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Taller de Senderismo Nocturno y Astronomía
Taller de Senderismo Nocturno y Astronomía
PA’ LANTE
Sesión 1: Leyendas
La Astronomía está ligada, debido a su antiguo orígen, con el mundo de los mitos
y las leyendas (quizá historias reales en mundos alejados y encantados) que
permitieron a quienes las explicaron por primera vez dar un sentido a la vida, al
universo, al todo que les rodeaba.
De este modo durante este tiempo, a solas con ellas, divisando y escuchando
sus secretos, iremos escuchando los mitos que dieron orígen a antiguas
constelaciones, o historias curiosas relacionadas con las estrellas, planetas o
con el origen del universo, del tiempo,... Historias que espero entretengan a
quien las escucha y que hagan revivir para no enterrar, la vida de los Dioses,
que desde el pasado dejaron plasmados sus cuentos en el mayor libro jamás
escrito... el universo.
¡ Qué las estrellas y sus leyendas no dejen nunca de pasearse por nuestra
imaginación !
Acrisio, rey de Argos, se casó con Aganipe y tuvo una hija Dánae. Como no tenía
ningún hijo varón, preguntó al oráculo que debía hacer para conseguirlo y éste le dijo:
'No tendrás hijos, y tu nieto te matará'. Para evitar este destino, Acrisio decidió
encarcelar a su hija Dánae en una celda con puertas de bronce y custodiada por perros
salvajes. Pero Zeus, que por aquella época era dios de dioses en el Olimpo, se enamoró
de Dánae y en forma de lluvia de oro cubrió a la princesa, haciendo que engendrara un
hijo: Perseo. Acrisio, al ver nacer a su nieto y temer por su vida, encerró a ambos
(madre e hijo) en un baúl que lanzó al mar, esperando que las aguas acabaran con la
vida del que estaba predestinado a asesinarle.
El arca fue a la deriva hasta llegar a la isla de Sérifos, donde un pescador la encontró y
puso a salvo a sus 'ocupantes'. El propio rey de la isla, Polidectes, les aceptó en su casa.
Polidectes se enamoró de Dánae, y con el tiempo pretendió casarse con ella enviando a
la muerte a su molesto hijo Perseo, ya adulto por entonces. Para poder librarse de
Perseo, le dijo que su intención era casarse con Hipodamía (hija de Pélope) y que como
no quería aparentar pobreza, o falta de riqueza, quería que todos los nobles le ofrecieran
un regalo para dárselo a la que decía iba a ser su esposa. Como Perseo no disponía de
ningún bien preciado se le encomendó conseguir un regalo especial, una misión
prácticamente imposible de llevar a cabo: 'la cabeza de la Gorgona Medusa '. Las
gorgonas, o Parcas, tenían la habilidad de convertir en piedra a quien les mirase; por
este motivo la misión era una muerte prácticamente segura.
Gracias a las sandalias aladas, Perseo voló hasta el País de los Hiperbóreos donde
encontró dormidas a las Gorgonas entre formas de hombres y fieras salvajes erosionadas
por la lluvia. Fijó sus ojos en el reflejo del escudo mientras Atenea guiaba su mano y
cortó la cabeza de Medusa con un solo golpe de hoz. Para la sorpresa del héroe, del
torso de la gorgona surgieron, totalmente desarrollados, el caballo alado Pegaso y el
guerrero Crisaor, que sujetaba una cimitarra de oro.
En Filistia, Casiopea (reina etíope de Yope, en la actual costa de Israel o del Líbano) y
su esposo Cefeo (el cual fue uno de los Argonautas que acompañó a Jasón en la
búsqueda del vellocino de oro) tenían una hija: Andrómeda. La más bella de los
mortales.
Casiopea estaba tan orgullosa de su belleza que se volvió arrogante. Llegó a
vanagloriarse de que ella y su hija eran más hermosas que las mismísimas ninfas del
mar: las Nereidas, hijas de Posidón dios de las aguas. Las ninfas se enojaron que una
simple mortal fuera tan presuntuosa; lo que debía hacer Casiopea era dar gracias por
haber sido bendecida con una tan gran belleza y no alardear de algo que no había
conseguido por méritos propios. Pidieron a su padre que castigará a la reina por su
distorsionado sentido de los valores y por su arrogancia. Por ello, Posidón envió un
diluvio y al monstruo marino femenino: Cetus , para asolar las tierras de Filistia.
Fue en ese momento, cuando todo parecía perdido para Andrómeda, que un jinete que
surcaba los cielos a lomos de un caballo alado oyó los gritos de auxilio de una dama.
