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saa oe i Wiad PT i Pr hoa Posie Pi la ae Pr el ‘ Par lg errs , ica aul PEN age al os ve aft Clo Nae hos ul me ae ntl 4 ret - SRE 7Xo saline : Ni i “ mi io ie oe ie jsut OL slut Jon a ar (er a ae Taal me y 2 Pr os Eo We mw G MG y pl i steel! Mi Pr ; Pa iB tui’ tel ul Rha Ph Os Pi j oe? Pr aa Fiaa t pled ML Pak , judi“ iy Aa ag | We q raat les Perakas Us les lie pe t MG yo Pu Pe 0) Pia | ae ull’ q a Rau in les aN Gane LES i f tae n Pom my Oe judi ie t Rss 5 vl Aaa Aa Disefio interior y cubierta: RAG Tinulo original: Suspensions of perception © 1999 Massachusetts Institute of ‘Technology © Ediciones Akal, S. A., 2008 para lengua espafiola Sector Forest, 1 28760 Tres Cantos Madrid ~ Espaita Tel: 918 061 996 Fax: 918 044 028 wow.akal.com ISBN: 978-84-460-2179-7 Depésito legal: M. 4.955.208 Impreso en Fernandez Ciudad. $. L. Pinto (Madrid) Reservados tad los derechos. De acverdo a lo dispues to en el art. 270 del Cédigo Penal, podrin ser esstigados. eon penas tle multa y privacién de libertad quienes re produzean sin lt preceptiva sutorizacién o plagien, en todo © en parte, una obs literara, artistica o centifica, fijada en eualguice tipo de soporte. Urheberrechtlich geschtitztes Material A la memoria de Ibrabine Bouarram, de veintioobo aftos de edad, asesinado por simpatizantes del Frente Nacional en Paris, el 1 de mayo de 1995, a exo del mediodia, cerca del Pont du Carrousel, frente al Musée du Louvre. Urheberrechtlich geschtitztes Material AAGRADECIMIENTOS La oportunidad de contrastar mis ideas en conferencias y articulos mientras es- cribia este libro fue inestimable, le estoy particularmente agradecido a aquellas per- sonas que me invitaron y acogieron como conferenciante y a las que proporcionaron un espacio en el que publicar mi obra, incluidos Peter Galison, Caroline Jones, Alan Trachtenberg, Charles Musser, Annabel Wharton, Carol Irving, Ronald Jones, Brian Lukacher, Molly Nesbit, Vanessa Schwartz, Leo Charney, Ewa Lajer-Burcharch, Norman Bryson, Giuliana Bruno, Victor Brombert, P, Adams Sitncy, Sarah Bayliss, Hannah Feldman, Russel Ferguson, Jack Barth, Ron Clark, Ellen Wardell Lee, Aki ra Asada, Mark Jarzombek, Sara Beliveau, Lynne Cooke, Olivier Asselin, Richard Roth, Mare Gotlieb, Cynthia Hammond, Miwon Kwon, Daniel Soutif, André Roui- llé, André Gunthert, Xavier Costa, Ruth Meyer, Hans Belting, Friedrich Kittler, Horst Bredekamp, Gary Smith y los editores de October. Agradezco particularmente haber sido invitado por el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Duke a ser su conferenciante en kas Benenson Lectures de 1995. Las cinco conferen- cias que di en la Universidad de Duke en noviembre de ese ato, sentaron las bases de este libro. Muchos amigos y colegas, incluidos Suzanne Jackson, Micher Feher, Hal Foster, Leo Steinberg, Andreas Huyssen, David J. Levin, Nina Rosenblatt, Martin Meisel, Henri Zemer, Greg Lynn, John Rajchman, Sarah Lawrence, John Elderfield, Trving Lavin, Anne Boyman, Peter Eisenman, Laura Foster, Martin Jay, Catherine de Zeghes, Manny Farber, Meaghan Gale, Cliff Simms, Richard Martin, Deirdre Donohue, Brid- get Evans, Deena Jospe, Dominique Auzel, Tom Levin, Stephanie Schwartz, Ramona Nadaff, Richard Berman, Stephany Gordon, Kalman Bland, Kevin Parker, Kate Rudy y Paul Wing, me aportaron ideas, comparticron su. conocimiento, 0 me olrecieron apoyo de tantas maneras que no me es posible especificar. Agradezco especialmente a Stefan Richter y Rebeccah Blum su amabilidad y hospitalidad en Berlin. Quedo en deuda con Julian Hochbert, Paul D, MacLean, Jonathan Miller y James H. Schwartz por sus sugerencias y orientacién con el material cientifico. 8 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION El didlogo con mis compafieros de depattamento en Columbia fue muy importan te; quiero expresar mi agradecimiento a Rosalind Krauss, David Rosand, Richard Bri- lliant, Robin Middleton, Benjamin Buchloh, David Freedberg, Barry Bergdoll, Theo: dore Refl, Barbara Novak y Stephen Murray entze otsos. Gran paste de la investigacién para este libro se llevé a cabo mientras Allen Stanley era director de nuestro departa mento y le debo mucho al ambiente creativo que supo cult ra de ditigir, ‘Tengo la gran suerte de que Larry Cohen sea mi editor en MIT, tanto por el apoyo que desde hace tiempo presta a mi obra, como por su inagotable habilidad para solu- cionar problemas de cualquier tipo. La John Simon Guggenheim Foundation, el Getty Center y el Institute for Advan- ced Study contribuyeron a la ejecucién de este proyecto. Este libro es para mis hijos Chris y Owen. ‘ar con su generosa mane- Suspensiones de la percepcién Of colours twelve, few known on earth, give light in the opake, Plac'd in the order of the stars, when the five senses whelm’d In deluge o'er the earth-born man; then turned the fluxile eyes nary orbs, concentration all things: xrying spiral ascents to the heavens of heavens Were bended downward, and the nostrils’ golden gates shui, Into two stati The ever- Turn’d outward, barr'd and petrily’d against the infinite. William Blake, «Europe: A Prophecy». INTRODUCCION Este libro parte de la base de que el modo en que escuchamos, miramos, 0 nos con- centramos en algo con atencidn tiene una naturaleza prolundamente hist6rica. La for- ma de comportainos frente a la pantalla luminosa del ordenados, de disfrutar de una actuacion de dpera, de desarrollar ciertas tareas productivas, creativas y pedagdgicas, 0 incluso, la de Hevar a cabo actividades mas rutinarias y pasivas como conducir un co che o ver la televisién nos sittia en una dimensién de la experiencia contemporinea que requicre que cancclemes o excluyamos de nuestra conciencia gran parte de nucs- tro entorno inmediato. Me interesa analizar la forma en que a partir del siglo dieci nueve la modernidad occidental ha exigido que los individuos se definan y conformen en términos de su capacidad para «prestar atencién», es decir, de su capacidad para desconectarse de un amplio campo de atraccién ya sea visual o auditivo- con el fin de aislar un reducido niimero de estimulos y concentrarse en ellos. El que nuestras vi das estén compuestas de revazos de estados inconexos no es una condicion «natural», sino el resultado de la densa y profunda remodelacion de la subjetividad humana que ha experimentado Occidente durante los ultimos ciento cincuenta anos. También es significativo que a finales del siglo veinte, la actual crisis social de desintegsacisn sub- endo diagnosticada metafSricamente como una deficieacia de la capaci dad de «atenciéne. Gran parte del anilisis eritico ¢ histérico de la subjetividad moderna durante este siglo se ha basado en la idea de «recepcidn en estado de distraccién», tal como la des cribe Walter Benjamin entre otros, La influencia de estos escritos ha extendido la creen- cia de que a partir de mediados de la década de 1800 la percepeibn se caracteriza fun- damentalmente por experiencias de fragmentacidn, shack y dispersién. Yo propongo que la distracciéa moderns s6lo se puede entender a través de su relaci6n reciproca con el desarrollo de normas y pricticas de la atencion, En este libro, exploraré la pa radéjica interseceién que desde finales del siglo diecinueve se ha establecido enue el jetiva esté s imperative de mantener una atenci6n concentrada en la organizaci6n disciplinaria del trabajo, la educacisn y el consumo de masis y el ideal de una atencién continuada 12 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION como elemento constitutive de una subjetividad libre y creativa. Sin duda, babs quien objete que comparo nociones cualitativamente diferentes de atencién: que, por ¢jem- plo, un individuo culto que contempla una gran obra de arte no guarda relacién algu na con un obrero de faibrica que se concentea en la realizacioa de una tarca repetitiva, Sin embargo, como explicaré mas adelante, a finales del siglo diecinueve la posibilidad misma de concebir una percepcidn estética purificada esti estrechamente ligada a los procesos de modernizacién que en el marco de la construcci6n institucional de una subjetividad productiva y controlable convirtieron la atenci6n en un problema crucial Trataré de sugerie los vinculos que existen entre las experiencias modemas de separa- cién social y autonomfa subjetiva y las atractivas posibilidades, los limites ambivalen tes y los fracasos del individuo atento. Este libro es un intento de senalar algunos rasgos de la genealogia de la atencién a partir del siglo diecinueve y de definie el papel que ha jugado en la modernizacién de la subjetividad, De manera mas conereta, examinaré cémo las ideas sobre la percep cién y la ateneién se fueron transformando « finales del siglo diecinueve coincidiende con la aparicién de nuevas formas tecnoldgicas de especticulo, exposicisn, proyec- cidn, atraccién y documentacidn. Asimismo, intentaré detallar cémo los nuevos des. cubrimientos sobre la conducta y la fisonomia del sujeto humano coincidieron con cambios econdmicos y sociales, con nuevas pricticas de representacién y con una re- orpanizacién radical de la cultura visual y auditiva. En este texto, construyo un punto de vista bastante poco frecuente desde el que estudiar la crisis generalizada de la per cepcidn en las décadas de 1880 y 1890, indicando la importancia que tuvo la proble- miitica idea de la atencién en tod una serie de problemas sociales, filesdlicos y esté de acontecimientos del siglo ticos en esos afies ¢, indirectamente, en toda una se einte Hay varias razones importantes por las que he elegido el problema de la atenci6n como el marco desde el que examinar un conjunto de objetos de este periodo hisiéti- co. Quizé la mas significativa sea que la atencién, entendida como una constelacién de textos y précticas, es mucho mas que un problema de la mirada, del mirar, del sujeto slo como espectador. Como intentaré demostrar, la atencién evita que reduzcamos el problema de la percepcidn x una paridad simplista con cuestiones visuales, el pro blema moderno de la atenci6n abarca una serie de términos y posiciones que no se pueden entender simplemente como cuestiones de éptica. En les iiltimos afies, en el marco del creciente interés por el estudio de lo visual, la visisn se ha planteado con demasiada frecuencia como un problema auténomo que se justifica a si mismo. Al pri vilegiar la categoria de lo visual se cae en el riesgo de ignorar las fuerzas de especiali- zacidn y separacidn que dieron forma a esta categoria, para convertirla en el concep- to intelectual que mangjamos hoy en dia, Gran parte de lo que parece constituir el campo de lo visual, es en realidad un efecto de otros tipos de fuerzas y relaciones de poder. Ademis, «lo visual» puede desviarse facilmente hacia modelos de percepcisn y subjetividad que se alejan de la idea de *!, Pero independientemente de emo se desctibiera: organizacién, seleccién o aislamiento; la atencidn cequeria inevitablemente una fragmentacidn del campo visual, en la que la coherencia unificada y homogénea de los modelos clisicos de visién se volvia imposible, El modelo de visién basado en la ca- mera obscura del siglo dieciocho, describia una relacidn ideal de autopresencia entre el observador y el mundo, Si la atencién se entendia como un proceso de seleccin, era inevitable concluir que la percepcién cra una actividad exeluyente que hacia que algu- ras partes del campo perceptivo no fueran percibidas”, Las consecuencias culturales y © Dewer, Pascholoas: p. 134, La manera en la que Hegel entiende ls atencién como «el principio de la educacién», como uno de los me: diosa través de los que adquirimos «conocimiento de la materia», corresponde claramente a un conjunto de mo- delos mis antiguos, Sin embargo, su intu ppantas de una conceprualizacin patentemente moderna, que se centra sobte el prablema de la selectividid yla ex. ‘én sobre la division y pérdida ce la subjevividad en Ia arencién marca las clusién: «No debemos concluir que la atenciin sea una cuesticn sencilla, Al contrario, exige un esfuerzo, ya que situn hombre quiere aprehender un objeto en particular, deberd abstracrse de todo lo dems, de todas las mil y tuna cosas que le rondan la cabeza, de todos sus otros intereses, incluso de su propia persona; ieberd suprimir su propia presuncidn, que se apresuraré a juzar su objeto antes de que tenga la oportunidad de hablar por si mis, mo, debe absorberse obstinadamente en su objeto, debe fiar su atencién en él y dejarte que se manifieste sin inte trampirlo con sus propias reflexiones. Por tanto, la atencién contiene Is negacién de la afirmacién del propio yo 4si como la rendicién del yo a ls cuestién que nos preocupa». Hegel's Philosophy of the Mind, trad. W, Wallace y A. V. Mills, Oxford, Oxford University Press, 1971, pp. 195-196, 34 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION filosdficas de esta reconcepeién provocaron numerosos problemas y dieron pie a una serie de posiciones que agruparé en tres categorias. Por un lado, estaban aquellos para los que la atencién era una expresion de Lt voluntad consciente del sujeto auténome, la actividad de ki atencién como forma de eleccién formaba parte de su libertad auto- constitutiva. Por otro lado, estaban los que crefan que la atencién era, sobre todo, una funcién de pulsiones inconscientes ¢ instintos determinados bioldgicamente, un resto ~como alirmaba Freud, entre otros- de nuestra herencia evolutiva ancestral, que con- trolaba de forma inexorable nuestra relacién con el entorno™. Finalmente, estaban aquellos que crefan que si se conocéan y dominaban ciertos procedimientos externos de estimulacién y miiltiples tecnclogias de «atraccién», era posible producir un sujeto atento y contiolaslo™, La atencign no sélo fue uno de los muchos temas sobre los que experiment la psi- cologia de finales del diccinueve, sine que constituy6 la condicién fundamental de su saber’, La mayoria de drcas de investigacidn psicoldgica: tiempo de reaccién, sensibi lidad sensorial y perceptiva, cronometria mental, accin refleja, respuestas condicio nadas, etcétera; presmponian un sujeto cuya capacidad de atencién era observada, cl sificada y medida, convirtiéndese asi en el eje alrededor del cual se acumulaban varios tipos de conocimiento, En la década de 1850, los intentos de Fechner por cuantificar la experiencia subjetiva a base de medir la estimulacidn externa constituyen uno de los ejemplos mas tempranos de este modelo emergente de atencién. La famosa unidad de medida de Fechner: «Una diferencia que apenas se nota» (o J. N, D., a just noticeable difference), se obtuyo a base de experimentos en los que un sujeto debia permanecer atento a varias magnitudes de estimulacién sensorial y juzgar hasta qué punto podia pervibir las diferencias entre estos estimulos®, Pero tal como supo comprender Wi ® Freud, The Origins of Paychounalysis, p- AL fed. casts Los origemes del psicoanalisis, trad. R. Rey Ardid, Ma rid, Alionza Editorial, 1995), “El trabajo de Tom Gunning ha sido decisivo a la hora de demostrar que uno de los componentes constitu: tivos de la cukura visual de masas modemizads en Occidente que aparece a finales de la décads de 1880.y durante la de 1899, fe la tecnologia de h eairaccéne, Analizanda bos inicios del cine, Gunning demuestra que lo que ests ba en juego no era la representacién, la imitacién, la narracisn ni la renovacisn de las formas teatraes, sino gue se trataba sobre todo de una estrategia para entretener al espectador atento: «Desde edmicos que hacian muecas a lt mara, hasta las constantes reverencas y gesticulaciones de los presiigitadores en las peliculas ce magia, se crate de un cine que exhibe su visibilidad,dispoesto & romper un mundo fietico cerrado en si mismo por canseguir cap: tar la atencién del espectador», Gunning, «The Cinema of Attractions: Early Film, its Spectators and the Avant Garde, en Th. Elsaesser (ed.), Barly Cinema: Space, Franne, Naeratie, Londes, BEI, 1999, p. 57. % Acerca del estatus de la psicologia en el siglo diccinueve y su relacién con ia filosofia, véase K. Arens, Structure: of Knowing Pycbologies of the Nineteowth Century, Dordrecht, Khiver, 1989; E. Helensiein, «Die Psychologie as eine Techter von Philosophie und Physiologie», en E. Florey yO. Breidbach leds}, Des Gebirn Organ der Scele? Zur eengeschichte der Newrobiologie, Berlin, Akademie Verlag, 1993, pp. 289-308; D. E. Leae 1% «The Philosophical Development of the Conception of Psychology in Germany, Journal of the History of Be- bavioural Sciences 14 (1978), pp. 113-124 % Fechner reconece explicitamente la falta de fiabilidad intrinsecs al testimonio del sujeto y la variabilidad de la atencién, pero a través de lo que denominé «cl método del error medio», consiguié qve esta poca fiabil ddad de los sujetos humanos fuera tocalmente compatible con computaciones estadisticas basadas en grandes can- tidades de datos LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 35 lliam James entre otros, Ia obra de Fechner, con su idea de un «umbral> del estimulo, presuponia que la percepcidn tenia una estructura volitil y heterogénea, Aunque fue su obra la que descubrié las grandes posibilidades racionilizadoras de la psicometria, vambiga reveld las discontinuidades cualitativas que fragmentaban el tejido apareate- mente uniforme de la experiencia perceptiva (como los cambios liminales desde la conciencia de una sensacidn a la inconsciencia o la insensibilidad, 0 desde una sensa- cidn placentera hasta otra de dolor, pasando por un incremento de los estimulos pla- centeres)””, Aunque pata Fechner la atencién se prestaba a ser cuantificada, también dejaba entrever mecanismos subjetivos de represién y anestesia, que adquirirfan una importancia crucial para Freud y otros™ E] modelo de observador humano atento dominante en las ciencias empiticas a partir de la década de 1880, también guardaba relacion con una nocidn radicalmente transformada de la sensacion en el sujet humano®. En condiciones de laboratorio cada vez mas sofisticadas, la sensacidn se convistié en un efecto 0 conjunto de efectos producidos teenoldgicamente, que servian para describir a un sujeto compatible con dichas condiciones téenicas. Es decir, su importancia como cualidad interior desapa- recid para convertirse en una cantidad conjunto de efectos que se podian medir u observar externamente. En particular, la atencidn se estudié en términos de respues: tas aun estimulo producido por una maquina, a menudo de naturaleza elécirica y con- enido abstracto, que permitfa determinar cuantitativamente las capacidades sensoria les de un sujeto perceptor™. Dentro de este amplio proyecto, el viejo modelo en el que la sensacién se entendia como algo que