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Los comanches (en idioma comanche, nʉmʉnʉʉ) son una tribu amerindia nativa de la

Comancheria, territorio histórico que comprendería el noroeste de Texas y las áreas


adyacentes del este de Nuevo México, sudeste de Colorado, suroeste de Kansas, oeste
de Oklahoma y norte de Chihuahua. Se calcula que su población máxima ascendió a 45
000 personas. Hoy, la Nación Comanche está constituida aproximadamente por 10 000
personas; cerca de la mitad reside en Oklahoma, principalmente en Lawton, y el
resto en Texas, California y Nuevo México.

El idioma comanche es una lengua númica de la familia uto-azteca muy similar al


idioma shoshone. Hoy en día la mayoría de los comanches hablan inglés y el idioma
comanche solamente tiene unos cientos de hablantes.

Los comanches eran cazadores-recolectores que adaptaron la cultura del caballo.

Índice
1 Etimología
2 Historia
2.1 Origen hasta la escisión de los shoshones (s. XIII-XVII)
2.2 División de los shoshones y aparición de los comanches (1706-1720)
2.3 Expulsión de los apaches al sur del río Canadian (1720-1725)
2.4 Adaptación a las Grandes Llanuras (1725-1740)
2.5 Guerras contra los osages y ruptura con los utes (1740-1762)
2.6 Conquista de las llanuras de Texas (1752-1780)
3 Sociedad
3.1 Rancherías y nʉmʉnahkahnis
3.2 El paraibo
3.3 La poliginia
3.4 La esclavitud
4 Idioma
5 Demografía
6 Gobierno
7 Economía
8 Instituciones culturales
9 Véase también
10 Notas
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
Etimología

Mapa de Guillaume de L'Isle con el actual estado de Nebraska resaltado y


emplazamientos «padoucas» al sur del río Kansas (1718).
El etnónimo comanche deriva de kumantsi, el nombre por el que los conocieron los
utes y adoptado de ellos por los españoles,1 que se suele traducir como 'enemigo' o
'los que quieren luchar siempre contra mí'.2 Sin embargo, es posible que el término
pudiera aludir originalmente a una rivalidad no violenta con un pueblo lingüística
y culturalmente próximo, ya que comanches y utes comparten origen geográfico y sus
lenguas pertenecen ambas al grupo númico.3

El término padouca, proveniente de la lengua siouan de los siux, utilizado en


documentos ingleses y franceses de principios del siglo xviii era desconocido para
los españoles y parece que en realidad normalmente se refería a los kiowa-apache y
no a los comanches, aunque la equivalencia es aceptada por algunos estudiosos.45
Los comanches preferían llamarse los nʉmʉnʉʉ, que procede de la raíz nʉm ('ser
humano'), y quiere decir 'el pueblo', 'la gente', o 'las personas'.6

Los utes también se referían a los comanches como los «hombres del sudeste de
grandes pies», en alusión a la costumbre que compartían con los siux de calzar
grandes mocasines.7 En la lengua de signos de las Grandes Llanuras a los comanches
se les conoce como las «serpientes», con un gesto que se realiza poniendo la palma
de la mano derecha hacia abajo acompañado de un movimiento ondulante del brazo.1

Historia
Origen hasta la escisión de los shoshones (s. XIII-XVII)

Comanchería, Estados Unidos, 1740-1850.


Los comanches proceden de la rama númica de unos pueblos hablantes de lenguas uto-
aztecas que, provenientes en primera instancia de algún lugar cercano al desierto
de la Gran Cuenca,a iniciaron una migración al sur en los primeros siglos del
segundo milenio. Mientras los aztecas se dirigieron al valle de México, los numic
aprovecharon una época de sequía en el siglo xiii que había dejado despobladas
grandes áreas desérticas y se dirigieron al este y al nordeste desde el sur de
Sierra Nevada.8

Los shoshones, el principal grupo numic, se dirigieron a la vertiente occidental de


las montañas Rocosas, al borde de las Grandes Llanuras, donde llevaban una vida
típica de cazadores-recolectores: la caza con arco y flecha de ciervos o muflones
la complementaban con la pesca del salmón en ríos como el Snake o el Salmón, además
de la recogida de todo tipo de plantas y alimentos silvestres. Normalmente
realizaban migraciones estacionales, y así en invierno podían atravesar el Paso Sur
para protegerse del frío en el clima más suave del oeste de las Rocosas.9

La situación experimentó un cambio radical en el siglo xvi, cuando el inicio de la


Pequeña Edad de Hielo provocó un descenso de las temperaturas acompañado de un
incremento de las lluvias que volvió a hacer que se recuperaran las poblaciones de
bisontes en las Grandes Llanuras. Una gran migración de pueblos procedentes de las
montañas Rocosas al este, del valle del Misisipi al este y de los bosques del
norte, se dirigió de nuevo a las praderas siguiendo a las manadas. Entre los
llegados por vez primera estaban los shoshones, cuyo número se incrementó todavía
más el siglo siguiente gracias a nuevos contingentes llegados del otro lado de las
Rocosas.10 Establecidos entre los ríos South Platte y Yellowstone, amoldaron sus
costumbres a la caza de bisontes y se convirtieron en cazadores nómadas que seguían
los desplazamientos de las manadas a pie transportando sus pertenencias en los
aparejos llamados travois, normalmente tirados por perros, y ya vivían en tipis,
las ligeras cabañas cónicas hechas de piel.10