Perseo, que acababa de cortar la cabeza de Medusa y regresaba montado sobre los
lomos de Pegaso, viendo que una hermosa mujer estaba encadenada a unas rocas, y que
un terrible monstruo marino se acercaba inexorable hacia ella, se lanzó en picado y
cerrando los ojos extrajo la cabeza de la Gorgona mostrándosela al monstruo, el cual
quedó petrificado al instante hundiéndose sin remedio en las claras aguas del
Mediterráneo.
Cefeo y Casiopea, que habían prometido que quien consiguiera salvar a su hija podría
casarse con ella, estaban felices de ver a salvo a su amada hija. Pero Casiopea no estaba
decidía a cumplir la promesa e intentó acabar con la vida de Perseo. Éste convirtió en
piedra a quienes intentaban matarle. Zeus decidió colocar en el cielo las imágenes de
Cefeo y Casiopea, y como castigo por su traición y por su arrogancia, Posidón colocó a
la reina sentada en su trono en el cielo de tal forma que en algunas estaciones del año se
pusiera boca abajo dándole un aspecto ridículo a la reina que había osado considerarse
más bella que las Nereidas.
Perseo regresó a su isla para casarse con Andrómeda y encontró a su madre; que no
quería casarse con Polidectes; escondida en un templo que le servía como refugio.
Dispuesto a acabar con aquella situación, Perseo se dirigió al palacio real, y una vez allí
convirtió en piedra al rey y toda su corte. Las gentes de la isla contentas con la muerte
del tirano quisieron que el héroe fuese el nuevo rey, pero Perseo no aceptó y propuso al
pescador que le había salvado de la muerte del baúl como rey de la Sérifos.
Atenea, conmovida por la hermosa historia de amor entre Perseo y Andrómeda colocó
sus imágenes juntas en el cielo, cerca de Casiopea y Cefeo , y del caballo alado Pegaso
(que más tarde ayudaría a Belerofonte) y del monstruo marino Cetus.
Durante los meses de otoño e invierno se puede ver majestuosa en lo alto del cielo (a
primeras horas de la noche) la constelación de los Gemelos. Un hermoso rectángulo
ligeramente curvado; o lo que varias civilizaciones vieron: dos gemelos abrazados.
Pero la leyenda que quizá está más extendida en el mundo actualmente es la de los
gemelos griegos Cástor y Pollux: Los Disocuros.
Leda, hija del rey Testio en Etolia, se casó con Tindáreo. Tuvieron dos hijos: Cástor y
Clitemnestra, y a la vez Leda dio a luz dos hijos a Zeus: Helena y Pollux. La belleza de
Helena sería la que causaría la Guerra de Troya, y Pollux al ser hijo de Zeus fue el
gemelo inmortal de Cástor. Tindáreo recupero su trono en Esparta y adoptó a Pollux
como hijo suyo.
El hermanastro del nuevo rey de Esparta, Afareo que era rey de Mesenia, se casó con
Arene teniendo dos mellizos Idas y Linceo (aunque Idas era hijo de Posidón).
La rivalidad entre las dos parejas de gemelos empezó en el momento en que Cástor y
Pollux raptaron a Febe y Hilaría, que estaban comprometidas con Idas y Linceo.
Los Dioscuros, que nunca se separaban el uno del otro en sus aventuras, llegaron a ser el
orgullo de Esparta. Cástor fue famoso como soldado y domador de caballo; Pollux fue
el mejor boxeador de su tiempo, y ambos ganaron premios en los Juegos Olímpicos. Sus
primos y rivales no se profesaban menor afecto; Idas era más fuerte que Linceo, pero
éste tenía una vista tan aguda que podía ver en la oscuridad o adivinar el paradero de
tesoros enterrados.
Los Dioscuros se quedaron allí hasta que Pollux, el más lento de los dos, acabó de
comer su parte, pero luego marcharon contra Mesenia y protestaron ante sus ciudadanos
diciendo que Linceo e idas habían hecho trampas. Como resultó estos estaban ausentes,
los Disocuros se hicieron con el ganado y se escondieron en un roble hueco esperando
el retorno de sus rivales. Pero Linceo los había visto desde la cima de la montaña, e
Idas, bajando a toda velocidad por la ladera del monte, arrojó su lanza contra el árbol y
traspasó a Cástor. Cuando Pollux se apresuró a vengar a su hermano, Idas le lanzó una
piedra. Aunque herido de gravedad, Pollux consiguió matar a Linceo con su lanza, y en
ese momento Zeus intervino a favor de su hijo matando a Idas con su rayo.
Hay varios desenlaces distintos entre esta última batalla de los gemelos rivales… pero
lo que es seguro es que el último superviviente de los cuatro fue Pollux, el cual sacudido
por un enorme dolor por la pérdida de su hermano le suplicó así a su Zeus: <<¡Padre, no
permitas que sobreviva a mi querido hermano!>> Pero como estaba predestinado que
sólo uno de los dos debía morir, cuando llegó su momento, Pollux, como hijo de Zeus,
fue llevado al cielo. Sin embargó, renunció a la inmortalidad a menos que pudiera
compartirla con Cástor. De este modo durante la primera mitad del año, ambos
descenderían al Hades, entre los muertos, y durante la segunda regresarían a la vida, a
los cielos. Y así por siempre.
