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III

LAS CONECTIVAS

ĺ . Casos posibles

Una proposición describe un estado de cosas,


y su verdad depende de que dicho estado de cosas
exista en realidad . Frente a cada descripción sim-
p1e (por ejemplo, "e1 rÍ o está crecido") caben, pues,
dos posibilidades : que ella sea verdadera ( es decir,
que e1 río haya en verdad aumentado su caudal) o
sea falsa ( que dicho caudal sea igual o menor que
e1 habitual, io que implica que no ha crecido ) . En
símbolos suele usarse 1a siguiente tabla :

V
F
La fórmula atómica que se encuentra encima de 1a
línea horizontal representa 1a proposición a que nos
referimos, y las iníciales "V" y "F" simbolizan los
48 LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

dos casos pos'ibles que existen para "p" : que p sea


verdadero y que p sea falso . Algunos autores más
inclinados a usar palabras grandilocuentes les 11a-
man mundos posibles, y dicen que para "p" hay dos
mundos ( desde e1 punto de vista especulativo, pu-
ramente lógico ) : e1 mundo en que p es verdadero
y e1 mundo en que p es falso .
E1 panorama de los casos posibles se complica
cuando 1a proposición se compone de dos o más
descripciones de estados de cosas ( "e1 río está cre-
cido, pero contaminado" ) o, en lenguaje simbólico,
cuando se trata de una fórmula molecular compues-
ta por dos o más fórmulas atómíØS ( "p q") .
Cuando 1a proposición que nos interesa es una com-
binación de dos proposiciones que 1a componen, los
casos posibles son cuatro : que ambas proposiciones
componentes sean verdaderas, que 1a primera sei fai-
sa y 1a segunda verdadera, que ia primera sea
verdadera y 1a segunda falsa y, por último, que las
dos sean falsas :

p I4
V V
F V
V F
F F
¿Por qué esta diferencia en e1 número de casos
posibles? Porque a cada variable proposicional co-
rresponden dos casos ( V y F ) ; y, como una tombí-
LAS CONECI1VAS 49

nación de variables debe prever cada uno de los


casos de 1a segunda ( y aun todo esto para cada uno
de los casos de 1a tercera, sí 1a hubiese), existe entre
e1 número de variables y e1 de casos una relación
matemática : a una variable corresponden dos ca-
sos; a dos variables, cuatro; a úes variables, ocho;
a cuatro variables, dieciséis, etcétera . E1 número
de casos posibles, pues, es 2", donde "n" es e1 número
de variables proposicionales presentes en una fórmu-
la y 1a base 2 representa 1a dualidad de los valores
de verdad en 1a lógica binaria : V y F 6.
E1 orden en que aparezcan los casos en 1a tabla
que los contiene no es en sí mismo importante, con
tal que 1a tabla contenga toØs los casos y ninguno
de ellos resulte repetido . Pero para asegurar e1 cum-
plímíento de estas condiciones se acostumbra a se-
guir un orden -conveniente aunque no estrícta-
mente necesario- en 1a construcción de 1a tabla de
que se trate . Supongamos que se nos presenta una
fórmula que contiene tres variables proposicionales
"(p . q) :D r", por ejemplo- y deseamos hacer una
lista de los casos posibles para las distintas combi-
naciones de verdad y falsedad de sus componentes .
Primero estableceremos cuántos casos contendrá
nuestra tabla : como en e1 ejemplo n = 3, e1 número

6 La lógica más conocida y usada es la binaria o bivalente, que


maneja los valores de verdad y falsedad (V y F) . Hay, sin embargo,
otras lógicas diferentes -con utilidad para fines específicos- que tienen
mayor número de valores y permiten, por ejemplo, computar grados de
seguridad o de preferencia .

4 . Lógica .
50 LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

de casos será 2" = 23 = 8. Luego escribiremos, de-


bajo de 1a primera variable que aparezca, una suce-
síón de ocho valores de verdad en que "V" y "F" se
alternen de a uno por vez. Bajo 1a segunda varia-
ble anotaremos ocho valores de verdad, pero alter-
nando "V" y "F" de dos en dos, y por íiltímo, a 1a
tercera variable asignaremos valores de verdad a1-
ternados de cuatro en cuatro. Así obtendremos 1a
siguiente tabla de casos :

P r

V V V
F V V
V F V
F F V
V V F
F V F
V F F
F F F
Naturalmente, sí en 1a fórmula hubiera una
cuarta variable, a ésta correspondería una alterna-
cíón de ocho en ocho (pues los casos serían dieci-
séis ) ; y a una quinta ( con treinta y dos casos posi-
bles ) atribuiríamos valores de verdad alternados de
dieciséis en dieciséis, y así en adelante .
A1 construir una tabla de casos es necesario tener
en cuenta que "n" es e1 número de variables propo-
sicionales que aparecen, y no e1 número de sus apa-
ricíones u ocurrencias . Las variables repetidas sólo
LAS ΠNECTIVAS 51

se cuentan una vez : así, a la fórmula "p . -p" sólo


corresponden dos casos posibles, ya que n = 1 .

2. Negación

E1 único operador monádico de 1a lógica propo-


sicional ( "-" ) tiene por función invertir e1 valor
de verdad de 1a fórmula a que se aplique . Dada,
pues, una fórmula "p", podemos comparar su tabla
de casos con e1 resultado que provee esta conectí-
va т para cada caso . Construiremos así 1o que se
llama 1a tabla de verdad del operador que examina-
mos, llamado negación :

P P

V F
F V

Como puede observarse, una fórmula verdadera ne-


gada es falsa, y una fórmula falsa negada es verda-

7 Algunos autores llaman conectivas a los operadores diádicos,


que conectan fórmulas entre sí, pero vacilan en dar ese nombre a la
negación que, como operador monádico, sólo afecta a una fórmula .
Sin embargo , puede considerarse que tanto la negación cuanto los
operadores diádicos vinculan la fórmula en que aparecen con cierta
combinación de los valores de verdad de su o sus componentes, por lo
'lue cumplen -en otro sentido- el papel de conexiones . En virtud
de esta consideración seguimos aquí la nomenclatura de Benson Ma-
tes, Lógica matemática elemental, Madrid, 1971, p . 60 ; Elliott Men-
delson, Introduction to Mathematical Logic, Princeton, 1968, p . 14 ;
y Rudolf Carnap, Introduction to Symbolic Logic and Its Applications,
Nueva York, 1958, p . 7.
52 LOGICA, PROPOSICION Y NOR:~fA

dera. La expresión "-p" se lee "no p" o "no es el


caso que p" ; y corresponde normalmente --en el
lenguaje natural al enunciado de una proposición
que incluye la palabra "no". Pero, como ya hemos
advertido, esta correspondencia no es perfecta . En
el idioma corriente existen expresiones negativas
que no contienen esa palabra : "difícilmente podría
estar yo de acuerdo con lo expuesto" ; "es inexacto
que . . . " ; "es mentira que . . . "

:3. Conjunción

Una fórmula molecular que vincula a sus com-


ponentes mediante 1a conjunción ( "p q" ) sólo es
verdadera sí sus dos términos son verdaderos, y es
falsa en cualquier otro caso . Así :

P q q

V V j V
F V ' F
V F F
F F F
La fórmula resultante se lee "p y q", y su tabla de
verdad corresponde, aproximadamente, a1 uso de 1a
mayoría de las palabras o expresiones idiomáticas
que en e1 lenguaje natural se clasifican como con-
juncíones . De este modo, "p q" podría interpre-
tarse como "llueve y hace frío", o "quise llamarte,
pero mi teléfono estaba descompuesto", o "su pro-
LAS CONECTIVAS 53

yecto me parece aceptable, aunque convendría in-


troducírle algunos retoques" . O aun : "ya sé que
Gardel murió ; sin embargo, cada día canta mejor" .
En cada uno de estos ejemplos se afirman dos esta-
dos de cosas conjuntamente, por 1o que 1a combína-
cíón de ambas aserciones resultará verdadera sí y
sólo sí los dos estados de cosas afirmados son reales ;
es decir, en e1 primero de los cuatro casos posibles
de 1a tabla de verdad correspondiente .

4 . Disyunción

¿Qué afirmo a1 decir "llueve o hace frío"? Doy


por sentado que sí llueve no hace frío y que si hace
frío no llueve? ¿O acepto que pueden ocurrir am-
bas cosas? Aquí e1 lenguajejiatural nos tiende 1a
habitual trampa de su ambigüedad, y a 1a lógica
corresponde desentrañar su sentido.
Supongamos que en e1 menú fijo de un restau-
rante leeτnos, a1 final de 1a lista de platos : "postre o
fruta" . Entenderemos que 1a elección de uno ex-
cluye 1a de 1a otra : podemos elegir postre o podemos
elegir fruta, pero nó ambas cosas .
Imag ínemos ahora que una librería hace una
oferta "sólo para escribanos o abogados" . Corn-
prenderemos fácilmente que quienes tengan uno de
esos títulos gozarán de 1a oferta ; pero también con-
síderaremos incluidos entre sus beneficiarios a los
profesionales que reúnan las dos condiciones, y nos
parecería absurdo que se negara e1 derecho de ad-
4
5 LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

quirír los libros en oferta a quien haya obtenido am-


bos títulos .
La ambigüedad consiste, pues, en que 1a con-
juncíón disyuntiva "o" del lenguaje natural puede
entenderse como "una cosa o 1a otra, pero no am-
bas", o bien como "una cosa, 1a otra o ambas simul-
táneamente" . Para disolver esta ambigüedad usa-
mos a veces 1a forma "y/ o" ( expresión que los puns-
tas del idioma no recomiendan ) para 1a alternatí-
va no excluyente. Sí una cuenta bancaria está abier-
ta a nombre de Juan y/o Pedro, entendemos que
Juan y Pedro pueden hacer uso de 1a cuenta en for-
ma conjunta o separada, independiente o símultá-
nea, según cada uno prefiera.
Existen, pues, dos tipos de disyunción . Una es
1a excluyente, cuya tabla de verdad es :
P q P ~ q

V V F
F V V
V F V
F F F
La otra es 1a disyunción simple o incluyente, con
esta tabla de verdad :
P q pvq

V V V
F V V
V F V
F F F
LAS CONECTIVAS 55

Ambas disyunciones tienen algo en común, como


surge de las tablas de verdad enunciadas : para ser
verdaderas exigen que por 1o menos uno de sus com-
ponentes 1o sea . En otras palabras, son falsas cuan-
do sus dos componentes son falsos. La única dif e-
rencía reside en 1a solución que cada conectiva prevé
para e1 primero de los casos posibles : aquél en que
los dos componentes son verdaderos . Una de las
disyunciones 1o admite (1o incluye ) como caso de
verdad de 1a fórmula compuesta, en tanto 1a otra
1o rechaza (1o excluye ) a1 tomarlo como falso . Sí
volvemos, pues, a los ejemplos del principio, descu-
briremos que 1a disyunción del menú fijo era exclu-
yente, en tanto 1a de 1a oferta de 1a librería era in-
cluyente.
En e1 lenguaje natural se usa una u otra disyun-
ción ( cosa que puede advertirse por e1 contexto en
que ella aparece ) según convenga a 1o que haya de
expresarse ; pero en 1a 1ógíØ simbólica es habitual
e1 uso de 1a disyunción incluyente, en tanto 1a otra
sólo aparece por excepción . Esta preferencia se
debe a ciertas particularidades del cálculo lógico,
que permite 1a fácil trØucción de 1a disyunción
simple en términos de otras conectivas, mientras 1a
excluyente requiere circunloquios más complejos $.
Nos guiaremos, pues, por este criterio y diremos
-en general- que una disyunción es verdadera
cuando por 1o menos uno de los términos disyuntos

8 Ver, en el capítulo V, las leyes de De Morgan .


ι ι
56 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

es verdadero ( es decir, llamaremos disyunción a


secas a 1a disyunción incluyente ) . Cuando se trate
de 1a excluyente, 1a calificaremos como tal y usare-
mos e1 símbolo correspondiente (" ") .

