La didáctica de las lenguas, como campo de intervención y producción de conocimientos sobre el

aprendizaje y la enseñanza de lenguas, existe de hecho desde hace siglos (véase Germain, 1993;
Besse, 2000; Schneuwly, 1990). Pero es sólo en un período reciente, en lo que se refiere a la historia,
y de una manera geográfica relativamente limitada, que se ha constituido como un sector
disciplinario que reivindica una autonomía relativa, a través de una reflexión sobre los grandes
problemáticas que contribuyen a definirla y sobre los objetivos que persigue, con vistas a una
teorización de su campo.