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Maria Teresa Fernandez Aceves Carmen Ramos Escandén Susie Porter (coordinadoras) Orden social e identidad de género México, siglos XIX y XX Bhotsaa Dantel Costo Villeg » FL COLEGIO DE MEXICO, A.C, CIESAS UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA 2006 Indice PRIMERA PARTE Los debates en torno a la historia de mujeres y la historia de género Los debates en torno a la historia de mujeres y Ja historia de género .. il Marta Teresa FERNANDEZ ACEVES, CARMEN Ramos ESCANDON y Suste PORTER La historia del feminismo . 35 Joan Wat.acu Scorr SEGUNDA PARTE Ciudadanfa, organizacién y movilizacién de mujeres El construir la nacién mexicana: matrimonio, derecho y la nacionalidad dependiente de la mujer casada en las postrimerias del siglo xx y comienzos del siglo xx ..... 65 Kar Aucustine-Apams Expresiones polfticas femeninas en el México del siglo xx: el Atenco Mexicano de Mujeres y la Alianza de Mujeres de México (1934-1953) . oe 93 Ana Lav Politicas publics, violencia de género y feminismo en México durante los tiltimos sexenios priistas 125 MiIAM LANG TERCERA PARTE Etnicidad, clases sociales y trabajo De Santa a india bonita. Género, raza y modernidad en la ciudad de México, 1921 ... ADRIANA ZAVALA 149 Espacios burocraticos, normas de feminidad e identidad de la clase media en México durante la década de 1930..... Susie S, PORTER 189 Politica, trabajo y género: la sindicalizacion de las y los trabajadores domésticos y el Estado mexicano ..... Mary Gorbsmrts CONNELLY . 215 ‘CUARTA PARTE Tdeales de masculinidad y procesos de masculinizaci6n Las nociones de género y la construccién de un discurso cientffico: la Escuela de Medicina de Morelia y la regulacién del trabajo de las obstetras... ANA Maria Kapetusz-Poprt 247 Hombres de mundo: la masculinidad, el consumo, y los manuales de urbanidad y buenas manetas ..... Victor M. MaAcias-GonzALez La vida de un obrero y la construccién de la masculinidad (1890-1940) .... 299 RoperTo MinANDA GUERRERO . 267 QUINTA PARTE Conclusiones Reflexiones finales Mary Kay VAUGHAN Archivos consultados ... » 341 Bibliografia ... . 343 De Santa a india bonita. Género, raza y modernidad en la ciudad de México, 1921* ADRIANA ZAVALA** La novela Sania de Federico Gamboa (1903) cuenta la historia de una inocen- te muchacha del campo que fue seducida, abandonada y luego expulsada de su casa, por lo que no tiene més recurso que dedicarse a la prostitucién en la ciudad de México, La novela es un ejemplo del naturalismo literario que ofte- ce al lector una descripcién moralista de la sociedad urbana en el México de fin de siglo, Gamboa usa el personaje de Santa como un instrumento para condenar los males morales de las clases media y alta. Aunque su belleza le permite a Santa Hevar una vida de lujo en un elegante casas de citas, la novela culmina cuando Santa muere, predeciblemente, de una enfermedad identifi- cada como cancer. Sin embargo, dada la preocupacién en el México de ese periodo por las enfermedades venéreas, un lector avisado puede entender que el personaje murié de una enfermedad més salaz. Como lo hace notar Carlos Monsivais, “De algtin modo, en la literatura o en el cine o en la cancién popu- lar la figura de la prostituta significé la posibilidad de referencias implicitas al sexo sin necesidad de representarlo, discutirlo o aceptarlo. Del porfiriato a la década de los cincuenta, la prostituta no es la presencia sino la alusién indi- recta al sexo. En Santa el sexo es una inexistencia sublimada por la abramado- ra presencia de la culpa y el castigo”.! La mencién del cAncer bien puede ser una alusién a una enfermedad venérea sobre todo si tomamos en cuenta que * —Traducido por Marco Antonio Silva. ** Departamento de Arte e Historia del Arte, Universidad Tufts. 149 Gamboa era un seguidor del naturalismo literario francés.” Sus novelas, por lo general, enaltecen los eternos valores de la vida rural, como la pureza y la inoceneia, en oposicién a la corrupeién y el vicio de la ciudad. Aunque Gamboa fue miembro de la generacién modernista del porfiriato, la novela fue muy popular ya bien entrada la era postevolucionaria. La gran popularidad de la novela provocé que en 1918 se hiciera una version cinematografica dirigida por Luis G. Peredo, con la actriz Elena Sanchez Valenzuela? Se filmé otra versién en 1931 dirigida por Antonio Moreno y como Santa actué Lupita Tovar. Esta versién fue el primer filme mexicano en el que se us6 sonido sincronizado. La novela seria llevada al cine en al menos otras cuatro versiones adicionales. Ya sea en el cine o en la literatura, la historia de Santa ejemplifica la fasci- nacién de la burguesfa urbana con la brecha moral entre el campo y la ciudad, entendida ésta como una oposicién entre la pureza y la corrupcién.’ Ese topi- co alimenté las fantasias sobre la mujer rural e indigena versus la mujer moder- na y urbana que tan bien se expresara en las artes literarias y plasticas del siglo XIX hasta bien entrado el Xx. Aunque éstos parecieran arquetipos polarizados de mujer ~la virgen y la prostituta-, Monsivais sugiere que la oposicién entre Jas dos es mas bien una “abstracci6n” basada més en lo que “no” son las muje- res que en lo que ellas son.® En Ja novela (tal vez por la censura) Santa no es descrita como un petso- naje excesivamente “sexual”. En su lugar, y de acuerdo con la teorfa de Monsivais, ella representa més bien la “alusién” al sexo (en especial el sexo como mereancfa en el ambiente urbano). Monsivdis concluye que dentro del c6digo simbélico social mexicano, una prostituta es entendida menos como una mujer que participa en actividades sexuales y m4s como una mujer “que se comporta como si fuera prostituta y que, por lo mismo, delata con gestos...”.? De esa manera, en vez de suscribirse a un modelo analitico de femineidad definido por la dicotomfa de “virgen (madre) o puta”,® emerge una imagen mas matizada y posiblemente mds exacta, si consideramos las formas en las cuales “Segdin su comportamiento cualquier mujer [se vuelve] disponible para Ja interpretacién masculina bajo el signo de la prostitucién”.’ En su anilisis de Santa, Debra Castillo estudia las formas en que la imagen de la prostituta sirve 150 no para iluminar “una verdad sobre el carécter mexicano sino a una estructura retdrica por la cual una imagen abstracta de la sexualidad femenina sive como una lente que distorsiona la interaccién social”. En vez de concretar la catego- ria de virgen/puta como un rasgo por el cual se analizan representaciones de la mujer mexicana, Castillo complica esta dicotomfa mostrando la manera en que representaciones de mujeres cafdas participan en la formacién de una construcci6n “retérico-ideolégica”. Segtin Castillo, esta construccién dnima las “intersecciones entre cédigos sociales y practicas estéticas”.!° Por ende, los personajes como Santa hacen algo més que reflejar la “tealidad,” més bien la crean y la ordenan. A partir de imagenes femeninas como la de Santa, este capitulo examina un concurso de belleza que fue escenificado durante el gobierno del general Alvaro Obregén en los primeros afios de la era posrevolucionaria y en donde Ja imagen de la mujer indfgena se despleg6 como tropo de la pureza. El acon- tecimiento al que nos referimos fue el concurso de belleza celebrado en 1921 para encontrar a la “india bonita”.'' En lugar de simplemente celebrar la iden- tidad rural/indfgena, el concurso de la india bonita revela una complejidad atin mayor, funcionando no como reflejo del nacionalismo revolucionario, como han propuesto algunos autores, sino como lente por cual se “distorsiond” la realidad.'’ Enraizado en la estética masculinista del modernismo, el concurso refleja el ambiente del porfiriato de principios de siglo. El discurso pablico que lo rode6 representé la transicién de la mujer tural o indigena al ambiente urba- no, bajo el “signo de la prostituci6n”, y més bien reforz6 los prejuicios de la era porfiriana en vez de mostrar alguna ruptura de la orden social por un nuevo orden “revolucionario”. A pesar de las afirmaciones de que el nacionalismo revolucionario re- chaz6 por completo los valores y la cultura porfiriana, existen evidencias de una profunda continuidad cultural e ideolégica entre el porfiriato y la era re- volucionaria.'* Como lo muestra el continuado éxito de la novela de Gamboa, ya bien entrado el siglo Xx, una de esas continuidades fue la fascinacién del intelectual masculino con el tropo de la mujer rural como repositorio de la pureza cultural e femenina. Al igual que Santa, sus versiones cinematograficas y otras muchas descripciones de mujeres caidas, el concurso de la india bonita 151 oftecia a los intelectuales masculinos la oportunidad de tomar placer salazen la vision de la femineidad rural “pura”, corrompiéndose al contacto con el ambiente pecaminoso de la ciudad. El centenario de la consumacién de la Independencia En enero de 1921 el periédico El Universal anuncié su patrocinio de un con- curso de belleza para conmemorar el primer centenario de la independencia de Espafia. De acuerdo con las bases del concurso publicadas por el periédico, se elegirfa a una “india bonita” como parte de los festejos nacionales.'' Los. concutsos de belleza de orientacion populista no eran nuevos en la ciudad de México, ya en 1920 el mismo periddico habia patrocinado el “Concurso de la obrera simpatica”.'S No obstante, el concurso de belleza de la India bonita fue disefiado como un concurso “completamente racial,” y como el primero explt- citamente dedicado a la belleza de la mujer indigena.'* En términos histéricos, el concurso se destaca porque fue una de las primeras articulaciones oficiales del Estado mexicano posrevolucionario que sefiala claramente los componen- tes raciales, para no mencionar los culturales y de clase, de la formulacién dé un nuevo ideal femenino. Aunque la necesidad de} Estado mexicano de crear una ideologfa racial. basada en la celebracién del mestizaje ha sido analizada por muchos ottos investigadores, el concurso de la india bonita oftece una oportunidad tinica para examinar el papel asignado al género en el desarrollo del mestizaje revo- lucionario. Es importante sefialar que aunque el mestizaje “oficial” privilegié la herencia indo-hispnica (con exclusién de los demés grupos étnicos 0 raciales), lo hizo con fines de asimilar las culturas y grupos indigenas a la cultura domi- nante hispano-europea.” Investigaciones recientes han empezado a mostrar’ que aunque el discurso oficial sobre el mestizaje era un discurso simbélico que exaltaba a la cultura indigena fue apoyado en ciertos sectores por dudosas teorfas y programas eugenésicas y sociales con fines de mejorar el “cardcter racial” del pueblo mexicano." 