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“Escribir es...

I
Ayeres se posan y pesan,
pasan por la penumbra del bosque de los recuerdos,
poseen brotes irritados,
posan, como gárgolas,
a la espera del viandante con mortaja,
la del silencio que evacúa formas inocuas
que nadie ha pensado aún.
Ayeres que terminan en nube,
que desmoronan el pan del relámpago en finas arañas.
El ruido que es ruido nada más,
no tiene forma, hiede.
Descompone sinfonías, las posa en áspero terciopelo,
esparciendo las entrañas de un cordero.
Ayeres que ya son llanto, ya son ruina.
Ya no despuntan en canto hacia el horizonte.
Vuelo de ruiseñor que se apaga, navegante de ultramar que encalla.
¡Calla! Que ya es de noche.
Todo se apaga. Incluso la vida.
La vida que sostuvimos tratando de respirar
bajo las aguas más negras.
Terminan en nube de hojalata.
Terminan sobre tu sábana.
Roen lo poco que queda con ruido
en jaurías descomunales.
Y no recuerdo una catástrofe igual,
donde los silenciosos se ahogan,
los pardos se callan,
las estrellas palidecen,
y los ladrones ladran
con la enorme barriga de su putrefacción.

Nov. 2017. ©Óscar Velázquez

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