5. Condicional

Tanto 1a conjunción como las disyunciones son


relaciones conmutativas, porque "p q" tiene e1
mismo valor de verdad que "q p", "p v q" que
"q v p" y p ~ q" que "q $ p" . Pero en una f ór-
mula condúíonal ( "p ~ q" ) esto no ocurre : importa
distinguir e1 orden en que aparecen los componentes .
Para esto ( y sólo respecto de esta conectiva ) , 1a
fórmula que aparece a 1a izquierda del condicional
se llama antecedente y 1a que aparece a 1a derecha
recibe e1 nombre de consecuente . Sentado esto,
puede definirse e1 condíciona1 10 como 1a relación
que resulta falsa cuando e1 antecedente es verda-
dero y e1 consecuente falso, y es verdadera en todos
los demás casos . De acuerdo con esta definición,

9 Estas afirmaciones deben entenderse en el contexto estricta-


n:ente formal . En el lenguaje natural el orden de los términos no
es siempre indiferente : "Vino a visitarme y murió" no es lo mismo
que "murió y vino a visitarme ", por ejemplo .
lo Muchos autores lo llaman también implicación o implicación
material, para distinguirlo de la implicación formal, o lógica, que
examinaremos más adelante ( ver capítulo IV) . Para evitar confu-
siones hemos preferido no utilizar aquí dicho nombre y reservarlo
para la implicación lógica , como lo hace Quine (ver Quine , Willard
Van Orman , Los métodos de la lógica , Barcelona, 1969, p. 48 y 72) .
LAS CANECrIVAS J(

pues, 1a tabla de verdad del condicional es 1a sí-


guíente:

P q

V V V
F V V
V F F
F F V
E1 uso lógico de esta conectiva se parece mucho
a1 empleo de 1a palabra "sí" en e1 lenguaje natural :
"p D q" puede interpretarse, por ejemplo, como "sí
los metales se calientan, se dilatan", o "sí gano a 1a
ruleta podré pagar 1a cuenta del carnicero" . Pero,
como en casos anteriores, este signo lógico no puede
asociarse lisa y llanamente con una palabra deter-
minada . Una fórmula condicional puede ínterpre-
tarse también como "firmaré e1 contrato siempre
que mi socio esté de acuerdo", o "e1 que mata va
preso", o aun "ya no podremos subsistir, Eduvíges,
a menos que baje e1 precio del caviar" .
Pero cuando empezamos a jugar con los ejem-
plos aplicándoles la tabla de verdad del condicional,
una dificultad llama de inmediato nuestra atención .
Supongamos que hemos interpretado "p ~ q" como
"sí es de noche, hace frío" . Comprendemos fácil-
mente los casos primero y tercero de 1a tabla : sí es
de noche y hace frío, 1o afirmado es cierto ; sí, en
cambio, estamos en una de esas noches de verano
en que e1 termómeúo no baja de treinta grados,
58 LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

nuestro condicional meteorológico resulta claramen-


te injustificado . Pero en los casos segundo y cuarto
algo parece marchar mal : si e1 antecedente es falso
( es decir, sí no es de noche ), ¿cómo puede afírmar-
se que sea verdad que sí es de noche hace frío? ¿y
cómo puede dar 1o mismo, para e1 caso, que haga
frío o calor (és decir, 1a verdad o falsedad del con-
secuente ), y que en cualquiera de esos supuestos
e1 condicional resulte verdadero?
Esta perplejidad es completamente normal .
Casí todos los estudiantes de lógica sienten algo
parecido a 1a rebeldía cuando se topan con ella,
hasta tal punto que se 1e ha dado un nombre que
1a identifica : es llamada 1a parØoja del condicional .
Cuando hemos dado nombre a 1o que nos preocupa
y sobre todo un nombre tan sonoro- solemos
sentirnos algo más aliviados : nunca es 1o mismo
sentirse difusamente mal que saber positivamente
que uno padece, por ejemplo, una gripe causada
por virus del tipo B.
Para seguir, pues, con e1 símil médico, 1a para-
doja del condicional admite dos tratamientos : e1
quirúrgico y e1 clínico.
E1 tratamiento quirúrgico es rápido y doloroso :
consiste en no explicar nada y recordar que las co-
nectívas se definen estípulatívamente por sus tablas
de verdad, de modo que no hay lugar para debate
alguno : 1a tabla del condicional es ésa y basta.
E1 otro medio de vencer 1a paradoja -que no es
mejor que e1 primero pero sí más fácilmente acep-
LAS CONECTIVAS 59
ι

table lleva a mostrar que toda 1a perplejidad pro-


viene de una comprensión incompleta de 1o que e1
condicional significa .
En efecto, es preciso distinguir cuidadosamente
1a fórmula molecular condicional ("p ~ q", interpre-
tads como "sí es de noche, hace frío" ) de sus fórmu-
las atómicas componentes ( "p" y "q", interpretadas

como "es de noche" y "hace frío", respectivamente ) .


E1 condicional no afirma que es de noche, y tampoco
afirma que hace frío : sólo enuncia cierta relación en-
tre las dos proposiciones simples, de tal modo que
sí es de noche, entonces hace frío . La única manera
de demostrar que tal afirmación es falsa consistirá,
pues, en verificar que es de noche, pero no hace frío.
La oración condicional no dice nada sobre 1a tem-
peratura diurna ; y así, sí no es de noche, poco importa
que haga frío o calor, ya que no habremos afirmado
una cosa ní 1a otra, y nadie podría decir que hemos
mentido .
En términos más rigurosos puede decirse que 1a

fórmula condicional no afirma su antecedente ni su

consecuente : sólo afirma que no es e1 caso de que


e1 antecedente sea verdadero y e1 consecuente falso ;
que si el antecedente es verdadero también lo es el
consecuente ; y que, por 1o tanto, sí es falso e1 conse-
cuente también 1o es el antecedente .

Este galimatías es tan conocido -hasta para los


que creen no entenderlo- que a menudo se hacen
bromas basadas en é1. Decimos, por ejemplo : "sí
VV LOGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

1a lógica es sencilla, yo soy japonés", y con esto con-


sideramos haber afirmado que 1a lógica es complíca-
da. Esto es, en efecto, 1o que hicimos; pero exami-
nemos e1 razonamiento paso por paso .
Supongamos que "1a lógica es sencilla" se simbo-
liza con "p" y "yo soy japonés" con "q". A1 afirmar
"sí 1a lógica es sencilla, yo soy japonés", he postulado
como verdadera 1a fórmula
pDq

Pero a1 mismo tiempo es obvio que yo no soy ja-


ponés ( sí esto no fuera claro para todos, la broma no
funcionaría : es de suponer que los japoneses usan 1a
expresión "yo soy santiagueño") . Es decir que e1
consecuente es falso .
Ahora bien, como nuestra hipótesis consistía en
que 1a fórmula p :) q es verdad, debemos buscar en
1a tabla del condicional un caso en que dicho supues-
to resulte compatible con 1a falsedad del consecuen-
te. Sí 1o hacemos, hallaremos que e1 único caso en
que tal cosa ocurre es e1 cuarto : en él e1 consecuente
es falso y 1a fórmula condicional verdadera, pero e1
antecedente es falso . Resulta de a11í que; si es ver-
dad que si 1a lógica es sencilla, yo soy japonés y es
falso que yo sea japonés, entonces tiene que ser falso
que 1a lógica sea sencilla .
Después de este análisis es probable que 1a broma
resulte menos graciosa; pero, o bien habremos com-
prendido 1a paradoja del condicional, o bien estare-
LAS CONECTIVAS 61

mos dispuestos a pedir 1a ciudadanía japonesa con 1a


esperanza de facilitarnos 1a tarea .
Aclarada, pues, su tabla de verdad, podemos ad-
vertír que e1 condicional expresa cierta situación que
en los hechos puede darse respecto de dos estadas
de cosas : uno cuya descripción simbolizaremos como
"p" y otro cuya descripción simbolizaremos como
"q". Normalmente decimos que e1 antecedente es
condición del consecuente ; pero lógicos y filósofos
que hilan más fino- distinguen dos tipos de condi-
ción : 1a necesaria y 1a suficíeпte .
E1 hecho p es condición suficiente de q cuando
conocer 1a verdad de "p" permite afirmar 1a verdad
de "q". Dado un enunciado condicional que supon-
gamos verdadero (por ejemplo, "sí e1 perro mueve 1a
cola, está contento"), 1a verdad del antecedente es
condición suficiente de 1a verdad del consecuente :
sí vemos que 1a cola se agita, podremos afirmar que
su canino propietario está contento (y Io afirmaremos
con 1a mLîma conflanza con que hayamos aceptado
1a premisa condicional sobre e1 significado de dicho
movimiento ) .
En cambio, e1 kιecho q es condición necesaria de
p sí conocer 1a falsedad de "q" nos permite asegurar
1a falsedad de "p". En e1 mismo ejemplo, e1 conse-
cuente resulta cóndícíón necesaria del antecedente :
si sabemos que e1 perro no está contento podremos
afirmar que no mueve 1a cola aunque e1 bicho esté a
nuestras espaldas . En efecto, sí 1a moviera estaría
contento, y estamos persuadidos de que no 1o está.
62 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

Con sujeción, pues, a 1a verdad del condícíonal


( verdad que depende de su coincidencia con cierta
situación empírica), e1 antecedente es condición su-
fícíente del consecuente (basta que e1 perro mueva
1a cola para que sepamos que está contento ), y e1
consecuente es condición necesaria del antecedente
( es indispensable que e1 perro esté contento para que
mueva 1a cola) .

