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EL PROBLEMA EN LA REsTITUCIÓN

DE LAS IDENTIDADES APROPIADAS

Elbabeth Padilla
Universidad Nacional del Comahue

Durante el periodo comprendido entre los años 1976 y 1983 se


produjeron en la Argentina violaciones de los derechos humanos y
crímenes de lesa humanidad. De todos los crímenes cometidos,
uno de los más aberrantes por sus alcances y consecuencias fue el
de la apropiación de menores hijos de víctimas de la represión,
secuestrados junto con sus padres o nacidos durante el cautiverio
en los campos clandestinos de detención. Se calcula que el número
de niños apropiados asciende a cuatrocientos, cifra que nunca po-
drá ser precisada, lamentablemente, dado, que por ignorancia o
temor muchas familias nunca denunciaron la desaparición de sus
familiares o, en algunos casos, no quedó ningún familiar que pu-
diera hacerlo.3 La apropiación de hijos de desaparecidos formó
parte de un plan llevado a cabo en forma sistemática por el terro-
rismo de Estado en manos de la dictadura militar. En ese momento,
los únicos que reclamaron la aparición con vida de los desaparecidos

3 Cfr. Akira Ríos, "Identidad: filiación; apropiación: adopción y restitu-


ción Área jurídica", en VV.AA., Filiación, identidad, restitución. 15 años de
ludlll de las Abuelas de Plaza de Mayo, Buenos Aires, Editorial El Bloque, 1995
(en adelante FIR). (Consultar página intemet http://www.abuelas.org.ar).

] 21 [

.,;¡l
·· fueron los familiares directos de las victimas: hermanos,
y sus lu¡os . negado po r violencia. Fruto de esta labor fue la creación del Banco
tíos, padres y, sob~e todo, madres. Asi, en 1977 un gru~o de mu}e- Nacional de Datos Genéticos, cuya información puede ser solicitada
res con pa.i,ue ~"" 1os blancos comenzó . a marchar
. los días Jueves en. la y obtenida por todo familiar consanguíneo de niños desaparecidos
Plaza de Mayo, n~vadas por la un potencia. d~ haber reclamado m- o supuestamente nacidos en cautiverio. Desde el punto de vista
u, tilment e an te la::,- ,.,,. autoridades y ante los distintos estamentos . . repre-
·d del derecho, el accionar de las Abuelas provocó un profundo re-
. d
sentativos e a SI./- 1 .......--iedad por el esclarecimiento y apancón
.
con VJ a
.
planteo qe las leyes concernientes a la relación de "tutelaje" ejercido
• 1 : - ~ ..s,esaparecidos. Las marchas de los ¡ueves se constitu- por el Estado respecto a los menores en situación de abandono,s
d e 1os f am.tlli:U= ~ l
.:. anos oscuros de nuestra histona, .
en a mues a
tr
además del reconocimiento y positivización del Derecho a la Iden-
, yeron, en aquello~ . . d
· ~ nacional e mtemaoonal de la falta de un esta o tidad. Prueba de esto último, es la incorporación de los articulos 76
m ás cab al a ruveJL . .
y 87 en la Convención Internacional de los Derechos del Niño. a
d e d erec ho en la
Argentina· La lucha emprendida . . , esas muieres
por .
· li b sól la busq ' ueda de los hijos, sino tamb1en la de los rue- Conforme a estos artículos, la creación de la Comisión Nacional
unp ca a no o d 1 · ·
... d nacidos en cautiverio, de alú que e grupo ongi- de Identidad en la Argentina constituyó un paso en la creación de
tos secuesua os O . . d
nal de las Madres surgiera otra asoc1ac16n, la de las Abuelas e instrumentos, medios y órganos de protección de este derecho.
Pl d Ma y_p. nueva asociación -en palabras de una de las abue-
azaD e . ~ºe· licchio de Mónaco- estaba "dedicada especialmen- •
1as, arwtn1a a. l .- d .d
te a1 rec1amo, m • ~estigación y búsqueda de. _ os nmos esaparec1 os .
. ti· c-.mdamental de que los runos recuperen su propia 5
Coincidimos con Arditti en que el tema de la restitución es inagota-
con el Ob¡e VO 1 w • his · 4 11

