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que permite analizarlos fuera del calor del debate y de la acción en la cual fueron
producidos.
No deja de ser ambicioso intentar descifrar ideas, impresiones o sentimientos
expresados hace dos siglos pero, justamente, parece relevante, histórica e
intelectualmente, saber captar si es el caso, la diferencia entre las intenciones de quien
escribe y el entendimiento del lector. Lo que se pone en discusión es, también, cómo un
conjunto de documentos de tipos diferentes y de autores diversos, originados en un
mismo periodo, permite entender y/o determinar mensajes colectivos. Esto es uno de los
desafíos de la prosopografía2 que nos permite entender movimientos colectivos a través
de lo profundamente individual como son los actos y escritos de los seres humanos.3
Los oficiales napoleónicos fueron prolijos en la producción de escritos sobre el
territorio, la población y el entorno que descubrieron en Latinoamérica en el siglo XIX,
luego de llegar procedentes de una Europa extremadamente conservadora, sucesora de
la Revolución Francesa y del Imperio Napoleónico.
Esta intensa producción ha permitido, utilizando el método prosopográfico,
elaborar una caracterización social y cultural individual de los miembros de este grupo
aparentemente homogéneo. Si bien proceden de un mismo contexto, no pertenecen a
las mismas clases sociales, no viven una misma experiencia, ni se insertan de manera
similar en las sociedades locales y, finalmente, desconocen su destino individual.
Pero lo más notable de aquellos escritos es que revelan visiones, impresiones,
deseos o sueños de estos europeos, sin que ellos correspondan o no correspondan a la
realidad que percibieron o vivieron. La distancia temporal nos permite elaborar estos
juicios, los que, en ningún caso, afectan los sentimientos que expresan. A lo más,
autorizan a caracterizar las ideas, entender los humores, revelar los errores y aceptar el
imaginario desarrollado por estos oficiales.
2
Es dable señalar que este término tiene un significado distinto si lo usamos en el contexto de la
literatura o de la historia: la primera lo entiende como el estudio exclusivo de la descripción física de
las personas o de los animales; la segunda abarca un espectro mucho más amplio permitiendo
abordar elementos de comprensión de la evolución social.
3
Desde el año 2000, hemos desarrollado una línea propia de investigación en torno a la influencia
militar y política de los oficiales napoleónicos que se desempeñaron durante las guerras de la
emancipación chilena. Esta línea, apoyada por la Universidad de Los Lagos y Conicyt-Fondecyt a
través de varios proyectos, nos ha permitido relevar algunos aspectos, hasta ahora ignorados, de
aquella influencia. Cfr. Puigmal (2001, 2003, 2005, 2006); Cartes y Puigmal (2008). Señalamos,
como para contextualizar el entorno político-militar en el cual situamos el tema de este trabajo, la
experiencia militar napoleónica puesta al servicio de los ejércitos nacionales, el rol de formadores en
las escuelas militares creadas entonces y en la modernización de los ejércitos, la introducción de
ciencias nuevas en el país (medicina militar, cartografía, topografía, ciencias naturales, estrategia y
táctica militar, educación, entre otras), y la influencia filosófico-política a través de la creación de
diarios políticos (de tendencia liberal, en general), la publicación de panfletos y libros, la creación y
dirección de establecimientos educacionales, la pertenencia a movimientos como la masonería o el
carbonarismo, todo lo cual, sin lugar a dudas, jugó un papel no menor, aunque poco revelado hasta
ahora, en el marco de la creación del Estado de Chile.
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Cabe señalar que, en muchos casos, estos oficiales imaginan las nuevas
fronteras que describen sin recurrir al concepto clásico de nacionalidad, concepto ya
firme en Europa debido a la experiencia adquirida desde la Revolución Francesa, pero
casi ausente en este continente. En este sentido, tampoco tiene relevancia el tema del
territorio de origen como elemento fundador de tales fronteras. No debemos
sorprendernos de ello teniendo en cuenta el origen geográfico disperso de los autores,
quienes, además, se encuentran a miles de kilómetros de sus lugares de nacimiento,
de formación y de experiencia de vida (Lacoste, 2004). Verlos primero definir su
“patria” nueva con un régimen político ad-hoc, idear sistemas que no existen ni en
Europa (la contrarrevolución monárquica representada por la Santa Alianza trata en
aquel periodo, primero, de borrar cualquier recuerdo de la época revolucionaria y,
segundo, de establecer un status-quo político definitivo), involucrarse en todas las
disensiones sobre qué modelo de Estado se debe construir y, luego, verlos reaccionar
frente a realidades que no entienden o a costumbres relacionadas con otras maneras
de pensar (en particular, en este caso, pensemos en su incomprensión total del mundo
indígena), hace pertinente penetrar en el cotidiano de cada uno, entender sus aciertos
y contradicciones y apreciar sus virtudes y defectos.