152 En septiembre de 1921 el gobierno de Alvaro Obregén patrociné los fes- tejos con motivo del centenario de la Independencia. En parte lo hacfa para demostrar que el gobierno era lo suficientemente estable como para olvidar las preocupaciones inmediatas sobre la pacificacién del pats. Los festejos eran tam- bién titiles para cimentar la imagen populista de un gobierno que se disponfa a orquestar diversas festividades con el fin de que el puiblico se divirtiera. Entre los festejos del centenatio hubo una exposicién de arte popular organizada por los pintores Gerardo Murillo (Dr. Atl), Roberto Montenegro y Jorge Enciso. También se celebré una noche mexicana en Ja que se montaron bailes regiona- les en un escenario disefiado por el pintor Adolfo Best-Maugard.”” Para no desentonar con la revalorizacién del arte popular e indigena de la Exposicién de Arte Popular, el escenario disefiado por Best-Maugard se inspiré en los motives florales de la ceramica, las lacas y Jas artesanfas cuyo origen podfa rastrearse hasta Espafia o Asia, pero que en la exposicién de 1921 fueron considerados nativas y por lo tanto “mexicanas” tanto en su forma como en su estética.”” Karen Cordero Reiman ha mostrado cémo esas ceremonias centradas en lo “folclérico”, mas que en la cultura de contenido europe, se uso para cristalizar el concepto de “lo indio” como el alma de Ia identidad mexicana posrevolucio- naria. Segtin Cordero Reiman, la cultura popular se convirtié en un vehiculo para que la naci6n revolucionaria retornara a la “inocencia cultural”?! En general los eventos culturales realizados para las fiestas del centenario de 1921, incluyendo el inicio de la pintura mural mexicana, sirvieron para formular una nueva estética indigenista y un nuevo orden cultural basado en Ia revalorizacién de la poblacién indfgena y de su cultura. Hay que hacer notar que a veces la cultura indigena no sélo era reevaluada sino colocada en una re- lacién de mutua (aunque desigual) dependencia de la cultura europea. Esta relaci6n se hace explicita en uno de los primeros murales pintado por Rivera La Creacién (1922-23), en el Anfiteatro Bolivar de la Escuela Nacional Prepara- toria. En La Creacién, dos figuras desnudas, hombre y mujer de piel oscura, se encuentran sentadas al pie de un grupo de figuras femeninas que representan las virtudes occidentales, como el saber y la ilustracién, que otorgadas a esta pareja nativa de Adan y Eva producen el México mestizo. En esta imagen el México indigena depende de la cultura europea para su transformacién y pos- 153 terior evolucién.” Curiosamente este mismo discurso sobre la desigual depen- dencia cultural supuestamente distinguid las conmemoraciones de 1921 de las celebradas en 1910, En septiembre de 1910, a sdlo dos meses del inicio de la Revolucién, el régimen de Porfirio Diaz patrocind las fiestas del centenario del inicio de la guerra de independencia. Estos festejos estaban destinados a propagar por el mundo la imagen de un gobierno y de un pais modernos entregados “a la paz, la prosperidad y el progreso”. Se programé también una serie de festejos reser- vados para las elites mexicanas y los altos dignatarios del extranjero. En cori. traste, los intelectuales asociados con el gobierno de Obregén vieron en el.” centenario de la consumacién de la Independencia una oportunidad nica para reafirmar Ja ruptura con el viejo régimen y el nacimiento de una nueva era constructora, optimista y esencialmente populista. La conmemoracién del nuevo centenario también permitfa dejar atras la década de violencia revolu- cionaria para ponerse a resolver los graves problemas del pats y satisfacer los : reclamos de justicia social. Aunque los festejos fueron disefiados para la diver sion de las “clases populares”, de todas maneras se ve la intencin de transfor: mar la cultura urbana burguesa en una cultura mestiza, mediante la seleccién: de los aspectos mAs presentables del folclor popular y de la cultura indigena. En ese contexto nacionalista, en que se exaltaba la recién descubierta: cultura indigena, el certamen de belleza India bonita de 1921 patrocinado por El Universal oftece una buena oportunidad para investigar las formas en que’ los discursos sobre raza y género no sélo se interceptan sino que también cons- tituyen el niicleo de los debates sobre la identidad nacional en México poste- volucionario. En el anuncié del certamen de belleza El Universal inform6 a sus lectores que seleccionarfa a una joven de la asf llamada “clase india” que reinaria en los festejos del centenario como la india mas bonita de México. La ganadora reci~ biria como premio la cantidad de tres mil pesos y una generosa cantidad de regalos, incluyendo el honor de presidir el concurso literario anual del periédi- coy la catroza en el desfile aleg6rico del mismo periddico. También recibirfa el ptivilegio de ser apadrinada por una pareja prominente elegida por el equipo editorial del periédico.? 154 El montaje de un concurso de belleza que “honrara” la belleza y las cua- lidades femeninas de la mujer ind{gena en lugar de la mujer mexicana burgue- sa, nominalmente blanca y de origen europeo, significa una ruptura radical con la tradici6n hegeménica. Como lo han sefialado otros investigadores, el certamen oftece evidencias de la reconceptualizacién de la identidad mexica~ na como “étnica”, es decir como “mestiza”, cuando ne de plano “indianizada” tanto en términos raciales como culturales.” Sin embargo, un enfoque femi- nista como el que oftezco aquf revela que los fundamentos del concurso, su- puestamente subversivos y desestabilizadores desde cierto punto de vista, se - reinscriben en el orden patriarcal dominante y, por supuesto, en el marco claramente racista y sexista de la precedente era porfiriana. En su andlisis del certamen, Ricardo Pérez Montfort ha sefialado que la “unién” de la ganadora de la india bonita con sus nuevos padrinos, descritos como “espafioles,” es decir blancos, creé un mestizaje simbdlico.” Empero, como Jo muestro en mi anilisis, el deseo masculino expresado en el certamen sugiere un interés en algo mas que el mestizaje simbélico. Por supuesto, el concurso al igual que la Exposicién de Arte Popular contribuyeron a lo que Mary Kay Vaughan ha llamado “la morenizaci6n de la cultura nacional”. La descripeién de Vaughan del mestizaje como un proceso “cultural” os aitil para este ensayo porque sefiala la insistencia de los intelectuales de la época en que el mestizaje - yla unidad nacional podian conseguitse mediante la mezcla cultural, aunque no necesariamente la mezcla biolégica. Si uno lee entre l{neas, esa insistencia confirma la preocupacién de las elites mexicanas del periodo postevolucionario acerca del mestizaje como un proceso de mezcla racial y cultural. Forjando patria o el mestizaje eugenésico Esa preocupacién se manifiesta en los primeros tratados sobre el mestizaje que se escribieron en esos afios. Los libros de Manuel Gamio Forjando patria, publi- cado en 1916, y La raza césmica de José Vasconcelos publicada en 1925, abo- gan en favor del mestizaje por los grandes beneficios que la mezela racial ofrecta para asimilar a los indigenas del pafs. Durante la Revolucion, Manuel Gamio arguy6 que la meta de incorporar a los indios a la nacién mexicana se veria 155 del XX, pero sigue siendo un discurso racista.™ Este racismo se hace evidente cuando clama que a través del mestizaje los atributos negativos de los negros, los indios y los asidticos serén exradicados y los positivos de la raza blanca se veran aumentados. Vasconcelos nunca dice que las jerarqufas raciales serdn. aunque fuera un poco.” No obstante, Gamio advertfa a la “burguesfa” decir “hasta extremos ridiculos en su acercamiento al indio”.” Su advertencia indi ca cierta preocupaci6n acerca de cudles atributos de la clase burguesa domi: - erradicadas, sélo que todas las razas “mejoraran” y que la raza blanca en espe- cial se fortaleceré a resultas de esa mezcla y seguiré estando en lo alto de la jerarquia social. A fines del siglo XIX y principios del Xx florecié en México {y en toda " Latinoamérica en general), la seudo-ciencia de la eugenesia o de la higiene social que estudiaba las mejores formas de promover la mezcla racial mas eugenésica.® En Estados Unidos y en Europa los eugenesistas y los “cienttfi- - cos” racistas empleaban categorfas raciales para apoyar fa tesis de que la mez- - cla racial resultaba en degeneracién de la raza. En cambio, los eugenesistas mexicanos como Gamio y Vasconcelos, ante el hecho de la mezcla racial de ambiente, de las razas més oscutas.!' Vasconcelos fue astuto al argumentar || los mexicanos, forjaron un concepto ideol6gico de la raza que se basaba en la mezcla racial “constructiva” que destacaba las potencialidades positivas del hibridismo racial. Al contrario de sus contrapartes estadounidenses y europeas raza bioldégica y “eésmica”.” gtin Vasconcelos “el indio es buen puente del mestizaje.” y “el negro” aunque.’ | | “poquisimo... es como el otro polo... el contrario de los elementos que pueden, que esa quinta raza emergerfa de un una “eugenesia estética” dirigida “espiri tualmente,” y de una “elecci6n fundada en [un] deslumbramiento que produs! ce la belleza... confirmada por el pathos del amor” (subrayado en original).” Vasconcelos invocaba un supuesto proceso eugenésico “instintivo” en lugar de instrumentalizado por el Estado, porque estaba consciente de los movi mientos racistas de Estados Unidos y Alemania que se basaban en la creene’ en la superioridad de la raza blanca y en la condena de todo tipo de hibrid: © que seguian las ideas de la genética mendeliana, los eugenesistas mexicanos se adherfan a Ja interpretacién neo-lamarckiana de la herencia, menos determi- nista, y que tendfa a borrar las fronteras entre la naturaleza y la crianza.* No _ obstante, ellos también crefan, al igual que sus contrapartes europeas y de Estados Unidos, que la mezcla racial no controlada perpetuaria los rasgos “ma- los” de las razas subalternas. En su estudio sobre el movimiento eugenésico en Latinoamérica, Nancy Leys Stepan explica que los eugenesistas mexicanos, al igual que los del resto de América Latina, abrazaron el neo-lamarckismo debido a que sus lazos cien- ci6n o mezcla racial? : Elenfoque “moderado” de Vasconcelos de la eugenesia en La raga odsmé ca llevé a muchos latinoamericanos y nacionalistas latinos a saludar su teorfa, porque ofrecfa una apologia de la hibridacién racial como un medio para al- canzar la mezcla universal de las caracteristicas positivas de las llamadas cua- tificos y culturales eran més cercanos con Francia que con Inglaterra. Ademas tro razas (blanca, negra, asidtica y la nativa americana). Aunque Ja eugenési el neolamarckismo alentaba “la optimista esperanza de que las reformas en la “estética” de Vasconcelos dice promover el mestizaje, la verdad es que contie ne un racismo inherente. A pesar de todo, en su esquema las “razas” europea: siguen estando en lo alto de los atributos raciales deseables. La estimacién d Vasconcelos por el indio como “puente” racial pudo haber sonado revolucio- naria en el contexto de los discursos raciales de fines del siglo XIX y principios _ las cuales la raza india era “inferior” era su dieta basada en el mafz. Con Ia idea esfera social resultarfa en una mejora constante [de la raza]”.