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Índice
1 Etimología
2 Historia
2.1 Origen hasta la escisión de los shoshones (s. XIII-XVII)
2.2 División de los shoshones y aparición de los comanches (1706-1720)
2.3 Expulsión de los apaches al sur del río Canadian (1720-1725)
2.4 Adaptación a las Grandes Llanuras (1725-1740)
2.5 Guerras contra los osages y ruptura con los utes (1740-1762)
2.6 Conquista de las llanuras de Texas (1752-1780)
3 Sociedad
3.1 Rancherías y nʉmʉnahkahnis
3.2 El paraibo
3.3 La poliginia
3.4 La esclavitud
4 Idioma
5 Demografía
6 Gobierno
7 Economía
8 Instituciones culturales
9 Véase también
10 Notas
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
Etimología
Los utes también se referían a los comanches como los «hombres del sudeste de
grandes pies», en alusión a la costumbre que compartían con los siux de calzar
grandes mocasines.7 En la lengua de signos de las Grandes Llanuras a los comanches
se les conoce como las «serpientes», con un gesto que se realiza poniendo la palma
de la mano derecha hacia abajo acompañado de un movimiento ondulante del brazo.1
Historia
Origen hasta la escisión de los shoshones (s. XIII-XVII)
Los comanches también se incorporaron con los utes al activo comercio de esclavos
que se desarrollaba en las zonas fronterizas con las colonias españolas. Las leyes
españolas prohibían en teoría la esclavización de los indios, pero la institución
pervivía en la práctica por medio de ficciones legales como el «rescate», que
pretendían que a los indios obtenidos por este sistema se les liberaba de la
cautividad y se les podía apartar del paganismo proporcionándoles enseñanza
religiosa. La demanda era intensa porque había fuertes restricciones para la
esclavización de los indios pueblo de Nuevo México, la mayoría ya convertidos al
cristianismo y sometidos al sistema de repartimiento, una vez abolida la encomienda
después de la revuelta de 1680.18 Comanches y utes apresaban cautivos mediante
incursiones en territorio navajo y pawnee, pero sobre todo apaches jicarilla y
carlana que terminaban como sirvientes en las mansiones de la elite colonial, en
las minas de Nueva Vizcaya y Zacatecas, o incluso eran exportados a Cuba.19
Sin respaldo español los apaches estaban indefensos y, tras una serie de nuevos
ataques devastadores de los comanches, en noviembre de 1723 una delegación enviada
a Santa Fe ofreció su sumisión política y conversión religiosa completa a cambio de
la instalación de un presidio dotado de guarnición en la aldea de La Jicarilla, a
orillas del río Canadian. El gobernador Juan Domingo de Bustamante partió con
cincuenta soldados para inspeccionar la zona, pero en enero de 1724 los comanches
atacaron la aldea y exigieron la entrega de todas las mujeres y los niños.
