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Santiago de calí, 6 de octubre del 2017

Presentado por:

Laura Sofia Bazante.


María Alejandra Cerón.

La naturaleza de la decepción

Entre más desventurados pretendemos ser, sabemos y conocemos que no hay


naturaleza humana que no guíe a la decepción; desde Nietzsche hasta Bertrand
Richard se afirma que la decepción siempre está con nosotros. El primer autor,
atribuye dicha decepción a la sociedad y el segundo filósofo la encuentra en sí
mismo. Nuestra reflexión gira en torno a la naturaleza de la decepción: personal o
social.

Nietzsche afirma que la sociedad es la que crea en sí la necesidad o la expectativa


frente a la persona, y por ende al no cumplirlas se genera la decepción. La cultura
se repliega al individuo por medio de engañosas ilusiones y a partir de ellas se genera
la decepción, por tanto Nietzsche justifica la sociedad y la cultura como una
mentira. Lo irónico aquí es que desde “esta decepción puede nacer una nueva
ilusión o apariencia” (Sanchez, 1992, p. 129), en este orden de ideas, la sociedad ha
establecido decepciones que el ser humano interioriza como ilusiones para así
continuar con su “vida normal”.

Pero, Bertrand contradice la mirada nietzscheana ya que “la decepción es en todo


momento no-ser-del-todo, esa insatisfacción existencial que arraiga allí donde hay
algo humano” (p. 10), es decir que naturalmente en hombre experimenta un
sentimiento de decepción a nivel universal (sociedad) pero esto es negar la
conciencia misma del hombre. Lo que se pretende decir aquí, es que “el hombre es
un ser que espera y, por lo mismo, acaba conociendo la decepción” (p. 20). Lo
anterior se ve reflejado en que la decepción forma parte de un ser individualista,
donde la posibilidad de la felicidad se niega totalmente, ya que el deseo y la
existencia que hacen parte del individuo sólo conduce a una decepción infinita.

En este marco contextual, nos acompaña la duda constante de lo planteado


anteriormente, pues el discurso argumentativo de ambos autores manifiestan la visión
tanto de María como la mía. Por ende, le preguntó a María:
Laura-¿Es posible sentir decepción cuando no hay convivencia con otros seres
humanos o solamente se experimenta esta sensación angustiosa en la presencia de
otros?

María-Yo creo que uno puede sentir decepción de uno mismo, así uno esté alejado
de la sociedad y de la cultura, la persona se puede sentir así consigo mismo.

Laura-Para sentir decepción parece necesario tener expectativas sobre una


persona, de aquí la idea de pensar la decepción en comunidad y no de carácter
personal. Pues de ser individual como tu lo afirmas, te pregunto yo ¿alrededor de qué
construiríamos una idea que nos termine generando decepción?

María-¿No crees que es posible decepcionarse por sí mismo?, o eso es lo que


reflexionó acerca de tus palabras. Yo no afirmo rotundamente que uno no necesite
de la sociedad para decepcionarse, pero decepcionarte de ti misma sí es posible,
así estés sola y no tengas interacción con la sociedad.Porque al crecer vas
adquiriendo cualquier pensamiento y al no lograrlo te decepcionas de eso ¿o no lo
crees?, el carácter individual y la forma en cómo yo pienso influye en la conducta,
en mi emoción, en mi pensamiento, es decir en todo mi “Yo”.

Laura-Según mis saberes, la decepción es producto de ideas irracionales que no son


coherentes con la realidad y que por ello terminan causando ansiedad y desilusión.
Y, dichas creencias tienen una historia, pues no vienen de la nada. Ahora bien, somos
conscientes que en el desarrollo de las personas la genética cumple un rol
importante pero no es suficiente de ahí que el dicho cotidiano de “¿las personas
nacen o se hacen?” no tenga una respuesta polarizada, ya que el vacío que no
completa el ADN es ocupado por un aprendizaje que se da en el medio donde se
desenvuelva el sujeto. En este sentido, los esquemas o creencias nucleares se forjan
en relación con otros y cuando estas superan la realidad y terminan siendo peor que
lo que se esperaba llega el sentimiento de decepción.