>” Los partidarios de esta teorfa alentaban proyectos de higiene social como los que pretendfan mejorar las capacidades intelectuales de los indios, Por ejemplo, Francisco Bulnes, partidario del darwinismo social, propuso que una de las razones por 156 157 cos parecidos a los de la era porfiriana. Ademés, la “indianidad” fue privada de su potencial fuerza politica al ser feminizada y relegada, por tanto, a una fun- cién procreativa pasiva dentro del orden social y politico masculino. Aun cuan- do el concurso de la India bonita estuviera dirigido a “morenizar” a la minorfa blanca, la verdad es que el concurso fue concebido en términos desiguales y sexistas acerca de cémo deberfa tener lugar el mestizaje. Dicho en términos sexua- les, el concurso demuestra que para los intelectuales obregonistas el mestizaje era el resultado de la unién entre los hombres blancos dominantes y las indias bonitas. Ese desbalance de poder entre hombres blancos y mujeres indigenas, fue expresado una y otra vez por los intelectuales dispuestos a facilitar y pro- mover el certamen. de que las propiedades nutritivas del trigo eran superiores, propuso mejorar las. capacidades intelectuales de los indios mediante la sustitucién del trigo por la dieta basada en el maiz y frijoles.* Aunque algunos eugenesistas mexicanos basaban sus teorfas y proyectos més en la “ciencia” que en la “estética”, su “racialismo” debe ser entendido como un complejo de categorfas marcadas, por la biologfa complicadas por una comprensi6n de la raza como una especie de esencia que comprendta no sélo a la biologfa, sino también a fa cultura, la inteligencia y la moralidad. El neolamarckismo permitia a los eugenesistas la- tinoamericanos el asumir un cardcter romdntico que tenfa a su mejor repre- sentante en Vasconcelos y su “eugenesia estética”. En ese contexto, si fos usos culturales del mestizaje fueron promovidos para “indianizar” a la burguesfa “un poco”, los usos racistas fueron promoyi dos para asimilar a la poblacion indigena de México, es decir para “blanquear- la”.” En el diltimo extremo, el mestizaje pudo haber sido percibido como algo. que tenfa la potencialidad de homogeneizar a todos los polarizados grupos sociales y raciales de México, pero yo sitéo el “extremo”, no en la nocién del “blanqueamiento” de los indios, porque eso es algo que las elites mexicanas: hubieran percibido como su prerrogativa. En cambio, para las elites mexica- nas en 1921, el extremo residia en la noci6n de la “morenizacién” de la mino- rfa blanca o, para tomar la expresién de Gamio, residfa en los “ridiculas extremos” en que se podfa caer en ese proceso de acercamiento al indio. En” suma, la preocupacién manifestada en ambos textos sobre la posible degrada- ci6n racial en México es crucial para entender que a pesar de promover (radi. calmente) la mezcla bio-cultural o mestizaje, los textos de Vasconcelos y Gamio no deben ser entendidos como si no fueran racistas. Después de todo ambos: argumentaron que el fin dltimo era la asimilaci6n de los indios, negros y asis- ticos incluidos, tanto biolégica como culturalmente, dentro de la burguesfa blanca El concurso India bonita El concurso fue anunciado por primera vez en El Universal el 16 de enero,” sdlo un mes después de que Obregén asumiera la presidencia del pais. El he- cho no es sorprendente, ya que el presidente y su grupo se dedicaron de inme- diato a promover la unidad nacional esperando ganar con ello la estabilidad politica y el reconocimiento internacional a su gobierno. Los socios de Obregon, en este empefio inclufan, entre otros, a Manuel Gamio y Félix Fulgencio Palavicini."! Palavicini, recién nombrado ministro de Relaciones Exteriores, era duefio del periédico El Universal. Manuel Gamio, padre fundador del “indigenismo cientifico” fue el primer antropdlogo mexicano profesionalmente entrenado por la direccién de Franz Boas en la Universidad de Columbia y es al que se le atribuye haber articulado la idea de que la adscripcién étnica pue- de ser detetminada tanto en términos culturales como raciales. No hay duda de que fue por influencia de Boas que Gamio desarrollé su concepcién “cultura- lista” del mestizaje constructivo, opuesta a la teoria estrictamente “racialista”. Sin embargo, es menos conocido el hecho de que Gamio fue el represen- tante de México en el Segundo Congreso Internacional de Eugenesia celebra- do en Washington D. C. en septiembre de 1921.” Mientras México celebraba el centenario de su Independencia, Gamio se encontraba en Washington en una conferencia internacional sobre cémo “limpiar”, por asf decirlo, las razas dominante y no al revés. : En el anilisis que sigue pretendo demostrar que en el periodo posrevohi : cionario la preocupacién provocada por la idea del mestizaje racial fue mitiga- da (aunque sélo fuera en la ret6rica) por la promocién de una “indianidad” pura y auténtica. Sin embargo, los elementos indigenas que ahora eran ré- constituidos como “auténticos” se reducfan a una serie de estereotipos exéti- 158 159 del mundo. Aun cuando Gamio (y luego Vasconcelos) se encontraba entre los pocos eugenesistas que mantenfan la postura de que la fusi6n con el Méxicg. * indfgena proveerfa a los europeos con atributos benéficos, como vicepresiden= te del congreso Gamio estaba inmerso en cémo la politica eugenésica podria “mejorat” la poblacién de México en gran medida indigena, pero también mestiza y, sobre todo, depauperada. Como puede verse, la designacién de Gamio como representante de México en el congreso eugenésico era perfectaé mente compatible con su papel de juez principal (designado en julio de 1921) en el concurso de belleza la India bonita. : Elconcurso la India bonita parece haber sido concebido para el entreti nimiento de los lectores burgueses de El Universal, empero, para agosto: el certamen se habfa convertido para el ptiblico en una polémica acerca de qué - era lo que definfa a un indio isu cultura, su clase social, su taza? En especial'se discutia cudles eran aquellos aspectos de la cultura “india” que eran valiosos en la articulacién de la nueva cultura nacional posrevolucionaria. Ademés de provocar la discusién sobre estas candentes cuestiones, el concurso proveta de un foro piblico para la articulacién de un paradigma més “auténtico” de le feminidad mexicana. Este paradigma no sdlo estaba posicionado en contra dk la imagen de la mujer moderna, la cual era descrita por algunos, incluyendo Gamio, como “no-mexicana”, pero aun 1a belleza “auténtica” de las concur- santes fue puesta al setvicio de una polftica sexual mediante la articulacion de dos discursos en apariencia opuestos. El discurso oficial sostenfa que el cons curso ennoblecfa la asf llamada raza doliente mediante la exaltacién de las:in- dias bonitas no sélo sobre la base de sus atributos étnicos, fisicos y culturales sino también mediante una supuesta virtud femenina premoderna.“ No obs: tante, habfa un segundo discurso que permitfa ala mirada masculina con car ga sexual posarse sobre el cuerpo de la mujer indigena. M4s que opuestos estos dos discursos -el primero ennoblecedor, el segundo, sexualmente objetivado- eran de hecho interdependientes ya que ambos buscaban el mismo fin: pro: mover entre los nominalmente blancos y los mestizos la “deseabilidad” sexual de la poblacién femenina indigena de México. Estos fines se hallaban implicitos en el anuncio de El Universal titulade “iCual es la india més bonita?”. El anuncio declaraba que contrario a la cos- 160 tumbre de celebrar concursos en honor de las “mujeres hermosas”, el periédico celebrarfa el centenario de la Independencia con un “concurso completamen- te racial”. Pareciera que las “mujeres hermosas” no tienen raza, es decir, son. blancas y la blancura es “invisible” con relacidn a Ja raza. El periddico anun- | ciaba que “nunca los diarios y revistas se han preocupado por engalanar sus columnas con los rostros fuertes y hermosos de infinidad de indias que perte- | necen a la clase baja del pueblo”. Por supuesto las palabras fueton escogidas con mucho cuidado dada la dindmica de las clases sociales en México. Las pala- - bras “dama” y “obrera” tienen distintas connotaciones sociales, como la pa- labra “bonita” respecto de “hermosa”, que exhiben un claro contenido de clase y de taza ademas de su tono paternal. El anuncio, que fue publicado varias veces a la semana desde enero hasta marzo, muestra claramente su regodeo en Jos usuales estereotipos de clase, de raza y de género. E125 de enero el periddico publicé la fotografia de su primera india boni- tade nombre Emma Garduiio. Los lectores fueron informados de que el redac- » tor Hipdlito Seijas y un fotégrafo del periddico encontraron a la sefiorita Gardufio en un molino de nixtamal de la ciudad de México. Fue descrita como una “obrera simpitica” de grandes ojos cafés y que trabajaba como sirvienta. A pesat de ser candidata al concurso India bonita no hay nada en la descrip- cién del periédico que permita adscribirle algén tipo de “indianidad’. Mas bien es descrita como perteneciente a la clase trabajadora urbana lo que se refuerza con su peinado, una especie de chongo tras de su cabeza, y su blusa, la cual es modesta aunque a la moda de la época. La idea de que no sélo la mujer individual sino toda la “raza doliente” se verfa ennoblecida por el concurso se da a entender en el texto que acompafia la fotografia de Teodomira Esquivel (figura 1) que fue seleccionada a princi- pios de marzo. Aunque en apariencia Teodomira era similar a Emma Gardufio, fue identificada como sirvienta doméstica e “india legitima”. Al ser elegida como candidata declaré que fue india sdlo “hasta que comenzamos... a set alguien”.” Supuestamente al ser elegida se habfa convertido en alguien pero a costa de negar su identidad indigena. La adscripcién de una persona a la cate- gorfa de indio no es solamente un juicio muy subjetivo sino que es determina- do por alguien més, usualmente por un miembro de una clase social més alta.