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Daniel Ransanz Moreno.


15 de noviembre de 1979, Reus.

Técnico de gran ingeniería civil,


apasionado por la literatura, la
música, el arte,—más de 70 ví-
deos de su autoría publicados en
el canal Dani Dacoria—la Ciencia
y las paraciencias. Estrechamente
vinculado al fenómeno OVNI, co-
labora en diferentes canales de
comunicación escrita y audiovi-
sual. Ha divulgado la existencia de
objetos no identificados oficial-
mente, en especial los que hacen
referencia a la biología que habita
en capas muy altas de la atmósfe-
ra terrestre y el espacio sideral.
Un año después de publicar su
primer libro Puzzle, Descubriendo
el Nuevo Mundo, Dani regresa con
un absorbente ensayo sobre los
OVNIs biológicos. Culmina cinco
años de investigación sobre una
experiencia personal, que derivó
en el estudio de lo que ha llamado
“biología espacial atmosférica” y
lo celebra publicando este libro
con 100 imágenes a todo color.

1
2
BIOSFÉRICA
Biología espacial atmosférica

Daniel Ransanz

Prólogo de Javier Resines

3
Copyright
© del texto: Daniel Ransanz 2016.
© de las imágenes: sus respectivos autores.

Se permite la reproducción total o parcial de este libro, así como su


incorporación a blogs, páginas web, ficheros informáticos o cualquier
medio de difusión, sin necesidad de permiso previo del autor. Esta
obra pertenece a la humanidad y queda terminantemente prohibida
toda actividad de lucro a través de cualquier medio, sea cual fuere.
Libre difusión y descarga.

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Índice
 Agradecimientos......................................................... 7
 Prólogo ................................................................. 8
 Unas palabras del autor .......................................... 13

 Capítulo 1 Génesis ................................................... 14


 Capítulo 2 Husos y Esferas. ..................................... 31
 Capítulo 3 Las increíbles Medusas del Espacio. ...... 50
 Capítulo 4 Jalea de Estrellas. ................................... 68
 Capítulo 5 Oscuridad Celeste .................................. 82
 Capítulo 6 Naturaleza Universal.............................. 94
 Capítulo 7 Luminarias vivas .................................. 108

 Bibliografía …………………………………………… 136


 Enlaces de interés sobre la Biosférica ………. 137

5
Agradecimientos
A Laura, mi esposa. Una y mil veces gracias: por tu paciencia, amor
y respeto. Por nuestras largas noches frente al ordenador. Por tu
inteligencia que me orienta como brújula en el desierto. Gracias por
Ser, pero sobre todo por permitir que me refleje en ti, mi espejo
femenino. Por tu admiración incondicional, equivalente a la que
siento por ti. Compañera de camino y mil aventuras que hemos vi-
vido juntos. Y las que nos esperan…
A Javier Resines, criptozoólogo, clásico investigador licenciado en
periodismo, autor y colaborador habitual en medios de comunica-
ción. Desde el principio se ha convertido en amigo y confidente de
lo insólito, apoyando la teoría Biosférica y divulgando su existencia.
Es un honor compartir el sendero de la búsqueda con un caminante
de este calado. Gracias Javier.
Quiero dar las gracias a toda mi familia, pero en especial a mi ma-
dre, Rosa, que siempre ha estado a mi lado como ángel de la guarda.
He leído cientos de libros, pero jamás un autor me fascinó como
Charles Fort. Se podría decir con acierto que fue pionero en el estu-
dio de los objetos voladores no identificados; cosa nada fácil a prin-
cipios del siglo XX. Su erudición científica era abrumadora, la ca-
suística que manejaba sobre fenómenos extraños, fruto de rastrear
miles de publicaciones científicas, impresionante; sobre todo si
consideramos que en su época no existía internet ni informática.
Fue destacable su intelecto y sentido crítico para cuestionar los ar-
gumentos esgrimidos por los científicos ante aquellos enigmas. Los
amantes de las paraciencias le debemos sentido honor al maestro
de maestros.
Andreas Faber-Kaiser ha sido un faro en mi camino, no tuve el ho-
nor de conocerle más que a través del papel, pero cuando lees la
práctica totalidad de la obra de un autor tan apasionado y honesto
llegas a conocerlo bastante. A veces fantaseo con que me inspira
desde un jardín de estrellas, conmovido por este necio con ganas de
aprender lo que él conocía. Había pasado un año desde que viví un
suceso asombroso y un libro suyo en coautoría con Vignati llegó a
mis manos. Lo compré instintivamente por encargo, sin saber por
qué. En aquel libro estaba la respuesta a aquel suceso, la visión de
dos criaturas impresionantes, causa y génesis de este libro.
Gracias a los pioneros teóricos, valientes y sabios, que con su cali-
dad, constancia y perseverancia, definieron las bases de una teoría
revolucionaria que me ayudó a comprender mi experiencia.

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Prólogo
Biología Espacial Atmosférica. Biosférica. Quédate, amigo lector,
con este nuevo término. En un futuro muy próximo se hablará de
él… y mucho. Y como no podría ser de otra manera, todos los estu-
diosos de este fenómeno tendrán que tomar como referencia el li-
bro que tienes entre tus manos.

Cuando Daniel Ransanz contactó conmigo para escribir el prólogo


de su nueva obra me sentí doblemente halagado. Por un lado, por
haber pensado en mí para ello suponiendo (seguro que errónea-
mente) que puedo aportar algo de valor a su estudio. Se me ocurren
muchos otros nombres más apropiados y con mayor conocimiento
del que yo tengo para realizar esta labor. Pero, la suerte estaba
echada…

Y por otro, por la confianza depositada en mi persona en cuanto a


hacerme partícipe de sus vivencias, de sus ideas, de sus anhelos, los
cuales escucho, recojo y transmito con respeto y, en muchas oca-
siones, en coincidencia de opinión.

La Biología Espacial Atmosférica forma parte (aunque muchos no lo


sepan aún) de nuestra Naturaleza. Así de simple. Que no esté reco-
gida en sesudos estudios universitarios o que los escolares no reci-
ten de memoria las especies más importantes que la forman no
quiere decir que no exista.

Lo hemos visto ya en demasiadas ocasiones a lo largo de la Historia.


En un momento de la misma, la Tierra era el centro del Universo,
algo que se demostró como falso con el paso del tiempo. Durante
siglos, se ha venido creyendo a pies juntillas que la vida animal fue
creada por el antojo de un ente superior (llamémosle Dios, por
ejemplo) hasta que Darwin corrigió el error. Más allá de Finisterre
sólo existían abismos insondables repletos de monstruos y, como
su propio nombre indica, la Tierra acababa… aunque sabemos des-
de hace siglos que nuestro planeta es redondo y no se termina don-
de suponían nuestros antepasados.

Teorías o creencias que dimos por reales (y por cuyo motivo mu-
chos pagaron un alto precio) fueron sustituidas por otras más ajus-
tadas, más acorde con los nuevos tiempos, más ligadas al mundo
que poco a poco se iba descubriendo gracias a los avances científi-
cos. Sólo tuvo que darse una circunstancia para que se produjera
ese salto de calidad: que una persona, con amplitud de miras y car-

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gada de pruebas bajo el brazo, fuera valiente y dijera: “Señores, se
equivocan”.

Esa circunstancia se da aquí y ahora. La persona la encontramos en


el propio autor, en Daniel Ransanz, creador de este ensayo llamado
a despertar a la verdad que nos rodea a muchos lectores. Las prue-
bas, las aporta por decenas en las páginas del libro que estás a pun-
to de empezar a descubrir. Y el “Señores, se equivocan” veremos
que se convierte en muchas y metafóricas bofetadas de realidad
que iremos recibiendo según avancemos en el estudio de Biosféri-
ca.

Daniel no es un autor novel. En realidad, estamos ante su segunda


obra. En las páginas de su primer libro, titulado “Puzzle” (Círculo
Rojo, 2014) ya podemos entresacar el germen de su teoría biológi-
ca espacial, completamente desarrollada en Biosférica.

Puzzle es algo así como el pistoletazo de salida para dar a conocer


todo un torrente de fenómenos —aparentemente inconexos pero
fuertemente ligados entre sí— de los que las medusas espaciales
(uno de los nombres utilizados para referirse a estas especies des-
conocidas hasta ahora) forman parte. No es imprescindible leerlo
primero para comprender la teoría defendida por Ransanz, pero sí
es altamente recomendable que —en cuanto acabes de leer este
ensayo— te hagas con un ejemplar para que la visión que tienes de
nuestro mundo comience a tambalearse definitivamente.

Comentaba unos párrafos atrás que Biosférica forma parte de nues-


tra Naturaleza. Por el momento, de esa parte de nuestro mundo que
no ha alcanzado el status suficiente como para pertenecer a la ofi-
cialidad. De algún modo, su situación me hace pensar en la gran
cantidad de casos que la Criptozoología estudia acerca de animales
considerados imposibles por la Ciencia pero que, en opinión de
muchos, existen y son vistos en casi todos los rincones de nuestro
planeta.

La Criptozoología, cuyo estudio moderno fue dinamizado por el


zoólogo belga Bernard Heuvelmans, trata de dar a conocer aquellos
animales que no han alcanzado el status de realidad por parte de la
Comunidad científica. Heuvelmans opinaba que a esta nueva disci-
plina podemos acercarnos desde distintas perspectivas y ramas del
estudio: la antropología, el folklore, la biología; todos los datos y
opiniones recogidos pueden ser válidos para arrojar luz sobre este
fenómeno tan singular.

9
Los seres que estudia la Criptozoología tienen, además, un valor
añadido: son fantásticos, impensables, en ocasiones rodeados de un
halo de misterio… Animales que se encuentran en lo más profundo
de los mares, en las selvas más intrincadas del planeta y, por su-
puesto, en las capas altas de la atmósfera, un desconocido e inmen-
so territorio aún por explorar, no lo olvidemos.

Biosférica nos ofrece una visión criptozoológica del fenómeno


OVNI, entendiendo estas siglas del modo más literal posible. Es de-
cir, como objetos (biológicos, en este caso) desconocidos, que se
desplazan por el cielo (dotados aparentemente de cierta inteligen-
cia) y que viven en nuestra atmósfera y más allá.

En los próximos capítulos veremos cómo desfilan ante nuestros


ojos multitud de seres vivos ignorados hasta ahora pero que for-
man parte de nuestro entorno y que tienen, también, un importan-
tísimo valor añadido: pueden ofrecer una razonable explicación a
buena parte del fenómeno ufológico.

Evidentemente, la teoría biosférica no pretende esclarecer los miles


de avistamientos de objetos mecánicos que se han dado a lo largo
de la historia del fenómeno. Tampoco aquellos en los que han sido
vistos, pongamos por caso, posibles tripulantes de los mismos. Pa-
ra dar con la clave que hay detrás de ese fascinante asunto están los
ufólogos, desde luego. En Biosférica no vamos a encontrar civiliza-
ciones superavanzadas, ni grises que conspiran contra la raza hu-
mana. Ni tan siquiera inofensivos científicos ultragalácticos que nos
visitan como si fueran Félix Rodríguez de la Fuente estudiando al
lobo ibérico.

Aquí se habla de biología pura y dura. Extraña, acientífica a veces,


sobrecogedora, sí… pero biología al fin y al cabo. Seres vivos, dota-
dos probablemente de cierta inteligencia que comparten nuestro
hábitat y a los que desconocemos por completo.

Ransanz trata de reducir esta falta de datos recopilando una impor-


tante cantidad de testimonios directos que pueden servir de apoyo
a los descubrimientos que tímidamente va realizando la comunidad
científica. Al hilo de esto, el autor hace una genial reflexión en las
páginas del libro al opinar que “…la metodología científica ofrece
soluciones “razonables” y dicho sea de paso, simplistas. Además, si un
científico discrepa y se atreve a incluir a un excluido, queda inmedia-
tamente excluido con él.”

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Tal vez con la publicación de este ensayo, algunos biólogos, astró-
nomos, gente de Ciencia en general, pierdan el temor a ver un poco
más allá de la rigidez establecida por las Academias.

Lo cierto es que los animales atmosféricos nos han acompañado


desde hace décadas, tanto en forma de crónicas apegadas a la reali-
dad, fruto de encuentros con lo desconocido, como formando parte
de nuestra mejor literatura de ciencia ficción. Una de sus primeras
apariciones en este género podemos encontrarla en un divertido
relato de Artur Conan Doyle —titulado “El horror de las alturas”—
que el escritor inglés publicó allá por 1913.

En él imagina la existencia de “selvas” llenas de vida en nuestra at-


mósfera, pobladas por medusas ingrávidas y frágiles de diferentes
tamaños, serpientes vaporosas de nueve metros de largo o enor-
mes y hostiles manchas gelatinosas purpúreas capaces de acabar
con la vida de un hombre. Todo un nuevo mundo por descubrir, sin
duda.

El visionario escritor también se pregunta cómo todo ese extraño


mundo ha podido pasar desapercibido hasta ahora, estableciendo
una inteligente comparación para explicarlo que nos sirve para en-
tender el asunto en nuestra época actual, un siglo después: “un visi-
tante ajeno a nuestro planeta podría realizar mil descensos en éste
sin ver jamás un tigre. Sin embargo, los tigres existen, y si ese visitan-
te descendiera en el interior de una selva, quizá fuese devorado por
ellos. Pues bien: en las regiones superiores del aire existen selvas y
habitan en ellas cosas peores que los tigres. Yo creo que se llegará,
andando el tiempo, a trazar mapas exactos de esas selvas y junglas”.

Daniel Ransanz ha sido testigo directo de lo que cuenta en las pági-


nas de su libro. Esta circunstancia le hace estar un peldaño por en-
cima de los teóricos del fenómeno pues conoce de primera mano el
asunto. Y lo cuenta de un modo que me recuerda a cuando Ezequiel,
el personaje bíblico, vio la famosa rueda. Me explico.

Con el lenguaje actual de cada momento histórico, lógicamente el


más moderno posible, ambos describen algo inusual, fantástico y
único en su entorno. Aquel, el sorprendido profeta, tuvo un en-
cuentro en la primera fase con un OVNI mecánico. Nuestro autor,
muchos siglos después, un avistamiento con dos ufos biológicos.

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A buen seguro, en décadas venideras (cuando la Biosférica se estu-
die en las universidades) los expertos utilizarán una terminología
que actualmente se nos antoja imposible de imaginar. De lo que no
cabe duda es que las descripciones que vamos a leer a continuación
serán consideradas como pioneras en la investigación de los anima-
les atmosféricos, de toda una pléyade biológica por descubrir, cata-
logar y conocer.

El trabajo que queda por delante es duro. Hay que continuar reco-
pilando datos, puliendo ideas, investigando el fenómeno y luchando
contra la incredulidad de muchos. Pero, cuando la realidad es tozu-
da, el camino se torna mucho más ligero de andar.

En definitiva, querido lector, disponte a realizar un apasionante


viaje por la Naturaleza menos conocida y más fascinante. Si Puzzle
ya fue conmovedor, valiente y “alertador”, Biosférica nos ofrece de-
cenas de pruebas que parecen indicar lo increíble: seres inimagina-
bles conviven con nosotros desde el origen de los tiempos.

Prepara tu mente y disfruta de la lectura…

Javier Resines

Madrid, abril de 2016.

12
Unas palabras del autor
Recuerdo este mismo momento cuando escribí Puzzle. Estaba fren-
te al ordenador y no sabía que decirle al lector. Había visto y des-
cubierto aspectos tan fascinantes que carecía de lenguaje para
transmitirlos. Al mismo tiempo mi deseo de llegar al público y ofre-
cerle aquella información ocupaba toda mi atención. Recién llegado
al mundo de la divulgación tenía la ardua tarea de transmitir unos
hechos muy complejos. Para ello me documenté. Solo en 2012 leí
234 obras literarias. Quería demostrar al mundo que había hecho
los deberes, contrastado datos, fuentes, periodistas, charlatanes,
expertos y toda información relacionada con las paraciencias que
estaba exponiendo. Básicamente, quería dar credibilidad por la
propia inseguridad que sentía al exponer aspectos tan complejos.
Hace tiempo comprendí que eso es imposible, que la credibilidad
jamás depende del autor, sino del lector y su libre elección de acep-
tar, o no, los argumentos presentados. Actualmente leo mi primer
libro y pienso “ahora lo escribiría mejor”. Me siento como el adulto
que observa paciente al muchacho, con la paradoja de ser ambos.
También comprendo que hay otras muchas etapas de madurez en
el horizonte y aspiro alcanzarlas, algún día.
Lo cierto es que me muevo en un terreno difícil, lo sé; la cantidad de
charlatanes, mentirosos, vividores, magufos y gente que monetiza
el misterio a toda costa es tan grande y sus argumentos en ocasio-
nes tan pequeños, que explica por qué la comunidad científica no
quiere saber nada de paraciencias ¡Pero ojo! meter todo en un
mismo saco y desecharlo es tan irresponsable como pedir consejo a
un médium mediocre.
Biosférica es especial para mí. Lo escribo a la memoria de pioneros
valientes que lidiaron contra la resistencia inmovilista de un tropel
de pedantes mendaces disfrazados de eruditos mesiánicos, que ba-
jo el paraguas de una pseudociencia trufada de exclusión y descré-
dito, se mofaron de quienes tuvieron intelecto y carácter para asen-
tar las bases de la teoría biológica más revolucionaria de todos los
tiempos; engloba la biología terrestre y universal, el folclore, an-
tropología, sociología y el fenómeno OVNI. Miro hacia atrás y pien-
so en ellos con respetuoso afecto y les honro desde estas letras,
caminando por un sendero abierto con sus manos. Gracias.

Daniel Ransanz.
Tarragona, abril de 2016.

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Capítulo 1
Génesis
Quien sabe ver las cosas más sencillas
de lo que son es un sabio.

Friedrich Nietzsche
Sí, algo vive y existe allá arriba.
Algo vivo, inquisitivo, cuya existencia
perturba los límites de la razón.

Andreas Faber-Kaiser
Hace 5 años tuve una visión, aunque decir visión rezuma tintes que
no encajan con aquello. Veía puntos luminosos que danzaban por el
cielo cual pececillos en el agua. Meses después observé dos cosas
mucho más grandes, vivas, volando sobre mí lo suficiente cerca pa-
ra no dudar de lo que tenía ante mis ojos: dos increíbles seres vivos
desconocidos, enormes y luminiscentes. Se supone que un ensayo
no debe contener el testimonio directo del autor, resta seriedad al
documento, dicen, aunque eso no me preocupa demasiado.
El conocimiento directo e instantáneo que aporta ver algo así es
una ventaja para entender un fenómeno, no una limitación ¿Por
qué omitirlo entonces? En mi primer libro1 introduje la teoría de
biología espacial atmosférica. La naturaleza de aquel texto impedía
ofrecer documentación técnica suficiente para apuntalar sus bases
en un peldaño superior a la conjetura. Biosférica nace con ese pro-
pósito, ampliando los datos de Puzzle. Mi estudio, lejos de detener-
se en ese primer rastreo ha seguido enriqueciéndose para concluir,
a título personal, que la vida atmosférica es una realidad que debe-
ría estudiarse.
Animales que en mi opinión son conocidos por algunos departa-
mentos militares y agencias especializadas de carácter más bien
secreto, que dada su naturaleza los han ocultado por una razón
muy sencilla: los mejores investigadores y expertos confunden es-
tos seres con naves y eso crea una confusión tremenda entre mecá-
nico y biológico que impide avanzar. Circunstancia que le viene de
maravilla a esos estamentos, que poseen y ocultan importante in-
formación respecto al fOVNI (fenómeno OVNI) y su enorme diver-
sidad. Deberíamos preguntarnos: ¿Por qué razón lo hacen…?

1
Puzzle, Descubriendo el Nuevo Mundo. Daniel Ransanz (Círculo Rojo 2014).

14
¿Por qué?
Que determinados sectores privados sepan y oculten estos hechos,
implica que conocen mejor que nosotros los OVNI —la información
es poder— y pueden discernir con claridad unos de otros, por eso
presento un importante componente biológico a incluir en el fOVNI,
al margen de extraterrestres y naves espaciales.
Los seres humanos somos curiosos, por instinto. Durante los últi-
mos siglos hemos explorado selvas, sabanas, desiertos, volcanes,
glaciares, las montañas más altas y los ríos más fríos, hábitats cos-
teros, el fondo del océano y gran parte de nuestro cielo. En todo
lugar y clima se ha descubierto vida desconocida por la Ciencia, por
raro y difícil que fuera el entorno. Desde extremófilos en el subsue-
lo, volcanes o ríos de cobre, hasta criaturas abisales bioluminiscen-
tes y adaptadas a presiones donde parecería imposible la vida. Pero
en esa exploración, a causa de la dificultad de estudio, omitimos un
inmenso océano electromagnético sobre nosotros: el cielo. Cada
año los biólogos descubren especies nuevas y todavía suponemos
infantilmente, al amparo de nuestra Ciencia, que cuanto existe es
visible y que conocemos casi todo. Pero destaco que el más vasto de
los hábitats, la alta atmósfera y el espacio exterior, es un terreno
virgen sin explorar para científicos y biólogos honestos. Además,
nuestra capacidad de percepción obedece a los sentidos. Por enci-
ma y por debajo de nuestra visión existen otras longitudes de onda
imperceptibles2 donde suceden hechos asombrosos: una gigantes-
ca fauna invisible y luminiscente que evoluciona ahí arriba.
Atónitos, asistimos a un histórico de siglos con la presencia de dife-
rentes fenómenos inexplicables manifestándose; avistamientos im-
posibles o restos caídos del cielo que se han documentado conco-
mitantemente y en especial durante los dos últimos siglos, gracias
al avance tecnológico. La carrera espacial ha jugado un papel de-
terminante, mostrando grabaciones con cantidad de formas y luces
inteligentes transitando la atmósfera. Sin embargo, resulta desalen-
tador como esa misma Ciencia y cantidad de científicos niegan
cualquier naturaleza inteligente detrás de estos sucesos. Veremos
un buen número de estos hechos. Analizaremos cantidad de lluvias
de colores y gelatinas acompañadas de visiones de criaturas y fe-
nómenos imposibles, testificados por miles de personas. Sí, cuesta
creer, pero es posible que una parte importante de nuestra biosfera
exista allá arriba, en cantidad y variedad.

2
Espectro electromagnético y radioeléctrico

15
La Biosfera
El término Biosfera fue acuñado en 1875 por Eduard Suess, aunque
el concepto biosfera en la ecología lo aplica por primera vez Vladi-
mir I. Vernadsky en 1920, predecesor a su vez de Arthur Tansley,
que definió la dicción “Ecosistema”. Tiene especial importancia en
geología, climatología, astronomía, biogeografía, evolución, paleo-
geografía y en toda Ciencia sobre la vida terrestre.
La Biosfera, también llamada Biósfera o sus sinónimos Ecosfera o
Biogeosfera, es el nombre que recibe el conjunto de todos los seres
vivos del planeta Tierra y sus relaciones; un entorno donde se desa-
rrolla la vida. Hablamos de Biosfera cuando nos referimos a un eco-
sistema global. Una variedad de organismos que interactúan entre
sí formando la diversidad de los ecosistemas. Según nuestras Cien-
cias naturales posee propiedades que nos permiten hablar de la
Tierra como un ser vivo dotado de inteligencia y autonomía, la
aproximación científica a la teoría de Gaia.
La distribución de la Biosfera se extiende por el fondo de océanos y
mares, donde no sólo afecta la zona fótica 3, también existe abun-
dante vida prosperando en los abismos marinos más profundos y
oscuros. Incluye, por supuesto, los continentes y los niveles super-
ficiales y subterráneos de la corteza terrestre.
En lugares donde los procesos geotectónicos expulsan aguas calien-
tes cargadas de sales, los organismos autótrofos4 obtienen energía
de los procesos químicos basados en sustratos inorgánicos, a ese
metabolismo se le llama quimiosíntesis. La biosfera alude a todos
los sistemas organizados de vida ya sean diminutos o gigantes, por
eso deberíamos incluir todo ser vivo que habite el cielo (Biosférica)
aunque nunca o muy rara vez descienda a tierra.
En nuestro ecosistema no podemos omitir las criaturas que transi-
tan la atmósfera, así provengan allende los cinturones de Van Allen.
Entiendo la biología espacial atmosférica como un sistema organi-
zado de vida que forma parte del ecosistema global, cuyos restos se
esparcen en el aire derramándose por la superficie, impregnando
desde la alta atmósfera toda la biosfera terrestre.

3
En los ecosistemas marinos la zona fótica es el espacio de agua hasta donde penetran
los rayos solares.
4
Se supone que son los organismos más primitivos, porque no dependen de la luz
solar. Se nutren únicamente de sustancias inorgánicas. Los fotolitótrofos poseen
pigmentos, clorofila, bacteriopurpurina u otras sustancias que son capaces de fijar la
energía procedente de las radiaciones solares.

16
La Atmósfera
La atmósfera terrestre es el sutil escudo que protege la vida en la
Tierra. Toda la Biosfera se desarrolla dentro de ella, o al menos eso
creíamos hasta ahora.
Su altura es superior a 100 kilómetros, aunque más de la mitad de
su masa se encuentra en los seis primeros. Está compuesta por di-
ferentes gases con un porcentaje estimado en un 78% de Nitró-
geno, 21% de Oxígeno y en menor proporción Ozono y vapor de
agua, además de partículas en suspensión como puede ser polen o
polvo.
Desde la superficie, sus capas son la Troposfera, Estratosfera, Me-
sosfera, Termosfera, Ionosfera y como frontera espacial, la Exosfera
(Esosfera). Esos altos hábitats albergan gigantescos extremófilos.
A esa altura los gases atmosféricos se dispersan poco a poco y su
composición es similar a la del espacio exterior con el que linda; la
temperatura es constante y el aire pierde sus cualidades físico-
químicas, mientras que la Ionosfera es mucho más rica en nutrien-
tes orgánicos y contiene cargas eléctricas en grandes cantidades.
Entre esta última capa, a unos 580 kilómetros de altitud y la Ionos-
fera, entre los 90 y 400 kilómetros sobre la superficie, tienen pre-
sencia las criaturas cuya existencia defiendo en este libro.

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La altura disminuye la densidad del aire y modifica tanto la tempe-
ratura como la presión atmosférica, que es la fuerza por unidad de
área que empuja el aire sobre la superficie de la Tierra. Y es más
importante el hecho que a mayor altitud menor atracción de la gra-
vedad terrestre sobre los cuerpos.
Estos factores, en conjunto, facilitan considerablemente la flotación
de grandes criaturas adaptadas fisiológicamente a estos medios. En
estas condiciones favorables a su naturaleza y desplazamiento, lu-
minosos animales espaciales disfrutan un hábitat que abunda en
nutrientes orgánicos, químicos y energéticos.
La Bioluminiscencia
Bioluminiscencia es el nombre que damos a la producción de luz de
algunos organismos vivos. La palabra proviene del griego bíos "vi-
da" y del latín lumen "luz". Se produce en distintas especies como
consecuencia de una reacción química cuando una sustancia cono-
cida como luciferina sufre una oxidación que es catalizada por el
enzima luciferasa. Se trata de una conversión directa de la energía
química en energía lumínica. El fenómeno ocurre en cantidad de
especies a todas las escalas: bacterias, hongos, protistas unicelula-
res, celentéreos, gusanos, moluscos, cefalópodos, crustáceos, insec-
tos, equinodermos, peces y seres humanos 5.
Se piensa que hasta un 90% de los seres vivos que habitan en la
porción media y abisal de los mares podrían producir luz. La carne
de animales y pescado en descomposición también produce biolu-
miniscencia a causa de las bacterias. En algunos animales, por
ejemplo las luciérnagas, sirve como referencia sexual y ayuda en el
momento de aparearse. También se utiliza a modo de cebo o como
defensa, según las circunstancias. Criaturas de las profundidades
utilizan la bioluminiscencia bacteriana como camuflaje, así se con-
funden con la luz ambiental. En estos animales los fotorreceptores
controlan la iluminación según el nivel de luminosidad del fondo
marino. Les sirve para atraer presas o defenderse de los depreda-
dores. Algunos calamares y pequeños crustáceos utilizan mezclas
químicas o suspensiones bacterianas bioluminiscentes, como cuan-
do los calamares hacen uso de su propia tinta.

5
Los Doctores George M. Gould y Walter L. Pyle publicaron un voluminoso trabajo
titulado Anomalies and Curiosities of Medicine, donde presentan numerosos ejem-
plos de bioluminiscencia humana como transpiración luminosa, orina luminosa, úlce-
ras luminosas o alientos luminosos. Una víctima de soriasis se vio envuelta en un au-
ra luminosa. Un caso de cáncer de pecho en una mujer mostraba una luminosidad
tan intensa en sus senos que se percibía a cierta distancia.