División de los shoshones y aparición de los comanches (1706-1720)


A finales del siglo xvii los apaches llegaron a las llanuras centrales y comenzaron
a poblar los valles fluviales fundando aldeas de casas de adobe concentradas sobre
todo en la zona entre los ríos Dismal (Nebraska) y Republican11 (Colorado, Nebraska
y Kansas). Este fue el factor que probablemente provocó una nueva migración de los
shoshones y su división en dos grupos; el más grande se dirigió al norte, siguiendo
a las manadas de bisontes más numerosas del valle del Yellowstone, y apareció en
los registros históricos sobre 1730, cuando fueron localizados por comerciantes
canadienses de pieles en guerra con los pies negros y los gros ventre.12 Fue el
grupo más reducido, que se dirigió al sur, el que finalmente dio origen a los
comanches. Una de las motivaciones de su desplazamiento, tal y como recuerda la
tradición shoshone, pudo ser la búsqueda de caballos, especie con la que habían
entrado en contacto sobre 1690 y que se estaba difundiendo rápidamente por el sur
después de que los indios pueblo de Nuevo México se hubieran hecho con un gran
número de ellos tras su rebelión en 1680 contra los españoles.13 Se documenta por
primera vez la aparición de los comanches en 1706 gracias al aviso de un ataque
inminente que los habitantes del poblado de Taos enviaron al gobernador español de
Nuevo México: los atacantes eran los indios ute acompañados de unos nuevos aliados,
los comanches.14 Los españoles ya habían tenido contacto con los utes por lo menos
desde 1675 y conocieron a los comanches por un nombre derivado del que ellos les
dieron: kumantsi, 'enemigo' o 'adversario'.315 Probablemente procede ya de este
periodo la tradicional división en tres grandes grupos: los yamparica ('comedores
de raíces', en alusión a la yampa), los kotsoteka ('comedores de bisonte') y los
jupe ('pueblo de la madera').16

His-oo-sán-chees, Little Spaniard , guerrero, Español cautivo de los Comanches,


obra de George Catlin - Smithsonian American Art Museum.
Los utes, asentados en la zona comprendida entre las cordilleras Sawatch y Front
Range, necesitaban ayuda de los comanches en las guerras que mantenían con los
indios pueblo y los navajo.3 A cambio, proporcionaron a los comanches no solo
caballos, sino también el contacto con las redes comerciales que, a través de Nuevo
México, hacían llegar a los indios armas modernas y todo tipo de utensilios de
metal.17

Los comanches también se incorporaron con los utes al activo comercio de esclavos
que se desarrollaba en las zonas fronterizas con las colonias españolas. Las leyes
españolas prohibían en teoría la esclavización de los indios, pero la institución
pervivía en la práctica por medio de ficciones legales como el «rescate», que
pretendían que a los indios obtenidos por este sistema se les liberaba de la
cautividad y se les podía apartar del paganismo proporcionándoles enseñanza
religiosa. La demanda era intensa porque había fuertes restricciones para la
esclavización de los indios pueblo de Nuevo México, la mayoría ya convertidos al
cristianismo y sometidos al sistema de repartimiento, una vez abolida la encomienda
después de la revuelta de 1680.18 Comanches y utes apresaban cautivos mediante
incursiones en territorio navajo y pawnee, pero sobre todo apaches jicarilla y
carlana que terminaban como sirvientes en las mansiones de la elite colonial, en
las minas de Nueva Vizcaya y Zacatecas, o incluso eran exportados a Cuba.19

Expulsión de los apaches al sur del río Canadian (1720-1725)

Comanches cazando bisontes a caballo (George Catlin, American Art, 1846-1848).20


La posesión de caballos y las nuevas tecnologías que habían adquirido permitieron a
los comanches disputar el control del sur de las Grandes Llanuras, ocupadas por
diversos grupos apaches que se habían sedentarizado en gran parte y se dedicaban a
la agricultura en los lechos de los valles fluviales.21 Sobre 1720 la guerra,
centrada en la cuenca del río Arkansas, era ya generalizada y los apaches se vieron
desplazados cada vez más al sur, a la vez que en el este sufrían la presión de los
osages, los wichitas y los pawnees, que los aislaron del comercio con la Luisiana
francesa.22 Incapaces de resistir, los apaches se refugiaron en masa en Nuevo
México y una embajada llegada a Taos ofreció por primera vez a los españoles su
conversión al cristianismo a cambio de protección. Las autoridades españolas de
Santa Fe estaban además preocupadas por posibles intentos de expansión franceses en
un momento en que acababa de estallar la guerra de la Cuádruple Alianza y, con la
intención adicional de utilizar a los apaches como contención contra ellos,
aceptaron la oferta.23 Así, en 1719 el gobernador Antonio Valverde y Cossío, al
frente de unos seiscientos soldados, organizó una expedición al valle del Arkansas
contra comanches y utes que no obtuvo más resultados, tras dos meses de búsqueda,
que la recopilación de informes sobre la destrucción del histórico asentamiento
apache de El Cuartelejo y la noticia de nuevos avances franceses en el entorno del
río Platte en alianza con los pawnees.24 Para expulsar a los franceses Pedro de
Villasur partió en junio de 1720 con una fuerza de cuarenta y cinco soldados, lo
que representaba aproximadamente la mitad de la guarnición de Santa Fe, acompañados
de sesenta guerreros pueblo. La expedición terminó en desastre tras un
enfrentamiento con los pawnees y sus aliados otoe que supuso la muerte de treinta y
dos soldados, lo que unido ese mismo año a la firma del Tratado de La Haya hizo que
los españoles aparcaran temporalmente sus planes de pacto con los apaches de los
territorios del norte.25