6. Bicondicional

Hemos dicho antes que en e1 condicional importa


distinguir e1 orden en que aparecen los componentes
de 1a fórmula, ya que esa constante lógica no es con-
mutatíva, y por eso distinguimos e1 antecedente del
consecuente . Supongamos ahora un condicional
conmutativo, en e1 que cada término sea a 1a vez
antecedente y consecuente del otro :
"[(pDq) • (qDp)]"

Esta combinación de dos condicionales cruos


corresponde a una nueva conectiva, llamada bicon-
dicional , que resulta verdadera si y sólo si sus dos

i i E1 bicondicional recibe a menudo el nombre de equivalencia


material, o simplemente equivalencia. Por las mismas razones ex-
puestas en el caso del condicional, hemos preferido reservar este
nombre para la equivalencia formal o lógica, que más adelante in-
troduciremos ( ver capítulo IV) .
LAS CONECI'IVAS 63

términos tienen e1 mismo valor de verdad ( es de-


cir, sí son ambos verdaderos o ambos falsos) :
p q P q

V V V
F V F
V F F
F F V
A1 leer una fórmula bicondicional suele utilízar-
se 1a expresión "sí y sólo si", que algunos lógicos abre-
vian como "síi". De este modo, "p = q" puede ín-
terpretarse como "me gusta e1 asado si y sólo si está
bien cocido", de donde resulta que sí está bien cocido
me agrada y de otro modo no; e, inversamente, que
sí me gusta está cocido y sí no me gusta no 1o está.
Como puede observarse, esta conectiva es extrema-
damente rigurosa : en e1 caso del ejemplo no admite
e1 supuesto de que e1 asado me desagrade pese a ha-
ilarse bien cocido ( por ser duro, o estar quemado, o
por alguna otra razón ) . Es decir que cada término
es a 1a vez condición suficiente y necesaria del otro .
E1 lenguaje diario, en cambio, suele dejar cabos suel-
tos ( como e1 condicional simple ) : cuando afirmo que
sólo me gusta e1 asado bien cocido, no pretendo en
general sostener que en cualquier circunstancia un
asado que cumpla ese requisito me pone tan ansioso
como e1 perro de Pavlov .
E1 bicondicional, pues, no suele usarse para for-
malizar 1a mayoría de las expresiones del lenguaje
natural ( aunque tal cosa puede ocurrir ) . En cam-
Ø LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

bio, su empleo es bastante común en 1a formulación


de definiciones y de leyes lógicas .
E1 símbolo utilizado para representar esta conec-
tiva merece un comentario adicional . Recordare-
mos que e1 símbolo de 1a disyunción excluyente
("p" ) es e1 mismo del bicondicional, pero cruzado
como tachado- por una línea diagonal. Esta
semejanza no parece caprichosa, a poco que se com-
paren las tablas de verdad de las dos conectivas :

P q P q p q

V V F V
F V V F
V F V F
F F F V
Como puede observarse, e1 bicondicional equí-
vale a 1a negación de 1a disyunción excluyente ( y
viceversa), ya que en cada caso en que una conectí-
va es verdadera 1a otra resulta falsa . De aquí se
deduce que podríamos representar 1a disyunción
excluyente de esta manera :

(p - q)
E, inversamente, sería posible simbolizar e1 bicon-
dicional así:

- (p $q)
Por esto se ha elegido para e1 bicondicional e1
símbolo que los matemáticos utilizan para 1a seme-
LAS CONECT1VA 63

/anza ( dos variables unidas por un bicondicional


son semejantes en sus valores de verdad ) . y se usa
e1 mismo símbolo tachado ( es decir, negarlo ) para
1a conectiva inversa.

L. Lógick .
66 LÓGICA . F R )POS(C1ÓN Y NORMA

V
F F V V
Como 1a fórmula propuesta sólo contiene una
variable ( "p" ) , los casos son 21 = 2. En e1 prime-
ro p es verdadero y, consiguientemente, -p es falso ;
en e1 segundo ocurre a 1a inversa. Pero, como 1a
disyunción resulta verdadera cuando cualquiera de
los términos disyuntos 1o es, nuestra fórmula se reve-
1a como verdadera para toØs los casos posibles .
Esta comprobación tiene un curioso efecto : e1
de independizar 1a verdad de 1a fórmula de eual-
quíer averiguación sobre 1a verdad de p. En efecto,
asignaremos a "p" una interpretación cualquiera :
"fumar hace daño", por ejemplo . Así, "-p" deberá
traducirse por "fumar no hace daño" ( o, 1o que es 10
mismo, "no es e1 caso de que fumar haga daño", o
"no es verdad que fumar haga daño", o cualquier
otra expresión semejante) . La fórmula molecular
quedará interpretada como "fumar hace daño o ( fu-
mar) no hace daño", y resultará verdadera en toda
circunstancia .
Pero ¿fumar hace realmente daño? Esta pre-
gunta tiene importancia médica, social y económica,
pero no perturba 1a placidez de 1a lógica . Porque,
cualquiera sea 1a opinión que sustenten sobre
la respuesta correcta, fumadores empedernidos y
médicos solícitos, directores de empresas tabacae-
ras y activistas de 1a Liga de 1a Templanza han de
IV

TAUTOLOGÍA, CONTRADICCIÓN Y CONTINGENCIA :


LA IMPLICACIÓN FORMAL

1. Tautología

A1 analizar las tablas de verdad de las conecti-


vas hemos observado que 1a verdad de una fórmu-
la molecular depende del valor de verdad que se
asigne a cada una de las fórmulas atómicas que 1a
integran : así, por ejemplo, 1a conjunción es verda-
dera cuando sus dos términos son verdaderos y falsa
en los demás casos ;, e1 condicional es falso cuando
e1 antecedente es verdadero y e1 consecuente falso,
y es verdadero en Ios otros tres supuestos ; y e1 bicon-
dicional es verdadero si sus dos términos tienen
e1 mismo valor de verdad (V o F ) , y falso cuando
ellos tienen valor distinto .
Examinemos ahora 1a tabla de verdad de 1a sí-
guíente fórmula : "p v -p".

TAUTOLOGIA, CONTRADICCIÓN Y CONTINGENCIA 69

estar de acuerdo en que fumar hace daño o no Io


hace . Es más, ni siquiera es necesario interpretar
1a fórmula para conocer su verdad . Como 1a verdad
de p v -p no depende de 1a de p sino de 1a estructura
lógica de 1a expresión molecular, tanto da que atri-
buyamos a "p" 1a representación de una u otra pro-
posición, o aun que consideremos 1a variable en su
más puro y original estado simbólico : si no nos es
preciso conocer 1a verdad de p tampoco nos hace
falta asignarle un significado.
Estas fórmulas cuya tabla de verdad arroja valor
positivo para todos los casos posibles se llaman tau-
tologías. Tienen 1a ventaja de ser siempre verdade-
ras can independencia de su contenido, pero -por
esto mismo- tienen también una desventaja : no
proporcionan ninguna información sobre e1 mundo
que nos rodea. La verdad absoluta suele ser trivial ;
y, salvo cuando se trata de fórmulas muy complica-
das, resulta tan sabida que no despierta gran interés .
Imaginemos un hombre que pasara 1a vida enun-
ciando únicamente las más solemnes tautologías :
"mañana habrá tormenta, o no 1a habrá", "sí un ani-
mal tiene cinco patas, tiene seguramente cinco pa-
tas"; "1a existencia es un río que nos lleva hacia e1
infinito . . . o bien es alguna otra cosa" . Tal perso-
na no correría jamás e1 riesgo de afirmar algo falso,
pero su charla resultaría tan insulsa que nadie que-
nia oírla : ninguna de sus afirmaciones contendría
datos empíricos .
Y sin embargo, no por ser vacías de conteníde
70 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA,

las tautologías son inútiles : en muchos casos su ver-


dad formal no es evidente, y se requiere un detenido
examen para advertirla. Además, sí descubrimos
que un enunciado encierra una tautología dejare-
mos de inmediato de discutir sobre ella, perderemos
interés en 1a averiguación de sus presupuestos empí-
ricos ( ya que no los tiene ) y -1o que es más impor-
tante- podremos utilizarla como puente para razo-
namíentos mas complejos . Por esto 1a lógica tráta
muy especialmente sobre las tautologías, y por esto
empleamos hoy máquinas -las computadoras- que
son formidables constructoras de relaciones tautoló-
gicas : dados un programa y los datos con que se 1a
alimenta, 1a máquina produce una respuesta que re-
sulte formalmente verdadera bajo condición de 1a
verdad de aquellas premisas .

2. Contradicción

Las tautologías tienen su contrapartida negatí-


va. Supongamos 1a siguiente fórmula : "p -p"
p ~ P -p

V VF F
F FFV
A1 construir 1a tabla de verdad de esta conjun-
cíón advertimos que para todos sus casos posibles
( que son dos ) su valor de verdad es F. Esto índica
que cualquier proposición con semejante estructura

TAUTOLOGÍA, CONTRADICCIÓN Y CONTINGENCIA 71

lógica ( "1a luna es redonda, pero no es redonda" ; o


"no es que yo sea racista, pero siempre he sostenido
que hay razas insoportables" ) es falsa en cualquier
circunstancia, independientemente de 1a verdad o 1a
falsedad de p y aun del significado que momentá-
neamente atribuyamos a 1a variable .
Una fórmula molecular cuyo valor de verdad es
F para todos y cada uno de sus casos posibles se
llama contradicción, y, por cierto, tiene tan poco con-
tenído empírico como las tautologías : es una false-
dad formal .
Ha de notarse que -por aplicación de 1a tabla
de verdad de 1a negación- toda tautología negada
se convierte en contradicción, y toda contradicción
negada se transmuta en tautología. Así como en el
cuento de Stevenson e1 perverso Mr. Hyde era e1
otro yo del bondadoso Dr. Jekyll, 1a tautología y 1a
contradicción pueden transformarse una en otra me-
diante una simple operación, pero, como luego vere-
mos, una representa e1 modelo de razonamiento a
seguir y 1a otra una impureza cuya presencia echa
por tierra e1 valor de cualquier demostración .

3. Contingencia

Sí sustítuímos 1a comparación anterior por un


símil ferroviario, podemos afirmar que 1a tautología
y 1a contradicción son las dos estaciones terminales
de una línea con muchos puntos intermedios : entre
LOGICA, PROPOSICION Y NORIA

e1 estremo positivo ( verdad formal) y e1 negativo


(falsedad formal) hay infinidad de fórmulas que re-
sultan verdaderas para algunas combinaciones de
verdad de sus componentes, y falsas para otras : son
las fórmulas contingentes.
Para decirlo con mayor rigor, una fórmula es con-
tingente sí y sólo sí resulta verdadera por 1o menos
en uno de sus casos posibles y falsa por 1o menos en
otro. Cumplidas estas condiciones, poco importa
que sean más los casos de verdad que los de falsedad,
o viceversa : toda fórmula que no sea tautológica ní
contradictoria es contingente.
La proposición que se obtiene por interpretación
de las variables de ma fórmula contingente ( por
ejemplo, "sí se prohibe e1 uso de 1a barba y se im-
planta 1a censura cinematográfica, se contribuirá a
constituir una sociedad pacífica y virtuosa" ) no es
formalmente falsa ni formalmente verdadera ; y, por
esto mismo, lejos de ser vacía de contenido, encierra
una información sobre 1a realidad ( esto es, describe
un estado de cosas) . Si 1a descripción se ajusta a
1o que en realidad acontece, 1a información conte-
nida en 1a proposición será verdadera ; sí difiere de
1a realidad, será una información falsa . De aquí se
desprende que para averiguar 1a verdad o 1a false-
dad de una proposición contingente ( es decir, de
una proposición cuya estructura 1ói ca puede sim-
bolizarse mediante una fórmula contingente ) no
r basta con analizar su tabla de verdad : es preciso
examinar e1 mundo empírico y buscar en él prue-

TAUTOLOGÍA, CONTRADICCIÓN Y CONTINGENCIA 73

bas que verifiquen 1a proposición o que muestren


su falsedad . Desde luego, no existen garantías de
que hallemos tales pruebas : las ciencias empíricas,
cuya tarea consiste precisamente en investigaciones
de este tipo, contienen infinidad de preguntas para
las que aún no se ha encontrado respuesta conclu-
yente .
Incidentalmente, 1o expuesto nos proporciona
un nuevo dato para ubicar a 1a lógica dentro del
panorama del conocimiento humano : ella busca, en-
tre otras cosas, descubrir y probar formalmente las
tautologías, en tanto las ciencias naturales, por ejem-
p1o, procuran determinar 1a verdad de ciertas pro-
posiciones continjentes.