* 161 De cualquier forma, la apariencia y el vestido de Teodomira Esquivel nos traen otra vez a la cuestién de cudl fue el criterio para determinar que alguien era: “india legitima”. En marzo aparecié un artfculo en la primera pégina de El Universal sobre un concurso de belleza internacional por celebrarse en Paris, acompafiado de fotos en las que podfan verse a las diferentes concursantes francesas vestidas con trajes regionales, como para atestiguar el noble esfuerzo de ligar la belleza nacional con la cultura folelérica.® El articulo también anunciaba que el pe- tiddico escogerfa “la mujer mas bella de México” que representarfa al pafs en el concurso francés. El 17 de julio El Universal anuncié a la ganadora del con- cutso mexicano de belleza para elegir una competidora del certamen interna- cional, La elegida fue Marfa de las Mercedes Manero, de tez blanca y pelirroja, _ quien era la “mujer mas hermosa de México” y representarfa al pais en Parfs.” Rick A, Lopez ha sugerido astutamente, en su andlisis de los imperativos étnicos del concurso la India bonita en el contexto del nacionalismo indigenista, que tal vez el equipo editorial de El Universal consideré innecesario ilustrar a sus lectores sobre los esténdares normativos “elitistas” que se requerfan para seleccionar a la representante mexicana en Francia, como lo hacia diaria- mente para seleccionar a la India bonita.*! Uno se pregunta por qué la ganado- ra del concurso India bonita no era designada autom4ticamente representante de México en Francia, pues al igual que sus contrapartes francesas representa- ba la belleza folclérica y regional. Tal tez 1a respuesta yace en las contradiccio- nes internas de un concurso aparentemente hecho para superar la hegemonfa de los concursos de helleza de las blancas como en el que participé la seftorita Manero. Estas contradicciones se hicieron manifiestas cuando en febrero el perié- dico publicé la fotografia de otra india bonita, Francisca Martin de Yucatan. En la misma pgina venfa una foto de Justine Johnson “la mujer més hermosa de Estados Unidos” (figura 2). Mientras Francisca Martin aparecfa de pie, lo FIGURA 1. Fuente: El Universal, 17 de marzo de 1921. que resaltaba su blanco huipil bordado a mano y un pesado crucifijo que pen- Tal vez consciente de lo errdtico de su biisqueda de indias en el ambiet te urbano de la ciudad de México, el periédico El Universal empez6 a publicar fotos de indias bonitas de las provincias. Ahora las fotos remarcaban la cultura : india de Jas candidatas al mostrarlas vestidas en trajes regionales y asf, como. para justificar la “etnicidad” de su certamen, El Universal empez6 a publicar fotos de concursos de helleza de todo el mundo. dfa de una larga cadena en su cuello, fa sefiorita Johnson aparecfa en una elegante pose de tres cuartos, lo que hacfa destacar la palidez de sus hombros y su cabello corto y rubio. Aunque Francisca Martin era considerada como “india”, su vestimenta delataba la manera de vestir tradicional de las yucatecas mestizas. Las dos imagenes son contrastantes: mientras Francisca encarnaba Ja tradicion yucateca y la piedad cristiana, Justine encarnaba la modernidad, la 162 163 modemas a traer el pelo corto como la sefiorita Johnson, lo que para bien o para mal, era un signo de emancipacién para la mujer moderna.** Como lo ha mostrado Anne Rubenstein, surgié en la ciudad de México en 1924 una con- troversia sobre la moda adoptada por las mujeres jvenes de cortarse el pelo a la gargonne. Segtin Rubenstein, “la oposicién a la moda del pelo corto y a los cuerpos atléticos puede insertarse en la lucha por defender la pureza racial 0 nacional”.** El poeta Salvador Novo afirmaria mas tarde que el “pelo grueso” era la herencia de las mujeres mexicanas de la Malinche, por lo que cortarlo, afirma Rubenstein, sugiere “el deseo de renunciar a la raza césmica”,>’ A pesar de las realidades de la cambiante moda y, més importante atin, de la lucha de las mujeres por alcanzar la emancipacién politica y social, el tradicional pelo lar- go de las indias bonitas siguié siendo recalcado en las fotograffas que aparecfan emancipacién y el encanto sexual. Aunque alabada por su hermosura, su p nado era considerado, para México, como demasiado moderno, de “pelona”, La yuxtaposicién de las fotos es muy sugerente ya que la moda imperante, tanto entre las mujeres burguesas como entre las de clase obrera, se aproxima mas al estilo encarnado por la sefiorita Johnson que al mas conservador y re: gional estilo de Francisca. en El Universal en los meses que siguieron. La india bonita: Marfa Bibiana Uribe Una de las entradas m4s asombrosas del petiddico fue publicada en marzo 25 (figura 3). Marfa Bibiana Uribe fue nominada por su madrina, la sefiora Josefa de Morales, En su descripcién de Bibiana Morales, escribio: Marfa Bibiana Uribe, quien nacié y vive en un pequedo pueblo que esta a tres ki, al sureste de Necaxa. Tiene 16 afios, Es triguefia y desciende de La raza impetuosa de los aztecas, Bibiana usa un especie de casimir tejido por ella misma, con el cual se da una 0 dos vueltas en la cintura y se lo asegura con un cefiidor. Con esto se figura la falda que llama titixtle, También teje un genero de algod6n, en cuadro, dejéndole una abertura en el centro por donde mete la cabeza y le queda cubriéndole los hombros y toda la caja del cuerpo. A esto le llaman quixquemetl, y otro de estos se dobla y se lo pone en tn cabeza Manuel Gamio ya habfa hecho una comparacién similar en su libro For- para defenderse del sol... jando Patria. En el capitulo titulado “Nuestras mujeres”, Gamio alababa a la “mujer femenina” que se caracterizaba por ser maternal, piadosa, moral y por. lo tanto intrinsicamente mexicana. Atacaba a las feministas por haber “masculinizado” sus hébitos, sus ideas y su apariencia.! Parece que Gamio tomd como modelo de “feminista masculinizada” la tendencia de las chicas La presentacién de Marfa Bibiana en el periddico es tinica por varias razones; la primera es el uso de palabras en nahuatl como titixtle y quixquemetl. La otra es que es la primera concursante identificada como “azteca” y no sdlo de una ascendencia indigena genérica sino descendiente de aquella raza que 164 165 cana. Las indias bonitas fueron descritas como “indias” y obreras, lo que su- giere que fueron percibidas por los patrocinadores del concurso como migran- tes recién Ilegadas al medio urbano. Como es bien sabido, la década de violencia revolucionaria produjo gran cantidad de desplazados hacia las ciudades, que incrementé la clase trabajadora urbana. Muchos de esos desplazados eran mujeres jvenes, huérfanas o abandonadas, que al igual que la protagonista de Santa, tenfan hajos salarios como empleadas domésticas 0 ingresaban a la pros- titucién. defendié a Tenochtitlan en contra de los espafioles invasores. Esto ponfa ala concursante en una situaci6n de privilegio para reinar durante los festejos de la Independencia porque para agosto el concurso Ia India bonita habfa sido. ligado no sélo a la independencia de México de Espafia en 1821, sino también, al cuarto centenario de la conquista espafiola de 1521. iSantas o indias en el medio urbano? En su estudio de la prostitucién en la ciudad de México, Katherine Elaine Bliss ha mostrado que los funcionarios de la ciudad seftalaban que el aumento de la prostitucién en la ciudad en la década de 1920 se debia a este tipo de migtacién y expresaron su preocupacién por la proliferacién de enfermedades venéreas que pudiera resultar.® Otro subproducto de esta migracién era el paulatino abandono de los usos de la vida rural ¢ indigena en el entorno utba- no y el cambio de habitos y cultura de la gente. Para volver a la novela de Gamboa, es precisamente esta transformacién cultural cotidiana lo que marca la “cafda” de Santa. Al comienzo de la historia de Santa, Gamboa nos oftece una vivida descripcién de la zona roja de la ciudad de México. La mera presencia de Santa, como mujer sola, la arroja inmediatamente a las filas de la prostituci6n. El lenguaje de Gamboa es muy vivo y lleno de referencias corporales y metaforas. Después de introducirla en el ambiente urbano, Gamboa retrocede en el tiempo y presenta a Santa en su pueblo natal y por tanto “puro” de Chimalistac. Gamboa escribe que el origen de Santa es como el de todas esas “muchachas pobres que nacen en el campo {y] se crfan al aire libre, entre brisas y flores; ignorantes, castas y fuertes; al cuidado de la tierra, nuestra eterna madre carifiosa”. En el campo la vida de Santa estaba Ilena de “amistades aladas, de pajaros libres de verdad, y con FIGURA 3, Fuente: El Universal, 25 de marzo de 3921. A\ pasar los meses fueron surgiendo nuevas oportunidades para extender el concursé més alla de lo originalmente planeado. Es probable que la inter- vencién de Manuel Gamio haya tenido mucho que ver en eso; tanto en las celebraciones histéricas como en la exaltacién de la India bonita como un: medio para promover la fusién de la dualidad biocultural de la poblacién me: ilusiones tan puras, dentro de sus duros pechos de zagalas...”. La sutil pero poderosa alusién a la belleza fisica de Santa establece un delicado equilibrio entre su castidad y su inherente sensualidad. Después de su “caida” a manos 166 167 de un soldado de un cuartel cercano, el rechazo de su familia, y su desgracia, Santa es arrancada del campo para situarse en la ciudad, en donde la natural madurez de su cuerpo se revela como una predisposici6n a la corrupcién en el sentido moral y fisico.