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Aldo FERRER, El capitalismo argentino. Buenos Aires, FCE, 1998.

Reseña de Martin Macello.

El ensayo de 1998 del economista y político argentino, Aldo Ferrer, aparece como una
contribución al proceso de discusión sobre el capitalismo argentino luego de un cuarto de
siglo de proyecto neoliberal que mostraba sus grietas evidentes aunque no su fisura
ideológica. Este ensayo de fines del menemismo pretendió a través de un prefacio breve
introducir las preguntas más urgentes sobre la condición del capitalismo nacional de fines de
siglo, sus posibilidades de desarrollo, de producción de empleo y bienestar.

Organizado en tres partes, en cada una de ellas aborda el objeto con una necesidad peculiar,
adoptando para ello una estrategia analítica en base al estudio comparado en la larga duración.
La obra se estructura en 9 capítulos, los dos primeros, pertenecientes a la Primera Parte dan el
soporte conceptual y categorial en la interpretación del desarrollo. En la Segunda Parte, a
través de cuatro capítulos muestra las etapas del capitalismo nacional dentro del contexto
mundial, desde mediados del siglo XIX hasta el contexto de producción del ensayo. En la
Tercera Parte, ofrece las perspectivas, en donde analiza las posibilidades y estrategias de
desarrollo necesarias para insertar al país en el concierto capitalista internacional con un
proyecto y destino propios, por medio de tres capítulos, en el marco regional del
MERCOSUR.
Sobre estos temas en el Prefacio explicita el lugar de la discusión: “se trata de explorar la
trayectoria, la situación actual y las perspectivas de la economía argentina a la luz del debate
en curso sobre la globalización del orden mundial”. Se sabe que Aldo Ferrer se inscribe en el
semillero que desde fines de 1940 y principios de los 50´s continúan desde la periferia una
crítica a los enfoques tradicionales del pensamiento librecambista o liberal inaugurada por
Keynes, que adoptará hacia la década siguiente el calificativo de Desarrollismo.
Conspicuo discípulo de Prebisch en los últimos cursos de éste en la Facultad de Ciencias
Económicas, trabajó junto con él en la CEPAL y la ONU desde 1950. Afiliado a la U.C.R
desde 1953, las ideas de desarrollo forjadas en la heterodoxia de posguerra continuadas desde
América Latina le proveerán un marco interpretativo para situar la historia de la economía
argentina en el marco de desarrollo del capitalismo a nivel mundial. De este modo, “la historia
económica de cada país y del nuestro, puede relatarse en virtud de las respuestas dadas a los
desafíos y oportunidades planteadas por la inserción en el orden global” (el énfasis es
nuestro).
Para iniciar el ensayo Ferrer no sitúa un estado de la cuestión relativo a las interpretaciones
del desarrollo del capitalismo en Argentina, ni en general sobre las hipótesis alrededor del
capitalismo en cuanto tal (aunque proponga la suya). Los contrapuntos ideológicos en la
estrategia de desarrollo discurrirán entre la ortodoxia liberal, el credo neoliberal y la visión
fundamentalista de la globalización por un lado; y la heterodoxia industrialista, el proyecto
desarrollista y el nacionalismo subregional por otro, en el cual se inscribe. Agudo promotor de
indagar en los aspectos tecnológicos del capitalismo y el desarrollo, la revolución industrial y
el siglo XIX ofrecerán el marco temporal clave en las interpretaciones que se inscriben en la
teoría del despegue como momento de referencia para indicar el desarrollo. Por otro lado, las
críticas no van dirigidas al capitalismo como fenómeno civilizador, sino que se asume la idea
de progreso al destacar explícitamente el colapso del socialismo real, es decir de la economía
planificada, para reducir el análisis dentro de los sistemas de propiedad privada y estabilidad
jurídica. Por ello se excusa de la omisión de China, necesaria para blindar el aparato
categorial dentro del marco teórico propuesto.