4. Implicación formal

Recordemos ahora, por un momento, 1a tabla de


verdad del condícíonal :

p 4P D 9
V VV VV
F V~FVV
V Fry
V F F
F F!;FVF
Como puede observarse, 1a fórmula "p ~ q" es con-
tingente : corresponde a proposícíones que dicen
algo sobre e1 mundo y cuya verdad depende de que
e1 valor de verØd del antecedente y del conse-
74 LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

cuente se combinen en 1a realidad según una u


otras de las maneras enumeradas en 1a tabla . A
menudo usamos e1 condicional para expresar una
relación causal ( "si tomo vitamina C estaré a salvo
de resfríos" ) ; 0 las condiciones para tomar una de-
císíón ("si apruebo e1 examen íré a Luján a pie"),
o para señalar que un hecho es indicio de otro ( "sí
las luces están apagadas, no hay nadie en casa") ;
pero ninguno de estos vínculos empíricos es indis-
pensable para 1a verdad del condicional . Esta co-
nectiva es poco exigente, y se contenta con una
correspondencia de hecho, aunque sea círcunstan-
cíal o casual . "Sí tomo café, lloverá mañana" será
verdadera si ambas cosas ocurren, aunque entre
ellas no exista relaciún alguna . Es más : también
será verdadera si llueve mañana, aunque yo no tome
café hoy; y otro tanto sí no tomo café, cualesquiera
sean las condiciones meteorológicas del día sí-
guíente. De todos modos, 1o que importa destacar
es que cualquiera de estos condicionales ( u otro
semejante que pueda imaginarse ) será falso o ver-
dadero según exista o no un estado de cosas capaz
de verificar e1 antecedente y hacer falso, a1 mismo
tiempo, e1 consecuente .
Supongamos, en cambio, esta otra fórmula :
p D (p V
q)
Una interpretación adecuada sería, por ejemplo, "sí
soy abogado, soy abogado o violinista". Nótese que
para ser abogado o violinista basta con ser abogado
TAUTOLOGIA, CONTRADICCION Y CONTINGENCIA 75

y basta también con ser violinista ( sin eYCluír, por


cierto, 1a eventualidad de un letrado aficionado a1
violín ) : todo abogado es abogaØ o violinista ( o
zapatero, o astronauta ) ; de modo que e1 condicio-
na1 de nuestro ejemplo es tal que 1a afirmación del
antecedente nos obliga a afirmar e1 consecuente 12.
Para probarlo, construyamos una tabla de verdad
en 1a que "p" corresponda a "soy abogado" y "q" a
"soy violinista" :
P q p (p y q)

V V V V VVV
F V F V FVV
V F VV VVF
F F F V FFF
Nos encontramos, pues, ante un condicional tau-
tológico . En uno de los ejemplos anteriores podía
darse e1 caso de que las luces estuvieran apagadas
y hubiese alguien en casa (1o que determinaría 1a
falsedad del condicional material) ; pero sí soy abo-
gado no puedo de/ar de ser abogado o violinista, de
modo que 1a verdad de este condicional depende
de su estructura formal, y no de su correspondencia
con 1a realidad empírica .
¿Por qué hay condicionales tautológicos? Lo
que ocurre, en verdad, es que e1 enunciado que apa-

12 Una disyunción es verdadera cuando al menos uno de sus


componentes lo es . Por lo tanto, bajo el supuesto de verdad de p
estarnos obligados a atribuir verdad a la disyunción que tiene a "p"
como uno de sus disyuntor .
76 LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA :

rece en ellos como consecuente ya está contenido en


e1 antecedente : de a11í que, en e1 supuesto de ver
dad del enunciado más restringido, no podamos ne
gar 1a proposici6n cuya verdad exige menos requisi-
tos. Tal es, después de todo, e1 principio rector de
cualquier razonamiento deductivo : sí 1a verdad de
las premisas nos garantiza 1a verdad de 1a conclusión,
es porque ésta ya estaba contenida -de un modo u
otro- en aquéllas .
Tan importante resulta esta relación para 1a lógi-
ca que ha merecido un nombre propio : cuando un
enunciado está incluida en otro, de tal manera que
la verdad de este último garantiza 1a verdad del an-
tenor, decirnos que media entre ambos una relación
de implícnción (también llamada implicación for-
ind, estricta o lógica ) . Así, todo enunciado cuya
verdad asegura formalmente 1a verdad de otros
enunciados implica a cada uno de éstos . Todo con-
dicional formado de manera que e1 antecedente im-
plique a1 consecuente será tautológico ; y, a 1a inver-
sa, todo condicional tautológico índica una relación
de implicación entre su antecedente y su conse-
cuente.
Ha de quedar en claro que no todo condicional
encierra una implicación : para ello se requiere que
e1 condicional sea tautológico. Los condicionales
contingentes, como ya se ha visto, describen una
situación de hecho, por 1o que su verdad está sujeta
ß 1a realidad de esta misma situación . Pero no es
lógicamente posible un estado de cosas en que e1

TAUTOLOGÍA, CONTRADICCIÓN Y CONTINGENCIA ĺi

condícíonal tautológico o implicación resulte falso :


1a implicación -vacía de contenido empírico como
todas las tautologías- no se refiere a los hechos ní
afirma cierta relación entre éstos : simplemente da
cuenta de una relación abstracta, puramente lógica,
entre proposiciones . Un hecho puede ser causa de
otro, pero no puede implicarlo : 1a implicación formal
es un vínculo entre proposiciones, y predicarla de
los hechos tendría tan poco sentido como afirmar
que e1 número 17 es yerno del 9, o que e1 edificio
Cavanagh es un submúltiplo de 1a Casa Rosada.
Como 1a implicación es un caso especial dentro
del género de los condicionales, entre sus elemen-
tos puede observarse también 1a relación de condi-
cíón necesaria y de condición suficiente . En 1a fór-
mula "p D ( p v q ) ", p es condición suficiente de
p v q, ya que garantiza su verØd. Y p v q es con-
dición necesaria de p : sí p v q no fuera verdadera
resultarían falsas tanto p como q (por 1a tabla de
verdad de 1a disyunción ) ; y entonces e1 anteceden-
te p no podría ser verdadero . Pero, por tratarse de
un condicional tautológico, 1a necesidad o 1a su fi-
ciencia con que antecedente y consecuente son con-
diciones uno del otro no son materiales ( es decir,
relaciones de hecho, dependientes de 1a verdad o
falsedad de cada uno), sino formales, de naturale-
za estrictamente lógica. Así, en 1a implicación es
lógicamente necesario que e1 consecuente sea ver-
dadero si e1 antecedente 1o es, y es lógicamente im-

¡$ LÓGICA, PROPOSICIÓN Y NORMA

posible que e1 antecedente sea verdadero sí e1 con-


secuente no 1o es.

5. Equivalencia

Cuando por razones lógicas dos proposiciones


tienen siempre e1 mismo valor de verdad, podemos
formar con ellas un bicondiciorial tautológico .
Esto ocurre, por ejemplo, con e1 enunciado "soy
abogado si y sólo si soy abogado", cuya estructura
corresponde a 1a fórmula "p p" y cuya tabla de
verdad es 1a siguiente :

P P P

V VVV
F J FVF
Así como todo condicional tautológico expresa
una implicación, todo bicondicional tautológico ex-
presa una equivalencia . Dos enunciados son equí-
valentes cuando media entre ellos una relación tal
que 1a verdad de uno garantiza formalmente 1a del
otro y viceversa, y que 1a falsedad de uno asegura
formalmente 1a falsedad del otro y viceversa.
Del mismo modo que 1a implicación, 1a equíva-
lencía es una relación entre proposiciones y no un
vínculo entre hechos . Un bicondicional contin-
gente ( "hace frío si y sólo si me visto de azul" ) pue-
de resultar verdadero porque eventualmente sus
dos términos tengan en un momento dado e1 mis-

TAUTOLOGÍA, CONTRADICCIÓN Y CONTINGENCIA 79

mo valor de verdad ; pero es lógicamente imposible


1a existencia de un estado de cosas en que 1a equí-
valencía resulte falsa, por 1o que ésta -como cual-
quíer tautología- se encuentra desvinculada del
mundo empírico .
Conviene hacer notar que, tal como acontece
entre e1 condicional y e1 bicondicional, 1a equíva-
lencía es • una relación más restriná da que 1a de
implicación : cuando dos enunciados son equívalen-
tes podemos afirmar que cada uno de ellos implica
a1 otro (ya que 1a verdad de uno garantiza 1a ver-
dad del restante ) ; pero, sí sólo sabemos que un
enunciado implica a otro, no podemos sin más ase-
gurar . que ambos son equivalentes. Como una
avenida de doble mano, 1a equivalencia contiene
dos implicaciones de sentido inverso.
VI

OPERADORES MODALES .
MODALIDADES ALÓTICAS

1. Modalidades

En 1a l¿gica proposicional usarnos letras minós-


culas ( p, q, r, etc. ), a las que llamamos variables,
para representar proposiciones . Estas proposicio-
nes son descripciones de estados de cosas, y pue-
den ser verdaderas ( cuando describen un estado
real) o falsas ( cuando afirman un estado de cosas
inexistente ) . Así, "p" puede representar expresío-
nes como "todos los hombres son mortales", "1a lu-
na es una bola dt queso Gruyáre" o "mí tío abuelo
fue ahorcado esta maúana.". A su vez, a partir de
las variables es posible simbolizar proposiciones
complejas ( cuyo valor depende de los valores de
verdad de sus componentes ) por medio de conec-
tívas u operadores l¿gicos . De estos operadores,
uno es moéico (1a negaci¿n, que s¿lo se refiere
a 1a f¿rmula situada ínméíatamente a su dere-
108 LñGICA, PROPOSICIñN Y NORM,

cha ) y los demØs son di4dicos o binarlos ( vinculan


dos f¿rmulas, una de las cuales se encuentra a 1a iz-
quíerda y otra a 1a derecha del operador) .
Una proposici¿n, como sabemos, puede ser ver-
dadera o falsa (y, por cierto, una y s¿lo una de las
dos cosas ) . Pero a menudo usamos expresiones cuyo
significado no se agota en 1a afirmaci¿n de hecho
--verdadera o falsa- que contienen. Tomemos
los siguientes ejemplos :
l ) "Mi tío abuelo fue ahorcado esta maúana, la
mentablemente" .
2) "Mí tío abuelo fue ahorcado esta maúana,
afortunadamente".
Tanto en i como en 2, 1a verdad o 1a falsedad
de 1a descripci¿n de estado dependen de una misma
situaci¿n (a saber, que mí pariente haya sufrido 0
no esta maúana 1a poco estimulante anìcdota que se
1e atribuye ) . Pero entre ambos ejemplos existe una
diferencia relevante, que va mØs a11Ø de aquella des-
cripci¿n . Esta diferencia estØ aquí representada
por dos adverbios, que expresan -en este caso-
cíerto juicio de valor acerca de aquel hecho .
Haciendo, pues, abstracci¿n del estado de cosas
central, los mismos ejemplos podrían simbolizarse
parcialmente de esta manera :
3 ) "La verdad de p es digna de ser lamentada"
4) "La verdad de p es digna de ser festejada"
Como podemos observar, en estas estructuras 16-
gicas 1a proposici¿n p ( que contiene dentro de sí