Varios de estos oficiales tratan de dar un contenido ideológico al concepto de
fronteras utilizando ––probablemente de manera inconsciente o como un simple
resultado de una educación impregnada por las luces y el siglo de la Ilustración–– los
conceptos de etnocentrismo o eurocentrismo. En este sentido, este punto de vista racista
prevalece sobre el concepto heredado de Rousseau a partir del cual “todo hombre nace
naturalmente bueno, libre e igual a los otros”, dejando lugar al poderío, tanto intelectual
como físico, del dominador, proveniente del extranjero, quien define y se define en
función de su propio modelo de origen. Los oficiales napoleónicos no tienen por qué
escapar de esta lógica; menos cuando son los descendientes directos de las aplicaciones,
desaciertos y evoluciones de tales modelos a principios del siglo XIX. Esto no es un
intento de disculparlos, sino destacar que actúan en función de un contexto filosófico
afirmado, fruto de una experiencia que, si bien fue compleja y a veces llena de
contradicciones, no dejó indiferente a nadie y cambió, hasta por lo menos nuestros días,
la manera de ver el hombre y de organizar su relación entre pares.
Proponemos, aquí, otro modo de apreciar o de entender lo dicho o escrito por
los oficiales napoleónicos: definir el otro (aunque sea de manera caricatural, bajo la
figura de seres extraños o distintos como, por ejemplo, aquella que dio origen a los
gigantes de la Tierra del Fuego) constituye, también, una manera de incluirlo, de
establecer un marco de comparación y de permitir, así, un tipo de relación con el otro.
Las descripciones idílicas que se proponen sobre la geografía y la naturaleza del país,
la excepcionalidad de sus habitantes y la riqueza de sus recursos, pueden haber sido
emitidas, sin negar ––por supuesto–– la posible veracidad de aquellas impresiones,
con la voluntad, tal vez, de obtener una más fácil integración respecto al otro.
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Nacimiento en 1819, vive sus últimos momentos acompañado por Beauchef, quien testimonia, “sus
últimas palabras fueron para Napoleón y la independencia de Chile” (2005:115), excelente síntesis
de lo ya expuesto.
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francés. José Bacler d’Albe contrae matrimonio en 1820 en Valparaíso con Manuela
López Borrego, otra evidencia de la intención política que buscaba integrar a estos
oficiales a la elite nacional a partir de alianzas maritales.6
Consideramos una fuente extremadamente relevante al momento de reconstruir
la impresión de Bacler acerca de Chile y sus ciudadanos, la constante correspondencia
que mantuvo con su padre en Francia, entre 1817 y 1825. Respecto a su unión marital
Bacler señala
Me siento feliz e hice como muchos otros, me casé el 27 de julio pasado (25
días antes de embarcarme para esta campaña). Mi esposa es de Valparaíso, de
una buena familia, 21 años, bastante guapa, bien educada y muy amable. La
conocí en 1817 cuando era comandante de ingenieros en Valparaíso. Desde
entonces, me había decidido pero deseaba dejar el servicio antes. No he podido
hacerlo por reconocimiento por el país donde merecí la confianza del gobierno
y donde me hice un nombre, como lo has podido ya saber (2006:112).
Sus cartas revelan una descripción muy personal sobre un país en pleno
nacimiento, revela su confianza en el nuevo régimen y en la capacidad de sus
habitantes y confirma su desprecio hacia el sistema colonial español
Chile es un país quien, un día, jugará un gran papel en América Latina, por
su posición geográfica, o por el carácter de sus habitantes dotados de una
gran inteligencia. Estoy sorprendido de los rápidos progresos que han
hecho solamente en dos años. Todo estaba bajo el yugo español; uno ve
que este gobierno buscaba solamente extraer el oro y mantener este
generoso pueblo bajo la más horrible esclavitud (2006:83).
Sin duda, el tema político-militar no estuvo al margen de estas reflexiones
enviadas a su padre, pero aún en este caso, Bacler es mucho más significativo cuando
aborda los tópicos de las relaciones sociales, de la convivencia entre nacionalidades
distintas, del cimiento que lo une con sus compañeros de guerras
¡Diablos! No pensaba en Chile hace tres años. Algo más que extraño es el
hecho de encontrarse aquí con muchos oficiales extranjeros (particularmente
ingleses) contra los cuales yo hice la guerra en Europa. ¡Hasta conocí algunos
en el sur! Y hoy, son mis amigos y compañeros... (2006:96).
