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Ejercicio 1:
Como ya he dicho en otras ocasiones, el comunicador artificial siempre sonará igual y, en cambio,
el comunicador que utiliza la naturalidad será capaz de adaptarse a cualquier circunstancia y hará
llegar su mensaje con el sentimiento que desee imprimirle.
Te propongo el siguiente ejercicio: Coge al azar un texto. De un periódico, un libro, una revista,
una web,… el que sea. No muy largo. Un párrafo de unas 5 líneas.
Intenta leerlo varias veces transmitiendo en cada ocasión un sentimiento y un estado de ánimo
diferente.
Grábalo y escúchate. Comprueba si hay diferencias. Si ves que no las hay o hay muy pocas,
inténtalo sin leer. Memoriza un texto fácil, una frase de uso cotidiano como por ejemplo: “Qué
buen día hace hoy, seguro que me voy a la playa”.
Este ejercicio conviene hacerlo con todo tipo de textos, desde poesías hasta informativos, y
añadiendo supuestos. Y como siempre recomendaré en los ejercicios que propongo, hay que
exagerar, arriesgar, para alcanzar nuestro “punto ideal”.
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Ejercicio 2:
En la línea del ejercicio anterior vamos a leer diferentes textos imprimiéndole a cada uno el
sentimiento, el ritmo, el énfasis, etc., que le corresponde.
El segundo es un típico texto informativo. Su lectura debe de ser neutra, sin aspavientos, seria,
aunque vocalizando y sin correr. Que se entienda claramente la noticia.
El tercero son dos estrofas de una poesía de Machado. Intenta sentir lo que dices y que así le
llegue al receptor. Insisto, exagera en el énfasis, ayúdate de la gesticulación, varía la intensidad de
cada verso,...
(Los textos poéticos son idoneos para las prácticas de locución pues sirven para muchos tipos de
ejercicios: Para trabajar la interpretación, el lenguaje corporal, la vocalización, la velocidad, para
combatir la monotonía , etc.).
Pídele a alguien de confianza (y de gran paciencia), que intente adivinar que entonación le has
dado a cada texto.
Textos:
Primero:
… De repente vio al monstruo, que era enorme, delante de ella.
- ¿A dónde vas, niña?- le preguntó con su voz ronca.
- A casa de mi Abuelita- le dijo asustada.
- Uhm… No está lejos- pensó el monstruo para sí, dándose media vuelta.
Segundo:
La inmigración y la vivienda son dos de las cuestiones que inquietan cada vez más a los
andaluces, quienes siguen considerando al desempleo como su principal preocupación, según un
informe realizado por el Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía
durante el otoño de este año.
Tercero:
“En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón.”
(Antonio Machado)
Cuarto:
Porque no hay derecho a que la señora Martínez diga que van a invertir 3 millones de euros
cuando es absolutamente falso. Y lo digo sabiendo lo que digo: ¡Mienten! No van a gastar un solo
duro en nuestra ciudad. En cambio nosotros, si lo vamos a hacer.
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Ejercicio 3:
En los ejercicios 1 y 2 hemos intentado adaptarnos al contenido del mensaje o hemos decidido
cómo queríamos que llegase al receptor modificando la entonación a nuestro antojo. Para lograr
un resultado óptimo hay que evitar, entre otras cosas, la entonación monótona: Hay que variar la
velocidad, enfatizar, cambiar el tono (cuando sea necesario más agudo y rápido para llamar la
atención o más grave y lento para el contenido que más queramos destacar).
Y además, hay que variar el volumen y la intensidad de la misma manera que lo haríamos en una
conversación cotidiana.
Por corrección, miedo, educación, etc., nos movemos entre dos segmentos muy cercanos entre sí
que, sin quererlo, limitan nuestras capacidades ante el micrófono.
¿En tu vida cotidiana, eres capaz de gritar, proyectar la voz y también susurrar?
Imagínate contándole algo a alguien cercano a ti. Visualiza cómo te expresas, tu ritmo, tu
volumen, tu entonación, incluso tu gesticulación (en su momento hablaremos de la importancia del
lenguajes corporal).
Ahora visualízate delante de un micrófono y hazte las siguientes preguntas:
¿Te reconoces como la misma persona?
¿Te expresas igual en ambos casos?
¿Suenas igual de convincente?
Vamos a trabajar la intensidad: En el siguiente texto diferenciamos 5 niveles. Imagínate que estás
solo/a en tu habitación y piensas en voz alta o bien que le estás contando una confidencia a un/a
buen/a amigo/a.
Se trata de leer cada nivel aumentando la intensidad y apreciando diferencias entre uno y otro:
- El primer nivel se debe leer con un volumen muy bajo, reflexivo y con un tono grave.
- En el segundo, hemos de subir unos pocos decibelios e imprimirle un poco más de énfasis,
aunque sin pasarnos.
