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H. G.

Wells y la ciencia ficción

Autora: Ariela Kreimer Responsable disciplinar: Pamela Archanco Área


disciplinar: Literatura Temática: Literatura universal Nivel:
Secundario, ciclo básico Secuencia didáctica elaborada por Educ.ar

Propósitos generales
Promover el uso de los equipos portátiles en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Promover el trabajo en red y colaborativo, la discusión y el intercambio entre pares, la realización en


conjunto de la propuesta, la autonomía de los alumnos y el rol del docente como orientador y facilitador del
trabajo.

Estimular la búsqueda y selección crítica de información proveniente de diferentes soportes, la evaluación y


validación, el procesamiento, la jerarquización, la crítica y la interpretación.

Introducción a las actividades


Puede decirse que la postura de Verne ante la ciencia era optimista; Herbert George Wells, en cambio,
utilizó la ciencia ficción como una herramienta de crítica política y social. La ciencia no era presentada
como una disciplina buena o mala, pero al estar sujeta al hombre, podía ser utilizada para llevar a cabo
cualquier programa aberrante.

Objetivo de las actividades


Que los alumnos:

Se familiaricen con las principales obras de ciencia ficción.

Actividad 1:

Al igual que Mary Shelley, quien con su Frankenstein inició el género ciencia ficción, H. G. Wells se
interesó tanto por la ciencia como por los individuos que la utilizarían. Pero fue un poco más lejos y se
planteó una pregunta crucial: ¿en qué medio se utilizaría la ciencia y para qué? Y la respuesta a esa pregunta
se encuentra en los primeros libros.

Los primeros libros de Wells fueron muy exitosos y se instalaron fuertemente en la cultura popular, quizás
porque reflejan los miedos básicos que la ciencia despertaba en el público y que todavía continúan vigentes.

Luego de esta introducción, pídanles a los alumnos que busquen adaptaciones a otros formatos de las tres
siguientes novelas de Wells:

 La máquina del tiempo


 El hombre invisible
 La guerra de los mundos
Pueden hacer una competencia en la que ganará el alumno que encuentre datos técnicos en internet de
películas, historietas, novelas o material gráfico ligado a las tres novelas.

Actividad 2:

La máquina del tiempo es una novela de ciencia ficción. Naturalmente, la cuestión de los viajes en el tiempo
no está tratada en la novela de modo científico pues el tema es otro: la división de las clases sociales y sus
efectos a largo plazo, que, en la historia, llevan a la deshumanización de los seres humanos.

Para la siguiente actividad, pídanles a los alumnos que lean el fragmento de Isaac Asimov en el que se
define el género de la ciencia ficción.

Luego, pídanles que lean este fragmento de La máquina del tiempo y que después realicen las siguientes
actividades.

1) Describir brevemente a los Eloi y a los Morlocks (ver información en internet).

Una vez hecho esto, buscar alguna imagen de fantasía que a juicio propio represente satisfactoriamente a los
Eloi, por un lado, y a los Morlock, por el otro.

Buscar luego una representación no fantástica sino real (foto, pintura, etc.) que represente respectivamente a
los Eloi y a los Morlock. A continuación, comparar los dos juegos de imágenes entre sí e indicar sus
similitudes y diferencias.

2) Propongan cinco avances tecnológicos hipotéticos que hayan posibilitado la división entre los Eloi y los
Morlock.

3) ¿Con qué célebre doctrina biológica se conecta este relato? Explicarla.

Actividad 3:

El Dr. Moreau es un científico que se recluyó en una isla para llevar a cabo sus investigaciones en paz. Es
descrito como un hombre muy inteligente y una eminencia en fisiología, que se dedica a humanizar animales
mediante procedimientos quirúrgicos. Así habla de sus obras.

Luego de leer el fragmento de La isla del Dr. Moreau, pídanles a los alumnos que respondan a las siguientes
preguntas:

1) ¿Qué investiga Moreau en su isla?

2) ¿Qué tipo de personas, según indica, realizaban las mismas investigaciones que él lleva a cabo? ¿Cómo él
las califica en general?

3) ¿Cuál es la diferencia entre su método y el de las otras personas?

4) ¿Por qué Moreau, según sus particulares ideas, no es éticamente responsable por sus actividades? ¿En qué
método se escuda?

Más tarde, pídanles a los alumnos que se reúnan en grupos para buscar algún tema ligado a la ciencia y cuyo
planteo se relacione con la ética. Un ejemplo posible es la investigación del genoma humano y las patentes
sobre los genes.

Sobre ese tema, redactarán dos informes:


1) El primero pondrá énfasis en la obtención de resultados y en el buen uso de los avances. La pregunta
clave que debe responder el texto es: ¿para qué se usarán las innovaciones?

2) El segundo planteará la cuestión de la responsabilidad y el mal uso de los avances. La pregunta clave que
debe responder el texto en este caso es: ¿quién está dispuesto a financiar las innovaciones y qué ventajas
espera obtener de ellas?

Bibliografía recomendada
Asimov, Isaac. Sobre la ciencia ficción. Buenos Aires, Sudamericana, 1999.

Wells, Herbert G. La máquina del tiempo / El hombre invisible. Buenos Aires, Hyspamérica, 1985.

Wells, Herbert G. La isla del Dr. Moreau. Barcelona, Plaza & Janés, 1996.

Distintos tipos de narrativa: la ciencia ficción

Autora: Ariela Kreimer Responsable disciplinar: Pamela


Archanco Área disciplinar: Literatura Temática: Literatura
universal de los siglos XX Nivel: Secundario, ciclo orientado
Secuencia didáctica elaborada por Educ.ar

Propósitos generales
Promover el uso de los equipos portátiles en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Promover el trabajo en red y colaborativo, la discusión y el intercambio entre pares, la realización en


conjunto de la propuesta, la autonomía de los alumnos y el rol del docente como orientador y facilitador del
trabajo.

Estimular la búsqueda y selección crítica de información proveniente de diferentes soportes, la evaluación y


validación, el procesamiento, la jerarquización, la crítica y la interpretación.

Introducción a las actividades


La ciencia ficción nació como género a principios del siglo XIX a la sombra de los avances científicos y
tecnológicos que hicieron popular la idea del cambio. No es, entonces, tan importante para este género que
existan platos voladores e imperios galácticos, sino, simplemente, que el cambio sea posible.

Objetivo de las actividades


Que los alumnos se familiaricen con los postulados de la ciencia ficción.

Objetivos pedagógicos
Actividad 1

Para comenzar, conversen entre todos sobre la ciencia ficción, a partir de las siguientes preguntas:

 ¿Qué es un género literario?


 ¿Qué libros, películas o historietas de ciencia ficción conocen? ¿Qué elementos comunes presentan?
 ¿Cómo caracterizarían el género ciencia ficción?

Luego, léanles a los alumnos este fragmento, de Isaac Asimov.

