba respaldado por la venta de la propiedad eclesiástica nacio-
esa tradición en la conciencia de las masas, por lo que se alejaron nalizada. La expropiación de los bienes eclesiásticos se produjo el
de su estudio. A comienzos del siglo XX, junto con el ascenso de 2 de noviembre de 1789 y constituyó el embargo más importante
la clase obrera y sus partidos, la historia de la Revolución Francesa de los tiempos modernos. Pues bien, la burguesía, en su intento
fue dominada por historiadores de izquierda, ligados a la social- de financiar sus guerras, emitió asignados, que fueron deprecián-
democracia y al comunismo. Se conformó, entonces, una historia dose, mermando, cada vez más el poder de compra de las masas.
llamada “jacobina”. En cambio, la burguesía operaba con pesos fuertes. Sólo la inter-
La socialdemocracia tuvo sus grandes historiadores como Jean vención popular permitió frenar momentáneamente este proceso.
Jaurés, autor de la primera obra documentada: Historia socialista Todo aquel que aún cree que la democracia, la Constitución y los
de la Revolución Francesa. Un verdadero clásico de la historia uni- Derechos Humanos tienen algo que ofrecer, debería leer este libro.
versal. Esta tendencia hacía énfasis en los logros políticos y econó- Los historiadores comunistas, por su parte, hicieron énfasis el
micos de la dirección burguesa y en su carácter progresivo frente al arrojo y tesón de la dirección jacobina y en la necesidad de la dicta-
absolutismo feudal. Se detenían particularmente en la Declaración dura, sobre todo, luego de 1917. Albert Mathiez, en 1920, al ingre-
de los Derechos del Hombre y en el sufragio universal, verdaderos sar al Partido Comunista escribió un folleto titulado Bolchevismo y
objetivos de su corriente. jacobinismo. Más adelante, con el arribo de Stalin, esta línea tomó
El trabajo de Guérin desenmascara las ilusiones reformistas en un cariz particular llegando a sugerir que las movilizaciones de los
la democracia social y en las expectativas de la acción de fracciones enragés (los rabiosos) y de los sans-culottes conformaban verdaderos
burguesas más avanzadas. Lo hace mostrando crudamente lo que obstáculos a la necesaria dirección burguesa. La idea de que debían
sucedió en aquellos años donde este programa tuvo su comienzo respetarse las etapas de la revolución, en especial la burguesa, justi-
y, en cierto sentido, su auge: el período de sufragio universal y la ficaba los frentes populares y el apoyo a direcciones burguesas más
participación popular. El libro describe, con lujo de detalle, cómo radicalizadas. Robespierre podía ser Stalin, pero también Chiang
la burguesía más revolucionaria y más democrática utiliza la alianza Kai-Shek. Y, más acá, por qué no Perón, Chávez, Kirchner...
con los explotados para someterlos; cómo las necesidades del capi- Militante todavía del trotskismo, Guérin dirigió sus principales
tal llevan al empobrecimiento de las masas y a la represión y perse- argumentos contra esta historia y esas conclusiones. Su aporte co-
cución abierta, en caso de que éstas no estén dispuestas a aceptar lo mienza con un cambio metodológico. Hasta el momento, se hacía
que les toca. Los grandes revolucionarios, los grandes demócratas, la historia de los grandes dirigentes y personajes, a la que se agre-
como Robespierre o el mismo Marat, son retratados, con docu- gaban los programas, instituciones, leyes y constituciones. Su tra-
mentos en la mano, como lo que fueron: defensores del capital, de bajo puso el foco en las clases, en particular, en las movilizaciones
la propiedad privada y de la explotación. El único momento en que populares: sus formas de acción política, los clubes, las secciones y
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las organizaciones secretas. Ese enfoque permitió sacar a la luz toda rápidamente. Es decir, sin esa dialéctica entre revolución burguesa
una rica historia ignorada hasta entonces. y revolución “antiburguesa” (como la llama Guérin), la revolución
Su argumento central es que la Revolución Francesa, como burguesa nunca hubiera llegado tan lejos, si no hubiera estado pre-