Bustamante rescató a sesenta y cuatro rehenes en una nueva expedición, pero las
vacilaciones españolas sobre la conveniencia de colonizar la región hicieron huir a
los apaches y convirtieron al Canadian en la nueva frontera meridional de comanches
y utes.26 Estos planes de colonización fueron definitivamente abandonados tras un
informe del brigadier general Pedro de Rivera, quien tras una gira de inspección
iniciada en 1724 a las fronteras de Nueva España concluyó que cualquier expansión
sería insostenible en vista de la precariedad de los recursos disponibles,
insuficientes incluso para consolidar el dominio de los territorios ya
adquiridos.27
El final de la guerra hizo que se reanudara entre los comanches y Nuevo México una
intensa actividad comercial, centrada en los mercados de Taos y de la zona de
Chama, basada en el suministro a los indios pueblo de carne y cuero de bisonte, sal
y sobre todo esclavos. El tráfico de esclavos estaba prohibido, pero alejada la
zona del control de las autoridades coloniales, se practicaba de forma intensiva y
estaba legalizado en la práctica. El número de «genízaros» (antiguos esclavos
indios) era tan elevado que se les autorizó a establecer aldeas en la frontera y,
en 1737, el gobernador Enrique de Olavide y Michelena dictó una orden por la que el
pago de «rescates» debía notificarse a las autoridades.30
Este importante revés coincidió con una grave crisis para los comanches ya que a
mediados de la década de 1740 también se enfrentaban a otras amenazas en el resto
de sus fronteras: al norte, en torno al río Loup, continuaba la presión de los
pawnees, que proseguían sus ataques antes dirigidos a los apaches; pero el peligro
más importante venía del este donde la expansión de los poderosos osages amenazaba
con extenderse a las llanuras y al corazón del territorio comanche.34 La respuesta
de los comanches no fue militar sino diplomática y concertaron en 1746 una alianza
con los taovaya, la tribu más importante de la confederación wichitas. Los taovaya
habían sido casi completamente desplazados por los osages de la cuenca del Arkansas
hacia el río Rojo y mantenían un activo comercio con los franceses de Luisiana y
del País de Illinois. Así, los comanches proporcionaban a sus nuevos aliados
caballos, pieles de bisonte y esclavos apaches a cambio de los productos vegetales
que estos cultivaban en sus tierras ribereñas y, mucho más importante, de las
armas, municiones y utensilios de metal provenientes de las posesiones francesas.35
Esto representaba una amenaza de primer orden para los españoles, que se vieron
atacados por comanches y utes armados con mosquetes franceses y flechas con punta
de metal al tiempo que las restricciones comerciales desplazaban el negocio a los
comerciantes franceses que, cada vez más a menudo, eran vistos realizando sus
transacciones en la Comanchería y hasta en las proximidades de Taos. Como
consecuencia, Codallos se vio obligado en 1748 a volver a permitir la presencia de
comanches en las ferias de Taos y su sucesor, Tomás Vélez Cachupín, convirtió en
una de sus principales prioridades conseguir un acuerdo aceptable y pacífico con
ellos.36
Cachupín sabía que la reanudación del comercio con los comanches era esencial para
Nuevo México,37 pero los ataques continuaban y después de una incursión de
trescientos comanches en Pecos a finales de 1751 los persiguió hasta un desfiladero
de Llano Estacado estrecho y sin salida, lo que permitió a la partida matar a
ciento doce y apresar a treinta y tres. Esto dio a Cachupín la oportunidad de
iniciar las conversaciones desde una posición de fuerza y, mostrándose conciliador,
liberó a todos menos a cuatro mujeres y les entregó regalos para que llevaran una
oferta de paz.38 Los comanches convocaron un gran consejo, dominado por dos jefes
conocidos como Nimiricante y El Oso, que dio como resultado la firma del primer
tratado de paz que firmaron los comanches con una potencia colonial europea. El
acuerdo fue muy favorable para ellos ya que, a cambio de la devolución de los
rehenes españoles y del compromiso de terminar con los asaltos, eran reconocidos
implícitamente como una nación soberana y obtenían derecho a comerciar, sin
restricciones y bajo protección de las autoridades, en las ferias de Pecos y Taos