identidad a través de la recuperación de su tona. . , . ble, pues toca aspectos fundamentales del tejido social, como el de la rela-
. d militar argentina llevó a cabo en forma medita e ción de la familia con la estructura patriarcal del Estado y el concepto de
La d 1cta ura ·d los niños como propiedad. Cfr. Rita Arditti, "La restitución: fundamentos,
• d. l opiación de los hiJ·os de los desaparee os como
mau ita a apr ¡· situación actual y perspectivas, cap. 6, en W.AA., Juventud e identidad, 20 años
,,.'' a manos de los represores o de sus cómp ices.
"botin de guerr... .. · d d de lucha de la Abuelas de Plaza de Mayo, tomo Il, Buenos Aires, Espacio Editorial,
.1eron inscriptos como hiJOS propios o a opta os
Menores que f v- d 2001 (en adelante JI).(Consultar página intemet http:/ /www.abuelas.org.ar).
• f fr • ,dulentas intentando borrar de esta manera to o 6
Artículo 7-1: "El niño será inscripto inmediatamente después de su na-
baJo ormas a.... ' . b 1 · · ·
oria es decir de su identidad. Las A ue as uuc1a-
rastro d e su his t , , . cimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una
de Derechos Humanos un árduo y penoso camino nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a ser
ron como grupo ·d ·d d d
a restitución y el derecho a la 1 enti a e esos cuidado por ellos. 7-2: Los estados partes velarán por la aplicación de estos
para recl amar l • · d
•- E _,no implicó plantear por vez primera una sene e derechos de conformidad con su legislación nacional y las obligaciones
nmos. se cau1r· l · 'd. · que han contraído en virtud de los instrumentos internacionales pertinentes
• emientes a resolver desde el p ano ¡ur1 1co, ps1co-
cuestiones conc . . d Al t en esta esfera, sobre todo cuando el niño resultara de otro modo apátrida".
· é ·co la restitución de las 1dentida es. respec o,
lógico y gen u ¡ · ·- 7
ArtfcwJo 8-1: "Los estados partes se comprometen a respetar el dere-
r la ¡·urisprudencia adecuada para a restituc1on
había que creé:l . . cho del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nom-
ar técnicas genéticas para atribuir con un margen bre y las relaciones familiares de conformidad con la ley, sin injerencias
lega~, dedsarrollor cuestiones de filiación biológica e investigar en el ilícitas". 8-2: "Cuando un niño sea privado ilegalmente de algunos de los
mínimo e err . . bj · ·d d
1an . 16 ·co de qué manera la constitución de una su etiv1 a elementos de su identidad o de todos ellos, los estados partes deberán
O
P psico gi tira y en el ocultamiento del asesinato de los pro- prestar la asistencia y protección apropiadas con miras a restablecer rápi-
ba~da en la ~e;er restituida a partir del esclarecimiento del origen damente su identidad."
gerntores pod1~ 8
La Asamblea General de las Naciones Unidad adoptó el 20 de noviem-
bre de 1989 la Convención sobre los Derechos del Niño. La Convención fue
. . ,--:alicchio de Mónaco "Mesa redonda: el futuro de abuelas ratificada por la República Argentina con la ley 23849 e incluida como nor-
Darwuua v
4 · ' ma con jerarquía institucional en la reforma constitucional de 1994.
de plaza de ma'fº de ahora en más", en [FIR].

