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LOS TITERES COMO UNA EXPERIENCIA FORMATIVA.

REFLEXION FINAL.
Durante el transcurso del semestre tuvimos un acercamiento al arte de los títeres desde distintas
perspectivas. En primera instancia hubo un acercamiento teórico, en el cuál se tocaron temas
como las distintas formas de construcción, las distintas tradiciones que habían emergido en
distintas culturas, también se habló de la gran diversidad de mitos y leyendas que han sido
representadas a través de los títeres en lo que ha transcurrido de la historia; por otra parte, se
habló también de las distintas maneras de vincular el arte de los títeres con los distintos sistemas
de educación y cómo esta práctica podría estimular las distintas inteligencias que fueron
propuestas por psicólogo e investigador Howard Gardner. En otro momento emprendimos la
práctica para tener una experiencia propia de lo que sería la construcción y el montaje de una
obra de títeres, en este caso haciendo una adaptación de la leyenda de Bochica al teatro de
sombras.

A la luz de la teoría de las inteligencias múltiples ¿cómo podemos analizar este proceso que
nosotros mismo emprendimos?

El arte de los títeres estimula gran parte de nuestras inteligencias, además de ser un recurso
sumamente valioso para transmitir nuestros sentimientos, emociones, pensamientos y/o ideas
ante un público. Además, en el aula, es un recurso que podemos utilizar para permitir que quienes
hacen parte del grupo también se puedan expresar y vivan una experiencia holística acercándose
de esta manera un poco más a la realidad compleja. Creo que no solo los títeres brindan la
oportunidad de estimular todas nuestras inteligencias sino que en general todas las expresiones
artísticas permiten que el cerebro realice conexiones nuevas que no solo nos permiten tener
experiencias holísticas sino además de esto nos permiten transformar la propia perspectiva que
tenemos del mundo. Sin embargo, al momento de la práctica, no estoy de acuerdo en afirmar que
esto sucede igual con todas las personas.

Hablaré específicamente de la experiencia del grupo en el cual participe conformado por 2 artistas
escénicos, 2 educadoras infantiles, un educador comunitario y un músico. ¿Cómo repartimos las
tareas? ¿Cómo fueron los desempeños en las distintas tareas asignadas? Creo que estas preguntas
pueden darnos una luz sobre cómo se están poniendo en juegos los distintos niveles o módulos de
nuestra inteligencia.

En primer lugar habíamos pensado en que no hubiera una distribución jerarquica de los mandos,
que todos podíamos proponer y asumir el liderazgo siempre que se hiciera con argumentos que
dieran peso y validaran nuestras propuestas personales; sin embargo en un momento esto cambió
y se decidió que uno de los compañeros de escénicas fuera el “director”. Esto habla bastante de
nuestra incapacidad de resolver una situación problemática de las relaciones entre personas
aludiendo a nuestra propia capacidad de argumentación y de proponer cosas novedosas que
rompieran con el modelo tradicional del teatro; aquí surge la reflexión sobre la inteligencia
interpersonal si hubiéramos llevado las cosas con un poco más de calma el ejercicio habría
estimulado bastante esta inteligencia permitiéndonos explorar nuevas formas de relacionarnos
con nuestros compañeros de trabajo, sin embargo, preferimos hacerlo de la manera fácil y a la
cual estamos acostumbrados y es estableciendo un modelo jerárquico. Por otra parte en la
construcción de los titeres se evidencio los distintas formas de resolver el problema planteado.
Algunos decidieron simplemente hacer un dibujo sobre una cartulina y recortarlo, mientras otros
hicieron uso de materiales reciclados, les dieron una forma bastante llamativa y además de esto
usaron mecanismos originales para la manipulación de los títeres. Aquí podemos hacer una
reflexión sobre la inteligencia visual o espacial y la inteligencia lógico matemática y kinestésica
pues se evidencia hasta qué punto lo que logro visualizar en mi mente lo puedo llevar a cabo
ejerciendo una serie de cálculos, medidas, ensayos y como mis manos me permiten realizar esa
idea que está en mi cabeza. Hablo esto por los compañeros porque en mi caso particular me
enfoqué en la realización de la música. Para esta inteligencia en específico me gustaría hacer una
reflexión: Al momento de realizar la música, todos realizaron propuestas, sobre distintas maneras
de hacerla, esas propuestas siempre estuvieron llenas de dudas, al final todos decían “músico a tu
música”… Es algo que me parece interesante pues desde mi perspectiva como músico creo que
todos tenemos la capacidad de hacer música, de proponer y de experimentar con el sonido sin
necesidad de tener conocimientos academizados sobre el área. A pesar de esto ninguno
emprendió esta labor a sabiendas de que había un músico en el grupo. Mi lectura de esto es que
se suele subestimar la propia inteligencia musical y que esto también se fomenta en la medida en
que las relaciones interpersonales así lo determinan; si no hubiera habido un músico los demás
participantes se habría visto en la obligación de llevar un poco más lejos su inteligencia musical
como se vio en otros grupos. Es decir que, la manera en que concebimos nuestra relación con el
otro puede estimular o atrofiar el desarrollo de una o varias de nuestras inteligencias.

Esto es algo que va sucediendo inconscientemente en el transcurrir del tiempo, en nuestra vida
cotidiana no solemos dividir nuestras inteligencias de manera consiente con cada acción que
hacemos. La realidad es una sola y se va dando de manera conjunta y la teoría de las inteligencias
múltiples es simplemente un lente a través del cual podemos analizar esa realidad. Es un lente a
través del cual sectorizamos los hechos para poder analizarlos de manera aislada pero podemos
caer en el grave error de aislarlos y dejar de ver qué relación tienen unos otros. Me atrevo a decir
que el lente de las inteligencias múltiples nos permiten el análisis de lo micro, y el lente de lo
holístico de lo macro, lo realmente difícil es establecer relaciones entre un lente y otro sin que
entren en conflicto sino que se complementen.

JUAN SEBASTIÁN RODRIGUEZ AVILA

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