18
Ctenophore Mertensia Ovum

Medusa bioluminiscente. Su cuerpo es traslúcido y de aspecto gela-


tinoso. Su luz tenue emite diferentes tonos de color. Estas criaturas
tienen notables similitudes con la biología espacial atmosférica.

19
El 25 de enero de 2005 un satélite de la NASA fotografió una exten-
sa zona luminosa en el océano Índico, confirmando la existencia de
los mares de ardora6. La bioluminiscencia nos servirá para enten-
der mejor los testimonios que veremos durante el libro, pero sobre
todo para comprender que nos encontramos ante un fenómeno
común en biología y perfectamente compatible con esta teoría.
La Búsqueda
Mi curiosidad por la vida espacial nace el año 2011 tras tener la
rara ocasión de observar dos criaturas fascinantes sobrevolando la
ciudad de Reus. A pesar de no tener ni idea por entonces, acababa
de ver, perfectamente, dos seres vivos discoidales luminiscentes.
No me podía quitar de la cabeza que fauna desconocida e inalcan-
zable a nuestra visión podría surcar los cielos como peces en co-
rrientes oceánicas y resulta que fue precisamente aquí, en el estu-
dio del mar profundo, a principios de la década de los cuarenta,
cuando cobró relevancia la sorprendente teoría de la biología espa-
cial, las increíbles Medusas del Espacio.
A voz de pronto parece muy chocante, surrealista. ¿Qué grado de
realidad puede tener una hipótesis tan audaz? Si nos ceñimos al
método científico de aislar un fenómeno para su estudio, obtener
resultados y después repetición en laboratorio, ninguno.
La naturaleza del fenómeno que vamos a estudiar es, como vere-
mos, incompatible con los pasos que la metodología científica exige.
A este respecto la Ciencia no puede —o quiere— adaptarse a los
hechos y son los hechos —según ellos— los que deben adaptarse a
la Ciencia. Como veremos podemos aproximarnos científicamente a
estas formas de vida exóticas y desconocidas, pero carecen de pa-
sos prescritos para su análisis y son imposibles de capturar o aislar
para estudio. En particular, la biología nos dice que los seres vivos
presentes en una región no pueden deducirse de los factores geo-
gráficos, sino que deben ser examinados empíricamente. Algo im-
posible con criaturas invisibles que flotan a cientos de kilómetros y
cuyos restos se evaporan al llegar a la superficie, como tendremos
ocasión de ver. El fenómeno posee una acentuada elusividad cósmi-
ca. Esa elusividad ha sido el tendón de Aquiles en la ovnilogía desde
que surgiera a mediados de la década de los cuarenta en Estados
Unidos, así como en otras paraciencias altamente escurridizas.

6
Mares de Ardora o milky seas en inglés, es como se denominan los mares luminosos
o fosforescentes. Se piensa que el fenómeno lo produce una bacteria bioluminiscen-
te Vibrio harveyi asociada a las micro algas de plancton.

20
Existe, sin embargo, otro modo de demostrar –o al menos argumen-
tar– un hecho y es documentarlo aportando pruebas periodísticas o
gráficas y razonar si tendrían valor categórico ante un tribunal.
Mi objetivo no es demostrar la existencia de biología espacial at-
mosférica, sino exponerla como teoría, ampliando y conectando el
trabajo de los pioneros, genios adelantados a su época cuyos estu-
dios duermen el sueño del olvido. Los encontrará el lector compila-
dos durante toda la obra. Rebasaremos la frontera de lo casual con
cantidad de casos publicados por prestigiosas revistas científicas,
donde han sido debidamente desmenuzados, simplificados y con-
denados al subsuelo de lo cotidiano.
Esta fue la denuncia de Fort en su Libro de los condenados7, demos-
trando documentadamente la supremacía de los hechos.
No me dedicaré como hiciera el brillante escritor a desmontar con
sátira ironía los comentarios de los científicos negacionistas, doli-
dos en ocasiones de incomprensible ceguera. La Ciencia es el ca-
mino para demostrar cualquier teoría. Espanta charlatanes. Tiende
al desahucio de lo inexplicable, pero filtra material paracientífico
en una escala de rigor documental que podemos contrastar en fun-
ción de las evidencias a favor, o en contra, de una exposición.
Grandes afirmaciones requieren grandes evidencias8.
Depende únicamente de ti, lector. Será tu razón y filtro personal
quien estime si los argumentos presentados son suficientes o no: si
tan solo se trata de una mescolanza de datos amalgamados sin ma-
yor conexión, o si las pruebas e indicios aportados son, por el con-
trario, suficientes para abrir las puertas de la biología a un escena-
rio cósmico, donde millones de seres vivos invisibles nos sobrevue-
lan, transformando por completo nuestra visión de la Naturaleza y
el Universo.
Este ensayo aporta y ordena información enfocada a comprender
un factor tan importante del fenómeno OVNI como es su aspecto
biológico. Al margen, la ovnilogía es muy compleja, elusiva y enor-
me. También acepto, por supuesto, la presencia de cantidad de ob-
jetos volantes no identificados en nuestros cielos, como naves tri-
puladas y otros artefactos, que no tienen ninguna relación con
nuestros animales atmosféricos. Precisamente, mi intención es in-
tentar discernir unos de otros.

7
Charles Hoy Fort. The Book of the damned (Boni and Liveright Inc. 1919)
8
Carl Edward Sagan. Cosmos 1980.

21
Con esta tesis ofrezco una explicación para buen número de casos,
no para todos, ni mucho menos. Presento cantidad de sucesos di-
seminados en el tiempo, pero depende del lector interpretarlos
como biología espacial o desde otra perspectiva diferente.
Génesis del fenómeno
El estudio de la Biología espacial atmosférica nace un poco antes de
lo que nombramos era de la ovnilogía moderna a finales de los cua-
renta, con el famoso caso Kenneth. En junio de 1947 Kenneth Ar-
nold, piloto del ejército de los Estados Unidos, se encuentra delante
de su avión 9 objetos en formación, en el cielo de Washington.
El día 8 del siguiente mes la oficina de relaciones públicas de la Ba-
se de la Fuerza Aérea de Roswell informaba sobre el estrellamiento
y recuperación de un disco volante. Alimentando el interés del pú-
blico y aumentando el asombro general que produjo, dos años an-
tes, en 1945, la aparición en prensa de los foo-fighters.
En la segunda guerra mundial, concretamente en el incidente del
escuadrón 3840, a decir de diferentes expertos aparecen oficial-
mente, por primera vez, los habitantes de la atmósfera. Tropas de
aviadores británicos y aliados lidiaron en pleno vuelo con unas es-
feras luminosas inteligentes cuya capacidad de vuelo y maniobra
desafía los límites aeronáuticos de todos los ingenios voladores
humanos. Las luminarias (foo-figthers) parecían jugar literalmente
con los aviones, desplazándose de un ala a otra y del morro a la cola
simultáneamente, serpenteando alrededor de todo el escuadrón.
“Bolas o esferas tenues, luminosas, que se comportaban curiosa-
mente como animales juguetones y que persiguieron y molestaron
a los aviadores aliados y alemanes” 9. Estos hechos fueron pistoleta-
zo de salida para que algunos investigadores se interesaran por
aquellas criaturas que dado su comportamiento despertaron la cu-
riosidad de diferentes biólogos, científicos y expertos. Los primeros
historiadores ya mencionan apariciones similares y de otras carac-
terísticas documentando lo que podría ser un mismo fenómeno
presente entre la humanidad desde tiempos remotos, posiblemente
incluso antes que aquellos dioses que del cielo bajaron a la tierra.
Literatura del fenómeno
A principios del siglo XX nació una bestia literaria de Ciencia y pa-
raciencias, un brillante Charles Hoy Fort agrupó en El libro de los
Condenados un número abrumador de casos compilados en presti-
9
Faber-Kaiser, A. Vignati, Los grandes enigmas del cielo y de la Tierra. Obelisco 2011.

22
giosas revistas científicas, acumulando un archivo de 30.000 fichas
con observaciones de fenómenos inexplicables excluidos científi-
camente, ignorados, condenados o, en el peor de los casos, resueltos
con pantomimas infantiles para miopes con bigote y pipa. Algunas
de sus referencias nutren parte de la documental de Biosférica, re-
cordando el talante del autor y la supremacía de unos hechos que
casi cien años después de su libro continúan sin respuesta.
Podemos interpretar alusiones a animales atmosféricos en relatos
folclóricos de épocas muy antiguas, lamentablemente carezco de
método para diferenciar entre cualquier manifestación meteoroló-
gica, atmosférica, del fenómeno OVNI mecánico o biológico, basán-
dome sólo en los textos donde se encuentran. De todos modos in-
cluyo algunos reportes de diferentes historiadores. Juzgue el lector.
Hace 40 años se publicó Los grandes enigmas del cielo y de la Tierra
de Andreas Faber Kaiser y Alejandro Vignati, donde los autores de-
dican el capítulo 3, Las increíbles medusas del espacio, íntegramente
a este aspecto. Libro que considero un excepcional aporte periodís-
tico al estudio de los animales atmosféricos espaciales.
Entre las más destacables obras donde se cita biología espacial at-
mosférica tenemos: Visitantes no invitados, un biólogo observa los
OVNIs, de Iván Terrance Sanderson; Weird N.J, de Mark Moran y
Mark Sceurman, Unexplained, de Jerome Clark; Enciclopedia de la
Criptozoología. Una guía mundial, de Michael Newton; The Weiser
Field Guide in Criptozoology, de Deena West Budd; El pulso cósmico
de la vida, de Trevor James Constable, Mistery Animals of Britain
and Ireland, de Graham J. McEwan; Extrañas inteligencias invisibles,
de Florin Georghitâ; OVNI La realidad oculta, de Luciano Boccone o
la dilatada exposición del Dr. Karl P. N. Shuker, Doctor en zoología
con honores, quien me ha sorprendido gratamente llegando a con-
clusiones muy similares a las mías. Y por supuesto, el citado libro
Los grandes enigmas del cielo y de la Tierra, de Andreas Faber-
Kaiser en coautoría con Alejandro Vignati. Arthur Conan Doyle la
proyectó desde un inquietante relato en género de ficción hacia
1913 y posteriormente en un libro titulado El horror de las alturas,
publicado por Putnam en 1930. Ray Bradbury, en Crónicas Marcia-
nas y Kenneth Opel en Airborn.
El término Biosférica define cualquier forma de vida dentro de la
biosfera terrestre y en este documento propongo precisamente la
existencia de criaturas desconocidas, presentes dentro y fuera de
nuestra biosfera. Pero su significado en este ensayo va más allá:
permítaseme, en adelante, utilizar el vocablo Biosférica, como apó-
cope de estas tres palabras. Biología Espacial Atmosférica.

23
Teóricos del fenómeno
Trevor James Constable puso mucho esfuerzo en documentar y
presentar grandes objetos no identificados en la atmósfera, su re-
tribución social fue el desprecio y mofa de algunos comentaristas
que lo tacharon de visionario, iluminado y otros improperios. Pare-
ce que tras leer las obras de Rudolph Steiner y Wilhelm Reich, el Sr.
Constable entendió que existía un modo de observar y estudiar los
OVNI y se puso manos a la obra. Lo que encontró le dejó pasmado.
Equipado con una cámara con rollos sensibles al infrarrojo y en
compañía de Robert McCullough (ex colaborador de Wilhelm
Reich) emprendió su exploración en 1957 que se extendió durante
décadas. Usando una cámara Rolex de 16 mm para fotos fijas y una
Súper Minolta XL400 de 8 mm con rollo Ektachrome para vídeo, en
ambos casos con filtros A 18, Constable, McCullogh y James O.
Wood lograron cantidad de fotografías de enormes masas flotando
en la atmósfera. Por su aspecto las llamaron amebas, una forma de
macrobiología espacial desconocida. Trevor J. Constable fue un res-
petado historiador y biógrafo de los pilotos y aviadores aliados de
la segunda guerra mundial. Al margen de los OVNI, como historia-
dor, escribió una prolífica obra de seis libros en coautoría con el
coronel Raymond Toliver. En el momento que un respetado Cons-
table tocó el tema de los OVNIs la comunidad científica lo condenó.
Consideremos sus sorprendentes declaraciones respecto al tema
que nos ocupa, tras décadas estudiando el fenómeno:
“La existencia de estos organismos parece plasmática en esencia, es
decir, su forma está expresada en sustancia calórica. Viajan de ma-
nera vibratoria, inflándose y encogiéndose cíclicamente, mientras se
mueven por el aire”.
“Debido a las vibraciones observadas por pilotos en los avistamien-
tos OVNI a grandes alturas, la USAF sugirió la idea de animales at-
mosféricos en un comunicado fechado el 27 de Abril de 1949, en
donde se establece que los objetos se parecen y actúan más como
animales que como cualquier otra cosa. El piloto que observó estas
formas expresó su sensación de que eran organismos vivos”.
“En la forma en que se manifiestan a la humanidad, las naves espa-
ciales (el reino inteligente) y los OVNI biológicos (menos inteligen-
tes) son confundidos… incluso aún en nuestros días —añado que
en el presente sucede igual— no se ha formulado una teoría acerca
de los OVNIs que incluya los OVNI biológicos”.

24
“Estas criaturas vivas, estas bioformas, no eran lo que esperábamos
o queríamos. Nosotros queríamos naves espaciales. En ese enton-
ces ignorábamos los elementos biológicos de los OVNIs”.
“Una película infrarroja expuesta entre el amanecer y el ocaso en
sitios altos y secos, frecuentemente produce fotos de objetos vivos
e invisibles que se mueven en la atmósfera”.
“Se ve que los objetos vienen y se van, cambian de forma, número y
posición, y todo ello en un período de tiempo muy breve. ¿Naves de
otros planetas? ¡La escena es más parecida a la acción que se puede
ver en un microscopio!”.
Trevor James Constable también desarrolló inventos para reducir
la contaminación en ciudades (esmog). Un dispositivo compuesto
de una serie de tubos galvanizados conectados a placas de madera
y fibras sobre una corriente de agua. Así, en 1990, instaló 14 esta-
ciones de este tipo distribuidas por toda California, reduciendo el
esmog en un 24%. Sus resultados fueron publicados en su obra
Loom of the Future (1994). El sistema desarrollado por el Sr. Trevor
tuvo un costo de 35.000 dólares, sin embargo, el gobierno de Cali-
fornia prefirió ignorar a Constable y su invento, gastando a este
respecto casi 10 millones de dólares al año.
El Doctor N. Meade Layne10, de Massachusetts, proponía una teoría
multidimensional para los OVNI, publicó un monográfico11 que to-
davía está disponible, ampliado con los comentarios de Riley Crabb,
donde afirmaba que las amebas de Constable sólo eran masas de
aire caliente (Termales) y otros fenómenos atmosféricos comunes.
Uno de los más destacados teóricos es John Philip Bessor, de Pen-
silvania, biólogo de primerísimo nivel que explorando regiones
profundas del océano, encontró abundante vida luminosa adaptada
a grandes presiones marinas. Un ejemplo de estos animales lo en-
contramos en Sea Sapphire (Zafiro del mar), una de las diferentes
especies de las llamadas Sapphirinas, donde los machos brillan en
diferentes tonalidades del azul al dorado. En este caso se piensa
que sucede a causa de la coloración estructural cuando las capas
microscópicas que están dentro de las células se distancian entre sí.
Esa distancia sería proporcional a la longitud de onda de su lumi-
niscencia. Cuando cesa su brillo los machos se hacen traslúcidos,

10 N. Meade Layne (8 septiembre 1882, 12 mayo 1961. Profesor en la Universidad de


California y jefe del departamento de inglés en la Universidad de Illinois. Wesleyan y
Florida Southern College
11
El misterio de las naves etéricas y su solución. San Diego, California 1950.

25
que es el estado natural de las hembras, es decir, la invisibilidad al
ojo humano.
Al conocer estos animales, Bessor aventuró con gran visión la hipó-
tesis de que los foo-fighters (que increparon las tropas aéreas en
1945) fuesen criaturas del espacio. Una forma de vida totalmente
nueva y desconocida para el hombre, dentro de la biología en gene-
ral. Sugería el biólogo que podrían alimentarse de energía pura y
estar adaptadas a vivir en el espacio estelar, con mayor concentra-
ción en la alta atmósfera. J. Bessor hablaba de ciertos Jellyfish (pe-
ces gelatinosos) y así se lo sugirió a la USAF e indicaba lo siguiente:
“Al arrojar una piedra en un estanque el agua se agita y se observa
como los animales acuáticos de cualquier tipo se mueven asustados
en todas las direcciones. Pero, inmediatamente, antes de que las
ondas se desvanezcan en el estanque, vuelven al lugar de donde
huyeron e investigan curiosamente. Es probable que los hechos
acaecidos en la Tierra, explosiones atómicas, lanzamientos de cohe-
tes hacia el espacio exterior, etc., hayan actuado como la piedra
arrojada en el estanque. Pueden haber creado disturbios en la es-
tratosfera, provocando el mismo movimiento ondular que se pro-
duce en el agua, pero, en este caso, dentro de la estructura espacial.
Y los animales del espacio quizás estén bajando para investigar”.
J. Bessor también sugirió a la USAF: “Afirmo que los foo-fighters son
una forma animal espacial, o criaturas de una sustancia altamente
atenuada, capaz de materializarse y desmaterializarse, cuya pro-
pulsión es una forma o especie de energía telecinética”. Las fuerzas
armadas de los Estados Unidos admitieron que la teoría del Sr. Bes-
sor era la más coherente para dar explicación a gran número de
observaciones sobre objetos voladores no identificados.
Es muy de admirar la teoría construida por la condesa vienesa Zoe
Wasilko-Serecki12. Una mujer brillante y enérgica que ocupó un lu-
gar destacado en los círculos intelectuales europeos 13. La respetada
condesa llegó muy lejos, publicando entre sus estudios la clasifica-
ción de diferentes especies con formas de pera, huso, globos, simi-
lares a medusas marinas, sudarios, cigarros. En su artículo de 1955
indicaba que “juegan a la mancha, bailan, son muy inquisitivas, oca-
sionalmente parecen reproducirse uniéndose en parejas, usual-
mente evitan contacto con el hombre, pero si se sienten acorraladas
se defienden con descargas de energía. Podrían ser membranas o
esferas de fina composición que contienen siliconas coloidales en

12
Diario Inconnue, Ginebra. 1955.
13
Andreas Faber-Kaiser, 1973.

26
una forma especial y que podrían asumir estructuras lenticulares
cuando estuviesen estacionadas”.
Como vimos con la bioluminiscencia, las descargas de energía de
algunos animales también son un proceso común en biología. Por
ejemplo, la anguila eléctrica (Electrophorus electricus) puede so-
meter y espantar sin problema cocodrilos de más de 200 kilos con
descargas eléctricas de hasta 600 voltios, que son capaces de soste-
ner por espacios de 5 horas, pues bien: existen casos similares con
agresiones de luminarias a personas.
Una membrana llena de coloides también debe variar su morfología
según la presión y gravedad a que la sometan las diferentes condi-
ciones atmosféricas. Similar a las nubes, dando lugar a variedad de
formas en una misma especie.
El científico norteamericano John M. Cage, que construyó y desarro-
lló diferentes aparatos e inventos como detectores o reductores
electrónicos para los departamentos de defensa británicos y esta-
dounidenses, coincidía en términos generales con los resultados de
Wasilko-Serecki, aportando diferentes hipótesis científicas que re-
forzaban estas afirmaciones. Cage sugería que estos seres eran
conglomerados de vida de composición altamente atenuada, que se
cargaría alimentándose de energía eléctrica negativa. Según él, lo
que llamamos carga positiva sólo sería la ausencia de carga negati-
va, tal y como sucede con la luz o la temperatura. Teorizaba que
todo el universo se rige por una sola energía llamada “electricidad
negativa”. El científico explica que el poder resultante del movi-
miento de una carga eléctrica negativa hacia áreas de carga positiva
genera campos electroestáticos alrededor de todos los cuerpos ce-
lestes. Al tener estas criaturas un mecanismo natural para la absor-
ción de electricidad negativa, podrían sobrecargar sus sistemas y
producir grandes descargas de energía de forma habitual.
El renombrado zoólogo, biólogo y naturalista Iván Terrance San-
derson, en 1957, apoyándose en el magnífico trabajo de la referida
condesa, Wasilko-Serecki, agregó los resultados de su propia inves-
tigación que sustentaba la posibilidad de que las extrañas bolas o
luces (foo-fighters) pudiesen ser entes animados o sub-animados.
Sanderson las describía así:
“Siendo objetos aéreos no identificados o fenómenos aéreos no
identificados, no se ven como máquinas. Parecen monstruos bioló-
gicos, como formas de vida unicelular, en algunos casos completas
con núcleos, nucléolos, vacuolas y todo lo demás. Incluso algunas
tienen forma de ameba”.

27
El biólogo estaba seguro de que gran cantidad de OVNIs vistos ha-
bitualmente son en realidad criaturas atmosféricas. Formas de vida
desconocidas para la biología.
Siguiendo la técnica de Trevor James Constable, el ingeniero ru-
mano y autor Florin Georghitâ ha publicado un dilatado estudio
fotográfico sobre estas criaturas en su libro Straninile inteligente
invizible (Extrañas inteligencias invisibles).El director del GRCU
(Gruppo di Ricerca Clipeologiche ed Ufologiche) Luciano Boccone,
siguió la metodología de Constable y Georghita logrando una colec-
ción de más de 200 imágenes que publicó en su libro UFO, La realtà
nascosta (OVNI La realidad oculta). Según él: “Poseemos una prueba
documental irrefutable de la presencia de seres plasmáticos o idio-
plasmas a grandes alturas, sobre las montañas, el mar, próximos a
la tierra e incluso en el interior de las casas… Son organismos etéri-
cos que viven con nosotros y no habían sido detectados hasta nues-
tros tiempos”.
Resulta llamativo el dato de las descargas de energía destacado por
los teóricos, lo veremos en más ocasiones durante el ensayo. Es su-
gerente si consideramos algunos avistamientos OVNI cuando se
describen descargas de energía y que la manifestación de luces a
gran altura aumentando su brillo con potencia y apagándose des-
pués es habitual en cualquier observación nocturna. Se pueden ver
puntos brillantes moviéndose inteligentemente en la atmósfera
desde lugares libres de contaminación lumínica14. Se desplazan en
movimientos erráticos y poco definidos. Aceleran y frenan demos-
trando comportamiento inteligente. Estos objetos, como decía,
pueden aumentar su brillo de forma muy acusada o apagarse por
completo, haciéndose completamente invisibles a nuestros ojos.
Para verlos hay que mirar al cielo
El catedrático Harley D. Rutledge, jefe del departamento de Física
de la Universidad de Sant Louis, Missouri, en 1973, se dedicó en
compañía de un grupo de universitarios, durante siete meses, a ob-
servar el cielo con atención. Para ello emplearon analizadores RF
de espectro, detectores de audio de baja y alta frecuencia, telesco-
pios Questar, galvanómetros, analizadores de frecuencia electro-
magnética y diferentes cámaras. Declaró haber visto entre 70 y 80
luces moviéndose a gran altura15.

14
Véase el canal Mundo infrarrojo en la red YouTube.
15
The First Scientific Study of UFO Phenomena, 1981.

28
La observación de estos cuerpos a ojo desnudo es una realidad al
alcance de cualquiera, sin necesidad de usar equipos especiales. En
adelante veremos un número significativo de reportes sobre estas
criaturas, desde posiciones próximas al Sol o la alta atmósfera, has-
ta a ras de suelo, en carreteras, sobre el mar o en ciudades con cien-
tos de testigos. Se han visto desde hace siglos, mucho antes que
existiera la aeronáutica, hasta el presente.
En el catálogo de Robert Mallet16 encontramos sucesos anómalos
durante el siglo XVIII, ahora nos pueden parecer inconexos, pero a
medida que avancemos veremos su relación con la Biosférica.
El 9 de Diciembre de 1731 una nube luminosa fue vista desplazán-
dose a gran velocidad por el cielo hasta desaparecer en el horizon-
te.
En Augermannland, al noreste de Suecia, en 1752, se observaron
bolas de fuego cruzando el cielo a gran velocidad.
El 15 de Octubre de 1755 se observaron gran cantidad de lo que
fueron descritos como meteoritos, cruzando el cielo de Lisboa, Por-
tugal.
El 2 de Noviembre de 1761 se avista una especie de globo inmenso
surcando el cielo de Suiza.
En Abril de 1767 reportan la visión de una nube ovalada y sulfurosa,
desplazándose de un modo distinto a las nubes convencionales.
Cuatro años después, también en Abril, es avistada una extraordi-
naria masa de vapor anómala.
Termino ya este breve resumen del catálogo con el avistamiento en
Thuringerwald, Alemania, de lo que fue descrito como una esfera de
fuego grande como la Luna (¡) que fue observada en el cielo.
Esta obra es teórica, paracientífica y especulativa. Mi trabajo no ha
sido avalado por un gabinete científico multidisciplinar entrenado
para ver el universo a la luz de una sola ciencia. No cumple la me-
todología, pero aporta una perspectiva científica de los hechos.
Es un texto bien documentado sobre criaturas que merecen ser co-
nocidas para que el mundo pueda maravillarse con su belleza, va-
riedad, tamaños, velocidad, fisionomía, luminiscencia. Asombrarse
con su existencia, pues es posible que pronto tengamos capacidad
tecnológica para observarlas en alta definición y las disfrutemos en

16
Report of the British Association, 1852.

29
un documental de sobremesa, como hacemos desde hace décadas
con cantidad de fauna. Sin ir más lejos, mientras escribo estas lí-
neas, la empresa Thunders Energy Corp. ha comunicado el 20 de
Enero de 2016 el descubrimiento de fauna atmosférica invisible
observada con un revolucionario telescopio de lentes cóncavas17. El
Dr. Ruggero Santilli, prestigioso físico, cosmólogo y matemático, ha
mostrado imágenes de grandes OVNIs similares a globos amorfos.

Trevor James Constable fue un pionero desarrollando técnicas de


imagen para la observación y captura de estos cuerpos que llamó
OVNIs ameba. Existe la posibilidad que entre sus fotos coexistan
biosféricos y termales: unas masas de aire caliente que se aprecian
en el infrarrojo. Lamentablemente, es muy difícil distinguir unas de
otras. Las fotografías de abajo, de su autoría, tienen la friolera de 50
años. Si alguien hubiera continuado su trabajo mejorando las técni-
cas de observación ¿Qué imágenes tendríamos actualmente de es-
tos seres? Seguramente alguien lo sepa, o las tenga. Posiblemente
esas especies estén catalogadas en algún archivo al que no tendre-
mos acceso; recordemos que la confusión entre mecánico y biológi-
co sirve muy bien al propósito de quien oculta estos hechos, pero
nada nos impide analizar las evidencias al respecto.

Trevor James Constable

17
American Journal of Modern Physics, 2016.

30
Capítulo 2
Husos imposibles
Si contara todo lo que he visto durante mi viaje nadie me creería.

Marco Polo.

Advierto que mis tesis podrían disgustar tanto a científicos con


formación sólida como a los más apasionados del fOVNI. Existen
cantidad de observaciones atribuidas a naves espaciales, avista-
mientos previo contacto o por llamada telepática, que podrían ex-
plicarse con criaturas aéreas pululando a sus anchas por el cielo,
dinamitando la imaginación de sus testigos, sin necesidad de recu-
rrir a extraterrestres multidimensionales o flotas galácticas comu-
nicándose con humanos por una suerte de Whatsapp mental.

Esta situación sería equivalente a ver una ballena en el mar y creer


que se trata de una sirena Venusina. Muchos errores de percepción
—y más de interpretación— como los llamados “contactos en la
quinta fase” suceden habitualmente. Algunas personas aficionadas
a la observación del cielo nocturno están interpretando esos puntos
luminosos que vuelan en la atmósfera. Diferentes canales en
youtube realizan grabaciones con visores de infrarrojo y filtros
nocturnos, subiendo los vídeos y mostrando un mismo fenómeno.
Hechos idénticos fueron informados hace siglos por cantidad de
astrónomos en distintas épocas, el problema es que ahora se están
interpretando con bastante fantasía y proselitismo.

