Retorno al pasado. Con diferencias propias, Fujimori instauró un modelo que en esencia
repetía la dinámica del boom exportadores del siglo pasado: un crecimiento altamente
dependiente del capital externo, sin una economía diversificada. Con el frenazo chino de
los últimos años esta excesiva dependencia nos explotó en la cara.
El Déficit comercial permanente. En otras palabras, durante toda la década de los 90,
comprábamos más de lo que vendíamos, lo que se tradujo en un mayor endeudamiento.
El crecimiento de PBI. Los únicos periodos de crecimiento se dieron durante los años
1993, 1994, 1995 y 1997. El resto del tiempo se registró una recesión agravada con la crisis
financiera asiática del 97. Luego, como se sabe, el PBI subió principalmente por la
impresionante demanda externa de nuestros minerales por parte de China.
La Informalidad y desempleo. Las normas anti laborales permitieron que las empresas
reduzcan sus costos a través de la reducción de sus planillas. La consecuencia directa fue
un incremento de la informalidad, El gobierno de Fujimori agudizó el subempleo porque se
trabajaba más y se pagaban miserias. Un claro ejemplo es que menos de tres millones de
peruanos gozan de beneficios laborales; el resto es informal.
Salarios congelados. El salario mínimo vital (la remuneración) se congeló desde 1991
hasta 1995, mientras que los salarios reales (ligados al índice o variación de precios) se
estancaron al mismo nivel que teníamos en 1989. Con el modelo vigente, la pérdida del
valor relativo de los salarios en la economía bajó en los últimos 25 años de 30 a 21% del
PBI favoreciendo la acumulación de los grandes empresarios.