CURSO 12- VILLACAÑAS, BEATRIZ 13 EL PARAÍSO PERDIDO DE JOHN MILTON
Resumen por libros:
Libro I expone brevemente todo el argumento del poema: la
desobediencia del hombre, y, en consecuencia, la pérdida del Paraíso donde se le había puesto. Después relata el primer motivo de su caída, la serpiente, o mejor dicho, Satán en forma de serpiente, que sublevándose contra Dios, y atrayéndose muchas legiones de ángeles, fue, por mandato de Dios, arrojado del Cielo al gran abismo con toda su horda. Relatado este episodio, el poema se adentra rápidamente en la acción, presentando a Satán con sus ángeles caídos en el Infierno, descrito aquí, no en el centro (pues ni el firmamento ni la Tierra se suponen creados todavía, y ciertamente no han sido aún maldecidos) sino en un lugar de tinieblas, llamado propiamente Caos. Aquí Satán, con sus ángeles tendidos en el lago ardiente, fulminado y atónito, vuelve en sí después de algún tiempo, como resurgiendo de la confusión, y llamando al que, más cercano en jerarquía y dignidad, yace a su lado, hablan de su lamentable caída. Satán despierta a todas las legiones, que hasta entonces se hallaban echadas y confundidas de la misma manera. Se levanta, se numeran y se colocan en orden de batalla, con sus cabecillas más sobresalientes, llamados según los nombres de los ídolos que fueron luego conocidos en Canaán y en los países limítrofes. A éstos Satán les dirige la palabra, les anima con la esperanza de que todavía pueden recuperar el Cielo, y por último les habla de un nuevo Mundo y de una nueva especie de criatura que ha de ser creada de acuerdo con una antigua profecía o tradición del Cielo; pues era opinión de muchos antiguos Padres, que los ángeles fueron creados mucho antes que esta creación visible. Para descubrir la verdad de esta profecía y acordar lo que se podía hacer en consecuencia, se remite a un consejo general. Lo que proponen sus seguidores. Pandemonio, el palacio de Satán, surge repentinamente del abismo, y los próceres infernales se sientan en consejo. Libro II: Empezada la deliberación, Satán considera si todavía cabe arriesgar otra batalla para recobrar el Cielo: algunos son de este parecer, otros disienten. Una tercera proposición, mencionada anteriormente por Satán, es la preferida: buscar la verdad de aquella profecía o tradición del Cielo referente a otro mundo y a otra clase de criatura, igual o no muy inferior a ellos mismos, que tenía que crearse en aquel tiempo. Asoman dudas sobre quién será enviado a tan difícil exploración. Satán, su jefe, emprenderá solo el viaje, y es enaltecido y aplaudido. Terminado el debate, el resto de los componentes se ocupa en diversas actividades y empleos según sus inclinaciones, en espera del regreso de Satán. Éste en su camino llega a las puertas del Infierno y las encuentra cerradas, y ve quiénes están sentados para guardarlas (Pecado, hija de Satán, y Muerte, hijo de Satán y Pecado). Éstos se las abren al fin, y le descubren el gran golfo que separa el Infierno del Cielo. Lo atraviesa con dificultad, orientado por el Caos, que es quien tiene el poder de este lugar, hasta que distingue el nuevo Mundo que buscaba. Libro III: Sentado en su trono, Dios ve cómo Satán vuela hacia este Mundo, entonces recién creado: lo muestra al Hijo, que está sentado a su diestra; predice el triunfo de Satán en pervertir a la humanidad, y se descarga de toda acusación contra su justicia y sabiduría, pues el hombre había sido creado libre y suficientemente capaz de resistir a su tentador. Después declara su propósito de ayudarle con la gracia, teniendo en cuenta que su caída no fue debida a su propia malicia, como la de Satán, sino seducido por éste. El Hijo de Dios ensalza al Padre por sus manifestaciones de gracia para el hombre; pero Dios insiste en que dicha gracia no puede ser extendida sobre el hombre sin la satisfacción de la