CSETI Contactos en la quinta fase

El Dr. Steven M. Greer cesó su actividad en medicina para dedicar


su vida íntegramente al estudio de los no identificados y tratar de
establecer contacto con ellos. Hombre de calidad humana, ha divul-
gado relevante información instando a las autoridades a desclasifi-
car datos ocultos del fOVNI. De sus aportes podemos destacar una
importante rueda de prensa, “Disclosure Project”, donde el Dr.
Greer en compañía de personal militar, político, científico, contro-
ladores aéreos y expertos en diferentes disciplinas, comunicaron la
realidad de los no identificados exponiendo argumentos sólidos y
declaraciones de suma importancia, a cargo de personas muy res-
petables y cualificadas.

31
El Dr. Greer ha hecho sus aportes a la ovnilogía, sí; pero al margen
de mi respeto por él y su trabajo, discrepo especialmente en un as-
pecto: las grabaciones de los OVNI que contactan con el equipo
CSETI previa llamada; un clásico y actual error de percepción18.

Sirius es el título de un film documental producido con importantes


medios por el Dr. Greer , basado en su libro Hidden truth, forbidden
knowledge, donde se ha llamado contacto en quinta fase a un méto-
do utilizado para encontrarse con los OVNI previa llamada. Para
ello disponen diferentes instrumentos con una técnica específica,
empleando sonidos y otras pautas. Se agrupan en los llamados
“puntos calientes” para establecer contacto con otras civilizaciones
galácticas y grabar pruebas gráficas. Una de las primeras filmacio-
nes del CSETI data de 1992 cuando se presentó sobre ellos una
agrupación de objetos rojos brillantes y esféricos en formación in-
teligente. En los últimos 20 años CSETI ha grabado más de 200
avistamientos. Ellos lo llaman encuentros. Para filmar el firmamen-
to disponen de visores de infrarrojo en sus cámaras. Naturalmente
realizan grabaciones de cantidad de cuerpos luminosos aparente-
mente esféricos y con distintos rumbos y el porqué es evidente:
tanto el espectro infrarrojo y por debajo de él, como el ultra vio-
leta y superiores, son las franjas de luz del espectro electromagné-
tico donde se observa la biología espacial atmosférica. Trataremos
este aspecto con mayor extensión durante el siguiente capítulo.

El equipo CSETI practica meditaciones para realizar la llamada, que


según explican se efectúa concentrándonos en nuestra posición en
la Tierra, después en el sistema solar y posteriormente en la gala-
xia. Visualizando nuestra ubicación exacta en la galaxia, según el Dr.
Greer, podemos comunicarnos con cualquier consciencia galácti-
ca19. No lo sé… por si acaso no lo niego, sucede que lo que graba
CSETI en el cielo habitualmente es lo mismo que estamos tratando
aquí. Que un grupo de personas se concentren meditando y vibran-
do cuencos o realice cualquier método para establecer contacto con
extraterrestres, no tiene relación alguna con los objetos que graban
y reproducen en el documental Sirius. Esos OVNIs son visibles a
ojos de cualquier persona que dedique un mínimo tiempo a la ob-
servación nocturna del cielo, sin necesidad de llamadas telepáticas.

18
Al igual que le ocurre al CSETI, diferentes sectas platilleras y grupos relacionan la
visión de Biosférica con la aparición de naves de los hermanos mayores del espacio.
19
Sirius Disclosure.

32
Lo que es más posible, es que en un ambiente predispuesto a tener
contacto con extraterrestres, dichas observaciones se interpreten
en ese contexto y los testigos ajusten la visión a sus creencias, que
por otra parte esperan manifestar. En el momento de aparecer un
objeto en el cielo —y en el infrarrojo— se relaciona con el sistema
CSETI de contacto en quinta fase, afirmando que ellos causan el
avistamiento y como dice Gonzalo de Martorell “eso es un poco
trampilla eh… pillines”. Ricky Butterfast, Member CSETI Senior, ex-
plica durante el documental Sirius: “Lo que sucede es que los extra-
terrestres vienen al área que les indicamos con estos tonos que
transmitimos y eso los hace sentir como en casa y también ubicar
con precisión el lugar desde el que los llamamos” ¡¡¡Ahí es nada!!!

Lo aseguro: cualquier persona de este mundo que dedique más de


25 años a la observación del cielo nocturno, verá centenares de
cuerpos transitando la alta atmósfera y más en el infrarrojo. Podrá
observar puntos luminosos a gran altura realizando maniobras im-
posibles y potentes variaciones de brillo. En la observación también
encontrará, como es lógico, aspectos muy distintos a la Biosférica.
El fOVNI es vastísimo y nos trasciende a todos. Sin embargo, la
Biosférica ocupa un porcentaje tan elevado que seguramente re-
suelve más de un 50% de todos los avistamientos de la historia.
Jack Auman, miembro y camarógrafo de CSETI, proporciona algu-
nas claves del factor biosférico cuando describe lo que están gra-
bando: “Muchas de las naves vienen de otras dimensiones y como
yo lo entiendo no son visibles al ojo humano y ahí es donde nuevas
tecnologías, como las cámaras de visión nocturna, entran en juego”.

Otro de los errores habituales en ovnilogía es relacionar la invisibi-


lidad con otras dimensiones físicas. No niego que se pueda especu-
lar como respuesta para algunos sucesos, pero no es menos cierto
que la luz visible por el ojo humano alcanza apenas un 0.5% de
cuanto existe. Organismos como el zafiro del mar que vimos en el
primer capítulo, son un claro ejemplo de cómo un ser físico y de esta
dimensión emite luz y puede hacerse totalmente invisible al ojo
humano, alterando su longitud de onda, sin necesidad de recurrir a
universos paralelos o dimensiones insondables.

Desconozco si CSETI tiene alguna interpretación sobre lo que ellos


denominan “seres” y que forman parte de algunas grabaciones en
las que ellos mismos exclaman “¡No es una aeronave!”. En mi opi-
nión esos objetos son biología espacial atmosférica, ajena a sus lla-
madas y por tanto no se trata de contactos en la quinta fase.

33
Este es el eterno debate sobre la evidencia del fenómeno, la cual al
contrario de lo que piensa mucha gente es aceptada y reconocida
por cantidad de científicos y la interpretación sobre la evidencia del
fenómeno, que es la que disgusta y aborrece la Ciencia en general,
por razones más que obvias.

El problema estalla de forma irreconciliable décadas atrás, cuando


algunos investigadores y escritores del fenómeno OVNI comenza-
ron a disponer de conceptos científicos para exponer sus teorías,
como si el mundo científico respaldara sus tesis, lo cual no era cier-
to. La Ciencia es Ciencia y se rige por un método estricto, afortuna-
damente. La principal causa que aleja científicos honestos de las
paraciencias es el descrédito de estos círculos donde el rigor de la
información, habitualmente, brilla por su ausencia.

Los casos que compartiré pueden pertenecer en su mayoría a Bios-


férica, pero debe considerarse que la similitud del fenómeno con
los no identificados mecánicos puede fundar duda de interpreta-
ción al autor, dado que en ciertos casos es imposible separar cate-
góricamente unos de otros.

Husos gigantes

Relatos de la antigua China sitúan objetos en forma de huso a muy


baja altura. En su Colección de notas, concretamente en el capítulo
VI, un hombre de letras llamado Niu Xiu nos cuenta que “Entre los
últimos días de primavera y el comienzo del verano del año veinti-
siete bajo el reinado del emperador Nangxi, mi cuñado Bixlin se
dirigía hacia su casa, en las montañas, a veinte kilómetros de la villa
de Kunmin, provincia de Yunnan. Durante su viaje vio cada medio-
día, cuando hacía buen tiempo, una gran tapadera amarilla como
un paraguas que ascendía lentamente desde una cresta. Esta cosa
lanzaba brillantes luces que él no se atrevió a mirar de frente. Ga-
naba altura y se metía entre las nubes. Poco después descendía,
siempre lentamente, para volver a ascender y descender de la mis-
ma forma. Al anochecer, el objeto volante perdía el brillo de su co-
lor amarillo y se hacía más pálido y vaporoso. Desparecía comple-
tamente cuando el cielo ya estaba totalmente oscuro”.

Estos OVNI en forma de huso descritos por Wasilko-Serecki en su


clasificación de especies, también fueron vistos por el autor en
compañía de otro testigo, de eso hace unos cinco años.

34
Era a mediados de 2011. Aquella tarde bajábamos de Alcover di-
rección Reus por la C-14, cuando mirando el amplio horizonte que
se abre a la izquierda, en el sur aún radiante de sol, observé los ar-
tefactos más grandes que he visto jamás.

La visión fue tan impactante que parecía una alucinación. Increpé a


mi acompañante para que mirara aquello. Quedó pasmada. Tenían
forma de huso, como un cilindro achatado por los polos, de color
amarillo pálido con una franja marrón en su extremo derecho y con
una peculiaridad: los objetos eran exageradamente anchos, pero
muy bajos en proporción. De hecho una primera mirada me hizo
creer que aquello eran dos gigantescos discos vistos desde atrás.

Se movían no demasiado rápido, en paralelo uno respecto al otro,


en perfecta formación y dando clara muestra de inteligencia. Se
desplazaban horizontalmente, es decir, volando a lo ancho e igno-
rando las leyes más elementales de aerodinámica, ofreciendo ma-
yor resistencia al aire. No exagero cuando digo que no era capaz de
interpretar aquello. Su tamaño era descomunal: los objetos debían
estar por encima de los 5000 metros de altura dada su posición
respecto las nubes y la curvatura del horizonte y a no menos de
otros cinco kilómetros en horizontal, sin embargo los veíamos de
inmenso tamaño. Se introdujeron en una masa nubosa, sobre el
mar de Tarragona y no los vimos más. Cuál fue mi sorpresa al cono-
cer, dos años después, el caso ocurrido durante un vuelo regular de
la compañía aérea Aurigny Air Services, que despegó de Southam-
pton, el 23 de Abril con destino al sudoeste de Alderney.

El capitán Ray Bowyer observa una pareja de husos amarillos


enormes, objetos idénticos a los avistados por nosotros aquella
tarde. Di un salto sobre la silla — ¡Ahí están!— Bowyer declaró en
diferentes medios y canales televisivos que tanto él, como su copi-
loto y toda la tripulación, observaron aquella maravilla e insistió en
el descomunal tamaño de los objetos, así como su escasa altura que
les confería un peculiar aspecto achatado en una proporción esti-
mada de 15 de ancho por 1 de alto. Idénticos a los de Tarragona:

Una pareja de gigantescos cilindros amarillos, con una franja ma-


rrón y achatados por sus extremos. Una similitud perfecta.

35
Dibujo de uno de los huso avistados durante el vuelo de Bowyer.

Ilustración de los objetos. El dibujo superior es mucho más preciso.

Afirmó estar viendo los objetos durante 15 minutos 20. El mismo


avistamiento fue reportado por el aeropuerto de Jersey (JER) que
registró los ecos de la presencia de los OVNI en su radar, así como
por otro vuelo que venía con rumbo opuesto y que igualmente se
topó con los dos colosos. Una radio local (BBC Radio Guernsey) citó
a dos personas que habían ido de visita a Sark y preguntaron por
dos objetos muy grandes de color amarillo que habían visto en el
cielo. El Dr. David Clarke, catedrático de periodismo en la Universi-
dad de Sheffield Hallam, también estudió personalmente el caso.
Hasta aquí todo bien, mi problema teórico viene a continuación.

20
National Press Club Washington D.C.

36
Husos inmensos también transitan fuera de la Tierra. Astrónomos
del mundo en todas las épocas han observado estos cuerpos, inclu-
so con tamaños exageradamente mayores. Esto es un desafío inelu-
dible a nuestra teoría, no por su ubicación, sino por la dificultad
que supone aceptar objetos de proporciones planetarias como se-
res vivos volando en el espacio. Acaso sería más propio asociarlos a
tecnología de antiguas civilizaciones o desde un prisma científico a
restos rocosos o helados de alguna clase. Considerando que existi-
mos en un Universo vasto e inmenso, creo saludable revisar y cues-
tionar a menudo nuestras creencias más básicas y enraizadas.

El gran Fort dio buena cuenta de estos husos, aquí recordaremos


algunas observaciones comprobando que su presencia entre noso-
tros y más allá de la Tierra es un hecho difícil de omitir.

Extramuros de la Tierra

Un huso gigantesco, del tamaño de un planeta, cruzó frente al sol en


1762. Hay que descartar cualquier tipo de resto espacial, dado que
pudo comprobarse en diferentes observaciones que el objeto esta-
ba a una distancia considerable del astro, en un tránsito que duró
desde un 9 de Agosto hasta el 7 de Septiembre21. Esto desmontó un
primer intento de racionalizar aquel enorme cilindro achatado por
los polos (huso), al que se había calificado de mancha solar. De este
hecho informaron también M. de Rostan desde Suiza y M. Croste en
Sole, Alemania, quien además discrepaba sobre el tamaño del obje-
to, atribuyéndole dimensiones más pequeñas a la proporción pla-
netaria. “No conocemos nada del cielo a lo cual se pueda recurrir pa-
ra explicar este fenómeno” escribía el redactor del Annual Register.

En las publicaciones del Monthly Notices of the Royal Astronomical


Society (MNRAS) Urbain Le Verrier, matemático y astrónomo fran-
cés especializado en mecánica celeste, descubridor de Neptuno y
teórico del planeta intra-mercuriano Vulcano, publicó las observa-
ciones realizadas por Fritsche; 10 Octubre 1802, Stark; 9 Octubre
1819, De Cuppis; 30 Octubre 1839, Sidebotham; 12 Noviembre
1849, Lescarbault; 26 Marzo 1859 y Lummis; el 20 de Marzo de
1862. Sesenta años de historia astronómica sobre un cuerpo des-
conocido de proporciones planetarias observado por la Ciencia. Con
el tiempo se ha despachado este asunto con asteroides o cometas
desconocidos para la época.

21
Annual Register, 9-120.

37
Coincidiendo con Stark, los astrónomos Hind y Lowe reportan el
avistamiento de un huso enorme, el 12 de Marzo de 184922.

Observación de un gigantesco huso reportada por Le Vico el 12 de


Julio de 183723. Otra por M. Coumbray, el 8 de Marzo de 1885, que
definía una especie de punto negro recortado —huso, tapadera,
paraguas— cruzando el sol. Fue escrito en una correspondencia
entre Coumbray y Leverrier publicada en L’ Année Scientifique.

Berlin, 4 de Abril de 1876, un gigantesco huso es observado por Mr.


Weben, del cual informó dos años más tarde, en 1878, Wolf a Le
Verrier24. A esto se pueden añadir hasta 15 observaciones de obje-
tos iguales en diferentes revistas científicas datadas durante esa
década y la siguiente25. Fort concluía que estos sucesos documen-
tados en su libro se debían a la existencia de múltiples y gigantes-
cos husos transitando el sistema solar. Sabemos que también pa-
sean por los cielos de nuestro planeta y por su concomitancia son
bastante frecuentes aunque no únicos, ni mucho menos.

Grandes y extrañísimas rarezas junto al sol suceden habitualmente


en la observación científica, a veces son resueltas con explicaciones
que me parecen poco satisfactorias. La siguiente anomalía solar
genera encendidos debates sobre su causa natural o artificial.

Imagen del SDO mostrando una esfera (¿) conectada al Sol por filamentos espirales.

22
L’ Année Scientifique, 1876-9.
23
Observatory, 2-424.
24
L’ Année Scientifique, 1876-7.
25
C. H. Fort, El libro de los Condenados, cap. 14, pág. 246.

38
Del 9 al 12 de Marzo de 2012, durante ochenta horas, se observó en
las imágenes del SDO (Observatorio de Dinámica Solar, NASA) una
gigantesca esfera de tamaño planetario junto a la corona solar, algo
impensable. Las sondas SOHO y STEREO también lo filmaron desde
diferentes ángulos. Se estableció un remolino de filamentos del sol
hacia la esfera, que parecía alimentarse o succionar energía de la
estrella, siendo visible la grabación por todo el público. Esto fue
realmente impactante, difícil de asimilar. La explicación oficial: “se
trata de una especie de hueco transitorio en el plasma solar, que se
conecta a la superficie por medio de un vórtice de filamentos y que
suele estar asociado a una eyección de masa coronal (CME)”. Pero a
medida que revisamos los datos aparecen las incongruencias. Un
hueco transitorio (cavidad coronal) tiene forma de U, no esférica.
Es un fenómeno considerado natural, supuestamente sucede por un
ascenso de los filamentos/protuberancias solares a la Cromosfera
(atmósfera solar). La dinámica solar estima que la temperatura de
la Cromosfera es regular, pero cuando aparecen cavidades corona-
les se alude a que esa zona está más fría (¿). Desde mi perspectiva
debo considerar la posibilidad de un error no intencionado en éstas
conclusiones, más bien poco precisas. Fenómenos muy parecidos al
que nos ocupa se han grabado en otras ocasiones a miles de kiló-
metros del Sol y por supuesto de su cromosfera. Recomiendo anali-
zar con atención el vídeo del SDO y observar como el objeto se reti-
ra del sol, con un vivo movimiento26, llevándose pegados los fila-
mentos, algo impensable en una cavidad coronal. Para más infor-
mación técnica sobre cavidades coronales, ver el artículo de S.
R´egnier, R. W. Walsh y C. E. Alexander.

Ampliación de la esfera (cavidad coronal) conectada al Sol durante dos días, SDO.

26
Link del vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=NOtdm-CgnQQ

39
Un objeto celeste luminoso con dos colas puede interpretarse como
un cometa y una esfera próxima al Sol como una cavidad coronal.
Una vez más el lector debe decidir por su propio criterio con qué se
queda. Es una anomalía difícil de definir, pero más lo son algunos
casos donde el número de cuerpos es tan cuantioso que cuesta
imaginar una flota de naves espaciales veraneando por el sistema
solar, o un grupo de cavidades coronales de paseo. Los objetos se
comportan como animales en migración, desplazándose por la at-
mósfera o cerca del Sol y la Luna, como hace nuestra fauna conoci-
da por tierra, mar y aire.

Regresando sobre la grabación del SDO, SOHO y LASCO, no puedo


evitar la pregunta, además necesaria. Si no es una cavidad coronal
y se trata de un objeto físico, como ocurre en otros casos ¿Cómo se
apreciaría ese cuerpo a través de un telescopio terrestre? ¿Apare-
cería como un punto luminoso en proporción al diámetro de la es-
fera solar y la distancia (1UA) de observación? Desde luego que sí.

Debemos considerar esta cualidad respecto al testimonio de los


astrónomos sobre lo que describían como cuerpos, manchas o pun-
tos luminosos, en ocasiones próximos al Sol. Algunos observadores,
en contraste, precisaron la distancia de los objetos entre los cintu-
rones de Van Allen y las capas altas de la atmósfera. Recordemos
que el disco solar o lunar cumple la función de pantalla, por esta
razón los cuerpos no necesariamente están cerca del astro, como
sucedería en algunas grabaciones del SDO, SOHO, LASCO y demás.

Fotografía lunar con más de 10 cuerpos en tránsito

40
Leeremos descripciones de objetos como puntos, esferas (algunas
con tentáculos fantasmales, alas y distintos apéndices), husos, ba-
rras, serpientes, medusas, peras, ruedas luminosas, sábanas y ob-
servaremos que poseen elementos en común. Considere el lector
que las descripciones de los astrónomos no aluden al tamaño del
cuerpo en sí, se refieren al aspecto de los objetos a simple vista o a
través de un telescopio. Es lógico que a causa de la distancia la per-
cepción de estos casos sea aproximada y subjetiva.

El director del observatorio de Zacatecas, México, don José A. Boni-


lla, publicó un artículo en la revista “L’Astronomie” (1885-347)
donde explicaba que en Agosto de 1883 los días 12 y 13 observó el
paso de un total de 447 objetos voladores no identificados cruzan-
do el disco solar. Eran luminosos y según la percepción del astró-
nomo se ubicaban a una distancia intermedia entre la Tierra y la
Luna, unos 200.000 kilómetros de altitud.

Alguien podría imaginar 447 naves transportando bienes materia-


les por el sistema solar o dando un paseo de dos días, hasta podría
ser posible. Pero la razón invita a mirar estos sucesos reales y
empíricos con otro criterio. A la luz de la Biosférica el fenómeno
OVNI toma nuevas connotaciones y debe considerarse al estudiar
los aspectos técnicos de casos como el descrito por José A. Bonilla,
un testimonio con formación científica sólida, que vale la pena leer.

Transcribo a continuación el caso completo.

Reproducción íntegra del artículo de Nature

Paso a través del disco del sol de un pequeño grupo de objetos vistos
por el observatorio de Zacatecas, México.

“En el Observatorio de Zacatecas, 2.502 metros sobre el nivel del


mar, yo había hecho arreglos para la observación diaria de la super-
ficie del sol, por medios directos y por la proyección de puntos y
granulación de la cromosfera solar por espectroscopio. Para este
fin utilizo un telescopio ecuatorial de 16 cm de abertura en un pro-
yector que cuando el campo del telescopio es sólo útil a un tamaño
de 26 cm, proyecta la imagen del sol sobre un trozo de papel de 25
cm de diámetro. Ya que el disco solar ofrece un interés especial to-
mo fotografías de 6 cm de diámetro por medio de placas instantá-
neas cubiertas con gelatina de bromuro de plata (proceso fotográfi-
co de daguerrotipo)”.

41
“La cúpula del observatorio tiene ventanas pequeñas y espesas cor-
tinas negras, lo que hace posible que sólo el Sol atraviese el objeti-
vo. Este arreglo, gracias a la transparencia atmosférica en esta alti-
tud donde el observatorio está emplazado bajo el cielo tropical (22º
46’ 34’’, 9 de latitud norte), nos permite observar en cualquier mo-
mento los puntos y detalles menores, y aquéllos de las granulacio-
nes con precisión y claridad”.

“El 12 de agosto de 1883, a las 08,00 a.m. comencé a extraer puntos


del Sol cuando, de repente, observé un pequeño objeto brillante,
que penetraba en el campo del telescopio, marcándose asimismo en
el papel que usaba para marcar los puntos. Cruzó el disco solar y se
proyectó como una sombra circular”.

“Apenas me había recuperado de mi sorpresa cuando el mismo fe-


nómeno se repitió y a una frecuencia tal que en el curso de dos ho-
ras fui capaz de contar 283 objetos cruzando la cara del sol”.

“Gradualmente las nubes impidieron una observación adicional que


no pudo ser reanudada hasta que el Sol pasó el meridiano y sólo
durante 40 minutos. Durante este intervalo conté el cruce de 48
nuevos objetos. La trayectoria tomada por los objetos indicó que
seguían un movimiento directo este-oeste con más o menos incli-
nación hacia el norte o el sur del disco.

“Después de varios minutos de observación, noté que esos cuerpos,


algunos de los cuales eran perfectamente redondos y otros alarga-
dos, parecían ser negros y sombríos mientras se proyectaban a tra-
vés del disco solar, pero aparecían luminosos al abandonar el Sol,
cruzando el campo del telescopio”.

“Los intervalos de cruce eran variables, ahora uno tomó escasa-


mente un tercio de segundo, uno, medio segundo, o a lo más un se-
gundo para cruzar el Sol y uno o dos minutos pasaron antes de que
apareciesen otros, de pronto 15 o 20 pasaron casi juntos, de modo
que fue difícil contarlos. Fui capaz de establecer la trayectoria de
varios de estos cuerpos a través del disco solar mediante la marca
de los puntos de entrada y salida sobre la hoja de papel en la cual
yo marcaba los puntos solares. Este papel además del telescopio
ecuatorial sigue el movimiento diurno que aparece en la cúpula ce-
leste por medio de un mecanismo de relojería”.

42
“Como frecuentemente tomaba fotografías del Sol cuando su disco
mostraba puntos y faculae27, decidí tomar también fotografías de
este raro e interesante fenómeno del paso de los cuerpos a través
del Sol. Para este fin reemplacé, en el mismo ecuatorial, la lente de
16 cm por otra de igual intensidad, con un foco químico (apropiado
para el trabajo fotográfico) y el ocular con una cámara fotográfica.
Después de varios intentos de ajustar el equipo, tuve éxito al tomar
varias fotografías, de entre las cuales envié a “L’Astronomie” la más
interesante. Mientras yo tomaba estas fotografías, un ayudante con-
tó los cuerpos con el descubridor ecuatorial del telescopio. La foto-
grafía fue tomada utilizando una placa húmeda con un tiempo de
exposición de 1/100 seg. Esta velocidad no me permitió valorar y
preparar convenientemente los baños, además el negativo debió
ser un poquito coloreado por el revelador. El foco no está totalmen-
te en el Sol, sino más bien en el cuerpo que era de más interés en
esta ocasión”.

“Aunque al primer vistazo de la proyección todos los cuerpos pare-


cen ser redondos y esféricos, en varias fotos se puede observar que
los objetos no son esféricos sino en su mayor parte de forma irre-
gular”.

“He dicho que en la proyección del campo del telescopio estos


cuerpos aparecían luminosos y se destacaban como un sendero bri-
llante; pero cuando cruzaban el disco solar, se veían opacos. Cuan-
do al estudiar detenidamente la foto y su negativo, uno nota un
cuerpo redondo por una nebulosidad y senderos oscuros, los cuales
aparecen brillantes después de abandonar la cara del Sol”.

“Esto me hace creer que los senderos luminosos absorbieron la luz


actínica del Sol o redujeron sus propiedades fotográficas al cruzar
la cara del Sol. A la tarde, las nubes hicieron imposible toda obser-
vación. Sin embargo, tomé medidas y establecí un plan de observa-
ción en caso de que el fenómeno se repitiera en los días siguientes”.

“El 13 de agosto las primeras dos horas del día ofrecieron un cielo
nuboso hasta las 08. 00 a.m. Luego las nubes comenzaron a disper-
sarse un poco y fui capaz de observar. Inmediatamente reapareció
el mismo fenómeno y, durante los 45 minutos que el cielo nos lo
permitió, contamos 116 cuerpos atravesando el disco solar”.

27
Regiones luminosas de la fotosfera del Sol. Se aprecian claramente cerca de los bor-
des de la corona solar.

43
“Inmediatamente después de la observación del día 12 envié tele-
gramas a los observatorios de México y Puebla, pidiéndoles que
observaran el fenómeno, pero no fue visible desde estos observato-
rios. Para verificar de manera indirecta la distancia aproximada de
estos grupos de objetos, cuidadosamente regulé el descubridor del
telescopio, el ecuatorial y un telescopio Focault de espejo plata de
10 cm de diámetro. Durante la noche tuve la oportunidad de dirigir
este sistema a los planetas y la Luna, la cual había estado en el pri-
mer cuarto durante los dos días pasados, sin cambiar el foco, y sólo
la Luna estaba cerca del foco”.

“En vista de que el fenómeno era invisible desde México y Puebla y


otras partes, creo que estos cuerpos estaban relativamente cerca de
la Tierra, y a una distancia menor que la Luna, y que su paralelaje
considerable fue la razón de que en México y Puebla fueran proyec-
tados fuera del disco solar”28.

Tremendo… sobre todo si tenemos en cuenta que acabamos de leer


el testimonio de un astrónomo y no un ovnílogo. José nos habla de
grupos definidos, hasta 116 cuerpos en 45 minutos de observación
y un total de 447 en solo dos días, lo cual demuestra la abundancia
de estos objetos inteligentes en la atmósfera y el espacio. Ahondar
en los casos podría estirar mucho este ensayo y no lo veo necesario.
Por el momento considero suficiente seguir nuestra revisión sinte-
tizando, a fin de avanzar más rápido y lejos. A continuación más
informes astronómicos reportando variedad de tamaños y formas
de estos cuerpos desde principios hasta finales del siglo XIX.

Miles de objetos enormes

Un cuerpo al que se atribuyó el tamaño de Mercurio fue reportado


por F. A. R. Russell, que lo vio en compañía de otros cuatro obser-
vadores, cruzando frente al sol29.

El 26 de Julio de 1819 fueron observados dos cuerpos enormes por


Gruthinson, cruzando el disco solar. La publicación también repor-
ta que los astrónomos J. R. Hind, Chamberland, Benjamin Scott y
Mr. Way observaron un objeto en forma de huso gigantesco cruzan-
do frente al disco solar30.

28
Traducción: Andreas Faber-Kaiser, 1988.
29
Nature, 14-505
30
Nature, 14-469

44
El 15 de Mayo de 1836, en La Habana, el profesor Auber observa
durante un eclipse gran cantidad de cuerpos luminosos alejarse del
Sol. Mr. Poey informa un caso con idéntica descripción el 3 de Agos-
to de 188631.

En 1869, durante un eclipse de sol, el profesor Coffin observó a tra-


vés de su telescopio el tránsito de “copos luminosos” que parecían
polvo de carbón flotando. Sin embargo, debido a la regulación del
telescopio los objetos se apreciaron definidamente delimitados, por
lo que se encontraban a considerable distancia de la Tierra y no en
su atmósfera32.