Sin respaldo español los apaches estaban indefensos y, tras una serie de nuevos
ataques devastadores de los comanches, en noviembre de 1723 una delegación enviada
a Santa Fe ofreció su sumisión política y conversión religiosa completa a cambio de
la instalación de un presidio dotado de guarnición en la aldea de La Jicarilla, a
orillas del río Canadian. El gobernador Juan Domingo de Bustamante partió con
cincuenta soldados para inspeccionar la zona, pero en enero de 1724 los comanches
atacaron la aldea y exigieron la entrega de todas las mujeres y los niños.
Bustamante rescató a sesenta y cuatro rehenes en una nueva expedición, pero las
vacilaciones españolas sobre la conveniencia de colonizar la región hicieron huir a
los apaches y convirtieron al Canadian en la nueva frontera meridional de comanches
y utes.26 Estos planes de colonización fueron definitivamente abandonados tras un
informe del brigadier general Pedro de Rivera, quien tras una gira de inspección
iniciada en 1724 a las fronteras de Nueva España concluyó que cualquier expansión
sería insostenible en vista de la precariedad de los recursos disponibles,
insuficientes incluso para consolidar el dominio de los territorios ya
adquiridos.27

Adaptación a las Grandes Llanuras (1725-1740)


Después de esta primera gran expansión, los comanches mantuvieron hasta finales de
la década de 1730 un periodo de relativa calma mientras se adaptaban a sus recién
adquiridos territorios que, centrados en los valles del curso superior de los ríos
Arkansas y Cimarrón, disponían en la zona de Big Timbers, situada en torno al
nacimiento del río Purgatorio y conocida por los españoles como La Casa de Palo, de
una gran área boscosa fundamental para proteger a sus manadas de caballos de los
rigores del invierno.28 Sus manadas crecieron tanto que, alcanzado el índice
crítico para los nómadas de un caballo por habitante, pudieron prescindir de los
perros para el transporte de carga y construir travois y tipis de mayor tamaño, a
la vez que comenzaron sus características cacerías de bisontes a caballo con arcos
y flechas. Estas cacerías eran tan efectivas que en una sola jornada podían abatir
entre doscientos y trescientos animales, número suficiente para mantener a una gran
ranchería durante más de un mes.29

El final de la guerra hizo que se reanudara entre los comanches y Nuevo México una
intensa actividad comercial, centrada en los mercados de Taos y de la zona de
Chama, basada en el suministro a los indios pueblo de carne y cuero de bisonte, sal
y sobre todo esclavos. El tráfico de esclavos estaba prohibido, pero alejada la
zona del control de las autoridades coloniales, se practicaba de forma intensiva y
estaba legalizado en la práctica. El número de «genízaros» (antiguos esclavos
indios) era tan elevado que se les autorizó a establecer aldeas en la frontera y,
en 1737, el gobernador Enrique de Olavide y Michelena dictó una orden por la que el
pago de «rescates» debía notificarse a las autoridades.30

Guerras contra los osages y ruptura con los utes (1740-1762)


La guerra se reanudó cuando los comanches, en plena expansión demográfica y ahora
con técnicas más avanzadas, comenzaron de nuevo a atacar a los jicarilla y otros
apaches en la zona del norte del Llano Estacado al sur del río Cimarrón. Aliados
muchas veces con los utes pusieron en fuga a los apaches, que se vieron obligados a
refugiarse en Nuevo México y llegaron en gran número a Taos, Picurís, Pecos o
Galisteo.31 Los españoles siguieron reacios a intervenir, pero comenzaron a aplicar
la ley que prohibía a los indios pueblo comerciar con indios no sometidos,32 a lo
que respondieron los comanches con asaltos intensivos en el territorio al norte de
Alburquerque y, en 1747, en la región de Abiquiú. Ese mismo año el gobernador
Joaquín Codallos organizó una expedición con más de quinientos soldados que,
después de localizar un campamento de comanches y utes a orillas del río Chama, dio
muerte a ciento siete y se hizo con doscientos seis prisioneros y un botín de casi
mil caballos.33