OPERADORES MODALES . MODALIDADES ALÓTICAS 109

un sujeto, mi tío abuelo, y un predicado, su penosa


aventura matinal) constituye a su vez, toé eila, e1
sujeto de una proposici¿n mØs grande, donde e1
predicado es 1o que se dice de p . Esto es 1o que los
l¿gicos llaman un predicado de segué nivel : e1
primer nivel es e1 de 1a descripci¿n de un estado de
cosas, y e1 segundo aparece cuando decimos algo
sobre aquella descripci¿n .
Cuando uno de estos predicados de segundo ni-
vel ( o un grupo de ellos, debidamente ínterrelacío-
nados ) nos parece suficientemente interesante, ha-
bitual y fructífero, podemos inventar símbolos para
representarlo e investigar cuØles son das reglas que
gobiernan su uso.
Así, podríamos decidir que e1 carØcter de p en
e1 ejemplo 3 serØ representado con una L y que e1
carØcter de p en e1 ejemplo 4 puede simbolizarse
con una B. Y escribir, muy sueltos de cuerpo :
5) Lp
6 ) Bp
A partir de a11í descubriríamos, probablemente,
que "B" y "L" son, incompatibles entre sí, de modo
que no sería posible afirmar conjuntamente Bp y
Lp. Y así estableceríamos las bases de una nueva
l¿gica, a 1a que buscaríamos un nombre adecuado :
"l¿gica de 1a aprobaci¿n", "l¿gica de las emociones",
o algo por e1 estilo .
Semejante sistema sería una l¿gica modal, por-
que expresaría las relaciones entre moéídades de
110 LOGICA, PROPOSICIñN Y NORMA

cierto tipo que pueden afectar a una proposici¿n :


las que hemos simbolizado con "L" y "B". Y estos
símbolos serían operéores ( tambiìn llamados n
dalizadores) específ icos de nuestra l¿gica, que ven-
drían a agregarse a todos los símbolos ya conocidos
de 1a l¿gica proposicional . En e1 ejemplo "L" y
"B" actóan como operadores monØdicos ; porque,
igual que 1a negaci¿n, s¿lo pueden afectar a 1a f¿r-
mula que les sigue ( p, o q, o cualquier otra combi-
naci¿n de variables proposicionales reuníés en una
f¿rmula por obra de las conectivas ) .
Pero conviene aclarar aquí que estos operadores,
a diferencia de las conectivas de 1a l¿gica proposi-
cional, no son extensionales 22 : es decir, e1 valor de
verdad de 1a f¿rmula modal no es una funci¿n del
valor de verdad de sus componentes . Puedo con-
siderar lamentable 1a muerte de mi tío abuelo aun
cuando ì1 goce de buena salud ( como cuando emí-
to un juicio sobre un hecho hipotìtico o ímagina-
rio ) ; y así, "Lp" puede ser verdad aun cuando no
1o sea "p", y viceversa .
Estas modalidades "de 1a aprobaci¿n", que aca-
bamos de construir, constituyen probablemente un
ejemplo trivial, s¿lo destinado a exponer con mayor
claridad en quì consiste una l¿gica modal, c¿mo
nace y para quì sirve . Pero las l¿gicas modales
que se han desarrollado son otras . La mØs anti-
22 Recordemos que las constantes de la l¿gica proposicional se

llaman conectivas extensionales ( ver capítulo II) .


OPEIIADORES MODALES . MODALIDADES ALÓTICAS 111

gua es 1a que maneja las modalidades "necesario",


"posible" e "imposible" . Otra, la que nos ocuparØ
específicamente, utiliza modalidades como "obliga-
tono", permitido o "prohibido" .

2. La l¿gica modal alìtica

Ya Arist¿teles había advertido que los enuncía-


dos de una ciencia no siempre son simplemente ver-
daderos, sino que muchas veces se formulan como
necesariamente verdaderos o como de verdad me-
ramente posible .
Tanto 1a posibilidad como 1a necesidad modífi-
can e1 sentido de 1a simple verdad, y son por esto
llamadas modalidades alìticas o modalidades de 1a
verdad 23. Ambas estØn a 1a vez íntimamente rela-
cíonadas entre sí, por 1o que una de ellas puede ser
definida a partir de 1a otra.
Para mostrarlo, tomaremos como tìrmino sin de-
finir ( tìrmino primitivo, o base para las demØs de-
finiciones ) e1 concepto de posibilidad. A partir de
esta modalidad y con 1Ø ayuda de 1a negaci¿n, defi-
niremos las demØs modalidades . Conviene acla-
rar aquí que, en las f¿rmulas que construyamos, las
nègaciones podrØn ser internas ( cuando niegan 1a
proposici¿n ) o externas ( cuando niegan e1 opera-
dor modal) .
23 Del griego íXíOELa, verdad.


11 2 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

Sí una proposícíón no es posible, se llama impo-


sible. Por ejemplo : decir que no es posible que
los olmos den peras equivale a sostener que es ím_
posible que de ellos se obtenga tal fruto.
Sí no es posible que una proposici¿n no sea ver-
dadera, diremos que tal proposici¿n es necesaria .
Así, sí no es posible que no salga e1 sol maúana, serØ
necesario que salga e1 sol maúana .
Introduciremos ahora los símbolos "M" para
"posible" y "N" para "necesario" 2 4 . A continuaci¿n
puede mostrarse que los operadores M y N son in-
terdefinibles :

a) -M-P - NP
L) -Mp -- N-p
c) M-p Np
d) Mp N-p

La interdefinibilidad expresada en las f¿rmulas


precedentes puede comprenderse mejor mediante e1
uso de un ejemplo para cada una de ellas :
a ) "No es posible que yo no sea yo" equivale a
ßc ßß
es necesario que yo sea yo .
b ) "No es posible que Rodríguez dibuje un
círcßßlo cuadrado", o, 1o que es 1o mismo, "es impo-

24 Como sucede con la l¿gica proposicional, tambiìn la l¿gica


modal alìtica tiene distintas notaciones . Aquí seguimos a von Wright
y utilizaremos la letra N mayóscula para simbolizar el modalizador
"necesario", así como la mayóscula M para el modalizador "posible" .
Pero existen otras variantes. Lukasiewicz, por ejemplo, reemplaza
la "N" por la "L". Otros utilizan un cuadrado para simbolizar la ne-
cesidad y un rombo para la posibilidad .

OPERADORES MODALES . MODALIDADES ALÓTICAS 1 13

sible que Rodríguez dibuje un círculo cuadrado",


equivale a "es necesario que Rodriguez no dibuje
un círculo cuadrado" .
C ) "Es posible que no me aumenten e1 sueldo"
es 1o mismo que "no es necesario que me aumenten
e1 sueldo"o
d) "Es posible que yo estudie l¿gica" puede
traducirse por "no es necesario que yo no estudie
l¿gica" .
Algunas leyes modales clØsicas expresan las re-
laciones que existen entre 1a simple verdad y las
modalidades alìtícas . Si una proposici¿n es nece-
saría ( esto es, necesariamente verdadera ) , claro
estØ que es verdadera, pues 1a necesidad es mØs
fuerte que 1a simple verdad:
1) Np Dp

Asimismo, si una proposici¿n es verdadera, queda


claro que ella es posible, pues 1a posibilidad es mØs
dìbil que 1a verdad :
2) pMp
~
Pero, como hemos de recordar, una de las leyes
de 1a l¿gica proposicional es 1a denominada "tran-
sítívídad del condicional", que dice que sí una pro-
posici¿n implica materialmente una segunda y ìsta
a una tercera, entonces 1a primera implica a 1a ter-
cera :
[(P ~ q) Cq D I)] ~ CP D T)

R. L¿giea.

1 14 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

Por aplicaci¿n de esta ley y a partir de las leyes 1


y 2 obtendremos, pues, que aquello que es necesa-
río es posible :
3) Np ~ Mp
Tratemos de verlo mediante un ejemplo . Sí es
necesariamente verdadero que 2 -ι- 2 = 4, entonces
es verdadero que 2 -I- 2 = 4. Sí "2 -I- 2 = 4" es
verdadero, tendrØ que ser posible . Y, por transíti-
vídad, concluiremos que sí "2 -I- 2 4" es necesario,
"2 -I- 2 = 4" es posible .

3 . El cuadro de oposici¿n
de las modalidades alìticas

A partir de 1a verdad o de 1a falsedad de una


proposici¿n modal se puede deducir 1a verdad o 1a
falsedad de otras proposiciones relacionadas con 1a
primera . Estas relaciones entre las proposiciones
modales suelen representarse mediante e1 llamado
cuadro de oposici¿n :

CONTRARIEDAD
.. N_p

Q
ü
z
w

ć

Mp¡
SUBCONTRARIEDAD M p

OPERADORES MODALES . MODALIDADES ALÓTICAS 115

En este esquema, 1a línea horizontal superior re-


presenta 1a relaci¿n de contrariedad ; la inferior, la
subcontrariedad ; las diagonales, 1a, contradicci¿n, y
las verticales, 1a suhalternaci¿n .
Dos proposiciones son contrarias entre sí ( "Np
y "N-p") cuando es posible que ambas sean falsas
pero no es posible que las dos sean verdaderas.
Así, si es necesario que yo estudie, no puede ser ne-
cesarío que no estudie, y viceversa. Pero puede re-
sultar falso que sea necesario estudiar y tambiìn
que sea necesario no estudiar.
Dos proposiciones son contradśtorias ( "Np" y
"M-p" ; "N-p" y "Mp" ) cuando si una de ellas es
verdadera 1a otra es falsa, y viceversa. De este
modo, si es verdad que es necesario que yo estudie,
es falso que sea posible que no estudie. Y sí es
falsa 1a necesidad de estudiar, entonces es verdad
que es posible no estudiar .
Dos proposiciones son llamadas subcontrarias
("Mp" y "M-p" ) cuando es posible que sean am-
bas verdaderas, pero no que ambas sean falsas .
Puede ser verdad que sea posible estudiar y a 1a
vez posible no estudiar ; pero no ha de ocurrir que
las dos posibilidades sean falsas : si no es posible
estudiar tendrØ que ser posible no estudiar, y vice-
versa. Alguna de las dos posibilidades por 10
menos- tiene que ser verdadera.
En 1a relaci¿n de subalternaci¿n, las proposicío-
nes colocadas en los vìrtices superiores se denomi-
116 LñGICA, PROPOSICIñN Y NOR)~(A

nan subalternantes, y subalternas las ubicadas en


los inferiores .
Dos proposiciones se hallan en relaci¿n de sub
alternaci¿n cuando : a) de 1a verdad de 1a subalter
nante se infiere 1a verdad de 1a subalterna ; b) 1a fal-
sedad de 1a subalterna permite deducir 1a falsedad
de 1a subalternante ; c ) 1a falsedad de 1a suba1ter
nante deja indefinida 1a verdad o falsedad de 1a
subalterna ; y d ) 1a verdad de 1a subalterna deja
indefinida 1a verdad o falsedad de 1a subalternante .
Ejemplifiquemos cada caso :
a) Si "es necesario que dos mØs dos sean cua-
tro" es verdadero, es posible que dos mØs dos arro-
jen aquel resultado .
b ) Sí 1a posibilidad de que un muerto estì vivo
no existe (de modo que su afirmaci¿n es falsa), con
mayor raz¿n serØ falsa 1a necesidad de que ello
acontezca .
C ) Si 1a necesidad de estudiar es falsa, saberlo
no indica nada sobre 1a posibilidad de estudiar: tal
vez pueda hacerlo si quiero y tal vez no pueda aun-
que 1a desee.
d ) Sí "es posible que llueva" es verdadero, na-
d1 puede inferirse sobre si es necesario que llueva :
1o ónico que sabemos es que no es necesario que
no llueva .
Se observarØ que en e1 diagrama las relaciones
de contrariedad, co ntradiccí¿n y subcontrariedad
estØn representadas mediante flechas de dos pun-

