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Història i Epistemologia de la Psicologia

Seminari de Pràctiques 1

DISTINGUIR LA CIENCIA DE LA PSEUDOCIENCIA

Barry L. Beyerstein

Texto original: DISTINGUISHING SCIENCE FROM PSEUDOSCIENCE, por Barry L.


Beyerstein. 1996. Departamento de Psicología de la Universidad Simon Fraser.
Este texto ha sido traducido y adaptado por el profesorado de la asignatura de Historia y
Epistemología de la Psicología; departamento de Cognición, Desarrollo y Psicología de la
Educación, Barcelona, Facultad de Psicología, 2017.

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El conocimiento consiste en la comprensión de la evidencia


que establece el hecho, no en la creencia de que es un hecho.

Charles T. Spraling

INTRODUCCIÓN
El prestigio y la influencia de la ciencia en este siglo es tan grande que muy
pocos campos fuera de la religión o las artes desean abiertamente ser vistos como
poco científicos. Como resultado, muchas perspectivas teórico/prácticas que
carecen de las características esenciales de una ciencia han comenzado a hacerse
pasar por una con el fin de mejorar su situación económica, social y política. Si bien
estas pseudociencias se esfuerzan por parecerse superficialmente a las ciencias
genuinas, un examen más detallado de sus contenidos, métodos y actitudes revela
que son meras parodias. La mayoría de las pseudociencias hunden sus raíces en
antiguas creencias mágicas aunque sus devotos suelen actuar bajo la apariencia
exterior de rigor científico. En el análisis de las perspectivas y prácticas de estos
imitadores científicos se expone una visión del mundo mística que simplemente ha
sido traducida a una bien-sonante jerga científica. Las pseudociencias se
caracterizan por resultados no reproducibles que están supuestamente mediados
por fuerzas imposibles de medir a través de métodos científicos convencionales. La
ausencia de autocrítica por no validar estas afirmaciones es frecuentemente
justificada con la afirmación que esos resultados tan sólo se pueden obtener por
aquellos que comparten las creencias de los pseudocientíficos en cuestión y/o
poseen habilidades misteriosas. Antes de considerar algunos ejemplos y criterios
para poder distinguir las pseudociencias de las ciencias reales, vamos a exponer las
definiciones correspondientes.

CIENCIA
La ciencia es la sistematización del conocimiento derivado de la
observación, el estudio y la experimentación. Por lo tanto, ésta sólo se ocupa de los
fenómenos que se pueden examinar empíricamente. Contrariamente a la opinión
popular, no es un cajón de sastre de hechos inmutables, sino más bien una manera
de hacer preguntas y evaluar diferentes posibles respuestas. El objetivo de la
ciencia es describir la composición del universo físico y los principios que rigen las
actividades en el mismo. En el proceso, los científicos tratan de ponerse de acuerdo
sobre un número limitado de componentes que se combinan para producir la
complejidad de los fenómenos naturales y para definir un conjunto de leyes que
describan las interacciones entre esos componentes.
Las observaciones científicas se realizan en condiciones controladas con el
fin de minimizar el impacto de los sesgos y las expectativas de los investigadores,
así como las influencias aleatorias del entorno. El acceso público tanto a los

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métodos y resultados, como a las evaluaciones de los resultados son requisitos


primordiales en la comunidad científica. Los experimentos individuales casi nunca
originan un debate científico, porque es el predominio de las pruebas -los
investigadores en ese campo deben ser capaces de replicar los hallazgos de los
demás- lo que determina la explicación actualmente aceptada para cualquier
fenómeno dado.
Al llevar a cabo este examen cuidadoso del mundo natural, los científicos
intentan generalizar a partir de observaciones particulares para poder formular
leyes generales. Una vez se han establecido estas relaciones lícitas y existe una
base de datos fiable, es cuando se organizan las observaciones y datos en teorías
comprobables para explicar los hechos en cuestión y, si es posible, predecir nuevos
fenómenos que de otro modo no se han podido evidenciar. Al ampliar la extensión
de sus teorías, los científicos esperan ensanchar su poder explicativo para cubrir
otros fenómenos en ese ámbito de conocimiento.
El paleontólogo Stephen Jay Gould define una ley científica "natural" como:
"una generalización tan abrumadoramente confirmada por la observación
empírica que sería nefasto definirla como provisional." Tenga en cuenta aquí el uso
de la palabra “provisional”. Con ella Gould hace especial hincapié en que, mientras
que las leyes actualmente aceptadas son las conjeturas más respaldadas -con
datos- que tenemos en estos momentos, siempre estarán sujetas a revisión si se
dan mejoras en las herramientas o métodos que puedan arrojar nuevos hallazgos.
La misma metodología de revisión y rectificación es aplicable a toda teoría
científica. Es este aspecto de la auto-corrección el que tal vez sea el más útil a la
hora de distinguir a las ciencias de las pseudociencias o de las doctrinas religiosas.
Estas últimas son propensas a consagrar sus explicaciones en dogmas estancados,
resultando inmunes a la incorporación de nuevos descubrimientos. La ciencia es
activa, y por lo tanto, está en constante evolución.

PSEUDOCIENCIA
Las pseudociencias son teorías que tratan de apropiarse del prestigio de las
ciencias genuinas, a través de la copia de sus atavíos y protocolos externos, aunque
no cumplen con las normativas aceptadas de la práctica científica ni se sirven de la
verificación de las áreas de conocimiento legítimas que tratan de emular. Las
pseudociencias no aprecian el debate y la crítica y rara vez muestran ninguna
agitación intelectual o progreso genuino. Sus explicaciones, por lo general, chocan
con el conocimiento científico bien establecido y sus propios hallazgos rara vez, o
nunca, resisten la evaluación de críticos competentes. El Recuadro-1 contiene
algunos ejemplos de los tipos de leyes, principios y datos procedentes de la
investigación que las pseudociencias contradicen.

TECNOLOGÍA
La tecnología es el proceso que utiliza el conocimiento derivado de la
investigación básica en su utilización aplicada, por lo general, en el ámbito

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comercial. Por ejemplo, en la medicina se aplica la ciencia biológica; en la


ingeniería mecánica se emplean los principios de la mecánica física para crear
máquinas útiles, estructuras, etc.; El ADN y las huellas dactilares sirven para
identificar a los individuos mediante el uso de los principios de la diversidad
genética descubierto por la biología molecular; y las psicoterapias de modificación
de conducta utilizan los conocimientos sobre los mecanismos de aprendizaje y
refuerzo descubiertos en la psicología experimental.
Muchas pseudociencias son en realidad pseudo-tecnologías; es decir,
empresas comerciales promovidas por individuos que engañan a los consumidores
haciéndoles creer que sus productos son aplicaciones valiosas de los
conocimientos científicos. A menudo, las investigaciones que citan estos
promotores son válidas, pero su relevancia en su ámbito se exagera y/o falsifica en
pos de superar la resistencia del comprador. En términos generales, se evidencia
que cualquier apoyo a "investigaciones" realizadas por estos distribuidores o
asociados acabará encontrándose con graves deficiencias. Estos individuos son
especialmente propensos a afirmar que sus productos se derivan de cualquiera
que sea el ámbito científico más prestigioso en esos momentos. La esperanza, por
supuesto, es que esta supuesta afiliación científica disipe el escepticismo del
cliente. Este tipo de bálsamo argumental a menudo es necesario porque el
porvenir de las ventas es probable que se base en las afirmaciones extravagantes
de la técnica en cuestión, afirmaciones que ningún experto en ética se atrevería a
hacer y que se esperaría que despertasen sospechas en cualquier persona
razonablemente bien educada. Incluso si los resultados prometidos van mucho
más allá de donde llevan las técnicas en sus ámbitos legítimos, de cuyos datos se
han apropiado indebidamente estos individuos, la perspectiva es tan atractiva que
generan una ilusión que puede llegar a imponerse fácilmente al sentido común.
Los pseudocientíficos suelen utilizar una serie de recursos retóricos para
hacer avanzar su causa. Estas técnicas de ventas son bien conocidas por los
psicólogos sociales especializados en técnicas de persuasión. Las formas de
manipulación más utilizadas por los pseudocientíficos fueron diseccionadas en un
artículo informativo escrito por Anthony Pratkanis (Pratkanis, A. (1995). How to
sell a pseudocience. The Skeptical Inquirer, 19(4), 19-25).
Estas falsas ciencias prosperan en el mercado vendiendo falsas esperanzas
para complacer, por lo general, la ingenua creencia de que alguien en algún lugar
del mundo ha descubierto la manera de obtener algo a cambio de nada (véase el
Recuadro-4). Estos manipuladores ingeniosos prosperan bajo la afirmación
reconfortante, aunque dudosa, de que todas las restricciones y limitaciones físicas
en los logros humanos son meras convenciones, aplicables sólo a aquellos tan poco
imaginativos como para creer en ellas. Barbaridades de este tipo son habituales; se
revindican hallazgos que las técnicas empíricas probadas no han sido capaces de
descubrir. Los consumidores potenciales harían bien en tener en cuenta que si algo
suena demasiado bien para ser verdad, probablemente no lo sea.

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Recuadro-1.
Listado de leyes científicas, datos empíricos y principios bien establecidos que son
violados por las afirmaciones paranormales o pseudocientíficas

1. La ley del cuadrado inverso: Esta ley establece que para una onda como, por ejemplo,
el sonido o la luz, que se propaga desde una fuente puntual en todas direcciones por
igual, la intensidad de la misma disminuye de acuerdo con el cuadrado de la distancia
a la fuente de emisión.

2. Las 3 leyes de la termodinámica1

3. La ley de la conservación de la energía , Momentum, etc.

4. Requerimientos en contra de la causalidad inversa ("unidireccionalidad de la


causalidad ")

5. Uno o más de los “principios básicos limitadores" expuestos por C. D. Broad (véase el
Recuadro-3).

6. Datos y resultados procedentes de la neurociencia moderna, la psicología y la


psicofisiología

7. Muchas pseudociencias afirman ser extraordinariamente precisas, potentes, o


interesantes, obteniendo mucho más de lo que se puede llegar a obtener por medio de
métodos científicos convencionales (a menudo, a través de procedimientos, fórmulas
o instrumentos secretos).

EJEMPLOS DE PSEUDOCIENCIAS
En esta sección se presenta una muestra representativa de pseudociencias.
Se incluyen ejemplos de pseudociencias patrocinadas por el Estado, de contenido
ideológico, así como los casos en que científicos convencionales competentes se
han desviado temporalmente asumiendo actividades pseudocientíficas sin llegar a
reconocer, en el inicio de tal actividad, los errores en sus formas. Y luego están las
variedades más comunes de las pseudociencias de los autonombrados
"investigadores" con poca o nula formación académica que trabajan en la periferia
de los ámbitos científicos bien establecidos. Estos profesionales son fácilmente

1 Estas 3 leyes, entre otras cosas, descartan la existencia máquinas de movimiento perpetuo a la vez
que la causalidad inversa (que si fuera cierta respaldaría la existencia de la precognición, por
ejemplo) y son:
Ley Cero: Si dos sistemas están por separado en equilibrio con un tercero, entonces también deben
estar en equilibrio entre ellos.
Primera ley: Es una adaptación para la termodinámica de la ley de conservación de la energía. El
trabajo necesario para cambiar el estado de un sistema aislado depende únicamente de los estados
inicial y final, y es independiente del método usado para realizar el cambio.
Segunda ley: La base de esta ley es el hecho de que si mezclamos partes iguales de dos gases nunca
los encontraremos separados de forma espontánea en un instante posterior.
Tercera ley: Según el teorema de Nerst: Una reacción química entre fases puras cristalinas que
ocurre en el cero absoluto no produce ningún cambio de entropía.

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reconocibles por su inclinación a hacer afirmaciones temerarias acerca de cómo


sus supuestos "descubrimientos" van a revolucionar y deslumbrar los respectivos
ámbitos de aplicación.
Como el lector podrá comprobar, hay algunas actividades que son
pseudocientíficas de por sí, y otras que, aunque pueden estar mal orientadas o
exageran en algunas de sus reivindicaciones, no son claramente pseudocientíficas
en su totalidad. En otras palabras, existe una gran área de tonos grises. En algunos
casos en esta región en disputa, las prácticas, los datos y las teorías en cuestión
pueden ser poco ortodoxas y/o excesivamente especulativas, pero no
demostrablemente absurdas. Las reclamaciones de este tipo simplemente deben
ser consideradas como "no probadas en la actualidad." La historia de la ciencia
alternativa nos conduce a esperar que la mayoría de estas conjeturas
extravagantes finalmente sean rechazadas, pero siempre y cuando sus propuestas
cumplan con las normas aceptadas sobre la verificación y acceso público, es justo
que se les dé la oportunidad de poder demostrar el valor de sus ideas. Sin
embargo, para aquellos que vuelven a caer una y otra vez en viejas ideas ya
gastadas y con un historial de repetidos fracasos, ya estaríamos hablando de otro
tipo de problema.
Aunque en última instancia la mayoría de visionarios resultan ser unos
charlatanes excéntricos, de vez en cuando, puede llegar a aparecer un pionero de
una nueva e importante rama de la ciencia. Es importante recordar, sin embargo,
que los héroes de estas historias de éxito raras veces triunfan en sus respectivos
campos girando en torno a meras conjeturas y llevando a cabo una defensa
desposeída de pruebas, sino que llegan al éxito girando en torno a la evidencia
empírica. Aunque hay varios casos bien conocidos en la comunidad científica, esta
es exageradamente lenta en la aceptación de una teoría no convencional, aunque a
su favor vale la pena destacar que, en la mayoría de los casos, estas reticencias son
bastante razonables. Corresponde al demandante el hecho de presentar evidencias
a favor de su propio caso y a la comunidad científica defenderse con su típico
escepticismo institucional. Los pseudocientíficos son propensos a llegar a la
conclusión errónea de que, dado que los científicos ortodoxos se opusieron a los
que resultaron ser posteriormente unos innovadores, esto de alguna manera
implica la validez de sus propias ideas descabelladas2. La naturaleza ilógica de este

2 En muchas de las explicaciones de los partidarios de la ciencia alternativa, el pionero, no sólo fue
rechazado en última instancia, sino también ridiculizado por las instituciones –de mente cerrada e
irracionales según ellos- que controlaban su ámbito de conocimiento en esos momentos. De hecho,
la mayoría de estos casos se repiten con frecuencia a lo largo de la historia. Por ejemplo, en la
propuesta de la deriva continental de Alfred Wegener, no existían medios disponibles en ese
momento para poner a prueba las ideas poco convencionales que proponía, por lo que se limitó a
esperar en el estante a que apareciera la oportunidad de presentar los datos de manera adecuada.
El propio Wegener, aunque sus ideas acerca de la deriva continental se mantuvieron en el limbo
científico porque no pudieron ser probadas en el momento, no fue ridiculizado por proponerlas,
como afirman algunos críticos anti-ciencia. Él continuó disfrutando del prestigio que justamente se
había ganado por sus otras contribuciones, y una vez que la tecnología se puso a disposición para
encontrar apoyo empírico a sus teorías, estas fueron aceptadas muy rápidamente en el campo de la

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argumento fue ingeniosamente expuesta por Carl Sagan quien bromeó que,
aquellos que se rieron de Copérnico y de Einstein, también lo hicieron de Bozo el
payaso.
Los pensadores en ciencias alternativas cuyas ideas han sido despreciadas a
menudo argumentan que estas fueron rechazadas por el mero hecho que la
comunidad científica es excesivamente resistente a considerar nuevas ideas, sobre
todo cuando vienen de fuera de la comunidad. Un investigador australiano, William
K. Honig, se tomó este argumento en serio. A pesar de que era un reputado
científico, Honig sintió que el existente y extenso corpus de reflexiones no
ortodoxas podría llegar a contener algunas ideas útiles que estaban siendo pasadas
por alto por los científicos convencionales. Así pues, en 1978 Honig fundó en
exclusiva la revista llamada Especulaciones en Ciencia y Tecnología. Honig
pretendía que esta fuera un foro de argumentos y teorías no convencionales que
no conseguían llegar lejos en el proceso editorial de las revistas especializadas
existentes porque eran excesivamente especulativas, carecían de suficientes datos
de apoyo, contradecían las teorías aceptadas actualmente, etc.
A pesar de sus fuentes de procedencia exóticas, inverosímiles, o repletas de
errores de forma, Honig esperaba que algunas presentaciones resultaran ser
diamantes en bruto. Después de cinco años de ofrecer a excéntricos del mundo
científico la audiencia imparcial que supuestamente se les había negado, Honig se
decepcionó al llegar a la conclusión de que habían existido razones muy válidas
para ignorar a estos autoproclamados visionarios. En un artículo titulado "Ciencia
de la señorita Lonelyhearts" (The Sciences, mayo-junio, 1984, pp. 24-27), Honig
describió por qué se agotó finalmente su optimismo sobre la meta que perseguía. A
pesar de la búsqueda diligente y de su paciencia monumental, no había encontrado
ninguno de los proverbiales "genios en la sombra" que habían sido ignorados por
envidia o por el empecinamiento conservador de la comunidad científica. En su
lugar, sólo encontró un flujo constante de excentricidades, con excepción de algún
caso en que ocasionalmente se presentaba alguna idea interesante, pero que
posiblemente, el individuo era incapaz de desarrollarla y/o comunicarla
correctamente a otros. Honig llegó a la conclusión de que el pensador
verdaderamente innovador, aunque podría tener más dificultades que los que
están más cerca de la sabiduría universal, con el tiempo, era escuchado a través de
los canales científicos normativos. Más recientemente, la aparición de Internet ha
sido una bendición para todos los que deseen nadar contra la ortodoxa corriente.
La buena noticia es que nunca antes los foráneos habían tenido tantas
oportunidades de difundir sus pensamientos. La mala noticia es que la gran
cantidad de especulaciones creada ha ocasionado que sea más difícil que nunca
separar el grano de la paja. Con esto en mente, pasemos ahora a presentar algunos
ejemplos concretos de pseudociencias.

geofísica (ver Edelman, N. (1988). Wegener y la pseudociencia. The Skeptical Inquirer, 12(4), 398-
402. Véase también el comentario por el editor, Kendrick Frazier, en la misma edición).

