Está en la página 1de 3

SUMILLA articulo 1979

Consideramos que aún en nuestros días este supuesto de responsabilidad civil


no deja de ser un tema de relevancia, toda vez que la capacidad de movimiento
unida a la irracionalidad de los animales, hace que los mismos causen daños
de manera constante y en diversas circunstancias. Santos Briz considero como
casos encuadrados cuando un animal causaba un daño sin culpa de nadie
llevando como responsable al dueño, para exigir solucionar el daño a no ser
que pruebe que el evento tuvo lugar por un tercero. Si se llega a demostrar
finalmente los daños concretos producidos se indemnizaran con un monto
establecido. Siguiendo esta idea se puede establecer que la norma general
implantada en el artículo 1979 del Código Civil procederá: Frente a un acto o
acontecimiento físico del animal, así por ejemplo, un perro muerde a una
persona, un caballo da una coz a alguien, un toro embiste a un caminante, un
animal invade una calzada colisionando con un automóvil Y también se aplicará
en aquellos casos en los que el daño encuentra su causa inmediata en la
actuación de un animal, aún sin necesidad que exista un contacto físico con el
mismo. Así por ejemplo, como consecuencia de ser perseguido por un perro,
una persona tropieza con una piedra y cae por un puente, sufriendo lesiones
por tal caída. No es necesario el contacto físico con el animal para que puedan
ser imputados los daños a los sujetos que indica el artículo bajo análisis.
No todo animal califica como bien riesgoso es por ello deben distinguirse los
tipos de animales, ya que no todos son un peligro por ende (el régimen de
responsabilidad no puede ser igual para una persona que crie a un gato que
para quien se le ocurre criar un tigre). En ocasiones la calificación de
peligrosidad depende no solo de la naturaleza del animal sino de factores
culturales.

INTERPRETACION DEL ARTÍCULO

El artículo 1979 del Código Civil menciona alternativamente como responsables


a la persona que tiene a su cuidado al animal, entonces, al no haberse
establecido responsabilidad conjunta, el damnificado no puede emplazar
indistintamente a uno u otro en el proceso judicial que inicie. Esto implica que el
accionante deberá acreditar la titularidad sobre el animal, hecho que en
muchas ocasiones resulta dificultoso, sin embargo, “dado que la existencia de
documentación no es una situación normal, no corresponde aplicar un criterio
rígido y estricto. Asimismo, el Código Civil da entender que puede ser
responsable aquél que tiene al animal bajo su cuidado al momento de ocurrido
el evento dañoso, esta es otra hipótesis a considerar siempre que no coincida
con la figura del propietario, sin embargo, la frase tener “bajo su cuidado” no
debe interpretarse como una posesión ocasional del animal ni hacer uso
precario, esto no resulta suficiente para atraer la responsabilidad de un sujeto
distinto al propietario. Se requiere que el sujeto que lo tiene bajo su cuidado se
sirva del animal, esto “no radica en el simple provecho económico que se saca
del animal; el provecho puede ser utilitario o desprovisto de propósito
económico, esto último cuando se tiene al animal con la finalidad de procurarse
una satisfacción deportiva, estética, de distracción.
INTERPRETACION DEL ARTICULO QUE SE QUIERE CAMBIAR

Como podemos apreciar, en el artículo 1979 se sugiere una modificación


radical: La eliminación del supuesto especial que regula, actualmente, la
responsabilidad por el daño causado por un animal. Ahora bien, el reemplazo
de tal artículo, por la propuesta de la Comisión Reformadora, creemos que
resulta prescindible en tanto el artículo 32 de la Ley de Protección al
Consumidor, Decreto Legislativo N° 716, norma especial, ya contempla tal
propuesta. Esta propuesta no satisface nuestro criterio. Entendemos que la
solidaridad en la cadena de proveedores puede resultar muy injusta, además
de poder ocasionar situaciones inequitativas en las que los no culpables
terminen indemnizando al consumidor, en vez de los culpables. Creemos que
éste es un tema que debería ser estudiado con mayor profundidad en lo que
respecta al Derecho del Consumidor. En ese sentido, somos de la opinión de
que si ya en el área del Derecho la solución comentada resulta discutible, lo
sería aún más en Derecho Civil, área a la que se pretende incorporar una
norma similar.

SUMILLA DEL ARTÍCULO 1969

INTERPRETACION DEL ARTÍCULO

El artículo 1969 del Código Civil que dispone «aquel que por dolo o culpa
causa un daño a otro está obligado a indemnizarlo. El descargo por falta de
dolo o culpa corresponde al autor». En este caso, el peso económico por el
daño ocasionado corresponde a la persona que actuó culpablemente, es decir,
de modo imprudente, negligentemente o con intención de hacer daño. Si el
daño se produjo sin que medie intención o culpa por parte del autor, no existirá
la obligación de indemnizarlo. Para la aplicación de los criterios de imputación
en materia de responsabilidad extracontractual para decidir qué criterio aplicar,
primeramente deben analizarse las capacidades de prevención de los sujetos.
Si se reconoce un supuesto de prevención bilateral, la única solución eficiente
a aplicar, en términos de prevención, será la cláusula general normativa por
culpa. En cambio, si se reconoce un supuesto de prevención unilateral, deberá
contrastarse previamente el estado de la tecnología para encontrar una
solución eficiente en términos de prevención si el estado tecnológico de la
actividad bajo análisis no ha desarrollado aún lo suficiente, la solución óptima
en prevención se encontrará aplicando la cláusula general normativa por culpa.

INTERPRETACION DEL ARTICULO QUE SE QUIERE CAMBIAR


En nuestro sistema actual no interesa si el agente actuó por su deseo de
causar un daño a la víctima o si, por el contrario, el daño obedece a un
descuido que pueda calificarse como culpa leve. A diferencia de lo que ocurre
en sede de responsabilidad por inejecución de obligaciones (argumento del
artículo 1321 del Código Civil), en materia de responsabilidad extracontractual,
el monto indemnizatorio debe reflejar el daño efectivamente padecido por la
víctima, sin importar el grado de culpabilidad de quien lo causa. De esto se
sigue que, en estricto y en un sentido eminentemente práctico, si dos personas
causan un daño de igual dimensión, estarían obligadas por el mismo monto, a
pesar de que una hubiera tenido la intención de causar ese daño y la otra
hubiera actuado sólo con descuido. Más allá de que la apreciación del juez
pueda verse influida por el juicio moral que merezca la conducta del
responsable, en principio ese juicio moral no tiene incidencia en la
determinación del quantum indemnizatorio. Así las cosas, resulta claro que la
modificación propuesta no es, en la práctica, ni urgente ni necesaria, pues el
grado de culpabilidad del agente no es un factor a tener en cuenta en la
determinación del deber resarcitorio que recae sobre aquél y que origina, como
contrapartida

También podría gustarte