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COSTUMBRES ANDINAS EN EL PARTO

MARCO TEÓRICO

1. El parto andino
En la cultura andina, el parto es un ritual ancestral. La partera tiene un rol
importante en este procedimiento. Ella, de acuerdo con sus saberes y
tradiciones, realiza el parto y agarra al recién nacido por primera vez.
Al inicio, la partera se encomienda a seres supremos. Después, acomoda
el lugar del parto para recibir al niño, por ejemplo, prende un fogón para
que la habitación se abrigue.
Las mujeres embarazadas no suelen sacarse la ropa para el momento del
parto, sino solamente la pollera, quedándose cubiertas por la enagua, la
blusa y la chompa.
En las costumbres andinas, la partera está pendiente de cómo los pujos
van en aumento. Si el parto demora, pasa el huevo a la embarazada para
hacer un diagnóstico. Luego coloca el huevo en el fogón, si hay sudor en
él antes de reventarse significa que hay frío en el organismo de la madre,
pero si el huevo se revienta enseguida es que la mujer está próxima a dar
a luz.
El parto se realiza de forma tradicional. Ella se coge de la baranda de la
cama o de una silla; en otras ocasiones se hace en cunclillas, con el apoyo
del esposo quien lo sostiene sentándose en una silla.
El parto vertical para las mujeres andinas tiene menos riesgos y es más
rápido para dar a luz. Por otro lado, el parto vertical o institucional es más
doloroso, y se tiene que utilizar una serie de elementos quirúrgicos.
En algunos casos la partera le da aguardiente (cañazo, ron o alcohol), a
la gestante para evitar el dolor; mientras que en un parto institucional, se
le introduce anestesia.
En el parto, participa el esposo y la partera, personas conocidas y de
confianza; totalmente diferente en un parto occidental, donde todas las
personas son desconocidas; esto es sinónimo de vergüenza para la
gestante.
La familia selecciona a una persona para realizar el corte del cordón
umbilical, como símbolo de acercamiento entre ambas familias. En el
parto occidental, la enfermera realiza ese corte, como algo normal y
natural.
La placenta lo entierran en el dormitorio o en la sala de la vivienda, como
creencia de que el niño no se vaya lejos de la casa, cuando sea grande;
mientras que en la zona urbana, la placenta lo negocian en el hospital con
las empresas de cosméticos.
Los partos de la mujer andina son naturales sin uso de anestesia; del
mismo modo, al culminar el parto, la mujer es atendido por el esposo con
su caldo de carnero; después de dos o tres días, la mujer retoma sus
labores domésticas y productivas. Mientras que en el caso de la mujer de
la zona costeña es todo lo contrario.

2. Interculturalidad
La interculturalidad en salud es la búsqueda, construcción y promoción de
relaciones equitativas entre las diferentes culturas que conforman nuestro
país. Es la valoración de lo propio y lo ajeno, el potenciamiento de los
elementos en común, el reconocimiento de las diferencias y los choques
culturales.
La obligación del Estado es importante para desarrollar políticas basadas
en la aceptación de diferentes conocimientos y prácticas en salud.
El objetivo es garantizar el derecho a la salud y brindar una atención
humanizada de todas las culturas existentes en este país.
Esto ayuda a contribuir con la realización social de las personas y
colectividades.

3. El parto humanizado
Es una alternativa al parto institucional. Este considera las costumbres
andinas, en base a una selección de prácticas más beneficiosas para la
salud de la parturienta y el niño.
Consiste en un proceso con las siguientes etapas:
a) La acogida.
Es frecuente el descontento desde el primer momento en el
establecimiento de salud: por actitudes de indiferencia, un trato hostil,
dificultades en la comunicación, por ignorar a las personas
acompañantes. Por ello, la admisión debe estar a cargo de personal
que habla el idioma de la región, debe ser cálida y respetuosa. Es
preciso que el personal médico no juzgue a la parturienta o a sus
acompañantes. Finalmente, si la parturienta está acompañada por una
partera se recomienda incorporarla en el proceso de recepción, al igual
que el resto de los familiares.
b) La escucha.
El personal de salud está más entrenado para informar e indicar. Por
ello se recomienda escuchar atentamente a la parturienta y
acompañantes. La escucha permite también equilibrar las relaciones
de poder y coadyuvar al reconocimiento ciudadano de la persona; es
decir, de los derechos y responsabilidades de cada quien; eleva la
autoestima y la confianza.
c) La información.
Es frecuente que se informe muy brevemente sobre todo lo que
concierne a la salud de la parturienta y sobre los procedimientos que
se realizan. Esto causa mucha inseguridad y desconfianza. Además,
es un principio de la ética actuar en base el consentimiento informado.
Por ello, se recomienda que a lo largo del proceso de atención se debe
informar sobre todo lo que ocurre para que la parturienta y sus
familiares sepan lo que pasa, qué le están haciendo y por qué.
d) Los rituales del parto.
El personal de salud tiene que saber sobre los rituales que existen y
actuar con respeto porque estos tienen una eficacia simbólica, es
decir, resultados terapéuticos que se obtienen por medios distintos de
los farmacológicos, como son las oraciones, las ceremonias y otros.
e) La ropa de la parturienta.
Se recomienda que la parturienta no cambie de ropa durante el trabajo
de parto y el parto.
f) La indumentaria del personal de salud.
La indumentaria del personal de salud – mandil blanco, barbijo y gorra
– atemoriza mucho a las parturientas y a sus familiares. Se
recomienda que el personal de salud no deba llevar mandil blanco, ni
gorra, ni barbijo

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