Sobre la base de esta definición, revisen junto con los alumnos los conceptos tratados anteriormente y, en
relación con los libros, películas o historietas mencionados, y determinen si:

 Suponen un avance o un retroceso en el nivel de la ciencia y la tecnología.


 Ponen el énfasis en la respuesta humana ante los cambios, que no son claramente descriptos.
 Ponen el énfasis en describir los cambios en el nivel de ciencia y tecnología sin ahondar en la
respuesta humana.

Actividad 2

Propónganles a los alumnos realizar la tapa y contratapa de alguna de estas obras:

 Frankenstein, de Mary Shelley;


 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne;
 Viaje a la Luna y a los estados del Sol, de Cyrano de Bergerac;
 La máquina del tiempo, de Herbert G. Wells;
 ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Phillip K. Dick;
 Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift;
 La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares;
 La nave estelar, de Brian Aldiss;
 El vino del estío, de Ray Bradbury;
 Fundación, de Isaac Asimov.

Las obras pueden asignarse por sorteo. Tengan en cuenta que no todas pertenecen al género ciencia ficción.
Cada alumno, individualmente, deberá:
 Obtener una imagen de tapa que ilustre la novela en su totalidad o algún aspecto: un personaje, una
situación, un ambiente, una problemática, etcétera.
 Utilizar elementos de diseño acordes a la temática del libro.
 Redactar la contratapa, en la que constará:

a. Un resumen de la trama.

b. La explicitación de la pertenencia o no de la obra al género ciencia ficción (utilizando como


parámetro la definición de Isaac Asimov).

c. Una breve biografía del autor.

Pueden utilizar el programa GIMP para la manipulación de imágenes.

Actividad 3

Se llama utopía a un mundo ideal, organizado según principios precisos, en el cual se supone que la
sociedad vivirá del mejor modo posible. El modelo literario más conocido es precisamente Utopía, de
Tomás Moro, publicado en 1516. Utopía, en griego, significa «ningún lugar».

La ciencia ficción ha descrito alguna vez utopías, pero lo más común es que desarrolle distopías. Distopía
significa el peor lugar. Las hay de distintos tipos: Brian Aldiss, en su obra En el lento morir de la Tierra,
imaginó un planeta Tierra en el que el reino vegetal se convirtiera en dominante, haciendo desaparecer a casi
todas las especies animales; pocos humanos sobreviven apenas, organizados en tribus y viviendo en
condiciones prehistóricas. Otro tipo de distopía pone más énfasis en la política, como, por ejemplo, 1984, de
George Orwell, obra en la que la tecnología ha sido puesta al servicio de un régimen totalitario que oprime y
engaña a los ciudadanos.

Luego de comentar estos conceptos, pídanles a los alumnos que resuelvan la siguiente consigna:

 Redactar una entrada enciclopédica sobre una distopía que ocurra en nuestro país. En ella se debe
indicar el conjunto de causas que la produjeron y describir el modo en que el nuevo nivel de ciencia
y tecnología afecta a las personas.

Enlaces de interés y utilidad para el trabajo


Gimp

Bibliografía recomendada
Asimov, Isaac. Sobre la ciencia ficción. Buenos Aires, Sudamericana, 1999.
Autores norteamericanos de ciencia ficción del
siglo XX

Autora: Ariela Kreimer Responsable disciplinar: Pamela Archanco Área


disciplinar: Literatura Temática: Literatura universal Nivel:
Secundario, ciclo básico Secuencia didáctica elaborada por Educ.ar

Propósitos generales
Promover el uso de los equipos portátiles en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Promover el trabajo en red y colaborativo, la discusión y el intercambio entre pares, la realización en


conjunto de la propuesta, la autonomía de los alumnos y el rol del docente como orientador y facilitador del
trabajo.

Estimular la búsqueda y selección crítica de información proveniente de diferentes soportes, la evaluación y


validación, el procesamiento, la jerarquización, la crítica y la interpretación.

Introducción a las actividades


El género ciencia ficción es particularmente popular en los Estados Unidos. Comenzó a ganar público
durante la primera mitad del siglo XX y se tornó masivo tras la Segunda Guerra Mundial, en los años de la
Guerra Fría.

Objetivo de las actividades


Que los alumnos se familiaricen con las principales obras de ciencia ficción.

Actividad 1:

La ciencia ficción es un género que data de principios del siglo XIX y alcanzó reconocimiento gracias a
autores tan leídos como Julio Verne o tan talentosos como H. G. Wells. En los Estados Unidos, la ciencia
ficción llegó al público a través de revistas juveniles dedicadas al género; de este modo, la ciencia ficción se
asoció a la cultura popular y fue considerada como un género menor, de escasa calidad.

El escritor norteamericano Isaac Asimov señalaba que existía una relación directa entre la lectura de ciencia
ficción y el interés profesional en la ciencia. Consideraba que de un lector del género era probable que
saliera un científico. Pero esta relación se obstaculizaba porque en los ámbitos educativos la ciencia ficción
era mal vista por los profesores. Así lo expresa Asimov.

Luego de compartir con los alumnos el texto, pídanles que respondan a las siguientes preguntas:

a) ¿Creen, al igual que Asimov, que existe una relación entre el interés en la ciencia y el gusto por la
ciencia ficción?
b) ¿Por qué dice Asimov que los profesores de Lengua no se interesan por la ciencia ficción? ¿Creen
que existen prejuicios contra algunos géneros, como la ciencia ficción, el policial y el terror?

c) Nombrar al menos un escritor argentino que haya escrito ciencia ficción.

d) ¿Existe interés por la ciencia ficción en la Argentina? ¿Existe variedad de productos culturales
ligados al género? Justificar la respuesta.

Actividad 2:

Como todos los géneros literarios, la ciencia ficción describe el ambiente en el que se produce y el tiempo en
el que le toca desarrollarse. Por ejemplo, los viajes extraordinarios de Julio Verne demuestran la proyección
del poder europeo por todo el globo, mientras que las aventuras de Wells muestran el lado negativo de esa
proyección.

En la ciencia ficción norteamericana de la segunda mitad del siglo XX se revelan muchos temas
importantes, tales como la Guerra Fría y el miedo al comunismo, los problemas de la expansión imperial
estadounidense, el crecimiento monopólico de las grandes corporaciones y la pérdida del las libertades
individuales a partir del crecimiento de las fuerzas de seguridad.

A continuación, figura una lista de autores de ciencia ficción que escribieron durante la segunda mitad del
siglo XX. Los alumnos deberán reunir datos biográficos básicos e identificar cuál es el tema principal o la
postura ideológica del autor. Por ejemplo, Isaac Asimov tenía una postura liberal e ilustrada y era contrario a
todo régimen militarista o totalitario.

