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SECCION I Metodologia ( VAPITULO. 1 éProgreso en Filosofia? Oscar Nudler* Introduccién La pregunta acerca de si hay progreso en filosoffa suele recibir una respuesta negativa, en contraste con la respuesta a una pregunta similar en el caso de la ciencia. Sin embargo, una cuestién preliminar que debe plantearse es cudl es el concepto de progreso que se utiliza y si es apropiade como patrén de comparacién. Digo esto porque aunque le filosofia no fuera una empresa progresiva en algiin sentido en que la ciencia lo es, ain podria serlo en algcin otro sentido aceptable del término "progreso”. Un modo popular de entender el progreso cientifico es, dejando de lado las matematicas, como aumento en nuestro conocimiento empirico. Este tipo de progreso puede asumir distintas foimas, por ejemplo el descubrimiento de hechos nuevos o de regularidades empiricas hasta entonces desconocidas, la explicacién exitosa de hechas de cierta clase por medio de alguna teorfa, etc. $i ésta fuera la Unica forma de progreso que admitiéra- mos, es evidente que la filosoffa no serfa una actividad progresiva. Pero, como Larry Laudan senala en EI Progreso y sus Problemas' ésta es una concepcién demasiado estrecha del progreso cientifico. Si bien en vinculacién con el progreso de cardcter empirico, habria que distinguir en la ciencia otras formas de progreso, de orden conceptual. Par ejemplo, la introduccién de una clasificacién u ordenacién nueva de hechos u objetos ya conacicios, la articulaciéa teérica entre leyes previamente desconec- tadas, etc. La pregunta que nos podemos hacer entonces es si la filosofia puede ser una * Conicet, FB. V Laudan, Larry, Progress and its Problems FILOSOFIA NATURAL Y FILOSOFIA MORAL EN LA MODERNIDAD FILOSOFIA NATURAL Y FILOSOFIA MORAL EN LA MODERNIDAD actividad progresiva en un sentido conceptual del témino “progreso". En lo que sigue presentaremos algunas formas en que, efectivamente, la ftlosofia se manifiesta a nuestro Juicio camo una actividad progresiva en un sentido conceptual que se especiticara mas adelante. Pero antes de desarrollar esta parte positiva debemos examinar con algin detalle ia tesis de que la filosofia no es progresiva en ningtin sentido razonable del término "progreso", Progreso, consenso y disenso El argumento de quienes sostienen esta tesis suele apoyarse sobre la constatacién de que la filosofia, a diferencia de la ciencia, se ha mostrado incapaz de generar consensos generalizados en tomo de los problemas de los cuales se ocupa. En lugar de consenso lo que tenemos, continua el argumento, son controversias interminables sobre esencial- mente los mismos problemas. F] sobreentendido de esta critica a la filosofia es, pues, que si en una disciplina no se logra alcanzar consensos generalizados sina que, por el contrario, las posiciones enfrentadas permanecen irreductibles a lo iargo del tiempo, entonces no estén dadas las condiciones que permitan hablar de progreso en fa disciplina en cuestién. Quienes asi argumentan reconocen por cierto que en la ciencia las controversias también son usuales pero sostienen que en relacién con ellas llega, mas temprano o més tarde, un momento en que son superadas al alcanzarse un consenso en torno de alguna propuesta que es reconocida por la comunidad cientifica como la solucién al o los problemas planteados, algo que dificilmente ocurre en la filosofia. O sea, no se afirma que el disenso no juega un papel en el progreso cientifico. Por el contrario, se le reconoce un papel fundamental, sdlo que no es un disenso permanente, en.alguin punto es reempiazado por el consenso, aunque tal consenso de paso a su vez a otros disensos pero éstos no serén ya en torno de los mismos problemas sino de problemas nuevos. Una formulacién clasica de esta diferencia entre la ciencia y la filosoffa aparece en los prefacios a la primera y segunda edicidn de la Critica de la Razin Pura donde Kant no duda en calificar de "escdndalo de la filosoffa" su situacién de erpetuo disenso. Pero sno seré posible construir una nocidn de progreso en filosofia que no suponga la formacién de consensos y que, ain a pesar de eso, sea aceptable? Como primer paso se describiran algunas posturas conocidas en relacién con las controversias filos6ficas para contrastar luego