El 17 y 18 de Octubre de 1870, en Bangalore, India, el teniente


Herschel en una observación solar descubrió cantidad de cuerpos
luminosos que al pasar frente al sol aparecían como sombras oscu-
ras, cuyo tránsito duró dos días33. En palabras de Herschel: “El vue-
lo ininterrumpido en un período de dos días, en número tan consi-
derable, en las regiones superiores de la atmósfera, de animales
que no abandonan un solo rezagado, es un hecho único no solo en
los anales de la historia natural, sino también de la astronomía”.
Cambiando la abertura del diafragma percibió “alas” que describió
como “apéndices fantasmales”.

En el observatorio astronómico de Rio de Janeiro fueron observa-


dos múltiples cuerpos luminosos y opacos cruzando el disco solar,
desde finales de Diciembre de 1875 hasta el 2 de Enero de 1876 34.

15 y 25 de Abril de 1883, Marsella, Francia. M. Briguière reporta el


paso de muchos cuerpos irregulares que adoptaban alineaciones
inteligentes frente al disco solar35.

M. Trouvelet reporta gran número de cuerpos pequeños transitando


frente al sol en 1885. Llevaban diferentes velocidades y rumbos.
Con estructuras incomprensibles. El astrónomo declaró que jamás
había visto nada parecido a aquellos cuerpos.36

31
L’Astronomie, 1886-70.
32
The Journal of the Franklin Institute, 88-151.
33
Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, 30-135.
34
La Nature, 1876-384
35
L’Astronomie, 1886-70.
36
L’Année Scientifique, 1885-8

45
Gigantesco cuerpo traslúcido grabado por la NASA. 16 de Junio de 2014.

Astrónomos de todo el mundo informan sobre OVNIs que han des-


crito como “animales que no dejan atrás un solo rezagado” tal y
como reportó Herschel, “criaturas aladas” en el caso de sir Robert
Inglis o formaciones inteligentes en capas altas de la atmósfera te-
rrestre, como vieron cantidad de observadores. 447 objetos lumi-
nosos en tránsito vistos por José A. Bonilla y el enigma continúa sin
respuesta ¿Qué vieron los astrónomos en el cielo? En el mejor de
los casos nubes de polvo, cometas, materia espacial, huecos transi-
torios con remolinos y CME, rayos en bola, manchas en la lente a
causa de polvo o hielo, reflejos, termales y un sinfín de explicacio-
nes han sido la postura oficial ante las manifestaciones OVNI. Y tal
vez resolverían algunos sucesos, pero no pueden atribuirse a los
casos expuestos durante este ensayo. Seamos sinceros: en todo he-
cho paracientífico la Ciencia prescinde de cualquier revisión; ofrece
soluciones razonables y dicho sea de paso, simplistas. Teme lo
inexplicable porque cuestiona sus axiomas más firmes. Pretende
ser la única respuesta y no siempre lo es. Resolver casos del fenó-
meno OVNI con falsa Ciencia y explicaciones razonables —y ridícu-
las— fue el objetivo final del fraudulento Blue Book37, que se ven-
dió a la sociedad como proyecto científico y duró desde 1959 hasta
1962. Y aquello no era Ciencia, era basura.

37
Proyecto Blue Book (Libro Azul) Estudio sobre los OVNIs de la USAF. 701 casos care-
cieron de explicación racional. Comprobada la realidad del fenómeno y bajo pretexto
de la manida seguridad nacional, se propuso dar explicaciones simples que desacre-
ditaran o negaran el fOVNI, continuando así la campaña de descrédito para los no
identificados iniciada en 1949 con el caso Roswell.

46
No digo que muchos científicos conspiren —aunque algunos ha-
brá— pero en lo concerniente a los OVNI prefieren mirar a otro la-
do, comulgando respuestas acordes a su postura y no al empirismo,
excluyendo y traicionando las propias bases de la Ciencia.

Nadie sabrá —o sí— qué clase de objetos son esos husos amarillen-
tos gigantes que en mi avistamiento bien podrían pasar los 2000
metros de envergadura. Dentro de la Biosférica podrían tener un
hueco. En su clasificación de especies sobre biología espacial
Wasilko-Serecki atribuía esta forma de huso, entre otras muchas
que veremos aquí, a criaturas que vuelan por nuestra atmósfera,
sin descartar que tengan su origen extramuros de la Tierra. Es po-
sible, quién sabe, que tuviera razón; pues se antoja absurda la idea
de algo tan inmenso en anchura y pequeño en altura.

No está resuelto. Desconozco a qué género pertenecen los husos. Si


se trata de biología espacial desconocida, que dada la vastedad
inacabable de su hábitat crecería hasta dimensiones planetarias, lo
cual no descarto, o si por el contrario se trata de objetos voladores
diseñados por alguna civilización mucho más avanzada y antigua
que la nuestra. Lo que parece evidente es que los casos de centena-
res y miles de cuerpos durante siglos en tránsito por la alta atmós-
fera, visto su comportamiento se corresponderían más con Biosfé-
rica que con ingenios o tecnología de cualquier clase.

Pero no todo lo que vuela es Biosférica, existen grandes naves re-


portadas por testigos de altísima credibilidad desde hace cincuenta
años hasta el presente38, así como las descritas en cantidad de tex-
tos antiguos, con claras alusiones a palacios flotantes en el espacio
exterior. Las moradas de los dioses fueron descritas con detalle y
perfección en antiguos textos sagrados, aludiendo elementos im-
propios a una época desconocedora de aeronáutica. Veamos un ex-
tracto del Mahabharata, cuya escritura en sánscrito data del siglo I
antes de nuestra era. En el Saphaparvan (3, 6-10), según el sabio
Narada, leemos que la sala de reuniones de Indra era un espacio
volante flotando en el espacio cuyas dimensiones expresadas en
medidas actuales alcanzaban los 16 kilómetros de altura, 1.200 ki-
lómetros de longitud por 8 de envergadura. La sala de reuniones de
Yama medía 750 km. La de Kuvera 550 por 800 km.

38
Véase el archivo de Fernando Cámara, ex capitán del ejército del aire español, ac-
tualmente ovnílogo. Expone encuentros de los caza del ejército español con naves de
impresionante tamaño, registrados en los archivos militares desclasificados.

47
Lugares descritos con lujoso detalle como inmensos palacios vola-
dores. Lo que hoy día entenderíamos como gigantescas nodrizas en
diferentes órbitas de la Tierra y el sistema solar. Esos palacios vo-
ladores eran de gran anchura e impactante altura según los relatos,
lo cual no se ajusta a las proporciones (15-1) de nuestros increíbles
y surrealistas husos, que siguen siendo un misterio real y enorme
por resolver.
Criaturas en forma de pera también fueron consideradas por
Wasilko-Serecki como exobiología. Veamos algún caso.
La revista Nature, en 11 de Agosto de 1893 y la Canadian Weather
Review, cinco años después, en Julio de 1898, se hacen eco de una
observación del meteorólogo F.F. Payne sobre un objeto muy gran-
de, en forma de pera, cruzando el cielo. A medida que se alejaba el
objeto se fue atenuando. El avistamiento duró seis minutos. Por
increíble que resulte, todo un meteorólogo experto resolvió el
asunto diciendo que aquello debía ser alguna especie de nube rara.

Pero es que ¡el abrumado científico no tenía otra opción! Los círcu-
los más ortodoxos han condenado a sus propios colegas cuando
han hablado o escrito estas rarezas sin acatar sus versiones. Esto ha
definido de qué se puede hablar y de qué no, en el mundo científico.

Cuando conviene estos científicos incluyen un hecho, cuando no lo


excluyen. Un mal que también afecta a las paraciencias; cuando
conviene está demostrado científicamente, cuando no todos los
científicos están vendidos y conspiran contra la sociedad. Lo cierto
y esto es un hecho históricamente comprobable, es que si un cientí-
fico discrepa y se atreve a incluir un excluido, queda inmediata-
mente excluido con él. El que un grupo de expertos apoyen sus
afirmaciones en opiniones y no en hechos constatados y demostra-
bles y hagan uso de su estatus científico para burlarse de quien
opina diferente, solo demuestra su miedo a ver tambalearse una
Ciencia que han convertido en religión teórica; teorías en opinio-
nes. Opiniones en Dogmas. Dogmas en Credos. Credos en pedante-
ría y lo que es peor: Ciencia en Religión.

Afortunadamente en la Ciencia, como en todo corpúsculo humano,


hay de todo. Es muy de admirar que el científico negacionista pro-
medio —en general— solo cita las paraciencias con el fin de mofar-
se y ridiculizarlas, poner un montón de pseudos (que significa falso)
delante de las palabras o buscar el mínimo error o dato que de-
muestre que alguien se equivoca en algo, para desprestigiar y des-
cartar el conjunto de la información.

48
Mientras que el explorador paracientífico con criterio —en gene-
ral— respeta y valora el avance de la Ciencia, del que se siente par-
te como ser humano. Y digo con criterio, porque dentro de las para-
ciencias tenemos que lidiar con toda suerte de iluminados trufados
de medias ciencias y teorías religiosas renombradas, reinterpreta-
das y presentadas como verdad. Eso no es una trampilla, es insuflar
creencias a personas que por características personales las pueden
adoptar: una actitud del todo irresponsable. Al margen de todo es-
to, la conciencia se refleja en los actos de unos y otros. He tenido la
oportunidad de conversar tanto con personas que cuentan expe-
riencias increíbles, como con catedráticos científicos, comprobando
que la calidad humana está presente en toda clase de personas. La
Ciencia es el camino más sólido para avanzar, pero no el único y
mucho menos si excluye sin razón. Ni es un oráculo, ni los científi-
cos los doce apóstoles. Regresando al aspecto que nos ocupa y la
variedad de formas de la biosférica, abordaremos las medusas del
espacio, unos animales fascinantes, de diversos aspectos, que sor-
prenden por su asombroso parecido tanto con los platillos volantes
como con algunas medusas marinas. Y para entender su forma de
manifestarse debemos leer con atención el testimonio de Rafa Gá-
rate, veterano profesional de aviación, que relató un impactante
encuentro con una de estas criaturas al investigador y periodista
Juan José Benítez:

“Recuerdo que estaba practicando baja aproximación a Zaragoza


cuando, de pronto, la torre me pidió que identificara un objeto que
se hallaba en su vertical. Al parecer había surgido una traza en el
radar. Es decir, un <<desconocido>>. Y me fui hacia él, ascendiendo
a 31.000 pies. No tardé en divisarlo. En un primer momento, en la
distancia, lo asocié con un globo meteorológico. Brillaba al sol y te-
nía forma de pera invertida, Algo parecido a una medusa transpa-
rente”.

“Pero lo increíble ocurrió cuando intenté aproximarme. El <<chis-


me>>, súbitamente, pegó un <<tirón>> y se elevó, dejándome con
dos palmos de narices. Yo volaba a 0,8 o 0,9 de match. No podía
creerlo. Y seguí persiguiéndolo. Pero, a cada maniobra, replicaba
puntual e inteligentemente, alejándose a <<toda pastilla>>. Nunca
había visto cosa igual. Y lo hacía en cualquier dirección: arriba, aba-
jo, hacia la derecha o a la izquierda. Le daba lo mismo. Aquello, te lo
juro, era cómico. Yo, con mi poderoso 104, parecía un cangrejo. No
supe calcular el tamaño. Llegué a estar a unos dos mil pies y, su-
pongo, tenía que ser enorme…” —Seguro que sí lo era—

49
Capítulo 3
Las Medusas del Espacio
Un día de septiembre de 1702, al mediodía, el Sol adquirió un
color sanguinolento durante varios días seguidos, y cayeron hilos
que parecían de algodón, procedentes, al parecer, del mismo Sol...
Jaques Valle
Posible biología espacial, pero... muy posible.
Esteban Palomo
.
Carl Edward Sagan
Sagan se había distinguido por ser un gran promotor del escepti-
cismo y la metodología científica, sin embargo y muy hábilmente
supo introducir conceptos que dichos de otra forma más directa
hubieran escandalizado a muchos de sus colegas. El hecho de que
no desvelara la auténtica realidad que se hallaba oculta tras las di-
ferentes misiones e investigaciones espaciales que se llevaban a
cabo en la NASA, de las que él seguramente llegó a conocer dada su
colaboración con el Jet Propulsion Laboratory, ha sido motivo sufi-
ciente para que muchas personas lo tachen de desinformador, ba-
sándose en que ocultaba al público los numerosos descubrimientos
que las diferentes misiones espaciales hicieron sobre una ingente
cantidad de vida extraterrestre.
Si desde la Tierra se pueden ver animales atmosféricos, podemos
imaginar lo que vieron realmente las misiones espaciales sobre la
propia atmósfera terrestre o las de otros planetas y los alrededores
de nuestro sistema solar. Es bien posible que allende nuestro pla-
neta la vida abunde en billones de mundos con una variedad quími-
ca y biológica que cuesta imaginar.
¿Es tan descabellado pensar que pueda ser real? Centenares de tes-
tigos afirman haber visto estas luces de movimiento inteligente a
través de un telescopio, a simple vista en el firmamento y alrededor
de centrales eléctricas o refinerías de hidrocarburos.
En la obra Cosmos, homóloga de la serie televisiva de divulgación
científica, Sagan nos hace una descripción en la página 39 sobre
unos seres hipotéticos que vivirían en la atmósfera de Júpiter, clasi-
ficándolos en tres grupos respectivamente:

50
Hundientes: Serían unos organismos de reducidas dimensiones
que vivirían y se reproducirían de forma abundante para poder
subsistir como especie. Dado que podrían tener depredadores que
menguaran sustancialmente el número de especímenes.
Flotantes: Los describe como una suerte de grandes globos de hi-
drógeno y hace una analogía con un globo de aire que flotaría man-
teniendo su interior caliente y aprovechando la energía del alimen-
to que podría encontrar. Sagan "imaginaba" con su colega Edwuin
Ernest Salpeter, que estos flotantes podrían tener diversos tama-
ños, algunos con kilómetros de diámetro.
Cazadores: Serían muy rápidos y con alta maniobrabilidad, po-
drían ser los depredadores de los flotantes, de los que se alimenta-
rían extrayendo tanto sus moléculas orgánicas, como sus reservas
de hidrógeno.
Unos ejercicios de imaginación muy sugerentes.
El lector recordará la definición que proponía Wasilko-Serecki res-
pecto animales atmosféricos cuando nos decía que podrían ser
“membranas o esferas de fina composición que contienen siliconas
coloidales en una forma especial y que podrían asumir estructuras
lenticulares cuando estuviesen estacionadas”. La composición gela-
tinosa de los biosféricos tiene concordancia con fenómenos acaeci-
dos desde hace siglos, englobando avistamientos OVNI, meteoros
imposibles, lluvias extrañas pestilentes y grandes caídas de mate-
rial gelatinoso, de las que nos ocuparemos en el siguiente capítulo.
Según Wasilko-Serecki estas criaturas podrían ser inmensas esfe-
ras membranosas que adoptarían formas y colores variados. Cam-
bios de forma y color que nos evocan nuevamente a esa fauna ma-
rina capaz de acometer las más sorprendentes transformaciones.
En el mar diferentes especies como Sepias y Pulpos son capaces de
disfrazar y mutar su aspecto en un pestañeo. En definitiva, las ima-
ginaciones de Sagan y Salpeter deberían considerarse.
Maggie Adderin Pocock
Parece que la Dra. Maggie Aderin Pocock así lo hace. Es científica
experta en satélites de la Agencia Espacial Europea ESA y asesora
del gobierno británico. Reconoció la alta probabilidad de vida ex-
traterrestre en otros planetas, incluso en nuestro sistema solar, es-
peculando sobre la vida en Titan, una luna de Saturno, diciendo que
en el espacio deben existir grandes criaturas similares a medusas,
del tamaño de estadios de fútbol, con una base de vida basada en el
silicio en lugar del carbono. Hizo estas declaraciones durante una
charla en el canal televisivo Eden, en Gran Bretaña.

51
La idea de la base bioquímica del silicio es antigua, siendo su pione-
ro el astrofísico alemán Julius Scheiner, en un ensayo sobre la pro-
babilidad de vida extraterrestre y su adaptación a una amplia va-
riedad de entornos, publicado en 1891. También el profesor de
bioquímica Isaac Asimov, al igual que Carl Sagan, admitieron la po-
sibilidad de formas de vida con bases bioquímicas diferentes.
En declaraciones realizadas al periódico británico The Indepen-
dent, la Dra. Aderin dijo que imaginaba seres como medusas gigan-
tes, con grandes bocas abiertas recogiendo nutrientes químicos, o
que podrían alimentarse sólo de energía, como la luz solar.
Declaraciones casi idénticas a los imaginarios ejercicios de Sagan y
Salpeter respecto a sus flotantes en la atmósfera de Júpiter.
Una mirada al pasado
Corría el año 2011 y mi desconcierto no podía ser mayor. Cada no-
che pasaba horas en el balcón de la bohardilla tratando de com-
prender que eran aquellos puntos luminosos que surcaban la alta
atmósfera.
Cuando tuve oportunidad de observar las criaturas que narré en
Puzzle no pude evitar considerar que ellas y los misteriosos puntos
tuvieran conexión. Las dos medusas, a unos 30 metros sobre mi
posición, mostraron transparencia y opacidad. Luminiscencia. Es-
taban claramente vivas y su movimiento evocaba medusas marinas
desplazándose, en este caso por el cielo. Pulsaban luz desde el nú-
cleo hacia el exterior en aros concéntricos y parecían palpitar, in-
flándose y desinflándose como describió Trevor J. Constable. Du-
rante mi exploración encontré animales conocidos capaces de pro-
ducir descargas de energía, bioluminiscencia o hacerse completa-
mente invisibles, como el Zafiro del mar, comprobando que dichas
manifestaciones también son fenómenos propios de la naturaleza.
Cuando llegó a mis manos un año después el libro de Faber-Kaiser
y Vignati y leí el título del tercer capítulo “Las increíbles medusas del
espacio” comprendí que mi observación y aquella teoría obedecían
obligadamente al mismo fenómeno. Mis conjeturas se apuntalaron
firmemente cuando conocí el Incidente Tether y pude apreciar con
asombro centenares de criaturas idénticas a las que transitaron so-
bre mí posición en Reus. Esto me hizo comprender que aquellos
impresionantes animales habitaban ahí arriba en gran número.
Ellos eran los abundantes puntos luminosos que ganaban mi aten-
ción cada noche mientras hacían sus cabriolas y destellos. Desde
entonces utilizo este nombre, medusas del espacio, para referirme a
esta especie —presente en el incidente Tether— en concreto.

52
Para entender mejor este aspecto transcribo de Puzzle el relato de
la visión personal que tuve en el cielo de Reus, Cataluña, el año
2011, este momento impulsó mi estudio sobre la Biosférica:
“Me encontraba en el balcón con la vista fija en el cielo cuando co-
mencé a divisar desde la zona sur un extraño disco blanco con una
peculiaridad que llamaba enseguida la atención: mostraba una cu-
riosa oscilación de intensidad que iba desde la casi total transpa-
rencia hasta una relativa opacidad.
“Venía con rumbo de sur a norte a velocidad moderada. Me levanté
apresurado mientras me libraba con torpeza del enredo de mantas
que me abrigaba. A medida que el objeto se acercaba más a mi po-
sición, creía que estaba viendo el clásico artefacto volador en forma
de platillo. De hecho no tenía duda en ese primer momento, estaba
viendo una nave espacial que en pocos segundos iba a transitar por
encima de mi cabeza a no más de doscientos metros de altura sobre
el suelo39”.
“Su velocidad de crucero era relativamente lenta, no creo que fuera
superior a unos 80km/h y para mayor impacto cuando llegó a la
vertical de la vivienda que había delante de la mía, comencé a escu-
char un leve sonido”.
“Un sonido difícil de describir, pero por aproximarnos diría que
era como introducir un papel en las aspas de un ventilador hasta el
punto de un roce leve; entre eso y el sonido de un tren de vapor
pero más agudo y débil. Complicado de explicar con palabras pero
tan claro y desconocido que me erizó el vello y me dio escalofríos.
Cuando el objeto pasó justo por encima de mi posición, la sorpresa
fue, diría que gratificante”.
“No era ninguna nave, ni siquiera era una luminaria donde solo se
puede apreciar una esfera de luz”.
“Tenía todo el aspecto de un ser vivo, una bestia, un animal. Ese so-
nido parecía proceder de dos pequeñas aletas en forma de abanico
situadas en sus costados, que movía con gran velocidad, al estilo del
aleteo de un Colibrí aunque salvando las diferencias debido al ta-
maño”.

39
Mediciones posteriores me llevan a concluir que los objetos pasaron en realidad a
unos 20 o 30 metros de altura.

53
Imagen NASA, 2013. Una criatura idéntica a las observadas en este relato.

“Algo que me llamó poderosamente la atención, fue el orificio re-


dondo situado en todo el centro del disco, como los donuts, pero
proporcionalmente bastante más pequeño. Se me ocurrió compa-
rarlo a un eritrocito o a alguna otra célula parecida, pero hecho a
gran escala. La camaleónica aparición mostraba también un efecto
de respiración en su cuerpo; se inflaba y desinflaba modificando
levemente su tamaño a intervalos regulares de entre uno y dos se-
gundos, de modo sincronizado a la oscilación de transparencia que
comentaba al principio”.
“La medusa siguió su rumbo en dirección norte y yo seguía embo-
bado mirándola. Pero no acabó ahí el espectáculo, lo que me tiró de
espaldas fue una segunda medusa exactamente igual a la anterior
siguiendo idéntico recorrido apenas cinco minutos después”.
Fue impactante y hermoso observar a esas dos criaturas. Pero fue
muy gratificante volver a encontrarlas en diferentes grabaciones y
fotografías. Idénticas. Recuperemos el hilo.
Todos los investigadores que han desarrollado estudios y teorías
sobre animales atmosféricos coinciden en la composición gelatino-
sa de estos, que podría ser la causa de ese movimiento similar a la
respiración y de los restos gelatinosos hallados por el planeta des-
de hace siglos, vinculados con apariciones de OVNIs, fenómenos
celestes y lluvias extrañas.
Sucesos que insisto en recordar al lector para observar su conexión.

54
Tether incident
La baja resolución de las imágenes no nos permiten ver en detalle a
estos OVNI, pero la captura se aproxima lo suficiente a una visión
cercana. Se trata de la filmación que efectuaba la estación espacial
internacional (ISS) sobre el transbordador espacial de los Estados
Unidos en la misión STS-75.

Objetos aparecidos en gran cantidad durante el incidente tehter

La NASA lleva a cabo una misión el 25 de Febrero de 1996. Ese día


la lanzadera espacial Columbia realiza diferentes experimentos en
el espacio situado sobre Mali, en el noroeste de Africa. Aquí nos
encargamos de un experimento concreto llamado Tethered
Satellite System (TSS-1R), que consistía en poner en órbita un
generador eléctrico que aprovecharía la energía del campo
magnético de la Tierra para abastecer a futuras misiones. Su
instalación debía ser en la ionosfera terrestre40. Para ello
extendieron un cable que tenía una longitud de 20,7 kilómetros y
cuando habían soltado más de 19 kilómetros de cable, este se
rompió y quedó flotando como una gran barra luminosa. La ISS
enfocó el cable roto para hacer el seguimiento propio. En ese
momento, decenas de objetos voladores no identificados se
aproximan al cable que flota iluminado debido a las cargas
eléctricas y los gases ionizados. La cantidad de OVNIs que salieron
al encuentro del cable, como si fueran atraídos por él, fue
asombrosa. La claridad de las imágenes no deja duda al respecto.

40
La Ionosfera se encuentra entre la mesosfera y la exosfera. Se extiende entre los 80
y los 500 km de altitud aproximadamente; en ella tienen lugar abundantes procesos
de ionización en los cuales se originan grandes concentraciones de electrones libres.

55
Fotograma del incidente tether. STS-75 NASA

Las cámaras de las misiones espaciales pueden filmarlos en ultra-


alta definición, a pesar de ser estos OVNI muy atenuados o
invisibles a nuestros ojos dado que dichas cámaras son capaces de
grabar en frecuencias por debajo del espectro infrarrojo así como
por encima del ultravioleta, fuera de nuestra capacidad de visión,
donde parece que son visibles de un modo llamémoslo natural.

56
Por esta razón, observadores celestes, expertos y aficionados,
graban objetos en la atmósfera con equipos de visión infrarroja.

Por lo general la calidad de imagen original es muy superior a la de


los audiovisuales que se filtran en internet y que son los únicos
accesibles al gran público. Una vez más, la NASA salió al paso con su
explicación oficial afirmando que se trataba de cristales de hielo
reflejados por la cámara de la estación espacial internacional. Es
muy difícil creer esta explicación, cuando podemos ver claramente
que varios objetos pasan por detrás del cable. Por otra parte
siempre que hay suciedad de cualquier tipo en el objetivo de una
cámara, el resultado nunca es una imagen nítida ni con movimiento
uniforme. Además de la prueba que supone este documento, afirmo
que las criaturas vistas por mí en verano de 2011 que descendieron
casi a la superficie son los mismos entes que pueden observarse en
la grabación de la NASA sobre la misión STS-75 del tether incident.

David B. Sereda, es físico, ovnílogo y especialista en varias discipli-


nas. Lleva años estudiando diferentes anomalías que se repiten en
grabaciones de la NASA, sobre todo en las misiones del transborda-
dor espacial y la estación espacial internacional ISS.
David demuestra de forma magistral como los objetos que se ob-
servan en movimiento durante estas grabaciones no se correspon-
den con fenómenos naturales espaciales como pudieran ser meteo-
ros, motas de polvo o cristales de hielo frente la óptica de la cáma-
ra, tal y como afirman científicos de la NASA, que por otra parte
admitió que estaba detectando objetos que no deberían estar ahí y
para los cuales no tienen explicación posible. Escapan a la gravedad
terrestre y aceleran o desaceleran a gran velocidad y de forma inte-
ligente. De hecho, una amplia gama de satélites del Departamento
de Defensa de los Estados Unidos están rastreando estos objetos
similares a bolas de fuego que, contra lo que se podría pensar, son
bastante frecuentes en nuestra atmósfera y podrían explicar una
parte de extraños puntos en movimiento que se pueden avistar de
forma habitual en cualquier noche despejada.
D. Sereda intercambió correspondencia con el Dr. Joseph Nuth, jefe
de astroquímica de la NASA. En su correspondencia el Dr. Nuth
afirmaba lo siguiente: “la NASA realiza observaciones de objetos
inexplicables ingresando en la atmósfera, detectables únicamente
en el espectro de luz ultravioleta”.

57
Existió una investigación al respecto dirigida por el Dr. Louis A.
Frank (NASA) donde se hacía un seguimiento del satélite Polaris
que se halla a 25.000 km de distancia de la Tierra.
Al utilizar las cámaras ultravioleta pudieron contabilizar entre 10 y
20 millones de objetos al año con un diámetro superior a los 12
metros y un peso de 40 t (toneladas métricas) que impactaban con-
tinuamente en nuestra atmósfera.

Está claro que la presentación de cualquier forma biológica de hábi-


tat intra o extraterreno, cuya composición bioquímica no emula en
nada la naturaleza conocida, sería reconocer vida exógena y muy
bien organizada como para poder ser desclasificada. Demasiado
comprometedor, pues ya no estamos hablando de unas simples
bacterias, sino de un hecho con importantes implicaciones.
Lejos de ser un hecho aislado, los mismos objetos han desfilado
frente a las cámaras de la NASA en la misión STS-80, que se lanzó el
19 de Noviembre de 1996 y aterrizó el 7 de Diciembre, poniendo en
graves apuros a quien trata de ocultar su existencia.

58
Fotograma de grabaciones, misión STS-80. NASA.

Fotograma de grabaciones, misión STS-80. NASA

La cantidad de cuerpos que han sido grabados por las cámaras de la


estación espacial internacional es abrumadora. Las imágenes dis-
ponibles —a pesar del ocultismo y la negación científica— demos-
trando su presencia en la atmósfera, empíricas.
Concluyo a título personal que la biología espacial atmosférica es
un hecho verificado a nivel gráfico. Que dichas pruebas, llegado el
caso, tendrían que ser aceptadas y revisadas en un tribunal de jus-
ticia. Aunque lo difícil sería que fueran aceptadas como válidas.

