Aparición de la víctima
En los años 60, a raíz de los cambios sociales, se produce un creciente interés por
las víctimas, acompañado de tres circunstancias (Aguado, 1994).
1. Los marcos teóricos creados por la Psicología social que pueden ser
aplicados (indefensión aprendida, teorías de la atribución, categorización
social, desarrollo moral, etc.), así como la difusión en congresos, simposios,
etc.
2. El interés por la víctima que se despierta en EEUU a partir del asesinato de
Kitty Genovese (asesinada en la calle sin que ningún vecino la ayudara o
llamara a la policía) y las primeras “Encuestas nacionales de
Victimazación”.
3. El movimiento feminista, que exige mayor atención hacia la violencia contra
las mujeres y que dirige fuertes críticas al enfoque etiológico de la
victimología y al reduccionismo exagerado de las tipologías establecidas,
especialmente al de “víctima provocadora”.
Enajenación de la víctima
Autores como Ziegenhaguen, (1997); Chistie, (1981), y Weis (en Bustos y Larrauri,
1993) cuestionan la apropiación del conflicto y el problema por el Estado, y que
además, parta de la suposición que lo resuelve a satisfacción de sus actores. Si
bien el Estado vela por el bien público y por el de la víctima, también es cierto que
impone una pena (derivada del interés público) bajo unas leyes, una determinada
forma de investigar y acusar, realizada sólo por expertos, y a pesar de que sea la
víctima la que da pie al proceso, se le resta capacidad de acción. La víctima pasa
automáticamente a la situación de “débil”, se convierte en una “prueba” y no en
participante ni agente de la resolución de su conflicto; deja de ser dueña de lo que
le ocurrió y pasa a ser dueña, simplemente, de su sufrimiento.
Reparación de la víctima
Son los efectos inducidos sobre la víctima y su entorno social como consecuencia
de una serie de actos interpersonales y sociales tipificados penalmente como
delito.
La actitud penal.
Las “víctimas jurídicas” son aquellas que, a través del tratamiento jurídico,
adquieren legitimidad para reclamar, incorporar, mantener y mejorar una serie de
derechos para sí mismas y su entorno. El estatus de víctima jurídica es positivo
para la defensa de sus derechos y para el ordenamiento del sistema social y la
convivencia, aunque deben prevenirse los efectos secundarios a la intervención
institucional (victimización secundaria).
Tipos de víctimas
Estas pueden ser víctimas con resultado de lesiones o muerte, por surgir el
delito, precisamente, como represalia o venganza, por la previa intervención
de la víctima. Son personas que se exponen, u ofrecen a un grave riesgo.
Situaciones específicas.
No específicas o peligrosas.
Intermedias.
Las situaciones específicas son aquellas en las cuales la ocasión está presente,
se refiere esta modalidad a las personas que por su comportamiento provocan
actos desastrosos para ellas mismas, que pueden provocar la muerte o la
violación, o el robo con violencia, examinado ya, el ejemplo que trae, el autor es el
parricidio (la víctima de un padre autoritario y odiado). Son los torturadores de
esposas verdugos de hogares se relacionan con estos resultados. La ocasión no
es buscada por el delincuente. Las situaciones no específicas, la ocasión es
buscada por el delincuente, así tenemos el caso del extorsionador, él se comporta
como un cazador, goza persiguiendo a su presa, mientras que la víctima, la
consume la angustia y el tormento.
Los factores que influyen en las relaciones del delincuente y su víctima son de
tipo: a) Biológico; b) Social.
a) Entre los factores de tipo biológico: la edad: los infantes, quienes son
víctimas de muerte temprana (infanticidio, por la madre, pero muchos
mueres en manos de las cuidadoras), la infancia está expuesta (sea de
clase alta o baja), claro que la miseria los expone más a maltratos, a
explotación y delitos sexuales, a la pornografía y hasta abusos de los
vigilantes, cuidadores, dentro de los colegios, maestros e instructores. La
adolescencia sometida a incitaciones y la ancianidad expuesta al despojo.
b) El sexo