Este importante revés coincidió con una grave crisis para los comanches ya que a
mediados de la década de 1740 también se enfrentaban a otras amenazas en el resto
de sus fronteras: al norte, en torno al río Loup, continuaba la presión de los
pawnees, que proseguían sus ataques antes dirigidos a los apaches; pero el peligro
más importante venía del este donde la expansión de los poderosos osages amenazaba
con extenderse a las llanuras y al corazón del territorio comanche.34 La respuesta
de los comanches no fue militar sino diplomática y concertaron en 1746 una alianza
con los taovaya, la tribu más importante de la confederación wichitas. Los taovaya
habían sido casi completamente desplazados por los osages de la cuenca del Arkansas
hacia el río Rojo y mantenían un activo comercio con los franceses de Luisiana y
del País de Illinois. Así, los comanches proporcionaban a sus nuevos aliados
caballos, pieles de bisonte y esclavos apaches a cambio de los productos vegetales
que estos cultivaban en sus tierras ribereñas y, mucho más importante, de las
armas, municiones y utensilios de metal provenientes de las posesiones francesas.35
Esto representaba una amenaza de primer orden para los españoles, que se vieron
atacados por comanches y utes armados con mosquetes franceses y flechas con punta
de metal al tiempo que las restricciones comerciales desplazaban el negocio a los
comerciantes franceses que, cada vez más a menudo, eran vistos realizando sus
transacciones en la Comanchería y hasta en las proximidades de Taos. Como
consecuencia, Codallos se vio obligado en 1748 a volver a permitir la presencia de
comanches en las ferias de Taos y su sucesor, Tomás Vélez Cachupín, convirtió en
una de sus principales prioridades conseguir un acuerdo aceptable y pacífico con
ellos.36

Cachupín sabía que la reanudación del comercio con los comanches era esencial para
Nuevo México,37 pero los ataques continuaban y después de una incursión de
trescientos comanches en Pecos a finales de 1751 los persiguió hasta un desfiladero
de Llano Estacado estrecho y sin salida, lo que permitió a la partida matar a
ciento doce y apresar a treinta y tres. Esto dio a Cachupín la oportunidad de
iniciar las conversaciones desde una posición de fuerza y, mostrándose conciliador,
liberó a todos menos a cuatro mujeres y les entregó regalos para que llevaran una
oferta de paz.38 Los comanches convocaron un gran consejo, dominado por dos jefes
conocidos como Nimiricante y El Oso, que dio como resultado la firma del primer
tratado de paz que firmaron los comanches con una potencia colonial europea. El
acuerdo fue muy favorable para ellos ya que, a cambio de la devolución de los
rehenes españoles y del compromiso de terminar con los asaltos, eran reconocidos
implícitamente como una nación soberana y obtenían derecho a comerciar, sin
restricciones y bajo protección de las autoridades, en las ferias de Pecos y Taos
(lo que en este último caso incluía los «rescates»). Además Cachupín concedió a los
comanches el dominio de las llanuras hasta el río Rojo e hizo desalojar a los
apaches que todavía permanecían al norte de Llano Estacado, quienes debieron
trasladarse a la zona de Pecos, en torno a las sierras Sangre de Cristo y
Mescalero, o a Texas, para unirse a los apaches lipán.39

En 1750, casi simultáneamente al acuerdo con Nuevo México, los comanches forjaron
otra alianza con los taovayas y los pawnees skidi y chauy contra su enemigo común,
los osages, que se materializó al año siguiente en un ataque conjunto en el que
consiguieron acabar con treinta y dos de sus jefes. Con esta victoria los comanches
alejaron definitivamente a los osages de las llanuras y su frontera común quedó
establecida en una zona neutral, sobre el cauce medio de los ríos Arkansas,
Cimarrón y Canadian, que ambas tribus evitaban y que seguía existiendo en la década
de 1830 cuando llegaron allí las primeras tropas estadounidenses.40 Por último se
produjo la ruptura de la antigua asociación que comanches y utes mantenían desde
medio siglo atrás. Después de que los españoles registraran algunas fricciones
aisladas en 1735,41 los primeros síntomas serios aparecieron en 1749 cuando una
banda ute pidió apoyo a los españoles contra los comanches, y posteriormente cuando
1751 quedaron fuera del acuerdo de estos con Cachupín y firmaron uno propio al año
siguiente. Los intereses de ambas tribus habían comenzado a divergir debido a que
los comanches desde su llegada se habían adaptado completamente a la vida en las
llanuras y los utes seguían en su gran mayoría residiendo estacionalmente en las
montañas Rocosas, por lo que tampoco les concernían las nuevas alianzas de los
comanches con taovayas y pawnees orientadas a su frontera oriental. A esto se le
sumaron disputas por el acceso a los mercados de Nuevo México, cuya gravedad motivó
incluso que Cachupín advirtiera a su sucesor, Francisco Antonio Marín del Valle, de
que debía regular con cuidado el calendario de permisos para el acceso a las ferias
de Taos.4243

