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Tema 1. La filosofía griega. 2 . La sofística y Sócrates: la nueva preocupación por el ser humano.

2.3. SÓCRATES.
Indiscutiblemente fue un ciudadano ateniense de poca fortuna que se pasó el tiempo
en disputas, enseñando filosofía a los jóvenes, pero no por dinero, como los sofistas. Es
seguro que fue procesado, condenado a muerte y ejecutado en el año 399 a.C., cuando tenía
cerca de setenta años. Era indudablemente muy conocido en Atenas, puesto que Aristófanes
le caricaturizó en Las nubes. Pero fuera de este punto nos vemos envueltos en controversias.
Dos de sus discípulos, Jenofonte y Platón, escribieron sobre él ampliamente, pero decían
cosas muy distintas.
Jenofonte (“Recuerdos de Sócrates”)se lamenta de que Sócrates haya sido acusado de
impiedad y corrupción de la juventud; dice que, por el contrario, Sócrates era eminentemente
piadoso, y ejercía una influencia muy sana sobre los que se sometían a sus enseñanzas. Esta
defensa va demasiado lejos, porque deja sin aclarar la hostilidad que provocó Sócrates.
Sin embargo, algunas de las referencias son muy convincentes. Dice (y también
Platón) cómo Sócrates se preocupaba continuamente del problema de nombrar hombres
competentes en los puestos de mando. Solía preguntar: “Si quiero que me remienden los
zapatos, ¿a quién debo acudir?” A lo cual algún joven ingenuo contestaría: “A un zapatero,
¡oh, Sócrates!” Después preguntaba lo mismo respecto a los ebanistas, herreros, etc., y
finalmente preguntaba: “¿Quién debe remendar la nave del Estado?” Cuando se enemistó con
los Treinta Tiranos, Critias, su caudillo (por cierto, tío de Platón), que conocía su manera de
ser porque había estudiado con él, le prohibió seguir instruyendo a los jóvenes. Esto ocurrió
durante el breve Gobierno oligárquico establecido por los espartanos al final de la guerra del
Peloponeso. Pero en la mayor parte del tiempo, Atenas fue democrática, tanto que incluso los
generales eran elegidos por la suerte. Sócrates se encontró con un joven que quiso ser
general y le convenció de que le sería útil conocer el arte de la guerra. Así, el joven siguió un
corto curso de estrategia. Cuando volvió, Sócrates, después de una alabanza satírica, le envió
a que siguiera estudiando. Lo mismo quiso hacer con mucha gente, incluso con algún general
de la época. Pero se acordó que era más fácil hacerle callar por la cicuta que sanar los males
que él señaló.
Respecto al relato de Platón sobre Sócrates (sus Diálogos), la dificultad es muy distinta
de la del caso de Jenofonte: es muy arduo juzgar hasta qué punto Platón quería retratar al
Sócrates histórico, o hasta dónde llega su propósito de hacerle portavoz de sus propias ideas
en la figura del Sócrates de sus diálogos. Nadie supone ni él lo pretende, que las
conversaciones de sus diálogos hayan ocurrido tal como las refiere.
El diálogo que se considera más histórico es la Apología. Pretende ser el discurso que
Sócrates hizo en su propia defensa en el juicio. La verdadera razón de la hostilidad contra
Sócrates era probablemente que se le creía en connivencia con el bando aristocrático. De
hecho la mayoría de sus discípulos, entre ellos Platón, pertenecían a este grupo y algunos en
puestos oficiales habían resultado perniciosos.
La Apología da un retrato perfecto de un hombre de determinado tipo: una persona
muy segura de sí misma, de espíritu elevado, indiferente al éxito mundano, que creía ser
guiado por una voz divina (su daimon) y persuadido de que el pensamiento claro es el
requisito más importante para una vida recta. En el pasaje final, donde considera lo que
después de la muerte ocurre, es imposible no sentir que cree firmemente en la inmortalidad.
No hay duda de que el Sócrates histórico pretendió ser guiado por oráculo o daimon. Si
esto era análogo a lo que el cristiano llamaría la voz de la conciencia, o si le pareció ser una
voz verdadera, tampoco se puede saber. Sócrates probablemente sufría trances catalépticos;
al menos ésta parece ser la explicación natural de un incidente que Platón narra en el
Symposio (“El Banquete”): un día que estaba meditando sobre algo que no podía resolver,
quedó absorto, rígido, y, permaneciendo de pie, no se movió del sitio hasta el día siguiente.
Todo el mundo estaba de acuerdo en que Sócrates era muy feo. Siempre estaba
vestido con viejos trajes raídos, y además iba descalzo a todas partes. Su indiferencia frente
al calor y al frío, al hambre y a la sed asombraba a todo el mundo. Su dominio de todas las
pasiones del cuerpo se evidencia continuamente, si Platón dice la verdad. Era un perfecto
santo órfico: en el dualismo entre el alma celestial y el cuerpo terrenal había conseguido el
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Tema 1. La filosofía griega. 2 . La sofística y Sócrates: la nueva preocupación por el ser humano.

