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El Sínodo Pan-Amazónico quiere repetir el mismo error

de la Conferencia de Medellín: en beneficio de los


evangélicos
Mons. José Luis Azcona, obispo emérito de la Prelatura de Marajó, en la zona
amazónica de Belém do Pará, elevó su voz de alarma: “El Amazonas, al menos
el brasileño, ya no es católico”, dado que tiene “una mayoría pentecostal” que,
en algunas regiones, “alcanza el 80%”.

¿La razón? Bueno, porque los misioneros católicos no evangelizan más, ni


bautizan, so pretexto de “diálogo intercultural”. Pero los evangélicos sí lo hacen
con ahínco. Los pastores protestantes visitan las comunidades con la Biblia en
la mano, mientras los misioneros católicos le hablan a los indios de
“deforestación”, de “cambio climático” y de “ecología integral”.

Y el Instrumentum laboris para la próxima asamblea sinodal justifica


teológicamente esa opción preferencial por la Madre Tierra, por ser un lugar
epifánico.

Así se estará repitiendo el mismo error pastoral que ha favorecido la fuga de


millones de fieles de la Iglesia Católica a la religión evangélica.

Cuando conocí el Brasil, la población del país era de 88,2 millones, de la cual
92% eran católicos y 5,2% eran evangélicos (censo del 1970). En 2018, la
población más que duplicó y pasó a 208 millones, pero la proporción de
católicos bajó a 64,6% mientras la de evangélicos subió a 22,2% (en realidad, ya
es peor, porque esos son los datos del censo de 2010, últimos disponibles).

Basado en ese porcentaje añejo y suponiendo que la proporción se hubiera


mantenido igual que en 1970, la Iglesia Católica no habría perdido 57 millones
de fieles en los últimos 50 años. Peor aún, según las proyecciones de José
Eustáquio Diniz Alves, doctor en demografía, en el ritmo actual de “transición
religiosa” no es improbable que los católicos bajen del 50% de aquí a tres años
y sean ultrapasados por los evangélicos antes de 20321, como demuestra el
siguiente gráfico:

¿Quién es el culpable del crimen? Pues, la famosa “opción preferencial por los
pobres” adoptada por el la Iglesia Latinoamericana en 1968. Quien lo dice son
los propios evangélicos.

Ya en 2001, el periodista Richard N. Ostling, del Time Magazine, publicó un


artículo intitulado “The Battle for Latin America’s Soul” (la batalla por el alma
de Latinoamérica), describiendo como el catolicismo “is facing a serious crisis,
as the Evangelical movement grows stronger by the day, [while] the Catholic
Church is getting weaker and weaker”2.

Según el periodista, “most Evangelicals appear to succeed because they usually


preach a purely spiritual message” y cita en apoyo a su hipótesis las
declaraciones de Henrique Mafra Caldeira de Andrada, head of the Protestant
program at Rio's Institute of Religious Studies, who thinks Catholic advocates of
the social gospel failed to realize that “these [poor] people were hungry for

1
http://www.ihu.unisinos.br/78-noticias/585245-transicao-religiosa-catolicos-abaixo-de-50-ate-2022-e-abaixo-
do-percentual-de-evangelicos-ate-2032
2
http://content.time.com/time/magazine/article/0,9171,156277,00.html
more than just food. The Evangelicals met the peoples' emotional and spiritual
needs better.”

La cereza en la torta del artículo de Time la puso, sin embargo, el Rev. Nilson
Fanini, en esa época la más alta autoridad Bautista del Brasil, que declaró sin
ambages: “The Catholic Church opted for the poor, but the poor opted for the
Evangelicals.”

Catorce años antes, Alan Riding, escribiendo para el New York Times, había
llegado a la misma constatación: “For many religious experts, while the 1970's
will be remembered in Latin America for the dramatic changes in the Catholic
Church, which ended its traditional alliance with local elites and declared ‘a
preferential option for the poor,’ the 1980's will be marked by the advance of
evangelism.” Y ligando los dos fenómenos, agrega: “ ‘The Brazilian believes in
gods, spirits, mysticism, miracles and so on,’ said Richard Sturz, an American-
born Baptist missionary who has worked here since 1949. ‘When the Catholic
Church began modernizing itself in the 1960's, it eliminated much of the
mystery so it left a vacuum’.”3

En el conjunto del país, el vacío fue colmado por los evangélicos, pero en la
Amazonía, él está siendo disputado entre los chamanes y los pastores
evangélicos. El Sínodo Pan-Amazónico, en lugar de abandonar “opciones
preferenciales” puramente terrenas en clave ecológico-marxista y de volver a
predicar la Buena Nueva de Jesucristo, parece empeñado en respaldar a los
chamanes contra los pastores.

Como diría Edmund Burke: “They defend their errors as if they were defending
their inheritance.”

3
https://www.nytimes.com/1987/10/25/world/in-brazil-evangelicals-are-on-rise.html

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