pertenecta al sujeto se volvi6 irrelevante, Aho- ra, la sensaciGn posefa una importancia cmpitica sélo en trminos de magnitudes que se correspondian, por un lado, con cantidades especificas de energia (por ejemplo, de luz) y, por otro, con tiempos de reaccién y otras formas de conducta mensurable. No % gSi hasta los estimulos mis débiles fueran efectivos, deberfamos sentir una mezcla infinita y permanente de de toda dase de sensaciones débiles en todo momento, ya que estamos constantemente rodeados de estimulas mi nimes de todo tipo. Este no es el aso. Et hecho de que cata estimulo debe sleanzar cient nivel antes de prover car una sensacién, permite a parte de percepciones no deseaas y exttafas, ya que no notamos ningtin estimulo que quede por debaio de cier to punto; también ocurre que conseguimos un estado de percepeidin uniforme, porque las diferencias entre los es Ja humanidad manterga un estado hasta cierto punta libre de interferenciss por timulos no son percibidas por debajo de este umbral»G, Fechner, Elements of Psychophysics, wad. H. Adler, Nuc va York, Holt, Rinchar, 1966, p. 208. Véinsellas noras sabre la importancia cultural de Fechneren D. Sternberner Panorams of the Nineteenth Century, trad. J. Neugroschel, Nueva York, Urizen, 1977, pp. 211-212 °® Véase, porejemplo, S. Freud, Beyond the Pleature Principle, rad, ]. Strachey, Nueva York, Norton, 1961, pp. 2-4 [ed cast: Mais ald del principio del placer, trad L. Lapez Ballesteros, Madrid, Alianza Editorisl, 20031, sase, la tien descripeiin de los problems cientficos y filesdficos plant sados por las modelos de sonsa cidin de finales del siglo diecinueve que ofte Nueva York, Dover, 1962, pp. 291-307. © Sobre la trinsformacisn tecrokigica de la fisiologiay la pstcologia en el siglo diecinueve, vease T. Lenoir, rophysialogy, 1845-19125, Hitorical Stadir én the Physi :, Meyerson en Identity and Reality (1908), trad. K. Loewenberg, «Models and Instrumente in the Develapment of El cal and Biological Sciences 17, pt. 1 (1986), pp. 1-54. Véanse las sugerentes notas sobve la posibilidad de uns his toria cultural de ls clectricidad «que investigara la manera especifica en que ha dado forma a ht subjetividad», en E McCatcen, «I'he “Symptomatic Act” circe 1900: Hysteria, Hypnosis, Electricity, Dancen, Critical Enguiry 21 (verano 1995), p. 763 ENSIONES DE LA PERCEPCION su 36 LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 37 se puede subrayar lo suficiente que ya en Ja década de 1880 la idea clisica de sensa cién deja de ser un componente signilicativo de la imagen cognitiva de la naturaleza"”. Pero al mismo tiempo que el auge de la psicometefa (es decir, de cualquier inento de cuantificar 0 medix los procesos mentales) en las ciencias humanas, mermaba o al- teruba la importancia de la sensacién subjetiva, la nocidn clisica de sensacién se en frentaba a otro desafio proveniente de Ia obra de pensadores como James, Nietzsche, Bergson y Charles S. Peirce, y también, como iré demostrando, de la de Seurat y Cé- zanne, James y Bergson, en particular, se enfrentaron explicitamente al concepto de sensacién pura o simple del que dependia el asociacionismo, Para ambos, cualquier sensacién, por muy elemental que fuera, siempre se componia de memoria, deseo, vo luntad, anticipacién y experiencia inmediata*. Pero ademas, sus trabajos rechazaban la idea de una percepcidn estétics autonoma o «pura». Peirce, también se posicioné en contra de la idea de sensaciones «inmediatas», alirmando que éstas constitufan computstos isreducibles de asociacién ¢ interpretacién®’, Ernst Mach continnd utili zando la palabra asensacidn», pero la redefinié pura denotar «elementos» psiquicos incapaces de proporcionar conocimiento del mundo externo «erdaderom, Un as- pecto importante de esta reorganizacién de la experiencia perceptiva que sdlo he des- crito a grandes rasgos, fue la conteoversia sobre emo atender a las sensaciones y los estimulos para interpretarlos Es decir, el problema de la atencidn no trataba de una actividad neutral y atempo. convertirlos en algo itil. ral -como respirar 0 domir-, sino de la aparicién de un modelo especifico de conduc. ta dentro de una estructura hist6rica, una conducta articulada en base a normas social- mente determinadas que formaba parte de la configuracién de un ambiente tecnolégice moderno, Cualguiers que conozca la historia de Ia psicologia moderna, entender la importancia simbdlica del afio 1879, el afio en el que Wilhelm Wundr funds el primer laboratorio psicolégico en la Universidad de Leipzig®, Independientemente de la na turaleza especifica del proyecto intelectual de Wundk, el espacio del laboratorio, con Véase la relevante problematizackin bistGrica de lu wobjetividad mecénicam en el siglo diecinueve y la con siguiente orientaciin del observador «mis allé de los Kites de los sentidos humanos» en L. Datson y P. Gal The Image of Objectivity, Representations 40 (otoho 1992}, pp. 81-128. Sin embargo, James estaba conveneido de que en los primero dias de vids de un nfo se podian dar esen- saciones puras». Principles of Psychology, vol. 2, p. 7. Una de sus frases mas memorables deseribfa como «una tran confusién floreciente y zombante» en el recién nacido, ripidamente «se invorparan a tina intuicisn del es pacio unificada y homogénea, Principles of Prychologs, vol. 1, p. 488. ® Peirce, «Some Consequences of Four Incapacities», pp. 56-62 Véasc el anilisis dela reconceptualizacién de la objctividad ciemtfica que leva a cabo Mach y la patalela desintegeucidn de! sujeto, en el ensayo de‘Th, Porter, «The Death of the Object: Fin-de-Sitcle Philosophy in Phy: sics», en Ross (ed), Madervést Irpudses in the Human Sciences, 1870-1930, pp. 128-151. ® Sobre Wundt y los prineipios del laboratorio psiceligico, véase el libro de K. Danziger, Covstracting the Subject: Historical Origins of Prychologicat Research, Cambridge, Cambridge University Press, 1990, pp. 17-33. Véase también D, Deleule, «The Living Machine: Ps comporations, Nueva York, Zone Books, 1992, pp. 205 logy ae O: 233. En ocasiones, se ha puesto en duda la prioridad del laboratorio de Wunds en selacién con el elaboratorio» construido por William James en Lausence Hall en Har varden 1875, donde llevaba a cabo demostraciones pars sus estudiantes pero no conducia nt iniciaba ningin pro: anologys, en J. Ceary y S. Kwinter (eds), fy igrama continuade de investigacién experimental 38 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION sus procedimientos de investigacién recién codilicados y sus aparatos precisamente ca librades, se convirtio en el modelo de la organizacicn social moderna de la experimen- tacidn psicolégica, basada en el estudio de un observador que presta atencién a toda una serie de estimulos producicos anificialmente*, Parafraseando a Foucault, se po- dria decir que este laboratorio es uno de los espacios practices y diseursivos de la mo dernidad, donde los seres humanos «problematizan lo que sons". Este problema tomé forma dentro de un sistema econdmico emergente que de- mandaba la atencién del sujeto en toda una serie de tareas productivas y espectacula- res, pero cuyo movimiento interno continuamente erosionaba los cimientos de cual- quier atencién disciplinaria. La légica cultural del capitalismo nos fuerza a aceptar que desplazar nuestra atencisn ripidamente desde una cosa a otra es algo natural", El ca: pital, entendido como un proceso de aceleracién del intereambio y la circulacién, pto- dyjo inevitablemente este tipo de adaptabilidad perceptiva humana conviriéndose en tan regimen de atencidn y distraccién reciprocas. La versién de la visién subjetiva que ofrece Helmholtz en su Physiological Optics, planted la verdad del observador en tér s de su compatibilidad innata con esta organizacién de la experiencia: «Es nor- mal que la atencidn se distraiga y pase de una cosa a la otra, Tan pronto como se ago- ta el interés por un objeto, si no hay nada nuevo que percibir en él, la atenctdn se transfiere a otra cosa incluso en contra de nuestra voluntad, Cuando queremos fijar la atencisn en un objeto, debemos intentar constantemeate encontrar algo nucvo en él, sobre todo si existen otras impresiones fuertes sobre los sentidos que pujan por ella ¢ intentan distruerla»”. A diferencia de lo que ocurria en modelos de visin anteriores, ming la movilidad, la novedad y la distracci6n se identificaban como clementos coastituti vos de la experiencia perceptiva™, Hasta algunos de les mas fervientes defensores del progreso tecnolégico reconocian que la adaptacién subjetiva a nuevas velocidades per- ceptivas y a la sobrecarga sensorial acarrearia algunas dificultades, Nordan predijo que “ Los estudios sobre ht atencidn, como easi todes los trabajos importantes en la psicologia experimental de cioléicas especificas, como la edad, el pénero o la clase social, Por ciemplo, se sabe que durante los diez prime: ros afios de Funcionaminto del laboratorio de Leipzig de unit, sus sujetos fueron casi exclusivamente sus pro: pios alunos varones. Lo mismo s¢ podia decir del trabajo de James McKeen Cateell en la Universidad de na Kurt Danziger en «A Question of Idem tity: Who Participated in Psychological Experiments», en.J. G, Morawski (ed.). The Rise of Experimentation ia Americar: Psychology, Nueva York, Yale University Press, 1988, pp. 35-52. ° M. Foucault, The Use of Please, trad. R. Hurley, Nueva York, Random House, 1985, p. 10 “ Véase la pertinente exposiciin que aparece en F. Jameson y A. Stephanson, «Regarding Postmoclemismr: A Conversation with Fredvie Jameson, en D. Kellner (ed.), Postnra Columbia en la década de 1890. Véase el valioso anilisis que proporci deonicm, Jameson, Critique, Washington D. Maisonneave Press, 1989, pp. 43-74, especialmente p. 46, © TL von Helmholtz, Teatrise on Physiological Optics, James P.C. Southall ted.j, Nueva York, Dover, vol 3, 1962, p. 498. Le fotografia, cuye desarrolla coincide histéricamente con la acelerscidn del eapitalisma del siglo dieci nueve, se entrelazaba con la aparie n de nuevos titmas de recepeisn stenta, Por ejemplo, Vietor Burgin insiste en les modlos fundamentalmente diferentes en los que se observaban la fotografia y la pintora y habla de ala in compdidad que acompafia la contemplacién demasido larga de una forogratia» en su texto «looking at Photo: araphso,en V. Burgin (ed.), Thinking Photography, Londres, Macmillan, 1982, pp. 142-153. LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 39 «el final del siglo veinte albergard a una generacidn a la que no le molestara Jer una docena de metros cuadrados de perisdicos al dia, que le llamen por teléfono constan- cemente, pensar en les cinco continentes del planeta de forma simulidnea, paser la mi tad de sus vidas en vagones de trenes 0 maquinas de volar [...] y que sabré como en- contrar la tranquilidad en medio de una ciudad poblada por millones de personas»°?. Lo que ni él ni muchos otros supieron entender fue que la madernizacin no consis. tia en un conjunto de cambios que se produjeren de una sola vez, sino en un proceso continuado, que se modula constantemente y que jamis se detiene a esperar que la subjetividad individual lo asimile 0 se «ponga al dia» Por supuesto, como ya he sugerido, la aparicién de la atencién como problema a fi rales del siglo diecinueve coincide con la organizacisn especifica de los sistemas de tra: bajo y producci6n en el capitalismo industrial, Pero a pesar de que el funcionamiento global del capitalismo haya mutado a lo largo del siglo veinte pasando por su fase post: industrial y desembocando en na fase basada en la comunicacién y la informacién, la atencin ha mantenido algunas caractetisticas constantes como problema subjetivo y social. Para ilustrar este punto, vale la pena considerar un Ingar donde se gener6 un in- fluyente modelo de observador atento y donde se formularon algunos elementos del sis- tema moderno de transformacidn y adaptabilidad perceptiva: la obra de Thomas Edi: son, Edison es un simbolo prominente de la transicién de finales del siglo diecinueve hacia un capitalismo corporativo centralizado (a pesar de que en algunos aspectos su empresa manienia practicas preindustriales y en otros apuntaba hacia una economia basada en la informacién y las comunicaciones). En el marco de esta transicin, pode- mos localizar el abandono de técnicas de presentacién, exposicién y consumo propias de principios del diecinueve y la adopcida de lo que serian los paradigmas dominantes del siglo veinte. La importancia de Edison no reside en ningfin invento 0 aparato en particular, sino en el papel que desempefié desde la década de 1870 en la aparicin de un nuevo sistema de cuantificacién y distcibucidn™, Raymond Williams sitvia los orige- nes de este sistema mas tarde, en la radio y la televisin, pero su anilisis se puede apli cara gran parte de la produccién de Edison: un sistema «disefiado fundamentalmente para la transmisién y recepeién de procesos abstractos, con muy poca o ninguna defi- nicién del contenido que le precede»”. Por ejemplo, para Edison el cine no tenia nin xin significado en si mismo, solo se trataba de una mas de las miiltiples formas —den- tro de un caudal potencialmente infinito~ cn las que cra posible dinamizar 0 activar un espacio de consumo y circulacién™, Edison entendia el mercado en términos de la re daw, Degeneration, p. SAL ® Véase un importante anilisis de Edison en el libro de Th. P. Hughes, Networks of Power Electrification in Western Society 1880-1930, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1983, pp. 18-78, «Edison era un com- ceptualizador holistica y penta granempeno en resolver problemas asociados con el crecimiento de los sistemas», p18 > R Williams, Televdsion: Technology and Cultural Form, Nueva York, Schocken, 1975, p. 25 Una interesante descripsién gencalégica de la manera en que la prchistoria cel cine y la televisién se so- lapan desde la década de 1850 se ofrece en el libro de S. Zielinski, Audiovisionen: Kino and Fernsehen als Zui: chenspiele ir der Geschichte, Reinbck bei Hamburg, Rowchle, 1989, pp. 19-93. 40 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION El stock-ticker de Edison, 1869, Elkineoscopio de Edison, 1893. Vista de seccisn literal ave muestra un rallo de pelicula de eatorce metros y su mecanismo de exhibici6n, conversién de imagenes, sonidos, energia o informacién en mercancia que podia ser cuantificada y distribuida, y de la organizacién del campo social de sujetos individua- les en unidades de consumo cada vez mis sepacadas y especializadas”. La légica que fundamentaba el kinestoscopio y el fondgrafo, es decir, la estructuracién de la expe- riencia perceptive en base 2 un sujeto solitario y no colectivo, se repite hoy en dia con el creciente protagonismo de la pantalla del ordenador como el principal vehiculo de distribucién y consumo de mercaneias de entretenimiento electrdnico. Ademés, Edison comprendié muy pronto la relacién econdmica entre hardware y software (las maquinas para hacer peliculas, las méquinas con las que se ven las peli- culas y las peliculas propiamente dichas) coincidiendo con incipientes (y perdurables) n venical de estas esferas de produccis poracién™, E] primer producto teenclégico de Edison, un hibrido entre un telégrafo in dentro de una sola cor patrones de integrac Deberiames mencionar aqui tambicn a otras figuris clave del siglo diecinueve. Werner von Siemens elie camente precede « Edison en Is conceprualizacién ce un nueva espacio econémico y social basado en la cuant la figura de Lord Kelvin, que participd de maners cen. ficacién y distribucidn de energia. También es importante n telegrifica y posteriormente en la mereantilizacidn y promoci6n de la energia eléctrica en Inglaterra. Ve mith y M. Norton Wise, Energy and Empire: A Biographical Study of Lond Kelein, Cambridge, Cambridge University Press, 198%, pp. 649-722, Sin emibargo, la singularidad de la em press de Edison radica en la forma en que concibié Ice componentes de una incipiente culturs de masas (el cine, tral en la globalizacién de ls comunica we C. la forografia, el sonido grabado) como parte de un mismo territorio abstracto por el que circulaban indistints- mente unidades energéticas. » En el libre de A. Millard, Edison and the Basiness of Invention, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1990, Ia obra de Edison se analiza tanto en términos de su origen en las pricticas attesanales preindus LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 41 y un registrador de datos (stock-ticker) a principios de los 1870, es paradigmatico, ya que anticipa algunos rasgos de subsecuentes configuraciones tecnolégicas, incluidas las de finales del siglo veinte: la indistincin entre informaci6n e imagenes visuales y la conversiGn de ua flujo cuantificable y abstracto en objeto de consumo atento”. Edi- son comprendié muy bien algunas caracteristicas sistémicas del capitalismo a medida que éste fue evolucionando durante las décadas de 1880 y 1890, algo que se refleja en la naturaleza abstracta de algunos de los productos que «inventé». Su labor estaba inextricablemente ligada a la continua manufactura de nuevas necesidades y ala con- secuente reestructuracidn de la red de relaciones en la que sus productos eran consu- midos®, Algunos innovadores corporativos contemporineos, como Stephen Jobs, Bill Gates o Andrew Grove, participan de este mismo proyecto histérico de racionalizacién y modernizacion perpetuas. A finales del siglo veinte, como sucedia a finales del dieci- nueve, la capacidad de dirigir la atencién depende de la capacidad del observador para adaptarse a la continua reconfiguracién de las formas de consumo del mundo sensorial. A lo largo de un periodo de numerosos cambios en los métodos de produccién, la aten. cién ha continuado siendo una forma de inmovilizaci6n disciplinaria, asi como de adap- racidn del sujeto al cambio y la novedad; siempre que el consumo de esta novedad se en- cueatre subsumido a formas repetitivas. Desde finales de la década de 1880, el problema de la atencion se ha mantenido mas 6 menos en el centro de la iavestigacién empirica institucional y del funcionamiento de la economia de consumo capitalista”. Se podria decir que durante Ja hegemonia del triales de los talleres mecanizados como de su papel clave en Is «segunda revolucidn industria» que tavo lugar + partic de 1870 y hasta la Primer Guerra Mundial, Sobre la apsricién histérica de modelos de intcgracién vertical en los 1880, véase el libro de G. Arrighi, The Long Ticentiedh Century: Money, Power avd the Origins of Our Vines, Nueva York, Verson, 1994, pp. 285-289. Neil Postman sefial la invencién anterior del teXégrafo en Ia década de 1840, como precedente de estos de sarrollos, al