justicia divina. El hombre ha ofendido la majestad de Dios aspirando a la Divinidad, y por consiguiente está condenado a morir con toda su descendencia, a no ser que pueda encontrarse alguien que esté a la altura de responder por esta ofensa y sufrir este castigo. El Hijo de Dios se ofrece libremente para redimir al hombre; el Padre le acepta, ordena su encarnación, y pronuncia que sea exaltado sobre todos los nombres del Cielo y de la Tierra. Entonces dispone que todos los ángeles le adoren; éstos obedecen y entonan con arpas a pleno coro sus alabanzas al Padre y al Hijo. Mientras tanto Satán desciende encima de la desnuda convexidad del orbe exterior del Mundo, en donde, deambulando, lo primero que encuentra es un lugar denominado desde entonces el Limbo de la Vanidad, y qué personas y cosas vuelan hacia allí. Luego llega a las puertas del Cielo, y observa la escalera por la cual se asciende, y las aguas que flotan por encima del firmamento. Se describe su paso a través del orbe del sol. Allí encuentra a Uriel, regente de ese orbe, pero antes toma la forma de un ángel inferior, y fingiendo un apasionado deseo de contemplar la nueva creación y el hombre que Dios había situado en ella, inquiere acerca del lugar en donde habita. Orientado desde allí desciende primero sobre el monte Nifates. Libro IV: A la vista del Edén, y cerca del lugar donde tiene que intentar solo la audaz empresa contra Dios y el hombre, Satán desconfía de sí mismo, y es presa de muchas pasiones, el miedo, la envidia y la desesperación; pero por último se reafirma en el mal y se dirige hacia el Paraíso, cuyo aspecto exterior y situación se describen. Atraviesa los límites, y tomando la forma de cormorán se coloca sobre el Árbol de la Vida por ser el más alto del jardín y poder mirar a su alrededor. Descripción del jardín. Satán ve por primera vez a Adán y a Eva; siente admiración ante la excelencia de su forma y estado de felicidad, pero toma resolución de labrar su caída; oye su conversación, y entonces descubre que les ha sido prohibido comer del fruto del Árbol de la Ciencia, bajo pena de muerte. A partir de aquí se propone realizar la tentación, seduciéndoles y haciéndoles quebrantar el mandato; pero les deja un tiempo con el fin de enterarse más sobre su estado por otros medios. Mientras tanto Uriel, que ha descendido sobre un rayo de sol, advierte a Gabriel, custodio de la puerta del Paraíso, de que un espíritu maligno se ha escapado del abismo, ha pasado al mediodía por su esfera, en dirección al Paraíso, en forma de ángel bueno, y después, en el monte, es descubierto por sus furiosos ademanes. Gabriel promete encontrarlo antes del amanecer. Al entrar la noche, Adán y Eva hablan de recogerse a descansar: descripción de su reino; la oración de la noche. Gabriel organiza su ejército de guardianes nocturnos para que vigilen el Paraíso, y destaca a dos ángeles vigorosos hacia el refugio de Adán, temiendo que el espíritu maligno, pudiera causar algún daño a Adán y Eva mientras duermen. Lo encuentran junto al oído de Eva, tentándola con un sueño, y le llevan contra sus deseos, ante Gabriel, a cuyas preguntas contesta desdeñosamente, ofreciendo resistencia; pero advertido por una señal del Cielo, huye del Paraíso. Libro V: Al amanecer Eva le cuenta a Adán su sueño perturbador; aunque esto le desagrada, Adán la consuela; se dirigen a sus labores diarias, y antes dicen sus oraciones a la salida de la enramada. Dios, a fin de que al hombre no le quede excusa, manda a Rafael para advertirle acerca de su obediencia, y manifestarle su estado de libertad y la proximidad de su enemigo, comunicándole a Adán quién es el enemigo, por qué lo es, y todo lo que le pueda ser útil para su conocimiento. Rafael desciende al Paraíso; se describe su aspecto; el descubrimiento que hace Adán de su venida, mientras estaba sentado a la puerta de su