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La Ley procesal obliga al titular de la acción penal o sea al Ministerio Público a probar su imputación
o acusación y en consecuencia a generarla certeza en el ánimo de los juzgadores acerca de la
culpabilidad del o los acusados; como lo establece nuestro Código Procesal Penal, Decreto 51-92 en
su Artículo 46 “Ministerio Público”. El Ministerio Público, por medio de los agentes que designe,
tendrá la facultad de practicar la averiguación por los delitos que este Código le asigna, con
intervención de los jueces de primera instancia como contralores jurisdiccionales. Asimismo,
ejercerá la acción penal conforme los términos de este código. En tanto, que a la defensa le basta
con provocar una duda razonable en los mismos jueces para que estos absuelvan a sus patrocinados.
Objeto de los medios de prueba El objeto de los medios de prueba es todo aquello susceptible de
ser probado, sobre lo que debe o puede recaer la prueba. Son objeto de prueba, la experiencia
común (usos y costumbre locales, regionales y universales) y el derecho extranjero, siempre y
cuando todos estos aspectos sean objeto de la controversia. Pero no son objeto de prueba los
hechos notorios y evidentes ni el derecho vigente y positivo o aquellos hechos sobre los cuales las
leyes prohíben en forma expresa que sean objeto de prueba, por ejemplo, la prueba sobre la
veracidad de las injurias. En el proceso penal, la prueba ha de versar sobre la existencia del hecho
delictivo objeto de la acusación, así como las circunstancias calificantes, agravantes, atenuantes o
justificantes que tengan relevancia en la punibilidad o tiendan a probar la extensión del daño
causado.