Bacler muestra, entonces, una visión favorable en relación a la naciente nación y,
principalmente se reconoce como un actor histórico en este proceso. Es interesante como
proyecta en forma auspiciosa el futuro de Chile, de sus habitantes y da un reconocimiento
6
María Graham señala la cercanía de Bacler con los más altos personajes del momento, hecho que
experimentó en Valparaíso el 15 de octubre de 1822. “...Llegaron el Ministro de la Guerra, Zenteno,
el general San Martín acompañados de la esposa y la hija, Dolores, el coronel d’Albe, su esposa y su
hermana, el general Pinto, el mayor O’Carrol, el capitán Torres...” (1988:129).
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a la clase dirigente en esta materia y, también, como grafica las relaciones diplomáticas
entre el país y su vecino, las Provincias Unidas del Río de La Plata
Es un país que ofrece muchos recursos, aún más cuando esté en paz. Pienso
que me irá muy bien una vez jubilado. Chile es un país muy fértil,
particularmente en el sur. Las minas son abundantes, particularmente de
plata y cobre y dependen solamente de los brazos y hombres quienes sepan
trabajarlas… Desde Valparaíso a Chiloé, hay solamente un millón de
habitantes cuando el país puede contener y nutrir más de quince millones…
…Su industria podría alcanzar el más alto nivel por los importantes
recursos humanos, aún más cuando sean enteramente libres y cuando hayan
sacudidos los prejuicios… Su gobierno actual es bueno, protege los
extranjeros que llegan para establecerse. El Director Supremo, general
O’Higgins, es un hombre que apoya las artes y todas sus acciones son para
hacer felices a los chilenos... Chile es aliado con Buenos Aires por dos
razones: primero, por reconocimiento porque este último le dio su libertad,
segundo, por sus relaciones comerciales (2006:53-54).
En el plano económico reconoce los problemas que han tenido que asumir,
como por ejemplo el no pago de sueldos, común en ese entonces, lo que sin duda
genera problemas, lo que no obstante es asumido con una franciscana resignación
Hacemos grandes sacrificios, estamos todavía con los 2/3 de nuestros
sueldos. Me deben casi 10 000 francos pero como todos estamos en la
misma situación, tenemos que tener paciencia y hacer la guerra como
verdaderos espartanos… (en Puigmal, Diablos, 55)
La difícil situación económica atravesada por el país en sus primeros años de
vida no dejaba indiferentes a los oficiales napoleónicos, los cuales notaron
regularmente en sus cartas e informes los retrasos o ausencias de sueldos. La
expedición a Chiloé en 1824 va a quedar en la memoria de Bacler como uno de los
episodios militares más difíciles y peligrosos de su carrera americana. Constituye, de
hecho, su última campaña activa.
Nuestro Director hizo una expedición en esta parte de Chile todavía
ocupada por los Españoles pero el clima nos fue fatal: ¡Un segundo
volumen de la expedición de Rusia! Nuestra escuadra fue dispersada por un
tremendo temporal... He sido levemente herido al tobillo derecho en un
combate de dos horas cerca de Castro. Vencimos con 800 hombres a los
1400 enemigos y tomamos un cañón, pero el día después debimos
retirarnos por la llegada de refuerzos enemigos y por el debilitamiento de
nuestra tropa. Es un país horrible con caminos impracticables; caminamos
siempre con agua hasta la cintura… (2006:144).
En este caso, la asociación con la desastrosa campaña de Rusia, cuando en
1812 desapareció casi totalmente el ejército de Napoleón compuesto de más de
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con los estudios más clásicos, con visiones más cercanas a las realidades
locales, permite obtener una perspectiva más global, más diversa y, por lo
tanto, probablemente más exacta de estos momentos.
Finalmente, pensamos haber logrado determinar una visión común,
colectiva de lo que puede haber sido el pensamiento de este grupo humano
partiendo de lo individual, con sus diferencias intrínsecas, para ubicar
transversalmente ejes temáticos y comportamientos grupales. Este
ejercicio, no tan clásico en el campo del estudio historiográfico
contemporáneo, nos parece necesario para, justamente, entender lo
colectivo a partir de lo individual, este individual entendido como núcleo
iniciador de las ideas, ideologías, estrategias y modelos característicos de
la evolución de la sociedad humana.
Universidad de los Lagos*
Departamento de Ciencias Sociales
Avda. Alcalde Fuchslocher 1305, Osorno (Chile)
p_puigmal@hotmail.com
Universidad de los Lagos**
Departamento de Ciencias Sociales
(c) Magíster en Ciencias Humanas, Mención en Historia
Avda. Alcalde Fuchslocher 1305, Osorno (Chile)
rnunez@ulagos.cl
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