con ellas mi propio punto de vista Dentro de la visién negativa acerca de las controversias filosdficas existe una posicion, mas atenuada u optimista, segtn la cual Jos problemas filosdficos no son en verdad intrinsecamente insolubles, por lo menos no todos ellos lo son. Pero si existen problemas filoséficos que son solubles scémo se explica entonces la universalidad y obstinada perduracién del disenso? La respuesta que se ofrece desde esta posicidn adjudica la culpa de la situacién a la carencia de un enfoque o método adecuado para formular y resolver @s0s problemas. Pero tal carencia se considera remediable de manera que e! argumento 16 EPROGRESO EN FILOSOFIA? desemboca en la propuesta 0 defensa de un método capaz de superar el disenso. Entre \08 principales métodos a [os cuales se ha atribuido o se atribuye el poder de resolver los problemas filoséficos se pueden mencionar, séfo a lo largo del siglo XX, el andlisis conceptual, la reduccidn fenomenolégica, ef naturalismo metodolégico, etc. Estos son por cierto enfoques muy distintos y en aspectos centrales opuestos entre si pero que coinciden pues en afirmar la posibilidad de resolver por 1o menos algunos problemas filos6ficos, La idea compartida es que fos problemas de este tipo, una vez rescatados como problemas legitimos dentro del marco conceptual propuesto, se pueden en principio resolver y, por lo tanto, se espera que las controversias en torno ce ellos lieguen a su fin, Una versign extrema de esta postura es la del autor del Tractatus quien, como es conocido, luego de declarar que habla resuelto definitivamente todos los problemas filoséficos, abandond, de manera consecuente con esta deciaraci6n, {a prdctica de la filosoffa Para satisfaccién de los criticos de [a filosofia, tales métedos, en vez de lograr el consenso, en realidad suelen simplemente agregar nuevos disensos a aquellos que pretendieron eliminar. Por lo menos, ésta ha sido la vision de muchos filésofos del siglo XX, siglo en que ha predominado una posicién radical o pesimista segén la cual es por principio equivocado todo programa que se proponga resolver los problemas fifos6ficos, Asi pues desde esta posicidn se toma el estado de perpetua confrontaci6n entre distintas propuestas de solucién como un indicader de la insolubilidad inerfnseca de los problemas filoséficos. Gran parte de la labor filosdfica dentro de esta tradicion ha estada dedicada precisamente a mostrar las confusiones y errores en que han caido quienes han pretendido aportar soluciones a los mismas. Si bien los representantes de esta posicidn abogan como los anteriores por el fin de Ja larga confrontacién entre respuestas alternativas a los problemas filoséficos, no lo hacen pues en base a una propuesta de solucidn sino en base al objetivo de iograr su disolucién, deconstruccién 6, a veces, simple abandono. Hay también por cierto dentro de este bando, al igual que en el anterior, grandes diferencias. Basta mencienar que incluye a la tradicién escéptica, en particular al escepticismo pirrénico, al segundo Wittgenstein y sus seguidores, a neopragmatistas como Rorty, a los "postmo- demas" franceses, etc En contraste con la actitud critica que se acaba de mencionar respecto del estado de controversia aparentemente interminable en torno de los problemas filoséficos, hay filésofos que ven de un modo positive este supuesto "escéndalo de |a filosefia", Por ejemplo Nicholas Rescher, quien en su libro acerca de la lucha entre sistemas tiloséficos”, sostiene que diche lucha no puede ser superada porque en el iondo obedece a diferencias entre valores, especialmente epistémicos, y tales diferencias no son eliminables mediante el recurso a la argumentacién légica. Pero esto, lejos de ser para Rescher motivo de desaliento, deberia segiin 6! considerarse un rasgo encomiable de fa filosofla ya que ? Rescher, N., The Strife of Systems. 