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A∴U∴T∴O∴S∴A∴G∴

ORDO AB CHAO

Supr∴Cons∴Gr∴33 del Gr∴Or∴de Colombia

PL:. MAS:. PRONUNCIADA POR EL Q:. H:.


JOSE MARIA ROJAS GARRIDO EL 30 DE
DICIEMBRE DE 1878, EN LA TEN:. FUN:. DEL
M:. P:. S:. G:. C:. DE LA ORDEN MASÓNICA DE
COLOMBIA, GENERAL TOMAS CIPRIANO DE
MOSQUERA, FALLECIDO EL DIA 7 DE
OCTUBRE DE ESE MISMO AÑO

Señores de la honorable Confraternidad Masónica en Colombia

La piedra del sepulcro es para los grandes hombres la puerta de la


inmortalidad: cuando ella se abre, la materia se desorganiza y cae, y
el genio transfigurado en luz perdurable comienza su viaje de siglos.

El odio, la envidia y la calumnia, miserias de la educación, se


hunden con el polvo en el olvido; y si algún eco siniestro sobrevive,
es el graznido del cárabo que en los cementerios importuna la
augusta majestad de las sombras.

QQ:. HH:.: El M:. P:. S:. G:. C:. de la Orden de Colombia, sin salir
del seno de la gran familia, se ha ausentado de la tierra para siempre,
y venimos a rendirle homenaje en el Or:. inmortal y a hacerle la
visita de ultratumba.

Hemos salido, con tal objeto, del mundo profano que dejamos allá,
muy distante, atrás de aquél misterioso catafalco, donde el egoísmo
de la individualidad liga al hombre a las condiciones de la existencia
finita; y hemos penetrado en este recinto de la confraternidad, en
que la vida es solidaria y trascendente y nos coloca fuera del circuito
de los sepulcros para alcanzar a ver con los ojos del alma el trono en
que reside el G:. A:. D:. U:. y el C:. C:. en que a su lado se asienta
decorado de gloria el M:. P:. S:. G:. C:. de la Orden en premio a los
eminentes servicios que prestó a la comunidad masónica en
Colombia.

Con efecto, él instaló en mayo de 1864 el Sup:. Cons:. de Sob:.


GGr:. II:. GGen:. Gr:. 33, fundado en esta ciudad ha más de
cincuenta años, el cual había tenido que suspender sus trabajos por
las continuas agitaciones que experimentaba el mundo profano; y
con tanto empeño se consagró el M:. P:. S:. G:. C:. a dar incremento
a la Orden que no solamente obtuvo el restablecimiento de ella en su
antiguo esplendor, sino que hizo crecer su imperio dándole mayor
auge, brillo y nombradía en el extranjero. Debemos a tan asidua
cooperación el mantenimiento de las frecuentes y muy fraternales
relaciones que cultivamos con los centros más distinguidos del
universo masónico.

Justo es que dediquemos la ofrenda de esta Ten:. al recuerdo del Gr:.


Com:. cuando en el mundo profano, presuroso el patriotismo ha
hecho oír, por medio del Gobierno Nacional, de las Legislaturas y
los gobiernos de los Estados y de la prensa periódica, fieles
representantes del pueblo colombiano, los acentos dolorosos de la
República contristada por la muerte del Gran General Tomás
Cipriano de Mosquera y la expresión de la gratitud profunda que a
su memoria se tributa por los inmensos servicios que prestó a la
patria tan esclarecido ciudadano.

El Libertador Simón Bolívar arrojó de América al poder peninsular,


arraigado desde la conquista; el General Santander dio en la patria
hogar a la filosofía y puso luz en la mente oscurecida de los pueblos,
y el General Mosquera inauguró el grande taller de la civilización
con la locomotora, el vapor, las matemáticas, el laboratorio, la
biblioteca, el instituto y los sabios profesores que hizo venir del
extranjero para galvanizar con las ciencias y las artes las fibras inertes
del país y obtener que la fuerza de su inteligencia y los elementos de
la naturaleza convergiesen al desarrollo de las obras materiales. Así
aconteció, y en más de un cuarto de siglo, desde el Capitolio hasta el
ferrocarril del Cauca, toda labor emprendida de gran importancia
simboliza el esfuerzo del General Mosquera y lleva el sello de su
nombre.