*! La delgada frontera entre la madurez y la putrefac- cién se borra facilmente cuando el cuerpo es expuesto a los peligros del am- Diente citadino, como Santa en el burdel, en donde Hleva una vida de vicio y corrupcién. Como mi primer interés aquf es el de usar la novela de Gamboa como un ejemplo del discurso cultural de la época, no entraré en mas detalles sobre la obra, pero como lo han hecho notar Carmen Ramos Escandén y Debra Castillo, la novela establece claras yuxtaposiciones entre los escenatios (campirano-urbano) y el cuerpo femenino, entre el sexo y el consumo tanto carnal como alimentario. Este tiltimo en particular es relevante en relacion con la india bonita, quien como proverbial “muchacha del campo”, era descri- ta de tal manera que evocara el deseo de consumirla. Paradéjicamente el ambiente urbano descrito en la novela, un medio cosmopolita con abundancia de taxis, empresas capitalistas y servicios sociales manejados por el Estado, conduce la poblacién a la asimilacién y la moderni- zacién en un medio mAs o menos homogéneo. Esta fue la meta del Estado mexicano durante el porfiriato, como lo fue también en el periodo postevolu- cionario. En la novela se nota al mismo tiempo cierta preocupacién por el paso acelerado de la modernizacién que en Gamboa se refleja en su caracterizacion de la ciudad como ef contexto donde ocurre la degradacién de Santa. Para las elites urbanas, el influjo de migrantes rurales a la ciudad produjo mucha pre- ocupacién, sobre todo pot la existencia de una débil infraestructura social y material y lo incontrolable de la migracién rural a la ciudad. Esta preocupacién se expresaba en 1903, 1921 y se expresa en el México de hoy, de que toda persona pobre y rural es “india” 0 “indio” dicho sea con tono peyorativo. Fueron algunos intelectuales como Manuel Gamio los que a contracorriente y aprovechando los concursos como el de la india bonita tra- taron de reinventar el epiteto de indio, pero en sentido positivo. Como india bonita, Marfa Bibiana Uribe era una excepcién de los esque- mas de migraci6n no controlada. En primer lugar no era una india genérica sino “descendiente” de aztecas. Vivfa en un pueblo de las montafias de Pue- 168 bla, lo que le permitfa conservar su modo de vida tradicional. Segin el perid- dico, la mayor parte del tiempo la pasaba tejiendo, actividad tradicional de las mujeres indfgenas. Sus hébitos eran muy sencillos en comparacién con el tra- siego de las indias que venfan a la ciudad a buscar empleo como domésticas, costureras, lavanderas, tortilleras o prostitutas, como lo muestran las estadisti- cas de la época.# E12 de agosto Marfa Bibiana Uribe fue proclamada ganadora del concur- so la india bonita (figura 4). En los dias siguientes fue caracterizada en innu- merables resefias como “la princesa de ojos de obsidiana”.© En su victoria, FIGURA 4. Fuente: El Universal, 2 de agosto de 1921. 169 Marfa Bibiana fue descrita como “ila mas bella entre las seleccionadas en cen- tenares de fotograffas... simbolizaré, en su aspecto tradicional, a la raza que fusionada con los conquistadores dio origen a la nacionalidad mexicana!” Segiin la resefia, Matfa Bibiana posefa “el halago de ancestral hermosura que brind6 magico hechizo a los ferrados paladines que pasaron con Cortés a tie- tras de Andhuac”. Para los editores de El Universal y las elites revoluciona- rias como Manuel Gamio y Félix Palavicini, Marfa Bibiana encarnaba “los deseos patridticos mas fervorosos: el de asociar a la vieja raza, cuya sangre, tanto como la espariola, nos gloriamos todos de llevar en las venas...”.° De esa manera Marfa Bibiana y su herencia azteca y, sobre todo, su género, fueron. puestos explicitamente al servicio del mestizaje biolégico. Marfa Bibiana también fue ligada implicitamente con La Malinche, la intérprete y concubina de Cortés y la madre proverbial de México. Segtin la le- yenda, el mestizaje comenzé con la unién sexual de Cortés y La Malinche; sin embargo, las elites mexicanas siempre han tratado de negar esta leyenda res- pecto de su propia herencia genética. Al exaltar la belleza, la virtud y la auten- ticidad de Marfa Bibiana, el mestizaje se purificaba retéricamente y era puesto al servicio de la unidad nacional. Esta reingenierfa nacional era tevalidada por el hecho de que Marfa Bibiana era hermosa y muy joven; su presunta virginidad podfa ser puesta al servicio de un mestizaje purificado. En el articulo que anunciaba el triunfo de Bibiana, Manuel Gamio y el arquedlogo Jorge Enciso, los jueces principales del concurso afirmaron que habjan elegido a Bibiana; por el color de su piel morena, su cabello lacio y negro y sus manos y pies finos” etcétera. Segtin Gamio, estos detalles confirmaban su pertenencia a la raza “azteca”, y explicaba las bases de su interés “cientifico” en ella. En primer lugar alababa su limitado uso del espafol y a que tenfa un caracterfstico acento “mexicano” (es decir nahua).” Reiteraba que sus rasgos faciales, su vestido y sus caracterfsticas etnograficas demostraban, sin duda, que era india. Sus inclinaciones eugenésicas surgieron cuando declaré a los lectores del periédico que aun cuando un examen de sangre no pudiera deter- minar el grado de mestizaje de Maria Bibiana, habfa pruebas antropométricas que podrfan atestiguar si habfa en sus venas sangre mezclada. Gamio aseveré a sus lectores que esa prueba era innecesaria, pues él se basaba en sus observacio- 170 nes expertas.” Gamio sustent6 su teoria de que la adscripcién étnica era una combinacién de caracteristicas culturales, lingtifsticas y raciales.” Finalmente, Jorge Enciso, quien era juez del concurso de belleza y organizador de la expo- sicién de arte popular, en apoyo de Gamio subrayé que la gracia y la humildad de Marfa Bibiana confirmaban su eleccién que, sobre todo, estuvo basada en su “belleza netamente aborigen” que hacia eco a sus “sentimientos estéticos”.”* Los comentarios de Enciso no sélo alegaban el hecho de que Marfa Bibiana era una “azteca” hermosa, sino que ademéas contribufa con su trabajo a la industria artesanal. Después de todo, ejemplos iguales a su vestimenta se podfan ver en la Exposicion de Arte Popular. Las afirmaciones de Gamio y Enciso de que Marfa Bibiana no sélo era una india auténtica, productiva y bonita, sino que ademés sus “deficiencias” lingtifsticas, mostraban caracteristicas que en 1921 eran exaltadas como ras- gos de fa “auténtica” nacionalidad mexicana. En los términos de la construc- cidn social del género en México, los hébitos domésticos de Marfa Bibiana y sus maneras fueron vistos como la encarnacién de las “bellezas ancestrales” que “fusionada[s] con los conquistadores,” dieron origen a la nacién.”* Las implicaciones ideoldgicas eran claras. Marfa Bibiana encarnaba la femineidad décil y procreadora a que todas las mujeres mexicanas deberfan aspirar.7 En Forjando patria Manuel Gamio ya habia adelantado sus ideas sobre la mujer “femenina” y la “masculinizada”, y fue a través del concurso la India bonita que Gamio aproveché la oportunidad para dar a conocer sus nociones sobre los roles apropiados para los géneros. En su ensayo “La Venus India” que se publicé junto con el anuncio del triunfo de Marfa Bibiana, Manuel Gamio subray6 el hecho de que el concurso habfa sido puesto al servicio de aquellas virtudes que constitufan el ideal mexicano de feminidad, y afirmaba que Marfa Bibiana era “representativa del tipo de hermosura femenina... en nuestro medio”.” Para Gamio, el concurso satisfacia la necesidad de establecer un.canon.estétice de belleza mexicana que se alejara del helénico que por siglos los mexicanos habfan imitado. Los modelos helénicos de belleza no s6lo eran inapropiados sino imposibles de seguir por los mestizos. Gamio recalcaba que México ya podfa establecer su propio canon de belleza gracias a que el concurso habfa hecho retroceder la marea de concursos de belleza “blancas”.* Segdn 171 Gamio, no sélo “la raza doliente” abrazarfa a Marfa Bibiana, sino también la minorfa blanca habia visto con amor y simpatia a la “enaltecida virgen morena” enclara alusién a la Virgen de Guadalupe.” Dicho de otra forma, Marfa Bibiana, encarnaba la versién mexicana del eterno femenino, como lo dijo una colum- nista de sociales de El Universal Hustrado, suplemento semanal del periddico dirigido a sus lectoras.™ Para decirlo de manera sencilla, las mujeres y los indios eran los vehiculos pasivos de la cultura, y los hombres (blancos) dominantes eran los agentes que orquestaban esa cultura y el futuro (de la nacién). Aun cuando el concurso no era el primer intento de crear un ideal de belleza “india”, sf provefa de una oportunidad ideal para reafirmar el status quo al describir “lo indio” no sdlo en términos raciales y culturales sino también de género, y al. argiiir que de la uni6n de la pureza de la feminidad india “pura” y la masculini- dad blanca “pura” podrfa surgir un nuevo hfbrido de mexicano ideal. “La Venus India” venfa acompafiado de una fotografia de otras dos indias. bonitas que habfan sido nominadas con anterioridad," lo que demuestra que Marfa Bibiana funcionaba como metonimia. Fue escogida como la india bonita de 1921, pero su belleza representaba el nuevo ideal de belleza “indigena” que, junto con las otras competidoras, sentaba un nuevo precedente. Asf, el nuevo canon estético de Gamio se completaba con su definicion del papel de las mujeres en el México posrevolucionario. Las mujeres deberfan emular a Marfa Bibiana. No estaban destinadas las mujeres a ser revolucionarias, mucho me- nos modernas, sino al contrario: tradicionales, déciles, bonitas, confinadas ala domesticidad. Después de todo, su papel era el de reproducir una nacién mes- tiza. Si se era nominalmente blanca o ya mestiza, se podfa contribuir mejor ala nacién mediante la fusién cultural. Si eran “indias legitimas,” como Marfa Bibiana y las otras concursantes, entonces debfan contribuir a la unidad nacio- nal mediante la unién sexual con machos de las clases blancas dominantes. Aunque la idea de la fusion racial como un constructo unificador de la nacién se le acredita usualmente a José Vasconcelos, la verdad es que Gamio se le habfa anticipado, primero en 1916 con Forjando patria y luego en 1920 en las paginas de la revista Ethnos, la misma revista en que se enunciaba su parti- cipaci6n en el Congreso de Eugenesia.® Los elogios de Gamio dedicados a Marfa Bibiana estaban expresados en un discurso indigenista que promovfa la 172 pteservacién de los atributos deseables de la cultura india. Al exaltar a Marfa Bibiana como mujer pura, limpia y bonita, y al mismo tiempo promover los métodos eugenésicos como una forma de obtener una fusién mestiza positiva, lo que Gamio hacia en realidad era hacerlas atractivas ante los hombres de México. Los deseos carnales Junto con los esfuerzos discursivos de Manuel. Gamio por ennoblecer el con- curso hubo otras tesefias de prensa més directas y sexuales que recordaban el viejo orden colonial en el que los hombres de las clases blancas dominantes tenfan la autoridad ~puesta en ellos simbélicamente por Cortés- de tomar posesién de las mujeres indigenas. El mismo dia de proclamado su triunfo, Maria Bibiana fue entrevistada por Fernando Ramfrez de Aguilar (Jacobo Dalevuelta). En la entrevista Dalevuelta empleaba un lenguaje muy similar al de Gamboa, ya que describfa a Marfa Bibiana como timida y bonita, y com- paré su belleza con la flor Yoloxdchitl, lo que puede ser una referencia a la princesa Xéchitl, quien de acuerdo con leyenda hechiz6 a un rey ind{gena con su belleza y con su ofrenda de pulque. En néhuatl xéchitl significa flor, pero el uso de Dalevuelta de la palabra “Yoloxéchiti” hace referencia a una flor, con propiedades medicinales y alucinégenas. El elogio de Dalevuelta culminé cuan- do escribié que Marfa Bibiana posefa “la hermosura de una favorita de harén de un sult4n del ensofiador pats del oriente”.