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Hace énfasis en que las palabras evocan sentimientos y son el medio con
que los hombres se influyen unos a otros, por eso no hay que desechar el uso
de las palabras en la psicoterapia, las comunicaciones tocan lo más íntimo
de la vida anímica del paciente, todo lo que tiene que ocultar a los demás
y lo que no quiere confesarse a sí mismo.
El psicoanálisis tiene primero que aprenderse en uno mismo, de esta forma
se obtiene la certeza acerca de la realidad de los procesos que el
psicoanálisis describe y de lo correcto de sus concepciones. Estudiar el
psicoanálisis trae consigo varias dificultades algunas de ellas son: las dos
afirmaciones del psicoanálisis:
la primera dice que los procesos anímicos son en sí y por sí, inconcientes y
los procesos concientes son apenas actos singulares y partes de la vida
anímica total.
En la conferencia de los actos fallidos Freud expresa que estos no tienen que
ver con enfermedades puesto que también se pueden observar en
cualquier persona sana, son ese desliz verbal, escrito, en la lectura o auditivo,
sea que pueda reparar en ellos o no se establece pues que toda operación
fallida es un proceso psíquico y como tal posee un “sentido”, que no es otra
cosa más que el propósito a que sirve.
Freud declara que el psicoanálisis no pone en duda algo que desde otros
sectores se ha afirmado y que como regla se limita a agregar algo nuevo,
pues eso que hasta ahora se ha descuidado resulta ser lo esencial, por lo
tanto, admite ciertas influencias de las disposiciones fisiológicas por ejemplo
en el caso del trastrabarse, pero además aclara que muy poco puede
explicarse desde allí pues no son una condición necesaria de la operación
fallida.
Sobre la tendencia perturbada y perturbadora en la operación fallida
tenemos que la tendencia perturbada no permite dudas, toda persona que
comete una operación fallida la reconoce y declara, sin embargo, la
tendencia perturbadora puede generar dudas y dar alusión a reflexiones.
Mediante una intervención en el momento del “desliz” se puede llegar a un
esclarecimiento del trastrabarse, y es aquí en esa pequeña pregunta a
aquel que lo cometió y en esa primera ocurrencia de su respuesta donde se
ve ya el psicoanálisis y el paradigma de toda indagación psicoanalítica. En
esa aclaración de la intención perturbadora Freud empieza a explicar su
técnica psicoanalítica, que consiste en hacerle decir al analizado mismo la
solución del problema.
Como conclusión de estos actos Freud admite y toma como base que las
operaciones fallidas tienen un sentido, e inicia la demostración de cómo ese
sentido aparece con relativa frecuencia en sus diversas formas, y de cómo
puede ser probable además que ciertos casos sean puramente fisiológicos
o no intencionados, es necesario conocer estas restricciones para empezar
a suponer que las operaciones fallidas son actos psíquicos que nacen por la
interferencia de dos propósitos.
Los temas más interesantes hasta ahora que se han planteado Freud con
relación a las operaciones fallidas y de las cuales no se ha dado respuesta
todavía son sin duda las siguientes: se ha dicho que son resultado de la
interferencia de dos intenciones diversas, de las que una puede llamarse la
perturbada, y la otra la perturbadora. Las intenciones perturbadas no dan
motivo a preguntas ulteriores, pero de las otras se quiere saber, primero, qué
clase de intenciones son esas que emergen como perturbadoras de otras y
segundo, cómo se comportan las perturbadoras respecto de las
perturbadas.
BIBLIOGRAFÍA
Freud, S. (1915-1916). Conferencias de introducción al psicoanalisis.