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Sucedió en Escocia en 1857 un acontecimiento que sin duda cambiaría casi por completo la
visión de la Enfermería en el mundo; vino al mundo una dulce niña llamada Ethel Ferwick
Manson, una hermosa niña con una familia ciertamente bella; por circunstancias de la vida
su valeroso padre fallece con Ethel teniendo apenas un año de vida, Su madre Harriet pasados
algunos años, decide contraer nupcias con hombre altamente reconocido, político y miembro
del parlamento, debido a esto su familia tuvo que trasladarse a Inglaterra, donde con el
transcurso de los años Ethel se convirtió en una mujer de alta belleza, unos gustos refinados
y unos vastos conocimientos a nivel politico,social y cultural.
En esta época se acostumbraba que las señoritas de alta alcurnia, como lo era nuestra querida
Ethel se dedicaran únicamente a las labores del hogar y no pudieran abarcar otros ámbitos;
Ethel yendo en contra de estos paradigmas y con una visión del todo rebelde y revolucionaria
decide comenzar a estudiar enfermería a la edad de 21 años.
En 1878 el hospital pediátrico de Nothinhan expuso un curso de enfermería con una duración
de seis meses al cual Ethel decide ingresar. En este Ethel se destacó arduamente dejando una
fuerte y buena impresión frente a sus docentes, era evidente la buena familia de la cual venia
esta chica tan culta e integral.
Con base en la experiencia adquirida durante este recorrido, inició su vida laboral en el
hospital de Londres; posteriormente tomo la decisión de presentarse como matrona en el
hospital de Sant Richard, pero no fue admitida, aplicando a su resiliencia decide no rendirse
y aplicar para este puesto en el hospital de Bart’s donde gracias a su gran ímpetu obtiene el
puesto como matrona a la edad de 24 años.
Desde este punto Ethel decide embarcarse en una ardua batalla, la cual era la lucha en pro de
los derechos de las enfermeras, sus hermanas y compañeras en servicio, puesto desde donde
pudo identificar que estaban siendo vulneradas y explotadas con condiciones laborales
degradantes.
Esta lucha no fue fácil y presentó diversos obstáculos, pero como recompensa a su gran
abnegación, consiguió que las horas de trabajo se redujeran, se otorgaran días de descanso o
días festivos y una alimentación adecuada; por si no fuera poco también se desempeñó y
adelanto investigaciones sobre enfermedades presentadas en el equipo de salud y las
estudiantes de enfermería, este fue reconocido como un estudio pionero sobre las condiciones
de salud del personal de enfermería.
Finalmente, Ethel logra dejar un hermoso legado para la futura profesión de enfermería que
hoy más que nunca es evidente en la articulación de la docencia, la investigación y la
asistencia y en la lucha del gremio por demostrar la alta capacidad e independencia que tiene
esta hermosa profesión.
Cada Profesional de Enfermería debe ser una Ethel, en su compromiso por la formación, la
capacitación y la capacidad de articulación con otras ciencias que, aunque a la vista de
muchos parece imposible de complementar en el papel primordial de la enfermería puede
jugar un papel muy importante en el desarrollo y avance de la profesión en el futuro; por esto
se requieren enfermeros del siglo XXII en el siglo XXI.