*? Un harén es un obvio eufemis- mo para burdel y asf, al hacer mds ex6tica a Marfa Bibiana, continuaba una vieja practica de las elites masculinas. Como resultado curioso, tres afios mas tarde Dalevuelta criticaba a las “pelonas” en la prensa de la ciudad de México. En su comentario, salaz como siempre, fingfa apoyar a las “chicas modernas”, especialmente aquellas cuyo fisico (euromexicanas blancas en oposicién a las indigenas) se prestaba més facilmente a la adopcién de la nueva moda. M4&s insidiosos fueron los comentarios del escritor Aurelio Gonzalez Carrasco, quien también era juez del concurso la India bonita. Cuando fue entrevistado con relaci6n a sus impresiones del concurso, respondié con un. verso en el que enfatizaba ciertas palabras en néhuatl. Primero ligaba el con- 173 curso con el asunto del voto femenino y decia que el concurso habfa tenido tal éxito que si las mujeres votaran entonces, Palavicini seria el préximo presi: dente de México. Luego sugirié que Hipélito Seijas, el reportero a cargo del. concurso, deberfa casarse con Marfa Bibiana “para tenerla en la familia”. Y finalmente se describié a sf mismo en verso como un cacomixtle (un mamffero: carnivore nocturno) y expresé su deseo de “chuparle la hiel” a Marfa Bibiana? Estas frases recuerdan el repetido uso de un lenguaje carnfvoro y cantbal en» Gamboa para expresar el deseo masculino por Santa.** Mas atin, el cacomixtle, como depredador nocturno conjura la imagen del proxeneta. La crudeza de Gonzélez Carrasco tan cargada de deseo sexual masculino hace que las pala-: bras de Gamio parezcan amables elogios, pero en realidad las referencias def teportero son como un espejo que hacen explicitas la polftica sexual de Gamio - y su fusion biocultural. : El mestizaje discursivo En las semanas siguientes, Maria Bibiana fue mencionada casi todos los dias en el periédico. Su retrato a color aparecié en la portada de El Universal Ius- trado (figura 5) sosteniendo en sus manos una jfcara laqueada. Se publicé una resefia de cuando se le ofreci6 un “te de las cinco” en casa de Alberto Pani, el nuevo ministro de gobernacién de Obregén y amigo cercano de Félix Palavicini. La foto muestra a una seria Marfa Bibiana que luce como novedad etnografica con su sencillo vestido de algod6n frente a una gran pintura de corte europeo, ya los lados de ella Alberto Pani y su esposa. Marfa Bibianaesta de pie y des- calza sobre un cojin de terciopelo. Sin duda, una pretensién destinada a resal- tar “sus delicados pies” y el buen trato de los Pani. Segtin la resefia, al evento fueron invitados la elite social de 1a capital y el cuerpo diplomatico. Para fos pablicos més populares, Marfa Bibiana fue presentada varias veces en el Tea- tro Colén, en donde se ofrecié un musical titulado “Homenaje a la india boni- ta”. La estrella del musical era Marfa Conesa, quien se vistid de india bonita ademés de cantar y bailar.” Las fotos de la Conesa vestida de india demues- FIGURA 5. Fuente: El Universal, 17 de agosto de 1921. La coronacién oficial de Marfa Bibiana fue el 16 de agosto, lo que casi coincide con la derrota de los aztecas en agosto 13 de 1521. La coronacién fue desctita en detalle, recalcando los numerosas ovaciones que recibié y el amor que “todo México” le brindaba.” En septiembre le fue concedido el lugar de honor en el carro alegérico del periddico y luego aparecié en. una foto sentada bajo el emblema de El Universal en donde aparece un dguila sosteniendo el mundo sobre sus alas y en donde Marfa Bibiana parece “reinar” como la alego- ria femenina de la nueva nacién. A fines de agosto un matrimonio socialmente prominente de la ciudad tran los estereotipos prevalecientes en la época a pesar de la paradigmética de Puebla, don Andrés y dofia Esperanza Fernandez, fueron elegidos para ser “autenticidad” de Marfa Bibiana. 174 175 los padrinos de Maria Bibiana.?! No es de sorprender que los Fernandez, habi- tantes de una de las ciudades mas conservadoras del pats, fueran descritos como “espafioles”. Manifestaron sus planes para administrar los premios que’ habia ganado Marfa Bibiana y los de inscribirla en un colegio privado de mon- jas en donde estudiaba su propia hija.” El casi secuestro de Marfa Bibiana, para ingresarla en el colegio, se ve reforzado visualmente con la fotografia de Marfa Bibiana enmedio de la familia Fern4ndez, porque su quexquémel se ha Q convertido en una aparente cofia monjil. El sefior Fernandez declaré que gra- : cias a la educacién que recibirfla Marfa Bibiana, ésta se convertitfa en una “mujer bien capacitada”.” En apariencia, a don Andrés no lo conmovié el de- seo expresado por la propia Marfa Bibiana de volver a su pueblo y usar el dinero de los premios para comprar algunos animales y un lote en donde pudiera construir una casa. Finalmente era intencién del sefior Fernandez supervisar la desindianizacién de Marfa Bibiana Uribe. Como uno de los eventos centrales de las fiestas del centenario, el con- curso la India bonita, reforzaba de manera muy compleja la creencia de que los indios de México y la herencia biocultural europea podfan fundirse de manera positiva. Mediante el concurso se articulaba el deseo de unidad nacional a través de dos discursos en apariencia opuestos, pero que en realidad eran interdependientes. Por un lado, Manuel Gamio apoyé el concurso porque pro- movia su definicién del mestizaje biocultural y aunque sus fines fueran enmarcados en términos de progteso y unidad social después de un proceso tevolucionario, sus deseos eran los mismos de Aurelio Gonzélez Carrasco, tespecto a los cuales el mestizaje es un proceso que ocurre entre hombres europeos y mujeres indfgenas. Reitero mi punto de vista con referencia al primer mural que pinté Diego Rivera La Creacién y el mural de José Clemente Orozco Cortés y Malinche (1926). Mientras que el mural de Rivera es una visién benigna y un tanto pasiva del mestizaje, en Orozco el mestizaje es el resultado de la unién sexual forzada entre el hombre blanco y la mujer indfgena. Aunque el gesto de Cortés en la pintura de Orozco es protector, también evoca la posesin y la domina- cién. Su imagen de la unién entre Cortés y La Malinche recuerda la desigual realidad del mestizaje mexicano en términos de raza y género. 176 A pesar de sus opuestas interpretaciones del mestizaje, los murales de Orozco y Rivera ilustran las preocupaciones de la época sobre la politica cultu- ral indigenista y también la realidad del mestizaje racial. Estas conocidas imé- genes de Rivera y Orozco nossitven de referencia para entender las dos diferentes maneras de abordar la cuestién del mestizaje y que tan claramente se ven. articuladas en el concurso la India bonita y los discursos por él generados. El mural de Orozco en la Escuela Nacional Preparatoria (hoy Museo de San Ildefonso) establece una notable similitud con los retratos de Maria Bibiana con las familias Pani y Fernandez. En las fotografias, al igual que en el mural, Jas mujeres indigenas estén contenidas por la dominante y masculina cultura occidental europea. El concurso India bonita ofrecia otra oportunidad para la elite y la burguesfa masculina de volver su mirada paternalista y lasciva sobre una de las entidades sociales mas indefensas de México: la mujer indigena. En otro nivel del anélisis (aunque no menos relacionado), el concurso y la misma Marfa Bibiana, estaban implicados en los deseos de los hombres de circunscri- bir y limitar las metas y las aspiraciones de las mujeres mexicanas. Conclusién A pesar de la retérica revolucionaria de la década de 1920 y de los discursos celebratotios alrededor del concurso la India bonita, la verdad es que el cetta~ men y similares limitaban el potencial revolucionario de la emancipaci6n de Jas mujeres y los grupos indfgenas. Al articular el paradigma de la indianidad que era fundamentalmente femenino e inversamente, al vincular la feminei- dad fincada en costumbres y atributos supuestamente indfgenas, el concurso sustituy6 el potencialmente volatil concepto de la “raza doliente” con la “ab- negada” madre arquetipica que sufre en silencio; este gesto simbélico pudo haber tenido la intencién de aplacar los temores de la elite burguesa de que la elevacién de los indios a simbolo nacional bien podria acicatear el desconten- to social. Asf, al exaltar la “indianidad” femenina, el concurso lo que hacfa era reafirmar la politica sexual, patriarcal y colonialista de las elites mexicanas. Los discursos racistas y sexistas inherentes al concurso se hicieron mani- fiestos en las paginas del periédico Excélsior, el ptincipal competidor de El 77 Universal. El 4. de agosto, dos dias después de que el triunfo de Marfa Bibiana: fue anunciado, Excélsior publicé una pequefia columna en la que denunciaba el concurso la India bonita.“ El columnista hacia mofa de la presencia de. Maria Bibiana en el té celebrado en la casa del ministro Pani el 3 de agosto. EL. columnista Augusto Conde afirmaba que la presencia de Marfa Bibiana en la casa de Pani era una farsa al igual que la coleccién de pintura del ministro, de supuesta autorfa de antiguos maestros europeos. Conde afiadfa que Maria. . Bibiana no pertenecia al cftculo en el que se movian los distinguidos miembros del cuerpo diplomitico ni los de la elite social de la ciudad de México, Conde afirmaba que todas aquellas ceremonias “tan finas” no iban més que en dete mento de ella y que una vez que volviera a su “triste” pueblo se desilusionarfa por ver todo “descolorido y sin brillo, las gentes burdas y su novio zurdo”% Meses después Excélsior volveria a la carga cuando se butlé de la supuesta pureza de Marfa Bibiana, tanto en términos raciales como sexuales,* En un artfculo publicado en abril de 1922 Excélsior afirm6é que Marfa. Bibiana no era una india pura sino mestiza y que antes de la celebracién del” concurso nunca habfa usado vestidos indigenas. Para colmo, Marfa Bibiana trabajaba de mesera en una cantina en donde los clientes eran los trabajadores de una presa hidroeléctrica que se construfa en las montafias cercanas. Pero. faltaba el remate. Excélsior sostuvo que en el momento de su coronacién coms india bonita de las fiestas del centenario de 1a independencia no sélo no era’ virgen sino que estaba embarazada de su primer hijo y que el supuesto “novio”: al que se referfa Conde era ya su esposo, con el que se habia casado reciente: mente.” Haciendo a un lado la vida personal de Marfa Bibiana, las crfticas de Excélsior sitven pata apoyar las afirmaciones hechas en este capitulo. A pesar del noble propésito del concutso la India honita, los propios reportajes de EL Universal sobre el concurso sirvieron para cristalizar la nocién de que las au= ténticas indias eran culturalmente puras sdlo si no estaban iniciadas sexualmente. Su iniciacién sexual al servicio de la nacién era la prerrogativa de hombres como Aurelio Gonzélez Carrasco o Fernando Ramirez de Aguilar: Las indias bonitas fueron posicionadas como tales por autoproclamados inte- lectuales revolucionarios como Gonzalez Carrasco, Ramirez de Aguilar ¢ in- 178 cluso Manuel Gamio como deseables receptdculos tanto simbéticos, como de hecho del mestizaje de la nacién controlado por el Estado revolucionario. El que Marfa Bibiana ya estuviera prefiada de un hijo de alguien de su mismo estatus socio-étnico la hubiera hecho inelegible para un estatus de india (o de mujer) “ideal” aun para Gamio. Al hacerlo, Marfa Bibiana habfa minado el papel del Estado en la instrumentacién eugenésica de lo que afios después seria Jlamada la “raza césmica”. Varios notables investigadores como Ricardo Pérez Montfort, Aurelio de los Reyes, Rick A. Lopez y Apen Ruiz Martinez han examinado el concur- so de la india bonita como muestra del descubrimiento de la herencia indige- na de México por la intelligentsia del periodo postevolucionario.