(lo que en este último caso incluía los «rescates»). Además Cachupín concedió a los
comanches el dominio de las llanuras hasta el río Rojo e hizo desalojar a los
apaches que todavía permanecían al norte de Llano Estacado, quienes debieron
trasladarse a la zona de Pecos, en torno a las sierras Sangre de Cristo y
Mescalero, o a Texas, para unirse a los apaches lipán.39
En 1750, casi simultáneamente al acuerdo con Nuevo México, los comanches forjaron
otra alianza con los taovayas y los pawnees skidi y chauy contra su enemigo común,
los osages, que se materializó al año siguiente en un ataque conjunto en el que
consiguieron acabar con treinta y dos de sus jefes. Con esta victoria los comanches
alejaron definitivamente a los osages de las llanuras y su frontera común quedó
establecida en una zona neutral, sobre el cauce medio de los ríos Arkansas,
Cimarrón y Canadian, que ambas tribus evitaban y que seguía existiendo en la década
de 1830 cuando llegaron allí las primeras tropas estadounidenses.40 Por último se
produjo la ruptura de la antigua asociación que comanches y utes mantenían desde
medio siglo atrás. Después de que los españoles registraran algunas fricciones
aisladas en 1735,41 los primeros síntomas serios aparecieron en 1749 cuando una
banda ute pidió apoyo a los españoles contra los comanches, y posteriormente cuando
1751 quedaron fuera del acuerdo de estos con Cachupín y firmaron uno propio al año
siguiente. Los intereses de ambas tribus habían comenzado a divergir debido a que
los comanches desde su llegada se habían adaptado completamente a la vida en las
llanuras y los utes seguían en su gran mayoría residiendo estacionalmente en las
montañas Rocosas, por lo que tampoco les concernían las nuevas alianzas de los
comanches con taovayas y pawnees orientadas a su frontera oriental. A esto se le
sumaron disputas por el acceso a los mercados de Nuevo México, cuya gravedad motivó
incluso que Cachupín advirtiera a su sucesor, Francisco Antonio Marín del Valle, de
que debía regular con cuidado el calendario de permisos para el acceso a las ferias
de Taos.4243
Sin embargo, Martín del Valle a partir de 1754 no prosiguió la cautelosa política
de Cachupín sino que, temeroso del fortalecimiento de los comanches, prohibió que
se les vendiera todo tipo de armamento, sementales, yeguas de cría y asnos, además
de formar contra ellos una coalición con utes y apaches. En vista de las
restricciones, los comanches reanudaron sus incursiones de saqueo en Nuevo México,
pero continuaron acudiendo pacíficamente a las ferias de Taos donde en muchas
ocasiones realmente traficaban con el ganado robado, aunque solían alegar que los
asaltos eran responsabilidad de bandas incontroladas.44 Las tensiones terminaron
estallando cuando en el mercado de Taos de 1760 se exhibieron veinticuatro cabezas
de saqueadores y, a su marcha, se informó a los comerciantes comanches que
pertenecían a miembros de su tribu. Los comanches respondieron con una incursión
devastadora en el curso de la cual, pese a no poder superar los muros de la ciudad,
dejaron asolada la región circundante.45 Cuando al año siguiente los comanches
regresaron para pedir rescate por los prisioneros que habían capturado, las
negociaciones fracasaron cuando uno de los niños se negó a ser devuelto y el
gobernador Manuel Portillo Urrisola lo apresó, encarceló a los negociadores y atacó
a los comanches ayudado por un grupo de utes. Mientras los utes se dirigieron
contra su campamento, llevándose unos mil caballos y mulas además de trescientas
mujeres, Del Portillo persiguió a los guerreros y, según su informe, mató a unos
cuatrocientos.46
En agosto de 1758, el oficial al mando de San Sabá, Diego Ortiz Parrilla, partió
con una fuerza de unos quinientos hombres entre soldados y exploradores apaches que
obtuvo una primera victoria contra un campamento tonkawa cerca del río Clear Fork,
un afluente del Brazos, pero cayó en una emboscada al atacar una aldea de comanches
y taovayas en el valle del río Rojo y tuvo que ordenar una humillante retirada
durante la cual se vio obligado a abandonar dos valiosos cañones de bronce.54 Los
ataques continuaron en los años siguientes y llegaron tan al sur como a San Antonio
y la cuenca del río Nueces, hasta que sobre 1767 todos los lipán ya se habían
