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1.

Título: Las fronteras judiciales en Colombia


2. tipo de obra: Libro
3. Autor: Edgar Ardila Amaya
4. Año de publicación: 2018
5. Lugar de publicación: Bogotá
6. URL: https://drive.google.com/file/d/1AFCSH9wIP7Kfgnn-
xgPKoRW_FVd1hDgO/view
7. Lugar donde puede encontrar el texto: Biblioteca central Gabriel García Márquez-
Universidad Nacional

8. Capítulo de libro: Capítulo 3: Territorios en la administración de justicia.

9. Páginas del capítulo: 99-148


10. Resumen hecho por: Miguel Angel Penagos Ortiz

La tesis que guía el desarrollo del texto se enmarca en que el sistema judicial del derecho
estatal solo se encarga de una pequeña parte de los conflictos que se dan en el territorio
colombiano, y que por lo tanto el derecho del Estado no basta para explicar la realidad
colombiana. Ya que, por fuera de los alcances del derecho del Estado, de su frontera judicial,
se encuentran numerosas formas de administración de justicia que corresponde en parte a una
pluriculturalidad y a la ineficacia del derecho estatal; que a su vez responden a una
conflictividad ajenas a las regulaciones a manos del Estado. Con motivo del desarrollo de
esta idea el autor propone el siguiente desarrollo del texto: una primera parte en la cual se
precisarán postulados para luego en la segunda y tercera parte introducir los conceptos que
serán la herramienta para comprender el manejo de conflictos a manos del Estado.
Finalmente se hace una aplicación de esta teorización a las diferentes formas de
administración de justicia presentes en el país.

El derecho estatal no es la única dinámica de regulación que encontraremos en las sociedades.


Para esto es necesario precisar unos postulados en orden de entender la manera en la que el
estado regula una pequeña parte de la conflictividad, introduciendo conceptos como los tres
espacios estructurales y los seis grupos básicos de relaciones sociales propuestos por
Boaventura (Santos, 2009); se llega a la conclusión que el derecho estatal no regula gran
parte de las relaciones personales. Pero también se dice que es en este espacio de las
relaciones privadas donde más se concentra conflictos. Esta gran porción que queda por fuera
queda en manos de ser regulada por otras instituciones.

Las formas entonces de entender la capacidad del derecho estatal son tres, denominadas áreas
de orden: el orden estatal, el caos, y el orden no estatal. Siendo el orden estatal aquel en el
cual se da la presencia del Estado y su población se siente vinculada a este como ciudadanos;
hay una seguridad jurídica proporcionada por el Estado y una legitimidad para con el orden
establecido. Por otro lado, en el caos hay una incesante lucha para ver quien ostenta el poder
y quien impone sus normas; aquí no hay una vinculación con la población porque los órdenes
que se imponen son provisionales y muchas veces transgresores con lo que vendría siendo la
población. Finalmente tenemos los ordenes estatales, en los que hay una vinculación por
parte de la población, pero una vinculación de comunidad. En estos ordenes estatales son las
instituciones autóctonas las que garantizan la seguridad jurídica de su población. Aunque este
territorio se encuentre bajo una posesión teórica, el choque de intereses entre sistemas
judiciales o el desconocimiento de el mecanismo autóctono hace que se presenten conflictos
entre la comunidad y el sistema judicial nacional.

Cuando se aterriza estos conceptos en la realidad latinoamericana, más específicamente en


la colombiana; se hace evidente que las áreas de orden que son predominantes corresponden
a los órdenes no estatales y el caos. Siendo el orden estatal generalizado, la realidad de os
países centrales, y no de los países periféricos como es el caso de Colombia. Aun así, el orden
estatal en la realidad colombiana se presenta en un pequeño parte de las zonas urbanas del
territorio nacional. Ejemplos entonces de ordenes no estatales vendrían siendo las
comunidades indígenas, las comunidades afrocolombianas, y la comunidad isleña anglófona
del caribe. En las cuales se ha tenido un desarrollo cultural propio y por ende se han creado
sus diferentes ordenes normativos en reacción de su cosmogonía. Las comunidades indígenas
son las que más estudios han tenido sobre sus sistemas de justicia, porque cada comunidad
tiene un sistema distinto, en contraste con las otras comunidades anteriormente señaladas. En
dichos sistemas resaltan sus figuras de gobernantes como caiques y gobernantes, que son los
que los representan en su relación comunidad orden estatal, pero no muchas veces
representan el poder en la comunidad; poder que varía de comunidad indígena a comunidad
indígena, que puede ser encarnado por las unidades familiares o por un consejo de ancianos.
Por otra parte, tenemos las comunidades afro, cuyos estudios sobre su sistema judicial han
sido bastante reducidos si no nulos, en los que destacan su desarrollo cultural en base a la
esclavitud y su obtención de la libertad en este estado de esclavitud (cimarrones y libertos).
Finalmente, la comunidad anglófona del caribe responde a una realidad cultural causada por
ser un puerto y centro turístico, a donde han ido a parar muchos extranjeros, volviendo
minoría a las comunidades raizales que allí se han crecido históricamente hablando.