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PSEUDOCIENCIAS EN BIOLOGIA

Las creencias políticas y religiosas llevan periódicamente a ciertas


distorsiones de los datos científicos objetivos y, en ocasiones, llegan a generar
pseudociencias en toda regla. Dos ejemplos ilustrativos de tales corrupciones de la
ciencia biológica en este siglo son el "Lysenkismo" y el "creacionismo científico".
En la URSS de Stalin, las ideas demostrablemente falsas de Trofim Lysenko
fueron declaradas, por parte del Estado, verdaderos principios de la genética.
Lysenko fue favorecido por el hecho de que su falacia apoyaba la noción
Lamarckiana en la que las características adquiridas podían ser heredadas, idea
que encajaba muy bien con la ideología Marxista de los dirigentes políticos del
momento. El resultado final fue el de la supresión legítima de la investigación
genética en la Unión Soviética durante décadas. Las consecuencias prácticas fueron
la pérdida de la productividad agrícola, la degradación del medio ambiente, y la
escasez de personal capacitado para ayudar al país a prosperar en el inicio de la
era de la biotecnología. Es triste decirlo, pero muchos de los mejores y más
brillantes científicos soviéticos fueron enviados al Gulag por atreverse a cuestionar
el disparate de Lysenko (ver Valery N. Soyfer: Lysenko and the tragedy of Soviet
Science, Rutgers University Press, 1994).
Más recientemente, los llamados "creacionistas científicos" han comenzado
a afirmar que una interpretación literal de la historia de la creación divina en el
libro bíblico del Génesis es una alternativa razonable a la teoría de la evolución por
selección natural. Los autores sostienen que el creacionismo es una ciencia
legítima que debe introducirse en todo plan de estudios de biología.
Evidentemente, no hay biólogo, paleontólogo, geólogo o científico de cualquier
ámbito que apoye este intento de disfrazar la religión de ciencia. De hecho, los
cristianos más reflexivos encuentran que la idea de un universo de 6000 años de
edad es ridícula. Cabe señalar también que hay algunos biólogos, cristianos
practicantes, que no consideran que exista conflicto alguno entre la religión y la
ciencia en este tema. Estos asumen que la evolución fue el mecanismo elegido por
el Creador para introducir la vida en la tierra. De hecho, el Papa Juan Pablo II
promulgó recientemente esta posición como la doctrina oficial de la Iglesia
Católica. Aunque la mayoría de los biólogos probablemente no ven ninguna
necesidad de postular un agente personal que diera a conocer las leyes de la
naturaleza, no hay ninguna contradicción lógica en este punto de vista, porque la
ciencia trata solamente con mecanismos causales que se pueden probar. La ciencia
no puede hacer frente a cuestiones de causalidad final (incomprobables) que son el
eje sobre el cual gira la metafísica y la religión.
Tanto el Lysenkismo como el Creacionismo proporcionan ejemplos de cómo
algunas personas con títulos y logros en determinados ámbitos científicos
avanzados pueden distorsionarse y hacer caso omiso a lo aprendido sobre el

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método científico en favor de sus convicciones religiosas o políticas. Las


pseudociencias raciales del régimen nazi son un ejemplo de lo más repugnante de
cómo la propaganda estatal formulada en términos biológicos puede conducir a
una nación a una tragedia de inmensas proporciones. Afortunadamente, estos
casos extremos son raros, pero se erigen como un recordatorio aleccionador de lo
que puede suceder cuando la gente abandona su actitud escéptica y toda demanda
de evidencia sólida en relación a los datos que sustentan la ideología.

PSEUDOCIENCIAS EN QUÍMICA
Polywater: En la década de 1960 surgieron informes procedentes de los
laboratorios de dos respetados científicos rusos, Fedyakin y Deryagin, que
parecían revelar un cuarto estado del agua, es decir, fuera de su estado líquido,
gaseoso y congelado. Con la prisa por confirmar y posiblemente por sacar
provecho de este nuevo fenómeno, varios científicos con buena reputación se
dejaron llevar por sus esperanzas y creencias nublando su objetividad. De este
modo, varios de ellos se comportaron, en este caso particular, igual que lo hacen
rutinariamente los pseudocientíficos (véase Felix Franks, Polywater, MIT Press,
1982). Así pues, se las arreglaron para confirmar la existencia de tal fenómeno e
informar de diversas propiedades novedosas de esta "nueva" sustancia. Sin
embargo, el sistema de revisión por pares y la replicación del estudio finalmente
corrigieron este falso hallazgo. Unos análisis más cuidadosamente realizados
revelaron que el "nuevo" material era de hecho una forma muy sutil de
contaminación introducida por algún elemento del aparato utilizado en el
laboratorio. El "descubrimiento" inicial fue un error honesto, no ciencia realizada
por chiflados, pero como egos y reputaciones quedaron amenazados en el debate
que siguió al pseudo-descubrimiento, inicialmente algunos miembros de la
comunidad científica no estuvieron a la altura en lo referente a lo esperado por los
código deontológicos de su profesión. La historia del polywater es a la vez un caso
de ciencia patológica a la vez que un buen ejemplo de cómo el sistema puede
trabajar para corregir dichos errores. Cada generación parece producir su propio
despropósito a la ciencia. La historia de la "fusión fría", que veremos más adelante,
se ubica como la contribución de la generación actual a esta literatura.

Falsos aditivos y panaceas varias: Mientras que el fiasco del polywater


muestra que, en ocasiones, incluso los científicos más respetados pueden
comportarse como pseudocientíficos, la mayoría de las pseudociencias creen que
han logrado algún descubrimiento sorprendente que está siendo pasado por alto,
si no pura y simplemente suprimido, por la retrógrada y autocomplaciente
"comunidad científica". Por ejemplo, no pasa un año sin que aparezca otro anuncio
sobre un aditivo único que va a doblar o cuadruplicar la eficiencia del combustible
del motor de combustión interna de nuestro vehículo. La historia suele ir
acompañada de acusaciones sobre las grandes compañías petroleras señalando
que estas persiguen al descubridor en un intento desesperado de proteger sus

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enormes beneficios3. A medida que los consumidores se han acostumbrado a las


industrias de consumo éticas que promocionan ejemplos de "mejor la vida con
química" a través de campañas de publicidad razonablemente veraces, muchas
personas han sido engatusadas y están dispuestas a aceptar cualquier supuesto
progreso por más extravagante que sea. Por ejemplo, en nuestra sociedad
obsesionada por la delgadez, siempre hay un mercado listo para "nuevas pastillas
revolucionarias”, pomadas o cremas que "hacen desaparecer la grasa corporal" y,
por supuesto, sin la necesidad de hacer ejercicio o restringir la dieta. Asimismo, los
productos de aseo personal con "fórmulas europeas secretas" que supuestamente
hacen desaparecer las arrugas, siguen apareciendo continuamente. No hay
ninguna evidencia creíble de que estos productos funcionen, pero este hecho
apenas ha hecho mella en sus ventas. Los rastrillos en todo el continente están
llenos de los restos desechados de clientes decepcionados.

PSEUDOCIENCIA EN FÍSICA
Como se mencionó anteriormente, fuera de la física convencional, sigue
existiendo un grupo determinado de inventores caseros y manitas varios que
siguen convencidos de que han encontrado la forma de sortear las molestas
limitaciones impuestas por las leyes convencionales de la física. El invento de la
máquina de energía de Newman es sólo el último de una larga lista de "dispositivos
de movimiento perpetuo" que supuestamente generan más energía que la que
necesitan para funcionar. Newman continúa apareciendo en los medios de
comunicación como víctima del desprecio por parte de los físicos que sostienen
que esos productos son imposibles según determinan las leyes de la
termodinámica y también por parte de la Oficina de Patentes de Estados Unidos
por su negativa a concederle una patente a su dispositivo (ver Marjorie Sun,
Science, 11 de Julio 1986, p. 154). En este mismo sentido, de vez en cuando vemos
otras pretensiones sobre el desarrollo de un dispositivo anti-gravedad que, de ser
cierto, estaría violando varias leyes científicas bien establecidas.

Energías fabulosas: También hay quienes postulan, desde el ámbito llamado


"parafísica," sobre la existencia de tipos de energía4, hasta ahora insospechados,
que explicarían la supuesta capacidad de "vórtices", tales como el del Triángulo de
las Bermudas para tragarse, sin dejar rastro, a un número desproporcionado de
embarcaciones. De hecho, no existe ninguna evidencia de la existencia de una
mayor proporción de buques o aviones desaparecidos en esta región en
comparación con otras rutas igualmente muy transitadas y que están expuestas a

3 Un caso particularmente grave fue narrado por Richard Feynman cuando presenciaba una
demostración de uno de estos "nuevos y revolucionarios" motores de este tipo. La presentación
acabó en accidente al explotar el motor (véase su "Mr. Papf perpetual motion machine" The
Skeptical Inquirer, 14 [1], 1989, pp. 46-48).
4 La ciencia convencional tan sólo reconoce el electromagnetismo, la gravedad y las fuerzas
nucleares fuerte y débil como formas legítimas de energía.

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mareas y condiciones atmosféricas parecidas (véase Lawrence Kusche, The


Bermuda Traingle Mystery-Solved, Warner Books, 1975). En ausencia de un
fenómeno que necesita de una explicación, parece bastante superfluo hipotetizar
sobre nuevas formas de energía que ni son necesarias ni se pueden explicar por las
leyes establecidas por la física.

Misticismo y Mecánica Cuántica: En la Nueva Era en la que nos encontramos


ha tenido lugar la aparición de otra popular industria artesanal dedicada a mostrar
que varios escritores antiguos de la filosofía oriental eran muy conscientes de la
estructura subyacente del universo, y que esto tan sólo ha sido revelado
recientemente por la física de partículas moderna. El más conocido de este género
es el Tao de la Física (Fontana, 1975). Su autor, Fritjof Capra, afirma haber
descubierto paralelismos sorprendentes entre las dos tradiciones, como la idea
que el vacío es forma, la realidad es todo aquello que se pueda imaginar, y que toda
la existencia es en realidad una totalidad ininterrumpida. En su libro Physics and
Psychics (Prometheus, 1990), el físico Victor Stenger, describe los intentos de
Capra para casar la mística y la ciencia moderna como "divagaciones aleatorias de
la literatura oriental que sirven de cita pegadiza aquí y allá y que vagamente se
parecen para nada a la nueva física". Otra excelente replica a aquellos que mezclan
la mística y la física subatómica se puede encontrar en la partícula de Dios
postulada por el Premio Nobel Leon Lederman.
Una vez más, vemos que si uno interpreta las metáforas poéticas libre y
literalmente, uno puede verse fácilmente forzado a escoger entre "lo que el autor
obviamente quiere decir" en este o cualquier otro pasaje alegórico y prácticamente
cualquier otro referente moderno. Esto se ha demostrado una y otra vez con las
predicciones del astrólogo y adivino del siglo XVI Nostradamus. Los discípulos
modernos de Nostradamus afirman haber encontrado notables similitudes entre
las descripciones contenidas en sus floreadas imágenes y los eventos de su propia
vida. Por desgracia para estos creyentes, los mismos eventos que se considera que
han sido predichos en esta época, también han sido convincentemente predichos
en épocas anteriores (véase James Randi The Mask of Nostradamus, Prometheus
Books, 1992). Para empeorar las cosas, muchos de esos supuestamente
impresionantes "éxitos predicitivos" son errores de traducción o mentiras
insertadas en los escritos originales después que los acontecimientos hubieran
ocurrido y que se suponía debían haber predicho. Para los románticos modernos
que ven los hilos de la mecánica cuántica en antiguos tomos de la mística oriental,
las semejanzas son igualmente superficiales y tan sólo existen en el ojo del
observador. Para una explicación fascinante de cómo nuestra mente lee detalles
personalmente pertinentes en los pronunciamientos de adivinos y otros, donde en
realidad hay sólo generalidades vagas a la espera de interpretación, véase el
artículo de 1977 de Ray Hyman en "cold reading” que aparece en la bibliografía.

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Agroglifos: Otro ejemplo pintoresco de las pseudociencias lo encontramos


en la "cereologia," el estudio de los círculos supuestamente misteriosos (y más
tarde con patrones cada vez más complejos, incluyendo conjuntos fractales!) y que
aparecen de vez en cuando y de manera inesperada en los campos de cereales. En
las explicaciones de los cereologistas se han incluido nuevas teorías físicas
fantasiosas, similares a las explicaciones dadas a los sucesos ocurridos en el
Triángulo de las Bermudas (aunque la tendencia en los últimos tiempos ha sido la
de apelar a maquinaciones extraterrestres). Por qué visitantes de otros mundos,
que han dominado los problemas tecnológicos de enormes proporciones que
suponen los viajes espaciales, se contentan con hacer grafitis en campos de
cereales, en lugar de, digamos, esculpir una escultura parecida al Monte Rushmore
en las montañas Rocosas para informarnos de sus oscuras intenciones, sigue
siendo un misterio. Y que tales seres supuestamente avanzados necesiten de la
protección de la oscuridad y elegir sólo superficies inadvertidas debería parecer
sospechoso a los cereologistas. Aunque numerosos bromistas se han reclamado
autores de las apariciones nocturnas de estas "señales", la mayoría de cereologistas
no se han convencido. Un grupo de escépticos británicos junto con la BBC crearon
patrones de estos en campos, los cuales posteriormente expertos del movimiento
cereologista han declarado que es imposible que se hayan creado con medios
humanos. Aunque desacreditados por los mismos seres humanos que hicieron los
patrones, más que producir un retroceso en estas creencias este hecho ha
ocasionado la nueva reivindicación de que hay demasiados de estos sucesos
misteriosos para que todos sean falsos. Uno de los indicios más fuertes sobre el
hecho que este fenómeno es un engaño, fue suministrado por Joe Nickell y John
Fischer en su informe de investigación de 1992 que apareció en The Skeptical
Inquirer (Vol.16, No. 2, pp. 136-149). Los autores mostraron que las distribuciones
geográficas y cronológicas de los círculos, así como su creciente complejidad con el
tiempo (un simple círculo ya no atrae a los medios de comunicación), siguieron un
patrón predecible que recuerda a los de muchas modas del pasado. También se ha
observado que los extraterrestres inicialmente parecían haber tenido un sesgo
“anti-chino”. No fue hasta que los informes anteriores europeos comenzaron a ser
traducidos al chino y a ser difundidos por los medios de comunicación chinos
liberalizados que los círculos de las cosechas comenzaron a aparecer en la
República Popular. Como era de esperar, el movimiento cereologista ha atraído a
todo tipo de curiosos sin ningún título oficial, pero también ha atraído a ingenieros
inconformistas, climatólogos y físicos.

Energía libre para todos: No hay que acabar esta sección sin antes hacer una
breve mención a la reciente controversia sobre la "fusión fría". Como la historia del
polywater discutida anteriormente, este es un buen ejemplo de las regiones de
tonos grises existentes entre la ciencia y la pseudociencia. En 1989, Stanley Pons y
Martin Fleishman, dos químicos en universidades respetadas de los EE.UU e
Inglaterra, sorprendieron a la comunidad física con un anuncio, que, de ser cierto,

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Seminari de Pràctiques 1

habría significado el final para siempre de la escasez de energía. Estos químicos


informaron (en la prensa popular inicialmente, en lugar de hacerlo en una revista
revisada por pares, aunque con el tiempo aparecieron los artículos en estas) que
habían conseguido, en un laboratorio de química convencional, la fusión nuclear
con aparatos de bajo coste. Esto fue aún más notable teniendo en cuenta que se
llevaban décadas de esfuerzos utilizando reactores de varios millones de dólares y
que habían arrojado pocos progresos en relación a la fusión nuclear sostenida.
En un ejemplo de cómo la investigación y verificación en ciencia deben
realizarse, los expertos de todo el mundo trataron de inmediato de replicar, sin
éxito, los hallazgos de Pons y Fleishman. La conclusión final fue que estos
investigadores habían malinterpretado ciertos resultados ambiguos encontrados
en sus experimentos iniciales. Algunos críticos argumentaron que estos habían
sido instigados por un fuerte compromiso emocional con la idea de la fusión fría y
las perspectivas de la inmensa fama y fortuna que podrían haber conseguido y que
fue precisamente esto lo que ocasionó un lapsus en su objetividad. Que la
comunidad científica tuviera en consideración estos resultados improbables y que
fueran considerados en serio para rápidamente comprobar si podían repetirse, es
un gran punto a favor del sistema.
Los errores honestos y malas interpretaciones instigadas por la esperanza y
las expectativas de éxito y fama, suceden a menudo en la ciencia, en especial en las
fronteras difusas de ámbitos activos de investigación, y es por eso que la
replicación independiente es la prueba del algodón en cualquier disciplina
científica. A pesar de que Pons y Fleishman pretendían avanzar con la utilización
de métodos no convencionales y eso representaba una intrusión de químicos en un
campo que requiere una considerable sofisticación, como es la física nuclear, su
trabajo inicial no obtendría la calificación de pseudociencia. Sin embargo, su
respuesta a las críticas y su negativa obstinada a aceptar los errores metodológicos
que muchos otros investigadores habían indicado como la causa de la imposible
replicación de su trabajo, son más preocupantes. Hoy en día, prácticamente ningún
físico de renombre en cualquier lugar cree todavía en la fusión fría, pero Pons y
Fleishman siguieron al pie del cañón. Dejaron la universidad y continúan su
búsqueda en un instituto privado en el sur de Francia financiado por una gran
compañía japonesa.