Sin embargo, Martín del Valle a partir de 1754 no prosiguió la cautelosa política
de Cachupín sino que, temeroso del fortalecimiento de los comanches, prohibió que
se les vendiera todo tipo de armamento, sementales, yeguas de cría y asnos, además
de formar contra ellos una coalición con utes y apaches. En vista de las
restricciones, los comanches reanudaron sus incursiones de saqueo en Nuevo México,
pero continuaron acudiendo pacíficamente a las ferias de Taos donde en muchas
ocasiones realmente traficaban con el ganado robado, aunque solían alegar que los
asaltos eran responsabilidad de bandas incontroladas.44 Las tensiones terminaron
estallando cuando en el mercado de Taos de 1760 se exhibieron veinticuatro cabezas
de saqueadores y, a su marcha, se informó a los comerciantes comanches que
pertenecían a miembros de su tribu. Los comanches respondieron con una incursión
devastadora en el curso de la cual, pese a no poder superar los muros de la ciudad,
dejaron asolada la región circundante.45 Cuando al año siguiente los comanches
regresaron para pedir rescate por los prisioneros que habían capturado, las
negociaciones fracasaron cuando uno de los niños se negó a ser devuelto y el
gobernador Manuel Portillo Urrisola lo apresó, encarceló a los negociadores y atacó
a los comanches ayudado por un grupo de utes. Mientras los utes se dirigieron
contra su campamento, llevándose unos mil caballos y mulas además de trescientas
mujeres, Del Portillo persiguió a los guerreros y, según su informe, mató a unos
cuatrocientos.46

En 1762 Cachupín volvió al cargo y se apresuró a reconducir la situación liberando


a seis mujeres comanches para que transmitieran una nueva oferta de paz. Cuando
llegaron a la Comanchería, el consejo de jefes que estaba organizando la
continuación de la guerra cambió inmediatamente de planes: el gobernador se había
ganado su confianza diez años antes y respondieron con otra embajada a Santa Fe que
fue colmada de regalos y atenciones por Cachupín. El resultado, tras el intercambio
de todos los prisioneros, fue un nuevo tratado que restablecía todos los
privilegios comerciales de los comanches a cambio del compromiso de cese de los
ataques y saqueos en Nuevo México.47 El acuerdo también decidió definitivamente el
resultado de la guerra entre comanches y utes: sin apoyo español los utes mauches,
la única de sus bandas que vivía enteramente en las llanuras, tuvieron que
retirarse a las montañas y restringir sus actividades comerciales con Nuevo México
a la vertiente occidental del río Grande, lejos de la esfera de influencia
comanche.48

Conquista de las llanuras de Texas (1752-1780)

La «desposesión cartográfica». Pese a no estar reflejado en las demarcaciones


fronterizas y de concesiones de tierras, gran parte del territorio pertenecía a los
comanches. Mapa de Texas de Stephen F. Austin publicado por H. S. Tanner (1840).49
A mediados del siglo xviii y simultáneamente a la lucha en la frontera oeste con
Nuevo México, hacia el sur se estaba completando otra gran expansión, iniciada a
principios de la década de 1750 por otros grupos de comanches kotsotekas que, a
través de la meseta de Edwards y llegando hasta la escarpadura de Balcones, puso
bajo control comanche casi la totalidad de las llanuras de Texas, con lo que la
extensión de la Comanchería superó los cuatrocientos mil kilómetros cuadrados.50
Texas era un objetivo propicio para los comanches, no solo por la presencia de
quizás hasta un millón de caballos salvajes, sino también por la abundancia de
emplazamientos dispersos y pobremente defendidos para enfrentarse a sus rápidas
incursiones. El movimiento hacia el sur también los aproximaba a la zona donde los
franceses habían desplazado gran parte del comercio con sus intermediarios taovaya,
que ante la presión de los osages ahora se realizaba en los márgenes del río Rojo,
en cuyo curso disponían de centros de distribución como el fuerte de St. Jean
Baptiste de Natchitoches.51

En 1749, y después de casi cuarenta años de luchas, las autoridades españolas de


Texas habían firmado la paz con los apaches lipán de la región, que desde
principios de la década se veían amenazados por los comanches y venían recibiendo
un gran número de refugiados jicarilla huidos de Llano Estacado. Contra esta
alianza los comanches formaron una coalición con los taovaya, los tonkawa y los
caddos hasinai, conocida por los españoles como la de los «norteños».52 Incapaces
de resistir a los comanches y después del fracaso de una tregua acordada en 1755
junto al río Guadalupe, los apaches, como habían hecho antes en Nuevo México,
ofrecieron a los españoles, deseosos de una franja protectora de indios sedentarios
pacíficos en su frontera, su conversión al cristianismo y su abandono total de las
costumbres nómadas. Para establecer un punto fuerte avanzado, en 1757 se decidió la
construcción de una misión y un presidio a orillas del río San Sabá, doscientos
kilómetros al norte de San Antonio. Sin embargo, alejado y mal diseñado, con el
presidio alejado cinco kilómetros de la misión, San Sabá era un objetivo fácil y el
16 de marzo de 1758 un ataque de los comanches y sus aliados con unos dos mil
guerreros incendió la misión, convenciendo a los apaches de que la ayuda militar de
los españoles no era efectiva tan cerca de territorio comanche.53