cualquier revolución, mostraba, en su dinámica interna, una revo- ñada de un embrión de revolución proletaria. Cuando la dirección
lución permanente: junto a la lucha entre la burguesía y la nobleza, jacobina descabezó al movimiento popular y destruyó sus organi-
asomaba, en forma embrionaria, la lucha entre los explotados (una zaciones, la reacción comenzó a avanzar, llevándose puestos tam-
clase obrera aún en formación) y la burguesía. Es decir, no fue una bién a Robespierre y Saint-Just. Lo importante es que la reacción
revolución burguesa “pura” y nada más, sino una combinación de Thermidoriana no surge de la nada el 27 de julio de 1795, sino
procesos, uno dominante (el antifeudal) y el otro subordinado (el que comienza a desarrollarse en el seno de la experiencia jacobina.
antiburgués). Por lo tanto, no es posible trazar un “cordón sanita- La comparación con el proceso soviético no podría ser más
rio” entre la revolución burguesa y la proletaria. La consecuencia explícita: liquidación de la vieja guardia bolchevique, procesos de
es evidente: si en un momento tan embrionario se desarrolló la Moscú, bloqueo de la libre organización obrera. Trotsky asociaba el
potencia de una superación del programa burgués, no es posible, triunfo final de Stalin con el Thermidor. Es decir, con el régimen
hoy día, limitar la acción obrera al alcance de estas últimas cuando que barrió con la experiencia jacobina y puso a la revolución en un
una alternativa socialista se pone a la orden del día en cualquier impasse, sobre el que empezó a retroceder sin llegar aún a la restau-
proceso revolucionario. ración. Tal vez, podría asociarse el período que va de la muerte de
Ahora bien, uno de los argumentos esgrimidos por los histo- Lenin hasta el triunfo de la burocracia con la etapa previa del do-
riadores anteriores (como Mathiez) y posteriores (como Soboul) es minio jacobino, en el que pugnan ambas tendencias. Stalin podría
que, en realidad, los sans-culottes y los “descamisados”, con sus re- concentrar en sí la evolución de Robespierre a Napoleón.
clamos contrarios al avance del capitalismo, fueron un obstáculo de Los historiadores que le siguieron, en particular Albert Soboul
la revolución. Con ello, se justificaría la acción jacobina contra los y Georges Rudé, criticaron a Guérin cierto “politicismo”, es de-
enragés y los hebertistas. Sin embargo, Guérin prueba que fueron cir, la tendencia a considerar los programas y voluntades políticas
estos grupos y estas clases los que compusieron la fuerza de cho- en abstracción de las condiciones objetivas. En este caso, sostener
que y la organización que despojó a la nobleza y a los moderados la posibilidad de una revolución socialista o de una lucha obrera,
del poder. Al dejar de lado la política de las alturas y mirar lo que cuando todavía no se había desarrollado el capitalismo y predomi-
sucede en la calle, su libro logra describir cómo se llevaba a cabo naba el artesanado. Además, se le objetó ver en reivindicaciones
realmente la política revolucionaria. Esta no la hacía Robespierre por el control de precios un programa “comunista”. La acusación
desde un altar, ni desde el Comité de Salvación Pública, eran los es injusta y se deriva de una mala lectura de sus trabajos. En ningún
dirigentes de las secciones, los sans-culottes, los descamisados los momento Guérin realizó un planteo por fuera de las condiciones
que se encargaban de reclutar gente y poner en práctica los desig- objetivas. Nunca dijo que en 1793 fuera posible una revolución
nios. Y ellos se movilizaban porque pensaban que lo hacían por sus socialista, sólo dijo que, en su desarrollo, se plantearon las contra-
propios reclamos. Sin ellos, y sin sus esperanzas, los girondinos no dicciones que provoca el capital frente a los explotados (en estado
hubieran sido desalojados y la reacción hubiera levantado cabeza embrionario, lógicamente).
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Si se toma el trabajo de leerlo detenidamente, Guérin aclara “La revolución había encontrado sus más amplios límites de clase: la