Isaac Asimov

Robert Heinlein

Ray Bradbury

Phillip K. Dick

Kurt Vonnegut

Frederik Pohl

Frank Herbert

Actividad 3:

Para la ciencia la respuesta humana a los cambios en el nivel de ciencia y tecnología es tan importante como
la descripción del nivel de ciencia y tecnología. Así, según se vio en la actividad anterior, la percepción de la
realidad y la situación ideológica de los autores determinan no solo el aspecto del futuro, sino también el
tipo de sociedad del futuro.

Hagan circular este fragmento de Ray Bradbury, que es bastante ilustrativo de las posturas ideológicas del
autor. Luego, pídanles a los alumnos que redacten un breve relato con las siguientes características:

 Narración en primera persona.


 Dará cuenta de la realidad inmediata del autor, ambientado unos cincuenta años en el futuro.
 Ilustrará cambios y continuidades.
 Intentará reflejar una imagen del futuro matizada por la cultura argentina.
Bibliografía recomendada
Asimov, Isaac. «La espada de Aquiles». En ¿Hay alguien ahí? Barcelona, Bruguera, 1982.

Bradbury, Ray. «La ventana de color frutilla». En Remedio para melancólicos. Buenos Aires, Minotauro,
1971.

Introducci�n

�Nada teme m�s el hombre que ser tocado por lo desconocido�.


El�as Canetti

Como lo ha se�alado el escritor norteamericano Thomas M. Disch (1940), �la ciencia ficci�n nos ha
ense�ado a imaginar los terrores del porvenir� (Disch:1987).

En efecto, puede leerse en los relatos de ciencia ficci�n la paranoia que ha despertado, en el imaginario
colectivo, el avance acelerado de los descubrimientos cient�fico-tecnol�gicos desde la Revoluci�n
Industrial en adelante.

Pero, a diferencia de lo que sucede en la literatura fant�stica, por ejemplo, estos temores son poco menos
que caprichosos. Los relatos de ciencia ficci�n se construyen en torno a una garant�a cient�fica en tanto
exploran los l�mites de lo posible en un universo donde el ocaso de la religi�n como saber hegem�nico
ha dado lugar al reino indiscutido de la ciencia y la tecnolog�a legitimadas en el discurso positivista del
siglo XIX.

Esta garant�a, asimismo, habilita los mecanismos de verosimilitud que subyacen a una pregunta recurrente
en la literatura del g�nero: ��Qu� pasar�a si...?�.

De este modo, la ciencia ficci�n se anticipa a ciertas conjeturas formuladas en el mundo real vinculadas a
los nuevos descubrimientos cient�ficos. En esta direcci�n, puede resultar interesante que se discuta en el
aula qu� descubrimientos cient�ficos anticipar�an novelas como Frankenstein (1818), de Mary Shelley;
Yo, robot (1950), de Isaac Asimov o 1984 (1945), de George Orwell.

No obstante, para que se preserve la l�gica del g�nero y sus relatos conserven su vigencia, es a su vez
necesario que esas conjeturas nunca se cumplan. Esto es as� puesto que, desde el momento en que las
revelaciones imaginadas por la literatura se vuelven reales, las historias pierden eficacia sencillamente
porque el futuro deja de ser tal.

De all� que, a la luz de los nuevos descubrimientos del siglo XX, las narraciones del viaje a la luna
concebidas por el escritor franc�s Jules Verne (1828-1908) o las historias tejidas en torno a la hip�tesis de
vida extraterrestre en Marte como las de Edgar Rice Burroughs (1875-1950), creador de Tarz�n y de varias
novelas de ciencia ficci�n, hayan envejecido y se hayan convertido en meras novelas de aventuras.

�De qu� hablamos cuando hablamos de �ciencia ficci�n�?

Se han arriesgado, hasta el momento, diversas definiciones de ciencia ficci�n. Desde un criterio sint�ctico,
por ejemplo, se ha dicho que �los relatos de ciencia ficci�n son relatos del futuro puestos en pasado�1. A
su vez, desde una perspectiva est�tica, algunos estudiosos han sostenido que la ciencia ficci�n forma parte
de una literatura �pasatista�, inferior en calidad a los relatos del mainstream o literatura consagrada. Se ha
advertido tambi�n que la ciencia ficci�n trata de algo fant�stico enmascarado dentro de un cierto
realismo.

En cuanto a los temas de los que se nutre, la noci�n cl�sica del g�nero, acu�ada en la d�cada del 30
del siglo pasado, propon�a agrupar los t�picos en tres grandes grupos: la vida futura, los mundos
desconocidos y los visitantes inesperados.

En otras palabras, la l�gica que gobernaba la ciencia ficci�n de esos primeros a�os era la l�gica de la
otredad: otros tiempos, otros mundos, otras subjetividades.

Habida cuenta de esta caracter�stica que atraviesa gran parte de los relatos de ciencia ficci�n, se ha
sostenido que un cuento como �Tl�n, Uqbar, Orbis, Tertius� (1944), del escritor argentino Jorge Luis
Borges (1899-1986), bien podr�a pertenecer al g�nero. Aunque esta afirmaci�n es discutible, en
principio trata de mundos paralelos y, en este sentido, responde a esta l�gica de la otredad. A partir de esta
hip�tesis, podr�a ser interesante discutir con nuestros alumnos si el relato de Borges puede o no leerse
desde esta clave.

En los a�os 60, de la mano del escritor norteamericano James Ballard (1930), se produce un viraje en el
modo en que se entiende el g�nero, al mismo tiempo que la ciencia ficci�n pasa a tener un inusual
protagonismo en �mbitos acad�micos donde, hasta hac�a no demasiado tiempo, su entrada se hallaba
vedada.

Los or�genes

Existe una creencia que sostiene que los primeros relatos de ciencia ficci�n pudieron haber sido engendrados en el
siglo XVII. Aquellos que defienden esta teor�a mencionan El otro mundo (1657), de Cyrano de Bergerac (1619-
1655), como prueba irrefutable de su hip�tesis. Otra postura sugiere incluso que el origen del g�nero pudo haber
tenido lugar varios siglos antes.

En un conocido pr�logo a Cr�nicas marcianas (1950), de Ray Bradbury (1920-2012), Jorge Luis Borges
advierte que ya en el �segundo siglo de nuestra era� Luciano de Samosata imagin� seres de otros
planetas, y que en el siglo XVI Ludovico Aristo escribi� que �un palad�n descubre en la Luna todo lo
que se pierde en la Tierra, las l�grimas y suspiros de los amantes, el tiempo malgastado en el juego, los
proyectiles in�tiles y los no saciados anhelos�2.

No obstante estas presunciones, un relativo consenso propone ubicar el nacimiento de la ciencia ficci�n en
el siglo XIX. De este primer momento pueden mencionarse obras como La m�quina del tiempo (1895) y
La guerra de los mundos (1898), ambas del escritor brit�nico H.G. Wells (1866-1946), o Viaje al centro de
la Tierra (1864) y Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), de Jules Verne.