17 FILOSOFIA NATURAL Y FILOSOFIA MORAL EN LA MODERNIDAD permite expresar y preservar la pluralidad de nuestros compromisos de valor. Ya Bertrand Russell habia espozado una posicisn positiva similar en relacién con fa aparente insolubiliclad de los problemas filosdticos, Asf, en Misticismo y Logica decta que "el valor de fa filosotia debe buscarse, en gran medida, en su misma incertidumbre". Hacia un enfoque alternativo Las diferentes posturas acerca de las controversias filosdficas @ las que se acab de aludir tienen el defecto comin de que no discriminan, o no discriminan suftcientemente, entre distintos tioas de controversias filoséficas. Panen a todas, dirfamos, en la misma bolsa. Tal falta de discriminacién esta especialmente ligada a una falta de consideracion concreta de la evolucién histérica de las controversias. Cuando la dimensién histérica es incorporada, aparecen por ejemplo diferencias entre cantroversias que, como supone la concepcién estandar, se han mantenido de algin modo estancadas, y controversias que, por ef conlrario, han experimentado un proceso de transformacién. Y tal transfoma- cién puede, segtin se anticipé més arriba, ser progresiva a pesar de que no suponga el logro de consensus. Pero no se trata de un progreso consistente en un aumento de nuestra conacimienta empirico o, en clave realista, un conacimiento del mundo. Tampoco de un aumento de nuestra capacidad de resolver problemas (aunque pueda contribuir indirectamente, como enseguida veremos, a que estas formas de progreso se logren). Se trata generalmente de una forma de progreso_consistente en una seorganizacién del espacio conceptual en que se desarrolla una controversia filoséfica, reorganizacién provocada por la incorporacién de un aspecto 0 una dimensién de la problematica en discusién antes desconocida o, si conocida, no atendida o profundizada, Bertrand Russell habia apuntado a este posible curso de las controversias filosdficas cuando sefalé* que en la filosofia tiene lugar lo que metaféricamente Ilamé una ampliacién -enlargement- de nuestras ideas. Sin embargo, es claro que no toda ampliacién, mds precisamente, no toda reorganizacién del espacio conceptual es de por si progresiva desde un punto de vista cognoscitivo. Puede por cierto constituir un progreso conceptual, por ejemplo al destrabar un debate estancada, al ofrecer nuevas petspectivas de anilisis, pera con ello no alcanza para constilutirse en un progreso en nuestro conocimiento acerca del mundo. Lo que se requiere ademds para ello es que este pregreso conceptual de caracter filosético se articule con otras formas de progreso, en general de cardcter cien tifico, ya sean empiricas, conceptuales o ambas a a la vez. Esto esté relacionado con una visién que comparto con pensaclores como Wilfred Sellars acerca del lugar peculiar de la filosoffa en el corpus de nuestros conocimientos y de la cultura en general. Recordemos que la filosofia siempre > Russell, B., The Problems of Philosophy, p. 156. * Russell, B., The Problems of Philosophy. 18 EPROGRESO EN FILOSOFIA? se ha ocupado, no sdlo pero si centralmente, de cuestiones generales concernientes a los esquemas conceptuales que subyacen a nuestras teorlas mds especiiicas acerca del mundo. Entiendo de este mado la afirmacién de Sellars segin la cual "lo que caracteriza aa filosofia no es un objeto o tema especial sino su finalidad es saber como manejarselas con respecto a fos temas u objetos de todas las disciplinas especiales". Pero, a diferencia, por un lado, de la visién fundamentista de te filosoffa como filosofia primera y, por otro lado, de la visién descalificadora que le quita toda posible legitimidad y funcién cognoscitiva, entiendo que el pensamiento filoséfico, a condicién de que se halle intimamente conectado can desartollos en otros campos mas especificos, en particular las ciencias naturales o sociales, puede ciertamente contribuir, y de hecho ha contribu do, al progreso del conocimiento. La relacion estrecha entre {a filosofia y las ciencias no ha ido ciertamente en una sola direccién. Alexander Koyré,® por ejemplo, ha enfatizado la influencia de la filosoffa sobre la ciencia en los albores de la modernidad, olvidandose de subrayar con la misma fuerza la influencia que va en el sentido opuesto. Asi, aunque el mecanicismo de Descartes haya contribuido a abrir, aunque é] mismo no lo haya transitado, un espacio epistemo- logico propicio para el desarrelio de una ciencia matematica de la naturaleza en el sigio XVI, un experimento como el de Torricelli, seguido por el de Pascal-Perier y otros, tuvo como consecuencia que su argumentacidn tilosética en contra de la existencia del vacio sufriera un traspié decisivo, Pero no siempre el impacto de desarroltos de! pensamiento