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) 22 [
a la postulación de un principio de índole metafísica, según el cual
II habría una naturaleza humana única a la cual se remitirian los
cambios. Sin embargo, un planteo tal nos remite a las tradicionales
. .. desa arecidos politicos en Argentina y l_a
la apropiaoón d~ hiJOS de ti~ la identidad vulnerada a partir divisiones entre naturaleza y cultura, en donde el devenir histórico de
perentoria necesidad de res 1 enéticos nos lleva a revisar en la cultura en relación con el fundamento del derecho a la identidad
del uso de ins~umentos leg~O:sc~n~eptos d; identidad que estarían se asume desde un segundo plano no determinante. En otras pala-
nuestra ponenoa cuáles so.n ste caso y qué interrogantes se bras, el respeto a la diferencia o a la identidad pareciera apoyarse -en
operando en forma efectiva eal n e . nes teóricas posteriores. Cabe última instancia- en una igualdad básica propuesta de modo esen-
tiI d ellos para ev uac10 ll cialista. Afortunadamente, los planteos antropológicos contempo-
abren a par e . cía del intelectual, quien puede verse e-
mencionar que a d iferen 1 múltiples dimensiones de un ráneos han mostrado las dificultades de este tipo de propuesta al
. d genuinamente as 1 Ab punto de afirmar que incluso las nociones más estáticas sobre la
vado a m agar d vista abstracto, en el caso de _as . ue-
concepto desde un p~to ~ d d en un momento de la histona en condición_humana, como por ejemplo "la naturaleza humana"~
las la pregunta por la ident1 ~ - 1 ;.,.gularidad de muchas tienen su propio devenir lústó rico.
. tr esó trácncamente a Su• 1 º6 Cabe considerar, por otra parte, que el recién mencionado no es
que la barban e a av , o- ·¿ d •gnuicativa que se vo v1
vidas anónimas- cobro tal d~1 : 1u~ d ación dependía la rápida el único modo en que se ha concebido el planteo esencialista. Tam-
necesaria e insoslay~ble~pu: e :c~~ nes concretas. La lucha por la bién es posible pensarnos como iguales, independ ientemente de
planificación y reahzaaón_d 'd d se libró entonces tanto en el nuestras diferencias, a partir de la pura identidad biológica, el
defensa del d erecho a la 1 en~1 a bl' 6 a sacar a la luz muchos ADN; descripción, sin embargo, que podría conducirnos a sostener
. el práctico Y O ig b un reduccionismo de otro rango, en este caso de carácter biologi-
plano teórico como en filosóficos, políticos y sociales so r~
de los presupuestos culturales, . . . ue iropedian el reconoc1- cista. Al respecto, podemos advertir q ue en el caso de la búsqueda
los cuales se asentaban los ?re1u1c1os q ación ético-histórica del de sus nietos por parte de las Abuelas, el recurso a la genética no
miento colectivo d e la necesidad de repar adquirió ese rango reduccionista, sino por el contrario se constitu-
daño producido. . . de los derechos humanos el ca- yó en el punto cero a partir del cual se podía probar que se había
En la historia de las v1olac1ones ue vulneró cometido una ruptura en el sistema de filiación. En este sentido,
. 1 desd e el momento en q
so argentino es excepciona l ¿' llo de una persona, tales como Arfuch sostiene: "lo que quizá no seria significativo en condiciones
. .
condic10nes b'ast·cas para e . esarro
l'd d conocer a los pa d res. Con normales -la pregunta por la identidad a partir del ADN - , resulta
e una nao ona 1 a Y en [el caso argentino] paradójicamente, esencial" .9 De este modo, la
poseer un nom b r ' . or de los arrebatos, pues no sólo se 1os
esos niños se cometió el ~ e les borró el nombre y con él determinación genética de la filiación se volvió un asunto primordial,
sustrajo de sus hogai:e_s, sino que s 'd as cuentas, se les "robó" la pues no había forma de contar - obviamente- con el testimonio de
toda su historia fatIUliar; en reswm . los progenitores desaparecidos ni tampoco con el de los apropiado-
res, quienes guardaban en el más profundo de los silencios -con la
identidad . .
Ahora bien, ¿qué es la identida · Y l !
. d? ·en ué sentido es un derecho
un estatuto pro- complicid ad del E.stader el origen delictivo de la apropiación.
Precisamente, la ruptura en el sistema de filiación supone el
positivo? Si bien todos los de~osxt 7 . r m = justificación, en
blemático, pues su postulac1on e g pestión adicional determinar el desconocimiento de una genealogía. Una de las formas en que se
el caso de la identidad se agre~ como ~ que cada ser humano es
significad o de ese concepto. SI1 '.dwru:ti
15 _dma°les la condición de posibi-
. e irrepe
úruco . tiºble, entonces
. a l en do de nuestro ser concret0
9 Leonor Arfuch, "Cómo se construye la identidad", en W . AA., Iden-
· gulandad en e1 mun , . tidad, construcción social y subjetiva, Buenos Aires, CONADI, p. 68 (en ade-
lidad de nuestra sm d' h singularidad se suele recurnr
en el mundo. Pero para asentar ic a lante ICS). (Consultar página intem et: http:/ / www.abuelas.org.ar).