Ya en el siglo XX, con la aparici�n del concepto de �posibilidad ilimitada�, los relatos de ciencia
ficci�n, escritos en su mayor�a en Inglaterra y los Estados Unidos, comienzan a tener una circulaci�n
masiva. A trav�s de revistas como Wonder Stories, Amazing Stories o Galaxy, se codifica la noci�n del
g�nero cuyo autor modelo es precisamente H.G. Wells. Estas revistas crean a su vez un p�blico lector de
aficionados directamente vinculado a la emergente cultura de masas.

Una nueva generaci�n de escritores de ciencia ficci�n surge a mediados de siglo, aglutinada bajo el
r�tulo de New Age o 'nueva ola'. James Ballard, el nombre m�s representativo de este grupo, sostiene
entonces que de lo que se trata ahora ya no es de explorar el espacio exterior sino de replegarse hacia el
espacio interior: �Los desarrollos m�s importantes del futuro cercano tendr�n lugar no en la Luna o
Marte, sino en la Tierra; y es su espacio interior, no exterior, el que debe ser explorado. El �nico planeta
verdaderamente alien�gena es la Tierra. En el pasado, el sesgo cient�fico que tomaba la ciencia ficci�n
se relacionaba con las ciencias f�sicas –cohetes, electr�nica y cibern�tica–; ahora el �nfasis deber�a
virar hacia las ciencias biol�gicas�3.

La experiencia de las dos guerras mundiales y de la bomba at�mica, lanzada en 1945 a las ciudades japonesas de
Hiroshima y Nagasaki, no son datos menores a considerar en esta nueva etapa del g�nero.

Los perversos experimentos con el cuerpo perpetrados por el nazismo y la creaci�n de leyes de eutanasia y
eugenesia durante los a�os 30 en Alemania dieron origen a un nuevo modo de entender la pol�tica. El Estado
comienza a manipular gen�ticamente el cuerpo del individuo para prop�sitos por dem�s aterradores. La
conjunci�n entre medicina, econom�a y pol�tica da nacimiento a la biopol�tica, un modo de ejercicio del poder
en el cual est� en juego la producci�n y la reproducci�n de la vida misma. De esta forma, el Estado no ejerce su
control solo a trav�s de las conciencias. Ahora opera tambi�n sobre los mismos cuerpos, alien�ndolos y
administr�ndolos seg�n sus propios intereses.

El fil�sofo franc�s Michel Foucault (1926-1984) y el continuador de sus tesis, Giorgio Agamben (1942),
se han ocupado de este tema en libros tales como La voluntad de saber (1976) y Homo Saccer (1995)
respectivamente. Campo de concentraci�n (1968), de Thomas Disch, por ejemplo, puede leerse desde este
universo de significaciones.

Por otro lado, la biopol�tica pone en escena uno de los temas m�s recurrentes de la filosof�a del siglo
XIX: la muerte de Dios. Si los hombres pueden disponer de la vida y la muerte de otros hombres a su
parecer, el dominio de la existencia humana queda entonces confinado a los caprichos de nuestra especie.
Las pel�culas Blade Runner (1982) y El sexto d�a (2000) imaginan qu� pasar�a si esto efectivamente
fuera as�. La literatura de ciencia ficci�n tambi�n se ha hecho eco de esta problem�tica.

En tanto este aspecto del g�nero atraviesa distintas �reas del curr�culo de la escuela media (Filosof�a,
Literatura, Inform�tica, Biolog�a), podr�a ser interesante proponerles a nuestros alumnos la lectura de
textos sobre biopol�tica en di�logo con algunas de las novelas o films que se ocupan de este tema.

Ciencia ficci�n y utop�a

Como es sabido, utop�a significa literalmente 'no lugar'. El t�rmino se relaciona, por analog�a y por oposici�n,
con palabras como eutop�a ('buen lugar') y distop�a ('mal lugar'). Los relatos de ciencia ficci�n responden a uno
u otro t�rmino dependiendo de la aprobaci�n o la desaprobaci�n del autor de la sociedad que describen.

En 1932, un a�o antes de la asunci�n de Hitler al poder, Aldous Huxley (1894-1963) escribe Brave new
world (en espa�ol, Un mundo feliz).

La novela de Huxley profetizaba la manipulaci�n de embriones que, en el libro, es usada en pos de la


creaci�n de individuos psicol�gicamente adecuados a la profesi�n que el destino tiene reservada para
ellos. De este modo, por ejemplo, aquellos fetos que en un futuro se convertir�an en ascensoristas, eran
gestados en frascos chicos y rociados con un poco de alcohol para evitar que desarrollaran demasiado su
inteligencia y se sintieran limitados dentro de su profesi�n.

1984, de George Orwell, vaticina un futuro igualmente aterrador. El desencanto producido por la moderna
sociedad industrial y los excesivos m�todos de control impuestos por el fordismo en sus f�bricas le
ofrecen a Orwell un escenario propicio para el desarrollo de la trama. A la manera del Estado policial
implantado por el estalinismo y el panoptismo descrito por Foucault para nombrar los m�todos de control
instaurados por el capitalismo salvaje en la modernidad, el Estado en la novela de Orwell vigila a sus
ciudadanos con celo y af�n de dominaci�n.

La deshumanizaci�n –seg�n la ensayista norteamericana Susan Sontag (1933-2004), el motivo m�s


fascinante de la ciencia ficci�n– es puesta en escena en ambos relatos para conjeturar los posibles estragos
que el desarrollo cient�fico y tecnol�gico producir�a en las relaciones humanas.

En el pr�logo de Ballard a su c�lebre novela Crash (1973), el desenlace de ese desarrollo es sentenciado
con exactitud: �La v�ctima m�s aterradora de nuestra �poca –escribe all�– (es) la muerte del afecto�.

�La pradera�, de Ray Bradbury, incluido en su libro El hombre ilustrado (1951), tematiza esta muerte.
Adem�s de anticipar la realidad virtual, este relato explora los l�mites de la tecnolog�a y sus efectos en
los v�nculos familiares. Aunque en mucho diferente del texto de Bradbury, una breve novela del escritor
rosarino C�sar Aira (1949) titulada El juego de los mundos (2002) tambi�n puede leerse desde esas
coordenadas. Una posible consigna de producci�n para llevar a cabo con nuestros alumnos puede
proponerles que escriban un cuento donde la ciencia haya �matado� al afecto.