59
Fotograma de grabaciones en la misión STS-80. NASA.

El incidente Petrozavodsk
22 de septiembre, 1977, Petrozavodsk, capital de la República So-
viética de Karelia, en la antigua URSS, próxima a la frontera con Fin-
landia. El noticiero Tass sorprende al mundo con una noticia
inusual, el teletipo decía lo siguiente: “Los vecinos de Petrozavodsk
han observado con gran asombro cómo una estrella con forma de
medusa se acercó lentamente hacia la ciudad, despidiendo una mul-
titud de rayos muy finos que crearon una imagen como de lluvia”.
Ruego al lector recuerde este dato de rayos muy finos que crearon
una imagen como de lluvia. Es de suma importancia para los aspec-
tos que veremos durante el siguiente capítulo y guarda estrecha
relación con el caso Évora que veremos hacia el final de este.

Ovni Medusa de Petrozavodsk. 1977

60
Ovni Medusa de Petrozavodsk. 1977

Numerosos testigos dijeron que la rara aparición duró entre diez y


doce minutos. Con posterioridad circularon rumores sobre la exis-
tencia de misteriosos orificios en los cristales de las ventanas de
Petrozavodsk, ocasionados, al parecer, por los rayos luminosos que
había lanzado la "medusa".
El periódico Pravda41 reportó el suceso un año después. La «medu-
sa» se transformó en un semicírculo luminoso y empezó a moverse
hacia el lago Onega. El caso causó gran revuelo y la comunidad ne-
gacionista cayó sobre todo el que se atrevió a hablar de un Ovni.
Sólo fueron los restos de un satélite, aseguran. Cuesta creer des-
pués de ver las maniobras que realizó el objeto. Parece que en
nuestros días globos, reflejos, satélites y misiles han sustituido a los
cometas y meteoros ¡¡¡Fort fliparía!!!

41
Pravda, 22 de septiembre de 1978.

61
Ovni Medusa de Petrozavodsk. 1977

Juan José Benítez reportó el caso documentando cuanto fue posible


y dijo al respecto: “A pesar de ello, y quizá por lo anormal del objeto,
las autoridades soviéticas «consintieron» en su difusión. Una «anor-
malidad», dicho sea de paso, que no resulta tal para cualquier inves-
tigador occidental del tema ovni. Objetos con forma de «medusa» han
sido y siguen siendo vistos en todo el mundo”.
El hecho ocurrió hacia las cuatro de la madrugada. Un experto de la
NASA, James Oberg, se pronunció al respecto argumentando que
“podía tratarse de los restos del satélite espía Cosmos-955”. Si con-
sideramos que los testigos aseguraron observar aquel cuerpo du-
rante 10 o 12 minutos, apreciando cambios de forma y el despla-
zamiento hacia el lago, el satélite no se sostiene, mal que le pese al
gremio negacionista. No hay cohete o satélite construido por noso-
tros capaz de sostenerse ingrávido durante tanto tiempo, cambiar
de forma y luego desplazarse en horizontal. Antes se estrellaría en
el suelo. Una acertada observación de J.J. Benítez.

62
Y parece que nos encontramos ante otro suceso excluido con gran-
des esfuerzos y pequeños argumentos. Como vemos algunos cientí-
ficos prefieren especular sin fundamento a reconocer la objetividad
de unos hechos inexplicables. Desde luego, como dijo Benítez: “los
argumentos presentados son más fantásticos que la aparición del
propio OVNI”. Totalmente de acuerdo, maestro…
Las capturas de estos cuerpos son abundantes en la historia de la
carrera espacial, demostrando su presencia en el espacio exterior.

Fotograma de una grabación durante la misión STS-119. Cuerpo discoidal con oque-
dad central. Cruzó por el plano recorriendo de arriba abajo el marco de las ventanas.

Misión STS-104. 16 de Julio de 2001. Cuerpo esférico con oquedad o núcleo central.
Grabado por las cámaras de la NASA.

63
Las medusas del espacio
16 de Mayo de 1808, 4 de la tarde, El sol se enrojece en el mismo
momento que del occidente, en el horizonte, aparecen gran canti-
dad de cuerpos redondos, color marrón, atravesando el cielo hacia
oriente. El suceso duró casi dos horas. Algunos de los cuerpos vo-
lantes cayeron al suelo, donde se encontró una película que desapa-
reció en poco tiempo. Cuando pasaban cerca del Sol se agrupaban
entre sí. Se apreciaba en ese momento una suerte de colas (apéndi-
ces) que calcularon de cinco a seis metros. Fueron descritos como
gelatinosos42.
El 5 de Junio de 1880, el comandante Harris del navío Shanhjehan
informó la visión de un objeto extraño que le hizo detener su barco.
Eran las 10 de la noche, con mar calmo y un cielo inyectado de es-
trellas. Harris describe una suerte de “olas espaciadas de luz bri-
llante en un cuerpo de sustancia desconocida e imposible de identi-
ficar”. Flotaba sobre las aguas. Se apreciaba iluminado y reflejaba
su luz en el mar, con lo que fue descrito como grandes rayos. En
palabras del comandante: “Se sucedían ola tras ola, en el espectácu-
lo más grande y solemne que se pueda imaginar”43.
Olas espaciadas de luz: me recuerda perfectamente a los anillos
concéntricos luminosos que se proyectaban desde el núcleo al exte-
rior de las dos criaturas que me sobrevolaron en Reus. Parecía que
al expandirse la onda de luz se hacían perceptibles a la visión.
20 de Diciembre de 1893. Un cuerpo luminoso desplazándose de
oeste a este, 15º sobre el horizonte, fue visto por una multitud en
Virginia, Carolina del Norte y Carolina del Sur. Durante su tránsito
se detuvo en alguna ocasión, permaneciendo inmóvil hasta 15 mi-
nutos (similar al OVNI de Petrozavodsk). Según algunos testigos el
objeto parecía “una rueda blanca” que en su desplazamiento emitía
un ruido que también señalaron los observadores44.
17 de Junio de 1777, Messier reporta una cantidad abrumadora de
cuerpos esféricos y opacos45.
8 de Agosto de 1849, Gais, Suiza. Robert Inglis escribe una carta al
coronel Sabine reportando miles y miles de objetos brillantes en
tránsito, durante 25 minutos, sobre un cielo totalmente despejado.

42
Trans. Swedish Academy of Sciences, 1808-215 y North American Review, 3-3198.
43
Nature, 21-410. Correspondencia al Englishman, Calcuta, 1880.
44
L’Astronomie, 1894-157.
45
Arago Euvres, 9-38.

64
La sirvienta de sir Robert I. apuntó que algunos de ellos parecían
“dotados de alas”46.
4 de Septiembre de 1851, el reverendo W. Read relata gran canti-
dad de cuerpos luminosos en el campo visual de su telescopio. La
mayor parte se dirigían de este a oeste y otros de norte a sur. Algu-
nos evolucionaban rápidamente y otros más lentos. Read dijo al
respecto de su observación: “En 28 años de experiencia jamás ha-
bía visto nada igual” mientras comentaba que dos miembros de su
familia también habían visto los OVNI47. El reverendo Read descri-
bió los objetos como redondos, bien definidos y sin semblante al-
guno a nada conocido, negando la posibilidad de cualquier error de
percepción48.
Centenares de cuerpos pequeños, de color negro, son reportados
por tres astrónomos, de Cuppis, Buys-Ballot y Herrick49. En la mis-
ma publicación (1874-62) se describen unos cuerpos iguales cru-
zando frente al disco lunar por Mr. Lamuy.
27 de Abril de 1863, Henry Waldner observa varios cuerpos bri-
llantes estrellados con apéndices transparentes desplazándose por
el firmamento rumbo oeste este. Puso en aviso al Dr. Wolf del ob-
servatorio astronómico de Zurich, que corroboró la presencia de
los extraños cuerpos añadiendo una observación idéntica efectuada
en el observatorio de Capodimonte, Nápoles, el 11 de Mayo de 1845
por Capocci50.
El 22 de Marzo de 1870 los marineros del Lady of the lake observan
en el cielo un objeto descrito como una nube de forma circular. Avi-
saron al capitán F.W. Banner, que anotó el avistamiento en el diario
de a bordo. El capitán describió el objeto de aspecto geométrico,
complejo y estable. En su forma circular tenía un semicírculo inscri-
to dividido en cuatro partes (anillos concéntricos) con el trazo de
división comenzando en el centro del círculo y extendiéndose hacia
el exterior para curvarse después hacia atrás. Se desplazó rumbo
sudoeste noroeste. Era de color gris nube. Volaba mucho más bajo
que las demás nubes desplazándose contra el viento. Fue visible
durante media hora y después desapareció 51.

46
Report British Associaton, 1849-17.
47
Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, 11-48.
48
Report of the British Association, 1852-235.
49
L’Année Scientifique, 1860-25.
50
Nature, 5-304.
51
Journal of the Royal Meteorological Society, 1-157.

65
El caso Évora
El caso conocido como “el microorganismo de Évora” tuvo lugar en
la ciudad de Évora, Portugal, el 2 de Noviembre de 1959.
Dos objetos voladores no identificados se hacen visibles mientras
cruzan la ciudad. De uno de los objetos caía lo que parecía ser una
fina lluvia de filamentos, muchos maestros y estudiantes de un cole-
gio, testigos visuales de las dos criaturas, quedaron cubiertos por
los polímeros caídos del ser. Recuerda lector el caso de Petroza-
vodsk y cómo aquel OVNI descrito como una medusa también lan-
zaba rayos lumínicos en forma de lluvia. Restos y desechos de estas
criaturas caen a la superficie continuamente.
El entonces director de la escuela industrial y comercial, Joaquim
Guedes do Amaral, con ayuda del Dr. Caldeira Pais, montó un teles-
copio de 135 mm en la pista de la escuela para observar el objeto.
Calculó que era como una cuarta parte del volumen de la Luna, de
color blanco azulado y se desplazaba lentamente. Su descripción es
rotunda: “Era como una masa similar a una medusa con movimien-
to ondulante y sobre ella una luz azul desde la que caían esos polí-
meros”. Insisto: en varios casos caen estos polímeros con la apari-
ción de OVNIs en el cielo.
Guedes do Amaral consiguió recoger algunos de los filamentos que
cayeron sobre la ciudad durante cuatro horas y fueron descritos
como restos pegajosos y blanquecinos. Según Raúl Berenguel, autor
de una obra titulada Interacción biológica de los OVNI, Una prueba
acientífica y conocedor en profundidad del caso Évora:
“Su blancura era tan intensa que parecían tener luz propia”.
La obtención de muestras no resultó fácil dado que muchos restos
se desintegraban antes de tocar el suelo. La sustancia, que se pega-
ba a los dedos como una fina tela de araña y se derretía en pocos
segundos, era de aspecto gelatinoso.
Observados bajo el microscopio, los filamentos mostraron una for-
ma de vida celular con un núcleo amarillo y múltiples patas rojas.
Vida desconocida para la biología.
Aquella criatura mostró una aparente reacción defensiva cuando
fue colocada entre los dos cristales del microscopio. Dicho orga-
nismo fue capaz de soportar una presión de hasta 350 gramos (¡).
Algo increíble.

66
Fotografía microscópica del microorganismo de Évora

El ex general en jefe de la fuerza aérea portuguesa Conceiçao e Sil-


va, en la base de Sintra, a más de 100 km. de Évora, se vio envuelto
por los misteriosos filamentos cuando se disponía a realizar un
vuelo de entrenamiento. Relata personalmente en el documental
¿Extraterrestres? como los restos se derretían en sus manos.
El también colaborador del documental ¿Extraterrestres? y presi-
dente de Exopolítica Portugal, Francisco Mourâo Correa, apuntó en
su intervención que podría tratarse de algún extremófilo de la alta
atmósfera todavía no descubierto (No puede estar más acertado).
La contundencia de observar algo semejante con tanta precisión se
refleja en las palabras del informe de Guedes do Amaral:
“Ser extraño, totalmente desconocido de la biología terrestre, que
puede convertirse en la primera prueba detectada de vida extrate-
rrestre”.52
Llegados a este punto el lector se preguntará:
¿Si existen muchas criaturas en la atmósfera de considerable tama-
ño, cómo no sabemos nada de sus cuerpos o restos mortales?
Existen misteriosas lluvias y una sustancia desconocida que podría
responder este enigma, en el siguiente capítulo expondré diferen-
tes ejemplos. Como dije anteriormente, juzgue el lector.

52
Caso Évora. Josep Guijarro, Aliens Ancestrales. Editorial Planeta, 2015.

67
Capítulo 4
Jalea de Estrellas
¿Es gelatinoso el cielo entero?
¿Son los meteoros los que le arrancan y desprenden sus
fragmentos? Dichos fragmentos
¿Nos son arrojados por las tempestades?
Charles H. Fort.
Con el avance científico se afirmó que muchas conjeturas forteanas
como la que encabeza el capítulo habían quedado desfasadas. Yo
creo que esto no sólo es falso, sino que ahora es cuando alcanzan su
mayor auge y significado. Fort, en efecto, acertó.
Francis H. C. Crick, bioquímico inglés que descubrió la estructura
del ADN y premio nobel junto con James Watson en 1962, publicó
una obra reveladora titulada Life itself, donde en contra de la teoría
de Charles Darwin respaldaba con sólidos argumentos que la crea-
ción de vida en la Tierra fue fruto de una injerencia extraterrestre:
la teoría de la panspermia (creo que afinó bastante). De modo si-
multáneo a la publicación de Crick, Nalin Chandra Wickramasinghe,
astrobiólogo, profesor de matemáticas y astronomía de apabullante
currículum, publicó dos libros con la colaboración de sir Fred Hoyle
titulados Space Travellers: the bringers of life y Evolution from Spa-
ce. Considero importante transcribir aquí sus palabras, por la pers-
pectiva biológica espacial que nos aporta: “Mi discrepancia con las
creencias generalmente admitidas de la evolución darwinista data
de mi colaboración con sir Fred Hoyle. En 1962 comenzamos a es-
tudiar la naturaleza del polvo interestelar y llegamos a la conclu-
sión de que los granos de polvo del espació debían contener esferas
de grafito microscópicas (inferiores a un micrón). Siguió luego la
larga y ardua tarea de investigar qué otros elementos componían
ese polvo interestelar. En 1972 descubrí en él la presencia de polí-
meros orgánicos (largas cadenas de moléculas orgánicas a base de
carbono). Hace años pudimos comprobar que todo un conjunto de
datos astronómicos indicaban la existencia en el espacio de micro-
organismos en una escala colosal: solo nuestra galaxia contenía
unas 10 a la 52 células. Descubrimos que la manera en que el polvo
interestelar reduce la luz de diferentes colores de las estrellas era
indicio de la presencia de células vivas en el espacio, algunas de las
cuales se habían degradado selectivamente hasta convertirse en

68
grafito. Dedujimos entonces, con sobrada confianza, que la micro-
biología operaba a escala cósmica”.
“Al estudiar en el laboratorio el comportamiento espectral de los
microorganismos advertimos que había una huella biológica diag-
nosticable en la zona de longitud de onda infrarroja. Comparamos
luego esos datos de laboratorio con el comportamiento observado
de la absorción infrarroja en una estrella situada en el centro de
nuestra galaxia y descubrimos que existía una relación extraordi-
nariamente íntima entre la microbiología y la astronomía”.
Concluía más adelante: “Los hechos, tales como son, demuestran
claramente que la vida proviene de lo que parece ser un sistema
viviente que existe en toda la galaxia. La vida terrestre tiene sus orí-
genes en las nubes de gas y de polvo del espacio, que luego se in-
corporaron y amplificaron en los cometas. La vida provino de fuen-
tes exteriores a la Tierra y sigue encauzándose por ellas, en contra-
dicción directa con lo que sostiene el darwinismo”.
Esto es Ciencia pura afirmando la existencia de microbiología espa-
cial. Exactamente lo mismo que defiendo en este ensayo, salvando
la diferencia de escala microscópica a macroscópica. Tenemos una
percepción del tamaño antropocéntrica y vemos las cosas grandes
o pequeñas en proporción a nosotros. Tratemos de ampliar las mi-
ras. La naturaleza es universal y se desarrolla en un medio ilimita-
do, sin barreras para crecer. Imagino millones de animales ahí arri-
ba arrojando sus restos sobre la superficie y no necesito ni cometas
ni civilizaciones extraterrestres sembrando vida. Se siembra sola,
de forma natural y desde siempre. Por todo el Universo. La pans-
permia Biosférica podría ser la causa de aparición de vida en la Tie-
rra: los microorganismos caerían masivamente desde estos anima-
les y no exclusivamente desde cometas o meteoros. Sobre la super-
ficie, sufriendo radiaciones, cambios químicos y de temperatura, la
microbiología evolucionaría adaptándose al nuevo hábitat terres-
tre. La vida, en efecto, debe ser causa de una panspermia, pero Uni-
versal. De ser una panspermia dirigida, como sugieren algunos au-
tores, no estaríamos ante la acción de una especie colonizadora
tecnológicamente más avanzada, sino asistiendo a la injerencia úni-
ca y directa de un sistema universal generador de vida; la siembra
biológica en todos los astros del Kosmos, algo así como una fecun-
dación cósmica.
Lo que signifique ese sistema que está creando y esparciendo vida
por el universo es un concepto que dejo al criterio del lector.
La primera teoría científica aceptada para explicar el origen de la
vida la propuso en 1924 el bioquímico ruso Alexander Oparín, ba-

69
sada en las condiciones físico-químicas que había en la Tierra entre
3.000 y 4.000 millones de años atrás.
Oparin postulaba que la radiación ultravioleta procedente del sol y
las descargas eléctricas de las tormentas arrojaron cantidad de pe-
queñas moléculas de los gases atmosféricos (oxígeno, metano,
amoníaco), dando lugar a moléculas cada vez más complejas, ami-
noácidos y ácidos nucleicos. Según él, estas moléculas primigenias
quedarían atrapadas en charcas de agua y al concentrarse conti-
nuaron evolucionando y diversificándose, sometidas a las leyes de
la evolución.
La teoría de Oparin fue validada por Stanley Miller en 1953, en ex-
perimentos de su tesis doctoral obtuvo compuestos orgánicos
complejos tras reproducir las condiciones primitivas del planeta.
Para ello dispuso de un aparato donde se mezclaron gases que imi-
taban aquella atmósfera primitiva. Los gases eran sometidos a des-
cargas eléctricas en un circuito cerrado en el que al agua se hervía y
condensaba varias veces. De ese modo se produjeron moléculas
orgánicas sencillas y a partir de ellas otras más complejas, como
aminoácidos, ácidos orgánicos y nucleótidos. Muy interesante, sin
duda, pero innecesario para obtener moléculas vivas. El universo,
en mi opinión y como postuló Crick, dispensa vida a raudales.
El 15 de Abril de 1857 en Kaba, Hungría, informaron de la caída de
un meteoro con fósiles (¡). El Doctor Hahn encontró y fotografió
corales, esponjas y conchas de Crinoideos microscópicos, que afir-
mó encontrar en el interior del meteorito53. Es decir: una roca es-
pacial repleta de microbiología. Una prueba contundente sobre la
universalidad de la vida. Especularé un poco. Subamos hacia arriba.
Imaginemos que la atmósfera contiene millones de biosféricos en
sus capas altas. Supongamos también que cuando dichas criaturas
son impactadas por rocas o basura espacial deben resultar grave-
mente heridas o muertas. Sus cuerpos, coloides y disolubles, com-
puestos de siliconas, caerían a tierra en forma de copos gelatinosos
o mezclados con las lluvias en un estado de descomposición más
avanzado. Aunque también deben caer por muerte natural, claro.
Durante los tres primeros capítulos hemos visto distintos restos
gelatinosos y polímeros que cayeron de las criaturas que llamamos
medusas del espacio, pregunto: ¿No será este el caldo primigenio de
la vida? Filamentos luminosos que en el caso Évora demostraron

53
Popular Science, 20-83.

70
pertenecer a un ser vivo y que gracias a este informe podemos vin-
cular sin ningún riesgo a los biosféricos.
Si la caída de tan singulares restos parece un fenómeno aislado y
poco común, pido al lector que preste atención a los casos que lle-
gan a continuación sobre gelatinas, lluvias coloridas, desechos, res-
tos orgánicos o lo que sea que estén lanzando los biosféricos sobre
la superficie. Las lluvias que analizamos son narradas por algunos
historiadores al mismo tiempo que luminarias, potentes ruidos y
fenómenos lumínicos extraños en los cielos.
Plutarco, en el Timoleon, escribe un suceso ocurrido el año 234 a.C.
“Ocurrieron portentos que sembraron gran miedo entre el pueblo
de Roma. Un río de Picena tuvo las aguas de color de sangre en
Etruria, y una buena parte del cielo pareció estar incendiada”.
En el libro XXIV y X, Tito Livio 54 , famoso historiador romano, des-
cribe la aparición de extrañas luminarias, al tiempo que los ríos se
volvían rojos: “Prodigios en gran número y cuanto más eran creídos
por hombres sencillos y píos, más eran informados aquel año. El río
Minucio apareció sangriento. En Calas llovió yeso.
En el libro XXIV y XXLIV, reporta un suceso acaecido hacia el 213
a.C. “En el río, en Terracina, fueron vistas formas de naves de gue-
rra que no tenían existencia. En el templo de Júpiter Vicilino, en el
territorio de Compsa, hubo un ruido de choque de armas, y el río, el
Amiterno, era de sangre.
Naturalmente, debemos interpretar río de sangre como enrojecido,
agua pigmentada en el momento de observar prodigios celestes.
Continúa Tito Livio en el 206 antes de Cristo: “Dicen que en Albra
fueron vistos dos soles, y que en Fregelle se hizo claridad en la no-
che. El año 204 a. C. dos soles se vieron y en Setia un meteoro fue
visto cruzando de Este a Oeste”
Sobre el año 175 a.C. escribía Julio Obsequens en su libro Liber Pro-
digiorum (El libro de los prodigios) basado a su vez en los textos de
Tito Livio: “Tres soles brillaron en el cielo al mismo tiempo y varias
antorchas cayeron aquella noche”. Seguía respecto al año siguiente:
“En Lanuvia fue contemplada en el cielo la aparición de algo como
una gran flota. En Priverno lana gris cubrió el suelo”.
Lana gris: ¿Filamentos, polímeros, restos, u otra cosa?

54
Titus Livius Patavinus, 59 a. C. 17 d. C.)

71
Julio Obsequens también escribió respecto a 167 a.C. “En Lanuvio
fue vista en el cielo una brillante antorcha. El año 166 a.C., en el te-
rritorio de Vei creció lana de los árboles. En Lanuvio fue vista una
antorcha en el cielo, y en Casini fue visto el Sol unas horas por la
noche. En Capua fue visto el Sol de noche. En Fortini fueron vistos
dos soles de día. El cielo estaba ardiendo. En Cefalonia pareció pro-
venir del cielo el sonido de una trompeta. Hubo una lluvia de tierra.
Un viento impetuoso derribó casas y arrasó los sembrados. De no-
che brilló un Sol aparente en Pisauro”. También nos refiere que ha-
cia el año 106 a.C. “fue oído un alboroto en el cielo y parecieron
caer jabalinas de él.
Las jabalinas: ¿Lluvias de filamentos luminosos como en los casos
de Petrozavodsk y Évora? Especulo demasiado…
Los enigmas escritos por Julio Obsequens son mucho más numero-
sos, incluyendo apariciones y todo tipo de sucesos extraños. Nótese
como la palabra “meteoro” se usa como recurso literario para des-
cribir esferas rápidas y luminosas en vuelo. Asimismo, alusiones a
ríos de sangre indican una pigmentación roja en el agua que ya he-
mos visto en algunos casos y veremos en más ocasiones. Lana en
árboles, que me recuerda a los polímeros llamados actualmente
cabello de ángel, como aquellos caídos en Évora. Gritos, trompetas
y estruendos en el cielo que encontramos en cantidad de fenóme-
nos acecidos al mismo tiempo de aparecer los no identificados y
cuya existencia llega a nuestros días con el fenómeno conocido co-
mo “the hum”, el zumbido. Varios Soles o Lunas que indican grandes
cuerpos esféricos luminosos.
Naturalmente cada época adapta el argot del relato a los recursos
semánticos propios de su tiempo. Revisemos ahora algunos hechos
más cercanos en orden cronológico. Juan de Gadessden, médico in-
gles de principios de siglo XV, ya citó la aparición de restos gelati-
nosos, véase como abarrotan publicaciones científicas a fin de ofre-
cer un conjunto de datos vinculados a lo que bien puede ser los res-
tos orgánicos de la Biosférica.
Meteoros gelatinosos
R. P. Greg, destacado catalogador de fenómenos meteóricos, docu-
mentó caídas de sustancias viscosas en 1652, 1686, 1718, 1796,
1811 y 181955. También informó sobre un meteoro volando casi a
ras de suelo (¡) entre Barsdorf y Friburgo. Precisamente el día si-
guiente se encontró una inmensa masa gelatinosa sobre la nieve.
55
Philosophical Magazine, 4-8-463.

72
También relata la caída de un meteoro en Gotha, Alemania, el 6 de
Septiembre de 1835 que dejó en el suelo una ingente cantidad de
masa gelatinosa56.
Se antoja surrealista ¿Qué relación podrían tener los meteoros y la
misteriosa gelatina? Parece que bastante. Sigamos.
En los registros de la academia francesa se cita la caída de una sus-
tancia roja, viscosa, fétida y putrefacta, el 17 de Marzo de 1669. Me-
teorito con masa viscosa entre Siena y Roma en Mayo de 165257.
Otro meteorito igual con la caída de una bola de fuego e igualmente
con presencia de sustancia gelatinosa en Lusatia, en Marzo de
1796. Y otro igual en Heidelberg, en Julio de 1811.
¿Serían meteoritos tal cual, o fue la mejor forma de interpretar
aquellos objetos? ¿Se parecerían a los foo-fighters?
En Isla de Lethy, India, 1718. Un gran globo de fuego con materia
gelatinosa58. También se reportan varios avistamientos de meteo-
ros en Noviembre de 1833 en New Jersey, junto con la caída de sus-
tancia gelatinosa descrita como “bloques de gelatina blanca pareci-
da a clara de huevo”.
¡El siguiente caso es tremendo! Meteorito cubierto de pelusa (o la-
na) y relleno de gelatina pestilente.
13 de Agosto de 1819, Amherst, Massachusetts. Misterioso objeto
recubierto de pelusa cae al suelo. Fue examinado y descrito por el
Pr. Graves del colegio de Dartmouth. Al separar la pelusa se descu-
brió una sustancia pulposa pestilente y amarillenta que se volvió ro-
ja al contacto con el aire59. El profesor Dewey comunicó el incidente
de Graves en el Américan Journal of Science añadiendo que además
el 13 de Agosto del mismo año escuchó el estruendo de una explo-
sión que iluminó la ciudad de Amherst. La mañana siguiente el pro-
fesor Dewey descubrió un objeto similar a un tazón de 15 centíme-
tros de diámetro por 3 de espesor, recubierto de pelusa amarillen-
ta, que desprendía fuerte olor. Expuesto al aire durante unos minu-
tos se volvió rojo, absorbió la humedad del aire y se derritió.
M. Arago confirma el suceso de Massachussets y añade otros cua-
tros casos de objetos con iguales características caídos del cielo 60.

56
Report of the British Association, 1860-63.
57
Annals of Philosophy, n.s. 12-94.
58
American Journal of Science, 11-26-133.
59
Annual Register, 1821, 687.
60
Anales de la Química, 1821-67.

73
Gerace, en Calabria, Italia, 14 de Marzo de 1813. Caída de extraño
polvo amarillo pegajoso y graso recogido por el profesor Simenini.
Al calentarlo varió sus colores del pardo al negro y después al ro-
jo61. Al desecarse la sustancia se volvió resinosa.
Irlanda, Mayo de 1840. Lluvias negras de olor fétido putrefacto caí-
das sobre 80.000 hectáreas de terreno 62.
8 de Octubre de 1844. Caída de un cuerpo luminoso cerca de Co-
blenza, Alemania. A la mañana siguiente se encontró una masa gela-
tinosa grisácea63.
El 16 y 17 de Octubre de 1846 cayó una tremenda lluvia roja en
Francia, que extrañamente parecía sangre. Análisis posteriores
demostraron la presencia de muchos corpúsculos y de hasta un
35% de materia orgánica64.
Entre Octubre de 1863 y Enero de 1866 el reverendo James Rust
reporta cuatro lluvias de colores. Una en Slains, Escocia, el 14 de
Enero, otra en Carluke, a 250 kilómetros de Slains y otras dos de
nuevo en Slains, el 20 de Mayo 1862 y 28 de Octubre de 186365.
13 de Febrero de 1870, Génova, Italia. Reportan caída de sustancia
amarilla. Analizada al microscopio se observaron glóbulos de azul
cobalto y corpúsculos perlados similares al almidón 66.
30 de Abril, 1 de Mayo y 2 de Mayo. Durante tres días caen cientos
de miles de toneladas de una extraña sustancia que se carbonizaba
desprendiendo un fuerte olor a animal quemado. Sumergida en al-
cohol la sustancia produjo un residuo de materia resinosa67.
Junio de 1870, Nueva Escocia, puerto de Pictore. Cae una sustancia
amarilla en grandes cantidades sobre un barco. Tenía un fuerte olor
animal. Análisis posteriores mostraron la presencia de Amoníaco y
Nitrógeno68.