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] 24 [
humana, la ciencia ~ponsable de cumplir con esta exigencia. Des--
ana es su participa- aparecidos los padres y siguiendo la cadena de las filiaciones, fue-
. aridad de la persona h~bón de una cadena ron las Abuelas -en 2° grado de filiación biológica- las que
manifiesta la particul de nosotros es un es or un \ado, y que
detentaron el derecho de llevar adelante el reclamo por la restitu-
ción en ella. ~daa':ºcon nuestros antec~o:d[de nuestros suce-- ción de los nietos. Esto hizo que la genética se viera ante el nuevo
que nos liga pas promesa de futuro en a crea la genealogí~ me- desafío de determinar el llamado "índice de abuelidad" . La eva-
nos proyecta co~ora bien, el vmcuio qu~o por las mstituciones luación de este índice vino a reemplazar a otros de uso más habi-
sores, por otro._ vÍJ'\culo cons~
. ante la filiación es un ""cia Lo Guid1ce: tual, toda vez que en la identificación de niños se contaba sólo con
di , . alabras de ~ información genética proveniente de la parte materna de la familia
·undicas.
) En P d be ser tratado
. --~' que e
t urovei_. •
·te asumir
en los casos de no encontrarse sobrevivientes de la paterna
. . .ón es un concep o . ción que peruu No obstante, este soporte conceptual de tipo biológico puede
La filia°: . . lítico de organiza . lo subjetivo. No
corno prmop10 pode ' ·o biológico, lo soo~ly •-~tituir la vida, despertar prejuicios en quienes no están dispuestos a aceptar sin
anúento r ·nstitu.U a. u"' d l más el componente genético, como prueba suficiente de atribución de
el anud . . la vida hay que 1 . nal· esto es obra e a
basta con nacer, , lo i_nstituoo . . ue recuerda filiación. De todos modos, la determinación de este nexo no debería
decir fabricar el vínCU el hilo de la vida q . al lo
es , ue hace sostener . rocuTa a lo soo llevamos a pensar que el problema de la restitución queda resuelto
genealogia q . ar en la especie y p (si es que hubiera forma de resolverlo, salvo en una simplificación
al sujeto su lug
• 10 \ perversa) con identificar al nifio apropiado para luego entregarlo a
hutnanº vivo. . ades nos remite a su familia original o a lo queda de ella; como si el acto de restitu-
. restitución de las i_de°;tldción fail'\i\iar. Sa~ ción consistiese sólo en la devolución del niño -considerado como un
En este sentido, l~ con él al de la mstitu f __..,,.c. y ha recibi- bien robado- a sus legítimos propietarios. Como observarán, aquí
d l filiación y ºd d. tintas ow...... l
problema . e a institución ha asutnl o iserdo a las épocas y a. as entra en juego un concepto de familia que no podemos ignorar,
mos que dicha lizaciones de ª':1' fines de explicar pues también ha sido defendido por la vieja jurisprudencia argen-
do diferentesahlconceptuaulta unprescindtble, a lodsl ·stetna de filia-
que res tura e s1 . tina. El camarista penal Leopoldo Schilirin reconoce que en los
culturas- De . ndu1·o a una rup os referiiflOS, es viejos textos de derecho aparece wi.a concepción autoritaria, nacio-
Piaoón co fa_:,;a al que n ..
por qué la• apro \ concepto de IILlll • ·dentificat a hi1os y nalista y patemalista de familia: "la fanulia es una entidad más o
ción, precisar
cuál es e
los criterios que nos y;-
.--.,nruten 1
socio-culturales, deu ~
decir, cuáles son do con nuestras pau sd Occidente, sólo const-
d
menos omnipotente y tiene el derecho a. reivindicar, en un sentido
casi patrimonial, lo que es suyo".12 A su vez, dicha concepción
a padres. De .ª°:1-e:os ·unclicos y políticos ~orrnación genétic~ de entra en cemflicto, en los casos judiciales de restitución, con posicio-
ras de los pnnop ll ue lleva parte de la . deración, la mvestiga- nes de corte individualista, las cuales conciben a la persona como
derarnos hij_o a aq~eA~orde con dicha ~?ns~ los desaparecido~ s~ una unidad aislada dotada de plena autonomía. Según esa visión,
sus progerotores. ueda de los hijos e a a uellos indiv1-
ción en relación a la;:!:; momento, a encontrar tes!. y fue la ge-
los actos de formación de identidad apa:recen como resultado de
decisiones racionales tomadas por un suj~to libre. Decisiones que no
orientó, desde un p ~.-,.ulo biológico de pa~en de identificación
ían un V u•~ téenlcas están marcadas en forma significativa por el pasado sino que obe-
duos que püSe de la aplicación de sus decen más bien a las circunstancias del presente. Es de prever,
nética, a través
t•ntonces, que tales presupuestos ejerzan alguna influencia en las
- IJll capttulo lll-
- - - - - - -_- -,,-El-d- erecho
- :• a la identidad"' : ng~es consideran
10 Alicia Lo Giúd1ce, fi :re que ciertos grupos ªfalniliar dado, sin que
12 Leopoldo Schiffrin. " la restitución: fund_amentos, situación actual Y
11 oaruel Corach re e criado pcr un grupo (Cfr "Identidad y an- ¡'lt'rspectivas", en [JI], capitulo VI.
"l-.no" a un individuo queb~sló<TtCOS de parentesco. .