María-En este caso, planteo yo que hay que tener claro los diferentes conceptos que
manifiestas porque aunque traes a colación un dicho muy cotidiano “¿las personas
nacen o se hacen?” es como tratar de encontrar el sentido de “¿primero se hizo el
huevo o la gallina?”. Ahora bien, centrándonos en la desilusión como tu bien lo
planteas, son productos de ideas que vienen de la percepción del sujeto, en este
caso la persona si no tiene alguna interacción ella debe desilusionarse por no tenerla,
he allí cuando digo que la persona se puede decepcionar por sí misma. En el caso
de las creencias nucleares, están se forjan o se realizan de acuerdo a la
interpretación de la percepción que el mismo individuo hace, es decir que evalúa la
situación “estoy solo” como algo “decepcionante”. Por tanto,se puede concluir que
la realidad no es suficiente para que la persona se sienta decepcionada si no que
también se necesita de la interpretación que yo como persona realizó de acuerdo a
unos prejuicios establecido por mi yo, ya que soy yo la que interiorizó lo que deseo.

Laura-El sentir la decepción si puede ser individual pero el origen de la misma tiene
un carácter colectivo, pues en el ejemplo que tu precisas la persona siente
decepción por no tener una interacción interpersonal, pero para esto hay una
condición que se sobreentiende y es que ha tenido ya otras interacciones. Siendo
así, es posible afirmar que no se puede sentir decepción cuando no hay convivencia
con otros seres humanos pues entre pares construimos ideas sobre lo que puede
llegar a pensar o sentir el otro y ese es el contenido que puede tornarse en una
decepción.

María- Comprendo. Pero y la capacidad de pensar por uno mismo, ¿dónde se


encuentra?

Laura- Yo no niego que las personas tienen la capacidad de pensar por ellas mismas
y no estar limitadas por un contexto, sin embargo la tesis que sostengo va
encaminada a la naturaleza de un sentimiento. La decepción no implica
incapacidad para usar libremente el entendimiento, sino más bien una diferencia
entre lo que esperamos acerca de una persona o situación frente a la realidad que
acontece. Por lo que no considero que se debe entonces asumir una posición donde
no se tengan expectativas o donde se use el positivismo fanático para no sentir
decepción (pensando que dicho sentimiento es en su mayoría negativo), sino que
por el contrario se debe hacer un ejercicio mental de aceptación de la realidad y
un ajuste en el pensamiento para cambiar dichas ideas irracionales por unas más
racionales que se ajusten mejor a la realidad y que tengan en cuenta el
conocimiento que se tiene de la situación o de la persona para así no hacerse una
idea errónea del mismo.

María-Antes de profundizar más sobre el tema de la decepción, me gustaría que


retomaremos aquella “naturaleza del sentimiento de la decepción” ya que si no
fuera por la reflexión individual esta naturaleza o condición no se estaría dando en
su totalidad como ejercicio propio. Creo que logro entender un poco tu dimensión,
pero como personas individuales también podemos ejercer una condición y al no
cumplirla la decepción cae en nosotros como balde de agua fría. El sentimiento de
la decepción es una interpretación que yo hago con mis propias herramientas,
¿alguien me enseña a cómo decepcionarme? o ¿de qué debo decepcionarme? la
respuesta a esto, creo que tu la sabes y es un no, ya que cada uno tiene un propio
pensamiento de ese sentimiento tan común como tu lo planteas.

Laura-Yo creo que la respuesta a tu pregunta se debe pensar y analizar con


detenimiento. Dado que, si decimos que nadie nos enseña como decepcionarnos
estaríamos haciendo una doble afirmación “la decepción es innata”, y por ello
considero que debemos descartar esta respuesta pues como mencionamos
anteriormente el sujeto no nace completamente aprendido sino que tiene todo un
contexto que le permite moldear su pensamiento, por ello una idea irracional como
esta no podría ser innata.

María-En eso estoy totalmente de acuerdo, y comprendo que uno no nace


aprendido, pero el ser humano tiene una predisposición biológica que así lo coloques
lejos de la sociedad, este tienen a formarse como una persona que logra
comprender ese sentimiento por su naturaleza, ya que viene concebida en la
persona. Quiero resaltar que entiendo tu punto de vista de que la sociedad es un
influyente para uno “comportarse” de cierta manera, pero los sentimiento y sobre
todo un sentimiento como la decepción viene de sí mismo y nadie te impone dicho
sentimiento, porque entonces seríamos máquinas programadas por una sociedad
colectiva.

