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CURVA DE LA BAÑERA

La idea de la curva de la bañera forma la base conceptual para gran parte del
estudio de fiabilidad. En la mayoría de los dispositivos electromecánicos, la función
tasa de fallo tiene forma de bañera: cuando se inicia la vida de un aparato, la tasa
de fallo instantánea resulta ser relativamente alta (es lo que se denomina
“mortalidad infantil”); una vez que los componentes y partes electromecánicas se
han acoplado, la tasa de fallo es relativamente constante y baja (etapa de “vida útil”);
más adelante, tras un tiempo de funcionamiento, la tasa de fallo vuelve a
incrementarse hasta que, finalmente, todos los dispositivos habrán fallado (“efecto
envejecimiento”) (Blesa, y otros, 2002).

La curva de bañera nos sugiere que la vida de un equipo se puede dividir en tres
periodos diferentes:

1-Juventud. Zona de mortandad infantil.

El fallo se produce inmediatamente o al cabo de muy poco tiempo de la puesta en


funcionamiento, como consecuencia de:

-Errores de diseño.

-Defectos de fabricación o montaje.

-Ajuste difícil, que es preciso revisar en las condiciones reales de funcionamiento


hasta dar con la puesta a punto deseada.

Para evitar esta zona, cuando es posible se somete a los componentes a un


“quemado” inicial desechando los componentes defectuosos. Este quemado o
rodaje inicial se realiza sometiendo a los componentes a determinadas condiciones
extremas, que aceleran los mecanismos de fallo. Los componentes que pasan este
periodo son los que se venden, ya en la zona de vida útil.

2-Madurez. Periodo de vida útil.

Periodo de vida útil con tasa de fallos aproximadamente constante. Es el periodo de


mayor duración, en el que se suelen estudiar los sistemas, ya que se supone que
se reemplazan antes de que alcancen el periodo de envejecimiento.

3-Envejecimiento.

Corresponde al agotamiento. La tasa de averías vuelve a crecer, debido a que los


componentes fallan por degradación de sus características por el transcurso de
tiempo. Aún con reparaciones y mantenimiento, la tasa de fallo aumenta, hasta que
resulta demasiado costoso el mantenimiento.
Estos tres periodos se distinguen con claridad en un gráfico en el que se represente
la tasa de fallos del sistema frente al tiempo. Este gráfico se denomina “Curva de
bañera” o “Curva de Davies”.

Aunque existen hasta seis tipos diferentes de curva de bañera, dependiendo del tipo
de componente del que se trate, una curva de bañera convencional se adapta a la
siguiente figura:

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