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“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

UNIVERSIDAD ANDINA NÉSTOR CACERES VELÁZQUEZ


“Educando Mentes, Cambiando el Mundo”

FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS

E. P. ADMINISTRACIÓN NEGOCIOS INTERNACIONALES

CURSO: ACTIVIDADES FORMATIVAS

DOCENTE: Mg. ALEXANDER HUAYTA VILCA

TEMA: CREACION DE CUENTO “EL VIAJERO”

INTEGRANTES:
 TRUJILLANO TEVES, Daysi Melania

SEMESTRE: SEGUNDO GRUPO: B

Puno – Perú

2018
El VIAJERO
Era un atardecer sin sol, un atardecer cansado de tanto caminar, y con la
preocupación de no saber, dónde pasaría la noche: que por lo que parecía sería
muy fría y tormentosa.

La visión se le iba yendo juntamente con la poca claridad que había; se detuvo a
forzar sus ojos para poder encontrar refugio del frio y la tormenta que le seguían los
pasos, en eso un destello de luz le abrió el contorno de sus labios y sintió un palpitar
más tranquilo de su corazón, pues donde hay luz, hay refugio y compañía…pensó...

Apresuro sus pasos hacia aquel rayito de luz y así pudo confirmar su sospecha y
calmar su angustia. Ciertamente un refugio, una fogata con compañía; lo que menos
esperaba era una bienvenida y procuro ser lo más cortes posible, pero no podía
evitar sentir esa emoción de haberse sentido escuchado.

- Ricardo…(escucho). El miro asustado y consintió.


- Ricardo, Ricardo !!!…volvió a escuchar.
- Ricardo tenemos compañía una voz se anunció.
- Buenas noches señores…Rómulo Quispe…se anunció y sonrió.
- Buenas noches señor ...respondieron.
- Tendrá mucho frio… refúgiese señor …sírvase una sopa de quinua que
humildemente le ofrecemos…. dijo una amable mujer, de voz muy tierna.
- Gracias, muchas gracias…respondió Rómulo.
- ¿Que lo trae por aquí…? Pregunto Ricardo.
- Voy hacia Moquegua… ¿usted también…? Respondió Rómulo.
- ¡No…! Somos de por aquí…al otro lado de la montaña vivimos… Dijo
Ricardo.
- Vaya entonces saben dónde estoy…es bueno… (continúo sonriendo
Rómulo).
- ¿Amigo viaja solo…? Preguntaron.
- Si iré a ver mi familia que esta Moquegua…mi mujer, mis hijos y a la familia,
ya saben…. respondió Rómulo.
- ¡oh!, sí, yo tengo ocho hijos…se anunció Ricardo.
- ¿en verdad? Pregunto Rómulo.
- Así es… (sonrieron todos).
-
Entre la comida y las palabras el tiempo había hecho su trabajo y los ojos clamaban
ser cubiertos y el cuerpo clamaba quedarse quieto por un instante, como si uno
estuviera muerto.

- Soy comerciante, dijo Rómulo.


- Nosotros solo cosechamos cebada…respondieron.
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- Gracias por la comida – intervino Rómulo.
- Por nada Rómulo…consintieron.
- Tengo tanto camino para recorrer y llegar hasta Moquegua…murmuro
Rómulo.
- No se preocupe mañana enrumbaremos …el viaje…respondió Ricardo.
- ¿Cómo? – ¿irán a Moquegua? Pregunto Rómulo.
- Todos iremos …respondió Ricardo.

y como sabemos que el sueño pesa más cuando uno está echado y más si está
cubierto por frazadas de bayetas hechas de lana de ovejas…Rómulo bostezó
indicando así el fin de la conversación.

Mas en su mente grabada la imagen de esa pareja tan peculiar, tenían unos dientes
que evidenciaban trabajo sin descanso y sus ojos eran tan oscuros como la noche
misma y el pelo que cubría a Ricardo era muy llamativo.

- De todos modos… gracias señor …anuncio y se durmió Rómulo.

Muy de mañana comenzó aquel día sin aquel sin que el sol anunciara su inicio,
insistentes la pareja despertaron a Rómulo. Quien aún apegado a un montón de
ropas que tenía como almohada, se reincorporo.

- Buenos días…. Señores –saludo.


- Buenos días – respondieron.

Aquella familia extraña, planearon su ruta, su tiempo, los días, su provisión… como
si fueran dueños de cada cosa… y con más seguridad y confianza partieron hacia
el destino de uno, más que Rómulo solo compartía el camino, con la esperanza de
llegar bien donde los suyos.