Cine y literatura

�Naturalmente, las pel�culas son flojas all� donde las novelas de ciencia ficci�n (algunas de ellas) son
fuertes: en lo cient�fico. Pero, en lugar de una elaboraci�n intelectual, pueden proporcionar algo que las
novelas nunca podr�n proporcionar: elaboraci�n sensorial [...]. Las pel�culas de ciencia ficci�n no
tratan de ciencia. Tratan de cat�strofes, que es uno de los temas m�s antiguos del arte�4. Esta cita de
Sontag nos habla de una diferencia sustantiva entre el cine y la literatura de ciencia ficci�n. Los efectos
especiales, la puesta en escena, el vestuario, el sonido, todos los recursos de los que se vale el lenguaje
cinematogr�fico para narrar una historia, son doblemente preciados en este g�nero. De all� que un film
de ciencia ficci�n que no despierte la curiosidad del espectador o que no genere su sorpresa corre siempre
el riesgo de volverse tedioso y sin sentido.

Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, Crash, de Ballard, y La guerra de los mundos, de Wells, entre muchas
otras, han sido llevadas a la pantalla grande por directores como Steven Spielberg y David Cronenberg,
poniendo en escena los mundos ficcionales que imaginaron sus autores al momento de escribirlas.

Pero la relaci�n entre novela y film no siempre es tan transparente. La liga extraordinaria (2003) o la
trilog�a The Matrix (1999), por ejemplo, deben gran parte de su trama argumental a la imaginer�a de
Jules Verne y de William Gibson, respectivamente, aunque sus historias gocen de una autonom�a que las
distancia del original.

De cualquier modo, en tanto el espect�culo es en gran medida el atributo por antonomasia que define a las
pel�culas de este g�nero, es posible decir que, si existe un tipo de literatura que habilita mejor su
adaptaci�n al cine, quiz�s ese sea acaso el de la ciencia ficci�n.

1. Link, D. (1994). Escalera al cielo. Utop�a y ciencia ficci�n. Buenos Aires: La Marca.

2. Borges, J. L. (1998). Pr�logos con un pr�logo de pr�logos. Madrid: Alianza.

3. Ballard, J. G. (1979). Crash. Buenos Aires: Minotauro.

4. Sontag, S. (1984). Contra la interpretaci�n. Barcelona: Seix-Barral.


La ciencia ficci�n de ra�z estadounidense e inglesa tuvo una importante influencia en distintas partes del
mundo. Los pa�ses que la recibieron, a menudo copiaron sus temas y personajes y reprodujeron tramas
narrativas y escenarios imprimi�ndoles un distintivo color local. Este no fue el caso de Argentina.

Acaso porque no exist�a aqu� un mercado editorial para los fan�ticos de las aventuras espaciales y las
ficciones cient�ficas, los autores tomaron elementos provenientes de otros g�neros literarios que
contribuyeron a enmarcar sus relatos de ciencia ficci�n.

Sin embargo y tal como sucedi� en los pa�ses donde surgi� este g�nero, desde mediados del siglo XX
comenzaron a editarse en nuestro pa�s una serie de revistas especializadas (M�s all�, El p�ndulo,
Cuasar, Minotauro) que funcionaron no solo como espacios de circulaci�n de relatos estadounidenses o
europeos que de otro modo hubieran pasado desapercibidos, sino tambi�n como una suerte de usinas de
producci�n de textos literarios nacionales.

Es posible decir que escritores como Jorge Luis Borges (Ficciones), Bioy Casares (La invenci�n de
Morel), Ang�lica Gorodischer (Bajo las jubeas en flor) o Elvio Gandolfo (�Sobre las rocas�) han
incursionado en el g�nero, aunque al referirse a estas narraciones se prefiera llamarlas literatura fant�stica
o ficci�n especulativa.

Durante los �ltimos a�os, han aparecido en Argentina una serie de relatos que pueden leerse como claros
exponentes del g�nero. Una novela del escritor Carlos Gardini titulada El libro de las voces (2004), o la
mayor�a de los relatos que componen Los acu�ticos (2001) de Marcelo Cohen son algunos ejemplos de
esta tendencia.

Los invitamos a leer el art�culo �Argentina potencia� que escribi� el fil�sofo Pablo Capanna para el
suplemento Futuro de P�gina/12.�

Introducci�n
A modo de presentaci�n del tema, reproducimos un fragmento de La curiosidad impertinente (1993,
Rosario, Beatriz Viterbo) donde Guillermo Saavedra re�ne una serie de entrevistas a narradores argentinos.
En este caso, proponemos la lectura de un extracto del reportaje que le hizo al escritor Marcelo Cohen.�

Reportaje de Guillermo Saavedra a Marcelo Cohen

Quienes le ofrecieron [a Marcelo Cohen] la perspectiva espec�fica para lanzarse a crear territorios virtuales
fueron autores m�s directamente vinculados al g�nero fant�stico y a la l�nea m�s radical e imaginativa
de la ciencia ficci�n: �El fundamental fue Ballard, sin cuya lectura nunca hubiera podido escribir
Insomnio (1985). Me encontr� con la lectura de Ballard en el momento de la irrupci�n de la
posmodernidad. Yo aceptaba la cr�tica que esta hac�a a algunos aspectos de la vanguardia: haberse
alejado definitivamente del p�blico al punto de volverse inaccesible y creer un poco ingenuamente en la
idea de la ruptura incesante. Pese a eso, yo quer�a seguir sinti�ndome parte de la vanguardia, en un
sentido, quiz�s, atemperado. Rescataba, y lo sigo haciendo, un temperamento vanguardista seg�n el cual
parte de la aventura art�stica consiste en un ajuste permanente de los medios expresivos al horizonte de
conocimiento de la �poca. As� como despu�s de Einstein y de Freud no se pod�a seguir escribiendo la
misma literatura porque la visi�n del mundo hab�a cambiado, pienso que despu�s de Foucault tampoco
se pod�a seguir escribiendo igual que antes. Uno ya sab�a qu� era el poder, por ejemplo; entonces no
ten�a ning�n sentido que la forma de aproximarse al amor fuera la misma, desde el punto de vista
literario�.

�C�mo lleg� Cohen a Ballard y qu� fue lo que encontr� en �l?: �Comenc� a hacer traducciones
para Paco Porr�a, de la editorial Minotauro de Espa�a. A trav�s del trabajo, me fui haciendo amigo de
Paco, un tipo extraordinario que ha sido mi maestro en varios sentidos. As� llegu� a Ballard. Leerlo fue
como si me zamarrearan de golpe y me dijeran: "date cuenta de lo que se puede hacer hoy con la literatura
fant�stica". Ballard no deja de reclamarse heredero de la gran tradici�n inglesa, atravesada por un sesgo
moral. Porque �l se ha interesado de un modo musical, digamos, en los que se consideran los dos grandes
temas de la ciencia ficci�n: el espacio exterior y el futuro. Para Ballard, el futuro ya est� entre nosotros,
instalado en "la perversi�n del imaginario cotidiano", como �l lo llama�.