•.., . vmculos 10 o -
por ello eXlStan ,, en U11 capitulo V).
tropología forense , ,
] 27 [
decisiones últimas según las cuales los jueces fallan en relación a la batarse? Sabemos que sólo se arrebata aquello que se posee, entonces
restitución o no de los menores a sus fanu•1·1as consan,n1ineas
t:,~• •
Esto. ¿cómo se devuelve lo arrebatado, si se trata de la identidad y ésta ya
explicaría -presuponiendo por supuesto que no ~a~ mala ~'d: no se posee? ¿Cómo se puede restituir lo que nunca se ha tenido? Y si
complicidad- las razones por las cuales algunos JU.nSlas qu - las identidades no pueden arrebatarse o sustraerse ¿qué se restituye?
fienden esta concepción individualista no puede~ entender por Este es el problema fundamental que subyace a la situación dramáti-
qué la familia biológica debe prevalecer en los pedidos de reStítu-
, reivm
· · d'icar un modelo
ca de los niños en los casos que venimos relatando.14 Quizá para
ción habida cuenta de que ello implicana aquellos que defienden la idea de la identidad como pura cons-
aut;ritario de familia. Como vemos, es a partir de lo cul~al _d esde trucción y, como tal, dependiente de las peculiares contingencias
donde se articulan las particulares relaciones entre lo Jurídico, lo de la existencia, saber que en el principio hubo una mentira, que
biológico y lo social. nuestros padres no eran los que pensábamos, es decir, los biológi-
Estas son algunas de las cuestiones fundamentales con que ~e cos, :1º modificaría demasiado lo que hemos llegado a ser, ya que
encontraron las Abuelas en la reivindicación de sus r~lamos e precISamente somos lo que somos en virtud de esa infausta contin-
justicia y para las cuales requirieron del apoyo sosterud~ de ':{1 gencia. Muchos miembros -bien intencionados- de nuestra sociedad
equipo de abogados que hicieran frente con argumentaciones e afirmarán que el peso del engaño en que fue criado ese niño es
distinto calibre a las resistencias mentales que operaban Y operan menor, comparado con el bien mayor producido por esos padres
aún en la ciudadanía y en particular en los jueces. Como ~n aporte sustitutos al haberse hecho cargo del estado de indefensión en que
.
en esta dirección, . de fallos JU
es la recuperación · d"
1c1a1es ~Jemplares
. se encontraban una vez desaparecidos sus progenitores. Así, pre-
que obraron como valiosos antecedentes para la elucidación de guntarse qué hubiese sido de la identidad de un niño secuestrado
nuevos casos. Uno de ellos es el del juez Petracchi, t~ma~o por de haber sido criado y educado por sus padres biológicos podría
Schiffrin para fundamentar su voto en un juicio de r~t~tución. En recibir como respuesta cínica, pero no por ello menos contundente:
un intento por superar la visión tradicionalista de far~ilia q~e ope- "hubiese sido otra".
ra como obstáculo conceptual, el juez Petracchi redunens~ona ~ Al respecto, cabe considerar que si la identidad es concebida
papel de la familia en sus aspectos creativ?s Y cons~rvativos, co_mo resultado de las construcciones que un sujeto hace de sí
definirla no desde su carácter patriarcal omrupotente sino mismo en virtud de autodeterminaciones individuales libres, de-
bemos reconocer que si en el origen hubo una mentira (de la cual el
como una institución cultural que al reproducirse, rep~o~u- sujeto no ha sido responsable ni tiene conocimiento), entonces no
ce la cultura del grupo, continúa la cadena de su tradición, es el que éree ser. Esa mentira sobre la cual se apoyarían sus cons-
desafía la tendencia desintegrativa presente en la natur~eza truc~iones posteriores, en ese hacerse a sí mismo, horada toda pre-
y apuesta por la renovacíón del proceso creativo de la histo- tensión de autoconocimiento y de decisión ética futura. Por otra
ria humana, habilitando a nuevas generaciones con el lega-
parte, si la identidad es pensada, en cambio, como producto de
do de las precedentes.IB
pu.ras determinaciones o construcciones sociales, es decir, que ex-
· 1'dentifi"cad 0 se produce ceden al individuo, el conflicto constitutivo básico que consistiría
Ahora bien, una vez que el menor ha sido
· · tencial, de recupera- t.'O la_ yuxtaposición o imbricación de construcciones diversas para
un largo proceso, que podríamos denominar exis .
ción o restitución de la identidad arrebatada. Pero ¿en qué consiste el rclenrse al origen del sujeto, se ve en este caso adulterado en la
acto de restitución de identidad? ¿Acaso las identidades pueden arre- 14
Cabe agregar que en algunos casos se trata de niños nacidos en cau-
tt verio cuyos padres se encuentran desaparecidos y por ello son entregados
13 Leopoldo Schlffrin, "La restitución: fundamentos, situación actual Y ••n ndopción a cómplices del proceso o, en casos de máxima aberración,
perspectivas", en (JI), capitulo VI. hwron inscriptos como hijos por los mismos torturadores de sus padres.