filosdfico sobre la ciencia o viceversa se ha manifestado en el tan corto plazo de modo que muchas veces es posible establecerlo sdlo teniendo una perspectiva histérica mas amplia. Per otra parte, es claro que tal impacto es independiente de su aceptacién generalizada por parte de los fildsofos, es decir, de su virtud apaciguadora de las controversias filosdticas. Este problema de las relaciones entre filosoffa y ciencia es demasiado vasto como para pretender recorrerlo aqui de modo que a las observaciones preliminares anteriores anadiré sélo un comentario. Como queda sefialado, consider no sélo que se ha dado en los hechos sino que es deseable la existencia de una influencia mutua entre [a filosotfa y la ciencia, Pero hay filsofos, como Glymour o Laudan, que van més lejos y aparente- mente plantean una virtual indiferenciacién entre la filosoffa, al menos la epistemologia, y la ciencia tedrica. Ello implicarla la posibilided de que teorias filoséficas sean confismadas o refuladas por la experiencia, Casos como el anterior acerca de la negacién del vacio y muchos otros, como por ejemplo el caso de la teorfa aristotélica de las esferas celestes, parecenconfirmar tal postura. Sin embargo, en el lenguaje filoséfico parece haber una relacién distinta entre enunciados teéricos y "empiricos" a la que existe en el * Sellars, W., Ciencfa, percepcién y realidad, p, 10. © Koyré, A., Pensar la ciencia 19 FILOSOFIA NATURAL Y FILOSOFIA MORAL EN LA MODERNIDAD lenguaje cientifico. Lo que podemos cancluir a partir del fracaso de tales derivaciones “empiricas" de enunciados filosdficos generales no es que esos enunciedos han sido “retutados” sino slo que son inadecuados en el caso considerado, no inadecuadas en general. Asi, el hecho de que el uso de categorias aristotélicas en astronomia se haya revelado inadecuado no implica que el nucleo metafisico, antolégico y epistemoldgico de aristotelismo, que se encuentra en fa base de dicho uso, deba ser por ello abando- nado. Aunque sin pretender trazar una analogia perfecta entre ambos dominios, la situacién seria de algtin moda equiparable a la que tiene lugar cuando una estructura matemiatica es utilizada por una teorfa empirica que luego ha sido refutada. A menos que adhiramos a un holismo estricto, no hay mativos para descartar la utilidad potencial que pueda brindar esa misma estructura en otras aplicaciones o interpretaciones empiricas. Voiviendo ahora al ejempla de desarrollo filosdfico progresivo en el siglo XVII antes mencionade, quisiera ampliarlo recordando la visidn de la naturaleza que dominé el Pensamiento de los filésofos mecanicistas de ese siglo. Son conocidas las condiciones en que los primeros pensadores modernos desarrollaron esa visidn. Debian, por un lado, legitimar y pavimentar el camino de la nueva ciencia pero, por el otro, evitar en lo posible un conflicte con la autoridad religiosa. Debian pues transitar un angosto desfiladero entre la religién oficial y la ciencia. Como punto de partida tenian para ello a su disposicion algunos grandes esquemas heredados, a saber, ef aristotelisma dominante y, como alternativas, especialmente el platonismo y el atomismo, recientemente recuperado. Si bien estos dos Ultimos les proveyeron de elementos claves, en especial la inclinacién matematizante del primera y la exclusidn de la teleologfa por parte del segundo, ninguno podia ser directamente adoptado por ellos en su lucha contra el aristotelismo. El primero par los elementos mégicos neoplaténicos y el compromiso con la teleologia con que venia fuertemente asociade y, el segundo, no sélo por su presunta vinculacidn con el atefsmo sino también por su apelacién al azar y su falta de énfasis en e| concepto de ley matematica de /a naturaleza. Por tal motivo, desde Gassendi y Descartes en adelante se fue elaborando una nueva concepcién de ia naturafeza segiin la cual ésta tenfa, en contraste con la teleologia platénica y aristotélica, un caracter mecanico pero, a diferencia de los atomistas antiguos, era esencialmente pasiva de modo que su movi- miento sélo pudo provenir desde afuera de ella. Segtin la difundida metafora, cuestionada por Hume en sus Diglogos sobre la Religién Natural, la naturaleza era vista como un relaj mecdnico construido por un gran relojero que, por decirlo asi, le da cuerda