Para Cohen, Ballard trasciende el g�nero �porque �l es, al mismo tiempo, un escritor fant�stico y un
novelista del conocimiento. Lo cual lo vincula con una tradici�n m�s europea que anglosajona, aunque
dudo que haya le�do a Broth o a Musil. Adem�s, Ballard es un vanguardista, alguien que ha
experimentado enormemente d�ndole a cada libro una forma distinta, y que ha encontrado una voz
narrativa muy peculiar, gracias a una distancia helada que no deja de ser absolutamente estremecedora�.

Cohen reconoce –por si hiciera falta a esta altura de la charla– que hay otros escritores europeos que le han
interesado mucho, pero que en Ballard encontr� �las posibilidades narrativas de los escenarios
sincr�ticos, un modo de ocuparse del paisaje posindustrial, que siempre me hab�a obsesionado, y la
provocaci�n intelectual, desde el punto de vista literario pero tambi�n m�s all� de la literatura, de
algunas de sus ideas. Por ejemplo, la postulaci�n de una realidad cu�ntica, que se da por fogonazos, por
saltos discontinuos, como una forma de expresar nuestra percepci�n de las cosas. Pero la idea fundamental
de Ballard, que est� en sus novelas apocal�pticas, es que entre el paisaje y la mente no hay distancia. Una
idea que, de otra manera, est� tambi�n en Wallace Stevens, cuando dice: "Soy lo que me rodea" o "Una
mitolog�a crea su regi�n". La diferencia es que esto para Stevens es motivo de felicidad y de fervor
po�tico y para Ballard es terrible. El hecho de que no exista ninguna distancia entre mente y paisaje
significa, para Ballard, que solo llegando al fondo de la desintegraci�n del paisaje se puede encontrar el
peque�o n�dulo de realidad a partir del cual se puede salir. Por eso sus personajes se quedan siempre en
medio del desastre, no escapan nunca. Desde luego, cuando hablo de paisaje en Ballard, no me refiero solo a
la naturaleza sino tambi�n a aquello que el progreso inflige a la naturaleza y tambi�n el paisaje ciudadano,
donde �l siempre encuentra s�ntomas de enfermedades mentales�.

Extra�do de: Saavedra, Guillermo (1993). La ciudad impertinente. Rosario: Beatriz Viterbo.�

1. J.G. Ballard
Ofrecemos aqu� dos textos del autor:

 - Su poema en prosa �Credo�, publicado por primera vez en franc�s en la revista Science Fiction
n� 1 de enero de 1984 y m�s tarde traducido al ingl�s (�I believe�) y publicado por la revista
Interzone n� 8 en el verano del mismo a�o;�
 - Un fragmento del pr�logo que escribi� para la novela Crash (1973).

�En qu� creo�, de J. G. Ballard

Traducci�n de Claudia Kozak, extra�da de la Revista Artefacto


Creo en el poder de la imaginaci�n para rehacer el mundo, liberar la verdad que hay en nosotros, alejar la
noche, trascender la muerte, encantar las autopistas, congraciarnos con los p�jaros y asegurarnos los
secretos de los locos.

Creo en mis propias obsesiones, en la belleza de un choque de autos, en la paz del bosque sumergido, en la
excitaci�n de una playa de vacaciones desierta, en la elegancia de los cementerios de autom�viles, en el
misterio de los estacionamientos de varios pisos, en la poes�a de los hoteles abandonados.

Creo en las pistas de aterrizaje olvidadas de Wake Island, se�alando a los Pac�ficos de nuestras
imaginaciones.

Creo en la belleza misteriosa de Margaret Thatcher, en el arco de sus fosas nasales y el borde de su labio
inferior; en la melancol�a de los conscriptos argentinos heridos; en las sonrisas perturbadas de los
empleados de estaciones de servicio; en mi sue�o sobre Margaret Thatcher acariciada por ese joven
soldado argentino en un motel olvidado, observados por un empleado de estaci�n de servicio tuberculoso.

Creo en la belleza de todas las mujeres, en la perfidia de sus fantas�as, tan cerca de mi coraz�n; en la
uni�n de sus cuerpos desencantados con los rieles de cromo de las g�ndolas de supermercado; en su
c�lida tolerancia de mis propias perversiones.

Creo en la muerte del ma�ana, en el acabamiento del tiempo, en la b�squeda de un tiempo nuevo en las
sonrisas de las mozas de los bares de las rutas y en los ojos cansados de los controladores de tr�fico a�reo
en aeropuertos fuera de temporada.

Creo en los �rganos genitales de los grandes hombres y mujeres, en las posturas corporales de Ronald
Reagan, Margaret Thatcher y la Princesa Diana, en el suave olor que emana de sus labios cuando miran a las
c�maras del mundo entero.

Creo en la locura, en la verdad de lo inexplicable, en el sentido com�n de las piedras, en la demencia de las
flores, en la enfermedad reservada para la raza humana por los astronautas del Apolo.

No creo en nada.

Creo en Max Ernst, Delvaux, Dal�, Tiziano, Goya, Leonardo, Vermeer, de Chirico, Magritte, Redon,
Durero, Tanguy, el Facteur Cheval, las torres Watts, Bocklin, Francis Bacon, y en todos los artistas
invisibles dentro de las instituciones psiqui�tricas del mundo.

Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las monta�as, en lo absurdo del


electromagnetismo, en la farsa de la geometr�a, en la crueldad de la aritm�tica, en las intenciones asesinas
de la l�gica.

Creo en las adolescentes, en la corrupci�n que hay en ellas solo por la postura de sus piernas, en la pureza
de sus cuerpos desali�ados, en los rastros que sus partes pudendas dejan en los ba�os de moteles
miserables.

Creo en el vuelo, en la belleza del ala, y en la belleza de todo lo que alguna vez haya volado, en la piedra
arrojada por un ni�o peque�o que lleva en s� misma la sabidur�a de los estadistas y de las parteras.

Creo en la amabilidad del bistur�, en la geometr�a sin l�mites de la pantalla de cine, en el universo
oculto dentro de los supermercados, en la soledad del sol, en la locuacidad de los planetas, en la redundancia
de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y el aburrimiento del �tomo.
Creo en la luz que arrojan las videograbadoras en las vidrieras de las grandes tiendas, en la agudeza de las
parrillas de los radiadores en los salones de venta de autom�viles, en la elegancia de las manchas de aceite
sobre las barquillas de los motores de los 747 estacionados en las pistas de los aeropuertos.

Creo en la no existencia del pasado, en la muerte del futuro, y en las infinitas posibilidades del presente.

Creo en el desarreglo de los sentidos: en Rimbaud, William Burroughs, Huysmans, Genet, Celine, Swift,
Defoe, Carroll, Coleridge, Kafka.

Creo en los dise�adores de las Pir�mides, el Empire State, el bunker del Fuhrer en Berl�n, las pistas de
aterrizaje de Wake Island.

Creo en la fragancia del cuerpo de la Princesa Diana.

Creo en los pr�ximos cinco minutos.

Creo en la historia de mis pies.