PSEUDOCIENCIAS EN MEDICINA
La profesión médica ha atraído a muchos pseudocientíficos que ofrecen
curas deseadas para diversas enfermedades. Las enfermedades en las que la
ciencia médica puede ofrecer en la actualidad poca o ninguna esperanza de
curación son particularmente propensas a atraer a falsos terapeutas. La
incertidumbre y la sensación de impotencia que siguen al diagnóstico de ciertas
enfermedades, son a menudo más que un reto para el pensamiento crítico que, en
tiempos más felices, hubiera podido dar lugar a que el paciente se cuestionase esas
promesas. El proceso normal de curación del cuerpo y el efecto placebo pueden

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hacer que fácilmente cualquier tratamiento simulado parezca eficaz. Por esa razón,
toda presunta terapia debe ser probada con ensayos clínicos cuidadosamente
diseñados y controlados. Estos deben incluir un gran número de pacientes con la
misma dolencia. Cualquier nuevo tratamiento debe ser comparado en una
evaluación con un diseño de "doble ciego", donde ni el paciente ni el terapeuta
saben a qué terapia (activa o placebo) fue asignado. A menos que el grupo de
tratamiento activo muestre una tasa de recuperación significativamente mayor
que la obtenida por el grupo control (tratado con placebo) y un grupo sin
tratamiento, la nueva terapia no tiene ninguna legitimidad. La mayor parte de la
llamada "medicina alternativa", o bien no ha sido probada adecuadamente de esta
manera, o ha sido probada pero ha fracasado.
Si realmente no hay nada que la medicina científica puede hacer por un
paciente, que los practicantes pseudocientíficos puedan proporcionar una terapia
alternativa no es necesariamente una mala cosa (a menos que, por supuesto, las
viudas y los huérfanos se arruinen por el coste desmesuradamente elevado del
tratamiento). Pero cuando los éstos desvían a los pacientes de tratamientos
curativos genuinos, los resultados pueden ser trágicos. Un caso reciente de este
tipo se produjo en la provincia de la Columbia Británica, donde la creencia en la
pseudociencia llevó a la muerte innecesaria a una niña de 16 años de edad. La niña
era considerada un buen candidato para un trasplante de hígado, pero ante la
insistencia de sus padres, que eran devotos de la "medicina alternativa", se eligió
en lugar de eso, viajar a una clínica en México cuyo tratamiento principal fue una
extraña dieta vegetal, junto con abundantes enemas de café.

Homeopatía: Durante la era pre-científica de la medicina, la homeopatía fue


un serio pretendiente dentro de la filosofía que versaba sobre la enfermedad y su
tratamiento. A pesar de que sus remedios fueron dejados de lado cuando la
investigación científica demostró que su teoría de la patología era insostenible, la
homeopatía se ha mantenido viva a pesar de la futilidad de su lógica subyacente.
La homeopatía recomienda para el tratamiento de enfermedades la
utilización de agentes cuyo efecto en realidad va a exacerbar los síntomas, pero
que se administran mediante soluciones diluidas de modo que es casi seguro que
ningún componente activo sobrevive en el aguado brebaje. La afirmación de que
una disolución de tan baja concentración, en lo referente a sus componentes
activos, aún podría afectar a las células del organismo es similar a decir que si
escupo en el puerto de Vancouver, voy a contaminar la bahía de Tokio. La
homeopatía yace sobre el dudoso supuesto que el agua pura puede "recordar" algo
de lo que contuvo una vez, y por lo tanto, se continúan produciendo los efectos
derivados de la sustancia ahora ausente. Para inculcar esta "memoria", los
homeópatas se involucran en rituales pintorescos cuya preparación exige un
enorme pero exacto número de disoluciones y un número específico de mezclas en
cada brebaje preparado. Estas ceremonias, junto con sus inverosímiles
"explicaciones" del por qué sus elixires posiblemente podrían funcionar (cuando,

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ciertamente, no hay ningún ingrediente activo en los brebajes), son precisamente


el tipo de señales de advertencia que deben levantar sospechas en el consumidor
exigente sobre el hecho que el tratamiento es en realidad, pseudocientífico.
El resurgimiento de la homeopatía en los últimos años se debe a una
combinación del marketing comercial por parte de los empresarios de la Nueva
Era, el apoyo de un pequeño número de científicos y médicos rebeldes, y el
patrocinio de algunos clientes de alto estatus, como algunos miembros de la familia
real británica. Este renacimiento en el interés por la homeopatía fue impulsado por
algunas investigaciones realizadas por el inmunólogo Parisino Jacques Benveniste
en su laboratorio, y que aparentemente arrojaron datos a favor de la veracidad de
esta. En gran parte, gracias a la buena reputación de Benveniste (que consiguió
justamente al comienzo de su carrera derribando con éxito una ortodoxia
arraigada en su especialidad), los resultados contra-intuitivos que encontró fueron
publicados en la prestigiosa revista Nature. En una investigación posterior
realizada por un equipo de científicos enviados por el editor de Nature, reveló un
seguido de irregularidades en los procedimientos introducidos por algunos de los
colaboradores que llevaron a cabo los experimentos en el laboratorio de
Benveniste. Por cierto, los estudios originales fueron financiados por un gran
fabricante de los remedios homeopáticos. La crónica completa de este episodio se
puede leer en la edición de primavera de 1988 de The Skeptical Inquirer.
Aunque los efectos homeopáticos no han sido replicados por investigadores
independientes, esto no ha disminuido el entusiasmo de los seguidores devotos a
este culto de curación. La prueba que les propondría realizar a estos creyentes es
simple. Mi césped es un sistema biológico que presumiblemente es inmune a los
efectos del placebo (no conozco ninguna publicación sobre la "conciencia del
césped", pero las espero con entusiasmo si estas vienen a decir que no se debe
segar el césped). Debería ser posible crear un fertilizante homeopático de manera
tradicional. Así pues, podríamos hacer una comparación de doble ciego de su
eficacia en comparación con el producto que venden en cualquier tienda de
jardinería y entonces podríamos evidenciar si la hierba es realmente más verde en
el jardín del metafísico.

Quiropráctica: Como ya hemos visto anteriormente con las pseudociencias


en física, la quiropráctica también se encuentra en una región de tonos grises. Su
práctica puede ser beneficiosa en algunos casos, aunque su lógica subyacente es
pura pseudociencia. La manipulación de las articulaciones tiene una larga historia
y parece tener efectos terapéuticos en un número limitado de trastornos músculo-
esqueléticos. Los quiroprácticos que limitan sus esfuerzos a este tipo de dolencias,
sin duda, realizan una contribución al bienestar del paciente. Los peligros se
encuentran en aquellos quienes abrazan la quiropráctica como un sistema
completo de asistencia médica aplicable a todo tipo de enfermedades, como
infecciones, tumores malignos, diabetes, trastornos inmunitarios, etc. Los
quiroprácticos que creen en esto a menudo van más allá de los límites de su

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competencia profesional y ahuyentan a la gente de las terapias médicas


comprobadas y que en realidad podrían servirles de ayuda. También existen
muchos casos registrados en los que los quiroprácticos han causado graves daños
por manipular las vértebras dañadas por razones distintas a las que su formación
les llevaría a creer. La inclinación de muchos quiroprácticos a utilizar dispositivos
de diagnóstico dudosos y a recetar suplementos dietéticos son también razones
para preocuparse. Del mismo modo, el soporte irracional de la profesión en contra
de la vacunación infantil y del uso de los antibióticos (basada en su rechazo de la
teoría microbiana de la enfermedad) es perjudicial para la salud de las personas.
Cuando los tratamientos quiroprácticos funcionan y mitigan los síntomas,
es casi seguro que esto lo hacen por causas muy distintas a las que postula la teoría
en este campo y que se sustenta en unas bases científicas poco estables. La
explicación del sistema de creencias de la quiropráctica fue ideado en el siglo
pasado por el autodidacta Daniel David Palmer, poseedor de una tienda de
comestibles, y se ha mantenido prácticamente sin cambios desde entonces. Sus
principales principios son (a) que toda la enfermedad se debe a la obstrucción de
las llamadas "energías vitales" que supuestamente fluyen a través de los nervios
que salen de la columna vertebral, y (b) que este flujo vital (y la salud) puede ser
restaurado mediante la realineación de las vértebras. Esta teoría no es más creíble
hoy en día que la noción arcaica de que las enfermedades son causadas por
demonios. Eso no quiere decir, sin embargo, que la quiropráctica no pueda ser útil,
por ejemplo, en algunos casos de dolor de espalda, pero por razones muy distintas
a las expuestas en la teoría pseudocientífica utilizada por los quiroprácticos para
justificar el tratamiento.

Acupuntura. Otra área terapéutica que se ve afectada por una mezcla de


pseudociencia con investigación fiable son la acupuntura y la medicina herbal
tradicional. Sin duda la acupuntura es útil en algunas personas como analgésico.
Sin embargo, como en el caso de la quiropráctica, su explicación tradicional debe
colocarse firmemente en la categoría de pseudociencia. Los versados en esta
tradición creen que la acupuntura funciona equilibrando el flujo de "energía vital"
a través de los "meridianos" del cuerpo. Ambos conceptos siguen siendo
indetectables por los métodos científicos modernos. Esto no es sorprendente, ya
que la tradicional justificación de las causas curativas de la acupuntura se remonta
a miles de años, antes de que la anatomía y la fisiología humana fueran disciplinas
científicas, de hecho, desde que en China fue prohibida la práctica de diseccionar
cadáveres para explorar su estructura interna.
Entender la extensa y contradictoria literatura existente en la Medicina
Tradicional China (MTC) se hace aún más difícil por el hecho de que esta hasta
hace poco fue promovida por el régimen comunista chino con fines políticos.
Aunque Mao Tsedong y los miembros de su gobierno preferían tener sus propios
médicos privados adoctrinados en la medicina científica occidental, estos seguían
anunciando a las masas la superioridad de la medicina tradicional china. Esto se

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debía, en parte, a la construcción del orgullo nacional y, por otro lado, a que el
empobrecido país no podía permitirse el lujo de ofrecer la medicina científica a su
gente5. Una de las consecuencias de esta política fue que las investigaciones
llevadas a cabo en los hospitales chinos de la época estaban sujetas a revisión por
parte de emisarios del régimen (que por lo general no tenían formación
biomédica) antes de publicarse. Como era de esperar, los resultados generalmente
favorecieron la línea establecida por el régimen que abogaba por la superioridad
de la medicina tradicional china. Estos artículos médicos fraudulentos perduran
hoy en día en la literatura, lo que ocasiona que sea doblemente difícil evaluar el
verdadero valor de la medicina tradicional china, lo cual no significa que no haya
prácticas tradicionales que sean defendibles desde la metodología científica.
Qué porcentaje del efecto clínico atribuible a la acupuntura se debe a una
combinación de efecto placebo, distracción, o auto-hipnosis y qué porcentaje a su
capacidad para provocar la liberación de los propios analgésicos naturales
producidos por el cuerpo (las endorfinas), sigue siendo un tema vigente de
investigación y de debate. Entre los escépticos, como es el caso del oncólogo de la
Universidad de Stanford Wallace Sampson, se ha señalado a una posible relación
entre la ciencia médica y la acupuntura. Cuando se inspeccionaron todos los
resultados procedentes de la investigación junto con otros documentos
considerados aptos por su adecuada metodología y por la utilización de controles
experimentales, se encontró que hay una relación inversa entre la calidad de los
procedimientos en la investigación y la cantidad de alivio terapéutico reportado.
De todos modos, cabe destacar que la calidad de la metodología en la investigación
realizada sobre esta temática está mejorando en los últimos años. Los
investigadores están comenzando a disminuir y suavizar sus reivindicaciones a la
vez que se han endurecido considerablemente los procedimientos experimentales.
Varios laboratorios acreditados están intentando documentar los mecanismos de
funcionamiento a nivel celular y bioquímico de la acupuntura. Entre este grupo de
investigadores se encuentra el conocido profesor neurofisiólogo Han Ji Sheng, de la
Universidad Médica de Beijing, cuyo laboratorio he podido visitar. Estos
investigadores restringen su estudio a los efectos de la acupuntura sobre el dolor,
procesos inflamatorios, etc., en los que puede que existan mecanismos
científicamente plausibles de mediar los efectos clínicos aquí descritos. Al igual
que yo cuando era profesor visitante en China, estos nuevos investigadores
rechazan las pretensiones más radicales que hacen algunos notables

5 Una visión reveladora de la baja estima que el régimen del Partido Comunista Chino tiene de su
medicina tradicional china, la encontramos en The private life of chairman Mao, de Li Zhisui (Nueva
York: Random House, 1994). El Dr. Li, un médico especializado en medicina científica occidental,
fue el médico privado del Presidente Mao desde 1954 hasta la muerte de este. Según Mao y sus
colaboradores más cercanos, Li tenía formación en los más modernos tratamientos científicos
disponibles en ese momento. Para aquel entonces, los funcionarios del partido comunista
ensalzaban en las masas los beneficios del tratamiento con medicina tradicional. En una reciente
visita a China, pude comprobar en los mismos médicos practicantes de la medicina tradicional que
tan sólo alrededor del 15% de la atención médica administrada en China hoy en día se puede
considerar una variedad de la medicina tradicional.

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acupunturistas, como por ejemplo, la que proclama que la acupuntura puede curar
enfermedades como el cólera o la sordera. Por desgracia, muchos otros no tan
competentes investigadores siguen enturbiando las aguas con sus estudios clínicos
mal controlados y esto hace más difícil separar el grano de la paja. Los interesados
en una crítica exhaustiva, pura y dura de la literatura sobre la acupuntura, pueden
leer el capítulo de Petr Skrabanek, en el volumen editado por Stalker y Glymour,
que aparece en la biografía de este ensayo. Otra buena fuente de información sobre
el tema la encontramos en Beyond Yin and Yang: How Acupuncture Really Works
(Warren H. Green Inc., 1992), escrita por George Ulett.

Herboristería: Muchos de los medicamentos más útiles creados por la


farmacología moderna tienen sus orígenes en remedios populares tradicionales.
Por ejemplo, la aspirina (del sauce), las dedaleras (de la digitalis), morfina
(amapola), quinina (corteza de quina), el curare (Strychnos toxifera), la vinblastina
y vincristina (fármacos antitumorales derivados de las violetas de Madagascar),
por nombrar sólo algunos. La herboristería tradicional china ha proporcionado a
los médicos occidentales valiosos medicamentos como la efedrina (de la planta
conocida en china como Ma Huang). Sin duda, aún quedan por descubrir muchos
otros medicamentos útiles en la farmacopea tradicional. Un gran número de
compañías farmacéuticas están enviando expediciones encabezadas por etno-
farmacólogos a lugares como la selva tropical del Amazonas en busca de nuevos
remedios tradicionales eficaces.
Por desgracia, en su forma actual, la mayoría de las hierbas tradicionales
todavía no se han probado adecuadamente en relación a su seguridad o eficacia.
Por lo tanto, la herboristería sigue siendo una mezcla de remedios seguros y
eficaces, placebos inertes, y algunas que otras sustancias peligrosas. Es difícil, si no
imposible en la mayoría de los casos, saber qué brebaje pertenece a cada una de
estas categorías. La buena noticia es que, sobre todo en China, se han empezado a
tratar de aplicar los métodos científicos modernos para separar los remedios
herbales eficaces de los placebos y para aislar los principios activos de los
remedios que realmente funcionan. Que no se sorprendan todos aquellos
practicantes tradicionales de todo el mundo, que se oponen a realizar tales
esfuerzos y se aferran a sus explicaciones mágicas para explicar los efectos de sus
preparaciones, si los científicos siguen considerando sus prácticas como
pseudocientíficas en el mejor de los casos.
También se deben situar dentro del ámbito de las pseudociencias todos
aquellos remedios tradicionales que están hechos de cuernos de rinoceronte,
penes de tigre, vesículas de osos y diferentes partes y órganos de otras magníficas
especies. La lucrativa caza furtiva dirigida a cosechar estas partes de animales está
amenazando seriamente a estas especies llevándolas al borde de su extinción. Y
todo esto siendo tratamientos inútiles basados únicamente en principios mágicos y
en la antigua creencia de que "de lo que se come se cría" y “estas son partes y
órganos que simbolizan el poderío de estas bestias”, por lo que se cree que tales

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poderes (vitalidad y fortaleza, por ejemplo) se transfieren mágicamente a los


consumidores de estos remedios.

Los efectos psicológicos de la enfermedad: Por último, en las zonas de tonos


grises dentro de la atención médica, existe la idea muy debatida de que los factores
psicológicos contribuyen en gran medida a la aparición y la remisión de las
enfermedades. Obviamente, algunas de estas afirmaciones son más controvertidas
que otras. Sin duda la actitud de la gente puede hacerles actuar de manera
beneficiosa o perjudicial para su salud. Está bien establecido, por ejemplo, que hay
diversos tipos de estrés que pueden afectar el funcionamiento del sistema
inmunológico. El estrés puede hacer aumentar la susceptibilidad a las infecciones y
disminuir la vigilancia en el control de ciertas células cancerosas. Del mismo modo,
los estados psicológicos pueden contribuir a exacerbar, a través de una prolongada
sobre-activación del sistema nervioso autónomo, varios problemas relacionados
con el estrés tales como las ulceras de estómago6 y algunas enfermedades
cardiovasculares.
No obstante, la varianza explicada por los factores psicológicos por si solos
en las estadísticas sobre enfermedades atribuibles a factores psicológicos, no es
tan grande como muchos sanadores y pseudocientíficos de la Nueva Era sostienen.
Muchas de las investigaciones existentes en este ámbito sufren de errores
metodológicos y las estimaciones más fiables parecen coincidir en que las
variables psicológicas representan, a lo sumo, un 2-3% de la varianza en la
incidencia de la mayoría de las enfermedades.
La desventaja relacionada con el hecho de animar a la gente a mejorar su
estilo de vida y ser más responsables con el cuidado de la salud es que esto ha
dado lugar también a un resurgimiento de la creencia supersticiosa de que las
personas se enferman porque se lo merecen. De acuerdo con ciertas nuevas
ideologías, esto no es más que una parte dentro del fuerte deseo de restablecer una
dimensión moral en el funcionamiento del mundo natural. Una consecuencia
inesperada que se deriva de las sugerencias de “terapeutas alternativos", es que las
enfermedades pueden ser curadas por la risa, el rezar, tener buenos pensamientos,
o con practicar con imágenes mentales, pero cuando fallan, como suelen hacerlo,
estos pacientes son propensos a culparse a sí mismos. De acuerdo con la noción de
la Nueva Era de las fuerzas morales, mediante el ajuste de cuentas con el mundo
natural, se asume que nuestros propios defectos morales deben haber sido los
responsables, no sólo por enfermarse, sino también por no conseguir mejorar, y
esto es claramente tirar sal a la herida.

