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CONTRATO, ¿UN ACUERDO O UN AMARRE?

Apenas siglo XXI, y estamos volviendo en el tiempo para antes de los 60. En relación
con el trabajo, puesto que para ese tiempo aún existía la esclavitud. En la actualidad,
eventualmente es común ver que el trabajo sea vuelto un amarre, que las personas por
necesidad se lo han puesto por sí mismas. Encontrar trabajo es ahora un “trabajo”, debido
a ciertas condiciones que varían dependiendo del estado en que se busque. La cuestión es
que cuando se consigue posiblemente sea algo bueno, regular y por no decir malo, algo
no bien remunerado. Lo anterior, se refiere a la modalidad de empleo con la que se haya
contratado, puesto que a partir de estas surgen acuerdos y obligaciones tanto jurídicas en
papel, como psicológicas entre acuerdos de palabra. Las cuales se viven como
experiencias en el proceso durante el transcurso del trabajo.
Influye el tipo de contratación para que un empleado sea eficiente o deficiente, por lo que
depende de las dos partes del contrato saber manejar una buena relación para que el
empleado rinda y el empleador confié en el trabajo realizado por este. Cuando dicha buena
relación es mutua, se considera un excelente ambiente laboral, lo que conlleva buenos
resultados para la empresa. La modalidad de empleo escogida por el contratante no
solamente debe ser escogida al azar por qué se necesita de alguien, sino que debe tener
una base estratégica por la cual se va a contratar por un servicio prestado, teniendo en
cuenta en escoger el mejor empleado y tratarse de contratar como el mejor empleador.
Por algo es que el contrato es entre dos partes o más, siendo este una firma en papel y un
estrechado de manos que manifieste gratitud para ambas partes.

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