* A pesar de las caracterfsticas exéticas y contradictorias del concurso, esos autores han argumentado que el concurso contribuyé a forjar una esencia nacional autén- ticamente mexicana y que junto con otros proyectos indigenistas servian para establecer una ruptura radical con el viejo orden porfirista. Sin embargo, una lectura feminista del concurso nos da una interpretacién més sombria. El andlisis de Rita Felski del “género” del modernismo del siglo xx, critica lanocién de que el trabajo politico o cultural de la avant-garde es un fenémeno radicalmente nuevo en contraste con la pasada tradicién. Yo sostengo de forma similar que los discursos paternalistas y racistas, tanto en apoyo como contra del concurso la India bonita, no constituyen una ruptura revolucionaria sino que, por el contrario, son una reasignacién de los modelos ya familiares de la “masculinidad competitiva”.” De alli que lo que un principio pudiera parecer radical, subversivo o desestabilizador, desde 1a perspectiva feminista se revela como una “nueva” versién del viejo orden dominante. Dicho por El Universal de otra manera, aun cuando la belleza “auténticamente’” india de Marfa Bibiana fuese validada por hombres como Manuel Gamio y fuera puesta al servicio de una concepcidn indigenista de una nueva estética (puramente) mestiza, el concurso traiciona, de hecho, la naturaleza retrica de un Estado revoluciona- rio que clama unificar la nacién al comprender a los marginales. Al articular un paradigma “revolucionario” e indigenista de la femineidad mexicana constitui- da por su autenticidad y por su pureza virginal, el concurso, parad6jicamente, promovié la deseabilidad de las indias bonitas entre la poblacién urbana 179 masculina dominante. Y aunque el lenguaje simbélico del concurso, como ad del nacionalismo revolucionario, puede parecer nuevo, estaba construido en. muchos de sus aspectos, sobre las mismas estructuras sociales, culturales e ideo: légicas ya existentes. Viendo el asunto en retrospectiva, el concurso de la india bonita, en vez de contribuir a la constitucién de un nuevo paisaje cultural ideoldgico, fue més una reinvencién del tropo del encuentro entre los elementos rurales'y urbanos de México. Un tropo que tan bien articulara en su novela Santa Fede. tico Gamboa. En vez de catalizar la ruptura con el viejo orden el concurso dé. la India bonita de El Universal reafirmé en México la vieja polftica patriarcal. tanto en términos sexuales que sociales. Notas en Mujer y sociedad en América Latina, Irvine, Ca., Editorial del Pacifico, p. 110. inconsciente polftico de una sociedad reprimida”, en Signos: Anuario del Departamento de Filosofia de la Universidad Auténorea Metropolitana-lztapalapa, vol. 5, 1991, pp. 193-223. Paolo Antonio Paranagué, (ed.) Mexican Cinema, Londres, British Film Institute, 1995, pp. 80, 134. Sobre las miltiples ediciones literarias de la novela, véase Ramos Escandén, p. 198. * Bid., pp. 134, 154. Sobre la dualidad como caracteristica de la novela véase Ramos Escandén, p. 199. Monsivais, op. cit, pp. 108-109. ? Bbid., p. U1. ‘Véase por ejemplo a Charles Ramirez Berg y su anzlisis de las imégenes cinematograficas de fas mujeres en Cinema of Solitude: A Critical Study of Mexican Film, 1967-1983, Imprenta de la Universidad de Texas en Austin, 1992, pp. 56-58; también Joanne Hershfield y su andlisis en Mexican Cinema/Mexicem Woman, 1940-1950, Imprenta Universidad de Arizona en Tucson, 1996. Ambos autores ligan estas categorias a las figuras mitico-histéricas dela Virgen de Guadalupe y la Malinezin. Roger Bartra ha parodiado esta construcci6n con su “chingada- lupe” en su libro The Cage of Melancholy, Identity and Metamorphosis in the Mexican Character, traduccién de Christopher Hilla, New Brunswick, N. J., Rutgers University Press, 1992. 180 Carlos Monsivdis, “La mujer en ta cultura mexicana”, Lucfa Guerra-Cunningham, (ed) Carmen Ramos Escand6n, “Del cuerpo social al cuerpo carnal: Santa y La Calandria o el : Esta interpretacién la oftece Debea Castillo en su libro Easy Women. Sex and Gender in Modern Mexican Fiction, Minneapolis, Imprenta de la Universidad de Minnesota, 1998, p. 40. Ibid., pp. 40-41. ‘Una versién algo diferente de este ensayo aparece en Deborah Johnson y David Ogawa (eds,), Seeing and Beyond: Essays in 18th-2 Ist Century Art in Honor of Kermit $. Champa, Nueva York, Peter Lang Publishers, 2005. Castillo, op. cit, p. 40. En su interesante estudio sobre la construccién de las identidades femenina y masculina en la época revolucionaria, Elsa Musiz sugiere ambas cosas. En el primer término propone estudiar la “cultura de género,” durante el periodo de reconstrucci6n nacional en México (1920-1934), y sida la década de 1920 como los verdaderos inicios det “proceso civilizato- rio occidental”. Al mismo tiempo reconoce que la “nueva generacién” revolucionaria se habia formado en la escuela positivista y tenfa sus rafces en Ta clase social que sostuvo el positivismo (y atavismo) porfiriano. Véase Elsa Muriiz, Cuerpo, representacion y pader. México en fos albores de la reconstruccién nacional, 1920-1934, México, Universidad Auténoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco, 2002, pp. 5-15 y 107. “Bases del concurso de la India Bonita”, El Universal, secc6n 2, (ciudad de México, enero 16, 1921), p. 9. Este concurso es mencionado en “La apoteosis de Ia India Bonita, Breve Historia del coneurso en que no triun{$ Marfa Bibiana Uribe”, El Universal (México, septiembre 25, 1921), pp. 7-9. “Apoteosis” y "Bases del concurso”,ibid., p. 9. Se ha afirmado que et concurso se apropi6 de ciertos elementos prehispénicos dedicados a la diosa Xochiquetzal y se cetebré para las cosechas de primavera. Las autoras sostienen que el certamen de la India bonita fue el precedente del que fue revivido en Xochimileo en 1936 con el eitulo de La flor més bella del ejido. Véase Anna Maria Ferndndez Poncela y Lilia Venegas Aguilera, La flor mds bella del gjido: invencién, tradicién, transformacién, México, CONACULTA/INAH, 2002. Sin embar- g0, las autoras no mencionan el hecho de que el certamen forms parte de los festejos det centenario que culminaron en agosto de ese afio y no en fa primavera. Vénse, por ejemplo, de Alan Knight “Racism, Revolution and Indigenismo: México, 1910- 1940”, en Richard Graham (ed.), The Idea of Race in Latin America, 1870-1910, Austin, University of Texas Press, 1990, pp. 71-114; David Brading, “Manuel Gamio and Official Indigenismo", en Mexico, Bulletin of Latin American Research 2, 1988, pp. 75-89. 181 182 Para un examen de los movimientos eugenésicas en latinoamérica en que se incluye Ig > experiencia mexicana, véase Nancy Leys Stepan, The Hour of Eugenics: Race, Genera Nation in Latin America, Ithaca, Cornell University Press, 1991. Una version aumentada del catélogo de la exposicién de arte popular fue publicado ei 1922; en él se explicaban los criterios usados en la selecci6n de la obra, su lugar de origen; las técnicas de su manufactura, la estética de la pieza y su precio. Véase Dr. Atl, Las artis bopulares en México [1922], México, Secretarfa de Educaci6n Pablica, reimpresién Institir: to Nacional Indigenista/Museo Nacional de Artes Industrias Populares, 1980. En 1922 Fito Best desarroll6 un método para ensefiar el arte a los nifios de escuela hasdfi: dose en su andlisis de los motives empleados en la cerémica popular, en las lacas yeni” alfareria prehispanica. Véase Adolfo Best Maugard, Método de dibujo; eradicién, resung ‘miento y evolucin del arte mexicana. México, INBA, 1985, pp. 8-21. Karen Cordero Reiman, “Para devolver su inocencia a la nacién. Origen y desarrollo del método Best Maugard”, en Abraham Angel y su tiempo, México, INBA, 1985, pp. 8. Para una diferente interpretacién de las connataciones raciales véase de Renato Gonzdlez Mello, “Manuel Gamio, Diego Rivera and the politics of the Mexican. Anthropology”, Res," vol. 45 (2004), pp. 161-185. “El concurso la india bonita abarcaré a toda la reptiblica”, El Universal (México, enero 25, 1921), p. 1. Véase a Aurelio de los Reyes, Cine 9 sociedad en México 1896-1930. Bajo el cielo de México. vol, It (1920-1924), (UNAM-IE, 1993), pp. 110-112 y 119-126. Rick A. Lépez, “The India Bonita Contest and the Ethnicizacion of Mexican National Culture”, en Hispanic American Historical Review, vol. 82, néim. 2 (2002), pp. 291-328. Lopes analiza el concurso con relacién al desarrollo del indigenismo y a lo que él llama la “etnizacién” de la cultura mexicana. Sin embargo, el autor no toma en cuenta la dindmica de género del concurso ni de la “etnicidad” mexicana. Un andlisis interesante del concurso desde la perspectiva del nacionalismo y del género es el de Apen Ruiz Martinez, “Nacién y género en el México tevolucionario: La India Bonita y Manuel Gamio”, en Signs histéricos, nim. 5, eneto- junio, pp. 55-86. Véase también los comentarios de Mufiz sobre el concurso, pp. 107 y 135. ‘Vease Ricardo Pérez Montfort, “Indigenismo, Hispanismo y Panamericanismo", en Rober- to Blancarte (ed.), Cultura e Identidad Nacional, Fondo de Cultura Econémica, México, 1994, pp. 343-383, Pérez Montfort, "E] estereotipo del indio en la expresi6n popular urha- na”, en Estaampas del nacionelismo popular mexicano: Ensayos sobre cultural popular y nacio- ‘nalismo, México, CHESAS, 1994, pp. 161-178. / / Mary Kay Vaughan, Cultural Politics in Revolution, Teachers, Peasants and Schools in Mexico, 1930-1940, Tucson, University of Arizona Press, 1997, p. 197. Manuel