con respecto a la relación entre la burguesía y el movimiento po- política de alianzas y de la revolución permanente terminó por imponer
pular: “Había correspondencia entre la voluntad subjetiva de la nuevas cuestiones que, por entonces, no podían ser resueltas, había
burguesía de detener el movimiento y la incapacidad objetiva de la desencadenado fuerzas elementales que sólo una dictadura militar hu-
Revolución para continuar hacia delante”. Sobre los enragés, adver- biera podido contener.”1
tía: “Jacques Roux, Leclerc y Varlet no representaban a los proleta-
rios modernos, producto de la gran industria, todavía embrionaria La lucha de clases en el apogeo de la Revolución Francesa retrata,
en aquella época, sino a una masa heterogénea en al que predomi- sin explicitarlo, la dinámica bonapartista. Robespierre sube llevado
naban los pequeños burgueses y artesanos apegados a la propiedad por un ascenso popular, pero como representante de la burguesía.
privada”. Sólo Babeuf logrará sacar las conclusiones pertinentes y Brillante orador, dice pertenecer al pueblo y darse a la revolución
elaborar el primer programa realmente socialista. Pero, otra vez, (esto último, cierto). Sin embargo, es un representante de la bur-
Babeuf y su programa no nacen de un repollo, sino que son el fruto guesía y está allí para asegurar su dominio. Como es parte de una
de un desarrollo previo. alianza que incluye al pueblo, presiona por ciertas concesiones rea-
Ahora bien, su planteo de revolución permanente responde a les. Sin embargo, prepara su golpe. Una vez afianzado, se da vuelta,
un proceso objetivo, no simplemente a voluntades. Mejor dicho, habla del “orden”, de frenar los “excesos” y realiza la tarea de liqui-
esas voluntades existen porque existe un proceso objetivo. Durante dar su ala izquierda y a aquellos que constituyen una amenaza para
el siglo XVIII, en Francia se desarrollan relaciones capitalistas. el dominio burgués. Quienes lo apoyaron contra los “inconformis-
Relaciones que ocupan un lugar subordinado frente a las feudales, tas”, pagan cara su ilusión. No hace falta dar ejemplos, aunque más
pero que ganan cada vez mayor fuerza. No sólo en la ciudad, sino no sea raquíticos en comparación con el “Incorruptible”: otra vez,
también en el campo. Justamente, el grado de desarrollo de esas Perón, Chávez, Evo Morales, Kirchner...
relaciones es el que empuja a la revolución. Por lo tanto, una vez Podría seguir escribiendo. Es un libro fascinante. Se explica,
desatada ésta, a medida que enfrenta las restricciones nobiliarias se por sí sólo, por qué se constituyó en un clásico, no ya de la historia
va soltando y mostrando su crudeza. En un proceso necesariamente de Francia, sino de la historia universal. La versión original, pu-
confuso, clases a medio terminar, sin fronteras claras y sin mucha blicada en 1946 y luego en 1968, constaba de 1.000 páginas. No
experiencia previa, se van aliando, se van organizando y van ela- son extrañas las fechas, ya que marcan un auge de la lucha de clases
borando sus programas. Sin embargo, con el paso del tiempo, van por esos lares. En 1973, el autor tomó la decisión de hacer su obra
ganando claridad. Y, al final, se ve que lo último (Babeuf ) estuvo accesible a todo el mundo y resumió sus argumentos en este ejem-
también desde el principio. plar. Esta síntesis fue publicada en Argentina en 1974, en pleno
Gramsci llamó a los jacobinos “Partido de la Acción”, porque se proceso revolucionario. Durmió el sueño de los justos durante 37
trató del partido que llevó a la burguesía hasta el final de sus tareas: años. Hoy está en sus manos. Esta edición fue para nosotros toda
la creación del Estado burgués y la unificación nacional bajo la he-
gemonía burguesa. Sin embargo, no deja de reconocer los límites.
Vale la pena su testimonio, ya que nunca leyó a Guérin: 1
Gramsci, Antonio: El Risorgimento, Granica, Buenos Aires, 1974, p. 116.
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una responsabilidad. Esperamos que sea tan útil al lector como lo


