Master in Scienze Politiche per la Pace e L’Integrazione dei Popoli, de la Universitá degli

Studi di Salerno, en asocio con la

Maestría en Ciencia Política de la Universidad Católica de Colombia
Cesar Augusto Velasco Castillo
Instituciones políticas

Resumen Artículo “DE LA PERSONALIZACIÓN POLÍTICA AL

“REDESCUBRIMIENTO”

DE LA DIMENSIÓN DEL

ORDEN COMÚN”

Escrito por la doctora Lucia Picarella.

La particularidad de las democracias en la actualidad, radica en que se encuentran

muy globalizadas e influenciadas por dinámicas y necesidades supranacionales y
subnacionales; impulsando a los politólogos desde el campo analítico a penetrar
cada vez más en el controvertido ámbito referido a estudios críticos de los
regímenes políticos habituales.

Evidentemente, los sistemas liberal-democráticos contemporáneos, están

caracterizados por partidos políticos despedazados por la personalización política,
que se aparte ampliamente de los principios tradicionales e instituciones políticas
de antaño; refugiándose en carismáticos liderazgos, concomitantemente con el
desarrollo de movimientos generalmente acusados de populismo.

Es este ámbito político – social, en el que el analista politológico debe entrar a

investigar de manera ardua e implacable, el panorama actual, frente a si es
oportuno evaluar propiamente el conjunto de todas estas “dinámicas populistas”,
oponiéndose a la “política tradicional”; que podría llegar a interpretarse como un
paradójico retroceso al pasado. Para estos fines, se convierte fundamental el
estudio de dos variables claves y de las correlaciones entre ellas, es decir una
categorización de tendencias de personalización y de populismo, conjuntamente
con la evaluación del papel de las instituciones gubernamentales, en sociedades
siempre pujantes hacia el cambio.
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Cesar Augusto Velasco Castillo
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Las relaciones de fuerza indudablemente caracterizan el juego político,

evidenciando una constante tensión entre estos elementos. El entendimiento de
esta interrelación, requiere enfocar adecuadamente la atención sobre el juego de
poderes en los cuales se fundamenta la controversia, precediendo una reforma
institucional, como un prerrequisito para los fines de cualquier cambio en este
juego y en las relaciones que lo caracterizan, puesto que, a su vez, conforman la
cristalización del orden institucional vigente.

Ahora bien, recurriendo fácticamente sobre el factor pueblo, tradicionalmente los

elementos que históricamente favorecen el fenómeno populista se reconocen
comúnmente en la erosión y/o crisis de los actores tradicionales de la democracia
representativa, frente a la personalización del poder y finalmente en el video
política. Así, si pueden llegar a verificarse circunstancias en las cuales un
liderazgo personalizado sea un medio de corto plazo para llenar eficazmente un
momento de vacío institucional, se podría decir que en un largo plazo, el riesgo es
afectar la práctica democrática.

En este sentido, primero debemos tener en cuenta que dicha manifestación, sobre
todo en sistemas parlamentaristas con existencia de un fuerte predominio del
poder ejecutivo, con gobiernos mono-partidistas de mayoría parlamentaria;
impulsaría a los analistas a identificar este desequilibrio de las relaciones en favor
del gobierno de turno. . Por otro lado, en segundo lugar, esta asimetría sustenta
las fracturas entre la comunidad científica, en consideración del enfoque más
adecuado para la estimación de las consecuencias causadas por estos fenómenos
sociales y políticos.

La evaluación de las significativas correlaciones entre variables políticas e

institucionales, representa el mínimo común denominador para enfrentarse con
esta tipología de análisis, permitiendo relevar las causas y los elementos más
significativos que impulsan nuestras democracias contemporáneas hacia curiosas
dinámicas sociales. Así, cabe destacar que indudablemente el resultado inmediato
de estas dinámicas, se refleja en un protagonismo del candidato en el mercado
electoral y una significativa consolidación del poder del liderazgo en los partidos
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políticos, sometiendo los mismos a una fuerte presión que ha impulsado a hablar
de crisis.

Indudablemente, los presidentes y partidos están ligados en una doble hilera,

puesto que una fuerte cohesión interna del partido, favorece una mayor capacidad
de influencia del mismo, aunque, en contradicción, cuando más cohesionado es el
partido mayores serán las posibilidades de ascender del líder, quien podrá
controlar sobre todo la cumbre partidista. De esta forma, si por un lado el liderazgo
tiene que garantizarse el control de la organización partidista, por el otro, debe
determinarse un fuerte control por parte de carismáticos liderazgos, que
corresponda a un crecimiento de los niveles de personalización de la política;
sobre los cuales un institucionalizado sistema partidista puede imponer sugestivas
limitaciones.

De la rápida panorámica presentada, se desprenden consideraciones sobre estas

tendencias, que aparentemente impulsan hacia una fuerte crisis de dimensiones
políticas, constitucionales y representativas; encarnada totalmente en la figura del
líder y en la creciente concentración de poder en sus manos, que desequilibra el
poder a nivel institucional , y favorece la despolitización de la opinión pública y
presidencialización en detrimento de la colegialidad típicas de los regímenes
parlamentarios y representativos. Según esta perspectiva, sistemas políticos cada
vez más personalizados y basados sobre el dominio de la imagen, empujan hacia
tendencias caudillistas, populistas y plebiscitarias que personifican el líder como el
que encarna su pueblo.

Los actuales debates impulsan por lo tanto hacia una lectura amplia y profunda del
espacio político, en la cual se evidencie una forma de pluralismo, distinto frente al
criterio liberal. Las transformaciones que de manera evidente están caracterizando
los sistemas democráticos contemporáneos, destacan la necesidad de propugnar
una alternativa a la percepción desprovista de legitimidad de las instituciones
democráticas actuales induciendo aquí, esencialmente, el discurso hacia otro
campo de reflexión, es decir la contraposición entre democracia representativa,
democracia participativa, democracia deliberativa y democracia radical/agonística.
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Las teorizaciones relativas al florecimiento de los ideales de la democracia

representativa, se han enfocado en estos últimos años, sobre la individuación de
modelos representativos deliberativos, que básicamente sean capaces de articular
las singularidades institucionales y políticas del modelo representativo clásico con
las herramientas típicas del modelo deliberativo.

Finalmente, y nuevamente en acuerdo con la schmittiana connotación del mundo

como pluriversum, Mouffle y Laclau insisten en la posibilidad de que hay varias
formas de concretar el ideal democrático, dependiendo de las peculiaridades de
los contextos nacionales. El reconocimiento de la naturaleza contingente del
espacio político, independientemente de la forma que asume, involucra totalmente
el fundamento mismo de la democracia. La radicalización de la democracia,
indudablemente, adquiere una fuerte eficaz en la descripción de una incesante
construcción de la estructura democrática, caracterizada por momentos de
legitimación y deslegitimación guiados por la voluntad popular y por los
movimientos que conforman estas identidades colectivas.

Un dinamismo que entonces es el aspecto característico para la expansión de

libertades y pluralismo, y por lo tanto de la concretización de un horizonte radical
de la democracia, basado sobre la necesidad de no percibir negativamente un
potencial destituyente en cualquier proceso de cambio. Desestructuración que, en
esta perspectiva, es significativa para evitar autoritarismos.

Elaborado por Cesar Augusto Velasco Castillo.