6 Incluso en este caso en particular el papel del estrés se ha minimizado tras el reciente
descubrimiento realizado por el médico australiano Barry Marshall, que descubrió que la causa
primaria de la ulceración es en realidad una bacteria, la Helicobacter pylori. La contribución del
estrés y la tensión muscular relacionada se ve ahora como un impedimento en la respuesta inmune,
que ocasiona que la bacteria prolifere más fácilmente.

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PSEUDOCIENCIA EN PSICOLOGIA
Astrología: Hoy en día la mayoría de las personas considera como mínimo
ridículo el hecho de explicar fenómenos astrofísicos con especulaciones
cosmológicas que fueron aceptadas hace 3000 años. Sorprende pues que exista un
elevado número de individuos, por lo general con una buena educación formal, que
no vean ninguna inconsistencia en el uso de teorías mágicas que correspondían a
la psicología del mundo antiguo, para explicar la conducta humana. La astrología,
una pseudociencia inmensamente popular y de grandes pretensiones, ha sido
sometida a infinidad de pruebas empíricas rigurosas y nunca se ha encontrado que
sus predicciones tengan ningún valor. No obstante, en la mente de muchas
personas con una buena educación esta sigue siendo una forma aceptable de
explicación de nuestras personalidades y predisposiciones comportamentales.
Para documentarse sobre la inutilidad de la astrología, grafología, quiromancia, y
otras pseudociencias parecidas, el lector puede consultar las secciones pertinentes
en la biografía de este ensayo.

Grafología: El pariente más cercano de la astrología es la grafología. Esta


afirma que la personalidad, capacidad y estatus moral puede discernirse a partir
de la configuración de la escritura a mano del individuo en cuestión. Aunque esta
ha sido también desacreditada, esto no ha disuadido a los muchos negocios y
algunas agencias gubernamentales que aún contratan a grafólogos para ayudarles
en su toma de decisiones. Algunos departamentos de policía y tribunales también
han sido víctimas de este sistema de lectura de claro carácter pseudocientífico. No
contentos con sugerir que las personas descuidadas pueden escribir a mano
también de manera descuidada y los artistas pueden escribir a mano con una
cierta originalidad o estilo propio (que no es siempre el caso), estos consultores
afirman poder detectar, a partir del estilo de escritura a mano de la persona
analizada, la falta de honradez, la perversión sexual, problemas de drogadicción, el
ser o no ser un mujeriego, etc.7 Con no más credibilidad científica que la que tienen
los que leen la palma de la mano, estos ofrecen sus servicios en ámbitos donde la
reputación de las personas, sus cualidades profesionales, y su propio estilo de vida
pueden verse afectados. Algunas compañías de análisis de escritura a mano son lo
suficientemente audaces para ofrecer cursos de formación terapéutica sobre cómo
rescatar los recuerdos reprimidos de abusos sexuales durante la infancia a través
de ciertos matices en el estilo de escritura de la víctima. Cuando se pone en

7 Al igual que los brebajes hechos con partes de animales y que se ha discutido anteriormente, la
grafología se basa en la creencia mágica (es decir, "de lo que se come se cría"). Así pues, por
ejemplo, y de acuerdo con los analistas de la escritura a mano, alguien que no cierre los círculos de
las O en sus escritos, no puede cerrar la boca tampoco, y se la clasifica como persona chismosa. Del
mismo modo, alguien que muestra trazos de variable inclinación en su escritura, se supone que es
una persona de "inclinaciones cambiantes." La evidencia científica de que este sistema de lectura de
carácter primitivo realmente funciona es abrumadoramente negativa. Como prueba de la
impotencia y la nocividad de la grafología, el lector puede consultar The Write Stuff, editado por
Barry & Dale Beyerstein, y listado en la bibliografía de este ensayo

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entredicho la competencia o ética profesional/personal de una persona inocente (y


muchas personas han sido calumniadas de esta manera, ¡sin ni siquiera mostrar su
escritura a un grafólogo!) por medio de este tipo de pseudociencia, esto no difiere
mucho de los juicios que se emiten sobre lo competente, honesta, o idónea que es
una persona para un puesto de trabajo en función de su color de piel o presunto
porcentaje de "genes judíos."

Grabaciones de autoayuda subliminal: En estos días, estamos


constantemente siendo atacados por argumentos comerciales extravagantes por
parte de los promotores de la industria de la autoayuda subliminal. Estos venden
cintas de audio que contienen sugerencias terapéuticas que son demasiado débiles
para ser escuchadas en medio de un fondo musical, los sonidos del bosque, etc.
Aunque los mensajes de autoayuda no son audibles, supuestamente, van
directamente al subconsciente, donde tienen un gran efecto. De acuerdo con estos
anuncios, estos mensajes pueden servir para todo, desde para relajarse, obtener
una súper memoria, aumentar las habilidades sociales hasta para la remisión del
cáncer e incluso para la ampliación de las mamas. Mi favorita es una cinta
subliminal que se ofrece, ¡para curar la sordera! Por supuesto, estos productos han
sido cuidadosamente comprobados y han demostrado ser totalmente inútiles.
Aunque psicólogos respetados como Begg, Greenwald, Merikle, Moore y Pratkanis
han confirmado, de forma independiente, la incapacidad de estos productos para
obtener los beneficios prometidos, el lector ya no se sorprenderá al oír que la
industria de la autoayuda subliminal sigue creciendo. La Asociación Británica de
Psicología se ha posicionado firmemente en contra la pseudociencia subliminal,
pero a pesar de los esfuerzos de algunos científicos, las Asociaciones de Psicología
de Canadá y Estados Unidos han declinado hacer lo mismo. Es relevante constatar
que muchos de los afiliados de estas asociaciones de psicología se benefician de la
venta de alguno de estos productos de autoayuda desacreditados por la ciencia.

Pop-Psicología: El movimiento a favor del potencial humano y ciertos


ámbitos marginales en psicoterapia también albergan un gran número de
panaceas científicamente cuestionables. Entre ellas se encuentran la Cienciología,
la Programación Neurolingüística (PNL), el Re-nacimiento, y la Terapia Primal
Scream, que nunca han proporcionado un fundamento o evidencia científicamente
aceptable que apoye sus reivindicaciones terapéuticas.
Muchos productos emergentes en psicología buscan la credibilidad
necesaria autoproclamándose practicantes de ciertos ámbitos legítimos de
investigación cerebral. En este sentido, en los últimos tiempos han llegado a
nuestros mercados una serie de "sintonizadores cerebrales", que ofrecen todo tipo
de beneficios derivados de la resintonización de ciertas ondas cerebrales. Una vez
más, no existen pruebas (ver Beyerstein, B. (1990). Brainscams: Neuromythologies
of the New Age. International Journal of Mental Health, 19(3), 27-36). La industria
alimentaria de productos naturales y los vendedores de la Nueva Era se han

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lucrado con la venta de dudosos "cócteles inteligentes" que supuestamente


mejoran el funcionamiento del cerebro a través de pre-cargar el cuerpo con los
aminoácidos utilizados por el cerebro para la fabricación de diversos
neurotransmisores. No debería ser ninguna sorpresa para el lector si le digo que
los programas de ventas precedieron a la investigación en pro de la validación del
producto y, como de costumbre, estos vendedores se oponen a aceptar críticas
sobre la veracidad de la eficiencia del producto.
Otra moda actual entre los más crédulos es la terapia de "desensibilización
por movimientos oculares" que afirma que los síntomas mentales graves pueden
curarse simplemente guiando a los clientes para que sigan con la mirada los dedos
del terapeuta mientras estos se bambolean en la periferia del campo visual del
cliente. Al igual que los sintonizadores cerebrales, estos también alegan que
consiguen romper los patrones disfuncionales de la actividad neuronal,
consiguiendo recuperaciones milagrosas allí donde toda terapia convencional ha
fracasado. La evidencia procedente de ciertos testigos, aunque no existan datos
procedentes de experimentos bien diseñados (con grupo control y grupo placebo)
parecen suficientes para mantener a flote a esta emergente empresa psicológica.

Creación de falsos recuerdos: Un ejemplo más pernicioso, del que una parte
de la comunidad terapéutica se ha negado a prestar atención alguna a las
advertencias lanzadas por científicos y sus investigaciones, es el uso de las
denominadas técnicas de "mejora de la memoria". En su ambición por combatir el
problema real y por desgracia demasiado frecuente del abuso sexual infantil,
muchos terapeutas han utilizado arriesgados métodos que supuestamente sirven
para revivir en adultos recuerdos de abuso infantil largamente reprimidos en la
memoria. De hecho, los investigadores en el ámbito de la memoria han demostrado
que estas técnicas de sondeo son tan eficientes en crear vívidas pseudo-memorias -
altamente creíbles- sobre abusos sexuales, como de recuperar recuerdos precisos
de ciertos traumas reales (véase Loftus & Ketcham (1994). The Myth of Represssed
Memory: False Memories and Allegations of Sexual Abuse. St. Martin Press).
Los mismos métodos empleados para mejorar la memoria en personas con
dificultades de angustia y sugestionables también son populares entre los
terapeutas que fomentan las creencias delirantes en sus pacientes de que estos
fueron abducidos por ovnis con pretensiones funestas. En estos casos, técnicas
similares de "mejora de la memoria" provocan "recuerdos" altamente emocionales
de las supuestas abducciones y abusos sexuales u otros malos tratos a manos de
los extraterrestres. Después de haber hablado con muchas personas que
proclamaban haber sido abducidas, estoy convencido de que la mayoría son
sinceros en sus convicciones. El hecho de que esta gente sienta sinceramente que
están recuperando de la memoria (no fantasean) eventos que la mayoría de la
gente considera absolutamente improbable, fortalece los argumentos esgrimidos
por los investigadores que afirman que muchos tipos de falsas memorias se
pueden crear sin la más mínima intención de hacerlo.

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Parapsicología: Algunos críticos desestiman que la investigación psíquica, o


la parapsicología como ahora se conoce, sea pseudociencia genuina. A pesar de la
larga historia de auto-engaño, de resultados no reproducibles, y el fraude que ha
arropado siempre a este campo, hay que reconocer que existe a día de hoy, un
grupo sólido de investigadores honestos y competentes que emplean los métodos
convencionales de la investigación psicológica en su búsqueda de los fenómenos
paranormales. Mientras estos investigadores apliquen los controles
experimentales apropiados y procedimientos estadísticos y, mientras estos
permitan a los críticos examinar sus laboratorios y sus resultados, no merecen ser
asociados con los charlatanes psíquicos que deslumbran a los periodistas
sensacionalistas. No obstante, la gran mayoría de los psicólogos todavía creen que,
las pequeñas desviaciones encontradas sobre los valores que se esperarían
obtener por azar y que los parapsicólogos encuentran en sus experimentos, se
deben a artefactos sutiles que no se han detectado, en lugar de ser verdaderos
fenómenos sobrenaturales. Hasta que los investigadores psíquicos puedan
satisfacer las demandas de los escépticos y obtengan un efecto replicable, los
creyentes en lo paranormal seguirán estando bajo sospecha por la mayoría de los
científicos. Mientras tanto, los parapsicólogos que intentan investigar de acuerdo
con las normas aceptadas en la investigación científica no deben ser calificados
como pseudocientíficos. Eso se debe reservar para los que son patentemente
culpables de una mala praxis metodológica como se describe a continuación.
La discusión anterior ha proporcionado una muestra variopinta de
afirmaciones y prácticas pseudocientíficas que están actualmente de moda. Para
obtener una imagen más precisa de cómo tales creencias impregnan las sociedades
tecnológicas modernas, el Recuadro-2 ofrece una buena representación, aunque
lejos de ser completa, de los fenómenos considerados dudosos y/o fantasiosos por
los científicos en sus ámbitos de estudio. Dentro de las distintas secciones del
Recuadro-2, las entradas van desde simplemente no probada en este momento
hasta altamente probadas y ampliamente desacreditadas en el otro extremo.
Téngase en cuenta también que, en ciertos casos, el fenómeno o la experiencia en
cuestión puede ser válida en sí misma, pero la explicación más aceptada
representa un absurdo oculto o creencia. En tales casos, el público a menudo
asume que el fenómeno es causado por fuerzas sobrenaturales, ya que no se da
cuenta de que no son explicaciones científicamente creíbles y públicas, es decir,
disponibles para cualquier persona dispuesta a ir a una biblioteca y leer un poco.
Las experiencias cercanas a la muerte y de despersonificación son dos ejemplos en
los que los científicos aceptan la honestidad y la veracidad de los informes
subjetivos de las personas, pero rechazan la idea de que hay algo sobrenatural en
este tipo de experiencias. Del mismo modo, cuando se camina sobre el fuego, que
es un fenómeno creíble, no se requiere ninguna causa sobrenatural para explicar
por qué no se ocasionan lesiones graves, pues esto mismo puede explicarse por
principios bien conocidos por la física. La lista de lecturas al final de este

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Seminari de Pràctiques 1

documento ayudará a las personas que deseen examinar las pruebas presentadas
por los investigadores escépticos de estas y otras afirmaciones esotéricas o
pseudocientíficas.

Recuadro-2
Lista de afirmaciones consideradas como dudosas por la mayoría de los miembros de la
comunidad científica

Percepción extrasensorial:
telepatía, clarividencia, precognición, retrocognición (ver el pasado),
psicoquinesis, recuerdos fetales, avistamientos de ángeles

Supuestas pruebas de supervivencia después de la muerte8:


Espiritualismo, mediums, regresión a vidas pasadas, fantasmas/espíritus, duendes,
posesiones demoníacas, experiencias cercanas a la muerte, experiencias extracorporales,
tabla Ouija, recuerdos de vidas pasadas, exorcismo

Supuestas influencias extraterrestres sobre Comportamiento Humano9:


ovnis, abducciones de extraterrestres, astrología, efecto lunar en el comportamiento
humano, astronautas alienígenas (por ejemplo, Erich von Däniken), Agroglifos
(Cereología), mutilaciones de ganado llevada a cabo por extraterrestres

Adivinaciones y Clarividencia:
"lecturas psíquicas": Mediums, cartas del Tarot, I Ching, quiromancia, numerología,
lectura de los posos del té, adivinación mediante una bola de cristal, astrología, grafología,
lectura de entrañas, sueños proféticos, Nostradamus, Jeane Dixon.

Lanzamiento de hechizos" y/o Poderes Sobrenaturales:


brujería, satanismo, hechizos, vudú, mal de ojo, el Don Juan de Carlos Castaneda

Monstruos:
Big Foot, Yeti (hombre de las nieves), El monstruo del lago Ness, Ogopogos,
“Caddy” el Cadborosaurus.

Anomalías físicas:
Triángulo de las Bermudas, Triángulo de los Grandes Lagos, Mar del diablo (Japón),
versiones corruptas de la mecánica cuántica, pirámides de poder, fotografía aural,

8 En lo referente a las llamadas "experiencias cercanas a la muerte", las descripciones de la


experiencia no están en discusión, es la interpretación de este fenómeno que crea diferencias de
opinión. La mayoría de los investigadores, el presente autor incluido, aceptan que estas
experiencias parecen convincentemente reales. Sin embargo, los investigadores científicos las
interpretan como alucinaciones complejas que no son exclusivas al intervalo de tiempo anterior a la
muerte.
9 La afirmación de que podría haber vida en otros lugares del universo es claramente no
pseudocientífica, aunque no existe actualmente ninguna evidencia creíble para apoyar esta
conjetura. Los científicos de reputación llegan a diferentes estimaciones en términos
probabilísticos sobre la vida extraterrestre inteligente a la espera de datos confirmatorios. Esto es
bastante distinto a las reivindicaciones de "ufólogos" que se ponen en contacto con regularidad,
cuentan incluso haber sido abducidos e impregnados por estos habitantes de mundos lejanos. La
comunidad OVNI está bien abastecida con personas con formación científica que están dispuestas a
no cuestionarse sus creencias.

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Psicokinesis, teletransporte, Efectos de la Luna llena sobre el comportamiento humano,


Las teorías cosmológicas de Velikovsky, la combustión humana espontánea, máquinas de
movimiento perpetuo.

Procedimientos médicos no probados y curación psíquica:


curanderos, cirujanos psíquicos, falsos medicamentos contra el cáncer (por ejemplo,
Laetrile), Falsas curas de la artritis (por ejemplo, las pulseras de cobre), el método Bates
(ejercicios de "ver-sin-gafas"), naturopatía, homeopatía, sanación con cristales,
tocamiento terapéutico, Reflexología, Iridología, Qi Gong, muchos, aunque no todos, os
tratamientos "a base de hierbas (el Matol® y las algas verdes azules están entre las
muchas que son altamente dudosas pero muy populares en la actualidad), terapia de
picada de abeja, síndrome de la sensibilidad ambiental, dietas milagro que incluyen
muchos de los llamados "suplementos alimenticios" y "alimentos saludables”.

Las teorías y tratamientos psicológicas no probados:


Cienciología, EST (Erhard Seminars Trainings), Re-nacimiento, Programación
Neurolingüística (PNL), Terapia de Vidas Pasadas, Aroma terapia, calculadoras de
biorritmos, Astrología, Análisis de escritura (Grafología), Terapia Primal Scream,
arquetipos Jungianos, Rolfing, terapia reichiana de Orgón, la conciencia de la planta,
aprendizaje durante el sueño, meditación trascendental (la mayoría afirman que aportan
mucho más que la simple relajación), la percepción subliminal.

