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Afirmar que nuestra vida cotidiana se sustenta en la continua utilización de una batería de

dispositivos tecnológicos parece hoy una obviedad: no hay prácticamente ninguna acción,
grande o pequeña, individual o colectiva, importante o trivial, en la que no recurramos al uso
de tecnologías. En muchos casos, estamos tan habituados a contar con ellos que damos por
descontada su presencia y disponibilidad; en muchos otros, estamos muy atentos porque son
nuestro medio de vida.
Estamos habituados también a leer y escuchar acerca de las últimas novedades -sobre todo en
las industrias electrónica o informática-, que se presentan como la puerta de entrada para una
sociedad más “avanzada”, el vínculo entre el desarrollo de tecnologías y los cambios en la
sociedad parece evidente... pero ¿cuáles son las características de este vínculo?
Desde los trabajos en los que Marx propuso un abordaje social de la tecnología, y, al mismo
tiempo, incorporar el desarrollo tecnológico como un elemento constitutivo de la explicación
histórica, la amplia mayoría de los análisis ha oscilado entre dos polos deterministas, el de la
causalidad tecnológica y el de la causalidad social. Aquí el primero sostiene que el cambio
tecnológico determina el cambio social, el segundo la inversa. Este determinismo se manifiesta
en el sentido común y, aún, en el habla, por ejemplo con frases comunes que describen el
“impacto tecnológico” en la sociedad o “impacto social” de la tecnología. Dada su posición
dominante entre las interpretaciones, los determinismos se han naturalizado, permeando
profundamente el sentido común, tanto en la vida cotidiana como, por ejemplo, en los
ámbitos académico y político.
Pero estas posiciones no dan cuenta que las sociedades están tecnológicamente configuradas,
exactamente y en el mismo nivel en que las tecnologías son socialmente construidas y puestas
en uso.
Por eso, aunque normalmente reflexionemos poco sobre la tecnología, la dimensión
tecnológica atraviesa la existencia humana: desde la cultura, el arte, las finanzas, la
producción, la política, hasta en el sexo y la construcción del género.
En este curso les proponemos cuestionar las explicaciones dominantes sobre la tecnología,
abordando los procesos de cambio tecnológico desde una perspectiva en la que es imposible
disociar “lo social” de “lo tecnológico”. Para esto, a través de una revisión de la literatura
generada en los últimos 30 años, les vamos a proponer un nuevo nivel de análisis: “lo socio-
técnico”.

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