En agosto de 1758, el oficial al mando de San Sabá, Diego Ortiz Parrilla, partió
con una fuerza de unos quinientos hombres entre soldados y exploradores apaches que
obtuvo una primera victoria contra un campamento tonkawa cerca del río Clear Fork,
un afluente del Brazos, pero cayó en una emboscada al atacar una aldea de comanches
y taovayas en el valle del río Rojo y tuvo que ordenar una humillante retirada
durante la cual se vio obligado a abandonar dos valiosos cañones de bronce.54 Los
ataques continuaron en los años siguientes y llegaron tan al sur como a San Antonio
y la cuenca del río Nueces, hasta que sobre 1767 todos los lipán ya se habían
tenido que retirar incluso de los márgenes de las llanuras hacia la costa texana,
el valle de río Grande y Coahuila, regiones donde se unieron a los apaches
natagé.55 Ese mismo año recorrió Texas el marqués de Rubí quien, tras realizar una
inspección de las defensas de Nueva España entre marzo de 1766 y febrero de 1768,56
llegó a similares conclusiones que antes Pedro de Rivera en Nuevo México y aconsejó
un acuerdo de paz con los comanches rompiendo la alianza con los apaches lipán, que
ahora desplazados también se dedicaban de nuevo al saqueo y para los que incluso
proponía el «exterminio total». Las autoridades texanas siguieron las
recomendaciones del informe de Rubí y como primera medida en 1769 desmantelaron el
presidio de San Sabá.57

Mientras tanto, el mapa colonial había cambiado con la fase final en Europa de la
guerra de los Siete Años. En 1762, gracias al Tratado de Fontainebleau, España
había obtenido de Francia la Luisiana y el Tratado de París de 1763 conllevó la
total desaparición de Nueva Francia, cedida a los británicos, que además
completaron el dominio del este de América del Norte con la anexión de la Florida
española.58 Es en este contexto en el que Cachupín había firmado el tratado de
1762, pero su sucesor, Pedro Fermín de Mendinueta, a partir de 1767 no siguió su
política de entendimiento con los comanches y, por razones similares a las que
habían provocado la Rebelión de Pontiac contra los británicos,59 ya de inmediato se
encontró con graves dificultades.60

Poco más de medio siglo después de su llegada a las Grandes Llanuras, los comanches
dominaban un extenso territorio, rico en caballos, ideal para la caza y rodeado de
zonas agrícolas, que era además eje central de importantes rutas comerciales. Al
norte, el río Arkansas marcaba la frontera donde el clima iba haciendo
progresivamente más difícil la cría de caballos, por lo que las tribus del norte
dependían de los comanches para abastecerse de animales y se fueron incorporando a
su red de intercambio pueblos como los pawnees, cheyenes, kiowas, poncas, kansas o
iowas.61 Los comanches seguían comerciando además no solo con Nuevo México en Taos
y con los mercaderes franceses, que ahora esquivaban las restricciones y controles
de la Luisiana española, sino también con contrabandistas británicos que operaban a
través de la frontera del río Misisipi con intermediarios taovayas, o bien con
mandanes e hidatsas los procedentes de Canadá.62

En consecuencia, las autoridades españolas, que esperaban imponer su dominio en sus


teóricas nuevas posesiones, se encontraron con que los comanches no tenían la menor
dependencia de las importaciones de Nueva España, ya que obtenían fácilmente por
otras vías los vegetales que no cultivaban, objetos de metal y armas modernas.
Nuevo México y Texas se convirtieron realmente en la periferia del centro de poder
comanche donde, como reflejaban los informes de Rubí y el anterior de Rivera,
podían exigir el cumplimiento de sus propias condiciones y declarar la guerra o
saquear si no se cumplían.63 Así, en los años siguientes se sucedieron los ataques
y, pese a treguas esporádicas como la pactada por Mendinueta en 1771, cuando este
dejó el cargo en 1777 Nuevo México era una colonia al borde del colapso,60 con una
situación parecida a su vecina Texas, que estaba experimentando una acusada
despoblación a finales de esa misma década.64

Al mismo tiempo los comanches iniciaron nuevos procesos de consolidación de sus


fronteras o incluso de expansión. Hacia el noroeste, atravesaron las montañas
Rocosas y se internaron en territorio ute, posiblemente estimulados por la alianza
que estos mantenían con los españoles. Como pudieron comprobar los frailes
franciscanos Francisco Atanasio Domínguez y Silvestre Vélez de Escalante en su
expedición de 1776, ya se habían establecido rancherías de comanches yamparika en
el valle del río Green, a unos seiscientos kilómetros de la Comanchería, y los utes
se habían tenido que replegar hacia el oeste, en la zona del lago Utah, donde los
frailes encontraron algunas bandas viviendo en condiciones enormemente precarias.65
En el sudoeste comenzaron a atacar a los apaches mescalero en la zona del
nacimiento del río Colorado y en puntos tan meridionales como Sierra Blanca o los
montes Organ, en un movimiento que anticipaba futuras incursiones más profundas en
el norte de México.66