Guerrero invencible, hábil político y progresista, enérgico


gobernante, consumó una revolución gigantesca sobre los restos
seculares del antiguo virreinato y dio existencia a los Estados Unidos
de Colombia.

Cumple a la posteridad decidir, respecto de aquellos


acontecimientos, pronunciando el verdadero fallo de la justicia;
aunque el voto favorable de la Nación, que acabamos de oír en
medio de los contemporáneos, nos deja formar idea cumplida del
aplauso que haya de alcanzar la memoria del ilustre finado. Después
que varias generaciones reverencien el gran sepulcro del héroe, que el
astro de un siglo llegue por lo menos a la mitad de su carrera, y que
el tiempo se hayan desvanecido las últimas pavesas de las iras
inflamadas en la edad presente; cuando la figura del General
Mosquera aparezca a los meridianos de su gloria sin que el perfil
toque la sombra del amanecer, como ahora que de su vida inmortal
raya el alba, entonces, no hay que dudarlo, el juicio de la posteridad
será la apoteosis.

El General Mosquera remeció el pasado con la fuerza creadora del


genio que arranca y se agita vigoroso de la playa de ayer al porvenir.
Fue alud que arrasa las agrias cuestas de la montaña y abre
manantiales de vida en la llanura; catarata que se estrella al fondo y
levanta al cielo las bellezas del iris.

En alas de la tempestad escaló las cordilleras y cruzó los valles


dejando los surcos del rayo; porque era preciso de este modo arar la
tierra para rectificar los fundamentos de la República.

Su labor entrañaba el cataclismo; pero tal ley de la vida siempre se


cumple cuando alguien levanta barreras artificiales al desarrollo
natural del progreso.

Estas convulsiones son en pequeño las mismas que en grande


experimenta el planeta al derramar los mares sobre los continentes.
La gestación representa la imagen del caos; pero en el fondo prepara
existencias más elevadas que saca a la luz la potencia creadora.

Las borrascas del pensamiento colectivo de un pueblo se conjuran


dando atmósferas de luz y libertad de acción a las manifestaciones
del derecho. Sin trabas aquél se cierne en la inmensidad con vuelo
espontáneo, que es el único apacible y fecundo.

Pero si la tiniebla cubre los horizontes, el alma de la humanidad,


ciega y desorientada pliega alas sobre el abismo.

Allá cobra aliento como el volcán, y ardiente y silenciosa elabora en


las entrañas la fuerza de explosión que revienta en lava y tiñe con
reflejos de sangre el hemisferio.

Tales son las verdaderas revoluciones de los pueblos. Ellos suben a la


cruz, agonizan y mueren a impulsos de sus verdugos; pero vuelcan la
losa del sepulcro, el terremoto de esta resurrección rectifica el eje del
mundo moral desquiciado.

Así el General Mosquera condensó en su poderoso espíritu la


indignación de un pueblo oprimido que había luchado hasta el
sacrificio contra la colonia, abatió el estandarte de aquél fanatismo
regimentado para afirmar el imperio de la democracia. De esta suerte
el sepulcro del héroe es un sol nacional que da luz al porvenir.

La inmortalidad del General Mosquera se identifica con las glorias


de la Patria. Lo que él hizo está consumado y es el punto de partida
de la regeneración social y política del país y del triunfo inmarcesible
de las instituciones masónicas en Colombia.

El 7 de octubre último el M:. P:. S:. G:. C:. fijó su domicilio en el


Or:. inmortal, a la edad de ochenta años que a su espíritu otorgó el
G:. A:. D:. U:. para que diese el relámpago de la vida en el cordón
de polvo que forman las cunas y los sepulcros.

M:. QQ:: HH:.: Aquí percibimos el rumor del mar que lleva en sus
olas a regiones desconocidas.
Aquí, en este puerto, se embarcó nuestro M:. P:. H:. y es piadoso
presentir que nos escucha desde la opuesta ribera.

Démosle nuestra despedida .......

Adiós M:. P:. S:. G:. C:. de la Orden masónica en Colombia. ......

Que la V:. L:. os haya servido de faro en la eternidad para hacer


rumbo feliz hasta el trono del G:. A:. D:. U:.

Adiós .....

Oíd cómo refrendamos en el altar de vuestra gloria los solemnes


juramentos que nos ligan a esta confraternidad sublime..

José María Rojas Garrido

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