OPERADORES MODALES . MODALIDADES ALÓTICAS 1 17

tas, mientras que las flechas representativas de 1a


subalternaci¿n s¿lo indican hacia abajo . Esto sír-
ve para recordar que las tres primeras relaciones
son simìtricas : "Np" es contraría de "N-p" y "N-p"
es contraria de "Np"; "Np" es contradictoria de
"M-p" y viceversa, etcìtera . La subalternaci¿n, en
cambio, no es simìtrica : no es 1o mismo ser suba!-
ternante que subalterna, ya que 1o que puede de-
ducirse en un sentido de 1a flecha no puede ínfe-
rirse tambiìn en e1 opuesto.
VII

MODALIDADES DEñNTICAS

1. Operadores

Q uienes se encuentran de alguna manera víncu-


Iados a1 lenguaje del derecho, de 1a moral o, en ge-
neral, a1 lenguaje de las normas, manejan ciertas
nociones como las de obligaci¿n, permisi¿n y prohí-
bící¿n . Estas nociones tienen, curiosamente, un
comportamiento formal anØlogo a1 de los conceptos
alìtícos .
Así como podemos afirmar que :
1) "no es posible" equivale a "es imposible", y
2 ) "no es posible que no equivale a "es nece-
sarío", puede afirmarse tambiìn que
I') "no estØ permitido" equivale a "estØ prohi-
bido", y
2' ) "no estØ permitido que no" equivale a "es
obligatorio" .

120 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

Sí utilizamos e1 operador "P" para simbolizar 1a


permisi¿n podemos, pues, establecer 1a siguiente
analogía :
M ( posible ) P ( permitido )
-y1 ( imposible ) P ( prohibido
-M ( necesario ) -P- (obligatorio)
E1 descubrimiento de estas semejanzas permiti¿
a von Wright e1 estudio l¿gico formal de los con-
ceptos normativos, paralelo a1 de los conceptos a1ì-
tícos : surgi¿ así 1a l¿gica de¿ntica 25 , que incorpor¿
a1 anØlisis de las normas los conocimientos obteni-
dos y parte de los mìtodos utilizados por 1a l¿gica
de las modalidades alìtícas.
Sin embargo, e1 comportamiento de los opera-
dores de¿nticos no es idìntico a1 de los correspon-
dientes alìticos . Los operadores "M" y "N" nos
serví«n para calificar proposiciones que describían
estados de cosas. Vale 1a pena preguntarse quì ca-
lifican los operadores de¿nticos : cuØles son las "co-
sas" de las que decimos que son obligatorias, per-
mitidas o prohibidas . Hay una respuesta plausible :
son las conductas . De ellas predicamos 1a obliga-
toriedad, 1a permisi¿n o 1a prohibici¿n .
Así, a diferencia de los operadores alìtícos que
afectan a descripciones de estados de cosas en gene-

25 La expresi¿n "de¿ntica" fue tontada por von \\'right del


griego » ov, -ovtoĴ (el deber) .

MODALIDADES DEONTICAS 121

ral, los operadores de¿nticos son menos ambiciosos :


s¿lo afectan a descripciones de ciertos estados de
cosas : las conductas o acciones .
Luego, en 1a f¿rmula vacía "P. . .", e1 vacío ". . ."
habrØ de ilenarse con e1 nombre o 1a descripci¿n
de una acci¿n 2ĺ.
Supongamos ahora que "p" designa una acci¿n
cualquiera, tal como usar sombrero . La lectura de
nuestras f¿rmulas sería, entonces, 1a siguiente :

"Pp" equivale a : 1) "Permitido usar sombrero


" Pp" equivale a : 2) "Prohibido usar sombrero"
" P-p" equivale a : 3) "Obligatorio usar sombrero"

Las expresiones i , podrían considerarse


2 y 3
simplemente normas : una norma que permite, una
que prohibe y una tercera que declara obligatoria 1a
acci¿n de usar sombrero .
Sí así fuera, nuestro intento de formalizar un
cØlculo l¿gico de las expresiones de¿nticas empeza-
ría por una dificultad . Este cØlculo l¿gico nos in-
duce a asignar valores de verdad a nuestros enun-

26 Si bien es ìsta la manera mØs sencilla e intuitiva de leer


f¿rmulas tales como no es la ónica propuesta . Otra lectura
posible es la que interpreta "p" como la descripci¿n de un estado

de cosas cualquiera : podría decirse que cuando un acto estØ permi-


tido, lo que en definitiva se permite es el estado de cosas que re-
sulta tras el actuar del agente ; así "permitido cerrar la puerta ( Pp )
podría leerse como "permitido que la puerta estì cerrada", do dì ú 'lit

puerta cerrada serØ el estado de cosas que resultaría tras la acci¿n


de cerrar la puerta .
122 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

cíados; y ya sabemos que las normas, las directivas,


las prescripcíones, carecen de tales valores .
E1 escollo es salvable ; bastarØ que leamos las
f¿rmulas de otra manera :
"Pp" equivale a "existe una norma que permite
usar sombrero" .
"-Pp" equivale a "existe una norma que prohibe
usar sombrero" .
" P-p" éuivale a "existe una norma que obliga
a usar sombrero" .
Como 1a existencia de una norma es un hecho,
1a proposici¿n que 1o afirme serØ una proposici¿n
descriptiva, con su correspondiente valor de verdad .
" Pp" serØ una proposici¿n verdadera si existe una
norma que prohiba 1a acci¿n de usar sombrero, y
serØ falsa si tal norma no existe.
Esta lectura de nuestras f¿rmulas de¿nticas per-
mite analizarlas como proposiciones acerca de 1a
existencia de normas; tales enunciados se han Ila-
mado proposiciones érmativas, susceptibles de ser
verdaderas o falsas, por oposici¿n a las normas, en
las que e1 uso puramente prescríptívo del lenguaje
impide asignar tales valores .
Hasta ahora, nos hemos manejado con un solo
operador: "P". Sin embargo, habíamos hablado de
tres conceptos de¿nticos : permitido, prohibido y
obligatorio . Es hora de introducir, pues, los dos
operadores faltantes :



MODALIDADES DEñNTICAS 123

Usaremos "O" para referirnos a la obligaci¿n y


"Ph" para referirnos a la prohibici¿n 27
"op" serØ entonces leído, por ejemplo, como
"existe una norma que declara la obligatoriedad de
usar sombrero" o, mØs escuetamente, "es obligatorio
usar sombrero".
"Ph p" se leerØ, a su vez, como "existe una nor-
ma que prohibe usar sombrero" o "estØ prohibido
usar sombrero".

2. Interdelinibilidad

Estamos ya en condícíones de establecer las sí-


guientes equivalencias 28.
Pp -O-p -- -Ph p
-Pp - O-p Ph p
P-p -Op -Ph-p
-P-p op Ph-p

27 En la notaci¿n de la l¿gica de¿ntica tambiìn seguimos a


von Wright : los operadores "permitido" y "obligatorio" se simbolizan
mediante la letra con que empieza su nombre ( "P", "O") ; y el ope-
rador "prohibido" con una combinaci¿n de dos letras ( "Ph" ) , para que
no se confunda con "permitido" ("P") . Algunos autores representan
"prohibido" con una V mayóscula, tomada del alemØn "verboten" ( en
espaúol, "vedado") .
28 En materia de interdefinibilidad de operadores el propio von
Wright ha oscilado a travìs de sus distintas obras . En algunos C~~sos
considera a los tres operadores como interdefinibles ; en otros s¿lo
interdefine ` IO" con "Ph", sin hacer lo mismo con "P" . En este
punto hemos elegido el sistema que interdefine los tres operadores,
por considerarlo mØs intuitivo y por lo tanto mØs comprensible en el
nivel introductorio .
124 LñGICA, PROPOSICIñN Y NORMA

Los operadores "O" y "Ph" pueden ser definidos


mediante e1 operador "P" y 1a negaci¿n "=", o, 10
que es 1o mismo, los conceptos de obligatoriedad y
de prohibíci¿n pueden definirse en tìrminos de per-
mísi¿n con 1a ayuda de 1a negaci¿n . Si es obliga-
tono usar sombrero, serØ cierto que no estØ penni-
tido no usarlo ; y sí usar sombrero estØ prohibido,
usarlo no estØ permitido .
VIII

LEYES DEñNTICAS

1 . Importemos tautologías

Así como existen leyes ( tautologías ) en e1 cam-


po de 1a l¿gica proposicional, de 1a misma manera
pueden establecerse tautologías de¿nticas en e1 do-
minio del razonamiento normativo .
Cabe advertir, ante todo, que 1a l¿gica de¿ntica
no reemplaza a 1a proposicional, sino que 1a incluye .
Por esto todas las tautologías proposicionales cons-
tituyen tambiìn tautologías de¿nticas, mediante e1
solo requísít¿ de sustituir las variables que en ellas
aparecen ( "p", "q", etc. ) por f¿rmulas bien for-
madas del lenguaje normativo ( "Pp", "Oq", etcì-
tera) . La ley del tercero excluido, por ejemplo,
dice que o bien es verdadera una proposici¿n, o bien
es verdadera su negaci¿n (llueve o no llueve ) . Co-
mo se recordarØ, ella puede simbolizarse así : p v -p .
Sí sustituimos "p" por "Pp", obtenemos una formu-
1 26 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

laci¿n de¿ntica del mismo principio : Pp y -Pp 29 ¡


La nueva f¿rmula seúala que una acci¿n estØ per-
mítída, o bien no 1o estØ : o se puée estacionar en
las avenidas o no se puede, pero no existe una ter-
cera alternatíva . Tambiìn puede elegirse algón
otro operador : Ph p v -Ph p ( matar estØ prohibido
o no 1o estØ ) .
E1 del tercero excluido es s¿lo un caso : 1a susti-
tuci¿n puede hacerse en todas las leyes de 1a l¿gica
proposicional, y en cada caso 1a variable puede re-
emplazarse por una f¿rmula de¿ntica simple (Pp,
op ) o compleja, como ( Op . Pq ) ~ ( Pr v Oq ) .
Segón puede observarse, e1 mìtodo para "ím-
portar" tautologías proposicionales a 1a l¿gica de¿n-
tica no es otro que nuestra vieja conocida, 1a regla
de sustituci¿n 30. Hemos de recordar, empero, que
1a regla de sustituci¿n contiene un caso especial pri-
vilegiado : e1 intercambio . Esto ocurre tambiìn en
e1 paso de 1a l¿gica proposicional a 1a de¿ntica :
cualquier componente proposicional de una f¿rmula
de¿ntica puede intercambiarse por un equivalente,
sin alterar e1 valor de 1a formula inicial . Así, "Op"
equivale a "O - -p", ya que "p" equivale a "- -p"
por 1a ley de 1a doble negaci¿n.
Ahora bien, existe asimismo un repertorio de
tautologías que s¿lo pertenecen a 1a l¿gica de¿ntica
29 Conviene recalcar
aquí que, al sustituir "p" por "Pp", de
"-p" se obtiene "-Pp", y de ninguna manera "P-p" : la negaci¿n
debe ocupar el mismo lugar que tenía en la f¿rmula originaria .
30 Ver capítulo V.