Poderes psíquicos aplicados:


detectives psíquicos, arqueólogos psíquicos, exorcistas, dentistas psíquicos, historiadores
de lo psíquico, batallones militares psíquicos, meteorólogos psíquicos, adivinos zahoríes,
detectores psíquicos de depósitos minerales.

¿QUÉ TIENEN EN COMÚN ESTOS FENOMENOS?


Los enunciados del Recuadro-2 ejemplifican diversas características de la
visión del mundo que es más frecuente entre las propuestas derivadas de tales
creencias. Estas personas tienden a compartir una actitud particular en cuanto a la
importancia de las evidencias empíricas, y no sólo si estas son una prueba
razonable sobre sus creencias particulares, sino también si la evidencia objetiva es
necesaria o no para justificar dichas creencias. Los partidarios de los contenidos
del Recuadro-2 también son fácilmente identificables por su manera de
comportarse en el trabajo y en los debates. A continuación, vamos a ver cuáles son
estos atributos. (...). En las siguientes secciones, citaré al profesor Mario Bunge, de
la Universidad McGill, un eminente físico y filósofo de la ciencia, que ha hecho más
que cualquier otro investigador para dilucidar los límites entre la ciencia y la
pseudociencia.
En un artículo de la revista Skeptical Inquirer (1981), Bunge argumentó que,
más que su tema per se, es en la importancia que se le da a las evidencias
empíricas donde radica la diferencia entre actividades científicas y
pseudocientificas. Por lo tanto, en lugar de dividir los dominios cognitivos entre las
ciencias y las no-ciencias, Bunge propuso dividirlos en lo que llamó "ámbitos de
creencias" y "ámbitos de investigación". En los ámbitos de creencias se incluyen
religiones, ideologías políticas, pseudociencias y pseudotecnologías, así como

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Seminari de Pràctiques 1

cualquier sistema místico donde se considere que la verdad puede ser adquirida a
través de una revelación en lugar de un examen minucioso. Por el contrario, en los
ámbitos de investigación se pueden incluir disciplinas que en un principio no se
considerarían como científicas, siempre y cuando sus practicantes estén
comprometidos con la recopilación de datos objetivos que respalden sus
posiciones. Con este criterio, muchos de los trabajos realizados en la historia de la
humanidad tendrían derecho a ser considerados campos de investigación. Por
supuesto, las ciencias básicas, las ciencias formales (matemáticas, lógica,
semántica, etc.), las ciencias sociales y del comportamiento, y las ciencias aplicadas
son, evidentemente, los ámbitos de investigación que se incluyen en esta
definición.
El atributo principal de los “ámbitos de creencias” es que, para sus devotos,
las evidencias son personales y subjetivas. Es decir, defienden el uso de criterios
emocionales para distinguir la verdad de la falsedad. En los ámbitos de creencias,
los sentimientos privados y las corazonadas son buenos caminos a seguir para
hallar la verdad. Las "corazonadas" de cualquier individuo sobre la realidad son
tan válidas como las de cualquier otra persona y la ciencia no tiene ningún derecho
especial en negar otras realidades con su visión objetiva y desapasionada de los
fenómenos que estudia. Por el contrario, las evidencias en los “ámbitos de
investigación” son interpersonales. Es decir, pueden ser contrastadas por distintos
investigadores, de acuerdo con criterios objetivos y de libre acceso. A veces se dice
que la objetividad no es más que la intersubjetividad. Es decir, se alcanza un
consenso "objetivo" mediante la comparación de las diferentes percepciones que
los individuos tienen entre sí. Los ámbitos de investigación se aceptan o se
rechazan sobre la base de la evidencia que posee cualquier observador
competente, comprobando y repitiendo los mismos procedimientos que se
siguieron para generar las primeras hipótesis. Los efectos hallados deben ser
repetibles en condiciones controladas para que sean ciertamente creíbles. En este
escenario, cualquier hipótesis es aceptable, siempre y cuando sea comprobable y
se encuentren evidencias que la respalden. Las ortodoxias actuales están abiertas a
preguntas y a su revisión si se encuentran nuevos y mejores datos que apoyen
estas rectificaciones.
A los que vilipendian la ciencia les gusta resaltar situaciones especiales,
donde, sin duda, los de la "vieja guardia" se aferran a teorías obsoletas,
menospreciando la existencia de nuevas evidencias en su contra. Por supuesto,
estos detractores no están muy predispuestos a hablar de los muchos casos
existentes donde un área entera de conocimiento se transformó muy rápidamente
después que se presentaran nuevos y revolucionarios descubrimientos, por
ejemplo, la aceptación de la mecánica cuántica en el ámbito de la física -o la rápida
revisión de la explicación médica sobre el origen de las úlceras descrita en la nota
anterior-. Es bueno recordar que hemos estado discutiendo los ideales de la reglas
de conducta científica, y que es esta metodología la que la distingue de la mayoría
de los otros métodos. Estas reglas de conducta no siempre están a la altura, porque

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Seminari de Pràctiques 1

la ciencia la practican los seres humanos y estos son propensos, por ejemplo, a
priorizar egos así como a obviar puntos ciegos y falta de evidencias. Llegar a
rápidas y falsas conclusiones sobre hechos incómodos son rasgos comunes del
Homo sapiens, y aquí se incluyen los científicos. Los científicos sólo se diferencian
de los demás seres humanos por su compromiso en mantener abierto el avance de
los métodos y resultados porque estos pueden mitigar el impacto de sus
deficiencias que comparten con el resto de la humanidad. Del mismo modo que no
todos los médicos, abogados, profesores o periodistas están a la altura de los más
altos ideales de sus profesiones, los científicos también son susceptibles de caer de
vez en cuando en los mismos errores. A pesar de cierta arrogancia ocasional, los
científicos son más propensos que los practicantes en la mayoría de las otras áreas
de conocimiento en reconocer estas debilidades humanas e introducir controles y
contrapuntos para así minimizar, en la medida de lo posible, estos efectos. Las
normas de comportamiento científico, incluyendo el sistema de revisión por pares,
los controles de doble ciego, etc., evolucionaron para evitar, tanto como fuera
humanamente posible, los sesgos que nuestras mentes y los sistemas sociales son
propensos a introducir en el pensamiento.
Dicho esto, también hay que destacar que cuando la opinión científica
prevaleciente resulta haber estado equivocada, esto es mucho más probable que
haya sido el resultado de errores -bien intencionados- en la interpretación de los
datos o de ciertas limitaciones en los aparatos o en los métodos utilizados, en lugar
de tratarse de un mero fraude. A menudo se da el caso de que un trabajo reciente
revela que los datos que parecían estar señalando inequívocamente hacia una
cierta conclusión, en realidad se debían a alguna variable extraña y sutil, que en su
momento no fue detectada. Esto puede ser un descubrimiento importante en sí
mismo, y a veces nuevos campos de investigación se abren gracias a este tipo de
hallazgos. Aunque sea decepcionante para algunos investigadores, estos hallazgos
serán revisados de nuevo en el futuro. Esto es lo que la ciencia es, en última
instancia, una auto-corrección.
Más que cualquier otra vocación, en ciencia se reservan los más altos
honores para aquellos que demuestran los errores de sus predecesores. Con todos
sus defectos, la ciencia se acerca más al ideal democrático de un mercado abierto
de ideas que cualquier otro ámbito de la actividad social. ¿Es perfecta? No, porque
es ejecutada por seres humanos.

NORMAS Y CARACTERÍSTICAS DE LA PSEUDOCIENCIA.


Para ser llamado pseudocientífico, un ámbito de estudio o uno de sus
adeptos no tiene por qué ser culpable de todos los "pecados" de omisión o
comisión que se describen a continuación, sólo lo tiene que ser de un número
razonable de ellos. Cada adscripción a uno de los rasgos incriminatorios que se
describen a continuación añade peso a la sospecha de que se está practicando una
falsa ciencia. También es cierto que algunos campos comienzan como
pseudociencias pero poco a poco ganan respetabilidad mediante la mejora de sus

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normas y procedimientos. Por ejemplo, la alquimia se convirtió en la química


moderna, y la osteopatía ha ido actualizándose hasta que ha sido asimilada en la
medicina científica.
Como se mostró en algunos de los ejemplos discutidos anteriormente, en
ámbitos de estudio legítimos y ciertas personas que trabajan en ellos, en ocasiones
pueden equivocarse y no seguir algunos de los criterios que aquí se presentan.
Pero, aunque es justo exponer estos errores, y recordando que pueden representar
casos aberrantes en disciplinas de otro modo rigurosas, sería demasiado duro
asumir que todo lo relacionado con la persona o área en cuestión está
contaminado por igual. Siempre y cuando el campo esté institucionalmente
dedicado a la verificación empírica de sus procedimientos, y siendo conscientes de
la posibilidad de caer en trampas no científicas, una mejor formación del personal,
la mejora de los métodos de investigación, etc., mantienen a este tipo de campos de
investigación al margen de las pseudociencias donde tales transgresiones son la
norma. Las siguientes "características definitorias de las pseudociencias," se ha
construido, una vez más, partiendo de la aportación inicial del profesor Mario
Bunge.

PSEUDOSCIENCIAS—CARACTERÍSTICAS:
Aislamiento. Una de las principales potencialidades de la ciencia es que sus
diversas ramas están interrelacionadas y se refuerzan mutuamente. Si todas las
diferentes sub-disciplinas no lo hacen de forma activa, por lo menos no son
mutuamente contradictorias. Esto no es así en el caso de las pseudociencias. Las
pseudociencias están típicamente aisladas de las principales corrientes de
investigación en los ámbitos académicos pertinentes. Sus defensores no valoran o
promueven una estrecha relación entre los datos y la teoría de otras áreas afines a
su investigación. Debido a esta falta de diálogo, las pseudociencias tienden a estar
repletas de un gran número de términos y definiciones idiosincráticas. Abundan
los neologismos, los equipamientos y las técnicas no estandarizadas (por ejemplo
el "E-meter" de la Cienciología). Los pseudocientíficos rara vez participan en las
sociedades científicas dedicadas a asuntos de interés mutuo. De hecho, muchos de
ellos son abiertamente antagónicos a la historia de la investigación previa en áreas
afines a sus intereses.
Como resultado de su peculiaridad, cuando pseudocientíficos rebaten a sus
críticos, parecen ignorar de forma sorprendente conceptos básicos afines a sus
campos de trabajo. Rara vez hacen un uso apropiado de conocimientos bien
establecidos en las disciplinas científicas legítimas, pero si lo hacen son a menudo
inapropiadamente selectivos y/o fuera de lugar.
Es raro que los pseudocientíficos muestren su trabajo y conclusiones en
revistas académicas apropiadas. En lugar de ello, es más probable que su trabajo
aparezca en la prensa popular o en revistas pertenecientes a sus propias
organizaciones. También se encuentran con frecuencia auto-publicaciones o
monografías o en la "prensa del corazón", que acepta prácticamente todas las

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presentaciones y cobra a los autores por su publicación. Otra característica de las


pseudociencias es que los "libros de texto" utilizados por los profesionales en el
campo y los libros sobre el tema escritos para la población general a menudo son
los mismos. Esto, por ejemplo, es muy frecuente en la Grafología.
Algunas pseudociencias son altamente contradictorias en relación a los
datos que sustentan de forma rotunda a alguna área de la ciencia convencional.
Muchos entran en conflicto con los principios más fundamentales que subyacen a
la visión científica básica del mundo. Sus afirmaciones no parten de teorías
establecidas, de observaciones o de la lógica. Muchas pseudociencias proponen
supuestos que desafían el sentido común y la experiencia cotidiana. Es decir, son
contrarias a uno o más de los “Principios de Limitación Básica” postulados por el
filósofo C. D. Broad (véase el Recuadro-3).

Recuadro-3.
LOS PRINCIPIOS DE LIMITACIÓN BÁSICA (PLBs) DE C. D. BROAD

C. D. Broad fue un filósofo de Cambridge inclinado a creer en la realidad de algunos


fenómenos psíquicos que, de ser ciertos, desafían no sólo nuestra experiencia cotidiana
sino también muchas de las leyes establecidas por la física (véanse ejemplos pertinentes
en el Recuadro-1, arriba). Broad quedó muy impresionado por los experimentos de
parapsicología publicados en la década de 1940 por el matemático británico S. G. Soal. Los
experimentos de Soal demostraron supuestamente habilidades psíquicas en condiciones
controladas de laboratorio. Inicialmente un escéptico, Soal llegó a publicar lo que, en su
día, se consideró como la mejor evidencia de la percepción extrasensorial (PES). Broad
consideró los resultados de Soal irreprochables, ya que resultaba inconcebible que
alguien con tal nivel académico, reputación e integridad podría llevar deliberadamente a
engaño, confusión, o deshonestidad. Por desgracia, como el estadístico Betty Markwick
mostró más tarde, Soal había manipulado sus datos para producir pruebas falsas que
mostraran su poder de clarividencia.
Broad, por supuesto, no estaba al tanto de la perfidia de Soal, y en su defensa de
los poderes psíquicos, produjo uno de los resúmenes más útiles de los principios
generalmente aceptados por el mundo de la física que deberían apoyar la existencia de
los poderes psíquicos en caso que estos últimos fueran reales. Irónicamente, Broad
enumera estos "Principios de limitación básica" con el fin de establecer claramente lo que
investigadores tales como Soal estaban mostrando (con manifestaciones bien
confirmadas de los fenómenos psíquicos). Aunque los datos en los que Broad se apoyó ya
no son considerados verdaderos, los escépticos todavía encuentran útil esta lista de
principios, precisamente porque, a diferencia de Broad, creen que estos principios han
resistido la prueba del tiempo. Al igual que Thomas Paine, los escépticos siguen
preguntando, "¿Es más probable que la naturaleza desvíe su curso o que un hombre diga
una mentira?"
Los que todavía hoy son incrédulos se sumarían a la advertencia clásica de Paine
sobre la mayor probabilidad de error humano en contra a la invalidez de algunos de estos
principios de limitación básica. Los errores sutiles y las distorsiones cognitivas no mal-
intencionadas, representan, sin lugar a dudas, una proporción mucho mayor que la de los
eventos aparentemente sobrenaturales.
Los PLBs de Broad se consideran los fundamentos del pensamiento razonado, anterior a
cualquier renombrada ley científica, tales como las leyes de Newton, la ley de Boyle, etc.
En lugar de leyes de la naturaleza, Broad las consideró, al igual que los principios del
razonamiento lógico, como reglas tácitamente aceptadas por casi todo el mundo en las

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sociedades tecnológicas modernas. Es decir, están aceptadas mundialmente para


describir cómo funciona la naturaleza, al menos en cuanto a lo que acontecimientos
cotidianos se refiere. En la medida en que estos PLBs serían considerados "de sentido
común" por la mayoría de la gente en nuestra cultura (incluyendo al científico no
instruido), el sociólogo Marcello Truzzi se refirió a ellos como un "almacén cultural de
'verdades'" de nuestra cultura. Debido a que son leyes confirmadas por la inmensa
mayoría de experimentos, así como por la experiencia mundana, cualquier supuesta
violación de estos BLPS necesariamente tiene que ser considerada como un hecho
extraordinario, acontecido muy probablemente por algún tipo de error o golpe de suerte.
A continuación se resume la lista original de Broad, que apareció en su libro de 1953, La
religión, la filosofía y la investigación psíquica (Nueva York: Harcourt Brace).
Los principios de limitación básica de C. D. Broad.

1. Un hecho no debería tener ningún efecto antes de que haya ocurrido (linealidad
temporal o juicios en contra de la causalidad inversa).

2. Es imposible que un evento que termina en una fecha determinada contribuya a causar
un evento que comienza en una fecha posterior a menos que el evento anterior inicie un
proceso o cambio estructural (mecanismo) que continúa un lapso de tiempo y contribuye
a la iniciación del evento posterior.

3. Es imposible que un evento en un determinado momento y lugar produzca un efecto en


un lugar remoto, a menos que transcurra un período finito entre los dos eventos y, a
menos que dicho período esté ocupado por una cadena causal de eventos que ocurren de
forma sucesiva y continua entre los dos tiempos y lugares.

4. Es imposible que un suceso mental pueda producir directamente un cambio en el


mundo material, excepto ciertos cambios en el propio cerebro del individuo; es decir, sin
la mediación de un esfuerzo muscular.

5. Dependencia de la mente en el cerebro. Una condición necesaria para cualquier suceso


mental es la existencia de un cerebro intacto y funcional.

6. Es imposible que una persona perciba un evento u objeto físico sino es por medio de
las sensaciones que produce dicho evento o cosa en su mente. Tiene que haber una
cadena física, causal de eventos que vinculan el evento/objeto a los órganos de los
sentidos, captados posteriormente por el cerebro.

7. Es imposible para la persona A saber lo que está experimentando/ha experimentado la


persona B, excepto por: a) escuchar o leer las descripciones de B; b) oír o ver, y en
consecuencia interpretar, los gritos, gestos, expresiones etc., de B; o c) hacer inferencias a
partir de la evidencia material dejada por B.

8. Es imposible que una persona pueda hacer predicciones, salvo por casualidad, por la
extrapolación de regularidades anteriores, o similares, o a partir de la información
suministrada por los demás.

9. Es imposible que una persona pueda conocer eventos del pasado, a menos que él o ella:
a) lo haya experimentado en el presente dejando una huella física persistente en su
cerebro (es decir, en la memoria); b) lo haya escuchado/leído por alguien que lo vivió; o
c) haya creado inferencias o aceptado inferencias de fuentes de confianza, basadas en la
experiencia personal, registros, y en el conocimiento previo de las regularidades de la
naturaleza.