Estos mecanismos judiciales de las comunidades, no todas las veces son producto de una
cultura ancestral, sino que también pueden ser producto de acuerdos. Estos acuerdos de
comunidades emergentes se pueden dar a través de dos factores y como respuesta frente: la
marginalidad y el contexto de guerra.

En este punto, se vuelca toda la atención sobre el área de orden correspondiente al caos y su
manifestación en la realidad colombiana a través del conflicto armado que ha azotado al país
históricamente. Para esto entonces se hace útil el recurso de las guerrillas, como explicación
de esta situación de caos, entendido de manera progresiva lineal y no un efecto inmediato
relacionado con su aparición. Aquí entonces, un análisis del surgimiento de guerrillas y su
interacción con las comunidades a las cuales se integraban. La guerrilla comenzó con unos
objetivos diferentes, que marcaron el inicio de sus prácticas, al principio en las comunidades
en las que se establecían, actuaban como mediadores de los conflictos de la población la cual
ahora se encontraba bajo sus manos. Para ese entonces era un orden no estatal. En el cual la
gente se veía regulada, sometida de algún modo, pero no transgredida. Con el paso del tiempo
la guerrilla empezó entonces a cambiar y torcer sus ideales, ahora el propósito era más de
dominación territorial, más allá de una razón fuertemente política y social. De esa manera
empiezan a ser un régimen de terror para llegar a poseer y dominar tácitamente aquellos
lugares del territorio nacional. Es aquí cuando se empiezan a ganar un repudio por la casi
totalidad de la población, dado que el orden ahora que establecían donde llegaban era ahora
un orden arbitrario en el cual la gente obedecía por un extremo miedo y por ende una
incapacidad para resistirse. Es ente momento de la historia cuando en manos del expresidente
Álvaro Uribe, que aparecen los paramilitares, que no hicieron más que apoderarse de los
recursos municipales y torcerse como lo hizo la guerrilla, torcerse en el sentido que
empezaron a manejar rutas de narcotráfico y cambiar su propósito. Empiezan a someter
mediante el miedo a la población, violaban mujeres, niños, niñas; asesinaban entre otras
muchas cosas. Así se mantuvieron las dinámicas de caos, con enfrentamiento entre guerrillas,
paramilitares y Bacrim. Transgrediendo todos los derechos de la población a la cual le
quitaban la administración de su territorio y de su justicia.

Llegamos a la instancia de la paz, en la que el Estado tampoco se ha sabido imponer en


terrenos fuertemente golpeados por el conflicto armado, esta incapacidad de imponer un
sistema de justicia le ha dado la oportunidad a los otros actores del conflicto de tomar el
hueco de poder y administración de justicia que dejo la desmovilización de las fuerzas
armadas revolucionarias de Colombia. La respuesta que ha dado el Estado ha sido en parte
efectiva y en parte nos, porque en algunos territorios los mecanismos como las juntas de
acción comunales están dando resultados, pero en otros casos se ha visto lo que se denomina
una justicia golondrina, en la cual la administración de justicia estatal se veta solo por
periodos de tiempo en las regiones que han sido golpeadas por el conflicto armado.
Propiciando entonces la falta de efectividad y una desconfianza porque los conflictos no
reciben una continuidad en manos de una misma persona y porque el sistema judicial que
llega no esta amparado con una protección de seguridad haciendo vulnerable ante las bandas
criminales u otros grupos al margen de la ley.

Después de todo, el Estado tenía que afrontar la desconfianza y la des-legitimización que


estaban sufriendo a ojos de su población. Todo esto generado por las injusticias y la
impunidad a manos de los administradores de justicia. Por eso es por lo que la población
tampoco pone en manos del derecho estatal sus conflictos, porque a sus ojos no funciona y
no les garantiza una protección a sus derechos. Conflictos en manos del Estado, significa
entonces para la población un conflicto que va a ganar aquel que tenga en sus manos el poder.
Después de esto, se propone que no basta con entender al derecho como el orden regulativo
en manos del estado, sino que además de esto es importante ver a los diferentes ordenes
normativos, en el área del caos y el orden no estatal, como producto y realidad del contexto
colombiano.

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