tenido que retirar incluso de los márgenes de las llanuras hacia la costa texana,
el valle de río Grande y Coahuila, regiones donde se unieron a los apaches
natagé.55 Ese mismo año recorrió Texas el marqués de Rubí quien, tras realizar una
inspección de las defensas de Nueva España entre marzo de 1766 y febrero de 1768,56
llegó a similares conclusiones que antes Pedro de Rivera en Nuevo México y aconsejó
un acuerdo de paz con los comanches rompiendo la alianza con los apaches lipán, que
ahora desplazados también se dedicaban de nuevo al saqueo y para los que incluso
proponía el «exterminio total». Las autoridades texanas siguieron las
recomendaciones del informe de Rubí y como primera medida en 1769 desmantelaron el
presidio de San Sabá.57
Mientras tanto, el mapa colonial había cambiado con la fase final en Europa de la
guerra de los Siete Años. En 1762, gracias al Tratado de Fontainebleau, España
había obtenido de Francia la Luisiana y el Tratado de París de 1763 conllevó la
total desaparición de Nueva Francia, cedida a los británicos, que además
completaron el dominio del este de América del Norte con la anexión de la Florida
española.58 Es en este contexto en el que Cachupín había firmado el tratado de
1762, pero su sucesor, Pedro Fermín de Mendinueta, a partir de 1767 no siguió su
política de entendimiento con los comanches y, por razones similares a las que
habían provocado la Rebelión de Pontiac contra los británicos,59 ya de inmediato se
encontró con graves dificultades.60
Poco más de medio siglo después de su llegada a las Grandes Llanuras, los comanches
dominaban un extenso territorio, rico en caballos, ideal para la caza y rodeado de
zonas agrícolas, que era además eje central de importantes rutas comerciales. Al
norte, el río Arkansas marcaba la frontera donde el clima iba haciendo
progresivamente más difícil la cría de caballos, por lo que las tribus del norte
dependían de los comanches para abastecerse de animales y se fueron incorporando a
su red de intercambio pueblos como los pawnees, cheyenes, kiowas, poncas, kansas o
iowas.61 Los comanches seguían comerciando además no solo con Nuevo México en Taos
y con los mercaderes franceses, que ahora esquivaban las restricciones y controles
de la Luisiana española, sino también con contrabandistas británicos que operaban a
través de la frontera del río Misisipi con intermediarios taovayas, o bien con
mandanes e hidatsas los procedentes de Canadá.62
Sociedad
Rancherías y nʉmʉnahkahnis
La unidad social más básica de la sociedad comanche era la nʉmʉnahkahnis, un grupo
formado por una o varias familias extensas. Las bandas, conocidas por los españoles
como «rancherías», agrupaban desde una a varias docenas de nʉmʉnahkahnis
relacionadas por lazos de parentesco y podían alcanzar una población de varios
centenares de personas,28 aunque su tamaño estaba limitado por la rapidez con que
sus manadas de caballos agotaban el pasto disponible en las inmediaciones y por la
movilidad necesaria para seguir a las manadas de bisontes, a la vez que debían ser
lo suficientemente grandes para poder garantizarse unos mínimos medios defensivos
de forma autónoma.78
El paraibo
Las rancherías estaban bajo la dirección de un jefe único, el paraibo,28 auxiliado
por un consejo de adultos. Los paraibo no eran elegidos de una forma
institucionalizada ni, salvo algunas pocas excepciones, conseguían su puesto por
herencia,79 sino que se esperaba que fueran escogidos gradualmente por sus méritos
entre aquellos hombres que habían demostrado poseer la autoridad moral deseada en
un jefe, destreza en la acción y acumulado suficientes propiedades para poder
mostrarse generosos con la comunidad y con otros individuos concretos,78 una
cualidad esta última esencial entre los comanches.80 Compartiendo sus bienes, sobre
todo en época de necesidad, mantenían cohesionada a la comunidad y, mediante el
intercambio de regalos, formalizaban lazos de amistad y lealtad con otros jefes de
familias, que quedaban reconocidos como haits ('amigos formales') o como
tʉbitsinahaitsInʉʉs ('verdaderos amigos').81
La poliginia
En la sociedad comanche la poliginia era una práctica tradicional que se extendió
apreciablemente a partir de principios del siglo xviii, y si en 1786 una carta del
gobernador de Texas, Domingo Cabello y Robles, registraba que los hombres comanches