LEYES DEñNTICAS 127

y que no son, por así decirlo, importadas de la 1¿-


gica proposicional . A ellas dedicaremos ahora
nuestra atenci¿n, ya que las anteriores se presumen
suficientemente conocidas.

2. El cuadro de oposici¿n de¿ntíco

A1 estudiar las modalidades alìtícas hemos exa-


minado algunas relaciones existentes entre ellas, y
establecimos e1 cuadro de oposici¿n que las repre-
sentaba. La l¿gica normatíva tambiìn cuenta con
un cuadro similar, en e1 que se indican grØficamente
algunas de las relaciones entre modalízadores de¿n-
ticos .

O CONTRARIEDAD
pu. ¡ Ph p

La línea horizontal superior representa 1a ley


de contrariedad, que vincula como contrarios a
"op" y a "Ph p" ; 1a horizontal inferior simboliza
1a ley de subcontrariedad ( "Pp" y "P-p" son sub-

13 0 LñGICA, PROPOSICIñN Y NORÍ1A

mítído omitirla ( P-p ) . Sin excluir, por supuesto,


1a posibilidad de que tanto 1a acci¿n como su orni-
Si¿n estìn igualmente permitidas .

4. Contrariedad

Tenemos, pues, nuestro asíoma :


I) Pp v P p
Como sabemos, 1a disyunci¿n es conmutativa :
1a ley de conmutatividad de 1a l¿gica proposicional
permite variar e1 orden de los disyuntos sin modífí-
car e1 valor de 1a disyunci¿n: ( p v q ) ( q v p ) .
Esto nos lleva a :
2) P p v Pp
La ley de De Morgan permite convertir una dis-
yunci¿n en conjunci¿n mediante e1 uso de negacio-
nes : (p v q ) - (-p . -q) . Por este medio ob-
tenemos :
3) -(-P p -Pp)
Pero, por interdefinibilidad de operadores de¿n-
ticos, -P-p =- Op, y -Pp = Ph p . Así :
4) -(é Ph p)
Hemos obtenido -como teorema 1a ley de
contrariedad de¿ntica, que afirma que un mismo
acto no puede ser a 1a vez obligatorio y prohibido .

LEYES DEONTICAS 131

5 . Subalternaci¿n

Volvamos ahora a nuestro axioma :


l) Pp v P-p
Como en e1 caso anterior, conmutamos :
2) P-p v Pp
Ahora bien, 1a ley de definici¿n del condicional
indica que 1a disyunci¿n equivale a1 condicional con
e1 antecedenfie negado : (p v q ) _- (-p D q) . Así :
3) -P-p D Pp
Finalmente, por interdefinibilidad de operado-
res, obtenemos :
4) OP D
pP
que es una de las leyes de subalternaci¿n de¿ntica :
1o que es obligatorio estØ permitido (por ejemplo,
si me obligan a pagar las deudas, me estarØ p&mi-
tido pagarlas) .
De modo parecido puedì demostrarse como teo-
rema 1a otra ley de subalternaci¿n :
1) Pp v P-p
Sin usar 1a conmutaci¿n, transformamos 1a f¿r-
mula en un condicional :
2) -Pp D P-p

13 2 LOGICA, PROPOSICIñN Y NORMA

y por interdefinibilidad, llegamos a:


3) Ph p DP-p

que índica que sí algo estØ prohibido, entonces es-


tØ permitido omitirlo (por ejemplo, sí fumar estØ
prohibido, no fumar estØ permitido ) .

6. Contradicci¿n

Veamos ahora las leyes que nos faltan para com-


pletar e1 cuadro de oposici¿n. Por interdefinibili-
dad de operadores sabemos que :
1) Op Œ- -P-p
y tambiìn recordamos que una tautología proposí-
cíonal (1a definici¿n del bicondicional) índica que
(p =- q ) D (p :D q) . De este modo,
2) op D -P--p

Pero otra ley proposicional (1a definici¿n del con-


dicíonal) muestra que un condicional puede transfor-
marse en conjunci¿n : (p ~ q ) _- -(p . -q) . De
aquí se sigue :
3) -( Op - - P-p
La doble negaci¿n se suprime. Por 1o tanto,
4) (Op P-p)
que es una de las leyes de contradicci¿n de¿ntica.
Del mismo modo puede demostrarse 1a oóa ley de
contradicci¿n :

LEYES DEONTICAS 133

1) Ph p -Pp por interdefinibilidad de ope-


radores
2) Ph p D -Pp por definici¿n del bicondicio-
nal
3 ) -( Ph p . - -Pp ) por definici¿n del condi-
cional
4 ) -(Ph p Pp ) por doble negaci¿n,
con 1o que hemos obtenido 1a ley que buscØbamos .
Las leyes de contradicci¿n, pues, enuncian que
una acci¿n no puede ser obligatoria cuando se per-
mite su omisi¿n, y que tampoco puede estar a 1a
vez prohibida y permitida : sí es obligatorio pagar
las deudas, no puede estar permitido no pagarlas;
y sí estØ prohibido fumar no puede estar a 1a vez
permitido hacerlo .
La formulaci¿n de las leyes de contradicci¿n :
-(op P-p
-(Ph p Pp)
se parece mucho a 1a de 1a ley de contrariedad :
-(Op Ph p)
Esto puede suscitar alguna perplejidad, ya que 1a
contrariedad y 1a contradicci¿n se diferencian pre-
cisamente en un punto que no aparece en esas f¿r-
mulasdos proposiciones contrarías pueden ser am
bas falsas, en tanto de dos contradictorias una y s¿lo
una ha de ser verdadera . Pero es preciso aplicar
aquí 1o que dijimos en e1 capítulo V a1 tratar sabre
/
1 34 LOGICA, PRJPOSICION Y NORMA

1a contradicci¿n . Una formulaci¿n completa de 1a


relaci¿n de contradicci¿n :

Op ~ P-p
Ph p ~ Pp

incluiría tambiìn 1a versi¿n de¿ntica de 1a ley pro-


posicional del tercero excluido :

Op V P-p
PhpvPp

con 1o que formularíamos dos leyes combinadas en


lugar de una.

7. El operador "Fт

Conviene aquí retomar una idea que hemos men-


cíonado a1 justificar extrasístemØtícamente 1a ley de
subcontrariedad : 1a de los actos facultativos .
Cuando en e1 lenguaje corriente hablamos de
una conducta permitida, damos a esta palabra un
significado mØs fuerte que e1 que 1e atribuye e1
lenguaje de 1a l¿gica de¿ntica : generalmente que-
remos decir que estØ permitido tanto cumplir 1a ac-
ci¿n como omitirla. En e1 uso comón ( y aun en
e1 de los abogados ) ; "permitido contraer matrimo-
fl10 significa que uno puede casarse sí 1o desea,
pero que tambiìn -sí tal es su decisi¿n- 1e estØ
permitido observar una conducta mØs prudente . En
nuestro sistema, las acciones que estØn "permitidas"
LEYES DEONTICAS 135

en ese sentido bidireccional de 1a permisi¿n se 11a-


marØn facultativas. Pero hay que aclarar que,
cuando decimos de una acci¿n que estØ permitida
(Pp), s¿lo queremos afirmar que estØ permitido cum-
puna, sin abrir juicio sobre su omisi¿n : si 1a omí-
si¿n estØ tambiìn permitida, 1a conducta serØ facul-
tativasí 1a omisi¿n estØ prohibida, 1a acci¿n resul-
tarØ, en definitiva, obligatoria .
Estas precisiones nos permiten introducir e1 ope-
rador "F", que algunos autores utilizan para las ac-
cíones facultativas. Su definici¿n puede simboli-
zarse asi
FP (Pp .Pp)
Es decir que una acci¿n es facultativa si (y s¿lo sí)
estØ permitido cumplirla y tambiìn estØ permitido
omitirla.
De los cuatro operadores de¿nticos que hemos
estudiado, ìste es e1 ónico cuya interdefinibilidad
es compleja : puede definirse en tìrminos de per-
misi¿n ( como 1o hemos hecho ) ; pero para eso no
puede usarse una f¿rmula simple ( at¿mica ) , sino
una conjunci¿n de dos f¿rmulas ( f¿rmula compues-
ta o molecular) . Tambiìn podríamos definir è1
operador "F" en tìrminos de obligaci¿n :
Fp ( Op . -O-p)
O bien en tìrminos de prohibici¿n :
Fp ( Th p -Ph-p )
136 LOGICA, FROPOSICION Y NORMA

Pero ninguno de los restantes operadores puede


definirse por F sin e1 auxilio de algón otro . Esto
ocurre porque "Fp" dice algo de p y algo de -p,
en condiciones tales que e1 carØcter de¿ntico de 1a
acci¿n no se deduce l¿gicamente del de 1a omisi¿n,
ni viceversa ( a1 contrario de 1o que ocurría, por
ejemplo, con "Op", donde 1a prohibici¿n de -p se
deduce de 1a obligatoriedad de p ) .