Los comanches orientales también estaban revisando sus tradicionales alianzas y se


fueron distanciando progresivamente de los tonkawas y los caddos hasinai hasta
enfrentarse incluso con los wichitas taovaya.67 Los tonkawas, bajo la presión
combinada de españoles y wichitas, debieron retirarse de sus territorios en torno a
los ríos Brazos y Trinity para terminar confinados cerca de la costa del Golfo de
México, sin poder alejarse de sus asentamientos en la desembocadura del río
Guadalupe para cazar bisontes por miedo a las represalias comanches.6869 Los
hasinai también se vieron relegados ante el auge de los caddos kodohadacho y cuando
entre los territorios de ambas tribus se interpusieron nuevos emplazamientos
wichitas que mantenían flujos comerciales vitales para los comanches.70 Sin
embargo, los taovayas no solo restringían cuidadosamente el suministro de armas de
fuego hacia los comanches,71 sino que poco a poco fueron desplazándose hacia un
acuerdo con los españoles, quienes planeaban utilizarlos como barrera de contención
contra los apaches lipán, los osages y los británicos.72 Así en 1771, el antiguo
funcionario francés y ahora vicegobernador de Natchitoches, Athanase de Mézières,
ya había logrado el acuerdo de los taovaya y el resto de miembros de la
confederación wichita: los tawakoni, kichai, iscani y guichita.73 En julio de 1772
el gobernador de Texas Juan María Vicencio, barón de Ripperdá, se reunió en San
Antonio con el jefe Povea y pretendió presionarlo a poner fin a los asaltos
negándose a devolverle prisioneras comanches, pero cuando intentó mantener el
contacto para llegar a un entendimiento sus embajadas fueron bloqueadas en
territorio wichita.74 Los comanches respondieron a su aislamiento con profundas
incursiones contra los wichitas, que se encontraron en graves dificultades al ser
asediados también por los osages al norte y los lipán al sur y finalmente sufrieron
un revés casi definitivo en 1777 y 1778 al verse afectados por una epidemia que
terminó con un tercio de su población. En consecuencia, a finales de la década los
comanches ya habían conseguido establecer algunos asentamientos cerca del
nacimiento del río Brazos, a ciento sesenta kilómetros de la Comanchería.75
En vista del imparable fortalecimiento de los comanches las autoridades españolas
decidieron cambiar de estrategia y buscar un acuerdo general con ellos: De Mézières
en el norte para frenar a los osages y en el sur Teodoro de Croix, el general al
mando de la Comandancia General de las Provincias Internas, decidió en Chihuahua el
comienzo de una guerra total contra los apaches ante sus continuos saqueos en
Coahuila y Nueva Vizcaya, para la que se buscaría el apoyo de comanches y
wichitas.76 Sin embargo en 1779 falleció De Mézières y estos planes se vieron
frenados además por las reticencias del ilustrado Carlos III a una guerra de
exterminio y, por último, por el comienzo de la implicación española en la
Revolución estadounidense, hacia la que se desviaron los ya escasos recursos
disponibles.77

Sociedad
Rancherías y nʉmʉnahkahnis
La unidad social más básica de la sociedad comanche era la nʉmʉnahkahnis, un grupo
formado por una o varias familias extensas. Las bandas, conocidas por los españoles
como «rancherías», agrupaban desde una a varias docenas de nʉmʉnahkahnis
relacionadas por lazos de parentesco y podían alcanzar una población de varios
centenares de personas,28 aunque su tamaño estaba limitado por la rapidez con que
sus manadas de caballos agotaban el pasto disponible en las inmediaciones y por la
movilidad necesaria para seguir a las manadas de bisontes, a la vez que debían ser
lo suficientemente grandes para poder garantizarse unos mínimos medios defensivos
de forma autónoma.78

El paraibo
Las rancherías estaban bajo la dirección de un jefe único, el paraibo,28 auxiliado
por un consejo de adultos. Los paraibo no eran elegidos de una forma
institucionalizada ni, salvo algunas pocas excepciones, conseguían su puesto por
herencia,79 sino que se esperaba que fueran escogidos gradualmente por sus méritos
entre aquellos hombres que habían demostrado poseer la autoridad moral deseada en
un jefe, destreza en la acción y acumulado suficientes propiedades para poder
mostrarse generosos con la comunidad y con otros individuos concretos,78 una
cualidad esta última esencial entre los comanches.80 Compartiendo sus bienes, sobre
todo en época de necesidad, mantenían cohesionada a la comunidad y, mediante el
intercambio de regalos, formalizaban lazos de amistad y lealtad con otros jefes de
familias, que quedaban reconocidos como haits ('amigos formales') o como
tʉbitsinahaitsInʉʉs ('verdaderos amigos').81

