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Desde Roma
Interrogado sobre la situación del papa Francisco -un jesuita como él-,
al que sectores muy conservadores, especialmente de Estados
Unidos, lo acusan de ser demasiado progresista y hasta “comunista” y
tanto desde el exterior como dentro del Vaticano hay quienes
boicotean su accionar, padre Sosa dijo que “hay opiniones muy
distintas”. “No hay duda de que hay una lucha política dentro de la
Iglesia. En esta lucha entra un elemento, el clericalismo, es decir la
lucha por el poder dentro de la Iglesia. Y no es sólo un ataque al
papa Francisco. El no cambiará, está muy sereno ante las
críticas. Pero las críticas son también un modo de influir en la
elección del próximo papa. Papa Francisco no es un jovencito, el
suyo no será el más largo pontificado de la historia. Esas criticas miran
a la sucesión”.
El papa Francisco, dijo además padre Sosa, “es hijo del Concilio
Vaticano II. Y como tal, pone toda su energía y su capacidad para
hacer realidad lo que el Vaticano II soñó para la Iglesia. Porque
esa es la verdadera reforma de la Iglesia”. Padre Sosa hizo
referencia en efecto al Concilio considerado por muchos como el más
“revolucionario” que ha tenido la Iglesia hasta ahora, el que, entre
otras cosas, ponía el acento en la participación de la gente y en los
pobres, cosa que Francisco subrayó desde el primer día de su
pontificado. “Cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres”, fue
su primera frase ante cientos de periodistas que asistieron a su
primera rueda de prensa pocos días después de haber sido elegido
papa en marzo de 2013.
En el pueblo de Dios “quien más favorable es al Vaticano II, tiene más
resistencias. Pero hay que seguir luchando- Más de cincuenta años
(desde aquel Concilio) no es tanto tiempo”, subrayó. Contó además
que la Compañía de Jesús, que tiene unos 15.600 miembros
repartidos en 110 países del mundo, en estos últimos años se ha
interrogado sobre cómo actuar en tiempos de papa Francisco y
ha adoptado “cuatro preferencias apostólicas”, es decir orientaciones,
para los próximos diez años. Preferencias que buscan conseguir la
“reconciliación y la justicia”. Esas preferencias son: indicar el camino
hacia Dios, caminar junto a los pobres y excluidos, ayudar a los
jóvenes a crearse un futuro de esperanza y contribuir a la Casa
Común, es decir como el papa Francisco llama a la Madre Tierra en su
encíclica ecológica “Laudato Si”. “Migrantes y refugiados”, ya estaban
entre las prioridades de los jesuitas, “son un desafío y como tal, no
puede ser descuidado ni sustituido”.