61
Annals of Philosophy, 11-466.
62
Annals of scientific discovery, 1850.
63
Report of the British Association, 1855-94.
64
Comptes rendus, 22-832, 24-625, 24-812.
65
La science pour tous, 11-26.
66
Journal of the Franklin Institute, 90-11.
67
Comptes Rendur, 56-972.
68
American Journal of Science, 1-24-196.

74
8 y 9 de Octubre de 1870. Se reporta una lluvia negra y densa, de
fuerte pestilencia. El olor putrefacto quedó en la atmósfera prolon-
gadamente69.
4 de Septiembre de 1873, Marsfold, Inglaterra. Lluvia negra y pesti-
lente que se repitió 24 horas después70.
Jalea de Estrellas
Hechos que como ya apunté podrían resultar de cantidad de rocas
espaciales impactando grandes masas gelatinosas, cuyos restos se
precipitarían a la superficie. O la simple muerte natural de cantidad
de criaturas atmosféricas de muchas formas compuestas por sus-
tancia gelatinosa. Recordemos sino el incidente que acabamos de
ver ocurrido el 13 de Agosto de 1819 en Amherst, Massachusetts,
donde cayó un misterioso objeto recubierto de pelusa que fue exa-
minado por el Pr. Graves. Al separar la pelusa se descubrió una sus-
tancia pulposa pestilente y amarillenta que se volvió roja al contacto
con el aire. Definitivamente Fort acertó: el cielo abunda de gelatina.
Restos gelatinosos de diferentes colores, llamados jalea astral o es-
trellas en putrefacción siguen apareciendo por todo el mundo hasta
nuestros días, con cierta frecuencia en Reino Unido, como los halla-
dos en Patterdale, Cumbria, o el reciente caso de Somerset.

Jalea Astral. Somerset, Reino Unido. 18 de Febrero de 2013. (Imagen SkyNews)

69
Symons,s monthly meteorological magazine, 43-2.
70
Nature, 9-43.

75
Annie Genderson, en Glastonbury, Somerset, Reino Unido, fotogra-
fió la caída de una gran bola encendida (como un meteorito), que
fue vista por muchas personas el 18 de Febrero de 2013. Después
se encontraron cantidad de restos de Jalea Astral (gelatina) donde
cayó. Diferentes expertos en biología, desconcertados, no fueron
capaces de dar respuesta ni a la sustancia ni a su origen 71. En Espa-
ña también se ha reportado la caída de restos gelatinosos en Doña-
na, Sanlucar o Girona, Cataluña, por citar algunos ejemplos.

Jalea Astral. Girona, Cataluña. 2012

Aparecen habitualmente con el paso de un meteoro, como en


Somerset. Los científicos de National Geographic han estudiado los
restos y apuntan diferentes conjeturas. Indican que carece de ADN
animal, sin embargo, los restos gelatinosos emiten olor putrefacto,
lo cual es sabido que se origina como un proceso común en biología
y química. Quizá estaríamos más acertados si nos referimos a
Tafonomía (ciencia que estudia la descomposición de los
cadáveres) ya que el hedor es bien propio de cualquier animal en
descomposición y estas lluvias o restos pestilentes caen
habitualmente a la superficie ¿Serán los restos de la Biosférica?
La jalea astral (gelatina) es muy difícil de estudiar, esta materia de
origen desconocido sufre un acelerado proceso de oxidación y
descomposición, deshaciéndose y evaporándose. El Dr. Green
Whitehead estudió la misteriosa sustancia y declaró a los medios:
“Hemos estado encantados con la cantidad de personas que nos
han contactado para dar información sobre el limo misterioso.
Muchas personas afirmaron ver un extraño objeto en forma de
meteorito durante la última semana, que incluso fue filmado por un
fotógrafo profesional de la vida silvestre local. Las imágenes ya han
sido llevadas al laboratorio para su investigación”.

71
SkyNews, 2013.

76
Jalea astral. Dorset, Inglaterra. 2012.

Actualmente todavía es un enigma para la ciencia, se han conjetu-


rado cantidad de posibilidades, ciertamente especulativas. El pro-
blema que enfrenta la Ciencia es buscar una explicación terrestre a
una sustancia de origen celeste: la gelatina también se ha encontra-
do en tejados y copas de árboles.
Regresemos al siglo XIX.
Un corresponsal informa de una extraña lluvia negra pestilente caí-
da sobre el valle de Clyde, el 1 de Marzo de 1884. Dos días después
se repitió el fenómeno. Según este corresponsal lluvias iguales ca-
yeron los días 20 y 22 de Marzo de 1828 72.
También en Castlecommon el 30 de Abril de 1887 se reporta una
importante lluvia fétida de color negro73 .
13 de Diciembre de 1887, región de Cachemira, zona norte del sub-
continente Indio. Caída de gran cantidad de sustancia roja similar a
sangre coagulada74.
6 de Marzo de 1888, en una región del mediterráneo cae una extra-
ña lluvia de sustancia roja. Al ser quemada desprendió un fuerte y
persistente olor animal75.

72
Knowledge, 5-190.
73
Annual Register, 1849.
74
L’ Année Scientifique, 1888-75.
75
L’ Astronomie, 1888-205.

77
Lluvia roja de Kerala

Entre el 25 de julio y el 23 de septiembre de 2001, en la región in-


dia de Kerala cayó una lluvia roja escarlata y también se informó
sobre lluvias amarillas, negras y verdes. Hacia el año 2006 los colo-
ridos efluvios de Kerala alcanzaban gran popularidad cuando la
revista científica Astrophysics and Space publicó la hipótesis de
Godfrey Louis y Santhosh Kumar, de la Universidad Mahatma
Gandhi, que proponían que el origen de células encontradas en la
lluvia roja de Kerala era de origen extraterrestre, en base a los aná-
lisis llevados a cabo sobre este suceso. Las células recogidas en las
rojizas aguas fluviales de Kerala y analizadas por microscopía por
el físico Godfrey Louis de la Universidad de Cochin de Ciencia y
Tecnología, demostraron que la muestra de agua no contenía polvo
ni arena, sino que estaba plagada de estructuras con forma de célu-
las rojas muy parecidas a los microbios terrestres, pero sin pruebas
iniciales de ADN. Algo desconocido en la biología extremófila.

Imágenes de las células obtenidas por microscopía. Godfrey Louis.

Godfrey Louis consideró que las células presentes en la rojiza lluvia


no pueden ser microbios de origen terrestre, dado que no encon-
traron rastro de ADN. Sugirió que podría tratarse de un cometa que
se había desintegrado en la atmósfera superior salpicando las nu-
bes que flotaban en el cielo terrestre. Este hecho, a decir de
Godfrey, podría explicar la lluvia roja. Apuntó esta posibilidad dado
que hubieron diferentes reportes de un sonido atronador durante
la lluvia, lo que sugiere la explosión de un objeto desintegrándose
en la atmósfera.

78
Desde entonces, G. Louis ha continuado el estudio de estas células
en colaboración con un equipo internacional que incluye a Nalin
Chandra Wickramasinghe, astrónomo, matemático y astrobiólogo,
investigador de la Universidad de Cardiff (Reino Unido). Uno de los
grandes defensores de la teoría de la panspermia con el que abría-
mos este capítulo. Sencillamente, un científico brillante.

G. Louis sugirió que las células podían ser de origen extraterrestre,


opinión que despertó las mofas de los de siempre, pero que recibió,
muy a pesar de estos, el visto bueno para su publicación en la revis-
ta científica Astrophysics and Space, el año 2006.

Lo que parece de suma importancia: G. Louis y otros científicos


afirman que las células, que para ellos no son de este mundo, se es-
tán reproduciendo (¡). Publica el MIT en su revista Technology Re-
view que en base a los estudios y análisis llevados a cabo se ha
comprobado que las células se están reproduciendo a temperaturas
de 121 grados C.

El dato es asombroso, si bien es cierto que las esporas de otros ex-


tremófilos sobreviven a temperaturas similares, también lo es el
hecho de encontrarnos ante algo inédito: no conocemos ningún or-
ganismo que se comporte así a esa temperatura.

Sin embargo, en 2015, algunos científicos resolvieron que el miste-


rio se trata en realidad de esporas del alga Trentepohlia en suspen-
sión, succionadas de quién sabe dónde, que cayeron con las precipi-
taciones. Puede que los datos científicos de por sí sean insuficientes
para asegurar un origen extraterrestre de las misteriosas células,
pero este equipo de especialistas no encuentra otra forma de expli-
carlo. Al bombardearlas con luz descubrieron que el modo en que
brillan es muy similar, cuando no idéntico, a distintos espectros de
emisión conocidos en la galaxia que aún carecen de explicación co-
mo ocurre con el Rectángulo Rojo, una nube de gas y polvo que ro-
dea una estrella de la constelación de Monoceros.

Zamora, España. 2014

En otoño de 2014 cayó una lluvia roja sobre la provincia de Zamo-


ra, España. Las características eran muy similares al caso que aca-
bamos de analizar. Los vecinos del lugar se asustaron en un princi-
pio y creyeron que alguna clase de vertido había contaminado sus
tierras y ríos. El geólogo Javier Fernández-Lozano recogió mues-
tras fluviales en las que aseguró encontrar Haematococus pluvialis,

79
una microalga verde capaz de sintetizar un pigmento caroteno rojo
(astaxantina) bajo condiciones de estrés. El problema que plantea
esta explicación es que el alga en cuestión no se encuentra en áreas
de la península ibérica, siendo más frecuente en Norteamérica y la
fachada atlántica europea, tal y como indica la publicación. Para
resolver este aspecto se acude al viento, apuntando que durante los
días de lluvia roja los datos meteorológicos respecto a 2014 (no
concretamente a otoño) indicaban más vientos de componente oes-
te. Demasiado acomodado para explicar el origen de las algas. En
base a esto, los especialistas determinaron que las algas pudieron
llegar desde Norteamérica (¡). Ya es un argumento generalmente
aceptado, como si fuera común que unas algas asciendan miles de
metros y crucen el atlántico para caer sólo en Zamora. Y es preci-
samente esa selectividad sobre el terreno la que despierta mi duda.

Agencia Española de Meteorología

Como vemos en la gráfica los datos de la Agencia Española de Me-


teorología revelan abundantes lluvias en toda la península ibérica
durante el período de otoño de 2014. La imagen de la Aemet mues-
tra como durante el período de otoño de 2014 las lluvias han caído
con igual o mayor abundancia en provincias como Ourense, Sala-
manca, Cáceres, Badajoz o Huelva. De haber cruzado estas algas el
atlántico cayendo sobre suelo español lo habrían hecho en una ex-
tensión geográfica mucho más grande y no dentro de los 10.560
kilómetros cuadrados que ocupa la provincia de Zamora.

80
¿Y las algas —o lo que fuese— sólo caen sobre Zamora?
Esa delimitación selectiva de la lluvia sobre el terreno no tiene nin-
gún sentido. ¿Cómo es posible que unas algas que vienen disemina-
das por la atmósfera se precipiten únicamente en Zamora? Si acep-
tamos la presencia de grandes criaturas compuestas de coloides,
que es el estado intermedio entre sólido y líquido ¿Es posible que
en ocasiones nos encontremos ante efluvios biológicos derramados
por estas criaturas desde la alta atmósfera?

Masa gelatinosa encontrada por la familia Lims en las costas de Australia el año 2014.

A pesar de la aparente causa efecto, es algo imposible de demostrar


para el autor, sin embargo la Ciencia puede ocuparse de ello, si de
algún modo se genera un interés científico por la Biosférica. De ser
así, los expertos no tardarán en hallar indicios y pruebas que sus-
tenten o refuten los hechos. Mientras tanto sugiero posibilidades.

Cantidad de cuerpos han sido grabados por Arturo Robles Gil. Experimentado fotógra-
fo, dispone de un potente equipo óptico con el que lleva años filmando objetos sor-
prendentes. Durante el libro veremos cantidad de sus capturas, de excelente calidad,
dado que Arturo permite su difusión en esta obra, lo cual le agradezco.

81
Capítulo 5
Oscuridad celeste
No debemos adaptar los hechos a nuestra inteligen-
cia, sino que debemos aspirar a elevar esta inteligen-
cia a un grado en el que pueda entender y asimilar
los hechos, aunque en este momento se antojen ab-
surdos.

Andreas Faber-Kaiser
En fin, daré tantos ejemplos de sustancias gelatinosas
caídas al mismo tiempo que meteoritos, que será pre-
ciso admitir una conexión cualquiera entre estos dos
fenómenos.

Charles Hoy Fort


Si cuerpos gelatinosos de todos los tamaños transitan por las capas
altas de la atmósfera, algunos de ellos, gigantescos, causarían fe-
nómenos visuales oscureciendo o alterando la luz solar cuando
cruzasen entre la Tierra y nuestra estrella ¿Es posible? Veamos.
Su presencia parece evidente y se constata con las pruebas gráficas
presentadas en capítulos anteriores. Por ejemplo, el incidente Tet-
her no sólo las ubica en la ionosfera; nos ha permitido medir los
objetos gracias al cable que actuó como una regla de 19 km. Indi-
cando que algunas medusas superan diámetros de hasta 5.000 me-
tros, sin embargo, mi opinión es que existen criaturas descomu-
nalmente mayores a estas. Y cuando digo mayores, me refiero a un
volumen planetario. Seres vivos del tamaño de Júpiter.
¿Atrevido? Desde luego. Pero ¿Cómo de desproporcionado sería un
ser vivo del tamaño de un gigante gaseoso flotando en el espacio?
Tenemos tendencia a la humanización infantil del fOVNI, lo anali-
zamos con la perspectiva terrestre antropocéntrica de cuanto ve-
mos, que nos sirve de referencia para distinguir lo grande de lo pe-
queño ¿Y si observamos este aspecto desde una perspectiva cósmi-
ca? En ese escenario, un ser vivo del tamaño de Júpiter o Saturno
¿Sería exageradamente grande o insignificantemente pequeño?
¿Y si la anomalía filmada por el SDO en 2012, que vimos en el capí-
tulo 2, fuera en realidad un ser vivo? Sólo es una idea, claro. Un vis-
tazo rápido a las proporciones planetarias, estelares, galácticas y de
estructuras todavía mayores nos da referencia de este aspecto, de
cuan microscópicamente pequeños somos nosotros, nuestro plane-
ta y nuestro sistema solar en el vasto universo.

82
Nada hay pequeño ni grande en la economía divina76.
En el primer apartado de izquierda a derecha: Mercurio, Marte, Ve-
nus y la Tierra. En el segundo: la Tierra, Neptuno, Urano, Saturno y
Júpiter. En el tercero: nuestro planeta no alcanza el tamaño de un
píxel y vemos en orden a Júpiter, Wolf 359 (la cuarta estrella más
cercana al sol después de Alfa Centauri), nuestro Sol y la estrella
Sirio. En el cuarto: las estrellas Sirio, Pollux, Arcturus y Aldebaran.
A esta escala de tamaños un cuerpo (o ser vivo) del tamaño de Júpi-
ter es un microorganismo imperceptible y lo que fuera que grabó el
SDO un objeto microscópico, pero sigamos. En el quinto, igualmen-
te de izquierda a derecha: Aldebaran, Rigel, Antares y Betelgeuse. Y
para terminar con el sexto apartado: Betelgeuse, Mu Cephei, VV
Cephei A y la espectacular hipergigante roja VY Canis Majoris.
Esta última, según las mediciones más recientes y generalmente
aceptadas posee un radio de 1420 veces el de nuestro Sol y su lu-
minosidad se estima 300.000 veces superior a nuestra estrella. Pe-
ro todavía existen astros bastante más grandes como UY Scuti, en-
tre 1800 y 2600 radios solares, con un volumen estimado de 5.000
millones de veces el de nuestro Sol. Otra estrella hipergigante roja,
Westerlund 1-26, se estima que tiene 2544 radios solares.

76
Hermes Trismegisto.

83
Tamaños colosales, sí, pero cuando ascendemos en la escala cósmi-
ca las gigantescas estrellas parecen granitos de arena en propor-
ción a su galaxia. Si las comparamos, por ejemplo, con la vía láctea
cuyo diámetro estimado es de 100.000/150.000 años luz, Wes-
terlund 1-26 es imperceptible. Y gracias a nuestra Ciencia conoce-
mos cada vez más y mejor las galaxias del universo observable.
Como dato sencillamente abrumador: la galaxia IC 1101, a más de
1.000 millones de años luz de distancia, tiene un diámetro estimado
de 6 millones de años luz, es decir, 60 veces más grande que la vía
láctea. Dicen los científicos que IC 1101 ha engullido muchas gala-
xias y se estima que contiene 1.000 Billones de estrellas.
Se podría pensar que raramente existan cuerpos mayores a esta
galaxia y sin embargo esa sería otra presunción incorrecta.
Del descubrimiento se hacía eco Nature, Sebastiano Cantalupo y un
equipo de especialistas como Anatoli Klypin o Joel Primack, foto-
grafiaron recientemente la red de gas difuso que interconecta a
través de estos filamentos todas las galaxias del universo. En pala-
bras de Sebastiano: “Se trata de un objeto muy excepcional: es
enorme, por lo menos dos veces superior a cualquier nebulosa de-
tectada antes y se extiende mucho más allá del entorno galáctico
del cuásar”.
El dato es sorprendente, pero este no lo es menos: a mediados de
2015 se ha observado el siguiente cuerpo astronómico sobre las
galaxias en la escala universal de tamaños.
Este objeto, al igual que IC1101, viola uno de los fundamentos bási-
cos de la cosmología, que postula que el tamaño superior para una
estructura cósmica no podría ser mayor a 1,2 millones de años luz.
Se trata de una estructura en forma de anillo constituida por nueve
estallidos de rayos gamma y otras muchas galaxias, cuyo diámetro
se ha estimado en 5.000 millones de años luz, tal y como publicaron
los autores del estudio en la Monthly Notices of the Royal Astrono-
mical Society (MNRAS) el año 2015. Según Lajos Balazs “sólo hay
una probabilidad entre 20.000 de que los GRBs (estallidos de rayos
gamma) tengan esta distribución por casualidad”.
Los descubrimientos continúan: utilizando el telescopio gigante
CSIRO, un astrónomo australiano, Keith Bannister, estudiaba por
las noches una fuente electromagnética de la constelación de Sagi-
tario. El asombro de Bannister y la comunidad científica fue indes-
criptible al encontrar una gigantesca estructura invisible, cuya exis-
tencia se había insinuado en contadas ocasiones casi por accidente.

84
Han encontrado algo transparente y gigantesco flotando en nuestra
galaxia y según ellos podría ser la clave para resolver uno de los
grandes misterios del Universo. "Para empezar, no teníamos idea
de cómo encontrar esta cosa. Solo sabíamos que era un problema
viejo que nadie realmente había podido resolver"77 declaró el as-
trónomo australiano. Según él, estas extrañas estructuras lenticula-
res del tamaño de la órbita de la tierra alrededor del Sol —unos
3.000 años luz— se encuentran en el gas ubicado entre las estrellas
y nuestra galaxia.
El conocimiento de esta anomalía data de los años 80. Por entonces
los astrónomos observaban una galaxia lejana y vieron cómo se ha-
cía más y menos brillante. Un comportamiento más que extraño.
Posteriormente se descubrió que el incidente no era causa de la
galaxia observada, sino que algo de nuestra galaxia actuaba a modo
de lente distorsionando la observación. ¿Medusalandia…?
Bromas aparte, el desconcierto y asombro astronómico ante estos
hallazgos es total, quizá no tenga nada que ver, o sí, con el aspecto
que estamos tratando aquí, pero ilustra como el avance en la ob-
servación astronómica no deja de ofrecernos descubrimientos sor-
prendentes añadiendo misterios por resolver. Y no es el único.
Recientemente los círculos científicos se hacían eco de un fenó-
meno extraño que ocurría frente a la estrella KIC 8462852, un poco
más grande que nuestro Sol y ubicada a unos 1.500 años luz de dis-
tancia. El astro ha sido estudiado por el telescopio Kepler, de ahí su
nomenclatura, con el objetivo de encontrar exoplanetas alrededor
utilizando el método de tránsito. Los participantes de Planet Hun-
ters, que forma parte del proyecto Zooniverse, descubrieron a par-
tir de los datos proporcionados por el Kepler que la curva de luz de
la estrella indica que un objeto, o muchos, están transitando frente
a la estrella reduciendo su brillo un 20%. Esto sucede en intervalos
irregulares de entre cinco y ochenta días, en lugar de hacerlo de
forma regular como ocurriría si se tratara de cualquier planeta. La
explicación aceptada es que se trata de un disco protoplanetario de
escombros. Estos discos son habituales en estrellas jóvenes, pero
KIC 8462852 se tiene por una estrella adulta y estas carecen de dis-
cos de escombros. En astronomía, determinar la edad de una estre-
lla es tan complejo como subjetivo y no podemos descartar que es-
temos ante un astro mucho más joven.

77
Keith Bannister, en BBC Mundo.

85
Sin embargo, las observaciones efectuadas indican que en esta caso
no es así y que se trata de una estrella normal y adulta.
La cosa se complica…
Un grupo de investigadores y aficionados liderado por Tabetha Bo-
yajian concluyen que lo más probable es que estemos observando
la fragmentación de uno o varios cometas exteriores. Podría tratar-
se de una agrupación de cometas cuya trayectoria los lleva a una
órbita muy próxima a KIC 8462852, o de algún planeta del sistema
por la acción gravitatoria de una estrella próxima.
Esto o colisiones de asteroides con planetas expulsando cantidad
de materiales como solución al enigma, pero Boyajian y sus colabo-
radores han descartado estas hipótesis usando el telescopio infra-
rrojo WISE. De haber tenido realmente lugar este suceso, WISE ha-
bría detectado un exceso de emisión en el infrarrojo procedente de
KIC 8462852 dado que el polvo oculta mejor las longitudes de onda
visibles que las infrarrojas, cosa que no ha hecho. También es posi-
ble, apunta Boyajian, que el impacto se produjera hace pocos años,
justo después de que WISE dejase de funcionar, aunque esto sería
una coincidencia cósmica de increíble rareza.
El astrónomo Jason Wright indica que el patrón de la curva de luz
es compatible con la presencia de alguna estructura artificial, como
paneles gigantes para captar la energía de la estrella. Es decir, in-
geniería extraterrestre. Boyajian y Wright estudiarán el evento con
radiotelescopios en busca de alguna señal extraña ¿La encontrarán?
Vistos los datos, un ser vivo del tamaño de Júpiter que pulule a sus
anchas por el espacio, lejos de considerarse enorme, sería como
una célula errante paseando por el dedo de nuestro pie. Si quere-
mos tener una perspectiva biológica y cosmológica en proporción
al universo que pertenecemos conviene que nos bajemos del pedes-
tal; no somos más que microbios racionales vagando en un vasto
caldo biológico llamado Kosmos, del que apenas sabemos nada.
Imaginemos, como dije al principio, que unas criaturas enormes
pasean por el espacio cruzándose entre nosotros y el Sol ¿Qué ocu-
rriría en ese caso? Pues que opacarían o afectarían de algún modo
la luz solar y esto debemos considerarlo posible.
En el catálogo publicado por Robert Mallet en 1852, del que vimos
algunos casos hacia finales del primer capítulo, se reporta una ex-
traña niebla que oscureció el cielo de Granada, España, el 7 de
Agosto de 1804. El 16 de Abril de 1817, en Palermo, capital de Sici-
lia, Italia, unas gigantescas manchas oscurecen el Sol, mientras se
escucharon potentes gritos cruzando el cielo.

86
Y recordemos el caso descrito en el tercer capítulo ocurrido en Ma-
yo de 1808 a las 4 de la tarde. El sol se enrojeció en el mismo mo-
mento que aparecieron muchísimos cuerpos redondos, color ma-
rrón, cruzando el cielo durante casi dos horas. Algunos de los cuer-
pos cayeron al suelo y se encontró una película (Jalea Astral) que
desapareció en poco tiempo (rápida oxidación). Fueron descritos
como gelatinosos. La sugestión se apodera de mí cuando imagino
grandes criaturas traslucidas (o no) afectando la luz solar y cau-
sando estos hechos. Los astrónomos me sentenciarán…
En Notes and Queries se reportan diferentes sucesos en forma de
eclipse ocurridos sobre la Tierra, que produjeron oscurecimientos
atemorizando a la gente. El dato: en el momento de los hechos no
existía ningún cuerpo astronómico que pudiera producir dicho
eclipse.
En Holanda, a plena luz del día, se produjo una oscuridad repentina
de tal intensidad y pavor que diferentes personas presa del pánico
se arrojaron a los canales ahogándose78.
El 19 de Agosto de 1763, en Londres, una oscuridad mayor que la
que produjo el eclipse de 174879.
El 19 de mayo de 1780, entre las 10 y las 11 de la mañana de un
Viernes se dio una extrañísima oscuridad que se extendió por toda
Nueva Inglaterra y la costa atlántica, desde el sur hasta las regiones
desconocidas del norte. La gente entró en pánico, creyendo que ve-
nía el fin del mundo. Toda actividad se detuvo, las escuelas cerra-
ron a las 11 de la mañana. A mediodía la gente encendía velas. Esa
misma noche, sobre las ocho, la oscuridad atemorizaba a los veci-
nos. Para colmo, la Luna se alzó llena pero de un color rojo intenso.
Hacia el final de la noche, antes del alba, el cielo retomó su aspecto
normal. Algo eclipsó el Sol, pero no se puede atribuir a un eclipse
común por alineación, los datos astronómicos respecto a la posi-
ción de los planetas negaron esta posibilidad rotundamente80.
El 20 de Mayo de 1857, en Bagdad, sucedió una extraña oscuridad
repentina. Charles A. Murray, un británico enviado a Persia, relató
en el Annual Register (12-B):”Una oscuridad más intensa que la de
medianoche, cuando no hay luna ni estrellas. Fue seguida de una
luz roja e intensa, como no he visto en ninguna parte”.

78
Notes and Queries, 2-4-139.
79
Gentleman’s Magazine, 33-414.
80
Great Events of the Greatest Century, pág.44.

87
Humbolt confeccionó una lista documentando los oscurecimientos
históricos acaecidos por todo el planeta. En Oshkosh, Wisconsin, el
19 de Marzo de 1886 a las tres de la tarde, se produjo una oscuri-
dad como la de media noche. El pánico fue increíble: la gente corría
asustada en todas las direcciones, los caballos también. Las mujeres
y niños se refugiaron en las bodegas a la luz de una vela rezando. La
oscuridad duró de 8 a 10 minutos y transitó de oeste a este, a con-
tinuación la luz de inmediato. Poco después informaron que al oes-
te de Oshkosh el fenómeno se repitió: una ola de oscuridad total
había pasado de oeste a este81.
17 de Abril de 1904, se produce una repentina oscuridad proceden-
te de una atmósfera impoluta en Wimbledon, Inglaterra 82.
Memphis, Tenesse, 2 de Diciembre de 1904, diez de la mañana. Se
produce una oscuridad de un cuarto de hora que provoca el pánico
en algunas zonas. Distintas personas gritaban y se escondían re-
zando creían que había llegado el juicio final 83.
Huellas de la Biosférica
Criaturas tan grandes que tapan la luz y habitan espacios atmosfé-
ricos altos podrían sufrir la presencia de oxígeno y aplastamiento
por presión y gravedad en capas más bajas. Cuanto mayor sea el
tamaño de la criatura más superficie y masa expuesta a estas fuer-
zas. Por esta razón los animales más grandes no estarían cómodos
en cotas medias o bajas de la troposfera, y sí a mayor altura en con-
diciones de menor presión y gravedad, donde mantener su flota-
ción y salud en estado óptimo. Así que puedes estar tranquilo, lec-
tor. No parece posible que una criatura con el volumen de la Luna
pueda darse un paseo por nuestro pueblo, pero en determinadas
circunstancias sí podrían explicar algunos eclipses y oscurecimien-
tos como los que hemos visto en los casos anteriores. Oscureci-
mientos impactantes que además se desplazan de un horizonte a
otro; criaturas enormes derritiéndose en la atmósfera podrían cau-
sar ocasionalmente extrañas lluvias fétidas de colores, generalmen-
te rojo; migraciones de cientos y miles de cuerpos con cantidad de
formas, dotados de apéndices y alas, volando a diferentes alturas y
observados por gran número de astrónomos de indiscutible credi-
bilidad; caída de gelatinas putrefactas que cambian de color al oxi-
darse, directamente unidas a fenómenos OVNI o a lluvias de meteo-

81
Cosmos, 1-120.
82
Symons’s monthly meteorological magazine, 39-69.
83
Monthly Weather Review, 35-522.

88
ros; meteoritos (o algo parecido) recubiertos de pelusa, caídos del
cielo, con sustancia gelatinosa pestilente en su interior, en contacto
con el aire se oxidan pigmentándose al rojo; bólidos que caen es-
parciendo cantidad de restos gelatinosos putrefactos. Los restos
gelatinosos, en la totalidad de los casos, sufren una acelerada des-
composición y se evaporan.
Podemos pensar que nos encontramos ante un mismo fenómeno
observado hasta ahora de forma inconexa, pero engloba un solo
concepto difícil de excluir: la existencia de grandes seres vivos invi-
sibles en nuestra atmósfera y más allá. Lo cual responde muchos
casos que hemos visto y por supuesto, de la casuística OVNI de to-
das las épocas. Actualmente, cuerpos gigantescos esféricos dotados
de un núcleo aparecen ante las cámaras de las sondas y observato-
rios espaciales orientados al Sol. La astronomía, en general, niega
de forma dudosa lo que otros consideramos evidencias.