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Como hemos visto, muchas pseudociencias se basan en dogmas que violan uno o más de
los principios anteriores. Lo mismo puede decirse de la mayoría de eventos psíquicos,
ocultos, o paranormales. Dado que la experiencia personal y la experimentación ofrecen
evidencias abrumadoras que favorecen estos principios, es razonable exigir que las
afirmaciones que no cumplan con alguno de estos principios vayan acompañadas con
evidencias empíricas contundentes que las respalden, para poder así descartar
explicaciones alternativas basadas en el fraude o el error.

No falsabilidad. Como el filósofo Karl Popper señaló, ninguna explicación


para la que no exista un conjunto de datos que pueda ser refutado es una
explicación científica en absoluto. La acumulación de casos que apoyan una
explicación teórica sólo puede fortalecer nuestra impresión subjetiva de que la
teoría es correcta, pero una sola observación contraria a dicha explicación es
suficiente para derribar toda la teoría. En su análisis sobre distintas teorías
pseudocientíficas, Mario Bunge demostró que la mayoría de estas son irrefutables
en este sentido. Muchas de ellas no son falsables, en principio, debido a que no se
expresan de una manera comprobable, o debido a que utilizan términos tan
ambiguos que pueden siempre ser acomodados ad-hoc a los postulados de la
teoría. Por ejemplo, la psicología freudiana postula que todos los hombres sufren
de un complejo de Edipo. Cuando no se encuentra ninguna evidencia de tal malicia
hacia el padre de uno, la teoría explica esto mediante la afirmación de que el joven
debe haber reprimido este impulso, ya que es inaceptable a nivel consciente.
¿Cómo sabemos que la represión está efectivamente operando? Pues a partir de
que no hay evidencia de un complejo de Edipo. Por lo tanto, la falta de evidencia
cuenta como apoyo a la teoría. No ser capaz de postular situaciones en las que la
teoría sea falsa (encontrar hechos contrarios a la teoría) es motivo suficiente para
declarar a una teoría no-científica.
Además de ser no falsables, la mayoría de las pseudociencias pretenden
abarcar todos los aspectos de un campo en cuestión. Por lo general, algo que
pretende explicarlo todo no explica nada.

Mal uso de los datos. Los pseudocientíficos con frecuencia distorsionan o


dan un mal uso a los datos obtenidos (por ejemplo, los frenólogos llevaron la
noción bastante fiable de la localización cerebral al absurdo, y los "científicos
creacionistas" son aficionados a modificar la segunda ley de la termodinámica para
sus propios fines). Así pues, es común entre los pseudocientíficos proponer de
partida alguna idea que desde el punto de vista científico pueda ser fácilmente
aceptable. Entonces proceden, casi imperceptible, añadiendo argumentos cada vez
más polémicos y no admitidos hasta que la propuesta con la que empezaron ya no
puede soportar el peso del edificio construido sobre ella.

Las ciencias son acumulativas y basadas en la auto-corrección, las


pseudociencias no lo son. Las pseudociencias están estancadas, muestran poca

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evidencia de progreso. Sus conceptos básicos, métodos y explicaciones rara vez, o


nunca, cambian debido a nuevos descubrimientos empíricos o la aplicación de los
nuevos avances tecnológicos o teóricos. Como grupo, las pseudociencias exhiben
poco entusiasmo intelectual o controversia que en cambio sí caracterizan a los
ámbitos de investigación legítimos. En lugar de abrir nuevos caminos, las
pseudociencias tienden a basarse en la existencia de "textos sagrados" que sus
devotos pronto aprenden a no cuestionar o modificar. Del mismo modo, la
antigüedad es venerada en sí misma, aceptando que si un supuesto ha sobrevivido
tanto tiempo, este debe ser totalmente legítimo. Por ejemplo, los astrólogos
afirman con orgullo que la astrología ha existido desde hace miles de años. Rara
vez se detienen a pensar que, por ejemplo, fenómenos como el racismo y el
sexismo, por no hablar de la creencia en una tierra plana y un universo
geocéntrico, son aún más antiguos y no por eso aceptables.

Una defensa especial. Pretendiendo ser tanto modernos como antiguos al


mismo tiempo, los pseudocientíficos a menudo veneran su larga herencia. Quieren
tanto el prestigio de un ámbito establecido como, a su vez, no estar sometidos a las
estrictas reglas que los practicantes en los ámbitos legítimos deben acatar. Pero
cabe remarcar que la mayoría de las pseudociencias han existido el tiempo
suficiente como para haber sobrepasado el período de gracia que deben
concederse a las proto-ciencias en sus etapas de formación (pre-paradigmáticas).
En otras palabras, como Mario Bunge ha sostenido en repetidas ocasiones, es el
momento para “permanecer o desaparecer”.

Las pseudociencias invariablemente proponen creencias inspiradoras,


deseables. Unos pocos ejemplos que demuestran la naturaleza reconfortante de los
campos que hemos discutido anteriormente están contenidos en el Recuadro-4.
Dudosas como son, incluso el más crítico de nosotros tendría que admitir que sería
bueno si muchas de estas afirmaciones fueran ciertas.

Recuadro-4.
CREENCIAS DESEABLES DE LAS PSEUDOCIENCIAS

A) La curación puede llevarse a cabo sin dolor, instantáneamente y sin esfuerzo. (Por
ejemplo, curadores de la fe, toque terapéutico, Xi Gong, las dietas de moda, curanderos
que curan el cáncer, la homeopatía, la curación del cristal ...)

B) El talento, el conocimiento y la sabiduría se pueden adquirir de forma instantánea por


vías secretas que requieren poco o ningún sacrificio o esfuerzo. (Por ejemplo,
"sintonizadores cerebrales", "drogas inteligentes", las cintas subliminales, la mayoría de
los seminarios de autoayuda ...).

C) La nostalgia de lo absoluto. Las viejas verdades reconfortantes del pasado pueden ser
respaldadas científicamente; estas no tienen por qué ser aceptadas simplemente como
dogmas de fe. (Por ejemplo, "Ciencia de la Creación," evidencia científica supuestamente
para una vida futura ...).

31
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Seminari de Pràctiques 1

D) Podemos tener perfecta predicción del futuro que nos permite mejorar la seguridad y
el bienestar económico de nosotros mismos y nuestros seres queridos. (Por ejemplo, los
pop-biorritmos, la grafología, astrología, sueños premonitorios ...).

E) Hay maneras infalibles de saber lo que a la gente realmente le gusta y predecir lo que
harán. (Por ejemplo, la grafología, astrología, otras pruebas de carácter pseudocientífico
de lectura y de aptitud y de pop-psicología).

F) No existen limitaciones sobre la capacidad y los logros humanos (por ejemplo,


seminarios de auto-mejoramiento de pop-psicología, tales como la Programación
Neurolingüística (PNL), EST, etc.; cintas subliminales de autoayuda, ...).

G) La crisis de la energía puede acabarse para siempre (parafísica, máquinas de


movimiento perpetuo, potenciadores de la gasolina, pirámide de poder, la fusión fría ....).

H) A pesar de que estamos destruyendo nuestro planeta y que parecemos estar


perpetuamente dispuestos a entrar en conflicto, hay otros mundos o dimensiones que
han resuelto estos problemas y están dispuestos a cobijarnos bajo sus alas. (Por ejemplo,
canalizadores, ufólogos ...).

I) La muerte no existe como tal. Nuestras personalidades vivirán. (Por ejemplo, los
estudios sobre experiencias cercanas a la muerte, la canalización, el espiritismo ...).

Resumiendo, las pseudociencias nos invitan a comprar un sueño deseable


pero imposible de obtener, como la abundancia, la salud y la felicidad para todos.
Su atractivo aumenta cuando afirman que todo esto se puede conseguir a cambio
de un mínimo esfuerzo o sacrificio. Atractivo como es este escenario, es apropiado
no olvidar la vieja expresión latina “caveat emptor”. La credulidad como
característica inherente del ser humano fue una característica ya señalada hace
más de 2000 años por el filósofo Demóstenes, cuando dijo: "No hay nada más fácil
que el autoengaño. Ya que lo que desea cada hombre es lo primero que cree."

LOS PROFESIONALES
Algunas características típicas de los pseudocientíficos ya han surgido en
secciones anteriores. No obstante, hay otras señales a observar y, al igual que en el
caso de los rasgos que delimitan disciplinas pseudocientíficas, no todas las
características que les definen se encuentran en cada uno de sus adeptos. Algunas
de estas características preocupantes, en cantidades tolerables, podrían incluso
estar presentes en algunos científicos legítimos. Sólo cuando una persona exhibe
muchas de ellas y en un grado excesivo, es razonable suponer que se trata de un
pseudocientífico.

Hermetismo. Un indicador común de un pseudocientífico es un compromiso


inquebrantable a algún hallazgo o hipótesis cuestionable. Siguiendo al escritor Eric
Hoffer, esto es a veces conocido como el síndrome del "verdadero creyente". Una

32
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Seminari de Pràctiques 1

cierta cantidad de impermeabilidad a la crítica es probable que exista en la


mayoría de investigadores, debido a las largas horas dedicadas y al tedio que a
veces implica un trabajo más científico. Es sólo cuando estas tendencias se vuelven
extremas cuando los investigadores caen en el error de negar signos evidentes de
error. Cuando el trabajo en disputa es una extensión directa de su sistema de
creencias, vemos como los prejuicios son especialmente propensos a interferir con
la objetividad. Las pseudociencias son a menudo consecuencia de las convicciones
básicas del profesional y en tales casos no hay prácticamente ninguna prueba o
argumento que pueda cambiar la opinión del verdadero creyente.

El pensamiento mágico. Los pseudocientíficos como grupo también son


atraídos por el pensamiento mágico, es decir, la expectativa de que la imaginación
y la voluntad, por sí mismas, harán que las cosas más deseables sucedan. Sus
cosmologías tienden a ser animistas, centradas en el hombre, y protegidas de
influencias inmateriales. También tienen una afición por las explicaciones que
implican "vibraciones," "planos etéreos", "campos", "simpatías", etc., que no
pueden ser vinculados a referentes empíricos (es decir, mesurables). Para la gente
que piensa de esta manera, la verdad está determinada por lo que uno siente, no
por las pruebas que pueden presentarse, o no, a su favor. Esto, como se mencionó
anteriormente, se encuentra a menudo junto con el deseo de volver a insertar una
dimensión moral en la visión mecanicista predominante del universo natural (que
ellos consideran demasiado frío y restrictivo). Estas personas quieren un cosmos
en el que las fuerzas universales, sean las que sean, reconozcan y recompensen
justamente el valor moral de los individuos. Ellos quieren que los seres humanos
sean especiales en lugar de simples peones de un universo impersonal, naturalista.
En lugar de aceptar que somos un producto de las fuerzas naturales, y que estamos
sujetos a las mismas leyes universales que los objetos inanimados, prefieren creer
que la gente puede anular esta tiranía con buenas acciones y pensamientos.
La esencia del sistema de creencias antes mencionado fue descrito por el
filósofo Charles Frankel en un ensayo de 1973 titulado "La naturaleza y las fuentes
de irracionalismo", que apareció en la revista Science. Según Frankel, para el
místicamente inclinado, el hombre habita en un universo que se divide en dos
ámbitos: uno de la apariencia, el otro de la realidad. El primero está marcado por el
accidente, la duda, la incertidumbre, la frialdad, y la alienación. En el segundo, la
duda se disipa, el tiempo y la muerte no tienen importancia.
Esta visión del mundo se basa en la creencia de que la percepción, la
intuición y la revelación subjetiva directa son fuentes de conocimiento infalible. En
los conflictos entre "instinto" y razón, el instinto es la guía más fiable a la verdad.
Para los partidarios de este punto de vista, la iluminación (la sabiduría) es
repentina y completa y la preparación necesaria para hallar tal verdad es moral, no
intelectual. De acuerdo con ello, no sólo el esfuerzo intelectual no tiene por qué ser
la manera más segura de proceder, sino que además puede obstaculizar la
iluminación. Por supuesto, esto se opone a la concepción empirista (científica), que

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Història i Epistemologia de la Psicologia
Seminari de Pràctiques 1

sostiene que la observación, el discurso, el análisis, la argumentación y la prueba


son las fuentes más sólidas de conocimiento (es decir, que el aprendizaje es lento,
con esfuerzo, y requiere atención. En otras palabras, es acumulativo y se consigue
por ensayo y error). Los empíricos asumen que se producirán errores y estos
deben ser corregidos por el duro trabajo.

Otros motivos. Los defensores de la pseudociencia a menudo tienen un


interés financiero en las reivindicaciones que promueven. Esto tiende además a
comprometer su objetividad. Es cierto que, en estos días, los científicos
convencionales son cada vez más propensos a tener también un interés comercial
en su trabajo. Si es así, sus propuestas no solo deben ser examinadas, sino que
también deben tenerse en cuenta la introducción de métodos de control para que
esto no suceda. Las políticas de control de los organismos científicos que financian
la ciencia, instituciones de investigación y revistas promueven que los científicos
manifiesten la existencia de conflictos de interés si estos existen. La mayoría de los
pseudocientíficos, por el contrario, trabajan fuera de este sistema y por lo tanto no
están obligados a revelar cualquier conflicto de este tipo.

Ausencia de entrenamiento formal. Si los practicantes de la pseudociencia no son


autodidactas, a menudo tienen credenciales o titulaciones irrelevantes para las
áreas en las que ofrecen sus cuestionables pronunciamientos. Cualificaciones
válidas en un área no son necesariamente equivalentes en otros ámbitos no
relacionados. Un ejemplo de ello es el de William Shockley que recibió el Premio
Nobel por ser el co-inventor del transistor y más tarde pasó a abogar a favor de las
diferencias raciales en inteligencia.
Frecuentemente nos encontramos con personas que hacen alarde de su
falta de educación formal, alegando que esta situación les ha permitido obtener
una perspectiva fresca e imparcial en su trabajo. La ignorancia de los logros
anteriores en el ámbito en el que trabajan les permite supuestamente ver verdades
que aquellos que están siguiendo un modo estándar de formación no logran ver. Es
cierto que los avances se han hecho en ocasiones por personas ajenas que trajeron
consigo nuevos enfoques, pero hoy en día la mayoría de las áreas de la ciencia son
tan complejas, conceptual y técnicamente, que la probabilidad de que alguien que
no ha seguido una formación normal haga una contribución revolucionaria es
realmente pequeña. Los puntos de vista de la ciencia no están fácilmente
disponibles para aquellos no formados en un campo. Como observó sabiamente
Pasteur, "La naturaleza favorece a la mente preparada."

La mentalidad tipo “bunker”. Además de estar orgullosos de su singularidad, que


asumen como una señal de sólida independencia, los pseudocientíficos también
son propensos a ver su falta de reconocimiento como resultado de una persecución
o la supresión por parte de un hostil "estado establecido". En consecuencia, otro
signo frecuente de un pseudocientífico es la voluntad de ser el blanco de teorías

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Seminari de Pràctiques 1

conspiratorias. ¿Cómo explicar la falta de aceptación de una persona dada a


considerarse a sí mismo el nuevo Galileo, Einstein, o Pasteur?

LOS CONTENIDOS DE LAS PSEUDOCIENCIAS


Falta de replicabilidad por parte de los no iniciados. Muchos de los efectos
encontrados por las pseudociencias se presentan como contrarios a las leyes
naturales o a los datos fácilmente replicables en ámbitos científicamente legítimos.
Por lo general, estos dudosos fenómenos no son ni replicables ni predecibles con
precisión. Los parapsicólogos son particularmente propensos a creer que sus
fenómenos desaparecerán cuando sean examinados por escépticos en condiciones
controladas. Estos pseudocientíficos afirman con frecuencia que, cuando otros no
pueden replicar sus resultados, esto es debido a que un talento especial por parte
del experimentador es necesario para lograr el efecto buscado. Sin embargo, es al
verificar sus métodos de recopilación de datos, cuando se comprueba que existen
en ellos multitud de estimaciones subjetivas realizadas por el experimentador.
Esto, como hemos visto en el caso de la fusión en frío, es a menudo la causa del
porque se obtienen resultados fraudulentos.

El tamaño del efecto encontrado es inversamente proporcional al tamaño de


los controles experimentales realizados. Cuando se ponen en marcha
procedimientos de doble ciego, se introducen grupos control adecuados, técnicas
de recolección de datos automatizadas, entre otros, se tiende a eliminar o reducir
en gran medida los tamaños de los efectos propuestos por los pseudocientíficos.
Wallace Sampson observó dicha relación en su revisión de la literatura sobre
acupuntura, y numerosos observadores como James Alcock, C. E. M. Hansel, y Ray
Hyman han venido resaltando esto durante décadas en sus críticas al ámbito de la
parapsicología.

Efectos de gran tamaño se atribuyen a causas que no son de magnitud


perceptible. A menudo, la magnitud de los efectos reivindicados por los
pseudocientíficos, en gran parte, no está relacionada con la magnitud del supuesto
agente causal. Por ejemplo, entre los que creen en la comunicación telepática, se
sostiene comúnmente que una pequeña cantidad de energía involucrada en los
procesos neuronales que constituyen diversos actos mentales puede ser detectada
en todo el mundo. Fue esta falta de congruencia entre la magnitud de causa y
efecto lo que más molestó a Albert Einstein cuando expuso al parapsicólogo JB Rin
sus dudas sobre la realidad de los fenómenos psíquicos.

Reivindicación de una inusual alta precisión, sensibilidad en la detección, y


exactitud de la medición. Los efectos declarados son de una magnitud cercana a los
límites inferiores admitidos en la detección de señales, tanto en el ámbito teórico
como en el práctico, es decir, están cerca del nivel de ruido introducido por el

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Seminari de Pràctiques 1

sistema utilizado en el experimento. En el trabajo parapsicológico actual, en el que


se utilizan generadores de números aleatorios, se infravalora la necesidad de
introducir un gran número de ensayos para así eliminar los posibles efectos del
azar, pues estos se asemejan, por ser muy pequeños, a los introducidos por los
aparatos de medida. Esto no prueba que los resultados presentados por el
ingeniero de Princeton, Robert Jahn sean fraudulentos, aunque plantean la
sospecha de que estos podrían ser debidos a algún tipo de artefacto. Así mismo,
estos estudios tampoco han sido replicados en experimentos llevados a cabo en
otros laboratorios (como el del profesor Stanley Jeffers del Departamento de Física
de la Universidad de York). En el caso de Jeffers, los experimentos se llevaron a
cabo con los propios miembros del equipo y, en algunos casos, con la misma gente
que financiaba el estudio.

