En el día del nacimiento de la niña, su madre entiende que nunca más
dormirá tranquila. Ser madre es sinónimo de preocuparse constantemente por otro ser humano desde el mismo momento del parto. Y, tras perderla durante unos minutos en el parque, su madre decide someterla a un experimento: implantarle un chip en el nervio visual para tenerla localizada y poder asegurarse que no se traumatiza por un mundo de violencia y situaciones incómodas. Este capítulo tiene cierta relación con la fenomenología del espíritu de Hegel para él, un individuo con sueños, sentimientos, creatividad, entre otras cosas, Conforman a la sociedad, pero a aquellos individuos se forman en la familia por lo que la familia, es el principal foco de lo buen. Esto no se ve reflejado claramente puesto que, en el capítulo, cuando la madre puede básicamente moldear la conducta de su hija, y limitar todo lo ilimitado de las personas como la imaginación, su creatividad sus sueños, sus formas de pensar, como también la forma de reconocer qué es bueno o malo moralmente, vemos todo lo contrario la familia el primer foco de encarcelamiento de la persona. Esto surge gracias a la tecnología del chip que separar la unió personal entre la madre y su hija, agregando lo que señala Hegel, cuando el individuo interactúa con la colectividad, convirtiendo en sujeto de derecho al individuo, diluye la relación familiar al momento de que la niña cursa su etapa de adolescente, donde prueba diferentes experiencias con la droga, el alcohol, el sexo. El sujeto se ve influenciado por aquellas cosas, y deja de lado aquella enseñanza buena que se recibió en la familia. Como ultima aclaración en este capítulo, se ve relacionado la distinción que hace Hegel sobre la colectividad, cundo interactúa con el individuo, pero no en que la familia es aquel foco de lo bueno e impulsador del individuo.