1 sr 129 r
medida en que una de esas construcciones representa, a modo de
simulacro, un origen que oculta una mentira y con ello un crimen. lo que queda, por así decir, mientras to .
dad f... J de algo que en , . do cambia, por 1a continw·-
Podría decirse que es precisamente en virtud de este conflicto que , s1 mismo no es ,
Ahora bien, reconoce ' mas que movimiento." 16
las Abuelas intervienen intentando llevar a la luz el simulacro, continuidad, no desde rme que soy el que cambia supone ya una
para que pueda asi ser condenado.15 · . un yo sustante dad d
siempre, smo como sujeto que se dice .º e una vez y para
antes de nacer. La contin' .d d y es dicho por otros incluso
III ui a es puesta 1 · '
como protagonista de d. en o dicho al colocarme
· un iscurso que n
siendo en un transcurn arra 1o que he sido y voy
Hasta el momento nos hemos referido a dos modos de concebir
~ue me constituyen, sie~i~ee:v;nza a trav~s ~e decisiones libres
la identidad: como esencia o como construcción, pero ambos como
libertad no es descont tu 1· orma prov1sor1a. No obstante tal
polos irreductibles. No obstante, advertimos que cada uno de estos •
1ustóricas ex a izada· se afir '
tanto individual , ma en las circunstancias
polos recoge en su distanciamiento un matiz reconocible de la iden- D , . es como colectiva
e aqw la unportancia d . s que me tocan vivir.
tidad, aunque ninguno en forma autosuficiente como para lograr su
dades vulneradas de los ru·~~;da de la restitución de las identi-
inteligibilidad. En efecto, desde la irreductibilidad no logran dar
pues no se trata de devolv/ 1 ~ de~~par_ecid~s en la Argentina,
cuenta de qué es aquéllo que permanece en el cambio como condi-
do" en la figura del hijo, co~; ; a~a b101ógica un "bien perdí-
ción para seguir refiriéndonos con sentido a la identidad y qué es
tampoco de suponer la imposibili~ d errón_ea~ente sostienen, ni
lo que cambia en lo idéntico, sin por ello dejar de serlo. Tal vez
el argumento de que ya no ha f a de restituir la identidad, con
debamos reformular estos sentidos y recuperar las dimensiones del no existe nada por reparar L y om1a de volver atrás y por ende
cambio y la permanencia como constitutivas de los procesos identi-
la continuidad de los relat~s ouque se trata_ de restituir y reparar es
tarios: por un lado el de la perseverancia de un ser idéntico a sí ran violentados en forma q e me constituyen antes de que fue-
mismo, y por otro, el del devenir que atraviesa toda existencia. Sólo a través del con . ?erversa por el terrorismo de Estado
Dicho de otro modo, debemos reflexionar acerca de la constitución l azos familiares y porocuruento de cuál f .
cons·1 . es ueron mis auténticos
de la identidad sin desconocer o diluir la tensión problemática · • ' gu1ente de la hi t ·
mscnpto es posible reconstituir un , . . s ona en la que estoy
entre continuidad y cambio, desde la intrínseca particularidad de un
cargo de la mentira No dev 1 a identidad que pueda hacerse
ser que se hace en la historia y con la historia. En palabras de Eduar- 'ó 1·b . e ar este secret btu
s1 n l Te en 1a constitución de 1 'd 'd o o Ta cualquier deci-
do Rinessi: "la pregunta por la identidad es entonces la pregunta por , a 1 enti ad d .
aun en aquellos casos de · t , pues a vertimos que
t -1- me os que optan .
arru ta apropiadora en lu d 1 por continuar con la
·d
m1 a es auténticamente 1·b
gar e a de los pad
.
¡
res, a decisión asu-
I re s1 es tomada d d 1
no desde la ignorancia El . . es e e conocimiento y
· • · conocmuento d 1 d
15 De esta manera, el reclamo de restitución nos conduce otra vez a la origen nos permite ree1aborar r . e a ver ad acerca del
necesidad de recurrir al derecho y éste último nos vuelve a mostrar el reconocemos narrados I y eon_entar los relatos en que nos
carácter problemático del derecho a la identidad, pues la restitución sólo de discurso nuestra vidacon e p~opós1to de poner en cierto orden
culmina con el reconocimiento por parte de la justicia del delito cometido
contra la persona y los derechos del niño. El joven o adulto cuya identidad
provisorios y nunca ternJn~~: e o dar cuen~a del sentido. Relatos
para saber quiénes somos En si, bque nos onentan en la pesquisa
es restituida deja de ser entonces "un desaparecido en vida", victima de · pa a ras de Arfuch:
un secuestro que ya lleva treinta años; un desaparecido que, a diferencia
de sus padres, carga con una dimensión existencial más trágica, la de no
saber que lo es, en otras palabras, la de ser un desaparecido aún para sf
núsmo.
16 Eduardo Rinessi, "Identidd
a y rupturas de la legalidad", en [ICSJ, p. 130.