crear «am mundo de informacin anéoims y descontextualizada. El telégrafo también desphizé la his toria hacia un papel sezundario y dio mayor protagonismo al instante y al presente simultineo», Ly primera frase que segdn algunos autores retransmitid §. F. B. Morse, «Atencin Universom, sefula simballicamente que la apari- cid de este perperuo «presente>, conllevaba la rearganizacisn del sujeto percepter tal como argumento agus. Ves se laobra de N, Postman, The Disappearance of Childhood, Nueva York, Delaconte Press, 1982, pp. 68:72. © Mi texto «Dr. Mabuse and Mr. Edison», en K, Brougher (ed.1, Art and Fille since 1945: Hall of Mirror, Nueva Yorks, Monacelli Press, 1996, pp. 262-27" Edison en el siglo veinte, Algunos textos recientes que describen mas deralladamente [a necesaria adaptaci6n sub: sia son: E. Tenner, Why Things Bite Back: Tecknology and the Re Cosequenres, Nueva York, Knopl, 19%, pp. 161-209; G. |, Rocklin, Trapped on the Net: The Unanticipated Consequences of Computerization, Princetcn, Princeton University Press, 1997, pp. 29-32; v D. Sherk, Dita Smog: Sumiving the bijormation Glut, Nueva Yorke, Harper Collins, 1997, pp. 35-50. Alo largo del siglo veinte, varias posiciones en la flosofia y la psicologia han negado que se trate de un coftece una discusién mis extensa de este legado del srabajo de jetivs a la innovacién accelezante de la tecnol cenge of Unintended problems relevante 0 siquiera con sentido. Véase, porejemplo, cdmo M. Merleau-Ponty resta importancia al pro- bblema de Ia atencién en The Phenomenology of Perception, Nueva York, Routledge, 19€2, pp. 26-31 Led. cast Fenomenslo de la porcepcié, trad. J. Cabanes, Barcelona, Altays, 1999], Varios estudios desde mediados del siglo veinte han trabajadlo con los eaneceptos de procesamiento cognitivos y capacidad de eanalizsr, comados de la teorfa de Ia informacién, Una influyente interpretacién de lz atencién de mediades del siglo veinte es la atco- tia del filtro» de D. Broadbent en se Perception and Communication, Nueva York, Pergamon, 1958. Por obtener tun sumario de investiguciones reciente sobre este tema, véase HE. Pashler, The Psycobelogy of Attention, MIT 42 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION conduetismo ~desce principios del siglo veinte y en particular durante los afios veinte y ureinta- la atencidn y la idea de «proceso mental» como objetos de investigaci6n ex- pli hecho, independientemente de los desacuerdos terminolsgicos, lo cierto ¢s que todo el cuerpo de investigacién sobre estimulo y respuesta se basuba en la capacidad de aten in-del sujeto humano (o incluso animal). Se ha argumentado que, en parte, fueron las cuestiones relativas al uso humano eficiente de la nueva tecnologia durante ka Segunda Guerra Mundial las responsables de que se diera un impulso reaovade a las investigacio: nes sobre ka atencidn. Por ejemplo, para que los operadores humanos pudienan someter a observacién continua las pantallas del radar, era importante estar «alesta»'®, Durante las dltimas décadas, en el contexto de un espacio del conocimiento y la investigacién neuroldgica radicalmente teansformado, encontramos con frecuencia declaraciones, como las de Popper y Eccles, que afirman que el carécter unitario de la mente auto: tos fueron relegadas a un segundo plano o completamente abandonadas. Pero de ci consciente no puede desligarse de la atencidn'!, Més recientemente, el neurdlogo An tonio Damasio ha defendido que «sin una atencidn basica y una memoria funcional, es imposible mantener tina actividad mental coherenter Gran parte de la investigacién contemporiinea se basa en la premisa de que la aten- ci6n noes meramente un problema psicologico, sino que su funcionamiento se puede de: mostrar a nivel nevronal, aunque hay otros investigadores que creen que la atencidn seri siempre un feadmeno mucho mas escurtidizo®. Con independencia de los méritos rela: Press, 1998, asf como las posiciones de investigacién representadas por R. Paraeuraman yD. R. Davies (eds), Vr rieties of Attention, Orlando, Academic Press, 1984. Véase también J. Hochberg, «Attention, Organization and Consciousness», en D, I. Mostofsky (ed.}, Atention, Contemporary Theory and Analysis, Nueva York, Appleton Century Crofis, 1970; A. Allport, «Visual Attention», en M. Posner (ed.J, Foundetions of Cognitive Science, Cam: boridge, MIT Press, 1989, pp. 631-682; A. H.C, Van der Heijden, Selective Attention i Veior, Londres, Routled- ae, 1992: G. Edelman, Bright Aix Brilliant Fie: On the Matter of Mind, Nueva York, Basic Books, 1992, pp. 137. 144; 8. M. Kosslyn, Image and the Brain: The Resolution of the Imagery Debate, Cambridge, MIT Press, 1994, pp. $7-104, y P, Smith Churchland, Nesrophylosophy: Toward a Unified Science of the Mind-Brain, Cambridge, MIT Press, 1986, pp. 474-478. Ellibro de M. A. Chance y RR. Larsen (ed.), The Social Structure of Attention, Londres, John Wiley and Sons, 1976, recage varios enfogues sociolépicos ¥ antropalégicos. © Véase al texto de L. S. Hearrshaw, The Sbaping of Madern Prychology; Londtes, Routledge, 1987, pp. 206 lead para describir el estado 209: «El término vigilaneta fue utilizado por primera vez por el neurdlogo Henay M en el quel sistema nervioso promovia rsspucstas nipidas y adccuadas. El término fue adoprado per Mackworth, cl psicdlogo de Cambridge, en sus estudios sobre la monitorizacién visual y auditiva durante la guerra, quien de- Finid este estado como “el estado en el que se esti preparado para detectar y responder a ciertos pequefios eam: bios especificas que ocurren @ intervalos temporsles sleatorias en el ambiente”», “KR, Popper yJ. C. Eccles, The Self ard Its Brain, Nueva York, Springer, 1977, pp. 961-362. Los autores encién da wunidad a las experiencias mas transitoriase, Pro. ponen que la experiencia de coherencia y el «caricter gestalf» de la eonciencia no es producto de la sintesis new rofisioligica, sino del caricter imegrador de la mente autoconsciente. © ALR, Damasio, Descartes’ Error: Emotion, Reason and the Honan Brats, Nueva York, Puan, 1994, p. 197 © Véase, por ejemplo, el texto de M. I. Posner y 8. Dehaene, «Attentional Networks», Trends in Newroscien ces 17, 2 (1994), p. 75: «El estudio de la atencién ha sido una importante drea de investigacién desde el comien- 20 de la psicologia en la década de 1880, Sin embargo, Ia cuestién de si existe algiin mecanismo cerebral inde: pendiente que controle la atenci6n, sigue siendo dispatada, La atencién no produce una experiencia cualitative nica, como la visién © el teto, ni provees respusstas motoras auitomaticas. Aunque parcee evidente que somos LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 43 tivos de cada una de estas teorfus, la atencidn ha demostrado ser un problema persisten te dentzo del contexto disciplinar general de las ciencias sociales y de la conducta“. En los Gltimos afios, la perdurabilidad de la atencidn come categoria normative del poder institucional ha vuelto a evidenciarse a través de la dudosa tipificacién del «Sin- drome de Deficiencia de la Atencién» (o SDA), que se utiliza para etiquetar, entre otros, a los escolares incontrolubles. Sin entrar en la compleja cuestin de la construc. cidn social de la enfermedad, parece evidente que la atencién se sigue planteando como una funcién normativa ¢ implicitamente natural, cuya deficiencia produce toda una gama de sintomas y conductas que interrumpen la cohesién social”, Un reciente estu- dio sobre cl SDA afiema: «lo que es deficiente es el control que ejercen las normas so bre la conducta», demostrando explicitamente que lo que realmente importa es la con: ducta de sometimiento a las normas“, Cuando uno repasa la literatura sobre el SDA, se reencuentra a menudo con el mismo lenguaje y les mismas evaluaciones que emifan Ribot y Nordau en lo década de1890, especialmente en cuanto a la enumeracién de los sintomas®. Asi pues, los nifios con SDA son aquellos que «no se concentran, no escu chan, se niegan a prestar atencidn y no respetan las normas T...1 No pueden estar sen- tados, hablan demasiado y cuando no les toca, se mueven inquietamente y participan en la conversacién con cosas que ao vienen a cuento»®. Por supuesto, una diferencia capaces de seleccionar estimulos sensoriales, informacién en la memoris o respuestasmotoras, puede que esto no prucbe Ia existencia de un sistema independiente de la atzncién, ya que todos los sistemas cerebrales desempe- fan un papel en cata selecciéinn “Un eniogue diferente al problems de la atencidn, alejado de la visién histdrica de este libro, se puede ene contrar en algunas dress dela filosofia analitica del siglo veinte, onde se establecen distinciones entre varios con. tos como alarse cuente» (noticing), «interés» (interes! fulness). Véase, pot ejemplo, la explicacién de los «eonceptos de atencidn (eed concepts) ene libro de G. Ryley The Concept of Mind, Londres, Hutchinson, 1949, pp. 135-144, Para Ryle, «atencién» se reficre a «los conceptos de darse cuenta, tener cuidado, atender, aplicar la men que se hace, estar alerta, interés, intensidad, estudio y esfuerzom. Véase también el recuento general que ofrece ALR White, Attention, Oxford, Blackwell, 1964 © A finales de 1870, ls falta ce atencidn ya habia sido relacionada frecuentemente con conductas sociap ati cas, véase por ejemplo el texto de C. Lambroso, Lhomme eriminel: Etude antbropologiqne et médico-légale 876, en italiano), Paris, Z Alean, 1887, pp. 424-426, Uno de los primeros estudios socioligicos series sobre la ateneiéin os Puychedogie de Fatteution (1889), le Théodule Ribe en el gue les condiciones de raza, género, nacionalilad y clase eran determinantes para su evaluacidin, Pars Ribot, «los nifios, las prestituta, los salvales, los v concienciay (ewareness) y EM, Hallowell y J. Ratey, Drisew ta Distraction, Nueva Yorke, Pantheon, 1994, p. 247. ELA. Kirby y L. K. Grimley, Understanding and Treating Attention Deficit Disorder, Nueva York, Elsevies, 1986, p. 5 * M, Blau, «A. B,D: The Scariest Letters in the Alphabet», New York Magazine, 13 de diclembre de 1993, pp. 45.51 Véase, por ejemplo, KR. Murphy y §. Levert, Out of she Fog: Treatment Options and Coping for Adults with Attention Defict Disorder, Nueva York, Hyperion, 1995, en el que los sintomas el SDA incluyen habilidades limitadas para Ia direesién, la comunicacisn y La organizacion en el lugar de trabajo. Véase Ia excelente descrip cisn cultural del SDA en L. H. Diller, «Running on Ritalin», Dowble Tabe 14 (otofio 1998), pp. 46-55, LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 45 tiempo en situaciones de mucho interés, como ver programas de televisi6n o jugar a videojuegos»”. Es evidente que muchas de las medidas sisteméticas que se aplican hoy en dia para controlar de forma eficiente la atencidn, funcionan deficientemente en ¢l mejor de los casos. Muchas de las estrategias de fijacidn, sedentarizacién o atencidn forzada, implici. ras en la difusidn del ordenador personal, pueden haber logrado algunos de sus objeti vos disciplinarios en la produceidn de lo que Foucault llama cuerpos déciles, La proli- feracién de productos clectrénicos y de comunicacidn asegura que esta docilidad iri siempre acompaiiada de patrones intensificados de consumo, pero las formas de desin- tegracién social que acompafian a este nuevo régimen han generado conductas (por ejemplo, nifios que se néegan a aprender) que se han vuelto insostenibles para el sistema, Ademas, tal como indica el discurso institucional sobre la atencidn, estamos presencian- do una expansidn radical de otro estrato de tecnologia disciplinaria -el uso indiscrimi- nado de potentes neurofarmacos como estrategia para el control de la conducta-, Asi mismo, en los limites mas extremos del problema cultural moderno de la atencién, encontramos el problema inciezto y volatil de la esquizofrenia™, Un modelo dominante de la experiencia esquizofrénica durante gran parte del siglo veinte ha sido el del sujeto percepior con una capacidad de atencidn selectiva reducida o dafiada, Es decir, a es quizofrénico presta atenciéa a una cantidad de datos perceptivos que le desborda y asi, encarna de forma extrema el paradigma moderno de sobrecarga sensorial, El psiquiatra suizo Eugen Bleuler, a quien se le atribuye la introduccién del termino esquizofrenia, ob servo una profunda alteracién en las propiedades inhibidoras de la atencidn: «La selec- tividad que una atencién normal cjerce sobre las impresiones sensoriales puede quedar reducida a cero, de modo que casi todo lo que llega a los sentidos queda registrado»”, » WE, Pelham, «Attention Deficits in Hyperactive and Leaming Disabled Children», Exceptional Educ tion Quarterly 2, 3 (1981), p. 20 * Los problemas sociales y culturales inherentes a la esquizefrenia han sido descritos de la siguiente mo- ert: «A través de la stencidn, descomponemos y categorizamos tanto la informacién que recibimos de nuestro entomo como agvella de ls que disponemasintemamente, en forma de experiencias anteriores acumuladss, De este modo, reducimos, organizamose interpretamos el flujo de informacién gue llega 1 la conciencia y que de otro modo parecerfa caético, convirtigndolo en un niimeto limitado de percepeiones diferenciadas, stables y con sen Lido a pastir de las cusles consiruimos It realidad [40 Inaginemes ahora gue esta funcidn selectiva-inhibivoria de la atencién nas alla, La conciencia se veris inundada por una masa indiferenciads de datos sensorisles, rans mitida desde nuestro entomo a través de los érginos de los sentidos. A esti marea involuntaria de impresiones habsia que aftadir las mi macisn entrante, La percepcién suftiria una regresidn hacia los procesas asimilativos pasivos ¢ involuntarios de los primeros afios de It infaneia y sie ples i renes iisternas y sus asociaciones, que dejarian de coordinarse con la infor- diluvio creciente de informacidn no fuera atajado, acabuaria finalmente por destruir todos los conssructos estables de una realidad previay. A, MeGhie y J. Chapman, «Disorders of At tention and Perception in Eatly Schizophrenia», British Journal of Medical Pryehology 34 (1961), pp. 11-111. Sin embargo, algunos estucias recientes han cuestionada la utilicad de peasar que existe un defecto monolitice de la atencién en la exquizofrenia y han defendide que los modelos unitarios de atenciéo alo sirven para dar expli caciones parciales. Véase por ejemplo, |. T! Kenny YH. Meltzer, «Attention and Higher Cortical Functions in Schizophrenia», Journal af Newopsychological and Clinica! Neurosciences 3 (1991), pp. 269-275 > E, Bleuler, Dementia Praecox, or the Group of Scbizopbrenia: [1911], Nueva York, International Universi tice Press, 1950, p. 68, J. Cold:tein ha demestrado en Console and Classify: The Frouch Payokiatrc Profession in 46 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION La tematica de la inhibicién ha formado parte de muchas teorias influyentes sobre la atencidn y aparece, por ejemplo, en la obra de Wundt, que ejemplifics la sustitucién de la unidad uascendental de percepeion de Kant por procesos meramente psicoldgi- cos de sintesis ¢ integracién, Para Wundh, la atencién selectiva cna la eategorfa psiqui- ca més importante, ya que desempefiaba un papel esencial (aunque no a priori) en la produccién de una unidad efectiva de la conciencia y la percepcidn. Su teoria sobre un centro de la atencidn situado en los lébulos centrales del cerebro fue especialmente in- duyente”®, Su postura, influida por muchas de las creencias sociales del pensamiento evolutivo de las décadas de 1870 y 1880, definia la atencién como una de las funciones integradoras superiores (distinta de las funciones automaticas de la parte inferior del cerebro y de la espina dorsal) dentro de un organismo cuya estcuciura era marcada: mente jerarquica””. Mas significativo atin es el hecho de que el modelo de atencidn de Wundi, en el que ésia es casi sindnimo de voluntad, se basaba en la idea de que varios procesos sensoriales, motores y mentales debian ser necesariamente izhibidos para ob tener la claridad y el enfoque que caracterizan a la atendién”® Se trataba de una formula muy potente, de la que encontramos numerosis variaciones durante las décadas de 1880 y 1890, La idea de que la inhibicidn y la anestesia eran partes constitutivas de la percep cidn indica un reordenamiento radical de lo visual, que sefala a nueva importancia de modelos basados en una economia de fuerzas, mas que en una dptica de la represen tacion. Las teorias de Freud sobre la relacién entre percepciin y represion (desde el «Proyecto» de 1895 hasta el ensayo sobre las perturbaciones visuales psicogénicas de 1910) son solo los textos mas famosos que surgicron de un campo de especulacién € investigacién mucho més amplio y desarrollado por ottos autores durante las décadas de 1870 y 18807", Charles Féré y Alfred Binet describieron «el simple hecho de la aten- cién» como «una concentracién de toda la mente en un solo punto, resultando en la intensificacién de la percepeida en este punto y produciendo a su alrededor wna zone de anestesia; la atencin incrementa la fuerza de ciertas sensaciones a la vex que debi the Nineteenth Century. Cambridge, Cambridge University Press, 1987, pp. 246-247, que el vineulo entre la lo- cura los defeetos de la atencisn se remonta por lo menos a li obra de J. E. D. Esquitol de alrededor de 1816, % Wundi, Grundslige der physiologischen Psychologie (1874), Leipzig, Engelmann, val 3, 1908, pp. 306-364, teaducido al inglés como Principles of Physiological Pycbology, tral. E, Bradford Titchener, Nueva York, Mac milan, 1904 El revolucionario trabajo neurolégico de J. Hughlings Jackson, propone una articulacién paralela a este modelo jerarquico en el que las diferentes Funciones se asociaban con zonas especificas del sistema nervioso: Jack- son distinguia las af llamadas fumciones «supericres», como la atencisn voluntarla, de otras formas de conducts motora, mis autométieas 0 ainferioresm % El libro de R. Smith, lnbibitions, History and Meaning av the Sciences of the Mind and the Brain, Berkeley, University of California Press, 1992, proporsiona un detallado anilisis de este problema en el siglo diecinueve Pero la relacién entre la atencicn ¥ la inhibicién también se ha descrito en muchas otras ocasionessin hacer nin guna alusién 4 ideas neurolbgieas o fisilgicas. Véase por ejemplo, F. H. Bradley, «On Active Attentions, Mand 11 (1902), p. 5: «La atencién consistini en la supresidn de cualquier hecho psiquico que pudiera interferie con el objeto, por tanto, su esencia no es en absoluro positiva, sing mieramente negative ” Vease ol libro de A. Harrington, Medicine, Mind and the Double Brain: A Study in Nineteont Contury Thonght, Princeton, Princeton