El sol aumentaba el medio día llegaba y también la hora de gastar la provisión.


Rápidos como si fueran advertidos comieron y descansaron. Terminada su faena
emprendieron nuevamente su recorrido. Más que el tiempo no perdona y menos
espera y cada cosa siempre en su tiempo y lugar.

Sin hallar refugio y sin divisar alguno, fueron presa de una fuerte lluvia y el grito del
trueno, cual potente voz hace temblar el suelo; hizo temblar a las mulas que como
caballos sin domar corrieron sin luz ni guía quien sabe adónde.

Se anunciaba la angustia porque no sabían si llegarían a su destino…porque se


encontraban sin nada. Pero por cosas que solo los que viven saben …las mulas
volvieron trayendo de vuelta todo lo que les habían arrebatado y así se anunciaba
la esperanza y sobre todo la tranquilidad.

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Paso la noche y llego el día, ya cada vez más cerca de la casa de Ricardo y aún
más lejos de Rómulo. Conocían sus vidas del uno y del otro, consejos y argumentos
se quedaban grabados, combinados con el silbar de los jichus.

Mas cuando ya se llegaba a la casa de Ricardo y ya cerca de Moquegua: Ricardo


expreso su tristeza.

- ¿Qué pasa Ricardo? Pregunto Rómulo.


- Tengo un mal presentimiento respondió Ricardo.
- ¿Quieres volver? Dijo Rómulo.
- Así es …pero a la vez no … se anunció Ricardo.
- Que no te de pena toma tres sacos y vuelve. Dijo Rómulo.
- Gracias ...lamento no poder llegar a tu familia. respondió Ricardo.
- No te preocupes- ¿pero dime dónde vives exactamente? ...yo vendré a
visitarte. Dijo Rómulo.
- Vivo al otro lado de la montaña a cuestas de una gran roca, donde hay
muchos jichus, ahí es mi casa. respondió Ricardo.
- Cuando vuelva vendré por ahí – (se despidió Rómulo)

Ricardo con un pesar en alma caminaba su regreso, sin demora ni pausa llegaba al
lugar donde había dejado a su familia…cerca a su casa.

Mas Rómulo llegaba a Moquegua, a su casa, en donde conto a su familia del amigo,
que el camino le había presentado.

Y como las promesas hay cumplirlas, Rómulo procuro regresar al quinto día, volvió
por aquel camino que antes su amigo Ricardo había vuelto atrás.

El camino le recordaba historias y crónicas contadas hace días atrás, más que el
camino ya era distinto y su rostro se tornaba por el miedo, el color del camino era
solo cenizas y cenizas.

Llego a la montaña, paso la montaña y llego a la gran roca …pero no había nada
tan solo al costado de la gran roca, una menuda piedra se encontraba.

Ni una casa, ni una choza, ni una cueva…pero si tres sacos, ¡eran sus sacos !!!,
sacos que Rómulo había dejado a su amigo Ricardo.
Con temor grito, como quien llama a su hijo cuando uno no lo ve

- Ricardo amigo…. Ricardo!!!


Ni una respuesta obtenía, solo silbidos de jichus de anunciaban, buscaba la casa y
nada encontraba.

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Buscaba a su amigo Ricardo y no lo encontraba… pensó: los hijos… son las
puertas para llegar al padre. Busco niños por todo lugar debajo de las rocas en
cuevas y nada.

Pero grande fue su sorpresa cuando solo encontró ratones, ocho ratones como el
número de los hijos de Ricardo- atónito se quedó.

- No es posible murmuro

Hasta que encontró a Ricardo y compañía, despedazados por la furia de la


naturaleza…¡¡¡imposible !!!!… gritaba

Pero es preciso decir que Rómulo marcho sin mirar al pasado, recordando a su
compañero de ruta y el final de su vida.

Sabía que nadie le creería tal historia, sabía que se reirían si se lo contaba a alguien,
que un ratón, ¡un ratón!!! lo ayudo, y que su compañía, su hermosa mujer, le había
ofrecido comida…y que aquella familia tenía un gran corazón.

MORALEJA: Tal cual hoy, muchos son viajeros en esta vida, unos aun en el
amanecer, algunos en el medio día y otros en el atardecer.

Pero sin duda, sabemos que, en la vida, las personas que más hacen son
aquellas que quedan y no aquellas que solo pasan, mas hacen aquellos que
ayudan, que aquellos que pretenden hacerlo.
La vida consiste en dar lo que uno tiene, aunque lo que se tenga solo sea un
corazón de ratón.

- FIN -

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