para iniciar su movimiento, movimiento que luego contintia siguiendo feyes matematic § estrictas que el mismo gran relojero le ha impuesto al mecanismo. La funcionalidad que tuvo esta nueva vision filosdfica de la naturaleza para el desarrollo de la filosoffa natural es bien conocida de modo que, segiin ta caracterizacién anterior, se traté justamente de una innovacién conceptual de cardcter pragresivo. Pero también es conocido que esa misma concepcién enfrenté dificultades crecientes durante el siglo XVIII. As, en el campo de los fenémenos de la vida. el informe de Trembley de 1740 acerca de un 20 EPROGRESO EN FILOSOFIA? pequetio animal como la hidra, capaz de regenerarse en forma complela a partir de los trozos en que habia sido cortada, o el descubrimiento de Haller, hecho pocos ahos mas tarde, de una propiedad det tefido muscular-la irritabilidad+ por fa cual éste es capaz de contraerse aunque sus conexiones nerviosas hubievan sido cortadas, dificilmente pogian compatibilizarse con la pasividad atribuida a la naturaleza. Asi, pues, la visién de una naturaleza pasiva, que fue progresiva en el siglo XVII, empezé a dejar de serlo a partir del siglo siguiente. Tomaré por tiltimo un ejemplo contemporaneo de progreso filoséfico, ef del llamado giro histdrica de la filosofia de la ciencia de los ahas sesenta y sctenta. Este ejemplo tiene para mis propésitos la desventaja de una insuficiente perspectiva histérica pero tiene en cambio la ventaja de permitirme ilustrar algunos rasgos adicionales que suelen presentar los cambios progresivos en filosoffa. Pero antes de comentarlo debo introducir algunas nociones titiles para nuestro andlisis. Fn primer lugar, la nocién de campo controversial. En este estudio no estamos refiriéndonos tanto a controversias puntuales como a campos controversiales. Recordemos, para explicar esta nocién, que uno de los indicadores de la importancia de algunas controversias filoséficas es su tendencia a propagarse y generar otras controversias oa conectarse con controversias ya en marcha. Aplico justamente el tétmino “campo controversial" a un conjunto de contraversias interrelacionadas, perte- nezcan a ia misma drea o a distintas areas filoséficas. Del mismo mode como tos problemas ontolégicos, epistemol égicos, éticos, etc. estan relacionados entre si (asi, una respuesta a un problema epistemoidgico dado suele condicionar las respuestas posibles a un determinado problema ontolégico y viceversa), las controversias en torno de tales problemas también lo estén. Existe, podria afirmarse, una retacion de correspondencia biunivoca entre la estructura de los campos problematicos y la estructura de los campos controversiales. Ahora bien, e! desarrolla de un campo controversial implica que hay un terreno comin (common ground), y éstaes la segunda nocién que deseo agregar, formado por compro- misos compartidos a partir de los cuales se plantean los desacuerdos. Tal terreno comin puede ser variable en tamatio pero no faltar por completo ya que en tal caso es dificil que pueda haber controversia en el sentido de desacuerdo racional {aunque si por supuesto puede haber conflicto). Los participantes 0 actores en un campo controversial dado pueden no ser canscientes acerca de cierios compromisos comunes 0, si lo son, dejarios deliberadamente fuera del debate. Pero es obvio que Jos limites del debate dentro de un campo controversial serén mas estrechos en la medida en que haya un mayor numero de compromisos compartidos, Esto no implica sin embargo que fos campos controversiales basados en un terreno comén extendido no puedan dar lugar a un progteso en el sentido antes mencionado, es decir, que nuevos aspectos de la problema- tica se hagan presentes, aunque se trataré de un progreso que no alterard sustancialmente la mayoria de los compromisos comunes. Pero si durante largo tiempo tales aiteraciones 21 FILOSOFIA NATURAL Y FILOSOFIA MORAL EN LA MODERNIDAD, no se producen es probable que el campo controversial tienda a estancarse y adquirir finalmente ese caracier estéril que los criticos de los debates escolaticos subrayan. Una de las maneras en que esta tendencia a un estancamiento suele revertirse os a través de {a intervencién de un tercer actor. Este tercer actor es generalmente un participante nuevo del campo controversial que