Gamio, Forjando Patria (pro nacionalismo), México, Pornéa, 1916, reimpreso por Portda, 1992, p. 96. Gamio escribis "Para incorporar al indio no pretendamos ‘europeizarlo’ de golpe, por el contrario, ‘indianieémonos’ nosotros un tanto”, Bbid., 1916, p. 96. José Vasconcelos, La raza césmica/The Cosmnic Race, Didier T. Jaen (trad.), Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1997. Ibid, p. 66. Ibid. pp. 55-67. bid. p. 73. Ibid. p. 69. a Para un andlisis de cémo ese “racismo del sentido comdn” es tan violento como el racismo abierto véase Jan Haney Lépez, Racism on Trial; The Chicano Fight for Justice, Cambridge University Press, 2003. Engenesia significa “bien nacido” y fue un término y una “ciencia” inventada en 1883 por el cientifico briténico Francis Gatton. Esta “ciencia” se relacionaba muy bien con ciertas teorfas originadas en Europa occidental que sostenfan que ef conocimiento de la herencia podia ser puesto al servicio del “mejoramiento” de la raza humana mediante la prevencién de la reproduccién de los “no aptos”. También se basaba enla creencia de que la raza blanca era superior y que una mezcla racial impropia podia resultar en la “degeneraciGn” de la raza humana. Hoy en dia estas tesis son llamadas “eugenesia negativa’. Hay un examen muy Guil de los temotes acerca de la degeneracién de la raza en diferentes contextos nacionales en. J, Edward Chamberlin y Sander L. Gilman, (ed,), The Dark Side of Progress, Nueva York, Columbia University Press, 1985. Véase también Stepan, citado en la nota 18. Para un andlisis detallado de cémo y por qué los eugenesistas latinoamericanos preferfan la genética de Lamarck a la de Mendel, véase Stepan, op. cit., pp. 67-72. Ibid., p. 73. Véase también Mastin S. Stabb, “Indigenism and Racism in Mexian Thought: 1857-1911", en Journal of Inter-American Studies I (octubre 1959), pp. 405-23; y T. G. Powell, “Mexican Intellectuals and the Indian Question, 1876-1911", en Hispanic American Historical Review, (febrero de 1968), pp. 19-36. 183 184 Francisco Bulnes, El porvenir de las naciones hispano americanas, México, Imprenta de M, Nava, 1899, pp. 1-12, 273-274, 281-282, véase también Powell, op. cit., pp. 28-29. El debate sobre cémo “blanquear” a los indios fue una constante en el pensamiento de toda América Latina. En el caso de México fue especialmente importante a fines de la ery porfiriana, Véase Knight, Stabb, y Powell, op. cit. “Bases del concurso”, op. cit, p.9. José Vasconcelos fue designado ministro de Educacién Publica en 1921 y aunque él no". tuvo intervencién en el concurso de belleza, s{estuvo implicado en otros eventos “populis tas" como promotor de las artes populates y del movimiento muralista. “Bl Segundo Congreso Internacional de Eugenesta’, Ethnos, vol. mim. 6-7 (sept-ost: 1920), pp. 140-42. El interés de Gamio en las ciencias eugenésicas es formalmente articti: lado en su articulo de la revista Ethnos de 1920-1922 de Ja cual era editor y principal colaborador. : Gamio afirmabe que s6lo de la mezcla con los indios obtendran los europeos las ventajas que habfan obtenido los indios en centurias de seleccién natural en su adaptacién al ctima yaa geografia, Véase, “Algunas consideraciones sobre la salud y la demograffa en Méxi- co”, Fugenesia, nueva serie, vol. 3 (febrero 28 de 1942), pp. 3-8. La expresiGn “raza doliente” era usada con frecuencia en ese periodo. Véase por ejemplo, “Homenaje a la raza doliente”, El Universal Ilustrado (México, D. F., enero 16, 1921), p. 9. “iCudl es la india mas honita?", en El Universal, seccién 2 (México, D. F., enero 16, 1921), p.6. Emma Gardufio, El Universal (México, D. F., enero 25, 1921), p. 9. “Teodomira Esquivel”, El Universal (México, D. F., marzo 17, 1921), p. 9. Véase Knight, op. cit. “Un gran concurso internacional de belleza”, El Universal (1 de marzo, 1921, primera plana). “La mujer més bella de México”, El Universal, seccién de arte (México, D. F., julio 7, 1921), p. 1. Véase Lopes, op. cit., pp. 303-304. “Justine Johnson: La mujer més bella de Estados Unidos” y “Francisca Martin”, El Univer- sal (México, D. F, febrero 24, 1921), p. 9. Gamio, op. cit, 1916, pp. 119-32. Ibid, pp. 130-31. a a 6 Un anilisis fascinante del debate sobre las “pelonas” o “chicas modernas” en la prensa de a ciudad a mediados de la década de 1920 se encuentra en el articulo de Anne Rubenstein, “The War on las pelonas”, ponencia en el congreso “Las Olvidadas: Mexican Gender and ‘Women’s History”, celebrado en la Universidad de Yale, New Haven, Connecticut, mayo 11-13, 2001, Los niimeros de pagina corresponden al manuscrito inédito, Véase también mi estudio sobre imagenes visuales de las mujeres moderna e indigenas en el arte mexica- no, Adriana Zavala “Constituting the Indian Female Body in Mexican Painting, Cinema and Visual Culture, 1900-1950", tesis doctoral en a historia del arte, Brown University, mayo de 2001. Rubenstein, op. cit, p. 4. Novo es citado en Rubenstein, op. cit., p. 4. “Maria Bibiana Uribe”, El Universal (México, D. F., marzo 25, 1921}, p. 9. ‘Acerca de la legalizacién de la prostitueién y las enfermedades venéreas en la ciudad de México véase Katherine Elaine Bliss, Compromised Positions, Prostitution, Public Health and Gender Politics in Revolucionary Mexico City, Pennsylvania, University Park, PA. Pennsylvania State University Press, 2001. Federico Gamboa, Santa [1903], op. cit, pp. 39-43. Ibid., pp. 74-75. ‘Ambas autoras examinan estas yuxtaposiciones en sus estudios. Véase Ramos Escand6n, op. cit, y Castillo, De allfel titulo del capftulo de Castillo sobre Santa, “Meat Shop Memories: Gamboa" (algo ast como “Recuerdos de camicerfa” (N. del c) Luis Lata y Pardo, La prostitucién en México, México, Libreria de la Vida de Ch. Bouret, 1908. Véase también Bliss, 2001 y Marcela Suérez y Guadalupe Rios de la Torre, “Aculturaci6n, mujer y el discurso sobre la prostituci6n”, en Espacios de mestizaje cultural, México, UAM Azcapozalco, 1991, pp. 117-34. Para una anélisis de la preocupacién de las elites y las clases medias sobre la migracién a la ciudad, véase William French, “Prostitutes and Guardian Angels: Women, Work and the Family in the Porfirian Mexico”, en Hispanic American Historial Review, vol. 72, ném. 4 (nov. 1992), pp. 529-53. Véase también Pablo Piccato, “Urbanistas, Ambulantes y Mendigos: The Dispute for Urban Space in Mexico City, 1890-1930”, en Carlos Aguirre y Robert Buffington, (eds.), Reconstructing Criminality in Latin America, Jaguar Books on Latin America, mim. 19, Wilmington, Delaware: Scholarly Resources Imprint, 2000, pp. 113-48. Véase Lara y Pardo, op. cit., pp. 35-40, y Bliss, op. cit., 2001. 185 “ “Maria Bibiana Uribe de Ja sierra de Pucbla proclamada Ja India Bonita de México”, EL Universal (México, D. F., agosto 2, 1921), primera plana y p. 9. @ “La Representante de la Raza”, “La Vencedora es Marfa Bibiana Uribe”, “Se retine el jusado de las diez Indias bonitas”, “Quién es Maria Bibiana Uribe” y Jacobo Dalevuelt (seud6nimo de Fernando Ramtrez de Aguilar), “Mi entrevista con la India Bonita”, El Universal (México, D, F., Agosto 2, 1921), primera plana y pp. 9-15. “La Vencedora, Marfa Bibiana Uribe”, op. cit., primera plana y pp. 9-15. Ibid. Ibid. “Se retine el jurado de las dies indias bonitas”, op. cit, primera plana y pp. 9-15. 7" Gamio citado en J. Sorel, “Por que triunf6 en la lid Marfa Bibiana Uribe", El Universal (México, D. F., agosto 7, 1921), pp. 9-10, 7” Ibid. Contrario a la creencia popular, Gamio no rechazaba totalinente la “raza”, Esto es eviden- te en la publicacién de sus hallazgos recientes entre los pobladores de los alrededores de ‘Teotihuacdn. Véase Gamio et al., La poblacién del valle de Teotihuacdn, 2 vols., México, Talletes Graficos de la Nacién, 1922. Enciso, citado por Sorel, “Por qué triunfé”, op. cit., pp. 9-10, “La Vencedora, Marfa Bibiana Uribe”, op. cit., primera plana y pp. 9-15. Gamio, op. cit., Forjando patria, pp. 130-131. 7 Manuel Gamio, “La Venus India”, El Universal lustrado (México, D. F,, agosto 12, 1921), p, 19. % Ibid, p.9. ” Did © Reina M. A. B. (seudénimo), “Lo eterno femenino”: Maria Bibiana opina..." El Universal Uustrado (México, D. F., agosto 17, 1921), p. 27. Las fotos son de Maria Castillo y Loreto Quintero identificadas en una foto de grupo publicada en El Universal, sec. 2 (México, D. F., julio 23, 1921), p. 1. © “Segundo Congreso Internacional de Bugenesia", Ethnos, (sept.-oct. 1920), pp. 140-42. © Ruiz Martinez hace notar que al representar la india bonita la “autenticidad”, representa- ba el potencial para el mestizaje, Véase Ruiz Martine, op. cit, p. 72. Dalevuelta "Mi entrevista con la India Bonita”. Similares alusiones fueron hechas por Ba- chiller Alonso, "Las Indias bonitas en Nuestra Historia", en El Universal Ilustrado, op. cit, pp. 22-23. 186 a 2 oe Ibid. Jacobo Dalevuelta, “Las pelonas dispuestas a defenderse con energia”, Bl Universal (Méxi- co, D. F., 22 de julio de 1924), p. L. Véase también a Rubenstein, op. cit, p. 8. Gonzélez Carrasco en Sorel, "Por qué triunfo”, op. cit, pp. 9-10. Para un andlisis de este lenguaje véase Castillo, op. cit. pp. 53-57. “La Gran Biesta de la India bonita en el Col6n”, El Universal (México, D. F., agosto 25, 1921), p.9. “E Homenaje a la India Bonita en el Teatro Principal’, El Universal (México, D. F., agosto 17, 1921), p. 6y “La Apoteosis de la India Bonita”, Fl Universal (México, D. F., septiembre 29, 1821), p. 13. “Don Andrés Ferndindez y su distinguida esposa offecieron ayer una fiesta a la India boni- ta”, en El Universal (México, D. F., agosto 24, 1921), p. 9. “Don Andrés Fernandez educard a la India bonita en un buen colegio: Es el mismo en que se educa en Puebla una hijita de aquel prominente espafiol”, El Universal (México, D. F., agosto 23, 1921), p. 9. "Don Andrés Fernéndez educar4”, op. cit, p. 9. Kathryn Burns sostiene argumentos pate- cidos sobte los conventos como instituciones civilizadoras en el Pert colonial. Véase su certero anélisis en Colonial Habits: Convents and the Spiritual Economy of Cuzco, Pers, Durham, N. C.: Duke University Press. 1999, ‘Augusto Conde, “Filmando Bibiana”, Excélsior (México, D. F., agosto 4, 1921), p. 3. Conde, op. cit. p. 3. “La India bonita es una abnegada madre de familia”, en Excélsior (México, D, F., agosto 4, 1921), s.n.p. La veracidad de estos detalles fue confirmada por Rick A. Lépes, quien entrevist6 a la hija de Marfa Bibiana Uribe en 1999. Comunicaci6n personal con Rick A. Léper por correo electrénico, enero 10-16, 2000. Véase Léper citado en la nota 24. Véase las notas 24 y 25. Rita Felski, The Gender of Modernity, Cambridge, Harvard University Press, 1991. 187

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