]30 [
] 3J [
El nieto que se descubre, que está en la fase de la elecáón,
Por lo tanto . .
de poder asumir la historia, la vida, la cultura, la cotidianeidad ' nmgun proceso id · ·
arrebatadas, se encuentra en un punto de inflexión que supo- zarsl' desde el ocult . . entit,mu auténtico pued
•. amiento mtencio1 1 u I e rea li-
ne conflicto, pelea, enfrentamiento, pugna interior, entre la n s i:¡ ue me CUL'ntan aún antes de ha~r t' a~ na rraciones fomili.a-
marca de la estirpe legítima y la impostura a la que lo ha por otras que me sustraen de . hi . nacido, reernplazándo1
sometido el derrotero terrible de ta Historia.17 dome así en "un desaparecido lll.l st~na _como sujeto, convirtié;s
retomamos el carácter co tr par_a m1 m1smo". En ese sentido ~
d , n overs1al d ,¡ d h , s1
Al respecto, cabe aclarar que no pretendemos con esto sostener po namos afirmar que es el d t: erec o a la identida
que hay algo así como un relato verdadero acerca del origen, sino lle~ar adelante la indagación, co~r~~o que todos poseemos pa:!;
más bien mostrar que el interrogante acerca de él permanece siem- ~u1~nes somos, sin que nadie ocult squeda nunca terminada, q e
pre abierto. Es por ello que se toma grave todo caso en que se pro-
duce un m odo de filiación falso, pues la mentira clausura la
pregunta acerca del origen al instalar, paradójicamente, la preten- ya ~Oaños, en la restitución de las
;t .
~nd1spensables para poder realiza 1 e;s borre o subvierta los dat()s
unpostergabJe tarea que han em De esta manera, Ja árdua e
fd
n~1do las Abuelas, desde haQe
sión de certeza para ese relato. Sabemos que el relato sobre el ori- rec1dos, se vuelve fuente in entidades de los hijos de desa
gen constituye lo primordialmente "inverificable" para cada uno sólo una dilucidación del agotabl~ de reflexión que implica Pt'\-
de nosotros, aunque no por ello de aceptación irremediable. Pues
u 1 . . concepto smo b no
e as implicaciones éticas e histó . d , so re todo, hacerse carg..-..
lo "inverificable" es lo que posibilita, por un lado, la apertura de la neas e tal aberrac·. 10n. v

