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LA PALESTRA

Renzo Olivera

AMOR EN DEFENSA

El primer peón del armatoste ministerial de PPK cayó en la cartera de Defensa


a razón de un acto de inmadurez política, funcional y personal, que se tradujo en la
errada conjunción de las labores funcionales con los actos de la vida privada que
todo integrante de la administración pública debiera conocer.

Ocurrió que Mariano González, ahora exministro de Defensa, ascendió a una


funcionaria con quien mantenía una relación sentimental, esto, en apenas cuatro días.
Frente al escándalo que se avecinó inmediatamente, el referido funcionario solo atinó
a decir: “Lo que he cometido es un hecho de amor. Mi único delito es haberme
enamorado”.

Sí, la irrisoria e inmadura respuesta provino de un alto funcionario del Estado


que, en principio, debiera tener un alto grado de intelección, o por lo menos, una
generosa cuota de sentido común funcional. Sin embargo, no solo su respuesta dejó
mucho que desear sino también los hechos que motivaron su lastimera disculpa,
hechos que han sido denunciados por la Procuraduría Anticorrupción por la
presunta comisión del delito de negociación incompatible, siendo considerada su
pareja sentimental (que por cierto es abogada y por ende conocedora de los graves
actos que se estaban cometiendo) como presunta cómplice primaria.

Así pues, el acto de “amor” evidenciado por el exministro no es más que una
mala excusa para justificar su grave inconducta funcional, pues como ya lo dijo
Denegri: “El amor depende del desarrollo integral de la persona; pero si ésta se ha
desarrollado escasamente, entonces su amor será como su escaso desarrollo”.

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