Laura-Pero, ¿de qué se podría decepcionar una persona que no tiene contacto con
ningún otro ser humano?

María- De sí mismo. ¿Nunca te has cuestionado acerca de alguna acción que has
hecho? o ¿te has decepcionado de algo en particular de tu vida? o ¿deseas
regresar al pasado solo para corregir algo que tu has hecho y te has decepcionado
por eso?

Laura-Por supuesto, me he decepcionado por ejemplo de no cumplir una meta que


me había propuesto. Ahora bien, es común este tipo de decepción y por ello la
tomaré como ejemplo para sostener que no es posible una decepción de naturaleza
exclusivamente individual. Primero, es preciso dudar y poner en cuestión si una
persona aislada es capaz de plantearse metas. En segunda instancia, puede ocurrir
una decepción si y sólo si lo que yo esperaba supera o es mayor a lo que en realidad
sucede, y aquello que esperamos incluye de antemano un otro. Si seguimos con el
ejemplo, el sujeto W no logró excavar en la tierra tres agujeros grandes pues la fuerza
de sus brazos solo le alcanzo para uno y por ello sintió decepción, sin embargo, el
sujeto W se podría haber propuesto otra cantidad y alegrarse por ser capaz de abrir
un hoyo en la tierra, sin embargo, él tenía como meta tres hoyos porque el sujeto Z
había excavado dos y él quería ser quien más agujeros había excavado. En este
sentido también las metas tienen un carácter social que no permite identificar la
decepción con una naturaleza particular e individual.

María-Con respecto a tu primera premisa, deseo cuestionarla puesto que la


interpretación que hago de ella es que le adjudicas todo a una sociedad y tu
segunda premisa realza eso; lo que pretendo decir es que el ser humano como
individuo sólo ¿no puede hacer nada, ni siquiera pensar en la decepción por el
hecho de estar sólo?. También, es particular que tu segunda premisa no me parece
que se vaya por el lado de la decepción, si no más bien de una comparación
constante con el otro y por ende este se decepciona; si lo planteas así es evidente
que uno se decepciona por no cumplir la expectativa de la “sociedad”. Pero
también, me cuestiono acerca de la verdadera razón de dónde proviene la
decepción, porque el individuo por sí sólo lo que desea es cumplir sus propias
expectativas, deseos o ilusiones.

Laura-No he afirmado que la sociedad es causante de todo y no lo haré, pero si he


sostenido durante nuestra conversación que juega un rol bastante importante en el
desarrollo de los individuos y que no logro encontrar un ejemplo que me permita ver
que es posible la decepción cuando no se tiene interacción con otros pares. De
manera que, decepcionarse por encontrarse solo implica también un otro que le
haya permitido sentirse acompañado para que ahora extrañe dicha sensación.
Finalmente, es natural que para hacer filosofía se necesite de por lo menos una razón
que haga el ejercicio y si el individuo no ha tenido contacto ni ha estado en
interacción con un otro, solo es posible que la filosofía que esté leyendo dicho
individuo sea propia por lo cual no le costaría comprender lo que lee. Por otra parte,
en la situación hipotética que mencione anteriormente hay poca veracidad porque
si la analizamos bien un individuo sin la ayuda de otro no habría podido aprender a
leer ni desarrollar su intelecto para filosofar.

María-Comprendo tu posición y también la mía. Creo que partir de este diálogo


podemos reflexionar acerca de que el individuo necesita la sociedad pero también
el individuo necesita de sí mismo, para llegar a conocer lo que es la desilusión de un
otro, consigo mismo y la comparación del otro-con sí mismo. La naturaleza de la
palabra decepción en el individuo influye mucho en la concepción que él tiene de
sí mismo, pero también la sociedad refuerza esas formas de decepción porque hay
unos estándares que se deben de cumplir. Por tanto, la sociedad como el individuo
se dejan permear por eso llamado decepción.

Referencia

Sanchez, A. (1992). El concepto de cultura en Nietzche (Tesis de posgrado).


Universidad Complutense de Madrid. Recuperado de:
http://biblioteca.ucm.es/tesis/19911996/H/2/AH2004101.pdf

Lipovetsky, G. (2008). La sociedad de la decepción. Recuperado de:


http://alvarezteran.com.ar/wp-
content/uploads/downloads/2011/07/la_sociedad_de_la_decepcion.pdf

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