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La Carne y la Salud

Índice

Prefacio ……………………………………………………………………….. 01
El comer carne desde el punto de vista histórico …………………………… 01
¿Es el hombre, por naturaleza, carnívoro o vegetariano? ……………………...
¿Depende el vigor físico del consumo de carne? ……………………………
La carne es debilitante ……………………………………………………………
Pruebas de la resistencia entre carnívoros y vegetarianos ………………………
La carne y el valor alimenticio inferior …………………………………………
La influencia de la carne en la degeneración de las razas ………………………
Carne y Longevidad …………………………………………………………….
Delgadez y Obesidad …………………………………………………………….
Efectos de la alimentación carnea sobre el cuerpo ……………………………..
Efectos de la carne sobre los dientes del hombre ……………………………..
Las bacterias de la carne y la putrefacción intestinal ……………………………..
Parásitos provenientes de la alimentación carnea ……………………………..
Efectos de la alimentación carnea sobre el espíritu ……………………………..
La carne desde el punto de vista económico ……………………………………
La carne, como alimento, desde el punto de vista de las sagradas Escrituras …….
¿Es permitido en el Nuevo Testamento comer carne de animales inmundos? ……..
¿Es lícito en nuestros días comer carne de animales limpios? ………………….

Prefacio

¿Es la carne un buen o un mal alimento? ¿Es completa o deficiente? ¿Da o no da salud?
¿Fortalece o debilita? ¿Beneficia o perjudica? Estas son las preguntas que nos proponemos considerar
en este tratado.
Las opiniones sobre este asunto divergen mucho de una persona para otra. Muchos piensan que
no podrían vivir sin comer carne. Piensan que, se dejasen la carne, se volverían débiles, enfermizos, y
morirían. Cierta vez, vi en la feria, una señora, con una bolsa en la mano, mirando un tablero cubierto
de una variedad de hortalizas, y decir: “Me gusta esto, pero … lo que alimenta es la carne”; y no
compró las hortalizas que ella pensaba que no la alimentarían.
Otros, que son enfermos, y no saben las razones de sus sufrimientos, piensan que deben al
alimento carneo el hecho de aun no haber muerto. Padres y madres obligan a sus hijos débiles y
enfermizos a comer carne, “para que tengan buena salud y se pongan fuertes”. Otros, aun, que no
comen carne, y gozan de buena salud, creen que se enfermarían se comiesen carne. Aun, otros, comen
muy poca o casi ninguna carne, por cuestiones económicas, y creen que da lo mismo comer o no comer
carne. Estas son algunas de las muchas opiniones que abundan a respecto de este asunto.
En este trabajo, sin embargo, daremos lugar a la voz de los hechos, de las experiencias, y de las
observaciones científicas.
El autor

El comer carne desde el punto de vista histórico.-


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El hombre primitivo se alimentaba exclusivamente de vegetales: frutas, cereales, hierbas y raíces.
Los vegetales eran, para las primeras generaciones de nuestros antepasados, el único alimento. Pero los
hombres no tardaron en convertir las bendiciones de Dios en maldición. Del fruto de la vid aprendieron
a preparar vino, y comenzaron a emborracharse. A esta altura comenzaron también a comer carne. Y los
hombres se volvieron malos. La iniquidad, la corrupción, la violencia, y toda suerte de crímenes
llenaron la tierra. “Y vio el Señor que la maldad del hombre se multiplicara sobre la tierra, y que toda la
imaginación de los pensamientos de su corazón era sólo mala continuamente… La tierra… estaba
corrompida delante de la faz de Dios; y se llenó la tierra de violencia”. Génesis 6:5,11. y el resultado
fue que, habiendo la iniquidad alcanzado el límite de la paciencia de Dios, el Señor destruyó el mundo
de entonces mediante un diluvio, el cual dejó señales inconfundibles para los arqueólogos de nuestros
días.
Después del diluvio, Dios le permitió a los sobrevivientes, que eran justos, comer carne de
animales limpios, porque habiendo sido destruido por las aguas todo cuanto era vegetación, faltaban
naturalmente las frutas y otros vegetales importantes para el hombre.
Pero, al mismo tiempo, las frutas y los cereales eran para ellos los alimentos principales, ya que
les eran los más útiles y económicos. Se encontraban por todas partes. Cultivados, daban en gran
abundancia. Guardados, duraban mucho tiempo. Nuestros antepasados sabían secar frutas para todo el
año, hasta la siguiente cosecha.
Con el progreso de la civilización, la humanidad, con mucho perjuicio para sí misma, se estaba
alejando más y más de las alimentación original. El hombre va huyendo de las leyes que rigen su
existencia. Huye de la alimentación original, natural, pura y sana, para entregarse a un régimen
artificial, de consecuencias lamentables para su salud.
“Felizmente – dice un ilustre médico – la campaña del retorno a la alimentación original y sana
va siendo hecha con entusiasmo, dedicación y resultados apreciables. Ya en casi todas las ciudades se
encuentran, no sólo en los mercados, sino también en muchas casas especializadas, excelentes
variedades de frutas, cereales, legumbres y hortalizas a precios ventajosos, capaces de interesar a todas
las clases sociales.
El vegetarianismo puede y debe ser practicado por todos, en climas calientes o fríos. En las
regiones frías es suficiente auxiliarlos con alimentos grasos y aceites para que alcancen las calorías
necesarias para el equilibrio orgánico. Casi siempre el aceite, las grasas y los aceites son suficientes
para alcanzar ese equilibrio.
En un clima caliente como el nuestro, el régimen vegetariano es una necesidad. Son los vegetales
que comemos, que depuran el organismo, aliviando la sangre de sus toxinas”. Dr. Deodato de Morais.
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