desaffa a los participantes tradicionales atacando todos 0 buena parte de los compramisas comunes sobre los cuales reposaba el debate anterior. Si ese tercer actor tiene éxito, es decir, si los antiguas actores no pueden dejar de tomarlo en cuenta, el debate se cancentraré en todo, o buena parte, del terreno comin hasta entonces aceptado. Esta es una transiomacién del campo controversial que implica un cambio de foco del debate y que denemino por tanto refocalizacién, una forma especifica de reorganizacién conceptual. [al refocalizacién es, de acuerdo con la caracterizacién anterior del progreso en filosofia, una transformacién en. principio progresiva Volviendo ahora al caso del llamado gira histérico en la filosofia de la ciencia, creo que ilustra bien al esquema que acabo de esbozar. Es conocido que, aunque ya hubo antes anticipos, ese giro ilevé al centro del debate un conjunto de supuestos clasicos coma la distincién neta entre lenguaje tedrico y observacional, [a dicotomia entre contexto de descubrimiento y contexto de justificacién y la concentracién de la filosofia de fa ciencia sobre este Ultimo, el énfasis en los aspectos sincrénicos en delrimento de tos diacrénicos y la consideracién absorbente de aspectos |dgicos en detrimento de los aspectos pragmaticos de fa ciencia. Esta refocalizacién del campo controversial implicé incorporar camo dimensién central al sujeto de la ciencia, entendido no como sujeto individual sino coma comunidad cientifica, aglutinada en torno de ciertas representaciones unifi- cadoras (variadamente denominadas, segén las distintas propuestas, paradigmas, progra- mas de investigacién, tradiciones de investigacién etc. Hubo pues en esta fase una transformacién en principio progresiva ya que, ademds de ampliarse el campo contro- versial por incorporacién al mismo de supuestos que antes formaban parte del terreno comtin, se incluy6 ur nuevo aspecto -el referida a las comunidades cientificas- dentro mismo del objeto de indagacién filasdtica. Ademds de ello, el otro aspecto progresivo fue @ mi juicio ef acetcamiento promavide por el giro histérico entre la filosofia de la ciencia y |2 historia de la ciencia y otras discipfinas metacientificas. Esto contribuyd, mas alld de las polémicas posturas relativistas y constructivistas que se asociaron con ese giro, a un avance multidisciplinario hacia un conocimiento mejor de la ciencia como fendme- no en el mundo real. Finale Para concluir, mi respuesta a la pregunta inicial sobre si puede haber progreso cognos- citivo en la filosofia es, como puede apreciarse, afirmativa. Pero lo es en un sentido acotado a ciertos campos problematicos y controversiales, no en un sentido no acotado 22 PROGRESO EN FILOSOTIA? de este modo o global. No me atreveria asi a afirmar que hubo un progresa de este tipo global entre a filosofia antigua y la filosoffa moderna o entre ésta y la de nuestros dias A diferencia de la ciencia en ue, malgré algunos excesos absurcos de ios amantes de la inconmensurabilidad, puede hablarse justificadamente de un progreso entre La fisica de Aristételes y lade Newton y entre lade ste y la de Finstein, no creo que sea justificado hacerlo, por ejemplo, entre la filosatfa de Aristételes y la filosofia de algin filésofo posterior. La posicién de 1a filosaffa en relacisn con esta forma de progreso que hemos llamado "global" serfa mas cercana a la det arte que a la de Ia ciencia. Si bien es claro que se producen a lo largo del tiempo cambios que podrian considerarse como progresos en las técnicas usadas en las distintas artes, no parece justificade hablar en el arte de un progreso que implique juicios de valor comparativo con grandes realizaciones artisticas del pasado. Referencias bibliogrdficas Koyré, A., Pensar la ciencia, trad. A. Beltran, Paidds, Barcelona, 1994 Laudan, L., Progress and Its Problems, University of California Press, Berkeley y Los Angeles, 1977. Rescher, N., The Strife of Systems, University of Pittsburgh Press, Pittsburgh, 1995; Russell, 8., The Problems of Philosophy, (1912), Oxford University Press, Galaxy Beok, 1959, Russell, B., Mysticism and Logic, George Allen & Unwin Lid., Londres, 1918, Sellars, W., Ciencia, percepcién y realidad, trad. V. Sanchez de Zavala, Tecnos, Madrid, 1971. 23

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