8. Calificaci¿n normativa d e las conductas complejas

Hemos analizado hasta ahora f¿rmulas de¿nti-


cas tales como "Pp", "O-q", "-Ph p", etc ., en las
que 1o afectado por e1 operador es 1a descripci¿n de
una conducta, simbolizada mediante una f¿rmula
at¿mica o, a 1o sumo, mediante 1a negaci¿n de una
f¿rmula at¿mica .
En e1 lenguaje normativo, no obstante, 1a per-
mísí¿n, 1a obligaci¿n y 1a prohibici¿n pueden cali-
fícar conductas complejas : por ejemplo, es obliga-
tono cumplir los contratos o indemnizar los daúos
provocados por e1 incumplimiento; estØ prohibido
tener hijos y no alimentarlos ; nos estØ permitido se-
guír o no seguir una carrera universitaria .
Nuestras f¿rmulas de¿nticas deberØn dar cuen-
ta de tales situaciones, no reflejadas en las f¿rmulas
con las que, hasta ahora, nos hemos manejado .
Convendremos en que expresiones tales como
"P(p v q) " (esto es : estØ permitida 1a conducta p
o 1a conducta q ) ; "-O ( p ~ q )" ( no es obligatorio
LEYES DEñNTICAS 137

que sí se realiza 1a conducta p se realice 1a conducta


q ) ; "Ph (-p q ) " ( estØ prohibido omitir p y rea-
lizar q ) , etc., serØn tambiìn f¿rmulas bien forma-
das de 1a l¿gica de¿ntica .
Por cierto que las leyes de¿nticas enumeradas
en los apartados anteriores tambiìn serØn vØlidas
para las nuevas f¿rmulas introducidas .
E1 principio de subcontrariedad ( Pp v P-p )
podrØ tambiìn enunciarse -por ejemplo= como :
P(p q) v P-(P q)
E1 de subalternaci¿n (Op ~ Pp), como :
o(p Pip . q)
¡ q) D

E1 de contradicci¿n, -(Op P-p), como :


-[O(p . q) . P-(p . q)]
AdemØs, existen ciertas tautologías específicas
de las f¿rmulas que contienen descripciones mole-
culares de conductas .
Como sabemos ya que las f¿rmulas modales no
son extensionales, observaremos que 1a verdad de 1a
afirmaci¿n de que una c¿nducta estØ permitida, es
obligatoria o estØ prohibida no depende en absolu-
to de 1a realizaci¿n u omisi¿n de 1a conducta así
calificada . Las f¿rmulas de¿nticas no se refieren a1
real comportamiento, sino a 1a cnlifícaci¿n norma-
tiva de las conductas, con independencia de que en
los hechos ìstas se realicen o no. Así, 1a verdad
3e 1a afirmaci¿n "P ( p v q ) " no depende de 1a ver-
lad de "p v q" ; corno vìremos mØs tarde, 1a exis-

138 LñGICA, PROPOSICIñN Y NORMA

tencia de ciertas normas no permite inferir l¿gica-


mente nada acerca del comportamiento real de los
individuos a quienes tales normas estØn dirigidas .
Otras son las inferencias que 1a l¿gica de¿ntica
nos permite. De 1a verdad de 1a afirmaci¿n de que
una determinada conducta estØ permitida ( o es obli-
gatoria, o ha sido prohibida), puede deducirse, a1
menos en ciertos casos, que otra u otras conductas
han sido permitidas ( u obligadas o prohibidas ) .
E1 hecho de que 1a calificaci¿n de¿ntica de ciertas
conductas dependa l¿gicamente de 1a calificaci¿n
de¿ntica de otras nos permitirØ establecer ínferen-
cias, que serØn tautologías del sistema. A ellas he-
mos de referirnos .

9. Principio de distribuci¿n de la permisi¿n

Decir que estØ permitido un acto determinado


u otro es 1o mismo que afirmar que estØ permitido
uno o estØ permitido e1 otro . Sí estØ permitido to-
mar cafì o tì, puedo inferir que estØ permitido to-
mar cafì o estØ permitido tomar tì, y viceversa .
La permisi¿n de una disyunci¿n de conductas es
equivalente a 1a disyunci¿n de 1a permisi¿n de ca-
da una de ellas. Es, pues, vØlida 1a siguiente equí-
valencía:
P(p y q) - (Pp y Pq)
Llamaremos a esta f¿rmula principio de distri-
buτin dì la permisi¿n; serØ adoma de nuesóo sis-

LEYES DEпNTÍCAS 139

tema y puede ser enunciada de 1a siguiente mane-


ra : 1a disyunci¿n de dos actos estØ permitida si y
s¿lo si por 1o menos uno de los actos en disyunci¿n
es permitido .

lo. Teorema de distribuci¿n de la obligaci¿n

Afirmar que es obligatorio pagar e1 alquiler y


restituir e1 inmueble enn tìrmino equivale a afír-
mar que hay obligaci¿n dŒ pagar e1 alquiler y hay
obligaci¿n de restituir e1 inmueble en tìrmino.
Puede formularse como :
dip q) íîp . Oq)
Esta ley ya no es un axioma sino un teorema de
nuestro cØlculo, porque puede deducirse de princi-
pios ya introducidos . Para hacerlo, partiremos de
1a siguiente equivalencia :
1) îíP . q) - -P-(p q)
La validez de esta f¿rmula surge de 1a interdefini-
bilidad de operadores . Por 1a 1ey de De Morgan,
aplicada a1 segundo termino de 1a equivalencia en
virtud de 1a regla de intercambio, obtenemos :
2) O(p q) -P(--p v -q)
Aplicando a1 segundo tìrmino de 1a equivalencia el
principio de distribuci¿n de 1a permisi¿n, obtener
:
mos
3) O(p q) -(P P y P-q)

140 LOGICA, FROFOSICION Y NORMA

Usaremos nuevamente 1a ley de De Morgan; síem-


pre en e1 segundo tìrmino de 1a equivalencia, para
llegar a:
4) O(p q) (-P--p P-q)
Ahora bien ; por interdefinibilidad de operadores,
"-P-" equivale a "O", de donde resulta que :
5) o(p 9) - (OP O4)
Queda, pues, demostrado e1 carØcter tautol¿gico de
1a ley introducida, que podemos enunciar de 1a sí-
guíente manera : 1a conjunci¿n de dos actos es obli-
gatoria si y s¿lo si cada uno de ellos es obligatorio .

11 . Teorema de la obligaci¿n alternativa

Sí es obligatorio realizar un acto o es obligatorio


realizar otro, entonces serØ obligatorio realizar e1
uno o e1 otro. La inversa, en cambio, no es vØlida .
Sí existe 1a obligaci¿n de usar guardapolvo 0 1a
obligaci¿n de usar uniforme, podemos inferir 1Ø
obligaci¿n de usar uniforme o guardapolvo ; en cam-
bio, sí recibimos una mercadería a prueba tendre-
mos obligaci¿n de pagarla o devolverla ( como a1-
ternatíva), pero no existen ní 1a obligaci¿n de pa-
gar ní 1a de devolver 1a mercadería, cada una en
forma independiente Y específica . La ley puede
formularse como :
(op v Oq) : O(p V
9)

LEYES DEñNTICAS 141

Para probar su validez, partiremos de 1a ley de


adici¿n de contradicci¿n : p =- [p v ( q -q)] .
Eu víriud de esta ley y por sustituci¿n de¿ntica,
resulta vØlido afirmar que:
I) Op =- O[p v (q -q)]
Distribuiremos 1a disyunci¿n que aparece en e1 se-
gundo tìrmino de 1a equivalencia, para obtener:
2) Op = O[(p v q) . (p v -q)]
Por distribuci¿n del operador "O", llegamos a :
3) Op - [O(p v q) . O(p v -q)]
De donde, a travìs de 1a ley proposicional de ím-
plicací¿n de los conjuntos : [p ~ (q , r) ] ~ (p ~ q),
obtenemos :
4) OpDO(pvq)
Podemos seguir los mismos pasos, reemplazando en
todas las formulas utilizadas "p" por "q" y "q" por
"p", de 1a siguiente manera :
l') Oq Œ- O[q v (p -p)]
2') Oq--O[(gvp) .(qv-p)]
3') Oq = [O(q v p) . O (q v -p)]
5) Oq DO (q v p)
De 4 y 5 obtenemos :
6) (Op v Oq) ~ O (p v q)
14 2 LOGICA, PROPOSICION Y NORMA

Esta era 1a ley introducida, que podríamos enun-


cíar de 1a siguiente manera : si es obligatoria 1a rea-
lizaci¿n de un acto o es obligatoria 1a realizaci¿n
de otro, entonces es obligatorio realizar e1 uno o el
otro.

12 . Teorema de la permisi¿n conjunta

Sí estØ permítído realizar dos actos conjunta-


mente, cada uno de ellos estarØ tambiìn permiti-
do. Sí se me permite asistir a ciase y presentarme
a examen, puedo inferir que tanto e1 asistir a clase
como e1 presentarme a examen me estØn permiti-
dos . Sin embargo, no resulta a 1a inversa : puede
darse e1 caso de actos individualmente permitidos
cuya realizaci¿n conjunta estì vedada . Por ejem-
p1o, asistir a clase estØ permitido y tambiìn 1o estØ
jugar a1 truco; pero 1a conjunci¿n de ambas accío-
nes no estØ permitida .
En otras palabras, "Pp . Pq" no es equivalente a
"P ( p q ) " : sí bien no es inferencia vØlida que
( Pp . Pq ) D P ( p . q ) , sí es vØlido, en cambio, que
P(p . q) :D (Pp . Pq) .
Para demostrarlo, partiremos de 1a ley ante-
nor ( obligaci¿n alternatíva ) , sustituyendo las va-
riables por sus negaciones. Esto no altera e1 valor
de 1a tautología, puesto que sí 1a ley vale para las
acciones valdrØ tambiìn para las omisiones. Así
llegamos a :
1) (O-pvO-q)DO(-pv---q)

LEYES DEON TICAS 143

Reemplazando e1 operador "O" por su equivalente en


tìrminos de permisi¿n, tendremos :
2 ) (-Pp v Pq ) ~ -P-(-p v q )

Apliquemos ahora 1a ley de De M organ en e1 an-


tecedente :

3) -(Pp Pq) D -P-(-p v -q)


Y luego a1 consecuente :

4) -(Pp Pq) D
P(p q)
Por transposici¿n, obtendremos :

5) P(p q) D (Pp Pq)


Hemos llegado así a 1a ley que queríamos demos-
trar . Podemos enunciarla como : si 1a conjunci¿n
de dos actos estØ permitida, eaé uno de ellos tam-
biìn estarØ permitido œœ

13 . Teorema de la permisi¿n mínima

Sí existe 1a obligaci¿n de realizar una u otra


conducta, no puede darse e1 caso de que ambas
conductas estìn prohibidas . Si tengo 1a obligaci¿n
de cumplir e1 contrato o indemnizar, no pueden
prohibírseme, simultØneamente, e1 cumplimiento y

33 Los autores agradecen a1 estudiante juan Josì Lagorío la dc-


rnostraci¿n que aquí se incluye, mØs breve y sencilla que la original.

Ié LñGICA, PR7POSICIñN Y NORMA

1a indemnizaci¿n . Podemos formular esta ley de


1a siguiente manera :
[O(p v q) . (-Pp -Pq)]
Para demostrarlo, partiremos del principio de sub-
alternaci¿n, en 1a siguiente formulaci¿n :
1) O(pvq)DP(pvq)
Por e1 principio de distribuci¿n de 1a permisi¿n,
aplicado a1 consecuente, obtenemos :
2) O(pvq)D (Pp vPq)
Por definici¿n del condicional, podemos transfor-
marlo en 1a siguiente conjunci¿n :
3) -[O(p v q) . -(Pp v Pq)]
Apliquemos 1a ley de De Morgan a1 segundo con-
junto :
4) -[O(p v q) . ( Pp -P4)]
Esta es 1a ley que queríamos demostrar, y puede
ser enunciada como : es l¿gicamente iémisíble es-
tar obligado a elegir entre dos alternatívns prohi-
bidas.

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