Creo en las migra�as, el aburrimiento de las tardes, el temor a los calendarios, la traici�n de los relojes.

Creo en la ansiedad, la psicosis y la desesperanza.

Creo en las perversiones, en el amor obsesivo por los �rboles, las princesas, los primeros ministros, las
estaciones de servicio abandonadas (m�s bellas que el Taj Mahal), las nubes y los p�jaros.

Creo en la muerte de las emociones y el triunfo de la imaginaci�n.

Creo en Tokio, Benidorm, La Grande Motte, Wake Island, Eniwetok, Dealey Plaza.

Creo en el alcoholismo, las enfermedades ven�reas, la fiebre y el agotamiento.

Creo en el dolor.

Creo en la desesperanza.

Creo en todos los ni�os.

Creo en mapas, diagramas, c�digos, juegos de ajedrez, rompecabezas, tableros de horarios de vuelos,
carteles indicadores de los aeropuertos.

Creo en todas las excusas.

Creo en todas las razones.

Creo en todas las alucinaciones.

Creo en toda la rabia.

Creo en todas las mitolog�as, recuerdos, mentiras, fantas�as y evasiones.

Creo en el misterio y la melancol�a de una mano, en la amabilidad de los �rboles, en la sabidur�a de la


luz.
Pr�logo de J.G. Ballard� (fragmento)

�Ballard, J. G. (1979). Crash. Buenos Aires: Minotauro.

El matrimonio de la raz�n y la pesadilla que domin� el siglo XX ha engendrado un mundo cada vez m�s
ambiguo. Los espectros de siniestras tecnolog�as y los sue�os que el dinero puede comprar se mueven en
un paisaje de comunicaciones. El armamento tecnol�gico y los anuncios de bebidas gaseosas coexisten en
un dominio de luces enceguecedoras gobernado por la publicidad y los seudo acontecimientos, la ciencia y
la pornograf�a. Los leitmotiv gemelos de este siglo, el sexo y la paranoia, presiden nuestras existencias. El
j�bilo de McLuhan frente a los mosaicos de informaci�n ultrarr�pida no basta para que olvidemos el
profundo pesimismo de Freud en El malestar de la cultura. El voyeurismo, la insatisfacci�n, la puerilidad
de nuestros sue�os y aspiraciones, todas estas enfermedades de la psique han culminado ahora en la
v�ctima m�s aterradora de nuestra �poca: la muerte del afecto. [...]

El �hecho� capital del siglo XX es la aparici�n del concepto de posibilidad ilimitada. Este predicado de
la ciencia y la tecnolog�a implica la noci�n de una moratoria del pasado –el pasado ya no es pertinente, y
tal vez est� muerto– y las ilimitadas alternativas accesibles en el presente. [...]

A�adir� que a mi criterio el equilibrio entre realidad y ficci�n cambi� radicalmente en la d�cada del
sesenta, y los papeles se est�n invirtiendo. Vivimos en un mundo gobernado por las ficciones de toda
�ndole: la producci�n en masa, la publicidad, la pol�tica conducida como una rama de la publicidad, la
traducci�n instant�nea de la ciencia y la tecnolog�a en imaginer�a popular, la confusi�n y la
confrontaci�n de identidades en el dominio de los bienes de consumo, la anulaci�n anticipada de la
pantalla de TV, de toda reacci�n personal a alguna experiencia. Vivimos dentro de una enorme novela.
Cada vez es menos necesario que el escritor invente un contenido ficticio. La ficci�n ya est� ah�. La
tarea del escritor es inventar la realidad. [...]

Entiendo que el papel, la autoridad y la libertad misma del escritor han cambiado radicalmente. Estoy
convencido de que en cierto sentido el escritor ya no sabe nada. No hay en �l una actitud moral. Al lector
solo puede ofrecerle el contenido de su propia mente, una serie de opciones y alternativas imaginarias. El
papel del escritor es hoy el del hombre de ciencia, en un safari o en un laboratorio, enfrentado a un terreno o
a un tema absolutamente desconocidos. Todo lo que puede hacer es esbozar varias hip�tesis y confrontarlas
con hechos.

2. J. L. Borges
Jorge Luis Borges fue uno de los primeros escritores argentinos que se interes� particularmente por el
g�nero. El pr�logo a Cr�nicas marcianas que reproducimos en este espacio constituy�, en este sentido,
un punto de inflexi�n en el modo en que hasta entonces se le�a la ciencia ficci�n en Argentina. No solo
por lo que all� se dice, sino tambi�n por tratarse de uno de los primeros ensayos cr�ticos sobre novelas
de ciencia ficci�n escritos por alguien que –es evidente– pertenec�a al mainstream de la literatura
argentina.

Pr�logo de Jorge Luis Borges a Cr�nicas marcianas de R. Bradbury


Características del género de ciencia ficción


Autora: Verónica Díaz Pereyro Responsable disciplinar: Pamela Archanco
Área disciplinar: Lengua Temática: Género narrativo Nivel: Secundario,
ciclo orientado Secuencia didáctica elaborada por Educ.ar

Propósitos generales
Promover el uso de los equipos portátiles en el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Promover el trabajo en red y colaborativo, la discusión y el intercambio entre pares, la realización en


conjunto de la propuesta, la autonomía de los alumnos y el rol del docente como orientador y facilitador del
trabajo.

Estimular la búsqueda y selección crítica de información proveniente de diferentes soportes, la evaluación y


validación, el procesamiento, la jerarquización, la crítica y la interpretación.

Introducción a las actividades


El cuento de ciencia ficción. Sus temáticas principales. La ciencia ficción como crítica a la sociedad actual.

Objetivo de las actividades


Mediante las siguientes actividades, los alumnos profundizarán los conocimientos acerca del género ciencia
ficción, sus características y su variación temática.

Objetivos pedagógicos
Actividad 1:

Si cuentan con conexión en el colegio, los invitamos a comenzar las actividades mirando junto con sus
alumnos algunos de estos tráilers de películas de ciencia ficción (u otros que encuentren en internet).

1. Yo, robot

2. La guerra de los mundos (versión de 1953, en inglés)

3. Volver al futuro

4. Doce monos

5. E.T.

6. Terminator 2

7. Matrix

8. Spiderman
Pueden comentar con sus alumnos el hecho de que «ciencia ficción» es una traducción inexacta del inglés
science fiction (ficción científica) que muestra más claramente el interés por la ciencia y la tecnología
característico del género. Luego, realice la siguiente consigna:

¿Qué elementos de estas películas hacen que pertenezcan al género ciencia ficción?

Lean a continuación la lista de temas recurrentes elaborada por González Vargas en su artículo «Hacia una
definición del género de la ciencia ficción» (pueden encontrar el artículo completo aquí):

Ubicación temporal en un futuro lejano: los hechos ocurren en un futuro lejano, muchas veces remoto,
donde la sociedad humana se desenvuelve en medio de importantes avances científicos y tecnológicos.