más perfecto dominio del alma sobre el cuerpo. Su indiferencia frente a la muerte, por fin, es
la última prueba de este dominio. Al mismo tiempo no es un órfico ortodoxo, sólo acepta las
doctrinas fundamentales.
El Sócrates platónico se anticipa a los estoicos y a los cínicos, dos escuelas griegas de
filosofía moral. Los estoicos sostenían que el bien supremo es la virtud y que un hombre no
puede perder la virtud por causas externas; esta doctrina está implícita en las
manifestaciones de Sócrates de que sus jueces no pueden ocasionarle perjuicio. Los cínicos
despreciaron los bienes del mundo y demostraron su desprecio rechazando los adelantos de la
civilización. Es el mismo punto de vista que indujo a Sócrates a ir descalzo y mal vestido.
Parece evidente que las preocupaciones de Sócrates eran más éticas que científicas.
Los primeros diálogos de Platón, considerados generalmente como los más socráticos, tratan
principalmente de la búsqueda de definiciones de términos éticos. El Cármides trata de la
definición de la templanza o moderación; el Lisis, de la amistad; el Laques, del valor. En ellos
no se llegó a ninguna conclusión, pero Sócrates explica que es importante examinar tales
cuestiones. El Sócrates platónico sostiene con insistencia que nada sabe, y solamente es más
sabio que otros por saber que nada sabe, pero no cree que la ciencia (el saber verdadero) sea
inaccesible. Al contrario, cree de extraordinaria importancia la búsqueda de la sabiduría para
que todos los hombres sean muy virtuosos. Esta estrecha relación entre la virtud y el saber es
característica de Sócrates y Platón.
La dialéctica, es decir, el método de buscar un conocimiento por preguntas y
respuestas, no lo inventó Sócrates. Parece haber sido practicado primero sistemáticamente
por Zenón de Elea, discípulo de Parménides, como se ve en el diálogo platónico de este
nombre. Pero hay razones para creer que Sócrates practicó y desarrolló este método. Cuando
Sócrates es condenado a muerte, piensa, sintiéndose feliz, que en el otro mundo puede seguir
haciendo preguntas para siempre, y allá no puede ser asesinado por ello, puesto que será
inmortal. Ciertamente, si practicó la dialéctica del modo descrito en la Apología, se explica
fácilmente la hostilidad que contra él existió: todos los tontos de Atenas se unirían contra él.
De todos modos, por lo que al método dialéctico se refiere es necesario reconocer que
es adecuado para algunas cuestiones, pero no para otras. Sócrates, en las obras de Platón,
pretende siempre que solamente desentraña la sabiduría que ya posee el hombre al que está
interrogando; se compara por eso con una comadrona (mayéutica). El método está en
armonía con la doctrina de la reminiscencia, según la cual nosotros aprendemos recordando lo
que ya supimos en una existencia anterior. Contra este punto de vista considérese cualquier
descubrimiento hecho por medio del microscopio, por ejemplo, la propagación de las
enfermedades por las bacterias. Se ve claramente que los temas de la ciencia empírica son
inadecuados para semejante método.
Los temas adecuados para la dialéctica tal como la practicaba Sócrates son aquellos de
los que ya poseemos bastantes conocimientos para llegar a una conclusión justa, pero que no
hemos logrado, por confusión del pensamiento o por falta de análisis, sacar buen provecho de
ello. La pregunta “¿qué es la justicia?” es muy adecuada para una discusión en un diálogo
platónico. Todos empleamos libremente las palabras justo e injusto, y examinando cómo las
empleamos podemos llegar por inducción a la definición que mejor nos convenga. Lo que
hace falta es saber cómo se emplean las palabras en cuestión. Pero cuando nuestra búsqueda
termina, hemos hecho solamente un descubrimiento lingüístico, no ético.
El método dialéctico o, más generalmente, la costumbre de una discusión sin trabas,
tiende a buscar la compatibilidad lógica y es, en este sentido, útil. Pero no sirve cuando se
trata de descubrir hechos nuevos. Para esto necesitamos otros métodos.
2.4. CUESTIONES SOBRE SOFISTAS-SÓCRATES.
1. Explica cómo contribuyeron las Guerras Médicas al establecimiento de la democracia
ateniense.
2. Comenta los motivos que llevaron al descrédito a los sofistas.
3. ¿Qué razones arguyen los sofistas para ser escépticos y relativistas?

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Tema 1. La filosofía griega. 2 . La sofística y Sócrates: la nueva preocupación por el ser humano.

4. ¿Cuáles son, a tu juicio, las razones por las cuales Protágoras justifica su
agnosticismo? Razona tu opinión.
5. [En lo que se refiere a la contraposición Physis-nómos, ¿estás de acuerdo con la
postura de Hipias o con la de Calicles?; es decir, entre los seres humanos, ¿la naturaleza
es principio de igualdad o de desigualdad? ¿Por qué?]
6. ¿Qué se sabe de cierto de la vida de Sócrates?
7. ¿Cuál es la obra de Platón más fiel al Sócrates histórico?
8. ¿Qué misión reivindica Sócrates para sí?
9. ¿Qué piensa Sócrates sobre la muerte?
10. Según la “Apología”, ¿qué clase de persona sería Sócrates?
11. ¿Qué ideas sostenían los estoicos? ¿Y los cínicos? ¿Qué clase de problemas se
planteaban ellos y Sócrates?
12. Diferencia y explica los dos momentos del método socrático.

2.5. VOCABULARIO SOFISTAS-SÓCRATES.

AGNOSTICISMO INTELECTUALISMO MORAL


CONCEPTO UNIVERSAL IRONÍA (O REFUTACIÓN)
CONOCIMIENTO INTELECTUAL MAYÉUTICA
CONVENCIÓN (=NÓMOS) MÉTODO
DIALÉCTICA MONÓLOGO
DIÁLOGO RELATIVISMO
ESCEPTICISMO UTILITARISMO
IDEAS INNATAS, INNATISMO VERDAD UNIVERSAL

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