NORMAS DE COMPORTAMIENTO EN LAS PSEUDOCIENCIAS


Distintos científicos han podido observar a los pseudocientíficos durante
sus quehaceres laborales. A partir de sus observaciones se pueden derivar algunas
generalizaciones acerca de los métodos habituales que estos utilizan. Mario Bunge,
por ejemplo, ha hecho hincapié en que, a diferencia de los científicos corrientes, los
pseudocientíficos no están interesados en descubrir nuevas leyes naturales, sino
que sus observaciones tienden a ser una mezcolanza de hechos inconexos y
suposiciones, a menudo contradictorios entre ellos. Su trabajo no es ni sintético ni
sistemático, pasando rápidamente de una manifestación aislada a otra. Como regla
general, no se utilizan ni análisis matemáticos ni la modelización matemática, ni
estas son especialmente valoradas. Del mismo modo, no se enfatiza la importancia
de la lógica en la deducción de hipótesis, en la integración de los datos con la
teoría, ni en las conclusiones a las que se llega. Es frecuente la referencia a una
autoridad incuestionable, y frecuentemente ya muy antigua, que define su ámbito
de estudio.
El escepticismo no es nunca bienvenido, ni desde dentro ni desde fuera del
ámbito en cuestión, como lo demuestra el hecho de que se invierte poco esfuerzo
en la búsqueda de ejemplos contradictorios, en explicaciones alternativas, o en
datos que refuten las hipótesis planteadas. Las críticas y los datos en contra se
justifican normalmente a posteriori. A los críticos se les ataca y no se tienen en
cuenta las bases de sus argumentos en contra.

Errores de juicio y prejuicios humanos. Muchos de los errores más graves


realizados por los pseudocientíficos derivan del hecho que, como grupo, son
conscientes de la necesidad de controles experimentales ajustados para así reducir
los errores que frecuentemente aparecen en la recopilación de datos cuando la
investigación no se basa ni en observaciones casuales ni en el razonamiento. Los
psicólogos cognitivos han estudiado las múltiples formas en que los seres humanos
pueden engañarse a sí mismos (véase, por ejemplo, los libros de Gilovich y de

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Història i Epistemologia de la Psicologia
Seminari de Pràctiques 1

Nisbett y Ross en las lecturas sugeridas al final de este texto). Estos investigadores
subrayan la necesidad de realizar observaciones sistemáticas, mecánicas y
cuantitativas para ayudar a compensar los posibles errores que pueden aparecer
en la toma de decisiones. El trabajo en este área sugiere que nuestras capacidades
cognitivas se desarrollaron bajo condiciones en las que era generalmente más
ventajoso el dar respuestas "rápidas aunque imprecisas" aunque suficientemente
parecidas a la respuesta exacta, que no obtener la respuesta exacta a través de un
razonamiento más preciso y lento. Debido a que son económicos en cuanto a
esfuerzo mental y nos llevan a estar cerca de la respuesta correcta, todos llevamos
a cabo con frecuencia acciones de este tipo, conocidas como "heurísticos
cognitivos." Aunque son útiles a largo plazo, estos hábitos de pensamiento pueden
conducirnos a errores importantes en determinadas condiciones. Además de
estudiar los errores atribuibles a la falibilidad de la inferencia (el dominio de
investigación conocido como "sesgos cognitivos y heurísticos"), los psicólogos han
estudiado también los fenómenos que nos llevan a conclusiones incorrectas
provenientes de la baja fiabilidad de la percepción y la escasa precisión de la
memoria.
Debido a estas incertidumbres en lo referente a la capacidad cognitiva de
los humanos en cuanto al procesamiento de grandes y complejos volúmenes de
datos, cuando muchas variables están interactuando a la vez en una situación
determinada es normal que no se pueda confiar en llegar a conclusiones correctas.
Muchas investigaciones han demostrado que la falta de compensación de estas
limitaciones cognitivas puede dar lugar a grandes errores sistemáticos en cuanto a
las inferencias que extraemos de los acontecimientos que ocurren en el mundo que
nos rodea. Es por eso que necesitamos la perspectiva científica.

Escrutinio público. Un requisito primordial de la ciencia es la acceso público


a los métodos y a los datos. Los pseudocientíficos a menudo se muestran esquivos
cuando los críticos piden examinar sus métodos o datos brutos. Un ejemplo es el
del "toque terapéutico", el descendiente moderno de la técnica de curación mágica
que solía ser conocida como "la imposición de manos". Esta antigua forma de
curación basada en la fe ha adoptado un barniz pseudocientífico y se ha vuelto muy
popular en algunas escuelas de enfermería y en algunos hospitales. Como era de
esperar, la evidencia experimental en este tipo de prácticas es inadecuada. Sin
embargo, hay un trabajo de investigación que siempre es citado por los defensores
del toque terapéutico, ya que, a diferencia del resto, parece haber incorporado los
tipos de controles exigidos por los investigadores biomédicos convencionales. De
forma superficial, este artículo escrito por un parapsicólogo llamado Daniel Wirth
parece haber respondido a las objeciones más evidentes. Aun así, uno se pregunta
por qué un documento de tal importancia tendría que ser relegado a publicarse en
un diario New Age llamado Energías Sutiles (Vol. 1, N ° 1), en lugar de, digamos, en
una revistas de gran reputación como Science o The New England Journal of
Medicine.

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Seminari de Pràctiques 1

Deseando esclarecer varias dudas sugeridas por algunas omisiones y vagas


alusiones en el artículo de Wirth, a Dale Beyerstein y Béla Scheiber se les impidió
tanto el acceso a más información como el acceso a sus datos brutos. Estos dos
críticos invirtieron decenas de horas repasando guías telefónicas, contactando con
asociaciones profesionales, enviando telegramas, y similares, para poder así
contactar con Wirth. Dejaron numerosos mensajes a personas que lo conocían y
mandaron distintos mensajes por correo a la dirección que aparece en su
publicación, que nunca fueron respondidos. Cuando Dale Beyerstein finalmente
contactó con el director de tesis de Wirth en el departamento donde recibió su
grado en parapsicología, este se mostró curiosamente reacio a admitir incluso si
sabía o no el paradero de Wirth. Teniendo en cuenta todos estos esfuerzos para
ponerse en contacto con Wirth, y las múltiples caminos que se emprendieron para
hacerle saber que les gustaría aprender más acerca de lo que realmente hizo en su
estudio, uno debe preguntarse si tenía razón alguna para no querer que sus datos
sean consultados.

El secreto y la sospecha. Los pseudocientíficos a menudo aparecen con


artilugios y aparatos sobre los que hacen afirmaciones fantásticas. Aunque a veces
se llevan a cabo demostraciones, éstas se realizan de tal manera que se impide el
poder observar los mecanismos o técnicas subyacentes. Los principios operativos
son frecuentemente vigilados con desconfianza por temor a que tan valiosa idea
sea robada. Tal fue el caso del Dr. Albert Abrams, uno de los charlatanes más
infames que se hayan conocido. Abrams amasó millones a principios de este siglo
mediante la venta de un dispositivo de tratamiento cerrado herméticamente al que
llamó "Osciloclasto". Los compradores estaban obligados a firmar una declaración
jurada de que nunca mirarían dentro de la caja que formaba este instrumento.
Después de la muerte de Abrams, uno de sus dispositivos fue abierto y se
encontraron multitud de cables y componentes no funcionales mezclados sin
sentido. Así pues, no es adecuado que un cliente satisfecho sirva de prueba sobre el
éxito de la técnica en cuestión, pues en este ejemplo vemos como dicha técnica no
era en absoluto curativa, aunque Abrams acumuló muchos seguidores devotos y
totalmente convencidos de que su técnica tenía poderes reales.

LA NECESIDAD DEL ESCEPTICISMO


El físico Victor Stenger dijo una vez que un fenómeno no se acepta como un
hecho científico hasta que su observación se convierte en algo habitual. Una de las
principales fortalezas de la ciencia es este escepticismo institucionalizado, donde
las cosas no son consideradas verdaderas hasta que se ha recopilado una cantidad
suficiente de evidencia. Por desgracia, el término "escepticismo" ha adquirido una
connotación peyorativa en la lengua vernácula del movimiento Nueva Era en la que
sus gurús han convencido a muchos de que requerir pruebas es innecesariamente
restrictivo. "Después de todo", dicen, "todo es posible si usted cree lo suficiente." A
pesar de esta interpretación errónea de su significado real, la palabra

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Història i Epistemologia de la Psicologia
Seminari de Pràctiques 1

"escepticismo" simplemente se refiere a un método de investigación. Un escéptico


es aquel que exige pruebas razonables y lógicas antes de otorgar de forma
provisional la etiqueta de “verdad”. Igualmente importante, un escéptico es
también aquél que modificará sus creencias si se le presentan otras evidencias.
Cuando doy conferencias públicas sobre este tema, con frecuencia me asalta
alguien del público que cree que está siendo hábilmente original con su línea de
pensamiento, "Soy escéptico sobre el escepticismo. Je. Je. Je” Entonces, echo mano
a mi diccionario y le digo:
-Está bien. ¿Y cuál es la alternativa que prefieres? El escepticismo, según el
Webster’s Collegiate Dictionary, es “el método en el cuál un juicio se suspende hasta
que avance la investigación; este incluye la investigación, el cuestionamiento, la
crítica, la duda”. Como punto de vista, es lo contrario a dogmatismo. El Thesaurus
internacional de Roget enumera entre los antónimos de escepticismo: la candidez,
la credulidad, la explotación, el sinsentido, la sencillez y la ingenuidad. ¿Cuántos de
nosotros desearíamos tener estos descriptores asociados a nosotros mismos?-
George Bernard Shaw dijo una vez que "el poder de la observación precisa
es llamado comúnmente cinismo por aquellos que no lo tienen". El escepticismo se
confunde a menudo con un cinismo que, como Shaw sabía, es algo muy diferente.
Aunque a veces es difícil no llegar a ser cínico cuando uno ve a pseudocientíficos
que se aprovechan del público crédulo, todavía es posible ser un escéptico educado
y cívico. El tipo de escéptico que me gusta alentar responderá amablemente: "Eso
es bueno, pero no tiene sentido para mí. ¿Me podría mostrar por qué cree en eso?”.
Este tipo de escéptico nunca asumirá a priori que está tratando con un loco o un
charlatán. Siempre serán necesarias distintas razones para respaldar esa
suposición.

PRINCIPIOS DE ESCEPTICISMO
Hoy en día es útil tener una idea concisa de lo que significa ser un escéptico.
Hay diferentes características de escepticismo, pero voy a hablar únicamente de
una de ellas. Un escéptico metodológico es aquel que, ante conflictos venideros,
considera la evidencia de manera justa y acepta, provisionalmente, cualquier
posición que mejor se sustenten en la lógica y la evidencia. Este enfoque
pragmático es diferente al del escéptico filosófico que niega la posibilidad de
volver a estar seguro de nada (en un sentido absoluto, puede tener razón, y esto
hace que sea muy difícil vivir sin angustia su propia vida). La posición del escéptico
metodológico también es diferente de la del escéptico patológico cuyas ideas están
tan firmemente enraizadas que se niega a examinar cualquier información
contraria. Tal individuo de mente cerrada no es mejor que el tonto crédulo que
acepta cualquier cosa sin preguntarse si tiene sentido. Ser abierto de mente llega a
ser una virtud si eso significa que uno está dispuesto a dar a sus oponentes una
oportunidad. Pero sólo porque alguien se niegue a cambiar sus ideas después de
haber hallado un caso incongruente eso no implica que la persona sea de mente
cerrada. En respuesta a tal insulto, William Orton respondió una vez: "Si usted

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Seminari de Pràctiques 1

mantiene su mente lo suficientemente abierta, la gente va a lanzar una gran


cantidad de basura en ella."
Los creyentes en diversas ámbitos de la pseudociencia suelen acusar a los
escépticos metodológicos de ser escépticos patológicos. Indudablemente, existen
algunos escépticos patológicos entre los críticos de la ciencia alternativa, pero, en
mi experiencia, la mayoría de los que discuten todos estos temas polémicos
estarían dispuestos a cambiar de opinión si se les presentaran una razón
suficientemente robusta para hacerlo. Por ejemplo, Phillip J. Klass, uno de los
opositores más convencidos del fenómeno OVNI, es un agnóstico sobre la cuestión
de la posibilidad de vida en otros lugares del universo pero no se opone a la idea
de que algún día podría ser demostrada la existencia de tales seres. Klass ha dicho
muchas veces que nada le gustaría más que escribir en Aviation Week and Space
Technology , la revista donde ha ejercido como editor durante más de 30 años, que
por fin hay pruebas firmemente aceptables sobre la existencia de extraterrestres y
de su visita a la tierra.
Para concluir este ensayo, aquí describo la esencia de la posición escéptica,
ya defendida en apartados anteriores:

1. Las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.


Cuanto más contra intuitiva es una afirmación, o cuanto esta más contradiga el
conocimiento existente y fácilmente demostrable, más se debe estar
convencido de que los datos que lo demuestran no han sido contrastados y que
resultan ser un fraude.

2. El peso de las pruebas lo tiene que proporcionar quien las propone. La


afirmación se mantiene o cae en función de la calidad de las pruebas que el
proponente pueda proporcionar. No es tarea del escéptico. Este no tiene por
qué sentirse obligado a ofrecer una contra-explicación. A veces la mejor
estrategia es, cuando se enfrentan a una afirmación dudosa, señalar su
improbabilidad lógica y la escasez de pruebas a su favor, y luego adoptar una
actitud de "esperar y ver".

3. Para ser tomadas en serio, las propuestas deben ser comprobables, al


menos en principio. Por encima de todo, las propuestas deben ser falsables.
Además, se deben presentar de forma clara y siguiendo una lógica rigurosa.
Debe señalarse explícitamente lo que se considerará como evidencia, a favor y
en contra de la propuesta, y lo que constituirá una cantidad adecuada de
pruebas.

4. La evidencia debe ser pública y accesible a todos los críticos competentes.


La ciencia es una actividad pública basada en la confianza. Con muy pocas
excepciones, cualquier investigador debe permitir que sus competidores serios
observen sus métodos o aparatos, o tengan acceso a los datos en bruto de un

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Seminari de Pràctiques 1

experimento. Más allá de la posibilidad de fraude, también puede darse el caso


de que los resultados hayan sido contaminados debido a variables sutiles no
controladas, que el experimentador puede no haber notado.

La aplicación de estas simples reglas de oro sería muy útil para ayudar a
desenmascarar a la pseudociencia. Se espera que, si los ciudadanos disponen de
esta información podrán evitar ser engañados por vendedores ambulantes de
diversas tendencias. Los principios descritos anteriormente son igualmente
aplicables a las declaraciones de los políticos o las historias que se puedan leer en
el periódico de la mañana. Más información sobre estos y otros ejemplos se pueden
obtener a partir de las referencias bibliográficas propuestas al final de este
documento. Antes de concluir, sería conveniente mencionar algunas de las razones
por las cuales vale la pena llevar a cabo este esfuerzo. Hay consecuencias prácticas;
no únicamente se trata de un ejercicio intelectual.

¿EN QUÉ CONSISTE EL DAÑO?


Aquellos que tratan de exponer ideas pseudocientíficas deben esperar ser
rotundamente rechazados por los científicos en sus respectivos ámbitos lícitos de
investigación y por razones obvias. Pero estos críticos a menudo son también
recriminados por otros que pueden o no tener alguna creencia en particular. La
crítica surge a veces del deseo encomiable, pero que está fuera de lugar, de
socorrer a alguien que se percibe como indefenso. Más a menudo, esto pasa porque
las pseudociencias tienden a ser vistas como una forma inofensiva que no debe ser
atacada tan desproporcionalmente por la comunidad científica. Los defensores de
la pseudociencia acostumbran a preguntar a los escépticos, "¿Cuál es el daño?" De
hecho, frecuentemente los costes individuales son a veces bastante modestos, pero
en general, las consecuencias del crecimiento generalizado de la pseudociencia son
mucho mayores de lo que muchos tienden a pensar. En el caso de los charlatanes
médicos que causan sufrimiento innecesario e incluso la muerte, los
psicoterapeutas mal entrenados que, sin querer, implantan recuerdos falsos de
abuso sexual, entre otros, está claro cuál es el impacto negativo, pero también hay
otros muchos casos de analfabetismo científico que pueden ser más sutiles. A
continuación se presenta una lista de otros tipos de daño relacionado con la
creencia en las pseudociencias.

1. El engaño público. La mayoría de la gente en general prefiere tener


información correcta y verdadera en la que basar sus creencias y tomar sus
decisiones. La gente no debería prosperar mediante la difusión de información
falsa, tanto si tiene la intención de inducir a error como si no.

2. Daño económico (publicidad engañosa). Las pseudociencias ofrecen poco


beneficio en relación al dinero que se obtiene por su aplicación.

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3. Nos alejan de opciones válidas. Las pseudociencias acaban siendo una


pérdida de tiempo y de dinero que podría haberse invertido de forma más
productiva. Por ejemplo, casos en que los pacientes renuncian a ser sometidos
a terapias médicas de demostrada utilidad o eficacia, y se someten a
charlatanes peligrosos, mientras que la evolución de su enfermedad progresa
hasta el punto que los tratamientos convencionales ya no les pueden ayudar.
Otro ejemplo sería el uso de la grafología para la selección de personal.

