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Control de lectura n°2

Fecha de entrega: 12 de junio de 2019


Alumna: Denisse Valenzuela

El relato Katu Jendea, escrito por la autora vasca Eider Rodríguez en el año 2010, narra una historia
bastante cotidiana sobre dos personajes. Por un lado está Agnes Duhalde, una mujer pequeña y
delgada recientemente retirada. Debido a su jubilación, se dedica la mayor parte del tiempo a las tareas
del hogar, ir a la piscina y al cuidado de su sencillo jardín. Además de esto, se encarga de reciclar
todos los miércoles una botella de Coñac. En cuanto a su familia, se sabe que solo ve para navidad a
su hija, puesto que esta se encuentra en España. Pero Agnes no vive del todo sola, ya que tiene la
compañía de su gata persa Lili. Por otro lado se encuentra Ybes Dubois, quien es un hombre
divorciado a cargo de una tienda de lámparas. Cada mañana, acostumbra tomar un café mientras lee
el periódico, luego se ducha, arregla su cabello, y le da de comer a su gato con rayas Aitatxi, para
posteriormente dirigirse al trabajo en su furgoneta. Además de esta rutina, todos los miércoles cena
con sus dos hijos en su residencia, y si no hace mucho frío, comen en la terraza de esta.

A pesar de ser vecinos hace 3 años, ambos personajes jamás habían mantenido una conversación larga.
Sabían lo estrictamente necesario que debía saber un vecino sobre el otro. Bueno, al menos por parte
del señor Dubois, ya que Agnes sin darse cuenta se encontraba pendiente de este, y siempre esperaba
verlo. Sin embargo, debido a un hecho inusual, como lo fue encontrar a Lili y Aitatxi apareándose en
el jardín de la señora Duhalde, por primera vez sostienen una conversación más larga y amena. Desde
ese momento y por influencia de los encuentros de sus gatos, ya sea en la casa de Agnes o de Ybes,
ambos personajes comienzan a verse e interactuar más, lo que va generando lazos entre ellos.

Un día, la señora Duhalde se percata de que su gata está en cinta, e inmediatamente lo notifica al señor
Dubois. Luego de discutir sobre qué harían al respecto, deciden que Lili continuaría con el embarazo.
Al momento del parto, ambos vecinos se encuentran presentes y observan con emoción la impactante
escena. Después de esto, no vuelven a interactuar hasta que Agnes comienza a extrañar a Ybes, y lo
busca con el pretexto de pedirle ayuda para fotografiar a los cachorros y con eso, publicar un anuncio
para regalarlos. Cuando ya se había regalado al último cachorro, la gata de la señora Duhalde
desaparece por varias semanas y finalmente la encuentra muerta en el sótano del señor Dubois. Acto
seguido, y con mucha tristeza, Agnes entierra a Lily en su jardín con la ayuda de Ybes. Posteriormente
a lo sucedido, cada uno volvió a su rutina, pensando en que todo sería igual que siempre, pero aunque
ninguno de los dos lo dijera o diera indicios de ello, ambos recordaban el último suceso que los había
reunido, y también por supuesto, se recordaban uno al otro.

Si bien el relato de Eider Rodríguez a simple vista parece ser muy cotidiano y plano, en realidad no
lo es. Esto se debe a que existen significaciones y simbolismos que se encuentran dichos de manera
indirecta u oculta dentro la escritura de la autora. Un ejemplo de lo anterior, correspondería a los gatos.
Ya que estos serían la representación de sus respectivos dueños en cuanto a algunas actitudes que se
pueden evidenciar a lo largo de relato, y así mismo, al romance y afecto que existía, pero que no se
pudo consolidar entre los protagonistas.

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