University Press, 1987, pp. 235.247 LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 47 El diagrama esquemdtico del cerebro de Wunds, con el centro de la atencidn en la paste superior, 1880. lita otras>", Féré y Binet especilicaron «los efectos negatives de la atencién». Janet describi6 como la atencién «reprimia» los contenidos de la conciencia y producia una redaccién del campo visual®', Todo esto apunta a la obsolescencia del modelo de vi- sidn basado en la camera obscura, en el que un observador ideal cenia la capacidad de aprehender simuleaineamente todos los contenidos del campo visual, sin seleccionar- los. As finales del siglo diecirmeve se comenz6 a pen mativo, no sélo en términos de objetos aislados de atencidn, sino también en términos de lo que no era percibido, o de lo que sdlo era percibido tenuemente, de las distrac- ciones, de los mazgenes y periferias que se excluyen o cierran al campo perceptive. Tal como describiré en el capitulo cuatro, este nuevo modelo disyunto de la visidn, esta- ba ligado al descubrimiento fisiologico de la naturaleza heterogénea del propio ojo, con su pequefia zona de claridad foveal rodeada de un area periférica mucho mas am plia que permanece confusa, Sin embargo, fue ol impacto meiuférico de este modelo y ar en el observador nor- pues, su impacto empitico el que mis influencia tuvo en la reconcepcién modemna del ob servador Deberiamos hacer hincapié en que las ideas de inhibicidn, exclusi6n y periferia no servian nevesariamente para reforzar el modelo Freudiano del inconsciente, que acti: vamente le niega a la atencisn consciente ciertos contenidos. Recientemente, Jonathan Miller ha afirmado que durante el siglo diecinueve, existfa uns tradicidn europea alter- » A. Binet y Ch, Fésé, Le magnetisme anomul, Paris, Félix Alean, 1888, p, 239, 8 P Janet, «attention», en Ch, Richer ted.), Dictonmasre de p siologic, Pacis, E. Mean, vol. 1, 1898, p. 836, 48 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION nativa que entendia el inconsciente como parte de un sistema en el que la conducta au toindtica se entrelazaba reciprocamente con las necesidades cambiantes de la actividad consciente, incluida la atencidn. A diferencia de la interpretaci6n «de custodia» freu- diana, muchos psicslogos del siglo diecinueve entendian el inconsciente como algo que agenera activamente los procesos integrales de la memoria, la percepeién y la conduc ta, Sus contenidos son inaccesibles, pero no porque se encuentren retenidos a la fuer- za, de forma preventiva, como mantiene la teoria psicoanalitica, sino lo que es mis in- teresante, porque para que la cognicién y la conducta funcionen correctamente, no se requiere una concencia completa. Al contratio, si la conciencia quiere Hevar a cabo las tareas psicoldgicas para las que esti disefiada, es conveniente que una gran proporcién de la actividad psiquica pase a ser controlada autométicamente; si la situacién requi- riese una decision de alto nivel, el inconsciente entregaria libremente la informacion ne- cesutia a la conciencia»®. Por ejemplo, Helmboltz proponia un funcionamiento casi utilitario de la mente en el que la informacién sensorial que tenia pocas posibilidades de resultar necesaria 6 stil era desatendida involuntariamente, Pata poder tomar con ciencia de dicha informacién (como si se tratara del punto ciego de nuestro campo vi- sual) es necesario hacer un esfuerzo especial para reorientar nuestra atencién, Darwin generalizé la creencia en la importancia de la atenci6n para la evolucién hu mana, identificdndola como un mecanismo de supervivencia, «Dificilmente podria exis- tir otra facultad mas importante para el progreso intelectual de la humanidad que la ca: pacidad de atencidn, Los animales demuestran claramente esta capacidad, como cuando un gato vigila une madriguera y se prepara para saltar sobre sui presa, En ocastones, los animales salvajes quedan tan absortos por esta actividad, que nos podemos accrcar a ellos ficilmente»®, Cierto tipo de atencidn reactiva era considerada como una parte esencial de la biologia humana, Esta era la que provocaba la respuesta del sistema a nue- vos estimulos, ya fueran visuales, olfativos o auditivas, gracias a la cual el organismo era capaz de detener 0 inhibir la actividad motora mientras concentraba su esfuerzo mental exclusivamente en los estimulos relevantes, normalmente los que tenian que ver con po: tenciales presas o predadores. Paralelamente al trabajo de Wundt, el médico escocés Sir David Fersier llevé a cabo investigaciones neuroldgicas en las que defendia la idea de que las funciones cerebrales tenian un sitio especifico en el cerebro. Ferrier desarrollé ki hipotesis de que existian centros inhibidores en partes especificas del cerebro que cons- titufan la base fisiolégica de la voluntad y la atencién. Demostrd que la atencién y la vo- luntad dependian de la supresién lisiclégica del movimiento, es decir, que paradéjica mente, ciertas formas de actividad sensoriomotora inhibian otras actividades motoras*, © J. Miller, «Going Unconscious», New York Review of Books 20 labril 1995), p. 64. Miller comenta los es- critos de Sie W. Hamilton, W. Benjum © Ch, Darwin, The Descont of Man, and Selection in Relation to Sex [1871], Princeton, Princeton University Pross, 1981, p. 44. Por ejemplo, A. Mosto, en su libro Fatige, comiensa su capitulo sobre la atencién citando 1 n Carpenter y Th. Laycock (el maestzo de J H. Jackson) Darwin, p. 177. Sabre el impacto epistemoliico de laobra de Darwin, xéaseR, |. Richards, Dartoianed the Enter gence of Evolutionary Theories of Mind and Bebauior, Chicago, University of Chicago Press, 1987, pp. 275-294. % Vease D. Ferree, The Fenctions of the Brain LI876], Nueva York, G. P. Putnam, 1886, pp. 463-468. Vea sc tambign ol excelente comentario sobre Ferrier en Smith, Inbibition, pp. 116-121 LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 49 De este modo, un observador atento podia parecer detenido, en estado de inmevili dad congelada, cuando en realidad en él se estaban fermentando una serie de actos fi- sioldgicos (y motores) de los que dependia este relative «estatismo»®, Este estado de mayor alerta y de intensa concentzacién en un area delimitada del campo sensorial se podia entender de muchas maneras. Por ejemplo, se podia interpretar como una trans posicin desde el mundo animal de la mera supervivencia, una adaptacién bioldgica del organismo al trabajo disciplinado y productivo en el campo social. Pero la aten- cién, come mecanismo excluyente y poderoso filtro, también se podfa entender como modelo del olvido Nietzscheano, una precondicién esencial no slo para la supervi vencia, sino para la afirmacién del ser a través de la accién™, Le atencidn aqui no es tanto un modelo de conciencia como una red de fuerzas ideomotoras. La atencién es lo gue inmoviliza, pero pamdgjicemente, si la entendemos como parte de una heren- cia biol6giea, es inseparable de la movilidad En el marco de la extensa reconfiguracién fisica de la subjetividad del siglo dieci nueve, casi todas las formas de teorizar la atencién ly asociaban al esfuerzo fisico, al mo vimiento a la accién. Por lo general, durante el periodo que estoy examinando, la atencién presuponia un observador plenamente corpéreo para quien la percepcién coincidia con la actividad fisiolégica y/o motora. En concreto, existfan tres modelos particularmente importantes a través de los cuales se entendia la atencién como mo- vimiento. En ocasiones, algunos clementos de estos modelos se solapaban, pero nor. malmente representaban posturas bastante incompatibles, (1) La atencién como pro ceso reflefo, parte de la adaptacién mecdnica del organismo a los estimulos del entorno. Aqui lo importante ¢s el legado evolutive de la atencién que tiene su origen en las res puestas perceptivas ivvolimtarias ¢ instintivas. (2) La atencidn determinada pot la acti tidad de varias fuerzas 0 procesos autométicos 0 inconscientes, una postira que defen- dian, de varias maneras, Schopenhauer, Janet, Frend y muchos otros. (3) Finalmente, la atencién como una actividad voluazaria, que decide el sujeto; una expresiéa de su ca- pacidad auténoma para organizar el mundo que se percibe e imponerse sobre él. Pero % Véase por ejemplo, Maudsley, The Physiology of Mind, pp. 313-315: «Pero nos podriamos preguntan gcémo pueden influir las innervaciones motoras en el funcionamiento de la voluntad durante un acto mental, cuando segiin parece no tiene lugar ningin acto muscular? Pareee que tenemos sulicientes pruebas como part responder que hasta el mis pequefo esiucrao de lo gue parece ser pura veluntad ests scompafiado de una i % Bata forma de entender [a atencién, como un olvido necestrio para la alirmacién y la autoactualizacién lo cuatro) del organismo, pervivis hasta bien entrado el siglo veinte en Bergson (euya obra comenta en el eaph y muchos otros, Véase por ejemplo la afirmacidn de que «la apercepcién creativa, més que ninguna otra cosa, ¢s ley que hace que el individua sents que vale la pena vivie la vidan, en D. Winnicott, Collected Papers, Nueva York, Basie Books, 1951, p. 65. Quias sea mis significativa la nociin de una «cima de la experiencia» de Abra ham H, Maslow, que alcanzé una gran popularidad en los aos sesenta, Maslow describe un modo de «atencién totaly en el que «parece como si nos alvidicamos del mundo, como si lo que percibisas se convittigra por el momento en la totalidad del Ser», en Tewands a Peyeholagy of Being, Nueva York, Van Nostrand Reinhold, 1968, p. 74, La permane a (0 reciclaje) de-estas formolaciones es evidente en los afios noventa, en libros de autoayu- dla con gran éxito de ventas como M, Csikszentmihalyi, Flaw: The Psychology of Optional Experience, Nueva York, Harper, 1990, p. 33: «La atencién es nuestra herrumienta mis importante a la hora de meporatla calidad de nues 50 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION incluso los que defendian esta tiltima posicién, como James o Bergson, admitéan ki proximidad y las imprecisas lineas fronterizas entre a atencién voluntaria y los esta- do’ automiticos o involuntarios. Durante la década de 1880, la similitud entre la voluntad y la atencién se convirti en un problema crucial en obras de diversa naturaleza, demostrando lo lejos que el pen. samiento psicoldgico se encontraba ya del asociacionismo de Mill y su «quimica psicuit ca» de leyes sobre la regularidad de las sensaciones, 0 de la obra de Spencer de la déca- da de 1850, que definia la experiencia como una respuesta pasiva al orden externa, William James comenzaba su influyente disertacién sobre la atencidn con un ataque a Spencer y a los Mill por reprimir o esquivar el problema: «Sus motivos para ignorar el fendémeno de la atencidn son suficientemente obvios. Estos escritores estin empefiados en demostrar que las facultades mentales superiores son exclusivamente producto de la “experiencia” y suponen que la experiencia es algo dado. La atenci6n, al presuponer un giado de eapontaneidad reactive, parederia eacapar de tate irculd de pura réceptividad ] la ctiatura, como una arcilla totalmente pasiva, sobre la que lueve la experiencian®?, A grandes se puede decir que en la década de 1870 se pasa de la psicologia es- tructural del asociacionismo a varios tipos de psicologia funcional™. En parte, este cam- bio se debe a la creciente impostancia y riqueza del conocimiento fisiolégico sobre el ser humano. La pobreza ¢ insuficiencia de las teorias asociacionistas del conocimiento se hizo evidente segin fue consolidando la idea del sujeto como un centro activo de con- ducta esforzada, compuesto de procesos que se despliegan en el tiempo. De este modo, a pesar de que varios sistemas de pensamiento en los que figuraba se volvieron obsoletos, la atencién continué sicndo un problema cada vez mas importante, Por ejemplo, durante las décadas de 1870 y 1880, muchos psicdlogos y pensadores so ciales identificaron 0 asociaron intimamente la atencidn con Ia voluntad. Pero tal como ha demostrado de forma convincente la historiadora Lorraine Daston, el movimiento ha cia una «psicologia cientifica» més tigurosa, que aleanz6 su mayor auge ¢ importancia ins- titucional en la década de 1890, constitufa una alianza de fuerzas «en la campafia contra la conciencia, la voluntad, la introspeccién y otros aspectos distintivos de la mente». A fi nales de siglo «la teoria de la voluntad se habia convertido en el objetivo més frecuente de un ataque lanzade desde diferentes escuelas de psicologia ameticanas y britanicas»”. Pero sila voluntad, la mente y la introspecciéa eran elementos supertluos, la atenci6n si guié siendo un componente includible de la construccién institucional de la subjetividad. Hugo Miinsterberg y James McKeen Cattell (cuya obra comento en el capitulo cuatro} S208, James, Principles of Peyebalogy, val. 1, pp. 402-403. Véase el excelente capitulo sobre la contribucién de James al problems de la atenciin en G. E. Myers, William James: Hs Life end Thought, New Haven, Yale Uni- versity Press, 1986, pp. 181-214. “© Vease G. Herbert Mead, Movements of Thought in the Nineteenth Century, Chicago, University of Chi cago Press, vol. 2, 1936, pp. 386.387. Mead excribe: «La estructura del acto es el eaicter importante de la con. dueta, Esta psicologia también se lama psicologis motora, en contcapesicién a ls antigua psicologia de la sense cién; o psicologia voluntaria en contraposicién a Ja mera asociacidn de unas ideas con otras», © LJ. Daston, «Ihe Theory of Will versus the Science of the Mind», en W. R. Woodward y T.G. Ash (eds), The Problematic Science: Psychology sn Nineteonts Contury Thought, Nueva York, Prager, 1982, pp. 88-115. LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 31 pueden servir como ejemplos de pensadores que desecharon cualquier nocién de vo luntad activa en sus mikiples inteatos de utilizar la psicologia en estrategias de control social, a pesir de que seguian pensando que la atenciGn era un problema importante. De forma parecida, hoy en dia la atencién sigue siendo una categoria indispensable en las téenicas y discursos institucionales sobre el sujeto, no sélo en sus manifestaciones so ciales mas obvias, como el debate acerca del SDA, sino también en el terreno en expan- sign de las ciencias cognitivas, a pesar de que la importancia de la «mente» y de la «con- ciencia» se ha puesto en duda en ese mismo terreno. Tanto la «atencién» como la «conciencia» son nociones construidas histéricamente y durante el dltimo siglo han mantenido una relacidn variable ¢ independiente: la atencién como parte de una for ma de entender la subjetividad no es inherentemente sinénimo de conciencia”. Esta no equivaleneia entre ka conciencia y la atencién es crucial, Desde cierto pun- to de vista, puede parecer que utilizar el problema de la atencién como punto de par: tida de una investigacién sobre la modernidad de finales del siglo diecinueve desento na contodo el legado de la critica reciente. Es decir, desde un punto de vista superficial, la atencidn puede parecer una vuelta a problemas tradicionales de naturaleza episte- mobgica, problemas que se transformaron radicalmente o se volvieron irvelevantes con la transicién moderna hacia patcones de andlisis seminticos y semidticos, lo que Richard Roity ha descrito como una transicién «desde la epistemologia a la hermenéutica»”. Esta transicién se evidencia claramente, por ejemplo, en las obras paralclas de Ma llarmé, Nietzsche y Peirce (y mas tarde en Wittgenstein y Heidegger): pensacores que trabajaron en cizcunstancias en las gue ya no se wataba de cémo un sujeto previa- mente constituido conoce o percibe la objetividad del mundo extemo, sino de cme un sujeto se construye provisionalmente a través del lenguaje y de otros sistemas de sentido y valor social. Dentro de esta reconliguracién sintactica-semntica de la episte- mologia, el estudio de la funcién de las facultades psiquicas se volvié cada vez menos pertinente, Sin embargo, quiero sugerir que la aparicidn de la atenciéa como forma de desctibir 0 explicar al sujeto peeceptor es un sintoma de esta misma crisis epistemo: lgica, del final de vatios anilisis de la conciencia y la importancia cada vez menor de los modelos dualisticos en los que habia operado la epistemologia clisica. A medida que se comienza a entender al observador en tétminos de la subjetividad esencial de la vi sin, la atencién se convierte en un componente constitutive (y desestabilizador) de la percepcién. La propia incertidumbre y vagucdad que cxistia accrca de Ja naturaleza de la atenci6n sefaleba la obsolescencia de las anteriores teosias sobre la percepeién. La atencidn presuponia que la cognicidn ya no se podia concebir en base a datos sen- soriales dados ¢ inmediatos. Para utilizar términos Peitcianos, la atencién convistié el © L. Wittgenstein, como buen anticartesiano, teria muy clara la diferencia entre la percepcién, la eonciencia “yo percibo” demuestran que estey atendiendo a mi concien, cia?s algo que no sucede de ordinavio. Sies asf, entonces ls frase “Yo percibo, yo soy consciente’ gla atencton: «No es cierto que agul las pala que sex dG. M. Anscombe, Nueva York, Macmillan, 1953, p. 125 [ed. cast: Investigaciones flosificas Madrid, Catedra, 1997], consciente, sino que mi atenciin est dispuesta de tal y cual formas, Philosophical Investigations, * R.Rony, Philosophyand the Mirror of Nature, Princeton, Princeton University Press, 1979, p.319 led. cast La filosofiay ol espefo do le naturaleza, trad, J. FoenSndez Zulaica, Madrid, Cétedra, 1985] 52 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION anterior sistema diddico entre objeto y sujeto en uno triddico, en el que el tercer ele mento estaba constituide por ung «comunidad de interpretacién»: un espacio cam- biante y activo, de funciones fisiolégicas socialmente articuladas, imperativos institu- cionales y toda una serie de téenicas, usos y discursos relativos a la experiencia perceptiva del sujeto en el tiempo. En este punto, la atencidn ya no puede reducitse a la atencidn a algo. Es decir, la atencidn en la madernidad esta constituida por estas for- mas de exterioridad, no por la intencionelidad del sujeto aut6nomo, Mas que la fecul- tad de un sujeto previamente formado, la atencién es un signo no ya de la desapari- cidn del sujeto, sino de su precariedad, contingencia ¢ insustancialidad Aunque es facil y pertinente situar toda esta diversa serie de investigaciones sobre la arencidn en el contexto de las necesidades de los aparatos disciplinarios y adminis. trativos para la gestién y el control de los sujetos humanos, también es importante re- saltar otra dimensiGn del conocimiento relacionada que se habfa ido acumulando en las