- En el tercero, subimos más el volumen y empezamos a mostrar nuestro enojo.
- En el cuarto, el cabreo se hace patente y la intensidad ha aumentado por encima de nuestro
volumen habitual. Casi gritando.
- El quinto, debe de ser un grito que asuste. Hemos de reflejar nuestro enfado absoluto. Hay que
soltar toda la ira por la boca…
TEXTO:
Nivel 1
He de reconocer que esta situación me molestó, pero ya lo tengo olvidado…
Nivel 2
Es que duele mucho que una persona te engañe como lo hizo Carlos, pero... ¡ya está!...
Nivel 3
Porque... no me digas tú, comprometerse conmigo en que íbamos a hacer juntos el viaje, comprar
los billetes y luego dejarme tirado/a como me dejó ¡Es que tiene narices!...
Nivel 4
No me quiero cabrear, pero a mí nadie me hace esto: Con todo preparado, habiendo pedido
favores a mis compañeros/as para poder coger unos días y que ahora se vaya con la tonta de
Lola, teniendo ya todo organizado como estaba…
Nivel 5
¡Vamos! ¡Es que como lo pille lo mato! ¡Imbécil! ¡So mierda!
Ejercicio 4:
En estos primeros ejercicios estamos trabajando nuestra capacidad para adaptarnos a diferentes
textos, a distintos estados de ánimo. Nos estamos demostrando que somos capaces de alcanzar
objetivos que antes no lográbamos, por medio de las diferentes entonaciones, del énfasis, de la
interpretación. En la radio y en la televisión se tiende, sobre todo los locutores de noticias, a caer
en una monotonía de la que cuesta mucho salir. En ocasiones, por miedo al ridículo o por un
exceso de corrección, no alcanzamos la entonación adecuada, no interpretamos correctamente el
texto que estamos leyendo o la idea que queremos comunicar.
Te propongo trabajar con este texto extraído de “Cyrano de Bergerac”, la obra de Edmond de
Rostand. Cyrano era un personaje muy peculiar que camuflaba su fealdad (llamaba la atención
por su inmenso y prominente apéndice nasal) con un altísimo nivel cultural, un gran vocabulario y
una extraordinaria facilidad para el verso y la prosa improvisada.
El ejercicio consiste en que leas cada frase que dice Cyrano con su correspondiente entonación.
Cuando diga agresivo, le imprimes a la frase un tono agresivo, si dice amistoso, con tono
amistoso, etc.
Antes de realizar el ejercicio, calienta. Si tienes algún método, utilízalo y si no, usa el propuesto en
Recomendaciones previas II.
Como siempre te digo, grábalo y escúchate. Comprueba si has sido capaz de diferenciar, con tus
entonaciones, las distintas expresiones de Cyrano. Si no te convence, vuelve a intentarlo. No te
quedes corto, arriesga, exagera. Y si tienes dudas sobre cómo hacer el ejercicio, mándame un
email y te ayudaré.
Por ejemplo:
Agresivo: "Si en mi cara tuviese tal nariz, me la amputara."
Amistoso: "¿Se baña en vuestro vaso al beber, o un embudo usáis al caso?"
Descriptivo: "¿Es un cabo?¿ Una escollera? Mas ¿qué digo? ¡Si es una cordillera!"
Curioso: "¿De qué os sirve ese accesorio? ¿De alacena, de caja o de escritorio?"
Burlón: "¿Tanto a los pájaros amáis, que en el rostro una alcándara les dais?"
Brutal: "¿Podéis fumar sin que el vecino ¡Fuego en, la chimenea! grite?"
Fino: "Para colgar las capas y sombreros esa percha muy útil ha de seros"
Solícito: Compradle una sombrilla: el sol ardiente su color mancilla."
Previsor: "Tal nariz es un exceso: buscad a la cabeza contrapeso."
Dramático: "Evitad riñas y enojo: si os llegara a sangrar, diera un, Mar Rojo.
Enfático: "¡Oh nariz! ... ¿Qué vendaval te podría resfriar? Sólo el mistral."
Pedantesco: "Aristófanes no cita más que a un ser sólo que con vos compita en ostentar nariz de
tanto vuelo: el Hipocámpelephantocamelo."
Respetuoso: "Señor, bésoos la mano: digna es vuestra nariz de un soberano."
Ingenuo: "¿De qué hazaña o qué portento en memoria se alzó este monumento?"
Lisonjero: "Nariz como la vuestra es para un perfumista linda muestra."
Lírico: "¿Es una concha? ¿Sois tritón?"
Rústico: "¿Eso es nariz o es un melón?"
Militar: "Si a un castillo se acomete, aprontad la nariz: ¡terrible ariete!
Práctico: "¿La ponéis en lotería? ¡El premio gordo esa nariz sería!"