retiro. Adán sale a su encuentro y le lleva a su abrigo, obsequiándole con los frutos del Paraíso, escogidos por Eva. Descripción de la conversación a la mesa. Rafael comunica su encargo y le advierte a Adán respecto de su estado y el del enemigo. A instancias de Adán le dice quién es el enemigo y por qué lo es, empezando desde la primera revolución en el Cielo, y el hecho que la ocasionó; cómo arrastró a sus legiones con él hacia la parte Norte, y cómo allí las incitó a rebelarse con él, convenciendo a todos menos Abdiel, un serafín que le discutió sus argumentos, y después de oponérsele lo abandonó. Libro VI: Rafael sigue relatando cómo Miguel y Gabriel fueron enviados a luchar contra Satán y sus ángeles. Se describe la primera batalla y el repliegue de Satán y sus fuerzas durante la noche. Satán convoca consejo, y con la invención de máquinas diabólicas ocasiona a Miguel y a sus ángeles un cierto desorden el segundo día de lucha; pero ellos, al fin, arrancando montañas, arrollan a los ejércitos y a las máquinas de Satán. Sin embargo, viendo Dios que la lucha no terminaba, el tercer día mandó al Mesías, su Hijo, para quien había sido reservado el honor de esa victoria. El Hijo, con el poder del Padre, se acerca al campo de batalla, y ordenando que todas sus legiones permanezcan formadas a ambos lados, se adentra con el carro de guerra y el rayo en medio de sus enemigos y los persigue, venciendo su resistencia, hasta los muros del Cielo. Estos se abren, y caen con horror y confusión en el lugar de castigo dispuesto para ellos en el abismo. El Mesías regresa triunfante al lado del Padre. Libro VII: A petición de Adán, Rafael le relata cómo y por qué fue creado en un principio el Mundo; que Dios, después de expulsar del Cielo a Satán y a sus ángeles, declaró su complacencia de crear otro Mundo y otras criaturas para habitarlo; envía a su Hijo rodeado de gloria y de un séquito de ángeles para desarrollar la obra de la creación en seis días; los ángeles celebran con himnos la realización y su regreso al Cielo. Libro VIII: Adán hace preguntas referentes a los movimientos celestes, y recibe una contestación indecisa, en la que se le exhorta a interesarse por cosas más dignas de conocimiento. Adán asiente, y deseando retener más tiempo a Rafael le cuenta lo que recuerda desde el día de su creación; su emplazamiento en el Paraíso; su conversación con Dios acerca de su soledad y la conveniencia de una compañía adecuada; su primer encuentro con Eva y sus desposorios. Conversación con el ángel sobre este punto; éste se aleja después de hacerle insistentes advertencias. Libro IX: Después de haber recorrido la Tierra, Satán regresa con estudiado engaño al Paraíso, como una niebla durante la noche, y penetra en la serpiente dormida. Adán y Eva salen por la mañana a su labor, y Eva propone separarse y trabajar en distinto lugar, cada uno por su parte. Adán rehúsa, alegando el peligro del que han sido advertidos y temiendo que Eva fuese tentada al hallarse sola. Eva, ofendida por la idea de que no se la considere lo bastante prudente o fuerte, insiste en separarse, deseosa de dar prueba de su fortaleza. Adán cede al fin. La serpiente encuentra sola a Eva; se le acerca astutamente, contemplándola primero, y luego alabándola por encima de todas las criaturas. Eva, maravillada de oír hablar a la serpiente, le pregunta cómo había obtenido el habla humana y semejante inteligencia, cosa desconocida hasta entonces. La serpiente le contesta que ha sido comiendo la fruta de cierto árbol del jardín como ha obtenido al habla y la razón; hasta entonces había estado desprovista de ambas facultades. Eva le pide que la lleve hasta ese árbol, que resulta ser el Árbol de la Ciencia prohibida. Después, la serpiente, volviéndose más audaz, con muchas argucias y razones, la induce finalmente a comer la fruta, y ella complacida por su buen