recién configuradas ciencias humanas del siglo diccinueve, Foucault nos ha guiado por lo que él ha llamado el gran suefio escatolégico del siglo diecinueve, que era el de ahacer que este conocimiento sobre el hombre sirva para liberar al hombre de sus alie- naciones, liberado de todas las decerminaciones de las que no sea amo, de modo que pueda, gracias a este conocimiento de si mismo, convertitse de nuevo, 0 por primera vez en amo y duefio de si mismo. En otras palabras, se convirtié al hombre en objeto del conocimiento, para que ¢] hombre se pudicra convertir en sujeto de su propia li bertad y existencia»”?, Por tanto, el intento de determinar empiricamente las condi ciones fisioldgicas y practicas especificas bajo las que un sujeto perceptor podia per- manecer més atento al mundo © cstabilizar y objetivar los contenidos y relaciones de éste a través de un gercicio de voluntad soberana y atenta, presuponia también que ese sujeto se declaraba duesio de si mismo, amo potencial y organizador consciente del mundo perceptible”, Pero la psicologia ciemtifica nunca legaria a acumular el cono cimiento necesario para inducir el funcionamiento eliciente del sujeto atento, ni para garantizar la copresencia absoluta del mundo y el observador atento™, Por el contra rio, cuanto mas se investigaba, més se demostraba que la atencidn albergaba dentro de si las condiciones de su propia destruccién. De hecho, la atencién era adyacente a es- tados de distraccidn, ensofacién, disociacién y trance, Finalmente, fue imposible en globar la atencién dentro del ideal de autonomia moderno. * M, Foucault, «Foucault Responds to Sartre, en Foueault Live, wad. J. Johnston, Nueva York, Semiotex. zo de 1968. © Nietzsche estableci6 este vinculo entre a stencién y la voluntad de poder: «Lo que se llama libertad de It voluntad es, en esoncis, la superioridad hacia la que debe abedecer: “Yo soy libre, él debe obedeset”, ests com. te, 1989, p. 36, Entrevista publicads originalmente en La Quinzaine littéraine, 115 ciencia es inherente a cada voluntad igual que lo es el agotamiento de la atencién, lx mirada directa que s¢ fia exelusivamente en un objeivo, la evaluucién incondicional de que “sélo estoy y ninguns otra cosa es necesario ahora”, la certeza intema de que la obediencia se conseguir y que todo lo demas pertenece a la posicién det que da lis brdeness, Beyond Goad ond Evil, trad. W. Kauimann, Nueve York, Random House, 1966, pp. 25.26 (sec. 19) fed. cast: Mai alld del bien y del mat, trad. P.Gonzilez Blaneo, Madrid, Alba, 1997] “Este sentimiento de fraciso queda implicito en una tajante declaracién de Henman Ebbinghaus de 1905: Der Auimeskasmkeit ist cin rechte Verlegenheit der Psychologie [La atencisn es una verdadera vergienzs part la psicoleat als, Grundeiige der Paycbologic, vol. 1, p. 611 LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 3 Gran parte de la tearia estética de finales del siglo diecinueve y prineipios del vein- te intents escapar de estas concepciones fisiolégicas de la atencién, presentando varias modalidades de contemplacién y visién totalmente alejadas de los procesos y activida: des del cuerpo”, Todo «l legado kantiano de la percepcidn esiética cesinteresada, des- de Konrad Fiedler, T. E. Hulme y Roger Fry hasta los mas recientes «formalismos» se ha basedo en un deseo de escapar del tiempo coxporeo y sus inconsistencias. Por ejem- plo, Hulme creia que el artista era alguien en quien «la naturaleza se habia olvidado de unir la facaltad de la percepcién @ la facultad de accién» y describié una arenci6n es- vética «emancipadan de la fisiolSgica®®, Buena parte de la teoria artistica y musical mo- derna, se ha bu stico en el que la presencia de la percepcién absorta y atemporal se contrasta con otras formas menores, profanas 0 co- tidianas de ver y escuchar”, Rosalind Krauss ha escrito que en las artes visuales, la mo dernidad imagina dos érdenes, el primero de Jos cuales es «la visién empitica, el cbje- to tal como es “visto”, el objeto delimitado por sus contornos, el objeto que el moderaismo desprecia. El segundo es el de las condiciones formales de la posibilidad misma de visién, el nivel al que la forma “pura” funciona como un principio de coor dinacidn, unidad y estructura: visible pe1o no visto», Krauss apunta que la temporali- dad queda necesariamente excluida de este tltimo", Segiin argumenta Krauss, la visién moderna, con su cualidad de verlo «todo-a-la-ver, xc basa en la cancelacién de las con- sado en un sistema de percepeidn dual diciones empiricas de la percepcién, incluyendo la experiencia de la sucesisn. Algo que se valvi6 evidente en diferentes trabajos sobre Ia atencién (aunque a me audo se obviara) fue lo volatil que resultaba ser el concepto y lo incompatible que era con cualquier modelo de mirada estética sostenida. La atencién siempre contenia en si misma las condiciones de su propia degradaci6n. Estaba amenazada por la posibili- dad de su propio exceso -un hecho que todos hemos experimentado al intentar mirar 0 escuchar algo durante demasiado tiempo-”, De una forma u otra, la atencién siem- © En su obra de 1909 «An Essay in Aesthetics», Pry describe la facultad estética como una forma de per- cepeisn divorciada de «la compleja magainaria parte de la humana se scompafury», mientras que para Fry la «vida imaginativay consiste en ls contemplaciin desconectada de la posie bilidad de accidn, En Fry, Vision ana! Desiga, Cleveland, Meridian, 1956, pp. 17-18, En otra ocasiGn, Fry defen id wel argnmenta a priosi de la existencia en todas las experiencias estétieas de una arientacién especial de ly rerviosa del exerpo y sts instintos. «Toda la vida animal y eran compone de estis reacciones instintivas a objetos sensibles y de las emociones que las concieneia y, sobre todo, de un enfoque especial de la atencisn, ya que el acto de aprehensién estética implics tuna pasividad atenta a los efectos de las sensaciones aprehendidlas en sus relaciones>. Fry, Transformations: Cr tical and Speculative Essays on Art, Londres, Chacton and Windus, 1927, p. 3. % TLE, Hulme, Speculations, Nueva York, Harcourt, Brace & Co., 1924, pp. 154-197. Véase, por ejemplo, la eposicién entre la percepelin artistica «libre» y Ja percepeidn no artistiea «no lie broven dl texto de K. Fiedler, On Judging Works of Visual Art [1876], tad. H. Shacier-Simmer, Berkeley, Uni versity of California Press, 1949 % RE Krauss, The Optical Unconscious, Cambridge, MIT Press, 1993, p. 217 fed. east: Elnconscionte dptice Madrid, Teenos, 1997] © Véase Th. Ribot, The Paycbology of Attention [1889], Chicago, Open Gourt, 1986, p. 3. «la atencién es tn estado fijo, Sise prolonga mis alld de un tiempo razonable [...] todo el mundo sabe por propia experiencia, que provoea uns turbacién de la mente eadla vez mas grande y finalmente uns especia de vacio mental, freevente- 54 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION pre acaba alcanzando un umbral en el que se destruye. Normalmente se trata del pun to en el que la identidad pesceptiva del objeto comienza a deteriorarse yen algunos ca- sos (como ocurre con ciertos sonidos) desaparece por completo. O puede uratarse de ado de tran- ce 0 incluso de autohipnosis, Por un lado, la atencién era una cuslidad decisiva para el sujeto productivo y socislmente adaptable, pero la frontera que separaba la atencién so- cialmente itil de otra atenci6n peligrosamente absorta o distraida era profundamente nebulosa y s6lo podia describirse en términos de normas de conducta. La ateneién y la distraccidn no eran estados esencialmente diferentes, sino que existian en un continuo. Cada vez se fue entendiendo mejor que la atencién era un proceso dindmico: que se in tensificaba y disminufa, aumentaba y menguaba, se estancaba y flufa segiin un conjun- to indeterminado de variables™, El filésofo Alfred Fouillée plantes el problema de ma- nera concisa: «Concentrar la voluntad y la atencién en cualquier cosa provocard el agotamiento de la atencidn y la parilisis de la voluntad>!, En este sentido, la atencin tenia ciertas cualidades termodinimicas pot las que una fuerza dada podia asumir mis de una forma", Emile Durkheim, en sus escritos epistemolégicos de la década de 1890 ven el contexto de una disertacidn sobre la ceguera inherente a toda percepcién, hizo una referencia explicita a esta inseparabilidad de la atencidn ya distracci6n: «Siempre estamos, hasta cierto punto, en estado de disteaccidn, dado que la atenci6n, al concen- rar la mente en ua reducido némero de objetos, la ciega a un néimero mayor de otros objetos; toda distraccisn tiene el efecto de retirar de lu conciencia ciertos estados pst quicos que aun asi no dejan de ser reales, ya que continiian funcionando»"®. En este sentido mi obra corrige algunas creencias que forman paste de una tenden cia critica firmemente establecida que ha caracterizade la modernidad en tétminos de experiencias de distraccién, Me refiero en particular a la obra de George Simmel, Wal- ver Benjamin, Siegfried Kracauer y Theodor Adorno entre ottos, que asumia que la per: tun Kimite en el que la atencién se transforma imperceptiblemeate en un mente acompafiado de vénigo», Véase también la descripeién que hace Ribot de los defectos patoligicos de lt arencidn en so The Diseases of the Will, rad, MoM. Snell, Chicago, Open Court, 184, pp. 72: i 10 de los primero: lacién recfproca entee atencién y «suefio parcial» en su Elemeate der Peychophysik, Leipzig, Breitkopf und Hie tel, vol. 2, 1860, pp. 452-457. Kurt Goldstein eseribid que sla atencién no posee «un énfisis diferencial», se cone Ghstay Fechner fue 0 cn hablar especificamente de esta continuidad, sefialando la re vierve en «uy n anormal son libcracidn patoldgics a los estimulos,¢ insistié en gue «la distraceién ya fi expresiones del misme cambio funcional baja condiciones diferentes», Goldstein, «The Significance of Psycho. logieal Research in Schizophrenia», Joumal of Nervous and Mental Diseases 97, 3 (orzo 1943), p.2 1 A, Foul 1891), p.A98. 12 mse Mach fue una de los muchos qu «Le physique et le mental: \ propos de lbypnotismen, Revwe des Deww Mondes 105 (1 mayo en ls década de 1880, se dio cuenta de sy naturaleza aparente. mente paradsjica: «Cuando el desarrollo de la inteligencia he aleanzado una cima, como aparece ahora en las complejas condiciones de la vida humana, las representaciones pueden absorber, frecuentemente, toda la aten- cién, de forma que la persona reflexiva no se da cuenta de lo que sucede a su alrededor, ni oye las preguntas que se le hacen; las perscnas que no esti acostumbradas a este estado, suclen Iamarlo “ausencia mental”, aunque se fa mas apropiado llamarlo de “presencia mental”». Mach, Contributions fo the Analysis of the Sensations [1885], trad, C, M, Williams, La Salle, inois, Open Court, 1890, p. 85 © E, Durkheim, alndividaal and Collective Representations», en su Sociology ard Philosophy, trad. D. E Pocock, Glencoe, Illinois, Pree Press, 1953, p. 21 LA MDDERNIDAD Y EL PROBLEMA DE LA ATENCION 35 cepcidn distraida era una caracteristica fundamental para entender la subjetividad mo derna'', La palabra alemana Zerstreaung figura en numerosos anilisis criticos que par- ven de una teorfa kantiana del conocimiento. En éstos, Zerstrenung se refiere a la dis- persién o diseminacién de la percepeidn, al margea de cualquier sintesis necesaria, la percepcién «meramente un juego ciego de representaciones, menos incluso que un sue om!" Parte del legado de estas obras ha sido la deseripcidn de la modernidad como un proceso de fragmentacién y destruccién, en el que his formas premodernas de comple- ud ¢ integridad quedaban irremediablemente rotas o degradadas a través de reorgani- zaciones tecnolégicas, urbanas y econémicas, Una de las premisas de la obra de Fiedler, On Judging Visual Works of Art (Sobre el juicio de obras de arte} (1876), fue su diag ndstico de un «deterioro» en la capacidad de percepcion, y este texto supone un im- porrante ejemplo tempmano de ciertas creencias hist6ricas generalizadas que, implici- a o explicitamente, entienden los modos premodemos de mirar y escuchar, como mas Fices, profundos 0 valiosos', Ciertamente, era esta evaluacién la que se hallaba tras los intentos de Fiedler por establecer una estética «objetivistes, en la que la «presen cia» de formas visibles puras slo fuera accesible para un «mirap» atento, divorciado de cualquiera de las condiciones psicoldgicas subjetivas de la visién"”. A finales de si- glo, Simmel proporciona una ejemplar descripcida de cémo la vida urbana moderna, «el cambio rapido y continuo de estimulos internos y externos» contrastaba con «el ritmo mas lento, habitual y de flujo mas suave de la fase sensoria-mental» de la vida social premodema, Una postura parecida veia en la fragmentacién implicita en la mo deraidad la destrucci6n de toda una serie de valores artisticos y cultuzales tradicionales, pero segdin esta misma postura, la distraccién cra un elemento necesario para superar la bancarzota estética burguesa. Sin embargo, la idea precominante eta que la distraccién era producto de una «decadencia» 0 «atrofian de la percepcién, parte de un detesiore generalizado de la experiencia’, Por ejemplo, Adorno escribe acerca de la di como aregresién», como una percepeién que se ha «detenido en la etapa infantil» y para la que la «concentracién» profunda ya noes posible™, Para el poeta Rilke, a principios Véase, por eiemplo, G. Simmel, «The Metropolis and Mental Life», en su On Individuality and Social Forms, Chicago, University of Chicago Press, 1971, pp. 324-339; W. Benjamin, «On Some Motifs on Baudelai jons, Nueve York, Schocken, 1968, pp. 155-200; S. Kracaver, «Cult of Distraction», en The ambridye, Harvard University Press, 1995, pp. 323-930,y Th. Adorno, «On the Fetish-Cha racter in Music and the Regression of Listening, en A, Aranto y E, Gebhardt (eds, The Essential Frankfurt Sebool Reader, Nueva York, Urizen, 1978, pp. 270-298. % Kant, Crtigue of Pare Reason, p. 139 %% Fiedler, On Judging Werks of Vewal Art, p. 40. "97 Vase el incisivo andlisis de Fiedler que ofrece Emst Cassiver en The Philosophy of Symbolic Faro, vol. The Metaphysics of Symbolic Form, trad. J, Michsel Krois, New Haven, Yale University Press, 1996, pp. 81-85. aE contexto psicalégico no puede confundirse con el constiutivo: las sentimientes que nos despierta La con. templacién de uns obm de arte, no pueden ser considerados como un aspecta esencial de dicha obra [..1 En th timo término, Fiedler considera todo aquello que pertenece al lado “subjetivo”, sl mundo “emocional” en vez de rex, en sw Haan: Mass Ornamtent, al mundo de lo visible, como un estorbo que osexrece la pora visibilidad.» "8 Véase el andlisis que ofrece M. Hansen de la ambivalente historizacién de la percepcién en Benjamin: «Benjamin, Cinema and Experience», New German Critique 40 {invierno 1987), pp. 179-224. "Adorno, «On the Fetish Character in Music and the Regression of Listening», p. 288 56 SUSPENSIOWES DE LA PERCEPCION Fernand Khnopif, Bseuehando a Schumann, (883, del siglo veinte, la auténtica atencisn era una escasa y preciosa reliquia de un ideal per dido de absorcidn artesana en el trabajo, ahora exiliado a los margenes de un mundo mecanizado y rutinario. Para Rilke, el escultor Rodin simbolizaba «el ser atento al que nada se le escapa, el amante que continuamente recibe, el ser paciente que no cuenta su tiempo y que no piensa en querer la proxime cosa. Para él, aquello a lo que mira y rodca con su mirada es lo Ginico que existe, el mundo en el que todo sucede [...] y esta forma de mirat y vivir, esti tan arraigada en él, porque la adquirié como trabajador manuals!!, Porel contratio, yo defiendo que la distraccién moderna no supone una interrupeién de cierios tipos estables 0 «naturales» de percepcién sostenida y cargada de velor que habia existicdo durante siglos, sino que se trata de un efectoy a menudo de un elemento constitutivo de los numerosos intentos de producir atencién en les sujetos humanos!"!, "0 RM. Rilke, Letters of Raine Maria Rilke 1. Salomé, 8 de agosto de 1903, "John Dewey fue uno de los muchos que, ya en la década de 1880, se hobfa dado cuenta de que era in posible separar un moilelo normative de la atenciSn de las experiencias de shook, disweiasidn y nowedad: «El s0° 2-1910, Nueva York, Norton, 1945, carta a Lou Andress aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 58 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION disoludén del mando comunal, que él crefa ver en el fenémeno cultural general del almpresionismon. De este modo, el retrato de grupo holandés del siglo diecisicte ser- via para proporcionar, a principios del veinte, una figuracién utopica de un mundo de comunicacién mutua (un equivalente secular de la experiencia religiosa) en el que el arte era inseparable de la armonia democritica imaginaria entre el individuo y la co munidad. Para Riegl, el objetivo de estos cuadros era la «representacin de un ele- mento psicolégico desinteresado (a atencidn), por medio del cual las psiques indivi- duales se fundian en un todo dentro de la conciencia del sujeto observador»!™. La distraccién moderna solo podia erosionar esta posibilidad, Pero para Riegl, el sueno de comunidad, de un momento susurrado de comunién psiquica —tal como aparecia, por ejemplo, en Los Sindicos de Rembrandt- existia como una construccién estética que el individuo debia aprehender como obsetador solitario. Sin Iugar a dudas, las nuevas formas de revepeién colectiva, como el cine, que llegé a las audiencias de ma- sas atentas alrededor de 1900, habrian desalentado a Riegl cuyo ideal sélo podia ser una fantasia elitista y regresiva de una atencién premoderna y éticamente cargada™? Varias descripcion un producto fundamental de la modernidad occidental en general, mucho mas alli del marco de finales del diecinueve sobre el que yo trabajo. Ferdinand Ténnies, en su in luyente distincién entre Genseinschaft [comunidad] y Gesellschaft [sociedad], identi- fica la atencién como una caracteristica constituyente de esta thtima, como algo ca racteristico de las formas modernas de aislamiento y fragmentacién que sustituyeron las relaciones comunales premodernas. Ea la Gesellschaft la conducta del comercio y cl negocio basad en la deliberacin depende del cultivo social de habitos de atencién: «El aplicar la mente « la imaginacién del objeto deseado, o la atencién consciente 0 ra 's de la snbjetividad moderna han entendido la atencién como cional, es decir, la atencidn ligada al pensamiento. Esta forma subyace bajo todas las actividades racionales. Por asi decirlo, uno enfoca su telescopio en el objeto [...1 “abrird sus ojos” y “centrara su atencién” en éby'!