El 20 de marzo de 1904, Nace una de la mente más brillantes que se pudiera encontrar en dicha ciudad, Frederic Skinner. Originario de una familia estadounidense, Su padre Willian skinner, abogado y en alguna ocasión dedicó sus esfuerzos a defender la causa de los obreros de Pensilvania, su madre Gracer skinner, una mujer muy activa, colaboraba con las guarderías infantiles a varios clubes femeninos y su hermano Edward Skinner quien falleció a los dieciséis años de edad producto de una hemorragia cerebral. Frederic Skinner desde muy pequeño mostró sus dotes de creador, construyó balsas, un teléfono para divertirse con sus camaradas, una máquina de movimiento y un poema. Como bien lo expresó el químico y bacteriólogo Pasteur "En el camino de la observación, la suerte sonrie únicamente a las mentes preparadas". Y es precisamente lo que describe este gran psicólogo, cuyo principal propósito era ser escritor, era un amate a la literatura. En una ocasión tuvo la oportunidad de encontrarse con un artículo de Bertrand Russell sobre una crítica a un libro de Ogden y Ríchards “significado del significado” en la revista Dial. En este se presenta una crítica de Russell que afirmaba que sus comentarios estaban "influidos por el doctor Watson, cuyo último libro, Conductismo, tengo por extraordinariamente impresionante". Frederic Skinner compró el Conductismo y un año después la Filosofía de Russell, Con estos libros y los Reflejos condicionados de lvan Pavlov comenzó a formar su propia biblioteca conductista. En 1927, Bertrand Russell inspira a Frederic Skinner a leer su libro “Filosofia” en el que se extendía y hacia énfasis en el conductismo de Jhon Watson. En 1928, Frederic Skinner toma la decisión de realizar un doctorado en filosofia, solicitando asi el ingreso a la universidad de Harvard para el otoño del mismo año, donde fue aceptado. Ese cambio espectacular que le produjo abandonar su amada literatura por el conductismo sin haber seguido nunca un curso de psicología se ha considerado desde siempre como una conversión. Podría decirse que Frederic Skinner tenía a su disposición los datos mas necesarios para dar un paso intelectual que duraría el resto de su existencia, estaríamos halando exactamente más de cincuenta años. Ahora bien, seriamos nosotros quienes le agradecemos a los libros de Russel y Watson en aquella época pues fueron estos los que tocarón una cuerda sensible en la mente de aquel joven de 24 años de edad aproximadamente. Una visión del mundo se iba configurando mucho antes de que que el descubriera o construyera lo esencial de su teoría: El mundo de los operantes (Las respuestas, los reforzamientos, los estímulos, l aprendizaje y el comportamiento) Skinner escribió: “El conductismo me atrajo porque, como Watson, creía que un mejor conocimiento de la conducta humana nos ayudaría a superar nuestros problemas”. En 1929 conoce a Ivan Pavlov, en la celebración de un congreso internacional de fisiología al que fueron invitados. En 1931-1945, se desempeñó como docente en la universidad de Minesota. En 1946-1947, se desempeñó como docente en la universidad de Indiana.
Su creatividad, su mente brillante y su inteligencia eran ya muy precisas y notorias en aquel
tiempo, reflejada así en su primera obra, The behavior of organisms (La conducta de los organismos, 1938). En el primer capítulo su principal reflexión sobre psicología fue: una psicología de todos los organismos, desde los más pequeños animales hasta los seres humanos. De un plumazo quita todo fundamento a la idea según la cual el ser humano constituye un caso particular de interés especial para la psicología. Sus ratas blancas representarían y simbolizarían a todas las especies. Podríamos interpretar con ello que su principal objeto de estudio era un organismo intacto viviendo en su entorno y no un conjunto segmentado de dimensiones ni un sistema neurológico inferencial, ni una “mente” u otros estados de conciencia. Skinner definía la conducta como lo que visiblemente hacen los organismos, definía los límites del tema, y dentro de la conducta, se trataba de clasificar, al menos en su primer libro, toda conducta voluntaria. Si conseguía preverla y controlarla, podría finalmente entender el universo. En 1959 ante la Asociación Americana de Psicología, Skinner presentó bajo el título de (Pigeons in a pelican) (Palomas en un pelicano), era un estudio con vistas a utilizar palomas como mecanismos de “control orgánico” de misiles guiados, en un contexto similar al de la invasión de Europa por los ejércitos de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Estudio que realizo en su laboratorio de la Universidad de Minnesota y con los ingenieros de las instalaciones de la General Mills Corporation, Frederic Skinner se consagró al adiestramiento de palomas para que cumplieran estas tareas. Como resultado a un arduo y minucioso adiestramiento, las palomas 5 aprendieron a seguir siluetas de buques y a reaccionar ante esas imágenes mediante un picoteo que transmitía señales a motorcitos que controlaban los dispositivos de vuelo del misil. Las palomas obtuvieron brillantes resultados.