Los Dioscuros presiden los Juegos Espartanos, y por ser los creadores de la música y
danzas guerreras, son los patrones de todos los bardos que cantan las antiguas batallas.
Hay una tradición griega cuenta que Cástor y Pollux decidieron ir al mar para atacar a
los piratas que habían estado saqueando a los honrados pescadores. Tuvieron tanto éxito
en su guerra contra los piratas que se convirtieron en héroes para la gente del mar,
quienes les honraron tallando sus imágenes en la proa de sus barcos. Los pescadores
saben que durante las tormentas pueden aparecer chispas en los mástiles. Cuando dos de
estos destellos aparecen, se cumple la profecía de que Cástor y Pollux protegen el barco
y que éste saldrá indemne de la tormenta. Esta luz que en ocasiones se aprecia sobre los
mástiles se llama 'fuego de San Telmo'.
La osa mayor
Pasó el tiempo y cierto día Arkas, hijo de Calisto, que también era
cazador, se topó con un oso en el bosque. El animal era nada menos que
su madre, pero Arkas no lo sabía. Estaba a punto de dispararle una flecha
cuando Zeus intervino para impedírselo y revelarle la verdad. A fin de
que Calisto no volviera a tener encuentros peligrosos de esa naturaleza,
Zeus la tomó de la cola y la lanzó hacia el cielo. Luego el padre de los
dioses olímpicos transformó a Arkas en oso y lo puso también en el cielo
para hacerle compañía a su madre. Arkas es hoy la constelación de la Osa
Menor, y la punta de su cola es la estrella polar, guía de navegantes y
viajeros desde tiempos antiguos.
La constelación de Orión es una de las más notables del cielo invernal. Las tres estrellas del
cinturón de Orión se conocen en México como los tres reyes magos.
Orión era hijo del dios Poseidón y de Euriale. Según la leyenda era el más alto de los hombres.
Tan alto, que podía cruzar el mar caminando por el lecho marino sin perder pie.
Orión era muy presumido. En cierta ocasión mató a todas las bestias del reino de Quíos para
ganarse la mano de la hermosa Merope. Pero el padre de la joven, el rey Enopión, no cumplió
el trato y Orión, encolerizado, lo amenazó. No es fácil amenazar a un rey impunemente. El
soberano pidió ayuda al dios Dionisio y juntos embriagaron a Orión y lo dejaron ciego.
Orión, enceguecido, consultó a un oráculo, el cual le dijo que podría recuperar la vista si viajaba
a las tierras más lejanas de oriente y dejaba que el sol de la mañana le bañara los ojos. Orión
emprendió el viaje acompañado del cíclope Cedalión, al cual tuvo que llevar en hombros,
porque era cojo.
Ya en el más lejano oriente, el sol le devolvió la vista al cazador. Pero Eos, la mañana, que
pasaba por allí, se enamoró de Orión como una loca y lo invitó a su lecho. Más tarde, Artemisa,
diosa de la caza, también se prendó del guapo Orión y se hubiera casado con él de no ser
porque
Apolo, hermano de Artemisa y tan hermoso como Orión, se puso celoso y para
deshacerse de él convenció con engaños a su hermana de disparar con el arco
a un blanco que se veía a lo lejos, en el mar. Pero resultó que el blanco era
nada menos que Orión, que había salido a hacer una caminata acuática sin
sospechar nada. Artemisa lloró tanto, que Zeus decidió colocar a Orión en el
cielo, donde se convirtió en una de las constelaciones más hermosas.
Encontrar el norte
Podemos intentar
localizar la Osa Mayor o
Ursa Major en nuestros
cielos septentrionales
durante las noches de
primavera y otoño. Luego
mentalmente dibujamos
una línea imaginaria que
una las dos estrellas más
brillantes de la osa que
corresponden a las
estrellas Dubhe o de
color naranja claro de
magnitud 2 y Merak o
de color blanco de 2.4; y
alárgala cinco veces y ahí
estará la estrella polar o
Polaris de magnitud 2.1 y
de color amarillo claro en
la constelación de la Osa
Menor o Ursa Minor.
Pero si nos encontramos en las estaciones de otoño e invierno nos debemos orientar por la constelación de
Cassiopea.
Encontrar el sur
Para un observador del hemisferio sur no resulta nada fácil localizar el polo sur celeste ya que no está jalonado
por estrellas brillantes, pero existen diversos caminos interesantes para localizarla.