®, En la obra de Nietzsche encon- tramos una desctipcidn parecida de la cultura moderna, en la que la atencién restrin: gida desempefia un papel central. Como sugeri anteriormente, para Nietzsche la aten: cin también ofrecfa la postbilidad de una absorcién, de un olvido, que podia servir como precondicisn de un acto de afirmacién vital o incluso de un olvide que alean: zarg instamtes de eternidad dentro del flujo del tiempo humano"”, Sin embargo, al MA, Riegl, «The Dutch Group Porttat (exiracto}», rad. B. Binstock, October 74 (otofio 1995), p. LL, Véw se la valiosa valoracién de la subjetividad en Rieg y Fiedler que oftece |. de Solie Morales en «Toward a Moder pp. 68-77. en M. Olin, Forms of Representation in Alois Réeghs Museum: From Riegl 10 Giedion», Opposétions 25 (otafio 1982 NS Véage el anilisis dela atencin en Riegl que apat Theory of Art, University Park, Pennsylvania State University Press, 1992, pp. 159-169. Olin enfatiza que para Rica, Aufmeresamteit, entre oiras cosas, «lenota um acto de educacién o deferencia dirigido a otra persona». “© F Tonnies, Commeanity and Society (18871, trad, Ch, P. Loomis, East Lansing, Michigan Srate Universit Press, 1957, p. 145. Véase la volorasisn de Ténnies que hace H. Liet 1923, Cambridge, MIT Press, 1988, pp. 11-39. 7 Obviamente, esto alude a la proximidad del problema de la atencidin ala larga historia y sociologia de los ersohn, Fate aud Utepis in German Socice logy 187 cejencicics espirituales». Pero en estas pricticas gue anhelabau Ja aprehension de una esencia pura y no diferen ciads, la naturalezs paradéjien de la atencidn planted siempre un problema fundamentel; permitia une cietta corr aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 62 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION sus caracterfsticas kantianas: el orden en los contenidos de la conciencia ya no esti garantizado y existe una ventana abierta al caos cognitivo de la modernidad, contca el que la atencién deberd librar una batalla, Schopenhauer describe «la mezcla extrema: damente heterogénea de fragmentos de representaciones ¢ ideas de todo tipo que constantemente se cruzan en nuestra cabeza>"’8, Obviamente, el problema del tiempo ha sido parte del pensamiento epistemolégico occidental desde sus inicios, pero lo que resulta radicalmente nuevo en la década de 1830 es la aceptacién generalizada de las condiciones fisioldgicas del conocimiento, que aparece paralelamente a Ja ripida ex- pansidn del estudio empitico del cuerpo humano, E] problema de la conciencia se vuelve inextricable de la cuestién de la temporulidad y de los procesos fisiolégicos™. Comenzando con Schopenhauer y continuando hasta principios del siglo veinte con Bergson y Whitehead, surgen toda una serie de intentos de asticular posiciones episte- molégicas que toman en cuenta la naturaleza procesual y cambiante del sujeio fisiolégi- co que pricticamente coincide con las incesantes pulsiones y animaciones del cucrpo. Fue la temponalidad especifica del cuerpo la que aniquilé la posibilidad de reflexion sub jetiva en el sentido Cartesiano y la que de forma mas gradual también fue acabando con las explicaciones de la percepeién que se basaban en principios de asociacién de ele- mentos separudos. Los defensores de la éptica fisiclégica se preguntaban con escepti: cismo: gcusindo se ha visto que un observador experimente de forma demostrable una apercepcidn» estable © concreta? Dentro de esta problematica, Ernst Cassirer desprecia la obra de Schopenhauer, identificindola como el primer proyecto filoséfico moderno fundado sobre un modelo de «wtnicién instintiva inmediata» en lugar de sobre una re- 10 flexién conceptud Uno de los gestos mis significativos de toda la obra de Schopenhauer es su cecha zo de la idea kantiana de unidad sintética truscendental de la apercepeién para expli- carla forma en que el mundo se representa ante nosotros y las sucesivas percepciones se vuelven intelectualmente coherentes. En lugar de aplicar un principio de unidad a priori, para Schopenhauer es sdlo la voluntad la que dota de unidad a todas las repre sentaciones. Por supuesto, en ciesta forma, la voluntad es el principio de unificacién de Schopenhaues; pero éste nos sittia en un mundo que poco tiene ya que ver con el de Kant. Si para Kant la unidad sintética de la apercepcion daba un caricter apodictico o absoluto a la experiencia perceptiva, para Schopenhauer coincide con una ausencia primaria de cualquicr razén, légica o sentido mas alla de las aparicncias. En palabras de Terry Eagleton, «La voluntad de Schopeahauer, como forma de determinacién sin DI La caética sucesién de la intencién es una salvaje parodia de la estétiea kantianas! 28 Ibid, © Hablo sobre este asunto en relacisn al auge de la Spticafisioligica en las décadas de 1830 y 1840, en Tech gues of the Observer, pp. 67-96. 8 E, Cossirer, Das Extomstniiproblem inv der Philosophie und der Wissenschaft der neweren Zeit (1907), Darmstadt, Wissenschafiliche Buchgesellschaft, vol. 3, 1971, pp. 413-414. ° T, Eagleton, The Ideology of the Aesthetic, Oxford, Blackwell, 1990, p. 159. Coatinia as «Con Scho- ppenhauer, el deseo se ha convertido en protagonista del teatro humano y los propios sujetos humanos en sus me- ros estandartes obedientes 0 subordinados, Esto no es slo por la aparicién de un orden social en el que el aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 66 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION como un drgano cuyo equilibrio interno esta siempre en estado de cambio, cambios que afectan a cada una de sus partes", Al mismo tiempo, es importante entender que para James, la corriente es lu imagen de una armonia imposible: es decix, aquello que re- conoce el canicter inestable, cinético y fragmentado de la vida subjetiva moderna pero lo reconcibe como fundamentalmente continuo, y que dota a la subjetividad de su uni dad irreducible, a pesat de todas las disociaciones, anestesias, alucinaciones y miilti- ples yos, que James habia estudiado tan concienzudamente, La idea de una corriente de pensamiento es fundamental para entender el rechazo de James hacia los modelos de la mente clisicos, de nataraleza espacial 0 escénica, y su adopcidn de modelos tem- porales, «Sin duda», escribe en un famoso pasaje, «a menudo nos conviene formular los hechos mentales de forma atomista y tratar los mas altos estados de la conciencia como si estuvieran construidos a partir de ideas simples ¢ inmutables [...] Pero [...] no hay nada en la naturaleza que se corresponda con nuestras palabras. Una idea que exista permanentemente, 0 una Vorsielfung que aparezca frente a las cundilejas de la conciencia en intervilos periédicos, es una entidad tan mitolégica como la sota de bas. tos»"2, A pesar ce la singularidad de gran parte de la obra de James y de la tentaci6n de asociar su «corriente de pensamiento» con lo que en un momento se llamé la mo- deraidad sjoyceana-bergsoniana», es necesario tener en cuenta de que esta obra se in tegra dentro de un amplio campo institucional en el que la psicologia cientifica, por lo general, estaba abandonando los modelos elemeutales de la conciencia ea favor de mo delos operacionales o funcionales™*. Al mismo tiempo, las técnicas de sugesti6n de las primeras formas de publicidad moderna coincidieron con este modelo de conducta psiquica y creatividad estética, tal como ha demostrado Franco Moretti: «Aqui cn: contramos justamente, la arbitrariedad, discontinuidad, incontrolabilidad y profundi dad de la contiente de pensamiento [...] Las asociaciones de la cotriente de pensa- miento no son libres en absolutos. Tienen una razdn de ser, una fuerza conductora, que se sitia fuera de la conciencia individual [...] la auseneia de orden interno y de M1 «Creemos queel cerebro es un Srgano cuyo equilibrio imtemo se eneuentta siempre enestadlo de cambio, cambios que afectan a cade wna de sus partes, El pulso de este cambio sin duda es més violento en algunas zonas que en otras, su riimo mas ripido en un moments que en otro. Como sise tratara de un ealidoscopio que gicara 1 una velocidad regular, a pesar de que sus figuras se recomponen continusmente, hay spomentosen los que la trans- rapider mégica, de modo que formas relativamente estables se van altemanio con otras que serfamos ineapaces de distinguir sas volvigramos a ver; del mismo modo, en el cerebro, esta recomposicién permanente debe resultar en alin tipo de tensidn que se sostiene durunte un tempo relativamente largo, mientras que otras simplemente vienen y vans James, Prizeples of Psyebotogy, woh 1, ps 24. M2 Dbid, p. 236. ™ Por ejemplo, incluso alguien tan enrsizado en la antigua psicologfa asociacionista como Théodule Ribot, utilias un lenguaje que hasta cierto punto eoincidé con el de James para deseribirlos meean sms eotidianos de le vida mental como «un continu it y venir de eventos interores, una marcha de sensaciones, sentimlentes, ideas ¢ imégence [...] Hablando con propiedad, no se tata, como ae ha dicho tantas veces, de una cadens, de wna seri, sino mas bien de una irtadiacidn en varies direccionesy a través de varios estratos; un agregado mévil que se for- sna, deforma y reforms incesamtementes, Ribot, The Paycbologr af Attention, p. 3. Sobre Ribot y las bases aca dlemicas de la psicologia cientifica en Francia, veise J, L. 8r00ks, «Philosophy snd Psychology at the Sorbonne 185.1913», journal of the History of Ideas 29 (absil 1993), pp. 123-145. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 70 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION neve, la atencién parte de un modelo clisico de estabilizacién mental de las percep ciones en un mole prelijado para convertirse en un contiauo de variaciones, una mo- delaciGn temporal a la que se dotaba en repetidas vcasiones de un caricter riimico u ondulante!®§, Aunque pareeia brindar la posibilidad de consteuir cogniciones estables y ordenadas (aunque no necesariamente ciertas), también contenia fuerzas incontrola bles que ponian en peligro ese mundo organizado. En el marco de la crisis epistemold- gica generalizada del siglo diecinueve, la atenci6n se convistié en un sustituto improvi- sado ¢ inadecuado del punto de estabilidad arquimediano desde el que la conciencia accedia al conocimiento del mundo. En lugar de proporcionar estabilidad perceptiva y certeza de presencia, se abria a un flujo ya una ausencia en la que el sujeto y el ob jeto existian de forma desperdigada y provisional". Quiz sea en el fendmeno social de la hipnosis donde se vea més claramente la am bivalente posicién de la atencién a finales del siglo diecinueve, Durante varias déca- das, el hipnotismo mantuvo una dificil posicién como modelo extremo de tecnologia de la atencién, Pero aunque parecia ofrecer nuevas posibilidades de poder clinico y beneficios médicos, también descubria kk preocupante silueta de un sujeio cuya in- cierta configuracién podia cludir el dominio intelectual c institucional, Al demos: trar tan tajaniemente la precatiedad y maleabilidad de lo que se entendia por con ciencia, la hipnosis suponfa un reto sin precedentes a la cepacidad de separar factores psicoldgicos, fisioldgicos y sociales", Tal como demostré la experimentacién de va cas: «Los experimentos han demostrado que la atencién no ¢s un proceso continuo sino intermitente, que avanzi casi 4 saloon, Fatigue, pp- 183-184. La stenciGn es desetita como una forma periddica y ondulads en T. Bolton, aRhythmo, American Journal of Prrchology 6, 2 (enero 1894), pp. 145-238, Una descripcién de Ia ateneién tam bign podeia tener ciertas afinidades con la descripcién que hace Hegel de la «certeza-de-sentido» como una for ma de aprehensin que se cancela a si misma, como un «apareeer» y «dsvanecenen ritmico, Véase G.W, F He- sel, The Phenomenology of the Mind, Nueva York, Harper and Row, 1967, pp. 49-161 4 Sobre la distincidin entre malde y medulacién véase G. Simondon, Undivida fsa gendve paycho-binlogi gue, Paris, Presses universitaire de France, 1964, pp. 39-44. Véase también en selacién con Io anterior la expo sicidn de G. Deleuze en The Fold: Leibniz and the Barogue, trad, T. Conley, Minneapolis, University of Minne- sota Press, 1993, pp. 19-21 Sogiin Henry Adams, a finales dela décade de 1890, para el snjeto moderne «el pensamiento normal ena dis persiin, suefo, inconsecuencia; la accidn simultines de diferentes centres de pensamiento sin un control centrabs La mente humana, esexibié, pasaba ala mitad de su vide eonocida en el eaos mental del sueio; siendo vietima ine cluso estando despierts de todos sus desijustes, de sus enfermedades, de la edad, de la sugestiSn externa y de las compulsiones de Ia nanuraleza; dudanda de sus sensaciones y, como iiltimo remedio, confiando sélo en los inser mentos las estadisticas». H. Adams, The Education of Henry Adams, Boston, Houghton Milfin, 1973, pp. 434,460. El optimismo imperante sobre ls hipnosis como métoda curative, queda patente en un tipico manual de medicina sobre el tema: «Me alegra haber vivido para verel triunfo de la guimica, la cirugia, de ls investigaeién fisicligiea y patoldgiem pero los estudios sobre hipnosis prometen descubrimientos mis grandes que tedos estos descubrimientos que revelarin las leyes que gobieman y controlun as aeciones, los sentimientes y los pense mientos». ]. R. Cocke, Hyprotivm: How It Is Done, Its Uses and Dangers, Boston, Arena, 1894, p. 93. "1 Isabelle Stengers response asia la pregunta ce que es la hipnosis: lisencislmente, no sabemos nada de ella Luc) Todavia hablamos de hiposie sin saber diatinguir entre la hipnosis de “eabarex”, las diversae formes de tear aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 74 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION Sven Richard Bergh, Seséie hipreinica, 1887. obtenible gracias a procedimicntos psicomédicos especilicos, Pero a principios del si- glo veinte, la hipnosis desaparecié repentinamente de las principales practicas de in. vestigaci6n institucional. La ansiedad con la que Freud, Bernheim y otros renunciaron a la hipnosis, fue s6lo uno de los signos mas visibles de este cambio de actitud"™, Un asombroso giro cultural habia tenido lugar desde el auge del hipnotismo a finales de la década de 1880, cuando por toda Europa y Norteamética parecta que prémetia Beneficioslinttédos, hasta’el final dé siglo, Giaido. se habia. convemidb‘en una vergiienza para sus antiguos defensores"”!, A principios del siglo veinte, la Reone de 'Hypnotisme expérimental, fundada en 1886, ya habia cambiado su nombre al de Revue de Psychothérapie et de Psychologie appliquée. verapia % Sobre el abandono de la eenica hipndtica por parce de Freud, véase L. Chenrok € 1. Siengers, A Critique of Psicheanalstic Reason: Hypnosis as a Scientific Problem for Lavoisier to Lacan, trad. M. Noel Evans, Stanford, Stanford University Press, 1992, especialmente pp. 36-45. 51 Pierre Janet (1859-1947) fue uno de los pocos psicélogos franceses que continus utilizando I hipnosis como parte fundamental de su proceso terapéutico hasta bien entrado el siglo veinte, Hoy en dia, es frecuente en- contrar una resistencia a admitir que, durante finales de los 1880 y prineipios de los 1890, lt hipnosis formabs par te dela eéencia institucional normativa, algo que supone una fabifiescién histSriea. Asi encontramos, por ejemplo, esta falsa afirmaciSn de M. S. Micale, «las épocas de gran cientificismo, normalmemte han generado fenémenos contraculturales: It mesmerizacin @ finales de la Hustracién, las curas de fe y el hipnotismo a finales del siglo pa- sado, nuestra propia medicina cltemativs y psicologia new agen, en su «Strange Signs of the Times», Ties Lite rary Supplement, 16 de mayo de 1997, pp. 6-7. Esta oposicién tan de mod entre la gran ciencia y la pseudocien- cia periférica, impone un dudoso modelo sobre un periodo histérico en el que no existian estas diferencias tan claramente establecidas, Por ejemplo, lacreencia en la existencis del éter en lafisica, mantenia una compleja y cany biante relacisn con uns enorme variedad de ideas acerea del «eapiritiames y la saccicn a distancian aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 82 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION tucionales de atencién, basados en los impetativos de reconocimiento, identidad y es. tabilizacién, estan irremediablemente ligados a modelos nomadas de atencién que ge- neran novedad, diferencia ¢ inestabilidad. Sin embargo, una caracteristica de muchas configuraciones teenolégicas contem- porineas es lu imposicién de una atencién débil pero permanente que se mantiene en diferentes grados durante enormes periodos de la vida. Los tiltimos afios del siglo die- cinueve fueron testigos de una infatigable colonizacién del tiempo «libre» o de recreo. En un primer momento este proceso estaba relativamente disperso y sus efectos eran s6lo parciales, permitiendo oscilaciones entre la atencidn espectacular y el libre juego de absorciones subjetivas. Al finalizar el siglo veinte, la red maquinal afiliada al teaba jo electrénico, la comunicacidn y el consumo no sdlo habia acabado con la poca dis- tincidn que quedaba entre el ocio y el trabajo, sino que habia Ilegado a determinar en muchos aspectos de la vide social occidental Ja forma de habitar la tempocalidad, La informacién y los sistemas teleméticos simulan la posibilidad de divagar y desviarse, pero en realidad constituyen modos de sedentarizacida y separacidn en los que la re cepcidn de estimulos y la estandarizaci6n de la respuesta producen una mezcla sin pre- utomatismo, que puede mantenerse por periodos de tiempo extremadamente largos!”2. En estos ambientes tecnoldgicos, la diferencia entre la atencin consciente a nuestras propias acciones y los patrones mecanicos au- torregulados deja de ser significativa. En los aiios sesenta, Arthur Koestler, describié la , en Parasuraman y Davies eds.) Sn del sistema de autapistas interestatales en los Esta dos Unidos después de la Segunda Guerta Mundial, cuando las condiciones de eonduceidn, més monstenas y flu ds, produjeron estados parecidos al trance en los conductores, aunque no interfrieron con su capacidad para res lizat varies tarcas meciinicas, Véase Griftth W, Williams, «Highway Hypaosis: An Hypothesis», en IK. E. Shot y M. T. Orne (eds.), The Nature of Hypnesis: Selected Basie Readings, Nueva York, Holt, Rhinchast, 1965, pp. 482.490. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Edovard Manet, Ei halesiy, 1868. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 90 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION Diageamas de ung edicién de principios del siglo dieciocho de Le diopinigue de Descartes. dad ¢ incongmuencia de los tres campos visuales definidos por las figuras humanas: por ejemplo, la mirada de la mujer sentada (Iu artista Berthe Morisot) se extiende artificial: mente gracias a las dos Iineas diagonales paralelas de le baranda, que apuntan hacia el maugen inferior izquierdo del cuadro y que siguen, a grandes rasgos, la direccién de su mirada, Las dos lineas diagonales paralelas que se dirigen hacia el margen inferior de- recho se corresponden mas 0 menos con la orientacién visual de la figura central mascu- lina, Ast pues, seria posible leer cada elemento de la baranda, con su disco central, come unaunidad de visién modular ¢ independiente y al mismo tiempo, interpretar lus lineas diagonales paralelas como un sistema que atcaviesa ese otro sistema de autonomfa au vorreflexiva, enlazindose con él, Sin embargo, habiendo sugerido estas posibilidades, me decidi por la idea de que la imporcancia de este sistema lineal radica sobre todo en su ininteligibilidad, en la forma en que sugiere la futilidad, o incluso el absurdo, de tra- var de ofrecer una explicacién espacial racionalizable de la visidn. Sila geometrfa de la baranda nos permite interpretarla como un mapa de la visi6n, lo hace sdlo como una demostracién de sus complicadas paradojas, sus reversibilidades, su capacidad de in- ¢l modelo formal de la visién, on The Four Fundamental Concepts of Petebo-analyss, Nueva York, Norton, 1978, pp. G7-12 led. east: Los cuatro conceptes fundamenteles del pscoanaliss, wad. F Monge, Barcelona, Seix Barts, 19741 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 94. SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION mente “acabada”»!, Es en este sentido de un acabado excesivo 0 sobrecompensador en el que interpreto la obra como un intento ansioso de reconsolidar un campo visual cohesivo, en cuya desintegracién Manet habia participado prominentemente. Se trata de ki tarea imposible de reunir y anclar contenidos natrativos que se resisten inheren- temente a esta unificacién o inmovilizacisn; esta reconstruccién que se simula a nivel Sptico provoca de forma paralela la evocacidn simbélica (mediante el invernadero) de un «paraiso terrenal» fraudulentamente reconciliado, Examinaré esta pintura en relacidn a espacios sociales/institucionales en los que de forma creciente, la atencién iba a utilizarse como garantia de ciextas normas percept eas y como una fuerza sintética y centripeta que sirviera para mantener la unidad del amundo real» frente varios tipos de colapsos sensoriales 0 cognitivos. demas de Manet, este capitulo examina de forma mas general el problems del realismo alsededor de 1880 (en la obra de Klinger, Muybridge y otros), cuando el realismo ya no es cuestién de mf- mesis, sino de una frigil relacién entre sintesis perceptiva y disociaciSn. $i Manet con sigue dotar a esta pintura de un «efecto de realidad», es gracias al esfuerzo que dedica 4 mantener 0 «contener» las cosas, a evitar el sentimiento de desintegracién. La obra se enfrenta con complejidad a las ambigiedades de la atencién visual, que Manet conocia profunda ¢ instimivamente. Igual de importante es el hecho de que Ev ef invernadero constituye la figuracin de un conflicto esencial dentro de la k6pica perceptiva de la mo- deraidad, en la que operan dos fuertes tendencias. Una es la de mamener unida la vi- sidn, un agrupamiento absesivo de la percepeién que sirve para preservar la viabilidad de un mundo real funcional, La otra, apenas contenida o encubierta, es una dinamica de intercambio psiquico y econdmico, de equivalencia y sustitucién, de flujo y disper- sién, que amenaza con desarraigar aquellas posiciones y términos aparentemente esta- bles, que Manet parece haber compuesto con tan poco esfuerzo. Hay varios cara meticulosamente pintada de la mujer: Como los criticos de la época apuntaron, esta cary era una prueba irrefutable de un cambio en la pintura de Manet y, de hecho, parte del caricter especifico de le modernidad de Manet gira en torno a lo que Deleuze y Guattari han lamado «rostridad>"’. En gran pane de la obra de Manet, la cara, con su espontaneidad amorfa, se convierte en una superficie que ya no refleja la interioridad 0 la autorreflexidn, en una turbadora sede de efectos pictéricos que volvemos a encontrar durante las dos piéximas décadas incluso en los Ghimos retratos de Cézanne (incluyen: do el cuadro Madame Cézanne en el invemadero, de temética parecida) nos de esta energia unificadora en el cuadro, pero e] mis notable es la . En la moder: © M. Pred, Manet's Moderniem, or the Face of Painting in the 1860s, Chicago, University af Chicago Press, 1996, p. 314. Fried justific esta frase apuntando hacia la sorprendente calidad inaeabada de las yemas de los de- dos del hombre. Yo también afadicfa lo superficie del paraguas y Ja caders derecha de Ia mujer que aparecen bbruscamente esbozadas y notablemente manchadas. 6 Véase G. Deleuze y F. Guateari, A Thousand Plateaus, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1987, pp. 167-191 led. cast: Mil Mesetas, trad. J. Vizquez Peres, Valencia, Pre-textos, 2000) ° Michel Fried comenta Is persistente de Manet. «No hay devenirhom hire, puesta que el hombre es ly entidad molar por excelencia, mienteas que los devenites son moleculares [...] el hombre constituia la mayorla o mis bien el patxin que la condicionaba: blanco, macho, adult, “racienal”, ete, en resumen, ¢l curopeo medio cualquiers, el sujeta decmunciacién. Segin la ley de atborescencia, ese Punte cen: tral se desplaza por todo el espacio 0 sobre toda la pantalla, y cada vez va a alimentar una oposicién distintva.» Deleuze y Guattari, Mil Mesetes, p. 292. Para Deleuze y Guattari adevenirmujers es una de las rutas provisio, nales para salir de las organizaciones aglutinadoras y as estructures segmentadas de Ia representacidn, la inter protacién y la produccién, Véase tambien la importante erftica a este concepto en E. Grose, Volatile Bodies: Tox wards a Corporeal Fernism, Indianapolis, Indiana University Press, 1994, pp. 173-183 4 Kristeva, Revolution in Poetic Language, p. 49. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 14 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION encuentra en la forma de dibujar dos sujetos para los cuales la mera posibilidad del destino ha dejado de tener significado hist6ricamente: Si fuera posible discernir alguna actividad, o incluso la simulacién de un gesto, en En el iavernadero podemos comenizar por la mano izquierda del hombre. Parece con- formarse, aunque titubeantemente, hacia un dedo que sefiala, como sila posibilidad de tal gesto significativo se hubiera atrofiado debido a las miles de veces que se ha uti- lizado a lo largo de varios siglos de pintura occidental, Peso si conseguimos separar la mano del peso de esa historia, quiza podamos entenderla como un elemento constitu: tivo de una dispersién mas extensa de la percepcién dentro del cuadro, El dedo que sefala, indicando un foco de atencién diferente al de su mirada ya en s{ ambivalente (yen una direceién opvesta al lugar a donde el paraguas ditige nuestro ojos), es una confirmacién mas de la imposibilidad de la percepcion directa, de aquella atencién que suponia una posesién inmediata de su objeto, de un perdido esquema teoldgico en el que el dedo que sefiala tenia la funcién de denotar el plano de la trascendencia, La mano del hombre (y en menor grido el paraguas de la mujer) son los detalles cla ve de este sistema de deflexi6n, en el cual la visidn se agrupa en un campo relacional en que cada punto de fijaci Una década antes, Charles §. Peirce habia comenzado a articular una descripein sistematica de la imposibilidad de la intuicién directa, asi como de los procesos infer: pretativos que eran el nico medio a tavés del que se podia entender la realidad. Uno de Jos elementos mas importantes del anticartesianismo de Peirce fue su insistencia en que la cognicién y la percepcién sélo podian ocurtir indirectamente, a través de pen- samicntos, que cn si cran signos. En el centro de la imagen de Manet, la mano izquicr da del hombre recuerda a un eemple que Peirce utilizé reperidamente para describir el indicio. «Encontramos que, ademas de los términos generales, existen dos otros ti- pos de signos que son completamente indispensable para el raciocinio, Uno de estos tipos es el fadice, que como un dedo que sefala, ejercita una fuerza realmente lisiol6- gica sobre la atencién, como el poder de un hipnotizador, y la ditige hacia un objeto de sentido particulars”, En el contexto de En el invernadero de Manet, un cuadro que su gicte estados de absorcién y trance, la relacidn que estublece Peizee entre el indice y la hipaosis es particularmente interesante, Peirce insiste en que los indices actian sobre n sirve sdlo como retraso y relevo de los demas’! In evritmia, el simbolismo y la decoracién vacta no dejaba lugar para este tipo de interpretaciones psicalégicas» Friedlaender, Carsougeio Sindies, Prineeton, Princeton University Press, 1955, p. 147 ° Orra pintura del Louvre que vale la pena considerar en relacidn 2 Ew ef invemadero, es la obra de Pous- sin, Los pastores de la Arcadia, en le que las manos con dedes que sefican son cruciales para el funcionamiento del enadro, Fl anilisis que hace Louis Matin de esta obra evidencis cémo lu representacién de la utopia parable de una exposicéén simultinea de la suerte, ls auseneia y le finitud de la subjetividad histériea. Véase L Marin, To Destroy Painting, Chicago, Chicago University Press, 1995, pp. 65-94, Sin embargo, en la pscudo-Ar cadia del invernadero dle Manet, el dedo que sefiala no tiene ningin vinculo efectivo con el universo discursivo de tumba de don. de se ha excluido a la memoria y a la historia; a subjetividad deshistorizads que esto produce coincide con un presente coagulado que slo se pude describir como mérbido, * GS, Peirce, Collected Papers of Charles S. Peire, vol. 8, Cambridge, Harvard University Press, 1958, p. 42 Lia cita proviene de una retema de 1885 sla obra de J. Royce, The Religions Aspect of Philosophy: de Poussin, y el invernaders en i, con su temporilidad congelada, se convierte en una especi aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 118 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION cancia forma parte de a organizacién sofocante de la pintura”. La inercia de la mu- jes, con una mirada que ya no refleja el mundo o proyects su interior, se convierte en un objeto apropiado de la mirada petrificante de un nuevo consumidorobservador”. Pero como observé Georg Simmel, en la modernidad del siglo diecinueve, la moda tambiéa era la manera en que los seres humanos «buseaban salvar mas completamen ve su libertad interna, a base de sacrificar su exterior a la esclavitud del pablico»”®, En este sentido, In moda puede ser un escudo de significantes protector, una armadura re- flexiva cuidadosamente construida para que enmascare un niicleo de vulnerabilidades sociales y psiquicas, Esta doble cara de la moda en la pintura corresponde a una divi sidn entre la atencidn socialmente normativa hacia la exterioridad piblica y el eetiro subjetivo por un lado y la forma en que la inatencién y la ensofiacién se pueden con vertir en estrategias improvisadas de libertad y cesistencia por el otro”. En 1874, el poeta Stéphane Mallarmé escribié y produjo en solitario varios nime- ros de una revista de moda llamada La Derriére Mode™, Este proyecto sc establecié en absoluta continuidad con el ineipiente mundo de la cultura de cons ta vista era indistinguible de la docena de revistas de moda que ya circulaban slo en Francia por aquel entonces. La revista de Mallarmé constituyé lo que quiz fuera el primer anilisis autorreflexivo de este nuevo escenario de objetos y acontecimientos, mo; a prime Le obra que Manet presentd con éxito en el Salim de 1882, Primavera, representaba a la actriz Jeanne de Marsy vestida con ropss escogidas por el artista. En lo que iba a ser una erie de pinturas Kirk Varnedoe situa Ia obra de Klinger dentto de «uns vertiente inestable del reilismo tatdiow, a finales de 1870 y en 1880, en la que tambicn incluya la obra de James Tissot y Gustave Caillebotte: «Se trata de na vi aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 134 SUSPENSTONES DE LA PERCEPCION Dos imigenes del Kaiserpanorama original, Berlin, cada de 1860. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Bs SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION Imagenes estereoseépicas sobre cristal coloreado pars ser moscradas en el Kaiserpanorama, Cataratas del Nidgara, mujeres japonesas y eseena de una calle londinense aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 142 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION Fig. 4. — Gbeal ou pas. — 103 mites & la inte Fig 9, — Yat gatop. — 990 ares A le eioun. (aprodecin par Mhllogevara de phstgeepluosiesontnles Muybridge, Els movimiento, tal como aparecié en Le Nature, 1878, aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 146 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION histérico en el que la percepcién atenta en el marco de la cultura tecnclégica asumia for mas cada vez mas automaticas, los modos de conducta humana considerados «automa- ticos» se identificaban como paiolégicos y socialmente peligroso vomas que inchiian accienes repetitivas y percepeiones disociadas que parecian haberse desconectado del funcionamiento sintético de la personalidad unificada!’, Por ejemplo, en 1878, Alfred Maury estudié toda una serie de condiciones, incluyendo el dormir, el soar, el sonambulismo, el trance y los estados hipnagégicos y descubris que el «movi- miento antomtico» y la «tepeticién automatica» eran comunes @ todos ellos’”’, La de- cisién consciente o voluntatia, insistia Maury, era imposible en estos modos de funcio- namiento, En la obra de John Hughlings Jackson dotada de mayor rigor ciemtifico y publicada unos afios més tarde, la conducta automitica se entendia como sefial de un proceso evolutivo regresivo, «un proceso de contra-desarrollo [..,.] un proceso de des- pedazamiento» en el que se perdian las actividades superiores del «Grgano de la mente» constelaciones de sin- que para Jackson incluian «la memoria, la emocién, la razén y la voluntad!, A pesar de sus marcadas diferencias, las secuencias de Muybridge y Klinger se re s de la atencisn: el primero como una redundancia inflexible y métrica de la posicién, el segundo como un proceso autottansformativo de desestabilizacidn psiquica. Pero a principios del si glo veinte estos dos polos (el tecnolégico y el onitico) se solaparian en la organizacién gencralizada del especticulo, en la que el entendimiento sistematico de la sintesis per ceptiva era un prerrequisito para la produccién tecnolégica de formas de disociacién controladas y consumidas. Se puede identificar la escenificacién de la obra tardia de Wagner en Bayreuth a finales de los 1870, como el principio de la producciéa racio: lacionan de manera inversa en términos de sus despliegues temporal nulizada de estados de ensofiacién en la audiencia, que cincuenta aiios mis tarde al canzaria otto estadio de completud con la apariciéa del cine sonoro. Incliso antes de la invencisn del cine en la década de 1890, era evidente que las condiciones de la percepcién humana se estaban reconstituyendo con nuevos compo- nentes. La visién se reconfigura en miltiples sedes, como un compuesto dinimico y vemporal -el declive del observador clisico, puntual y andado, comienza a principios del siglo diecinueve, siendo desplazado cada vez mas por el sujeto atento inestable cuyo perfil he tratado de trazar en este capitulo-. Se uata de un sujeto con capacidad para ser tanto consumidor como ageate en la sintesis de una diversidad proliferante de «cfectos de realidad, Pero si la estandatizacién y regulacién de la atencién consti taye un camino en los imperatives digital y cibemético de nuestro presente, el dina mico desorden inherente a la atencién que se adivina en la obra de Manet encamna otra ruta deinvencidn, disolucién y sintesis creativa que va mas alli de las posibilidades de racionalizacién y control ‘Vease, por ejemplo, como diferentes formas de condlucta soctalments inasimilable (Ia de los vagabundos, prostitutes 0 pedigtiefos) se agrupaban en 1880 bajo el diagnSstica ambivalente de «!'automatisme ambulatoi re»; [C. Beaune, Le uagatonde et be machine: Essai wer Pautonestivme ambulatoie, médecine, technique et socié 16 1889-1910, Seyssel, Champ Vollon, 1983. 1 Vease LiF. Alfred Maury, Le sommet et fes réves, Pati, Didier, 1878, 28 Jackson, Selected Writings of Jobe Hughlings lacksor, vol 2, p. 117. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 150 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION externas en un estado de percepcidn restringida, Pero en iiltimo término, Parade de cirque ocupa una posicién psiquica, social ¢ imaginaria que no se ajusta ni a los sueios de libertad subjetiva ni a los efectos del poder, Este cuadro comprende una cambian- ve pluralidad de momentos, centros y puntos de vista que muestran su ilusién de do- minio y autonomia estética Al igual que sucede con casi cualquier otro artista del siglo diecinueve, la obra de Seurat no puede desligarse de las repercusiones de la aparicidn de nuevos modelos de visidn subjetiva. Para desarrollar esta idea, permitanme que me detenga no en una pintura, sino en algo que Seurat escribio ~un fragmento de uno de los pocos documen- tos que produjo sobre su obra-. En una famosa carta que envid a un amigo en 1890, Seurat quiso expresat, con la brevedad de un oréculo, los principios en los que se apoyaban lo que él Hamaba su «Estétican y su «Técnica». En el pirtafo titulado «Téc- nica» la primera linea dice asi: «Dado el fendmeno de la duracisn de ls impresién de la luz en la retina, la sintesis es un resultado inevitable», Esta austera frase concen- tra todo un conjunto de té:minos que nos sitven de guia no slo para contemplar Pa- rade de cirgue, sino también para entender algunas de las condiciones en las que esta obra fue producida, En primer lugas, encontramos la insistencia en que la visidn es durativa. Para Seurat, la aprehension de una imagen ocurre en el tiempo y no como parte de un conjunto de relaciones puntuales o fijas. Afizma que la percepcida es un uc cn eventos fisicos distinguibles y al reconocer esta duraciGn, de sautoriza implicitamente la identidad estable tanto de la imagen como del observa dor. Al utilizar el plural y oficiam ddo misasen I, bodega de s1 ease para los campesinos del pueblo con In ayuda de su jardinero, Frente a esta for midable y patemal «miguina de deseo» varias historias reiteran la misma cantinela predecible, que Seurat fue mi mado por su madre y que su propia inversicn en el vineulo materno fue considerable. Para rematar ls plenitud interpretativa el padre de Seurst habs perdido en su juventud parte de un braze que le habia sido sustituido por tun aparato protésice me jeo que, como cuenta Mary Gedo, podia wilizar con tanta habilidad que sera capar de trinchar limpiamente un asado y distrib tasmal de esta mano artificial podria formar parte de una intexpretacién més extensa del desarrollo por parte de Seurat de un gesto repetitio «mecanizadoy tpor no mencionat la cualidad «prostética» del trombén metalico de Parade de cirque}. Agunos de los intentos de utilizar estos elementos en la interpret Jo piczs por pieza, enganchindolas en su garfion, El impacto fan- Sn de la vida de Seurat ee encuentran en Gedo, «The Grande Jatteas the [con of New Religion; y S. Hollis Chyson, The Family and the Father: The Grande Jatte and its Absences», Art Institute of Chicago Musewn Studies 14,2 (1989), pp. 133-154 Para obtener informacién biogrfica, véanse las secciones relevantes en H. Perruchot, La sie de Seurat, Paris, Ha chette, 1966. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 222 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION La obra tardia de Seurat es una exploracién de la visidn y sus consecuencias episte moligicas, pero también encaje con un modo de entender la percepeidn y la atencion como partes inexizicables del campo social de respuestas colectivas. Sus representucio: nies de masas (o de la masa como figura de lo social) aparecen en un momento histérico muy breve en el que las hipétesis y alirmaciones sobre 1a hipnosis, la sugestionabildad y la conducta automatica (tanto en términos de sujetos individuales como colectivos) no sdlo eran permisibles sino cue estaban muy extendidas", Como ya he indicado, la vo- latiidad de la hipnosis como objeto cultural y cientifico se debié a su naturaleza dual como potencial técnica de control y como un conjunto de fendmenos enigmaticos que se resistfan al control intelectual y a las conceptualizaciones dualisticas. Para oftecer un marco histérico mas completo a esta dualidad ambivalente, es importante recordar que la hipnosis vivi6 su momento de apogeo como objeto de preocupacidn institucional en 1889, con el evento simbélico del Primer Congreso Internacional de Hipnotismo, celebrado del 8 al 12 de agosto de ese ato en Paris!®, Por tanto, coincidié con la Ex posicién Universal del mismo afio, un dato que es significativo por varias razones. En primer hngar, aline6 la reunién publica de investigadores sobre le hipnosis (proceden- tes de toda Europa y Norteamérica), con los imperatives ideolégicos racionalizadores de la joven Tercer Replica, imperativos que se coneretaron en la organizacién efee: tiva y el disefio de la Exposicin y que tuvieron sus «raices en la fe ilustrada en el po- tencial ilimitado del hombre para controlar su entorno»!, Desde luego, el Congreso sobre hipnosis guardaba relacidn con estos objetivos: la mayoria de los participantes entendian la hipnosis de forma optimista como la manera mas efectiva de penetrar en tertitorios y procesos de la vida psiquica humana, previamente inuccesibles, para po derexplonur, estudiar y con algo de suerte, controlar ese terreno con el objetivo de en los festivales de la corte y los testiosy, por of70, de su conceptuslizacién come formas de proceses maguinales re- aulasizadas v protoindustries-, en -C, Beaune, Lautomate et sex mobiles, Paris, Flammarion, 1980, pp. 76-88. "88 A finales de Ia década de 1880, se habja producide uns ingente cantidad de investigaciones y reflexiones sobre el problema de lt conducta automitica. Como hemos visto, dentro de la psicologia el texto mais importan- te fue Liautomativne psychologique (1889) de Jauet, en el que demostr en la percepeidn, la memoria y la atencién. Varios debates filossficos seguian haciendo referencia a la khipstesis del autmatay de Thomas Husley, segtin la cual a eonciencia era un mero epifenémeno, una adicién superflus d Essays, vol. 1, Nueva York, D. Apple 1 de la hipstesis de Huxley en relacidn con el estudio del al funeionamiento de los procesos fisioligices. Véase I: Huxley, Collec von, It Pp. 199-250, VEise, por ejemplo, la utiliza automatismo en A, Binet, On Dowhle Consciousness, Chicspo, Open Court, 189D, p. 20. La resonancia histdriex general de este problema, queda implicica en la insistencis con la gue Charcot afirma que «los movimientos que representan extemamente los actos de lu cerebracidn inconsciente se distinguen por su caricter automitieo ¥ meramente mecinico, Por tanto, ¢s cierto que tenemos ante nosotros Ia radguina burmena de La Meatrie>, Charcot, Clinical Lectures on Diseases of the Nereoss System, p. 290. © Sobre lo que sucedié en el Congreso y Ia batalla abiera entre las escuelas de Nancy y Salpétriéve, véase F. Dayckaerts, «1889: Un congrés houleux sur lhypaotismes, Archives de Psychologie 57 (1989), pp. 53-68. El intercambio de ideas en el congreso también se discute en L, Chertok, «On the Discovery of the Cathartic Me- thode, International Journal of Psychoanalysis 42, 3 (1961), pp. 284-287. Chertole enfatiza el encuentro casi si multineo en Paris del primer Congreso Internacional de Psicelogis (del 6 al 8 de agosto de 1889), que dedicabs importantes secciones al hipnotismo. Muchos de los partipantes se desplazeron de un congreso al otto % D, Silverman, «he 1889 Exhibition: The Crisis of Bourgeois Individualism, Oppositions 8 (primavera 1977), pp. 71-91 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 226 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION Le gladiatour Le mal de dents Sujetos hipnotizados: uno cree que es un gladiador, el otro que tiene dolor de muelas. Finales de la déeads de 1880, aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. B88: ILUMINACIONES DEL DESENCAKTO 231 tarias a estimulos**. Lo importante aqui, sobre todo en téminos de la relacin de Seurat con estas ideas, fue la indistincion esencial entre el automatismo del sujeto hipaotizado y la experiencia perceptiva de los llamados sujetos «normales». La pregunta que nos queda por contestar es: equé sucede si leemos esta imagen dle audiencia y especticulo a través del fendmeno social contemporinco de la sugestisn y el sonambulismo? Claramente, Parade de cinue funciona a diferentes niveles a base de aevitar de los procesos intelectuales», como la razén y el juicio, del espectador aten- to, La obra de Seurat explicita una disparidad radical y calculada entre la construc: cidn racionalizada de una imagen y la respuesta subracional de su observador, Por aquel entonces, Bergson estabe describiendo la proximidad del arte y la hipnosis: «En los procesos artisticos, encontramos una forma debilitada, una versidn refinada y has ta cierto punto espiritualizada de los procesos que se utilizan normalmente para in- ducir estados hipndticos [...] Las artes plasticas producen su efecto gracias a la fija- cién que siibitamente imponen sobre la vida y que por contagio fisico se traslada a la atenci6n del espectador»?*©, A finales de la décuda de 1880 y a lo lazgo de la de 1890, muchos discursos diferentes se interrogaron sobre la forma en que ciertas fuerzas y procesos externos podian influir 0 efercer control sobre los sujetos individuales y co- lectivos. Como se ha apuntado a menudo, una idea que compartian pensadores socio: logicos franceses tan diferentes entre ellos como Durkheim, Gabriel Tarde y Gustave Le Bon es que el hecho primario de la vida social es ua sistema de control y coercién que se impone sobre el individu. Como hemos visto anteriormente, algunos aspectos de la practica de Seurat estaban influides por su conocimiento fisiologico de la pro- duceién de respuestas emocionales especificas, Pero en sus Gllimas obras, con sus imi genes de grupos de espectadores, la preoeupacién por los mecanismos viswales y cro- miticos de estimulo e inhibicién se une 4 un interés por las dinamicas de los espacios sociales en los que se podian ejercitar otras técnicas de control. Mas de una década después de que Simmel publicara su famoso ensayo sobre la metrdpolis y la vida men- tal, Tarde hizo algunas observaciones sobre las formas modernas de atencidn que tie nen una relevancia directa para Parade de cirque y Cirgue: En esta condicisn singular de la atencidn intensamente concentrada, de la imagina- cion pasiva y vivida, estos seres pasmaclos y febriles, se someten ineviteblemente al en. canto magico de sus nuevos eniornos. Se creen todo lo que ven y permanecen en este es tado durante un largo tiempo. Siempre resulta mis agotador pensar por uno mismo que pensar a teavés de las mentes de otros, Ademis, cada vez que un hombre vive en un en- torno animado, en una sociedad tensa y diversificada que constantemente le proporcio na nuevas imagenes, nuevos libros, nueva miisica y conversaciones constantemente re- novadas, va relrenando gradualmente el esfuerzo intelectual; su mente, que cada ver esta mas anulada y al mismo tiempo més excitada, se vuelve sonémbula. Este estado Bembeim, Hyprotien ad Supsertion in Psychotherapy, p. 138; y Henry, eLe eontraste, e rhythme, ls me sure>, pp, 358-362, © rembeim, Hypnosis and Suggestion in Psxebotherepy, p. 137. NO Bergson, Timmeared Free Wail, pp. 34-15 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 238 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION Quiza el fendmeno social mis importante de la segunda mitad del siglo diecinue ve, donde confluyen los problemas del teatro, el espectaculo y las téenicas de control psicoldgico, sea las dperas de Richard Wagner. Incluso después de su muerte en 1883, el legado estético de Wagner siguid estando ligado a cuestiones de atencién percept va y cohesion social®, Para cualquier artista del momento, la obra de Wagner y los extravagantes comentarios que se le dedicaban planteaban lo que Mallarmé Ham6 un adesafio singular». El ejemplo de Wagner no solo puso en tela de juicio la prioridad de las artes individules de la poesia y la representacion visual, sino que disend una ex- periencia cultural colectiva que el mismo Wagner comparaba con el teatro de la Gre cia élasica. La critica social de Wagner, que comienza en la década de 1840 y se desa rrolla confusamente durante el resto de su vida, no aporta nada nuevo al campo de las numerosas denuncias contra los efectos de la modernizacién social yecandmica del si glo diecinueve, Lo que Wagner tiene de particular es la especificidad relativa de su programa cultural para la reintegracién social y su fe en los efectos transformativos de la experiencia colectiva del teatro musical interpretado y producido como un acto ti tual comunitario*!, En relacidn al problema de los agregados y solidaridades sociales de Durkheim y Seurat, es importante entender hasta qué punto la obra de Wagner es taba ligada a la idea de formar comunidad, de forjar a los individuos en una unidad social, imponiendo un modo uniforme de percepcién y respuesta, aunque fuera en tér- minos de la homogencidad del Volk. Como Mare Weiner ha apuntado, la visidn te fa una impostancia fundamental para Wagner. Para él, lx pera, que emulaba la tra- gedia griega, era un espejo en el que la comunidad podia verse reflejada a si misma. «Por tanto, la metafora éptica de la experiencia teatral se basa en la idea de que el sen- tido de la visién sirve para reforzar nuestro lugar en la totalidad social, » La naturaleza precisa del interés de Scurat por la obra de Wagner ha sido objeto de una eantidad de es peculacién considerable, Seura se relacioné con algunos prominentes wagnerianos en Paris, incluyendo les pro- motores de la Rete maguérienne que se publics entre 1885 y 1888. La relaciGn de Seurat con los wagnerianos de su tiempa se comenta en Zimmermann, Seurat and the Art Theory of bis Tine, pp. 407-311, ¥ en Smith Sew rat and the AvantGarée, pp. 123-140, 3° Un estudio indispensable sobre Wagnery la culeura de masas es Th. W. Adorno, bi Seareb of Wagner, Londres, Verso, 1981, Véase umbign el valioso comentario de A, Huyssen, «Adorno in Reverse: From Holly wond to Richard Wagners, en After the Great Divider Modernism, Mase Culture, Postmadernion, Bloomington, Indiana University Press, 1986, pp. 16-43, y F. Kittler, «World Breath: On Wagner's Media Technology», en D. J. Levin (ed.), Opera through Other Eyes, Stantond, Stanford University Press, 1994, pp. 215-235. Uno de les argumentos ejemplares de Wagner sobre In degradacisn de la épera y de! teairo contempo nw Theater at Zurich (18511, en Juedaisre x Music and Other Essays, pp. 25-57. La persistencia de estas ambiciones sociales wagnerians, se des 1, en ténminos de su descanexién de Ia vida y la comunidad aparece cribe en el contexto del efrculo de Gustav Mabler en la Viena de los 1890, en W! J. McGrath, Dyonisiare Art and Populist Polities en Austria, New Haven, Yale University Press, 1974, pp. 120-164 2 Un comentario interesante al problema de la formacién de comunidades en la obra de Wagner, apar en D. J. Levin, «Reading Beckmesser Reading: Antisemitism and Aesthetic Practice in The Mastersingers of Nee p. 127-146, 27M. Weiner, Richard Wagwer and the AntiSemitic Imagination, Lincoln, University of Nebraska Press, 1995, p. 36. remberge, New German Critique 69 lorem 199%) aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 242 SUSPENSIONES DE LA PERCEPCION sas descripciones de primera mano que existen de Bayreuth hacen hincapié en una de sorientacidn visual que confundia las pistas pictoricas convencionales sobre la rclativa proximidad de objetos lejanos y cercanos. El diorama cambi la atencién vi n exig sural apoyiindose en el contraste entre sus imagenes iluminadas y la oscuridad en el es pacio del espectadox, A pesar de sus superficies arcaizantes, Wagner representa la vo luntad de controlar todos los aspectos del especticulo, permitiendo la praduccidn de estados de regresi6n, fascinacién y suefo —justo la misma atencidn que el cine haréa suya medio siglo mas tarde con la inttoduccién del sonido sincronizado~. Sin embar- g0, el control de Wagner sobre la respuesta emocional fue lo suficientemente efectivo como para hacer que Nietzsche dijera que Wagner proporcionaba «el primer ejemplo, demasiado insidioso, demasiado exitoso, de la hipnos’s por medio de la mésica [...] la persuasion a traves de los nervios»*', Para Nietzsche se trataba de una «falsifice- cién de la urascendencia> especificamente moderna Poco tiempo después de la primeca representacidn en Bayreuth, los criticos fran ceses dicron cuenta de la forma concreta en que Wagner recreaba la experiencia del espectador?®, En 1878, Engéne Véron escribié qne Wagner disponia todas las cosas ade tal forma que el espectador se preocupara exclasivamente por el espectaculo y no pudiera ser distrafdo por las impresiones externas [...] y nada pudiera alejar su aten cién del punto en el que debfa concentrarse>, Se trataba de producir una clarividen- cia onitica diferente de los estados normales de vigilia?™'. Una década mas tarde, esta manera de valorar las estrategias de control de la atencién de Wagner se habia gene ralizado. En el nimero de marzo de 1887 de la Revwe wagnérienne un articulo lauda- orig de Charles y Pierre Bonnicr describia astutamente lus medidas que Wagner ha bia tomado en Bayreuth para controlar la atencién y provecar la «percepcién mas plena posible». Subrayan el hecho de que los efectos visuales eran mis importantes que los acisticos®™, Segiin estos es itores, la «dptica» de Wagner se basa en «elimi. Nietzsche, The Case of Wagner p. 171 © Ibid, p. 183, ® Sobre el waznerismo en Francia, véase Wagner et la France, M. Kahane y N. Wild (eds), Paris, Editions Herscher, 1985. Véase también I, Wyzewska, La Reve wagnérienne: Essai sur Pinterprétation esthétique de Wap nner on France, Paris, Librairie Académigue Perrin, 1934; G. D. Turbow, «Art and Politi: Wagnerism in Fran- con,en D. G, Lange y W. Weber fels.), Wognerivn in Europese Culture ard Politics, Whaca, Gomell University Press, 1984, pp. 134-166: C. Gonbault, «Modemisme et décadence: Wagneret anti-Wagner 3 la musique frungai se de fin de sitcle», Revue internationale de musique francaise 18 (noviembre 1985), pp. 29-46, R, Sieburth, «1885, February: The Music of the Future», en D. Hollier (e¢.), 4 New History of Prendh Literatare, Cambria age, Harvard University Press, 1992, pp. 343-395: L, J. Rather, Reading Wagrter: A Siady in the History of Ideas, Baton Ronge, Louisiana State University Press, 1990, pp. 59-77; E. Brody, Paris The Musical Kaleitoseope, 1870. 1925, Nueva York, Baviller, 1987, pp. 21-59. Un divertid comentario a la Revue wagnérienne aparece en J. Bat aun, Darwin, Mare and Wagner: Critique of « Heritage, Nueva York, Doubleday, 1958, pp. 288-295. También es significaivo el comentario sobre Wagner que aparece en J. Fulcher, Th Nation's Inaage: French Grand Opera ax Polite and Politivized Art, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, incluida su sugersncia de que existe un subtexto wagneriano en la obra de Manet de 1862, Milsiea ew les Titlerses. Veron, Lesthetigne, p. 395. 2 C.y B. Bonnier, «Documents et critique expérimentale: Parsitab, Revue waganérienne 2 (marzo 1887), pp. 42-55. Un afio antes habia apareeido una valoracién parecida en relacién a Ins expectativas eepeciticas del pi aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You 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CREDITOS DE LAS ILUSTRACIONES Bildarchiv Preussischer Kultusbesitz: pp. @.91 Metropolitan Museum of Art, Nueva York: pp. Z, 151, 187 Museum of Modern Art: pp. 7, 178, 329, 356 U.S. Department of the Interior, Edison National Historic Site: p. 32 Giraudon/Art Resource, New York: pp. 30.82 Culver Pictures: p. 67 Bridgeman Act Library International: p. 69 Art Institute of Chicago: pp. 89, 180 Réunion des Musées Nationaux: pp. 103, 112, 114, 268, 277 Solomon R. Guggenheim Foundation: pp. 109, 185, 195 Philadelphia Museum of Art: p. 288 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. io , Mie ri Pe a Pil i ye AY IE \ les tue! aia +e ce F alt sd oe is x F Hl ce jul? ‘Suspensiones de la percepcién analiza la naturaleza paradoji- les A ca de la atencién en la cultura moderna, en tanto ha consti- aw Oe CERN Cun tae races ie eee cast iat hart y Ai Bee nae eae iC ea emer Jos ne para el funcionamiento eficiente de las instituciones y de la fia ls Coen acess tM sce Murai Sours ss fi Paar mont etme oma | Ps “ ye rere tice aces etn ho On oon es FA Ce Re OR coon Te f ae Fa uC pki Per te ae cot ani et ra? an asl le i Ree MEMO sna =e la UN CRW ATA Lole Ty l ia a Il y autor de Techniques of the Observer (MIT Press, 1990) y coedi- fio Ww Pr Peer a eae onl cay ani Ap ; ue aly i ( ma an Pia Pras 2 Ms i A Ts [ios jr ms ee sul f 5 i Bia 7 ni f ios mn he ul a APs ou Pi wl

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