Imagen captada por SOHO, Lasco C3, el 14 de Febrero de 2016.


Explicación de los científicos: Un cometa.

Será prudente comparar la imagen del cuerpo —de gran tamaño—


con un cometa conocido, a fin de contrastarlo y despejar cualquier
duda. Que el lector saque sus propias conclusiones, por mi parte no
soy capaz de aceptarlo como tal. En observaciones ocasionales a
grabaciones del SOHO jamás he visto un cometa con ese aspecto y
mucho menos comportándose de ese modo.
¿Acaso este cuerpo y el grabado por el SDO no tienen semejanza?
Quizá no se trate de un cometa y sea un hueco transitorio antes de
llegar a la corona solar.
Que el lector disculpe mi humor negro.

89
Un objeto idéntico grabado el 16 de Agosto de 2009, también por SOHO, Lasco C3.

Imagen de un cometa, el ISON, durante los días 28 y 29 de Noviembre 2013.

90
Otra imagen del cometa ISON en horizontal. SOHO, Lasco C3 Noviembre 2013.

En honor a la verdad, las imágenes captadas por la sonda SOHO


respecto a esta anomalía y los cometas en tránsito no tienen nada
que ver. Es un hecho muy difícil de explicar con cometas.
El lector debe considerar si estamos hablando de cometas o de otro
aspecto bien distinto: algunos cuerpos fotografiados dentro y fuera
de la tierra tienen notable parecido, casi idéntico, al captado el 14
de Febrero de 2016. Insisto ¿Cometas…? No se parecen en nada.

Cuerpo esférico con núcleo central. Arturo Robles Gil, 16 de Julio de 2006.

91
Ghana, África, Mayo de 2011.

Objetos fotografiados en el cielo de Ghana, en el oeste de África, en


Mayo de 2011. Cuerpos esféricos traslúcidos con núcleo bien
definido en su parte central —como indicaba Sanderson— muy
similares a los captados por diferentes observatorios espaciales y
solares, cantidad de testigos civiles y militares: las Medusas del
espacio, sky critters, amebas, luminarias, etc... Posiblemente
cuerpos biológicos muy parecidos con diferentes tamaños y
comportamientos. La Biosférica: un importante eslabón de la
biología y la evolución que no estamos teniendo en cuenta.

Ampliación de uno de los objetos de Ghana, África.

92
SOHO, 10 de Enero de 2014, objeto similar al grabado por el SDO, pero muy lejos de la
cromosfera, por lo que no puede ser una cavidad coronal. Resolverlo con un cometa es
un verdadero insulto al intelecto.

SDO, 17 de Octubre 2013. En la imagen izquierda el momento de la captura del objeto,


a la derecha ampliación de la esfera, donde se aprecia perfectamente una composición
de apariencia transparente con núcleo interior.

93
Capítulo 6
Naturaleza Universal

Si la vida parece tan monótona y vacía


para la mayoría de los humanos es porque estos
tienen una comprensión demasiado estrecha y superficial
de la realidad.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Ni los <<altos niveles universitarios>>,
ni la <<sólida formación científico-técnica>>,
ni tampoco la <<sólida formación intelectual>>,
constituyen garantía de credibilidad.
Juan José Benítez

Animales enormes cuyos restos coloides en descomposición caen


en forma de gelatina o lluvias sobre ríos, mares, pastos, ganado y
cultivos de todo el planeta, para desaparecer diluyéndose en el
viento. Es decir: desde el aire que respiramos hasta el alimento que
comemos, ya sea verdura, cereales, carne o pescado, hasta el agua
que nos hidrata cada día. Es posible que el caldo primigenio de la
vida y los virus sea entre nosotros desde el origen terrestre a causa
de los biosféricos, que sembraron la Tierra no sólo de células, sino
de virus y pestes. De ser así, puede que algunas sustancias nos afec-
ten más y otras menos, en función de la cantidad y condiciones en
que se encuentre. Me reservo mi derecho a especular e imagino que
la caída eventual de millones de toneladas de restos putrefactos
sobre la tierra puede tener importante repercusión en la salud hu-
mana ¿Por qué digo esto? Pues porque residuos en descomposición
difuminándose en el aire, mezclándose con lluvias y cayendo en
ríos produce un impacto medioambiental que se traduce en incon-
tables bacterias y virus. Al entrar en nuestro organismo pueden
producir infecciones por la variante pulmonar, que sucede por in-
halación y se conoce como broncogénica, o las llamadas enferme-
dades diarreicas, que pueden transmitirse a través de cadáveres,
como la Salmonella y el E-coli, cuya vía de contagio es fecal-oral. En
un lenguaje más llano: contraer un virus. Se trata de material en
descomposición y es bien conocido que los cadáveres pueden
transmitir virus A, B y C, los dos últimos por contacto con sangre
contaminada o de mucosas, la piel o inoculación de cualquier tipo.
Por esta razón existen las normas médicas de Bioseguridad para
manipulación de cadáveres, a fin de evitar riesgos de contagio viral.

94
John Cage, científico inventor de Nueva Jersey que cité en el primer
capítulo, teorizó que los biosféricos eran conglomerados de vida de
composición muy tenue, cuya generación sería similar a los seres
vivos que conocemos, pero divergen de los procesos evolutivos
acaecidos en el génesis de la tierra y no encajan con ninguna cate-
goría o taxonomía de la biología común. Yo voy más lejos y me
atrevo a sugerir la Biosférica como origen de los primeros orga-
nismos celulares y bacterias, es decir, la causa de la aparición viral
en la Tierra. Algunos científicos dicen que el origen de los virus es
“un pequeño enigma”. Yo diría que es algo más que pequeño. Como
sucede con la aparición de la vida, nuestra Ciencia carece de res-
puesta sobre cómo y cuándo surgieron los virus. No existe un resul-
tado sólido para responder estos misterios. Para el segundo de
ellos proponen dos teorías generalmente aceptadas:

Una dizque los virus serían consecuencia de la degeneración de mi-


croorganismos como bacterias y hongos, que anteriormente ha-
brían sido parásitos de otras células. Esta propuesta los convierte
en parásitos intracelulares y a causa de eso perderían sus compo-
nentes propios, dependiendo totalmente de la célula en que se hos-
pedaron para sobrevivir.

La otra propone que los virus en realidad son genes vagabundos.


Imaginemos que una célula es invadida por fragmentos de ácido
nucleico, al ser de una especie diferente deberían degradarse pero,
por causas desconocidas, podrían sobrevivir y multiplicarse en ella.

Esta la propongo yo: millones de toneladas de restos biológicos, en


diferentes estados de descomposición caen sobre nosotros, mez-
clándose con nuestro aire, agua y alimentos. Los respiramos, be-
bemos y comemos.

Algunos transportan bacterias que generan los catarros comunes,


gripes, cuadros gastrointestinales y otras afecciones cuyo alcance
naturalmente desconozco. ¿No es evidente la caída de estos micro-
organismos, como vimos en el caso Évora, que naturalmente son
inhalados al respirar?

¿Quién sabe? De ser así, los animales atmosféricos nos impregnan


de un modo que no habríamos imaginado. Constituyen una porción
considerable de la biosfera terrestre, siendo el eslabón que conecta
lo grande y pequeño, lo interno y externo. El ser humano y la Tierra
y esta a su vez con el Kosmos, replicándose en caracoles y galaxias,
burbujas y planetas, nubes y nebulosas, células y Biosféricos.

95
Sábanas voladoras
En su historia eclesiástica, Beda el venerable, afirma que en el año
664 en un monasterio de Barking, junto al río Támesis, apareció en
el cielo sobre las monjas del claustro lo que fue descrito como una
sábana voladora luminosa84.

En el estado de Indiana, el 5 de septiembre de 1891, se avistó una


criatura que según relataron los testimonios parecía una “sábana
viva”. Una especie de sudario amorfo, con alas, de unos 18 metros
de largo y 2.5 metros de ancho, que se llamó el Monstruo de
Crawfordsville. Fue observado por dos repartidores de hielo y
también por un pastor y su esposa. Los testigos relataron aquel
suceso aterrorizados por la visión. Salió reportado en prensa por el
Diario de Crawfordsville, el Indianapolis Journal85 y el Brooklyn
Eagle86, que inmediatamente fueron inundados por cartas de
testimonios que aseveraban haber visto lo mismo. Como suele
ocurrir en estos casos, dos hombres, John Hornbeck y Abe Hernley,
dijeron haber seguido a la criatura y aseguraron que se trataba de
una bandada de aves desorientadas por la iluminación de la ciudad.

El 27 de Agosto de 2006 despegaba el transbordador Atlantis desde


el complejo de lanzamiento 39B del Centro Espacial Kennedy, en
Florida. La misión STS-115 tenía por objeto la entrega de un
segmento (P3/P4), dos paneles solares y baterías, además de otros
trabajos de mantenimiento sobre la ISS (Estación Espacial
Internacional). Se trata de una de las misiones más polémicas, junto
al Tether Incident, dado que diferentes objetos no identificados, a
cada cual más asombroso, fueron grabados por las cámaras de la
NASA. Desconozco qué pudieron ver los astronautas durante el
transcurso de su paseo espacial, pero es evidente que se toparon
con algo para lo que no estaban preparados. Durante la rueda de
prensa posterior al ingreso y llegada de los seis astronautas a
Tierra, uno de ellos, HeideMarie Stefany Shyn Piper, sufrió un
desmayo justo cuando se disponía a hablar, consternada, sobre el
transcurso de la misión. Algunos autores creen que un asistente
utilizó un dispositivo llamado ADT que envía un pulso de ondas
electromagnéticas para producir el desmayo y evitar que la
astronauta declarara respecto lo que habían visto en la atmósfera.

84
Historia ecclesiastica gentis Anglorum, año 731.
85
Indianapolis Journal, Septiembre 1891.
86
Brooklyn Eagle nº10, Septiembre 1891.

96
Misión STS-115. NASA, 2006

Misión STS-115. NASA, 2006

Este objeto, similar a un sudario, estuvo flotando bajo el transbor-


dador espacial y pudo fotografiarse con bastante resolución. La
imagen está en alta definición, lo que invita a hacer un zoom para
ampliarla y ver la criatura con todo detalle.

97
La cantidad de OVNIs grabados durante la misión fue abrumadora.
¿Qué vieron exactamente los astronautas? ¿Será esta la causa de la
consternación y posterior desmayo de HeideMarie durante la rueda
de prensa?

Fotograma NASA, STS-115, un objeto volante no identificado aparece en el plano du-


rante la grabación y evoluciona aumentando su tamaño. En el vídeo presentando se
aprecia claramente una oquedad o núcleo central.

Por preparados que estén los astronautas dudo mucho que nadie
les instruya o advierta sobre lo que van a encontrar ahí arriba. Es
bien sabido que el secretismo de las agencias espaciales respecto a
los no identificados es absoluto. En este sentido, nos mienten.

Otro espectacular objeto informe y luminoso captado durante la misión STS-115.

98
El 19 de Agosto de 2013 el astronauta Chris Cassidy grabó un ex-
traño cuerpo de aspecto biológico flotando en el exterior de la ISS,
cerca del módulo de carga. Cassidy informó a Houston del suceso
mientras lo grababa en vídeo.

Sobre el fondo negro, a la derecha de la estación espacial interna-


cional, se aprecia el objeto definido en blanco. Dada la distancia pa-
rece un disco amorfo. Una visión cercana presenta otro aspecto.

En esta toma se aprecia mucho mejor el cuerpo, que además pre-


senta una suerte de apéndices fantasmales alrededor de su parte
superior (en el plano). Según se desplaza el objeto, aparentemente
anaranjado, también parece cambiar de forma. Una cuestión de
perspectiva en función de su posición y el ángulo de grabación.

99
Desde esta toma (también en HD) se aprecian mejor los apéndices
en la parte inferior del objeto, que refleja la luz solar o emite luz
propia antes de desaparecer del plano y perderse en el espacio 87.
Cuerpos fascinantes de aspecto orgánico son habituales en casi to-
das las misiones espaciales, aunque a veces sean un tanto discre-
tos88 como el que presento a continuación.
La misión STS-106 despegó el 8 de Marzo del año 2000 con el obje-
tivo de acoplarse a la estación espacial internacional, instalar el
módulo Zvezda y depositar suministros preparando la ISS para la
primera estancia de larga duración que se llamó “Expedición 1”.
Digo discreto, porque sólo se aprecia el cuerpo si realizamos una
ampliación sobre el ángulo superior derecho de la imagen, empero,
lo que se encuentra allí bien merece la pena analizarlo.
En esta ocasión se trata de un cuerpo semitransparente, amorfo,
azulado y con tonalidades al blanco, que igualmente presenta esos
apéndices fantasmales en su parte inferior. Una suerte de tentácu-
los que vimos expresamente remarcados por diferentes astróno-
mos del pasado durante los casos expuestos en el libro.
En la superficie del objeto también se aprecia lo que parece una
membrana en forma de rejilla. Las imágenes en la siguiente página.

87
Link del vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=A0l6VADHrTw#t=26
88
Imagen en HD: http://eol.jsc.nasa.gov/sseop/images/ISD/highres/STS106/STS106-
311-34_4.JPG

100
STS-106, Marzo 2000.

En la parte central de la imagen el objeto, de curioso parecido con


distintas criaturas marinas bioluminiscentes. Misión STS.106.

STS-106, Marzo 2000.

Ampliación del objeto.

101
Un cuerpo prácticamente idéntico, con apéndices y estructura de
red, fue grabado en la atmósfera por el fotógrafo skywatcher Artu-
ro Robles Gil, como dije antes, con uno de los objetivos más poten-
tes del mundo. La captura tuvo lugar el 27 de Octubre de 2004 en
Acapulco, México.

Arturo Robles Gil. Acapulco, México. 2004

Del objeto principal se desprendían cantidad de copos o esferas.


Podemos apreciar la misma estructura en forma de rejilla o red que
vimos durante la misión STS-106. En la imagen de Arturo se distin-
guen además esas esferas de color azul o rojo adheridas al objeto.
Las misiones espaciales graban y fotografían en realidad los mis-
mos cuerpos que son observados desde tierra pero a una distancia
considerablemente menor. OVNIs de aspecto moldeable que deben
fluctuar en función de diversos factores ya mencionados.

102
El año 2013 se fotografía una espectacular criatura sobre el alti-
plano de Perú. La imagen sorprende, además, si consideramos que
el ser parece estar a gran altura y no necesariamente próximo a la
montaña que sirve de referencia. De ser así estamos hablando, una
vez más, de una criatura de tamaño descomunal cuyo aspecto cla-
ramente biológico deja poca duda respecto a su naturaleza.

Perú, 2013.

Ampliación de la imagen en alta definición. Perú, 2013.

En esta ocasión los apéndices de la criatura se aprecian con nitidez.


Veamos otra anomalía muy similar a la anterior, ocurrida durante
una aurora boreal en el ártico. Concretamente, la captura se hizo en
los cielos de Noruega durante el año 2008. En este lugar se han ob-
servado objetos o cuerpos similares en más ocasiones.

103
La criatura, en la parte central superior de la fotografía, presenta
un aspecto similar a la anterior, se aprecia lo que parece una suerte
de apéndices o cola en la parte inferior.

Ampliación del objeto.

Su presencia en los círculos polares y concretamente en las auroras


boreales o australes podría ser más que casual, sobre todo si consi-
deramos que se alimentarían de energía pura, como sugerían los
expertos citados al principio del libro, por la importante carga de
partículas de energía que se acumula en las auroras.
Todo un manjar para criaturas que se nutren de energía con alguna
suerte de quimiosíntesis o fotosíntesis que desconocemos.

104
Mi pregunta es la siguiente: ¿Cómo describirían una visión como las
dos últimas en pleno siglo XIX? Pues del único modo que podían
hace 200 años; bien como algo divino, relacionado con ángeles o
dioses, o en el mejor de los casos como un cometa extraño con dos
colas. Recordemos esos apéndices ¿Se trataría de cometas…?
Entre el 10 y el 12 de Noviembre de 1883 un corresponsal dijo ha-
ber observado una especie de cometa provisto de dos colas, una
dirigida hacia arriba y otra hacia abajo 89.
El día 21 del mismo mes un corresponsal relata la visión de una
“maravilla celeste” en forma de torpedo, con un núcleo central y
provisto de dos colas (SIC). Idéntico en su descripción a otro objeto
observado un año antes, en Noviembre de 1882, en Holanda e In-
glaterra90.
Debo conceder el beneficio de la duda porque en efecto existen co-
metas de dos colas, otra cosa sería explicar su presencia dentro de
nuestra atmósfera o desplazándose lentamente por el cielo, porque
naturalmente transitan a gran velocidad por el espacio sideral. Con
esta imagen del Catalina dejo al criterio del lector si los casos ex-
puestos obedecen a cometas sin más, o acaso se refieren a otras
cosas como el aspecto que estamos tratando aquí.

Cometa Catalina con sus dos colas. Imagen modificada, tomada por StarryEarth, flickr.

89
American Meteorological Journal, 1-110.
90
Scientific American, 50-40.

105
Fotografía del cometa Catalina. Starry Earth 2015

El 11 de Octubre de 2012 se filmó en Tijuana, México, un OVNI de


aspecto orgánico similar a las sábanas y medusas que vimos antes.
En esta grabación, de prácticamente cuatro minutos, no se aprecian
tentáculos o apéndices en el objeto, como sí vimos anteriormente.
El OVNI presenta una estructura transparente y bioluminiscencia
en diferentes colores91.

Fotograma del vídeo. El objeto varía constantemente su forma y colores.

91
Link: https://www.youtube.com/watch?time_continue=29&v=KQxalsA14l0

106
Capítulo 7
Luminarias vivas
Será necesario, pues, saber esperar.
Aguardar a que la ciencia recupere su natural pulso y,
tras descender del pedestal,
se ocupe no sólo del conocimiento sino,
sobre todo, del desconocimiento de las cosas.
Una ciencia, en suma, con conciencia.
Juan José Benítez
La cara del cielo se ha visto tan a menudo desfigurada por
cometas barbudos y vellosos, antorchas, llamas, columnas, lanzas,
escudos, dragones, lunas y soles dobles y otros prodigios similares,
que si quisiéramos referir de una manera ordenada sólo los
que se han sucedido desde el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo,
e inquirir acerca de las causas de su origen, una vida entera no sería suficiente.
Pierre Boiastau

Esos apéndices que hemos visto descritos en cantidad de casos nos


recuerdan a los tentáculos de calamares y pulpos. Conozco algunos
casos documentados sobre la aparición de grandes criaturas aéreas
descritas como pulpos gigantes luminosos que han atemorizado pobla-
ciones enteras. El cuadro pintado en el siglo XV por Filipo Pinni titu-
lado La Madonna y San Giovannino es todo un icono en la ovnilogía. El
artista ilustró perfectamente varios OVNI, aunque el público centra su
atención sobre todo en el vistoso objeto que se encuentra suspendido
en el cielo a la derecha de la virgen, donde vemos ilustrado un hom-
bre acompañado de su perro observando claramente el OVNI.

108
Para mí cobra mayor relevancia otro aspecto que ha pasado, digamos,
más desapercibido. En el lado izquierdo de la obra observamos el Sol
y bajo él tres extrañas criaturas con tentáculos, similares a pulpos o
calamares, pero expresamente ubicados e identificados con el Sol.

Es evidente como el artista identificó expresamente estos cuerpos de


animales con tentáculos, atraídos por la estrella y que se diferencian
claramente del objeto ubicado a la derecha, al que podemos comparar
con las modernas naves espaciales. Pero ¿Cómo conocía un pintor del
siglo XV estos hechos? ¿Naves y Biosférica en los años 1400…? Parece
que el artista trataba de decirnos algo. Desde un marco especulativo,
creo que podía estar indicando precisamente que las apariciones ce-
lestes y divinas —así consideradas por entonces— estaban compues-
tas en realidad por artilugios mecánicos y criaturas vivas que volaban
por nuestros cielos, remarcando la diferencia entre unos y otros. Es
significativo que los ubicara expresamente dirigiéndose al Sol, recor-
demoslas anomalías OVNI grabadas por los observatorios espaciales
alrededor de nuestra estrella, en especial la grabación que vimos del
SDO y la gran esfera, explicada como una cavidad coronal.

109
Una estrella, nuestro Sol, que la virgen también lleva pintada —o bor-
dada— en la parte superior izquierda de su capa. Y aún hay más.

En la misma obra de la virgen y San Giovannini, pero en esta ocasión


pintada por un artista diferente, existe un detalle todavía más llamati-
vo en ese Sol bordado en el manto; criaturas con tentáculos que pare-
cen atraídas por la estrella, como en el cuadro anterior. Obsérvese con
qué detalle se ilustró a los mismos seres.

110
La fotografía inferior fue tomada por el fotógrafo profesional Arturo Robles Gil y muestra
un objeto celeste desconocido de notable similitud con los seres pintados en la Madonna.
La captura se realizó en México, donde el Sr. Arturo ha registrado una cantidad importan-
te de este tipo de seres. En mi opinión forman parte de nuestra Biosférica.

111
Animales con tentáculos: Salvador Freixedo describía un caso conoci-
do por él, donde una suerte de pulpo gigantesco, luminoso e ingrávi-
do, atemorizó a un pueblo entero. En México, a finales del año 2010,
tuvo lugar otro caso espectacular y bizarro. Los controladores aéreos
registraban en el radar el eco de un objeto de entre 300 y 400 metros
de tamaño suspendido a unos 10.000 pies de altura. El OVNI pudo ser
visto por diferentes observadores, aseguraban que se parecía a un
pulpo gigantesco, luminoso, capaz de realizar aceleraciones, giros y
maniobras sencillamente imposibles. Del “pulpo luminoso” salían es-
feras o copos pequeños. El caso fue reportado por Jaime Maussan,
quien dijo al respecto: “Este es un fenómeno inexplicable. Parece que
se trataba de un ser orgánico con varios tentáculos y de algunos de
estos tentáculos surgían esferas”.

Cámara frontal de la estación espacial internacional. I.S.S. Agosto 2015. NASA.

De la variedad de cuerpos que llevamos analizados durante el libro he


dejado las luminarias (foo-fighters) para este momento. Me fascinan
porque son las más difíciles de distinguir, entender y explicar. Su ca-
rácter interactivo con el ser humano es diferente y muy especial: de-
muestran razonar inteligentemente, con una velocidad y capacidad de
maniobra sencillamente brutal.
Derrochan inteligencia, con un comportamiento juguetón, amable y
hasta agresivo, según el caso; Salvador Freixedo, un clásico investiga-
dor de campo, ha aludido en multitud de ocasiones a lo largo de su
obra a tales luminarias y en relación al comentario de Sanderson «Si
se sienten acorraladas se defienden con descargas de energía», des-
cribe casos de como campesinos, encontrándose con estas luminarias
y optando por atacarlas, provocan una reacción agresiva de estas, que
les cuesta la vida a sus inconscientes atacantes.

112
En todo el planeta han sucedido cantidad de encuentros con estas bo-
las luminosas casi a ras de suelo. No parecen agresivas, pero se de-
fienden si son atacadas, como las anguilas eléctricas.
En apariencia, distintos animales de la Biosférica poseen la inteligen-
cia necesaria para desarrollarse y evolucionar en su entorno, sí, pero
nada que ver con los sorprendente foo-fighters, incomparables al res-
to de fauna espacial en cuanto a su comportamiento.
En 1968, Lorenzo Torres, piloto de apabullante currículum, en com-
pañía del segundo piloto Juan Celdrán García, protagonizaron un es-
pectacular encuentro cercano con una luminaria que se aproximó a
unos 10 metros de su avión. Sus declaraciones a Juan José Benítez —
considerando su conocimiento aeronáutico— son asombrosas:
“Aquella luz era rarísima. Demasiado grande y poderosa para tratarse
de un tráfico. E instintivamente le comenté que esperase (a Juan Cel-
drán). Que no reportara aún la presencia del supuesto avión. No me
equivoque. El susto fue de infarto, venía de frente, en rumbo de coli-
sión y a gran velocidad”.
“Aquello se nos echó materialmente encima. Y cuando digo material-
mente encima no exagero. Pudo estar a unos diez metros del morro.”
“¿Te imaginas lo que eso significa? El OVNI tuvo que decelerar, medir
la distancia y emparejarse con el reactor. Eso no hay hijo de madre
que lo pueda hacer. Ni en 1968 ni en la actualidad…”
“Honradamente, Juanjo (Benítez), creo que nunca lo había pasado tan
mal. Al menos, en los primeros momentos”.
“Era una luz central, de un tamaño aproximado al de un balón de fut-
bol, con una iluminación pulsante cobrizo-azulado. Es difícil explicarlo
con palabras ¿Cómo te diría? Tuvimos la sensación de que respiraba.
Era algo vivo. Y a los lados se distinguían otros dos círculos luminosos,
pero más pequeños y del mismo color. La proximidad era tal que, tan-
to Juan como yo, nos vimos parcialmente iluminados por su resplan-
dor. En el interior del foco central observamos algo parecido a venas.”
“Unos conductos por los que circulaba un líquido o algo similar. En las
luces laterales, en cambio, no se apreciaban detalles. Si tuviera que
buscar un ejemplo, me arriesgaría a decir que el círculo mayor me
recordó un ojo humano1.”
Impresionante testimonio, sin embargo, el fenómeno OVNI ha sido y
continúa siendo condenado y ridiculizado desde el negacionismo.

1
Juan José Benítez. Materia Reservada, Planeta, 1994.

113
El negacionismo es exhibido por individuos que eligen negar la reali-
dad para evadir una verdad incómoda. De acuerdo al autor Paul
O'Shea, "es el rechazo a aceptar una realidad empíricamente verifica-
ble. Es en esencia un acto irracional que retiene la validación de una
experiencia o evidencia históricas". El autor Michael Specter define el
negacionismo grupal cuando "todo un segmento de la sociedad, a me-
nudo luchando con el trauma del cambio, da la espalda a la realidad en
favor de una mentira más confortable" (Wikipedia). Los testimonios
narrados durante este ensayo corresponden en buena parte a histo-
riadores cuyos textos componen las bases de la historiografía oficial.
Ahora bien, si sus escritos son aceptados por las ciencias sociales y la
Historia de las mejores academias ¿Cómo excluir los extractos donde
esos mismos historiadores hablan de OVNIs?
Este hecho, tan real como palpable, es un claro ejemplo de inclu-
sión/exclusión o de puro negacionismo. Pero las pruebas ahí están.
Los habitantes de la antigua China se autodenominaban “hijos del cie-
lo”. En su literatura clásica encontramos cantidad de observaciones
de cuerpos volantes desconocidos; desde objetos descritos como na-
ves voladoras, hasta fenómenos atmosféricos que pueden relacionar-
se con la Biosférica. Una de las referencias más antiguas a fenómenos
aéreos extraños la encontramos hace unos 4.000 años en la obra Cien-
cia Natural, capítulo X, donde se describe que: “Bajo el reinado de Xi Ji
fueron vistos dos soles en la ribera del río Feichang, uno de los cuales
subía por el este, mientras que el otro bajaba por el Oeste. Ambos
producían un ruido como el trueno”.
Feng Menzhen, escritor de la dinastía de los Ming escribió en su Colec-
ción de Cuentos: “Mi amigo Yitai me dijo que a mediados de Febrero
del año 37, bajo el reinado del emperador Wan Li de la dinastía de los
Ming, su primo hermano estudiaba en un templo deteriorado situado
en una montaña Tiannin, cerca del pueblo del distrito. Una noche, este
primo escuchó repentinamente a los bonzos del templo que hacían un
gran alboroto fuera del mismo. Salió y vio los muros iluminados por
luces brillantes que se desplazaban. Todo el mundo gritaba: ¡El cielo
abre sus ojos! Alzó su cabeza, dirigió su mirada hacia el sur y vio una
hendidura en el cielo en la que había una cosa en forma de navío o de
ojo que centelleaba. Esta cosa lanzaba brillantes luces que deslumbra-
ban los ojos, pero muy rápidamente la cosa desapareció y las luces se
apagaron”.
Otro autor chino, Wang Pu, que vivió en la mitad del siglo XVII redactó
en su obra Asuntos insignificantes en el palacio Yingan: “A cinco kiló-
metros de la villa, hacia el oeste, había un gran alcanforero (árbol)
cercano a un estanque, que medía varias decenas de metros de altura.