Luego de estas consideraciones diremos que “El capitalismo argentino” es una obra de fácil
lectura pensada para un público amplio pero sistemática y metódica, que permite detectar con
claridad los puntos centrales de la argumentación del autor. Su tarea será formular un modelo
de tendencias para el capitalismo mundial, abstrayendo un conjunto de determinaciones que le
permitirán componer una muestra en base al análisis comparativo. De allí propondrá una regla
para medir el grado de éxito en el desarrollo de los distintos sistemas de capitalismo nacional,
en el marco del mercado mundial. Esas tendencias responsables del Desarrollo y
subdesarrollo en el mundo global explicarían las asimetrías entre las naciones exitosas y las
periféricas, satélites y atrasadas, en la capacidad de cada una de ellas de decidir sobre su
propio desarrollo y estrategia de inserción global. Integra con éxito en un mismo modelo las
formas de integración de Dinamarca y Suecia en el siglo XIX con las de Japón y “los tigres
asiáticos” desde mediados del s. XX.
El análisis comparativo trabajará sobre dos grandes áreas: las condiciones sociopolíticas y
las variables económicas. Será de la faena mostrar a través del modelo comparado el
desempeño de la nación líder en cada una de las fases de desarrollo y globalización, el
comportamiento de un séquito de países exitosos, y las consecuencias para los dos tercios de
la humanidad que habita el tercer mundo subdesarrollado. De manera convincente, con datos
cuantitativos, estadísticas y sin reducir al economicismo una tarea compleja, el autor
reconstruye las diversas maneras que han encontrado las naciones para triunfar en su
autodeterminación político-económica. El caso argentino entonces, será comparado bajo las
características del modelo exitoso, para medir el grado de eficacia en la construcción de un
sistema de capitalismo nacional.
Para todo ello, Ferrer se sostiene en una bibliografía compacta pero de gran alcance
apelando a obras económicas que sintetizan y periodizan en la larga duración el desarrollo del
capitalismo internacional, los efectos de la revolución industrial, el auge y la caída de las
grandes potencias y los desafíos del tercer mundo; en donde se combinan estudios
cuantitativos que aportan la estructura probatoria del texto, con estudios cualitativos en razón
de estrategias y hegemonías, que equilibran el argumento en su dimensión política saldando
teóricamente el debate con la interpretación ortodoxa liberal sobre la intervención del estado
en el desarrollo económico, y con su actual contrincante: la visión fundamentalista de la
globalización. Completan sus materiales estudios de coyuntura de Paul Krugman, informes
del BID, OCDE y CEPAL, su amplia bibliografía sobre globalización, regionalismo y
MERCOSUR. Destacamos en especial, su clásico de 1963 y ampliamente reeditado La
Economía Argentina, que soporta las periodizaciones adoptadas para el caso nacional.

Nuestro comentario finaliza con una valoración positiva que pone el acento en la capacidad
del autor en generar un texto destinado a amplios lectores sin resignar profundidad en el
análisis, especialmente rescatando su espíritu de intervención en la contingencia del debate
sobre la globalización como problema teórico, y el padecimiento de una aplicación
fundamentalista en la economía nacional y más allá de ella. Para revertir esta condición de
vulnerabilidad y dependencia (un atributo de la economía nacional desde 1860) se sitúa en el
marco regional como escenario de alianzas estratégicas para el nuevo siglo. La historia del
s.XXI latinoamericano parece mostrar lo asertivo del diagnóstico de Ferrer, aunque también
revela los límites de un paradigma que debate contra las libertades irrestrictas del mercado
pero desde el capitalismo. Queda abierto el balance de la última década y media en la región
al calor del viejo debate que los dependentistas plantaban a los desarrollistas sobre las
verdaderas posibilidades de romper la dependencia y no solo achicar la brecha o lograr cierta
convergencia abstractamente definida.

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