4. Promoción del pensamiento mágico (la mentalidad de "algo a cambio de


nada"). Las pseudociencias promueven la creencia de que un pensamiento
positivo puede sustituir al esfuerzo. Se fomenta la falsa esperanza de que hay
alguna propiedad mágica en el ser humano a la espera de ser revelada. Esto nos
desvía de hacer una cuidadosa reflexión y del trabajo duro necesario para
hallar soluciones reales a problemas a los que nos enfrentamos en el mundo
actual. En ciertos casos, como en la Alemania nazi, la promoción oficial de
creencias ocultistas y pseudocientíficas y la denigración del pensamiento
crítico ayudó a allanar el camino para que sucedieran acciones verdaderamente
monstruosas. Era precisamente el temor a este tipo de artes oscuras lo que
Sarvepalli Radha Krishnan estaba expresando cuando pronunció la
advertencia: "Si creemos en lo absurdo, vamos a cometer atrocidades."

5. Las pseudociencias alimentan falsas esperanzas y expectativas poco


razonables. Por ejemplo, las creencias "Post-modernistas" y Nueva Era sobre
el potencial humano afirman que las limitaciones físicas y personales son sólo
convenciones arbitrarias. Por desgracia, existen limitaciones muy reales en las
habilidades humanas para hacer frente a la naturaleza y a nosotros mismos. Es
la intransigencia a estas barreras las que hacen las propuestas
pseudocientíficas tan optimistas y atractivas.

6. La imposibilidad de superar estos obstáculos puede conducir a la auto-


recriminación, al deterioro de la imagen de uno mismo, y a la depresión.
Cuando la técnica pseudocientífica no funciona, o los cambios deseados no
duran, lo más probable es que el cliente decepcionado crea que el problema
proviene de él mismo ("Soy un caso perdido. No me esfuerzo lo suficiente “) en
lugar de ver que en realidad proviene de un individuo vendedor de falsas
esperanzas.

7. El ambiente en el que prosperan las pseudociencias contribuye a una


disminución de la formación científica y del pensamiento crítico. La
difusión de las pseudociencias desalienta el derecho de cualquier potencial
cliente de exigir evidencias aceptables obtenidas en ensayos imparciales,
controlados, en lugar de a través de testimonios sin fundamento de clientes
satisfechos.

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Seminari de Pràctiques 1

8. La disminución de la formación científica resta valor a la capacidad de los


ciudadanos para tomar decisiones consensuadas sobre muchas
cuestiones en política. Hay un número creciente de opciones a las que se
enfrentan los votantes en las democracias industrializadas que no se pueden
entender correctamente sin al menos estar familiarizado con los principios
básicos de la ciencia. Encuesta tras encuesta se confirma que la mayoría de los
norteamericanos son científicamente analfabetos (y, a menudo orgullosos de
ello). Del mismo modo, nuestro bienestar en una era de competencia
económica global dependerá cada vez más de la disponibilidad de una mano de
obra científicamente bien formada. Es irónico que muchas de las naciones del
Lejano Oriente que amenazan con adelantarnos en mercados tecnológicamente
sofisticados han adoptado métodos científicos occidentales, mientras que los
creyentes de la Nueva Era en Occidente han abogado por un cambio hacia
antiguas doctrinas orientales que son, supuestamente, "otras formas de
sabiduría” superiores. Nuestros competidores orientales han estado
cosechando los beneficios económicos de sus esfuerzos a través de mejorar el
conocimiento en las escuelas tanto de matemáticas como de ciencias, mientras
que hemos permitido que nuestros cursos sobre ciencias sean cada vez más
opcionales en nuestros sistemas escolares, y las pseudociencias incluso han
tenido acceso al plan de estudios en algunas localidades. Es triste decirlo, la
promoción del relativismo extremo y las actitudes anti-científicas aún
prevalecen en muchas de nuestras mejores universidades. Más evidencias
sobre estas tendencias perturbadoras se encuentran en Higher Superstition:
The Academic Left and Its Quarrels with Science de Paul Gross y Norman Leavitt
(Johns Hopkins University Press, 1994).

RESUMEN Y CONCLUSIONES
El fallecido Premio Nobel, Richard Feynman, no sólo fue uno de los más
grandes científicos que ha producido América, sino que también tenía un gran
interés en destapar falsas investigaciones, a las que llamaba "la ciencia de cargo y
de culto." 10 Feynman describía a este tipo de investigaciones como iniciativas

10El término "cultos del cargamento" se refiere a las sociedades Melanesias pre-tecnológicas que,
durante la Segunda Guerra Mundial, fueron las destinatarias accidentales de diversos lanzamientos
de provisiones que no alcanzaron los destinos previstos en las operaciones de abastecimiento
militar aéreo. Cuando más tarde los antropólogos entraron en contacto con estas tribus aisladas, se
dieron cuenta de que estas habían formado explicaciones hipotéticas sobre el por qué de tal suerte
en cuanto a estos objetos caídos del cielo. Habían incorporado especulaciones en sus rituales,
diseñados para que volvieran esos “seres misteriosos” que les habían entregado tales objetos. En
este proceso, las conjeturas elaboradas fueron evolucionando hasta convertirse en dogmas
religiosos en toda regla. Sin saber para qué servían algunos de los artículos conseguidos por la
imprecisión de los abastecimientos aéreos militares, a menudo fueron construidos diferentes
iconos y herramientas para utilizarse en ceremonias complejas. Feynman estableció paralelismos
entre los rituales de los pseudocientíficos y estas tribus pre-tecnológicas.

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falsas que aparentemente parecen hacer ciencia, pero que no tienen un ápice de
ésta. Como Anthony Pratkanis expuso en un artículo en la edición de primavera de
1992 de The Skeptical Inquirer (p. 264), la ciencia de cargo y de culto tiene la
ilusión de la objetividad, pareciendo ser un estudio cuidadoso, y siguiendo los
pasos de un experimento, pero carece de un importante ingrediente: el
escepticismo, o echar una mirada hacia atrás para ver si uno puede estar
equivocado. La esencia de la ciencia es dudar de las propias interpretaciones y
teorías de manera que sea posible mejorarlas.
Es esta falta de duda, de auto-examen y de voluntad de buscar alternativas a
sus propias explicaciones, junto con la naturaleza reconfortante de las
conclusiones expuestas, la que nos muestra el por qué de la longevidad de las
pseudociencias. Prácticamente nunca desaparecen. Solo hay que darse cuenta de
fenómenos como el resurgimiento de la astrología, la grafología, la homeopatía, el
toque terapéutico, la frenología, el espiritualismo,. . . .
A muchos nos puede resultar extraño el hecho que las pseudociencias hayan
resultado tan populares precisamente en sociedades que por otro lado son tan
dependientes de la ciencia válida a la hora de tratar su salud, seguridad,
entretenimiento, nutrición, por no hablar de su productividad y del bienestar
económico. La culpa de esta creencia generalizada en las pseudociencas puede
tener su origen en un sistema escolar que hace un trabajo inadecuado en cuanto a
enseñar la cultura científica básica en la población desde un buen principio. Esto es
indudablemente cierto hasta cierto punto, pero en este ensayo hemos visto que
también hay una serie de factores psicológicos que hacen que las pseudociencias
sean particularmente atractivas. Algunas pseudociencias pueden aumentar y
disminuir en popularidad, pero los mensajes de esperanza que transmiten son tan
atractivos que una refutación total en una determinada época está lejos de ser una
garantía de que no van a resurgir de las cenizas en generaciones posteriores (ver
Carl Sagan, A Demon Haunted World: Science as a Candle in the Dark, Random
House, 1996).
Mediante este ensayo se pretende que el lector que desee desarrollar un
sentido crítico realista tenga algunas herramientas para separar los esfuerzos
científicamente fundamentados de las propuestas que solamente aparentan ser
una cosa real. Las lecturas que siguen, así como las que han ido apareciendo a lo
largo del texto, deberían ayudar en la búsqueda de dichas herramientas. Todas
ellas son útiles al recordarnos que hay que estar alerta frente a la larga tradición
de consumidores ideológicos existentes: Caveat emptor!

LECTURAS SELECCIONADAS SOBRE PSEUDOCIENCIA Y ESCEPTICISMO


General:
 The Skeptical Inquirer. Published bi-monthly by the Committee for the Scientific
Investigation of Claims of the Paranormal. Box 703, Amherst, NY 14226-0703 USA;
(716) 636-1425. — contiene críticas científicas sobre todas las áreas de las
pseudociencias y los fenómenos ocultos.

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 The Rational Enquirer. Published quarterly by the British Columbia Skeptics. Box
48844 Bentall Centre, Vancouver, B.C. V5A 1S6. (En las últimas páginas podréis hallar
direcciones de grupos similares en vuestra propia provincial o estado).
 Abell, G. & Singer, B., eds. (1981) Science and the Paranormal. NY: Charles Scribner’s
Sons.
 Baker, R. & Nickell, J. (1990) Missing Pieces: How to Investigate Ghosts, UFOs, and Other
Mysteries. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Frazier, K., ed. (1991) The Hundredth Monkey and other Paradigms of the Paranormal.
Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Gardner, M. (1952) Fads and Fallacies in the Name of Science. NY: Dover Publications.
 Gardner, M. (1981) Science: Good, Band and Bogus. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Giere, R. N. (1984) Understanding Scientific Reasoning. (2nd Edition) NY: Holt, Rinehart
and Winston.
 Gilovich, T. (1991) How We Know What Isn’t So: The Fallibility of Human Reason in
Everyday Life. NY: The Free Press.
 Hines, T. (1988) Pseudoscience and the Paranormal. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Jahoda, G. (1969) The Psychology of Superstition. NY: Jason Aronson.
 Kurtz, P., ed. (1985) A Skeptic’s Handbook of Parapsychology. Buffalo, NY: Prometheus
Books.
 Kurtz, P. (1986) The Transcendental Temptation: A Critique of Religion and the
Paranormal. Buffalo, NY.: Prometheus, Books.
 Kurtz, P. (1992) The New Skepticism. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Ludwig, J., ed. (1978) Philosophy and Parapsychology. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Nisbett, R. & Ross, L. (1980) Human Inference: Strategies and Shortcomings of Social
Judgment. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.
 Paulos, J. (1988) Innumeracy: Mathematical Illiteracy and Its Consequences. NY: Hill &
Wang.
 Radner, D. & Radner, M. (1982) Science and Unreason. Belmont, CA: Wadsworth
 Randi, J. (1980) Flim-Flam: The Truth about Unicorns, Parapsychology and Other
Delusions. NY: Lippincott.
 Rothman, M. (1988) A Physicist’s Guide to Skepticism. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Stenger, V. (1990) Physics and Psychics. Buffalo, NY: Prometheus Books.

Astrology:
 R. Culver & Ianna, P. (1984) The Gemini Syndrome. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Dean, G. (1987) Does Astrology Need to be True? The Answer is No. The Skeptical
Inquirer, 11: 257-273.
 Furnham, A. (1991) Hooked on Horoscopes. The New Scientist, 26, 33-36.
 Kelly, I. (1980) The Scientific Case Against Astrology. Mercury, 135-142.

The Bermuda Triangle:


 Kusche, L. (1975) The Bermuda Triangle Mystery--Solved. NY: Warner Books.
Creation Science ("Creationism").
 Kitcher, P. (1982) Abusing Science: The Case Against Creationism. Cambridge, Mass.:
MIT Press.
 McGowan, C. (1983) In the Beginning: A Scientist Shows Why the Creationists are
Wrong. Toronto: Macmillan Canada.
 Ruse, M. (1982) Darwinism Defended: A Guide to the Evolution Controversies. Reading,
Mass.: Addison-Wesley.

Dowsing (Water Witching):

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Seminari de Pràctiques 1

 Vogt, E. & Hyman, R. (1979) Water Witching U.S.A., Chicago: University of Chicago
Press.

Carlos Castaneda, Teachings of Don Juan:


 de Mille, R. (1978) Castaneda’s Journey. Santa Barbara, CA: Capra Press.
 de Mille, R. (1980) The Don Juan Papers. Santa Barbara, CA: Ross-Erikson Publishers.

E.S.P./Psychic Powers:
 Alcock, J. (1981) Parapsychology: Science or Magic? Oxford: Pergammon Press.
 Hansel, C.E.M. (1980) ESP and Parapsychology: A Critical Re-evaluation. Buffalo, NY:
Prometheus Books.
 Hyman, R. (1991) The Elusive Quarry: A Scientific Appraisal of Psychical Research.
Buffalo: Prometheus.
 Marks, D. & Kammann, R. (1980) The Psychology of the Psychic. Buffalo, NY:
Prometheus Books.
 Wiseman, R. and Morris, R. (1995) Guidelines for Testing Psychic Claimants.
Hertfordshire, UK: University of Hertfordshire Press.

Faith Healing, Medical Quackery, Alternative Medicine:


 NCAHF Newsletter. Published by the National Council Against Health Fraud. Wallace
Sampson, Chair, P.O. Box 1276, Loma Linda, CA, U.S.A. 92345.
 Armstrong, D. & Armstrong, E. (1991) The Great American Medicine Show. NY: Prentice
Hall.
 Barrett, S. & Knight, G., eds. (1976) The Health Robbers. Philadelphia: George Stickley.
 Barrett, S. (1990) Health Schemes, Scams, & Frauds. Mt. Vernon, NY: Consumers Union.
 Nolen, W. (1974) Healing: A Doctor in Search of a Miracle. NY: Fawcett Crest.
 Pantanowitz, D. (1994) Alternative Medicine: A Doctor’s Perspective. Cape Town, S.A.:
Southern Book Publ.
 Randi, J. (1989) The Faith Healers. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Skrabanek, P. & McCormick, J. (1990) Follies and Fallacies in Medicine. Buffalo, NY:
Prometheus Books.
 Stalker, D. & Glymour, C., eds. (1985) Examining Holistic Medicine. Buffalo, NY:
Prometheus Books.

Handwriting Analysis (Graphology):


 Beyerstein, B. & Beyerstein, D., eds. (1992) The Write Stuff: Evaluations of Graphology.
Buffalo, NY: Prometheus Books.

Mediums, Psychics, Spiritualism:


 Christopher, M. (1975) Mediums, Mystics, and the Occult. NY: Thomas Crowell.
 Fuller, U. (1975) Confessions of a Psychic. Teaneck, NJ: Karl Fulves.
 Fuller, U. (1980) Further Confessions of a Psychic. Teaneck, NJ: Karl Fulves.
 Houdini, H. (1924, 1972) A Magician Among the Spirits. NY: Harper.
 Houdini, H. (1980) Miracle Mongers and their Methods. Toronto: Coles Publishing.
 Hyman, R. (1977) Cold reading: How to convince strangers you know all about them.
The Zetetic, 1(2): 18-37.
 Keene, L. (1976) The Psychic Mafia. NY: St. Martin’s Press.
 Randi, J. (1973) The Magic of Uri Geller. NY: Ballantyne.

Miracles:
 Nickell, J. (1993) Looking For A Miracle. Buffalo, NY: Prometheus Books.

Near-Death Experiences; Out-of-Body Experiences:

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Seminari de Pràctiques 1

 Alcock, J. (1981) Pseudoscience and the soul. Essence, 5(1): 65-76.


 Blackmore, S. (1982) Beyond the Body. London: Heineman.
 Blackmore, S. (1988) Visions from the dying brain. The New Scientist, 5, 43-45.
 Blackmore, S. (1993) Dying to Live. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Christopher, M. (1979) Search for the Soul. NY: Crowell.

New Age Nonsense:


 Basil, R., ed. (1988) Not Necessarily the New Age. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Schultz, T., ed. (1989) The Fringes of Reason: A Whole Earth Catalog. NY: Harmony
Books.

Nostradamus:
 Randi, J. (1992) The Mask of Nostradamus. Buffalo, NY: Prometheus Books.

Pop-Psychology:
 Druckman, D. and Swets, J., eds. (1988) Enhancing Human performance: Issues,
Theories, and Techniques. Washington, DC: National Academy Press.
 Gambrill, E. (1990) Critical Thinking in Clinical Practice. San Francisco: Josey-Bass.
 Kaminer, W. (1992) I’m Dysfunctional–You’re Dysfunctional: The Recovery Movement
and other Self-help Fashions. Reading, MA: Addison-Wesley.
 Meyer, D. (1965) The Positive Thinkers: A Study of the American Quest for Health,
Wealth and Personal Power from Mary Baker Eddy to Norman Vincent Peale. Garden
City, NY: Doubleday/Anchor.
 Rosen, G. (1987) Self-help treatment and the commercialization of psychotherapy. The
American Psychologist, 46-50.
 Rosen, R. D. (1978) Psychobabble: Fast Talk and Quick Cure in the Era of Feeling. NY:
Atheneum.
 Pankratz, L., ed. (1990) Unvalidated, Fringe, and Fraudulent Treatment of Mental
Disorders. Special edition of the International Journal of Mental Health, Vol. 19, 3,
Armonk, NY: M. E. Sharpe.

Scientology:
 Evans, C. (1973) Cults of Unreason. NY: Farrar, Straus, and Giroux.
 Miller, R. (1987) The Bare-faced Messiah: The True Story of L. Ron. Hubbard. Toronto:
Key-Porter Books.

Strange Subjective Experiences:


 Neher, A. (1990) The Psychology of Transcendence. NY: Dover Publications.
 Reed, G. (1988) The Psychology of Anomalous Experience. Buffalo, NY: Prometheus
Books.
 Zusne, L. & Jones, W. (1989) Anomalistic Psychology: A Study of Magical Thinking.
Hillsdale, NJ: L. Erlbaum.

OVNIS:
 Condon, E. (1969) Scientific Study of Unidentified Flying Objects. NY: Bantam Books.
 Klass, P. (1974) UFOs Explained. NY: Random House.
 Klass, P. (1983) UFOs: The Public Deceived. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Klass, P. (1991) UFO Abductions: A Dangerous Game. Buffalo, NY: Prometheus Books.
 Sagan, C. & Page, T. (1972) UFOs: A Scientific Debate. NY: W. W. Norton.
 Sheaffer, R. (1990) The UFO Verdict: Examining the Evidence. Buffalo, NY: Prometheus
Books.

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