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LA FINCA DEL PEQUEÑO PRODUCTOR : diversificación y

sostenibilidad productiva
Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker (*)

Hoy en día resulta indiscutible el rol del pequeño productor rural y su familia,
en la producción de alimentos vegetales y animales, para el consumo de las
sociedades del mundo. La seguridad alimentaria y, dentro de ella, la
producción orgánica tienen en este sector productivo una de las claves
reconocidas, incluso por los organismos internacionales, para hacer frente al
desafío de la producción de alimentos para una humanidad que demanda cada
vez más qué comer.

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/ ABC RuralAM PLIA R
FINCA, PEQUEÑO PRODUCTOR

Sin embargo, hace falta dignificar el trabajo del pequeño productor y dotarle de la
asistencia técnica y de la tecnología accesible (riego, media sombra, invernadero y
sembradora) que le permita producir mejor; que le dé la oportunidad de asociarse y de
incorporarse en las cadenas de competitividad productivas en el que el país tiene
ventajas, con granos, carne, hortalizas, ka’a he’ẽ, además de plantas aromáticas y
medicinales. Pero esto requiere un trabajo asociativo, de capacitación continua e
implementación de las buenas prácticas agrícolas (BPA) como sistema de producción
que permita obtener alimentos inocuos y de calidad, con posibilidades de certificación,
tanto para el consumo interno como para la exportación. En este contexto, resulta
indispensable el uso racional de recursos naturales y forestales, y el cuidado del
ambiente, el uso de prácticas agronómicas conservacionistas: uso de abonos verdes,
rotación de cultivos, sistemas agroforestales, entre otros.

DIVERSIFICACIÓN Y SUSTENTABILIDAD

El concepto de sustentabilidad productiva se basa en que la pequeña familia rural tipo


pueda vivir planificando con registros y desarrollando sus actividades con un enfoque
silvo agropecuario o agroforestal, en el que, de acuerdo a las condiciones y
posibilidades de la zona, se dedique, en pequeñas parcelas, a cultivos agrícolas
competitivos de sustento y renta; rubros pecuarios menores, como aves, cabras, cerdos;
especies forestales nativas y exóticas; apicultura, piscicultura, así como a diversas
actividades de conservación o transformación artesanal; e, inclusive, al turismo
ecológico. En esta combinación y alternancia de actividades productivas radica el
concepto de diversificación productiva, que hoy cobra una mayor vigencia e
importancia ante el creciente deterioro del ambiente, por la deforestación,
contaminación y las consecuencias del cambio climático que se acentúa por acción del
hombre.

PLANIFICACIÓN PRODUCTIVA Y SUSTENTABLE

Ser parte de una finca que tiene entre 1 a 3 ha de superficie, posee una fuente de agua
potable y cuenta con al menos una vía de acceso. Estos requisitos son los mínimos
imprescindibles para establecer o reorientar una chacra hacia un enfoque sustentable. La
finca se divide en pequeñas parcelas utilizadas en forma rotativa, según la época de cada
cultivo, con el objeto de cuidar el nivel de fertilidad natural y la materia orgánica de los
suelos.
Una finca pequeña, bien planificada, con el registro diario de las actividades que se
realizan (conforme a las BPA) y cuidada desde el punto de vista de sus recursos
naturales y ambientales, puede contar con una huerta, la posibilidad de conservación y
comercialización de sus excedentes; con frutales, como mango, banano, aguacate,
limoneros, naranjos, pomelos; cultivos agrícolas, como maíz, soja, mandioca, batata,
poroto, zapallo, papa de aire; plantas aromáticas, como perejil, orégano, albahaca, apio,
tomillo; y medicinales, ka’a he’ẽ, menta, burrito, cedrón, manzanilla, anís. También se
puede contar con colmenas, piscicultura; aves de corral, como patos, pollos y gallinas, y
cerdos y cabras doble propósito. Además, la finca puede contar con un estercolero para
preparar abono natural y con un pequeño vivero de plantas forestales nativas y exóticas.

CONCLUSIÓN

La finca del pequeño productor y su familia tiene que ser una unidad económica
rentable y una opción ambientalmente válida, que favorezca el arraigo familiar, el
trabajo digno de la familia que toma conciencia del valor de los recursos naturales,
como suelo, agua, los árboles, la flora y fauna, gracias a los que puede lograr su
sustento alimenticio, además de contar con una fuente importante de ingresos por la
venta de excedentes naturales o transformados, ayudando a mejorar la seguridad
alimentaria.

(*) Especialista en Comunicación Rural

FUENTE: ABC Color – Suplemento Rural


08/04/2015.-

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