La poliginia
En la sociedad comanche la poliginia era una práctica tradicional que se extendió
apreciablemente a partir de principios del siglo xviii, y si en 1786 una carta del
gobernador de Texas, Domingo Cabello y Robles, registraba que los hombres comanches
tenían en ocasiones hasta cuatro esposas, a mediados del siglo xix los informes
hablan ya de más de diez. Parece que la principal causa de este incremento fueron
las presiones económicas que acompañaron a la adopción de un modo de vida mixto
entre la caza del bisonte y el pastoreo intensivo de manadas de caballos que,
combinados, exigían una gran cantidad de mano de obra. Este proceso produjo también
una importante degradación de la posición social de las mujeres comanches, que eran
conocidas por los trabajos tan duros y absorbentes que realizaban a todas horas,
desde el curtido de pieles, el curado de la carne y el cuidado de los caballos
hasta la carga de los animales en los frecuentes traslados de las rancherías,
además de todo el trabajo doméstico habitual. Solo la paraiboo?, la primera esposa,
tenía más autonomía de decisión, podía disfrutar de su posición y gobernaba al
resto de las esposas y a los esclavos.82

La esclavitud
Si bien entre los comanches ya existía la esclavización antes de entrar en contacto
con los europeos, fue a lo largo del siglo xviii y sobre todo a partir de
principios del xix cuando su práctica y el tráfico de esclavos alcanzaron mayor
escala. Entre las causas de este fenómeno, como en el caso de la poliginia, se
encontraba la gran necesidad de mano de obra necesaria para la adaptación a su
nuevo modo de vida de cazadores-pastores en las Grandes Llanuras; un factor que se
vio enormemente reforzado con las grandes oportunidades de intercambio que ofrecían
los mercados de esclavos de Nuevo México y la Luisiana francesa.83

Idioma

Distribución del idioma comanche en Estados Unidos (c. 1750-1850).


Artículo principal: Idioma comanche
Los comanches proceden de un grupo escindido del pueblo shoshone que se dirigió
hacia las Grandes Llanuras a finales del siglo xvii, momento en el que su lengua
comenzó a diferenciarse del idioma shoshone de aquellos que regresaron a la zona de
la Gran Cuenca.1284 El comanche pertenece, junto al shoshone y al panamint, al
subgrupo central de las lenguas númicas, una de las ramas de la familia de las
lenguas uto-aztecas.885 Hoy ambas lenguas se siguen hablando y, aunque mantienen
una gran similitud, subsisten importantes diferencias fonológicas y sintácticas que
aconsejan clasificarlas como lenguas separadas antes que como dialectos de una
lengua única.85

Desde principios del siglo xviii y sobre todo a partir del xix, el idioma comanche
se convirtió prácticamente en la lingua franca del sudoeste de las Grandes
Llanuras.86

Demografía

Retrato del jefe comanche penateka Milky Way (Alexander Gardner, Washington D. C.,
1872).87
Si en 1726 el número de comanches era como mínimo de mil quinientos,b90 a mediados
del siglo xviii se calcula que la población ascendía a unos diez o quince mil
individuos,91 momento en el que empezaron a experimentar un importante crecimiento
demográfico que debió alcanzar un máximo alrededor de 1780 cuando, antes de que se
extendiera una epidemia de viruela, la población debió alcanzar un total más de
cuarenta mil personas, superior a la suma de las colonias españolas de Nuevo México
y Texas.92 Para el periodo 1820-1840, distintas estimaciones coinciden en una
población de entre veinte y treinta mil habitantes, mientras otras grandes
epidemias de viruela siguieron afectando a la Comanchería además de en 1780-81, en
1799, 1808, 1816, 1839, 1848 y 1851, con un importante brote de cólera en 1849.93

Gobierno
La Nación Comanche tiene su sede en Lawton, Oklahoma. Su ámbito jurisdiccional se
encuentra en los condados de Comanche, Caddo, Cotton, Grady, Jefferson, Kiowa,
Stephens y Tillman. La pertenencia a la tribu requiere una cantidad de sangre de un
octavo. El actual presidente tribal en funciones es Johnny Wauqua, acabado el plazo
del anterior presidente Michael Burgess.

Economía
La tribu opera sus propias autorizaciones de vivienda y asuntos relacionados con
las matrículas tribales de los vehículos. Poseen diez estancos tribales y cuatro
casinos.

Instituciones culturales
En 2002, la tribu fundó el Instituto de la Nación Comanche, un colegio tribal de
dos años en Lawton.

En julio, los comanches de todo Estados Unidos se reúnen para celebrar su herencia
y cultura en Walters, Oklahoma, en el festival anual de regreso a casa Comanche. La
Feria de Nación Comanche se celebra cada mes de septiembre.
Véase también
Cultura del caballo en las tribus nativas de Estados Unidos
Notas
El origen de esos pueblos correspondería al lugar mitológico que llamaban Aztlán y
los españoles Teguayo.8
Según anotó Pedro de Rivera, que estuvo inspeccionando las fronteras entre 1724 y
1728, en su Diario y derrotero de lo caminado, visto y observado en la visita que
hizo a los presidios de la Nueva España Septentrional el Brigadier Pedro de Rivera,
impreso en Guatemala en 1736.8889
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Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre los comanches.
«The Official Site of the Comanche Nation» (en inglés). Lawton (Oklahoma): The
Comanche Nation of Oklahoma. Consultado el 24 de abril de 2015.

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