tenían en ocasiones hasta cuatro esposas, a mediados del siglo xix los informes
hablan ya de más de diez. Parece que la principal causa de este incremento fueron
las presiones económicas que acompañaron a la adopción de un modo de vida mixto
entre la caza del bisonte y el pastoreo intensivo de manadas de caballos que,
combinados, exigían una gran cantidad de mano de obra. Este proceso produjo también
una importante degradación de la posición social de las mujeres comanches, que eran
conocidas por los trabajos tan duros y absorbentes que realizaban a todas horas,
desde el curtido de pieles, el curado de la carne y el cuidado de los caballos
hasta la carga de los animales en los frecuentes traslados de las rancherías,
además de todo el trabajo doméstico habitual. Solo la paraiboo?, la primera esposa,
tenía más autonomía de decisión, podía disfrutar de su posición y gobernaba al
resto de las esposas y a los esclavos.82
La esclavitud
Si bien entre los comanches ya existía la esclavización antes de entrar en contacto
con los europeos, fue a lo largo del siglo xviii y sobre todo a partir de
principios del xix cuando su práctica y el tráfico de esclavos alcanzaron mayor
escala. Entre las causas de este fenómeno, como en el caso de la poliginia, se
encontraba la gran necesidad de mano de obra necesaria para la adaptación a su
nuevo modo de vida de cazadores-pastores en las Grandes Llanuras; un factor que se
vio enormemente reforzado con las grandes oportunidades de intercambio que ofrecían
los mercados de esclavos de Nuevo México y la Luisiana francesa.83
Idioma
Desde principios del siglo xviii y sobre todo a partir del xix, el idioma comanche
se convirtió prácticamente en la lingua franca del sudoeste de las Grandes
Llanuras.86
Demografía
Retrato del jefe comanche penateka Milky Way (Alexander Gardner, Washington D. C.,
1872).87
Si en 1726 el número de comanches era como mínimo de mil quinientos,b90 a mediados
del siglo xviii se calcula que la población ascendía a unos diez o quince mil
individuos,91 momento en el que empezaron a experimentar un importante crecimiento
demográfico que debió alcanzar un máximo alrededor de 1780 cuando, antes de que se
extendiera una epidemia de viruela, la población debió alcanzar un total más de
cuarenta mil personas, superior a la suma de las colonias españolas de Nuevo México
y Texas.92 Para el periodo 1820-1840, distintas estimaciones coinciden en una
población de entre veinte y treinta mil habitantes, mientras otras grandes
epidemias de viruela siguieron afectando a la Comanchería además de en 1780-81, en
1799, 1808, 1816, 1839, 1848 y 1851, con un importante brote de cólera en 1849.93
Gobierno
La Nación Comanche tiene su sede en Lawton, Oklahoma. Su ámbito jurisdiccional se
encuentra en los condados de Comanche, Caddo, Cotton, Grady, Jefferson, Kiowa,
Stephens y Tillman. La pertenencia a la tribu requiere una cantidad de sangre de un
octavo. El actual presidente tribal en funciones es Johnny Wauqua, acabado el plazo
del anterior presidente Michael Burgess.
Economía
La tribu opera sus propias autorizaciones de vivienda y asuntos relacionados con
las matrículas tribales de los vehículos. Poseen diez estancos tribales y cuatro
casinos.
Instituciones culturales
En 2002, la tribu fundó el Instituto de la Nación Comanche, un colegio tribal de
dos años en Lawton.
En julio, los comanches de todo Estados Unidos se reúnen para celebrar su herencia
y cultura en Walters, Oklahoma, en el festival anual de regreso a casa Comanche. La
Feria de Nación Comanche se celebra cada mes de septiembre.
Véase también
Cultura del caballo en las tribus nativas de Estados Unidos
Notas
El origen de esos pueblos correspondería al lugar mitológico que llamaban Aztlán y
los españoles Teguayo.8
Según anotó Pedro de Rivera, que estuvo inspeccionando las fronteras entre 1724 y
1728, en su Diario y derrotero de lo caminado, visto y observado en la visita que
hizo a los presidios de la Nueva España Septentrional el Brigadier Pedro de Rivera,
impreso en Guatemala en 1736.8889
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Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre los comanches.
«The Official Site of the Comanche Nation» (en inglés). Lawton (Oklahoma): The
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