114
Bajo este árbol se hallaba la casa de Zhang. A mediodía, el 16 de Julio
del año 17 bajo el reinado del emperador Chong Zheng, se vio a un
dragón en forma de espiral, todo rojo e incandescente, girando sin
cesar por encima de la copa del árbol. Después del rato que dura un
almuerzo, se dirigió lentamente hacia el noroeste y fue advertido por
todos los habitantes de la villa”.
Hoy tenemos solución científica para estos enigmas. Se llama Rayo en
Bola, han sido debidamente adaptados al fenómeno OVNI y cuando
Venus o los reflejos no cuelan, son la explicación favorita de la ciencia.
Rayos en bola
Los llamados rayo en bola, rayo globular, centella o esfera luminosa
son fenómenos naturales relacionados con tormentas eléctricas. Su
aspecto es el de un objeto esférico brillante flotando en la atmósfera.
Según las teorías científicas puede permanecer quieto o moverse a
diferentes velocidades emitiendo un silbido o totalmente en silencio.
Actualmente su naturaleza es un misterio, se especula que la energía
que causa su brillo podría generarse, entre otras cosas, por una com-
binación química que se libera lentamente. Tras numerosos intentos
de reproducir el fenómeno en laboratorio jamás se ha conseguido y
contamos con una única imagen como prueba gráfica de su existencia.
Una imagen que equivale a un punto de luz sobre un fondo negro. Es
un aspecto bastante huérfano de Ciencia, pero en no pocas ocasiones
sirve de argumento al gremio negacionista, que recurre al rayo en bo-
la cuando agota los recursos para resolver un avistamiento. Lo cierto
es que no se puede explicar como un fenómeno tan sutil y volátil pue-
de flotar tanto tiempo en el aire y acometer las maniobras y sonidos
que se le atribuyen. El rayo en bola es un fenómeno más exótico y di-
fícil de observar que los propios OVNI.
Al negacionismo religioso-científico le chifla tirar de los rayos en bola
para explicar estos fenómenos, en especial las llamadas foo-fighters,
causa y origen del estudio sobre la biología espacial atmosférica. Si el
lector accede al artículo de los rayos en bola de Wikipedia, verá que se
afirma que las foo-fighters no fueron más que esto, rayos en bola…
¡¡¡Alucinante delirio!!!
Si comprobamos por ejemplo los archivos desclasificados del ejército
del aire español, nos encontramos con los rayos en bola explicando
las visiones de algunos pilotos, ignorando la experiencia del aviador,
en lo que me parece un fatal insulto a la honestidad, inteligencia y
formación de nuestros valiosos pilotos, que en más de una ocasión se
han jugado la vida persiguiendo estos objetos durante un Scramble.
Dizque rayos en bola… qué poca vergüenza.

115
Foo-fighters
El término foo fighter deriva de una deformación de feu (fuego en
francés) y fighter (caza en inglés), algo así como “caza de fuego”. Ellos
generan el estudio biosférico del fenómeno OVNI, despertando el in-
terés de algunos biólogos. Los primeros informes de su presencia da-
tan de 1941 por parte de pilotos de las tropas británicas y estadouni-
denses. Cuando los cazas Northrop P-61 despegaron entrando en ser-
vicio —habitualmente en vuelos nocturnos— las foo-fighters fueron
observadas por sus pilotos y ellos las bautizaron con ese nombre. La
confusión e impacto que generaban entre pilotos y ejércitos era tal
que llegaron a considerarse armas desconocidas de origen Nazi, por
esta razón también las llamaban Kraut fireballs (bolas de fuego ale-
manas). Entre las diferentes teorías para explicarlas se recurrió —
¡¡¡Cómo no!!!— a los socorridos rayos en bola.

Hay que echarle narices. Y fe. Pero hay otras teorías más disparatadas
para explicar las increíbles foo-fighters. La pseudociencia negacionis-
ta —no la verdadera Ciencia— es capaz de emitir soporíferos cuentos
argumentando lo inexplicable. Según algunos comentaristas y científi-
cos el fenómeno de los foo-fighters se explica con unas baterías anti-
aéreas próximas a las bases, que disparaban proyectiles luminosos en
intervalos regulares, a modo de lámpara celeste, para mejorar la visi-
bilidad de los pilotos. Otra explicación dice que serían “algún tipo” de
descarga eléctrica producida por las alas de los aviones, como el fuego
de San Telmo, pero una cosa y otra guardan la misma relación que la
velocidad y el tocino.

El explorador ruso Vladimir Arséniev testimonia un fenómeno que


consideró un rayo globular en Siberia, en 1908, en su obra En las mon-
tañas de la Sijoté-Alín. Describe condiciones climáticas de "calma to-
tal": "Era un globo luminoso del tamaño de dos puños y de un color
blanco mate. Iba lentamente por el aire, adaptándose a la topografía
del lugar. Descendía donde había baches y se subía en los puntos en
los que el suelo subía y donde los arbustos eran más altos. Al mismo
tiempo —ojo al dato— evitaba el contacto con las ramas y con la hier-
ba y sorteaba diligentemente ramas, tallos y brotes. Cuando el globo
llegó al punto en el que me encontraba, a no más de unos diez pasos
de mí, pude examinarlo bien. Su capa exterior se abrió dos veces y
pude ver que dentro había una brillante luz blanca azulada. Las hojas,
la hierba y las ramas, cerca de las que pasaba el globo, se iluminaban
pálidamente con su luz mate y parecía que se pusieran en movimien-
to. Del raudo globo colgaba por atrás una pequeña cola de fuego, fina
como un hilo, que de vez en cuando soltaba pequeñas centellas. Com-

116
prendí que tenía delante de mí un rayo esférico, con el cielo despejado
y en calma total. Cada una de las hierbas debía llevar la misma carga
eléctrica que el globo. Por este motivo no había nunca contacto entre
ellos". Teorías…

Algunas mejor elaboradas —aunque ciertamente peregrinas— hablan


de objetos brillantes en la superficie que emiten reflejos en la carlin-
ga, como si un piloto de caza con toda su experiencia y formación fue-
ra imbécil y no distinguiera un reflejo de un objeto perfectamente de-
finido en el espacio, inteligente y con maniobras extraordinarias.
Reflejos, Venus, rayos en bola, cohetes y misiles descarriados, benga-
las, etc. Eso, según el gremio negacionista, son esas bolas de fuego que
no solo jugaban al pilla pilla con los aviadores de la segunda guerra
mundial, persisten en el presente protagonizado encuentros interac-
tivos con el ser humano. Veamos algunas de sus hazañas durante el
siglo XX documentadas por J. Valle en Pasaporte a Magonia:

Principios de 1952. Goose Bay (Labrador). Un objeto esférico lla-


meante efectuó un viraje en ángulo recto mientras estaba siendo ob-
servado por la tripulación de un C-54 que volaba de Westover a Goose
Bay. Fue visto también desde tierra por la torre de control y por dos
hombres que se tiraron al suelo cuando el objeto hizo una pasada a
baja altura sobre ellos. Se alejó a las 22,47. (Quincy)

2 de noviembre de 1952. Belle-Ile (Francia). En un lugar llamado «La


Butte», una esfera luminosa, que parecía girar mientras su color vira-
ba del naranja al blanco, fue vista a baja altura. Después de oscilar de
izquierda a derecha, partió hacia el sudoeste, según el testigo. Mon-
sieur Gauci. (Fenómenos 84)

3 de septiembre de 1954. Suk-el-Jenís (Túnez). Numerosos trabajado-


res rurales que se encontraban 12 km al sur de esta población vieron
un objeto, que parecía hecho de plástico transparente, volar sobre las
casas, detenerse ladeado, y balancearse como un péndulo a unos
cuantos metros del suelo. Dio algunos saltos caprichosos, volvió a ad-
quirir la posición horizontal y se alejó. (5)

30 de septiembre de 1954. Isla de Re (Francia). Mientras regresaba a


su casa cerca de La Flotte-en-Re, Céleste Simonutti vio una luz brillan-
te y, temiendo que se tratase de un incendio, corrió hacia ella, pu-
diendo observar una esfera luminosa de 12 m de diámetro inmovili-
zada a 1 m de altura. Después de virar al rojo y al azul, la esfera se
elevó y partió. Hay otros dos testigos. (28)

117
9 de octubre de 1954. Al anochecer Beauvain (Francia). Cerca del es-
tanque de Landeforet, Christian Carette vio durante 10 segundos una
bola de fuego que se desplazaba sobre las copas de los árboles. Diá-
metro: 4 m. Tenía una protuberancia en la parte superior. (48; M 225)

11 de octubre de 1954. Tres avistamientos: Lacanche (Francia): Mon-


sieur Labonde cruzaba la intersección de la D-14 y la D-104 al volante
de su coche, cuando se vio seguido por un globo luminoso rodeado
por un halo rojizo, de unos 12 m de diámetro que permanecía a 25 m
del coche. (58; M 232). Heimersdorf (Francia): Anny Pracht, su her-
mana Roselyne y otras dos personas vieron en el cielo un objeto lu-
minoso. Cuando se acercaron, se volvió de color rojo fuego y se alejó
volando. (56; M 235). Bauquay (Francia): Un gran objeto rojo pasó a
gran velocidad rozando las copas de los árboles y sembrando el páni-
co entre el ganado. Tres testigos. (Quincy; M 235)

14 de octubre de 1954. Bosque de Chazey (Francia). Al sur de Gueug-


non, Monsieur Jeannet y Monsieur Gamier vieron pasar a baja altura
sobre su automóvil una bola de fuego rojizo, al propio tiempo que el
motor se paraba y los faros se extinguían. (M 257; Anatomy 130)

21 de octubre de 1954. Criteuil-la-Madeleine (Francia). Un automóvil


conducido por un albañil, apellidado Fillonneau, se paró cuando una
gran bola de fuego pasó volando junto a él. Sintió un violento despla-
zamiento de aire. «La batería quedó descargada y los faros se quema-
ron.» La detallada encuesta realizada por la gendarmería no consiguió
identificar la causa del fenómeno. (79)

27 de octubre de 1954. Linzeux (Francia). Un comerciante y su em-


pleado sintieron una descarga eléctrica cuando un objeto brillantísi-
mo que pasó a muy baja altura paró el motor y los faros. (92; M 299)

31 de mayo de 1955. Puy-Saint-Gulmier (Francia). Un campesino, J. B.


Collange, estaba, una mañana clara y tranquila, cuando de pronto ob-
servó hacia el Este un objeto circular vertical que estaba a unos 3 m
de él, con el borde inferior a unos 30 cm del suelo. Medía aproxima-
damente 1,10 de diámetro, era muy luminoso y blanco, pero no cega-
dor. Del disco irradiaban numerosos filamentos multicolores, cuya
longitud variaba entre 0,5 y 2 m. El objeto se elevó sobre un seto y se
perdió de vista detrás de un bosque. (Ouranos 14, 15, 22)

118
21 de febrero de 1963. Belgrade (Montana). Un extraño globo de fue-
go chocó contra un automóvil conducido por un particular. Las auto-
ridades recibieron varías llamadas de personas que afirmaban haber
sido despertadas por un extraño objeto. (Atic)

28 de abril de 1964. Anthony (Nuevo México). Numerosos testigos,


entre ellos el policía Pablo Arteche, vieron un objeto rojizo y redon-
deado que se cernía inmóvil a poca altura, y que partió luego a gran
velocidad rumbo Oeste. (NICAP, julio 64)

24 de mayo de 1964. Millinocket (Maine). Un automovilista que circu-


laba por la carretera del Lago vio un objeto esférico y llameante al la-
do de ella. Se detuvo y salió del coche con un amigo para observarlo
mejor. Cuando se asustaron y volvieron al coche, la esfera los siguió;
mientras ésta permaneció a 2 o 3 m del vehículo, no pudieron poner
en marcha el motor. Los testigos dijeron que el objeto era un globo de
fuego, sin estructura, de unos 75 cm de diámetro. Se alejó al cabo de 5
minutos. (Atic)

14 de Julio de 1964. Al anochecer Tallulah Falls (Georgia). Miss P. Up-


ton llegó corriendo a su casa presa de un ataque de histerismo. Mien-
tras iba en bicicleta con una amiga, ambas vieron un objeto que vola-
ba muy bajo y que les dio un susto tremendo. Dijeron también haber
notado un olor muy fuerte y desagradable. (Fate nov. 64)

No abuso de la paciencia del lector, en la obra de Jacques Valle hay


más de 1000 casos, pero me interesa espacialmente la presencia de
estas extrañas bolas de fuego (así descritas) que provocan fallos eléc-
tricos en los vehículos, maniobran a velocidades extraordinarias y a
veces se comportan literalmente como si estuvieran jugando.

A ver qué reflejo, planeta o rayo en bola explica estos hechos, porque
vistos los detalles, tal vez hay casos atribuidos a rayos en bola que
obedecen a fenómenos diferentes. La afirmación categórica ante estos
hechos es un riesgo ineludible para quien dé sentencia resolutoria.
Precaución para Ciencia y ovnilogía, porque el fenómeno que no ocu-
pa engloba tres aspectos distintos: los OVNI biológicos, los mecánicos
y los rayos en bola ¿Quién puede diferenciarlos? Descartado cualquier
fenómeno natural, consideremos estos tres factores que convergen en
un hecho indefinible, elusivo, imposible por el momento de compro-
bar, clasificar o aislar y muy difícil de interpretar. Su similitud, en con-
junto, conduce fácilmente a error cuando tratamos de identificarlos.
Tratar de discernir unos de otros nos acercará a la verdad.

119
Arturo Robles Gil

El siguiente reportaje versa sobre los llamados E.B.A.N.I. entidad bio-


lógica no identificada, el mismo concepto de Biosférica nombrado de
otro modo. El término lo acuñó el señor Jaime Maussan para referirse
al aspecto biológico de los no identificados. La diversidad de formas
es abrumadora y gracias a la pericia y el potente equipo del señor Ar-
turo Robles Gil disfrutamos de excelentes imágenes, que veremos en
adelante, con anotaciones y comentarios suyos. . Arturo es el fotógra-
fo de Biosférica más profesional y audaz del planeta.

Cuerpos desconocidos flotando en la alta atmósfera.


¿Serán los meteoros lanudos y rellenos de gelatina pestilente que cayeron en el pasado?

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Ahora bien, si el hombre ha imitado a la naturaleza para diseñar y
construir sus ingenios voladores, por ejemplo un helicóptero de una
libélula o un avión de un pájaro, no es nada descabellado pensar que
civilizaciones mucho más avanzadas podrían haberse inspirado
igualmente en los sistemas y modelos de vuelo, energía y sustentación
de la Biosférica, que es la naturaleza universal. Esto explicaría el
increíble parecido que encontramos entre los no identificados de
origen biológico y mecánico, tanto en su aspecto como en su
extraordinaria capacidad de vuelo y maniobra, casi idénticos, por no
decir iguales. Al principio del libro cité a John Cage, según él, lo que
llamamos carga eléctrica positiva sólo sería la ausencia de carga
negativa, ya que teorizaba que todo el universo se rige por esta
energía única llamada “electricidad negativa”. El increíble
desplazamiento de la Biosférica y muchos OVNIs mecánicos, así como
su desconocida fuente de energía, podría producirse en ese
movimiento de una carga eléctrica negativa hacia áreas de carga
positiva, tal y como sugería Cage, generando campos electroestáticos
propios alrededor de los cuerpos, incluso su propio campo
electromagnético y gravitacional. Esto explicaría que un objeto pueda
cambiar de dirección en seco, a velocidades brutales, sin que ni él ni
su tripulación sean aplastados a causa de las inercias.
El año 1996, en la base aérea de Morón de la Frontera, España, apare-
ció un enorme objeto mecánico con forma de zepelin luminoso y se
paseó a poca altura sobre la pista ante el asombro de los militares. De
repente, una brutal aceleración seca y aquella mole se convirtió en
punto de luz en la atmósfera. Algo imposible salvo que el objeto po-
sea su propio campo gravitatorio. Lo interesante es que la Biosférica
también vuela de ese modo. Conocer cómo lo hace significaría una
revolución tecnológica sin precedentes ¿Y si la naturaleza nos está
mostrando un modelo de energía poderosa e inagotable? En ese caso
no solo el factor extraterrestre explicaría el secretismo de la
Biosférica por parte de agencias y militares, sino que habría una
poderosa razón tecnológica tras su silencio: Biosférica y naves poseen
similares sistemas de vuelo. Einstein dijo en una ocasión que la
electricidad, el magnetismo y la gravedad eran tres manifestaciones
de una misma energía. Si es así, da mucho que pensar. Se sabe que el
propio Newton cuando formulo su teoría de gravitación universal
nunca quedó contento del resultado, pues había cosas que no le
cuadraban. Al aparecer Einstein con su teoría general de la relatividad
y el concepto de la curvatura del espacio-tiempo, los cálculos ganaron
mucha precisión: pero aún desconocemos cómo los OVNI pueden
acometer esos giros y aceleraciones bruscas a más de 20.000 kmh,
registrando sus hazañas en los radar de los controladores aéreos.

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Aspecto gelatinoso, amorfo, traslúcido. Parecido a una sábana. Re-
cuerda al plancton marino; similar a la criatura descrita en Craw-
fordsville o las diferentes anomalías captadas por la I.S.S.

Ampliación de un objeto.

En apariencia, esferas similares a globos.


En la ampliación vemos que se parecen a copos gaseosos o gelatinosos.

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Algunas personas dan explicación a estas imágenes con la presencia de globos en la
atmósfera, de ahí los comentarios del Sr. Arturo. En la imagen inferior una agrupación de
cuerpos transparentes y apariencia gelatinosa. Quizá nos encontramos ante las mismas
criaturas que describieron siglos atrás algunos astrónomos .

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La distancia deforma el aspecto auténtico de los objetos. Durante el
ensayo hemos visto cantidad de esferas —así descritas por astróno-
mos y otras personas — que en una visión más cercana podrían no
serlo y tratarse de objetos similares a estos. Al decir de Faber-Kaiser:
“Siendo esos seres pura energía, podrían brillar en la noche y, debido
a su <<piel>> externa parecida a una membrana, brillarían como el
aluminio lustrado durante el día”. (Ver imagen inferior).

La interacción entre grandes cuerpos con otros menores es un clásico


en los avistamientos OVNI de todo el planeta. De ser Biosférica quizá
nos encontramos ante una manifestación biológica natural. Quién sa-
be si ante un “parto” o desove de alguna clase.

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En ambas imágenes, dos esferas perfectas.

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Cuerpos esféricos flotantes vistos por miles de personas. Gracias a la habilidad de Arturo
podemos observarlos en alta definición.

Cantidad de esferas con diferentes aspectos y tamaños. El Sr. Arturo


ha demostrado gráficamente —y de forma empírica— como estos ob-
jetos abundan en nuestros cielos, dando validez a lo descrito por in-
contables personas desde la noche de los tiempos: es el momento de
asumir la existencia auténtica de estos cuerpos, aunque el lector du-
doso siempre podrá explicar su presencia con globos o cuestiones si-
milares. La elección, como siempre, al criterio del lector.

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Imagen tomada por la Sra. Laura Savi, cortesía de A. Robles Gil.

Estas capturas evocan a diferentes esponjas y corales marinos. En la


fotografía superior el OVNI —de notable parecido con los flotantes de
Carl Sagan— está rodeado de lo que parece un aura o campo energé-
tico, quizá bioluminiscencia.

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Arturo facilita una ampliación del objeto a fin de poder apreciarlo con
mayor precisión. Comprobamos que no se parece a nada conocido,
aunque se podría resolver con un trozo de plástico volando, pero la
gran altura del OVNI dificulta esta explicación. Quién sabe…

Hay que considerar el potente equipo utilizado por el Sr, Arturo. La


altitud de los objetos es muy superior, por ejemplo, a las empleadas
por las aerolíneas comerciales o los aviones militares.

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Este objeto, según el fotógrafo, se encuentra a gran altura. Está emi-
tiendo luz o reflejando la solar. Las anotaciones de Arturo son para
considerar tanto por su experiencia de campo en la observación celes-
te como por su formación técnica con la fotografía y óptica en general.

Cuerpo indefinible que emite luz propia en tonalidad rojo/naranja.

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Posiblemente un objeto mecánico, o no. El problema de diferenciar
unos de otros, como apunté al principio del libro, se convierte en un
obstáculo difícil de sortear para avanzar en la investigación.

Cuerpo parecido a la parte superior de algunos hongos, una estructu-


ra similar a un paraguas pero de gran tamaño y sin mango. Aventurar
qué puede ser queda fuera del alcance del autor. Lo mejor es que lec-
tor interprete por sí mismo las imágenes.

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Es difícil precisar si se trata de luz proyectada por el objeto o reflejada
del sol. Lo que es innegable es la espectacularidad del OVNI.

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Cantidad abrumadora de formas. La bioluminiscencia, dentro del as-
pecto biológico, explicaría las manifestaciones de energía de estos
cuerpos. Un proceso habitual en la naturaleza conocida.

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Los siguientes objetos presentan forma de cuerdas trenzadas, como
serpientes aéreas, que al decir de algunas personas sólo son guirnal-
das de globos. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Este aspecto es realmente sorprendente y, sin embargo, ahí está. Al-


gunas personas tratan de explicar estos cuerpos con globos volando
en la atmósfera. Pero una aproximación delata una estructura en for-
ma de cuerda trenzada y carente de globos. El problema que plantean
estos cuerpos es que no tenemos referente para interpretarlos.

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Estructuras similares a cuerdas trenzadas. En diferentes ocasiones se
aprecia como del objeto mayor se desprende una suerte de esferas o
copos. Una visión habitual en estas capturas.

John Bessor hacía una analogía con el lanzamiento de una piedra en


un estanque. El agua se agita y podemos observar como los animales
acuáticos, de todos los tipos, corren asustados. Pero inmediatamente
antes de que las ondas se desvanezcan regresan al lugar del que huye-
ron e investigan curiosos. Los diferentes hechos ocurridos en la Tierra
durante las últimas décadas como explosiones atómicas, lanzamientos
de cohetes al espacio o los sistemas de rebote ionosférico, que calien-
tan y alteran precisamente esas capas, bien podrían haber actuado
como la piedra en el estanque, despertando la curiosidad de estas
criaturas respecto a nuestras actividades. Afectando dramáticamente
su hábitat; factor que las obligaría a buscar cobijo en capas más bajas
de la atmósfera, como hacen los peces en el océano. Un aspecto que
explicaría sus eventuales descensos y avistamientos.

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Actualmente podríamos tener una inmensa colonia de estos enormes
seres, vecinos de nuestro sistema solar, viviendo pacíficamente sobre
nosotros y asustándonos de vez en cuando. Una preciosa fauna cuya
taxonomía sería de proporciones universales y por ende imposible
documentar. Quizá lleven en nuestro mundo millones de años o tal
vez sea, como decía Faber-Kaiser, nuestro avance industrial, tecnoló-
gico y sobre todo armamentístico el que despertó su interés por este
planeta.
Indiferentemente de cómo han llegado o cómo se han desarrollado en
nuestra atmósfera, nuestro cielo es el hogar de una naturaleza fasci-
nante y abrumadora que aguarda a ser descubierta.
De estar nuestro cielo plagado de vida, tendremos que reescribir los
libros de biología e incluir el universo dentro de nuestro marco de
observación. Ello requerirá largo tiempo aún. Vista la tafonomía de la
jalea astral y la dificultad de observación de dichos entes, el fenómeno
es altamente escurridizo, posee una acentuada “elusividad cósmica”
como diría el investigador andaluz Ignacio Darnaude Rojas-Marcos,
refiriéndose a lo escurridizo que se muestra el fOVNI. Un fenómeno
donde debemos considerar con seriedad el factor de la biología espa-
cial y atmosférica, dado que podría explicar —tal y como decía San-
derson— una parte significativa de los no identificados y sus múlti-
ples facetas.
Parece evidente, aunque no sea aceptado por la mayoría, que sobre
nosotros existe un océano repleto de vida aún por conocer y explorar.
Vida que tarde o temprano se hará evidente, formando parte de los
catálogos de biología terrestre. Mientras tanto, siempre podemos mi-
rar al cielo, en una noche despejada y preguntarnos que son esos pun-
tos inexplicables, como estrellas a nuestros ojos, que vuelan misterio-
samente en la noche dejándose ver tímidamente.
Si has llegado hasta aquí y se ha sembrado en ti la duda, me doy por
satisfecho. Gracias.

Daniel Ransanz

Tarragona.
1 de Mayo de 2016.

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Bibliografía

 Los grandes enigmas del cielo y la Tierra. Andreas Faber-


Kaiser y Alejandro Vignati. Ediciones Obelisco S. L. 2011.

 El Muñeco Humano. A. Faber-Kaiser. Ediciones y


Distribuciones Vedrá S.l. 2010.

 Puzzle, Descubriendo el Nuevo Mundo. Daniel Ransanz.


Editorial Círculo Rojo. 2014.

 El libro de los Condenados. Charles Fort, Boni. and Liveright.


Inc. 1919.

 Materia reservada. Juan José Benítez. Editorial Planeta. 1994.

 Aliens Ancestrales. Josep Guijarro. Editorial Planeta. 2015.

 Pasaporte a Magonia. Jacques Valle. Publ. H. Regnery Co.


1969.

 The cosmic pulse of life: Trevor James Constable. Book Tree.


2008

 Uninvited visitors; A biologist looks at UFO's. Iván Térrance


Sanderson. Cowles Education Corp. 1967.

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Enlaces de interés para sobre la Biosférica

Vídeo Biosférica, D. Ransanz: https://www.youtube.com/watch?v=etAdgJy2EHQ

El incidente Tether, vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=Q2DVeil21gc

Biología espacial atmosférica, intervención de Javier Resines en el programa


radiofónico “Otros Mundos”: https://www.youtube.com/watch?v=oiE4_zkFZso

Biología espacial atmosférica, intervención de Daniel Ransanz en el programa


radiofónico “Misterio en Red”: https://www.youtube.com/watch?v=UaTj2o1lhto

OVNI medusa “Orbiter”: https://www.youtube.com/watch?v=hEpAt1GHK20

Medusas del espacio, D. Ransanz: https://www.youtube.com/watch?v=luH7-TP1PCY

Trevor J. Constable, entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=eBck494b4Pg

OVNI biológico, I.S.S. NASA: https://www.youtube.com/watch?v=YwAEQ4te6KY

OVNI biológico, México: https://www.youtube.com/watch?v=KQxalsA14l0

Captura en alta definición de una medusa del espacio luminiscente cruzando frente al
disco lunar: https://www.youtube.com/watch?v=xfDR_kXFhH0

Un objeto igual: medusa del espacio cruzando frente al disco lunar. Grabado en alta
definición por el skywatcher “el cuervo”. Se confunde con una nave y su luminiscencia
con propulsores: https://www.youtube.com/watch?v=BE28V7O4DM8

El Sea sapphire, un animal acuático bioluminiscente y capaz de hacerse invisible. Un


buen símil de la Biosférica: https://www.youtube.com/watch?v=26kus22RaTo

Archivo de varias publicaciones sobre los OVNI medusa. Vicente Fuentes. Ufopolis:
http://www.ufopolis.com/tag/ovnis-medusa/

Blog del Dr. Karl Shuker’s, artículo sobre Biosférica:


http://karlshuker.blogspot.com.es/2011/12/sky-beasts-not-space-craft-
unmasking.html

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