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Lenguaje de los medios de comunicación

-Unidad III-

Clase 7. Invasión Cultural.


Se pasó de “una interpelación del populismo que convertía a las masas en pueblo y
al pueblo en Nación”, a una concepción de los individuos como “consumidores que
si somos capaces de consumir lo mismo que los países desarrollados es que
definitivamente nos desarrollamos”.

Muraro (1987)

Al analizar los procesos de producción de sentido más que preocuparse por qué dicen
los medios, se atreve a una mirada no meramente crítica sino autocrítica en la que
puntualiza al menos tres limitaciones del modelo de Invasión Cultural.

La primera gran limitación es la propia denominación: hablar de invasión desde una


perspectiva clásica remite a la penetración por la fuerza de un país en otro, cuando en
verdad, no sería del todo adecuado llamar de esa manera al proceso de ingreso de
tecnologías y contenidos extranjeros, con la complicidad, convivencia y conveniencia
de los gobiernos de turno.
La segunda limitación que observa Muraro, es que hablar de Invasión cultural,
implicaría partir de la idea de que hasta el momento de la supuesta intromisión de la
cultura imperialista invasora, nuestra cultura se había mantenido pura, intocada,
inmaculada. En verdad toda cultura, no solamente la supuestamente invadida sino
también la supuestamente invasora es el producto de múltiples mutaciones,
transformaciones, entrecruzamiento, hibridaciones (palabrita que tomará mucha fuerza
la próxima clase). Como ejemplo contundente, cabe señalar que lo que llamamos
NUESTRO idioma para defenderse de la supuesta imposición de términos foráneos
ingleses, es el Español que en verdad es la clara resultante de un proceso cruento,
salvaje- nada virtual ni meramente mediático- y muy real, de Invasión Cultural. O sea
que lo que llamábamos NUESTRA cultura antes de la supuesta Invasión mediática
norteamericana, estaba muy lejos de ser la originaria, valga la redundancia, de los
pueblos originarios, siendo no solamente una mezcla de estas con la española invasora
desde el siglo XV, sino que también es influenciada por todos los aportes de las
inmigraciones de siglo XIX y principios de siglo XX, los efectos culturales de las
migraciones internas, de la conformación de los grandes conglomerados urbanos, etc. A
modo de ilustración, cuenta Renato Ortiz (un autor brasilero que leeremos en esta
Unidad más adelante) que lo que hoy caracterizaríamos como símbolos indiscutibles de
la cultura nacional y popular brasilera como el futbol, el carnaval y la música samba,
originalmente o no eran populares o no eran nacionales y eso es factible a través de un
largo proceso social de resignificación y apropiación.
La tercera limitación, la cual vamos a resaltar (y que queda muy clara en “Para leer al
pato Donald”), es que el modelo de la Invasión Cultural, concebía a los medios como
omnipotentes, con una capacidad manipuladora casi hipnótica y a los receptores como
pasivos y aislados, que asimilan la imposición del emisor por su simple exposición al
mensaje. Cuando hablamos del quiebre epistemológico que gestó particularmente
Martín Bárbero al proponer cambiar la mirada De los medios a las mediaciones, nos
referimos precisamente a la importancia de empezar a jerarquizar la recepción como un
proceso amplio, complejo, multidimensional, colectivo, que pasa por distintos
escenarios, que empieza antes y sigue después de la exposición al mensaje. En ese
marco lo que planteará Muraro, para sustentar la formulación de esta tercera limitación,
es que por supuesto en muchos casos el receptor coincide y acepta la propuesta del
emisor, en muchos otros rechaza y resiste y en algunas situaciones muy interesantes,
como los ejemplos que aporta de los pobres urbanos y las mujeres latinoamericanas, el
receptor incorpora y asimila propuesta del emisor pero para utilizarlas a favor de sus
propios intereses y en contra de los intereses del emisor.

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