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Pablo Garzón Patricia Caballero Susana Laorden Carlos Amor-gil

GRUPO 30: grupo pequeño nº5

¿Fue la revolución industrial inglesa consecuencia de una acumulación de eventos que


se produjeron al azar?

Este ensayo pretende responder a la pregunta: ¿fue la revolución industrial inglesa


consecuencia de una acumulación de eventos que se produjeron al azar? Una
clara definición de las causas de la revolución industrial en Inglaterra son, hoy
por hoy, una empresa difícil dado que carecemos del tiempo y de los recursos
necesarios para llevar a cabo tan profunda tarea de investigación. Sin embargo
utilizaremos algunas pautas generales para determinar que camino habría
seguido la acumulación de eventos que influyeron en la revolución industrial:
La revolución agrícola, iniciada en el siglo XVI, posibilitó mediante un lento
crecimiento la generación de alimentos suficientes para alimentar a un sector
no agrícola. No obstante, durante las primeras décadas de la revolución
industrial, debido fundamentalmente a factores climatológicos y demográficos,
se produjo un déficit alimenticio que obligó a aumentar el comercio exterior.
Ya a partir de 1800, hubo un aumento de la productividad de la agricultura
motivada por el abaratamiento y mejora de los factores de producción como
consecuencia de la revolución industrial. Podemos decir que aunque el
crecimiento agrícola afectó a la industrialización, esta pudo haber tenido lugar
sin él.
Inglaterra poseía, por otro lado, niveles iniciales en las redes de transporte superiores a
las de otros países europeos debido a fines militares y financiados por la
empresa capitalista nativa. Así, las redes de carreteras, posteriormente
desplazadas por el transporte marítimo, facilitaban la distribución de alimentos
y factores de producción. El mejor transporte facilitó el progreso técnico y, la
aplicación de ideas y principios de la industria al transporte posibilitó el
nacimiento de los canales, cuyo objetivo básico era el transporte de carbón y
fueron una parte esencial de la propia revolución industrial.
El comercio exterior había sido considerado tradicionalmente (hasta 1950) como motor
de la revolución industrial. Pero se comprueba que no fue, ni mucho menos, el
causante de la revolución industrial, sino que fue más bien una consecuencia.
Durante la revolución industrial las tasas de comercio exterior eran muy bajas
en cuanto a exportaciones. En cambio las importaciones ayudaron a que la
industria mejorase. Perfectamente el comercio exterior podría haber sido
sustituido por un comercio interior si los precios hubiesen descendido. Más
tarde como consecuencia de la revolución industrial el comercio ya fue un
aspecto importante de la evolución, por eso se habla de consecuencia y no
causa. El comercio exterior estuvo ligado con el cambio en la tecnología.
En cuanto al crecimiento de la población se ha visto que no fue el causante de la
revolución industrial. Pudo haber ayudado en la industria, al haber más mano
de obra se puede crear industrias más grandes porque hay mayor demanda de
trabajo en las fábricas. Pero igualmente, esta idea no se puede saber a ciencia
cierta, no existe una relación lineal positiva fuerte entre el crecimiento de la
población y el desarrollo de las industrias.
El cambio tecnológico ha sido considerado por diferentes economistas como el
elemento condicionante del alza de la productividad del trabajo. Este avance
tecnológico se da a través de desarrollos anteriores. Es lo que se conoce con el
nombre de “progreso autocorrelacionado”. Pueden encontrarse dos motivos por
los que se de este tipo de innovación a saltos, el primero, que ciertas
actividades sean complementarias y, el segundo, que el cambio en la
asignación de recursos lleve consigo costes. En la explicación del cambio
técnico como elemento condicionante de la revolución industrial inglesa, se ha
dado bastante importancia al cambio que se dio en este país, del uso madera a
carbón como materia prima. Este hecho lleva a pensar en la existencia de una
llamada “curva de aprendizaje” en el uso del carbón, que muestra como los
costes disminuyen y la experiencia aumenta a medida que se incrementa la
producción. Por otra parte, hay que dar bastante importancia a las fábricas, que
separaron el hogar de la empresa y motivaron un cambio en la forma de vida.
Se considera la fábrica como una fuente importante de crecimiento de la
productividad. Los motivos por los que se crearon las fábricas fueron, el
primero de ellos, la creación de economías de escala, y el segundo, el control
de los trabajadores, ya que con el trabajo a domicilio este aspecto era bastante
complicado.
En cuanto al trabajo se refiere se distinguen dos enfoques o puntos de vista: el de que el
trabajo era un recurso escaso, por lo que para que la Revolución Industrial
triunfase, tendría que haberse producido en algún lugar con una amplia mano
de obra barata. El otro enfoque sostiene que la invención de nuevas tecnologías
se realizaba con el fin de reducir el trabajo, y como el trabajo seguía siendo
escaso, la evolución de la tecnología no paro de crecer estrepitosamente.
Llama la atención sobre todo la transformación que se produjo en la sociedad de la
época, pues se produjo un cambio en sus costumbres y lugares donde
habitaban, se trasladaron del campo a las ciudades o sistemas urbanos, horas de
trabajo que dependían de tus superiores, etc.
El capital se mantuvo a flote durante la revolución industrial gracias a tres fuentes: las
fuentes internas, los mercados informales y los mercados formales. Las fuentes
internas consistían en un inversor que explotaba sus propias riquezas privadas.
Los mercados informales se apoyaban en préstamos de familiares, amigos,
socios…gente que en general se conocían personalmente. Los mercados
formales en cambio, se fundamentaban en una serie de intermediarios (bancos,
compañías de seguros…) que hacían el trabajo de relacionar a prestatario y
prestamista.
Resulta difícil pues dar una única respuesta a la cuestión que se plantea. Es innegable
que en el momento de producirse la revolución industrial habían confluido una
serie de factores y circunstancias inéditas. Sin embargo, parece que en la
actualidad los autores tienden a considerar la revolución industrial con un
criterio de autosuficiencia, de forma que la misma interactúa con su entorno
siendo más causa que consecuencia del mismo.

BIBLIOGRAFÍA

-Mokyr, J. (1987), “La revolución Industrial y la Nueva Historia Económica (I)”, RHE-JILAEH, Año nº
5, Nº 2, 1987, Págs. 450-456.
-Phyllis Deane, “La primera revolución industrial”. Península, 9ª edición, Págs. 45-80.

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