Redes informáticas y tecnológicas que lo dirigen todo: mundos altamente automatizados; las computadoras
controlan el mundo y las actividades de los ciudadanos. Algunos pocos humanos privilegiados
(pertenecientes a grupos de poder), tienen acceso a toda la información.

Presencia de entidades multinacionales que controlan a la humanidad: son los depositarios del poder
(político, económico, cultural, informativo, social, etcétera).

Implantes electrónicos o biónicos de todo tipo en seres humanos: la manipulación genética y las operaciones
para instalar sistemas computarizados en el cuerpo, muchas veces con fines militares, plantean serios
problemas de índole moral.

Estados totalitarios mundiales: corresponde a la crítica social y política respecto de adónde puede llegar la
humanidad si sigue por el camino en que se encuentra, es aquí motivo recurrente de la ciencia ficción.

Ecología: los equilibrios ecológicos se ven seriamente dañados ante las difíciles circunstancias por las que
atraviesan las sociedades del futuro.

Explosión demográfica: un importante aumento, alarmante en realidad, de los seres humanos, crea serios
problemas para la alimentación mundial.

Explosión-Guerra Nuclear: el holocausto nuclear que destruye a la civilización es producto del fracaso de
todos los dispositivos tecnológicos, políticos y económicos de los que disponía la utopía futura para el
desarrollo de las sociedades.

Plagas: de toda índole, con su consiguiente reguero de enfermedades, hambre y muerte.

Extraterrestres: de todo tipo y naturaleza, buenos y malos, que invaden o son invadidos y que se encuentran
en contacto con los seres humanos para cumplir una determinada misión.

Clima de violencia generalizado: las ciudades de todo el globo viven un clima de violencia desatada,
producto y consecuencia de la actuación de una o más de las características antes mencionadas.

Elementos de parapsicología: el psiquismo, la telepatía, la hipnosis, los sueños premonitorios, aun las
preocupaciones metafísicas, son parte importante del existir diario de muchos de los personajes de la ficción.

Entre todos, contesten las siguientes consignas:

¿Bajo qué temática podrían clasificarse estas películas? (Si no las habían visto antes, hagan conjeturas a
partir de lo que muestran los videos).

¿Qué otras películas de ciencia ficción conocen? ¿Bajo qué temática se ubicarían?
¿Cuáles de ellas presentan una crítica a la sociedad? ¿En cuáles se hace una advertencia a la raza humana
acerca de los peligros que puede llevar el uso irresponsable de la tecnología?

Es pertinente señalar en este punto las diferencias con otros géneros, como el fantástico.

Actividad 2:

Les proponemos la lectura de dos cuentos de ciencia ficción que rompen con el horizonte de expectativas del
lector.

«El cosmonauta», de Ángel Arango

¿Qué elementos nos advierten, desde el principio del cuento, que los personajes se encuentran en un mundo
distinto del conocido por nosotros?

¿En qué momento nos damos cuenta de que Git, Nuí y Mut no son seres humanos?

Cortar y pegar en el procesador de textos, disponible en los equipos portátiles, partes del texto que permitan
caracterizar a los personajes.

Comentar el encuentro entre el cosmonauta y los seres extraterrestres.

¿Por qué Nuí le corta al hombre sus brazos?

¿Les resultó sorprendente el final? Si la respuesta es afirmativa, ¿cómo esperaban que terminara? ¿Por qué?

¿Bajo qué temática clasificarían este cuento?

«Últimas imágenes desde Buenos Aires», de Juan Pablo Luppi

Indicar el marco del cuento (tiempo, espacio y personajes).

¿Qué elementos del cuento le resultan familiares al lector?

Según las últimas palabras del hombre de vidrio, ¿cómo esperan los lectores (y los personajes) que termine
el cuento? ¿Por qué?

Teniendo en cuenta la siguiente definición de distopía esbozada por Jacobo Cruces Colado, comentar en qué
medida «Últimas imágenes desde Buenos Aires» podría ser considerado como una:

«Distopía es el término comúnmente usado como antónimo de utopía y, aunque al igual que en la utopía se
refleja una sociedad hipotética distinta a la nuestra, lo hace con una concepción negativa. El concepto de
utopía implica una sociedad, gobierno o proyecto halagüeños, aunque irrealizables; en una distopía, por el
contrario, la vieja frase de la ciencia ficción 'esto es lo que podría ser' constituye la base de la visión de un
mundo peor que el nuestro.

Los ejemplos de distopías son invariablemente conceptos de sociedades futuras (una sociedad con una
historia distinta a la nuestra, con eventos históricos distintos, sería una ucronía, ya sea buena o mala), y
contienen normalmente un fin didáctico, el de mostrar hacia dónde se dirigen los pasos del hombre si la
situación no se remedia. En muchas ocasiones este fin didáctico se alcanza a través de la sátira. Las
distopías comenzaron a proliferar a finales del siglo XIX, y han continuado hasta nuestros días. Expresan
miedo: el miedo a la aparición de una sociedad gobernada por una élite dirigente que aplasta al individuo,
de una u otra manera, y protestan contra diversos sistemas políticos o sociales: socialismo, comunismo,
capitalismo, fascismo, feminismo, gobierno secular, tiranía religiosa, antiecologismo, etcétera».

Pueden señalarles a sus alumnos de qué manera este relato rompe con las convenciones del género cuento.

Actividad 3:

Pueden cerrar el tema proponiéndoles a sus alumnos que formen grupos y filmen un video corto que
pertenezca al género de ciencia ficción.

Discutir con sus compañeros de grupo cómo se desarrollaría una película basada en «Últimas imágenes
desde Buenos Aires». Redactar el guión del tráiler (seleccionando las partes que pueden resultar más
atractivas para el público, pero evitando revelar el final). Por último, filmarlo.

Enlaces de interés y utilidad para el trabajo


«El futuro ya llegó. Apuntes sobre la ciencia ficción»

Sitio de Ciencia Ficción

Bibliografía / Webgrafía recomendada


Asimov, Isaac. Sobre la Ciencia Ficción. Buenos Aires. Sudamericana, 1982.

Ferrero, José María (comp.). Ciencia Ficción. Cuentos hispanoamericanos. Huemul. Buenos Aires,
1993.

Gandolfo, Elvio. «Estudio preliminar». En Gandolfo, Elvio (comp.) Cuentos de Ciencia Ficción. Tomo
I: Precursores. Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, 1981, pp. I-X.

González Vargas, Benedicto. «Hacia una definición del género de la Ciencia Ficción». Puerto de Escape
n.º 5. Septiembre de 2006.

Van Vogt, A. E. «Prólogo». En Goorden, Bernard y Van Vogt, A. E. (comps.) Lo mejor de la ciencia
ficción latinoamericana. Ediciones Martínez. Barcelona, Roca, pp. 9-13.

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