gusto, piensa un momento en si la compartirá con Adán o no; pero a la postre, se la lleva, y le explica lo que la persuadió a tomarla. Adán al principio se asombra; pero sabiendo a Eva perdida, decide por la vehemencia de su amor, perecer con ella; y atenuando el delito, come también la fruta. Se notan los efectos en ambos. Buscan el modo de cubrir su desnudez, y después empiezan a acusarse mutuamente. Libro X:Conocida la transgresión del hombre, los ángeles custodios abandonan el Paraíso y regresan al Cielo para justificar su vigilancia, y son justificados; Dios declara que la entrada de Satán no se podía evitar. Manda a su Hijo para juzgar a los transgresores; el Hijo desciende e impone la sentencia adecuada. Entonces se apiada de ellos, les viste, y vuelve a ascender. El Pecado y la Muerte, sentados hasta entonces a las puertas del Infierno, presintiendo con maravilloso instinto el éxito de Satán en el Mundo y viceversa, pavimentan una avenida o puente por encima del Caos siguiendo la estela que Satán trazó primeramente. Luego, mientras se preparan para acercarse a la Tierra, se encuentran con Satán que regresaba al Infierno, satisfecho de su éxito. Se felicitan mutuamente. Satán llega al Pandemonio, y describe jactanciosamente en plena asamblea su éxito contra el hombre. En vez de aplausos es recibido con un silbido general del auditorio entero, transformados todos inesperadamente en serpientes, lo mismo que Satán, de acuerdo con la sentencia formulada por el Paraíso. Entonces, alucinados con una sombra del árbol prohibido, surgido delante de ellos, cogen ansiosos el fruto, masticando polvo y cenizas amargas. Se describen las actividades del Pecado y la Muerte. Dios profetiza la victoria final de su Hijo y la renovación de todas las cosas; pero de momento ordena a sus ángeles que realicen algunos cambios en los cielos y en los elementos. Adán, dándose cada vez más cuenta de su caída, se lamenta pesaroso y rehúye el consuelo de Eva; ella persiste y al fin lo apacigua. Entonces, para evadir la maldición que posiblemente tiene que caer sobre su descendencia, Eva propone a Adán procedimientos violentos, que Adán no acepta; y concibiendo mejores esperanzas, le recuerda a ella la última promesa que les fue hecha, de que su descendencia se vengaría de la serpiente; y la exhorta para que juntos se reconcilien con la Divinidad ofendida, mediante el arrepentimiento y la plegaria. Libro XI: El Hijo de Dios presenta al Padre las plegarias de nuestros primeros padres arrepentidos, intercediendo por ellos. Dios las acepta; pero declara que no pueden habitar más en el Paraíso. Envía a Miguel con una cohorte de querubines para desposeerlos; pero antes, para revelarle a Adán los acontecimientos venideros, Miguel desciende a la Tierra. Adán muestra a Eva ciertas señales adversas. Descubre la llegada de Miguel, y sale a recibirle: el Ángel le anuncia su partida. Lamentación de Eva. Adán suplica, pero se somete. El Ángel le conduce a la cima de un alto monte, y despliega ante él la visión de lo que sucederá hasta el día del Diluvio. Libro XII: El ángel Miguel continúa relatando lo que sucederá después del Diluvio; luego, al referirse a Abraham, explica gradualmente quién será el descendiente de la mujer que les fue prometido a Adán y Eva después de la caída. Se describe su encarnación, muerte, resurrección y ascensión, así como el estado de la Iglesia hasta su segunda venida. Adán, enormemente satisfecho y consolado por estos relatos y promesas, desciende del monte con Miguel. Despierta a Eva, que ha estado durmiendo mientras tanto, si bien ha tenido sueños apacibles que la han predispuesto a la tranquilidad de espíritu y a la sumisión. Miguel, cogiéndoles de la mano, los conduce fuera del Paraíso; tras ellos se agita la llameante espada, y los querubines se apostan en sus posiciones para montar la guardia del lugar.