ha sido para miles de revolucionarios en el mundo. Para seguir leyendo (y viendo)

Como siempre, esperamos que el lector no se quede con esto.


Si el libro cumplió su cometido, deseará usted seguir profundizan-
do el tema. Para eso, aquí van algunas recomendaciones. Todas en
castellano y accesibles. Para empezar puede leer algunas obras muy
generales que van a introducirlo a Revolución Francesa, para ubi-
carlo en tiempo y espacio, como las siguientes:

Soboul, Albert: La Revolución Francesa, Globus, Madrid, 1994.


Rudé, George: La Revolución Francesa, Vergara, Buenos Aires, 2004.
Matthiez, Albert: La Revolución Francesa, Labor, Barcelona, 1935, dos
tomos.
Lefebvre, Georges: La Revolución Francesa y el Imperio, FCE, México,
1966.
Vovelle, Michel: Introducción a la Revolución Francesa, Crítica,
Barcelona, 2000.

La primera es más conceptual y más rigurosa en términos mar-


xistas. La segunda se detiene más en los elementos explicativos.
La tercera es más llevadera, tiene más información y está llena de
detalles interesantes. La cuarta también está bien documentada y es
una apretada síntesis. La quinta no es de mi agrado, pero no puede
negarse que es una da las más utilizadas.
Para entender la revolución y su contexto europeo, puede con-
sultar en Hobsbawm, Eric: La era de la revolución, 1789-1848,
Crítica, Buenos Aires, 1997 y Rudé, George: La Europa revolucio-
naria 1783-1815, Siglo XXI, México, 1994.
Si tiene tiempo, puede trasladarse a una biblioteca o ha junta-
do el dinero suficiente, no puedo dejar de recomendar una obra
maestra de la que le hablé en la introducción, Historia socialista
de la Revolución Francesa, de Jean Jaurés. Tenga en cuenta que
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son siete tomos. Otra maravilla, pero que supone un buen co-
nocimiento del período es El Antiguo Régimen y la Revolución, de
Alexis de Tocqueville, escrita en 1856 y que no ha perdido su vi-
gencia. También imperdible, Kropotkin, Piotr, La Gran Revolución,
Buenos Aires, 1924, en dos tomos. Prefacio
Si le interesa profundizar sobre el período jacobino y su relación
con el movimiento popular, debería leer la obra en la que Soboul
intenta refutar a Guérin, Los sans-culottes. Movimiento popular y go-
bierno revolucionario, Alianza, Madrid, 1987. También puede con-
sultar Rudé, George: La multitud en la historia. Los disturbios popu-
lares en Francia e Inglaterra, 1730-1848, Siglo XXI, México, 1971.
Para los inicios del movimiento socialista, recomendamos una
gran obra: Tarlé, Eugen: La clase obrera en la Revolución Francesa, El presente libro es un resumen de una obra mucho más exten-
Editorial Futuro, 1961. Obviamente, no puede dajarse pasar los sa, publicada por primera vez en 1946 y re­estructurada a comienzos
escritos de Graco Babeuf, El Tribuno del Pueblo, Ediciones ryr, con de 1968: La Lutte de classes sous la Première Republique (“La lucha
prólogo de Eduardo Sartelli. de clases durante la Primera República”). Las dimensiones de esta
En cuanto a la trascendencia de la Revolución Francesa en el última se debían a que la había concebido como un alegato. Con el
siglo XIX y XX, puede leer un libro pequeño y bien escrito: Los apoyo de pruebas muy numerosas, me había batido con una serie
ecos de la Marsellesa, de Eric Hobsbawm, Crítica, Barcelona, 1991. de historiadores y teóricos revolucionarios, tanto del pasado como
Para una reflexión más teórica sobre la revolución burguesa, le re- de nuestra época, para intentar restablecer, en la medida de lo po-
comiendo la compilación de Antonio Gramsci, El Risorgimento y sible, una verdad histórica que muchas veces se había minimizado,
la realizada por el grupo de Leipzig, bajo el título Las revoluciones se había descrito de formas diversas y contradictorias o seguía ig-
burguesas, Crítica, Barcelona, 1983. norada. Pero, al hacerlo, también -era inevi­table- había recargado
Si le interesa la literatura, léase Historia de dos ciudades, de mi demostración, había distraído la atención, y a veces resultaba
Charles Dickens. En cuanto al cine, puede ver Marat-Sade (1967), difícil advertir la línea directriz del relato, su mecanismo dialéctico.
dirigida por Peter Brook, una reflexión algo pesimista sobre la re- Además, no había podido llegar a muchos lectores que no dispo­
volución. Para una descripción de la decadencia de la corte antes nían del tiempo libre necesario para asimilar un documen­to de más
de la revolución, no se pierda Relaciones peligrosas (1988), con un de mil páginas y a los cuales el precio de un libro enorme, en dos
gran elenco: John Malkovich, Glenn Close, Michelle Pfeiffer y volúmenes, resultaba prácticamente inaccesible.
Keanu Reeves. A la derecha: Danton (1982), de Andrew Wajda, Hacía mucho tiempo que el editor me instaba a redactar este
con Gerard Depardieu. Lamentablemente, un canto a la contra- resumen. Pero seguía ateniéndome de tal manera a la letra de la
rrevolución. Más indigesta aún, María Antonieta (2006), de Sofía minuciosa, escrupulosa y prolija acumula­ción de citas reunidas para
Coppola. apoyar mi demostración, a la defensa motivada de ideas teóricas -y
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