Pero aún
hay más,
¡sigamos la
línea
imaginaria! y
¿qué
encontramos?.
Pues se trata
de la estrella
Spica o a de la
constelación de
Virgo o la
Virgen. Su
magnitud es de
1.2 y de color
azul claro, es
una de las
estrella más
bellas del cielo,
muy conocida
por los
navegantes a
causa de su
posición aislada
que le hace
todavía fácil de
localizarla.
Está situada a
una distancia
de 217 años
luz, es decir,
que la luz que
estamos viendo
ahora hace 217
años que partió
de la estrella.
Sigamos en la Osa Mayor, y
en concreto en la cabeza de la
Osa o en el cazo. Si
prolongamos una línea
imaginaria en sentido contrario
a la polar y partiendo del cazo
localizaremos la preciosa
estrella Regulus o a de la
constelación del León o Leo. Su
forma es característica y no
hay duda alguna. Regulus, su
estrella más brillante, tiene un
brillo de 1.3, de color azul
claro y se halla a una distancia
de 67 años luz. Durante el mes
de noviembre es visible en
esta constelación las lluvias de
meteoritos de las leónidas, que
suelen ser espectaculares.
Con Pegasus
como punto de
partida, si
seguimos la
línea de las dos
estrellas del
cuadrilátero
localizaremos a
la Ballena o
Cetus.
Constelación
austral,
extensa y débil
en estrellas
formada por
Menkar o de
magnitud 2.8 y
color
anaranjado
situada a 280
años luz y
Diphda o
Deneb Kaitos o
de magnitud
2.2 de color
amarillo
intenso a 63
años luz.
Pero si seguimos la línea anterior, acabaremos llegando a una estrella
brillante denominada Ankaa o de magnitud 0.2 de color anaranjada y
situada a 170 años luz de la constelación del Fénix o Phoenix, constelación
conocida desde la antigüedad que representa al ave mitológica que surgía de
sus propias cenizas.
Con Pegasus podemos
identificar sin problemas
a Cassiopea, alargando
tres veces la distancia
entre la dos estrellas del
cuadrilátero de Pegasus,
llegaremos por tanto, a la
estrella Caph o , de
magnitud 2.4 y color
amarillo claro. La
observamos, por tanto,
en forma de W y
circumpolar para los
observadores del
hemisferio norte. Para
los australes resulta ya
imposible detectarla al
culminar por debajo del
horizonte norte.
Después del viaje volvemos a encontrarnos de nuevo al principio del año para seguir
explorando el cielo y descubriendo más y más constelaciones. A continuación se desglosa las
constelaciones que podemos ver durante diferentes meses para llegar a identificar todas
que os aseguro resulta muy gratificante.
Guía mensual
No resulta difícil identificar las constelaciones, Podemos empezar como punto de encuentro observar los
puntos que tenemos encima de nosotros dependiendo de la época del año en que estamos. Para ellos nos guiaremos
en función de los meses.
Empieza el año con las constelaciones de invierno para un observador situado en el hemisferio norte y
el caluroso verano para uno austral. La joya es indiscutiblemente Orion, y con Orion podemos localizar
Gemini, los canes, Canis Major con Sirius la estrella más brillante del firmamento y Canis Menor.
También vemos el Toro o Taurus, Auriga con su preciosa estrella Capella y Perseus para los del
hemisferio norte y para los observadores australes la liebre o Lepus, Eridianus o el río y Horologium.
Durante los meses de Marzo, Abril y Mayo observamos que las constelaciones del los meses
anteriores poco a poco se ponen sobre el horizonte y empiezan a surgir nuevas estrellas no tan
brillantes como las anteriores pero sí muy bonitas. Para un observador situado en el hemisferio
norte podrá ver el león o Leo, Virgo y Canes Venatici, y para uno situado en el hemisferio sur
además podrá ver la Hydra, que es una de las constelaciones más larga como sus satélites tales como
el cuervo, la copa, Antlia y Vela.
Julio, Agosto y Septiembre
Durante las cálidas noches de verano para un observador situado en el hemisferio norte y las frías
noches de invierno para un austral el cielo nos cambia completamente, podemos ver la Vía Láctea
pasando por el Cisne, Cygnus; el águila o Aquila y el Escudo o Scutum; y para un observador austral
llegará a ver Sagitario donde se encuentra el núcleo de nuestra galaxia, el escorpión o Scorpius y
hasta la loba o Lupus.
No hay estrella polar austral, pero merece la pena el poder observar el rico campo de
estrellas que hay en él. Son constelaciones que se pueden observar durante todo el año para un
observador situado en el hemisferio sur e invisible para los que viven en el hemisferio norte.
Destacan la cruz del Sur o Crux que forma parte de las banderas de Australia y Nueva
Zelanda, así como Centarus, el altar o Ara y el Triángulo austral.