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CONFERENCIAS DE INTRODUCCIÓN AL PSICOANÁLISIS

Yalid Adriana Marcela Jerez Jimenez


Documento: 1152467321
Estudiante de Ingeniería Industrial
2019

En la conferencia de introducción Freud nos presenta las deficiencias de la


enseñanza del psicoanálisis y las dificultades con que se encuentra quien
quiera formarse una opinión de el, la enseñanza del psicoanálisis empieza
haciendo una comparación con la enseñanza médica que se han
acostumbrado a ver los síntomas de la enfermedad, pero en el psicoanálisis
todo es diverso. En el tratamiento analítico no ocurre otra cosa que un
intercambio de palabras entre el analizado y el médico, donde el paciente
habla, cuenta sus vivencias pasadas y sus impresiones presentes, se queja,
confiesa sus deseos y sus mociones afectivas y el médico escucha, procura
dirigir las ilaciones de pensamientos del paciente, empuja su atención a
ciertas direcciones, le da esclarecimientos y observa sus reacciones, Freud
también aclara que la conversación en que consiste el tratamiento
psicoanalítico no tolera terceros oyentes.

Hace énfasis en que las palabras evocan sentimientos y son el medio con
que los hombres se influyen unos a otros, por eso no hay que desechar el uso
de las palabras en la psicoterapia, las comunicaciones tocan lo más íntimo
de la vida anímica del paciente, todo lo que tiene que ocultar a los demás
y lo que no quiere confesarse a sí mismo.
El psicoanálisis tiene primero que aprenderse en uno mismo, de esta forma
se obtiene la certeza acerca de la realidad de los procesos que el
psicoanálisis describe y de lo correcto de sus concepciones. Estudiar el
psicoanálisis trae consigo varias dificultades algunas de ellas son: las dos
afirmaciones del psicoanálisis:
la primera dice que los procesos anímicos son en sí y por sí, inconcientes y
los procesos concientes son apenas actos singulares y partes de la vida
anímica total.

El segundo enunciado del psicoanálisis tiene la confirmación de que las


mociones pulsionales no pueden designarse sino como sexuales y
desempeña un papel importante en la causa de enfermedades nerviosas y
mentales y que esas mismas participan en las más elevadas creaciones
culturales, artísticas y sociales del espíritu humano. Se cree que la cultura fue
creada bajo fuerzas pulsionales, sexuales mayormente, que son sublimadas,
desviadas de las metas sexuales y dirigidas a otras que ya no lo son.
La sociedad no entiende amenaza mayor a su cultura que la eventual
libertad de las pulsiones sexuales y el regreso de ellas a sus metas originarias,
por eso no tiene interés alguno en que se reconozca la fuerza de las
pulsiones sexuales y se ponga en claro la importancia que la vida sexual
posee para los individuos.

En la conferencia de los actos fallidos Freud expresa que estos no tienen que
ver con enfermedades puesto que también se pueden observar en
cualquier persona sana, son ese desliz verbal, escrito, en la lectura o auditivo,
sea que pueda reparar en ellos o no se establece pues que toda operación
fallida es un proceso psíquico y como tal posee un “sentido”, que no es otra
cosa más que el propósito a que sirve.

La comprensión de ese sentido de la operación fallida se puede ver en


diversos casos de trastrabarse con mayor claridad que en otros, donde el
trastrabarse añade simplemente otro sentido al intentado, o simplemente se
exhibe algo desprovisto de sentido. Sin embargo, una consideración más
atenta de tales ejemplos revela que es posible llegar a comprender esas
desfiguraciones en la explicación de esa interrupción de los dos propósitos
diversos en el decir, las diferencias sólo surgen por el hecho de que en un
caso un propósito sustituye enteramente a otro.

Esto evidencia que en el trastrabarse hay un parecido propósito de insultar


que se abre paso en la desfiguración del nombre, lo mismo es válido para
aquellos deslices que transforman una palabra inofensiva en otras
indecentes u obscenas, en este caso cuando oímos a alguien tenemos que
averiguar si lo dijo intencionalmente como chiste o simplemente se le
deslizaron, por ahora podemos decir que las operaciones fallidas no son
contingencias sino actos anímicos serios, que tienen su sentido y surgen por
la acción conjugada de dos propósitos diversos.

Freud declara que el psicoanálisis no pone en duda algo que desde otros
sectores se ha afirmado y que como regla se limita a agregar algo nuevo,
pues eso que hasta ahora se ha descuidado resulta ser lo esencial, por lo
tanto, admite ciertas influencias de las disposiciones fisiológicas por ejemplo
en el caso del trastrabarse, pero además aclara que muy poco puede
explicarse desde allí pues no son una condición necesaria de la operación
fallida.
Sobre la tendencia perturbada y perturbadora en la operación fallida
tenemos que la tendencia perturbada no permite dudas, toda persona que
comete una operación fallida la reconoce y declara, sin embargo, la
tendencia perturbadora puede generar dudas y dar alusión a reflexiones.
Mediante una intervención en el momento del “desliz” se puede llegar a un
esclarecimiento del trastrabarse, y es aquí en esa pequeña pregunta a
aquel que lo cometió y en esa primera ocurrencia de su respuesta donde se
ve ya el psicoanálisis y el paradigma de toda indagación psicoanalítica. En
esa aclaración de la intención perturbadora Freud empieza a explicar su
técnica psicoanalítica, que consiste en hacerle decir al analizado mismo la
solución del problema.

Como conclusión de estos actos Freud admite y toma como base que las
operaciones fallidas tienen un sentido, e inicia la demostración de cómo ese
sentido aparece con relativa frecuencia en sus diversas formas, y de cómo
puede ser probable además que ciertos casos sean puramente fisiológicos
o no intencionados, es necesario conocer estas restricciones para empezar
a suponer que las operaciones fallidas son actos psíquicos que nacen por la
interferencia de dos propósitos.
Los temas más interesantes hasta ahora que se han planteado Freud con
relación a las operaciones fallidas y de las cuales no se ha dado respuesta
todavía son sin duda las siguientes: se ha dicho que son resultado de la
interferencia de dos intenciones diversas, de las que una puede llamarse la
perturbada, y la otra la perturbadora. Las intenciones perturbadas no dan
motivo a preguntas ulteriores, pero de las otras se quiere saber, primero, qué
clase de intenciones son esas que emergen como perturbadoras de otras y
segundo, cómo se comportan las perturbadoras respecto de las
perturbadas.

Todos estos casos de actos fallidos llevan necesariamente a suponer que en


el hombre hay tendencias que pueden ser eficaces sin que él sepa nada de
ellas, otro aspecto relevante y que opera en muchos actos fallidos es el
principio del displacer donde el acto mismo representa una huida psíquica
frente a este. Es importante empezar a tomar oportunamente en cuenta
que la vida anímica es un campo donde libran combate tendencias
encontradas.

BIBLIOGRAFÍA
Freud, S. (1915-1916). Conferencias de introducción al psicoanalisis.

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