interrogación inacabada y, por otro, la búsqueda constante de las


garantías de aquéllo que pudiera ser "verificado". En este sentido,
la mentira que se instala al inicio de la historia de una vida se debe
constituir como relato único para seguir subsistiendo y a la vez
debe responder a las exigencias de lo verificable con otra falsedad,
mediante la desaparición u ocultamiento de pruebas.
Pero ¿de dónde proviene ese deseo de conocemos relatándo-
nos? Desde nuestra niñez surge la necesidad de ir configurando la
propia historia, que se nutre de los relatos de los adultos acerca de
nuestro nacimiento. De ese modo, podríamos afirmar que los apro-
piadores, toda vez que realizaron una sustitución de un relato por
otro, supusieron la eficacia de los procesos identitarios, pues re-
emplazaron una auténtica necesidad por otra, la propia: la de im-
poner al niño una construcción mentirosa de su identidad
(sustitución que deberá permanecer oculta, pues no hay modo de
justificarla éticamente). Así, la mentira sobre el origen imposibilita
la indagación abierta y nunca acabada de quiénes somos, pues no
admite interrogación alguna; admitirla supondria hacerse cargo
del horror que permanece oculto.

i~ ch,
,.,, . Eduardo Rinessi " ld tid
11 Leonor Arfuch, "Cómo se construye la identidad", en (JCS], p. 69. 1/CSJ, p. 131. ' en ad y rupturas de la legalidad", en

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