Y finalmente, a Piramo imitando: "¡Malhadada nariz, que, perturbando del rostro de tu dueño la
armonía, te sonroja tu propia villanía!".
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Ejercicio 5 :
(Leer PALABRAS DIFÍCILES)
Cuando hayas conseguido leer todas las palabras sin equivocarte, correctamente pronunciadas,
con una perfecta dicción, a esa lentísima velocidad, entonces podrás acelerar un poco.
Insisto, es importantísimo mantener esa velocidad lentísima. Esto nos va a permitir ejercitar la
vocalización, la concentración en la lectura, el control de velocidad.
Al leer a esa velocidad tan lenta, intenta practicar una de las claves de la lectura: adelantar la
mirada a la emisión de voz. Intenta que tu mirada se fije en la palabra o palabras siguientes a la
que estás pronunciando.
Ejercicio 6
La base de la lectura en voz alta, está en la concentración. A menudo nuestra voz emite el texto
que leemos pero nuestra mente se encuentra en otro lugar, en lo que viene después o en lo que
pasó antes, en cualquier escenario que nada tiene que ver con el texto que estamos convirtiendo
en sonido. Leer correctamente significa interpretar adecuadamente un texto y hacerlo llegar al
oyente con la mayor claridad. Para lograrlo hay que hay entender su contenido, tener en cuenta
los signos de puntuación y las curvas de entonación, imprimirle una velocidad adecuada,
pronunciar correctamente cada palabra, vocalizar, utilizar las pausas, cambios de ritmo y volumen,
correctamente, etc.
Resumiendo, hay que estar concentrados. Por eso insisto en que es necesario entrenar TODOS
LOS DÍAS leyendo unos minutos en voz alta textos ricos en expresividad que nos obliguen a
mantener la concentración.
Hoy te propongo que practiquemos con Jitanjáforas. El término jitanjáfora fue creado por el
escritor mexicano Alfonso Reyes que lo tomó de unos versos del cubano Mariano Brull
(1891-1956). Reyes definió las jitanjáforas como: "Creaciones que no se dirigen a la razón, sino
más bien a la sensación y a la fantasía. Las palabras no buscan aquí un fin útil. Juegan solas" .
Sonsoniches mezclados
con merestines salían
por la albiguarda nudailal
de recalcitrantes violóvalos
plenos de pringuezorras
que esculpían soltiveques
en la noche de San Eruperancio.
Mañanas de fulgiversas
antinópatas y abelades
sin corolarias y celídacos
envueltos en filfateras
de noctanvulgos y bedollas
cuando la buhadilaga soñajea
con la prifusa y el pinsajo.
Ejercicio 7
(Leer La lectura. Tercera parte)
Elige un texto rico en expresividad. Imprime una página a un tamaño bien grande. Como mínimo
un cuerpo de 14 y a doble espacio. Empieza a leer muy, muy, pero que muy lentamente,
exagerando la vocalización, forzando los músculos faciales, colocando correctamente lengua,
dientes, labios, etc. Siendo conscientes de la entonación que le damos a las palabras, su
acentuación, respetando los signos de puntuación y dibujando correctamente la curva melódica.
Insisto en la lentitud. Manteniendo ese ritmo lento, muy lento, vamos a intentar adelantar nuestra
mirada a nuestra voz algunas palabras, poco a poco. Cuando veas que se acerca un punto,
levanta la mirada del papel y termina la frase sin mirarlo. Grábate y después escucha lo que has
grabado.
Este ejercicio te va a permitir controlar la velocidad, ejercitar los músculos que intervienen en la
fonación y mejorar tu vocalización. Mejorar tu entonación y por lo tanto hacer más creíble tu
lectura. Mejorar tu interpretación y el control de las pausas.
Deberás practicarlo al menos durante 15 días a la misma velocidad, con la misma lentitud, y
cambiando cada día de texto. Pasado ese tiempo deberás imprimirle poco a poco más velocidad.
Serás tú con la autocrítica quien decida si debe o no aumentar la velocidad. Tú debes decidir si las
grabaciones están bien o no. Si crees que no eres objetivo contigo, pide ayuda a alguien de
confianza que no te mienta y adule. Y que sea capaz de juzgar tu grabación.
Cuando pasado un tiempo, llegues a leer con la velocidad propia que requiere cada texto, deberás
seguir practicando cada día 10 minutos mezclando diferentes textos, de contenidos muy distintos
entre si: poesía, prosa, alegres, tristes, cuentos, monólogos, noticias, etc.
La practica diaria es básica para mantener e incluso mejorar nuestro nivel profesional, para evitar
y corregir posibles vicios, para conservar nuestra personalidad y no dejarnos llevar por modas o
estilos perjudiciales. Hay muchos ejercicios para mejorar la lectura. Personalmente te animo a que
practiques los que potencien la concentración.